VISITA A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA SOLEDAD
DE IRAPUATO
PROPIA PARA PRACTICARSE LOS SÁBADOS ES SU
TEMPLO Y ESPECIALMENTE EL SÁBADO SANTO
Dispuesta por Gabino Chávez, presbítero,
IRAPUATO. 1891
L/: Señor, abrirás mis labios.
R/: Y mi boca cantará tu
alabanza.
L/: Dios mío, entiende en mi ayuda.
R/: Apresúrate Señor a socorrerme.
L/: Jesucristo se hizo por nosotros
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz
R/: Por lo cual Dios le exaltó, y le ha dado un nombre sobre todo nombre.
ORACIÓN
Virgen sacrosanta, excelsa Madre de Dios, que después de haber sufrido con heróica paciencia los dolores más intensos en la crucifixión de tu Hijo amabilísimo, permaneciste fija, con inquebrantable constancia al pie de la Cruz, apareciendo allí como la verdadera mujer fuerte, y deshaciendo las obras de la primera Eva, que al pie de otro árbol vacilaba, y preparaba la ruina del mundo con su inconstancia. Yo te saludo Madre mía benignísima, y te doy gracias por esos tus inefables dolores, que por adoptarme como hijo sufriste, y porque reparaste con tu resignada obediencia las quiebras del paraíso, y porque aceptaste la muerte de tu Hijo divino, Santo e Inocente por salvarme a mí, delincuente é ingrato, y porque perdiste a la Luz de tus ojos, por restituirla a los míos, torcidos y ciegos, y porque quedaste en aquélla negra noche, y aquella lóbrega soledad, porque no perdióse yo a Dios, y me quedase solo sin su Majestad, en el abismo. Y ya que, en esta advocación tan tierna y misteriosa, has querido acompañarnos en tu Imagen en este templo, y llenar de beneficios a nuestro pueblo, y favorecernos visiblemente a sus moradores, librándonos de diversos azotes, y no dejando salir desconsolado a nadie que venga aquí a invocar tu angustiosa Soledad: te pido ahora por ella, Madre mía, que conserve yo la santa té en que be tenido la dicha de nacer y de vivir; que me resigne a estar firme y de pie junto a la Cruz de mis trabajos bajo cuya sombra está mi salvación; que me decida a separarme del mundo corrompido, y de las perversas compañías, aunque tuviere que sufrir las amarguras de la soledad, más bien que buscarme las tinieblas de la soledad eterna con la pena de daño en el infierno. Continúa, Señora, tu protección, a este lugar que tanto amo a ésta tu Imagen, y la venera con filial ternura, y la guarda como su más rico tesoro. Bendice á las castas palomas, que dulcemente anidaban en éste tu Santuario, y a las que una deshecha tempestad arrojó de tú lado: recibe esta visita que hoy he querido venir a hacerte sin cansarme de contemplar esa imagen dulcísima que conmueve siempre mi corazón, y arrastra tras de sí mis afectos. ¡Virgen de la Soledad! yo quiero salvarme, soy tu hijo, soy morador de éste lucrar que tú tanto amas, bendíceme ahora desde el cielo, y mírame con ojos de misericordia. Amén.
Se termina con tres Salves recitadas con amor y devoción, y la oración siguiente de la Iglesia:
Oh Dios en cuya pasión, conforme a la profecía de Simeón, una espada de dolor penetró el alma dulcísima de la gloriosa Virgen María; madre tuya concédenos propicio, que ya que hacemos memoria llenos de veneración de su transfixión y dolores, alcancemos el feliz electo de tu Santísima Pasión intercediendo para ello, los méritos gloriosos, y las súplicas de todos los Santos que fieles te acompañaron junto a la cruz, que vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
VIRGEN DE LA SOLEDAD: Ruega por nosotros.
VIRGEN DE LA SOLEDAD: Ruega por nosotros.
VIRGEN DE LA SOLEDAD: Ruega por nosotros
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