miércoles, 30 de mayo de 2018

TRIDUO AL SAGRADO CORAZON DE JESUS







TRIDUO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Para alcanzar la gracia que. se pide, procúrese hacer este triduo, comulgando los tres días o al menos el último. Puesto de rodillas delante de la Sagrada Imagen del Sagrado Corazón de Jesús y después de persignarse, se dirá la siguiente:


ORACIÓN PREPARATORIA
Alma mía, suave aliento de la Omnipotencia a quien adornara con las riquezas de la memoria, la grandeza del entendimiento y la hermosura de la voluntad; despierta y oye el eco dulcísimo del verdadero amor que interrumpe tu pesado sueño. Alma mía, ¿estás triste? ¿tienes pesadumbre? ¿sientes dolores? Levanta los ojos y mira a la misma alegría de los ángeles que llama a tu puerta para consolarte: que te busca para darte contentos; y viene cuando estás más sola y sumergida en la aflicción. Yo soy el Corazón de Jesús te dice: «Soy la misma bondad, la sabiduría, la gracia, la salud y cuanto tú deseas: ámame y sin que tú me pidas, te daré cuanto quieras; ámame y te daré una porción del reino que poseo ¿permanecerás como las nenas sin movimiento, sin voluntad, después de Oír tan amoroso convite? ¿te resistirás al llamado de un buen padre? tienes vergüenza? deséchala y corre a sus brazos, ¿estás cargado de pecados? llégate a sus pies, arrójate a ellos, pídele perdón y te dará la gracia; en grandioso banquete te nutrirá con los manjares de fortaleza. Sí alma mía, Jesús ansia por tí, Jesús te llama, Jesús te busca: quéjate y serás rica; pide y recibirás…


ORACION A LA SANTISIMA VIRGEN
Madre amorosísima del Sagrado Corazón de Jesús, yo soy indigno de levantar la voz para hacer una petición a tan alta Majestad; y, sin embargo, tengo necesidad y nadie me la puede socorrer más que Aquel que nació de tus purísimas entrañas. ¡Ay dulce consuelo mío! mi corazón está marchito por la pesadumbre, y mi frente se inclina a) peso del dolor. Yo busco de Jesús los favores, pero soy pecador y no puedo usar de la franqueza de los bienaventurados; pero tú, que eres refugio de pecadores, oye mis plegarias y haz que se acerquen al Sagrado C. de Jesús, para que, movido á compasión, perdone mis faltas y oiga que le pido por tu amarga soledad, que remedie las congojas que en este triduo le expondré, en memoria de las tres horas que sufrió en Cruz. Óyeme Señora, y pide por quien lleno de confianza te dice: Ave María.

Se reza una Ave María y gloria, y en seguida el siguiente:


ACTO DE CONTRICIÓN
Corazón adorable de Jesús; el último de vuestros hijos y el primero de los pecadores se encuentra delante de Vos con grande necesidad y temeroso de pedir el remedio de ella. Mucho tiempo he sufrido mis martirios, y en silencio he pasado las horas bebiendo por ello el llanto, de atreverme a pedir consuelo. Pero yo ya estoy cansado, ya no puedo resistir más lo amargo de mi dolor; y aunque veo la justicia con que padezco, al fin estoy de rodillas diciéndoos como el profeta: "Delante de tí he pecado, y todo lo malo he hecho delante de tí... Atended Dios mío, que entre gemidos se escapa de mi alma la voz del arrepentimiento, y juzgadme según es vuestra infinita misericordia, Es verdad Señor, que más de una vez he quebrantado mis propósitos: que entregado a los desvaríos y excesos del mundo, me encerré en un círculo de vicios, siendo tipo de orgullo, foco de vanidad, modelo de perversión: es cierto que olvidé tus preceptos y menospreciando la virtud, desoí los repetidos gritos de mi conciencia; es verdad Dios mío que provoqué vuestros enojos, y que entre mis maldades, pude haber rodado alguna vez a los infiernos: y vos, ¡oh pacientísimo Jesús! diciéndome a cada paso y en donde quiera. Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón. Todo es cierto Señor; pero también es verdad que sois grande, generoso y compasivo; hechos que acreditan mi existencia a pesar de mi maldad: porque ¿qué os obliga a guardar una miserable vida? ¿qué os detiene para no pulverizar una porción de tierra? ¿qué esperáis de la misma nada, o de una criatura que produjo el pecado? ¡Ah, Dios mío! yo veo que me amáis, y que por toda recompensa, con mis acciones os he dicho como Luzbel ¿quién como yo? ¡Infeliz de mí! hormiga despreciable vil y asqueroso gusano, ¿qué pretendí? ¡Ah Señor! castigad, herid, quemad y cortad; destruidme y aniquilad a quien tanto os ha ofendido, aunque yo quisiera la vida, para aplicar vuestros prodigios, hacerme vuestro esclavo de gratitud. Por eso estoy aquí, como el ciego de Jericó diciéndoos como él: Jesús hijo de David, tened misericordia de mí «Yo soy, Longinos, el mismo que os hirió, pero ya tengo luz en mis ojos y he visto que pequé: pequé como la Magdalena, y heme aquí regando mi llanto, deshaciéndome en suspiros. Acordaos que sois la resurrección, la vida, y resucitadme como a Lázaro; perdonadme como a la mujer adúltera, vivid en mi corazón como vivisteis en el corazón de Santa Gertrudis, para vivir en vos con vos y por vos; y si este ruego soy indigno de alcanzar, desde ahora me humillo alabando vuestra santísima voluntad, é inclino la cabeza, suplicándoos al menos aceptéis que desde hoy lleve el honroso título de indigno esclavo del Corazón de Jesús, tomándoos por modelo, entregándome todo a vos en quien espero el remedio de tantas necesidades que me afligen, y una muerte feliz y dichosa, para alabaros eternamente en el cielo. Amén Jesús.

En seguida se reza el siguiente



DIA PRIMERO
Vuelto a tus pies ¡oh Sagrado Corazón de Jesús! vengo a mostrarte el mío seco y marchito por la amarga pena: vengo a quejarme ¡Jesús mío! y a pedirte el remedio en mi aflicción como que eres mi amoroso Padre, mi refugio, mi consuelo y mi esperanza. Mi tribulación es justa y no conforme a lo que merezco por mi maldad; pero ya no puedo resistirla, aunque mi espíritu está conforme con tu santísima voluntad. Templa, Señor, tus enojos y mira que, en medio de mi pequeñez, reconozco tu grandeza; mira centro de bondad, que te pido con fé, y que puedes darme el consuelo que te pido ¿me oyes Jesús mío? ¿me levantaré sin tus favores? No, no mi amoroso Padre, socorre mi necesidad por aquella que experimentó la Santísima Virgen al pie de la Cruz, por su dulcísimo nombre, por tí mismo, y finalmente, por caridad. Amen.


Se hace la petición, en seguida se reza lo siguiente:

Jesús mío: muévaos á compasión mi dolorida queja. Padre nuestro y gloria.
Esperanza y refugio mío; oíd mis lamentos y dadme lo que os pido. Padre nuestro y gloria.
Señor vuestro siervo llora, y está a vuestros pies. Padre nuestro y gloria.
Único amparo a quien me acojo, no cerréis las puertas de vuestro corazón en los momentos que llama un pecador. Padre nuestro y gloria.
Socorro Señor, socorro pide un infeliz, no se lo neguéis, Padre nuestro y gloria.


Se concluye el día con las siguientes:


SÚPLICAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Oh Corazón sagrado
Manantial de protección,
En tí Señor lie confiado
¡No desprecies mi oración!

Remedia Dueño adorado
Mi amarga tribulación,

Mírame Señor postrado
En la amarga decepción.

Estoy de penas cercado
Tengo duelo y confusión.

Mi espíritu aprisionado
Ya sé extingue de aflicción.

A tí Jesús he buscado,
Como paz del corazón.

Tus manos me han prodigado
Tesoros de salvación.

Muchas veces te he llorado
Por menos tribulación

A tus pies arrodillado
Espero hallar con pasión.

No, no lo desprecies Señor
Por tu nombre, o por piedad
Atiéndeme por favor
Y mira que un pecador
Te pide esta caridad.



DIA SEGUNDO
¡Oh Corazón Sagrado de mi buen Jesús! ¡Con cuánta confianza vengo a vuestros pies! y con qué entusiasmo os grito ¡Señor! ¡Señor! llamo a vuestras puertas como el infeliz peregrino. Soy oveja de vuestro rebaño, Señor, Señor ¡oídme por piedad! abridme vuestro corazón que traigo la insignia de la cruz y el sello de vuestra sangre. Señor, Señor, soy el hambriento que os pide el pan de consuelo, y una gota de agua del piélago de vuestras misericordias, ¿me oís? llamo una vez, y otra más, y no abrís aquel raudal de tesoros para tomar la porción que tomara una hormiga, un gusanillo, o el más diminuto reptil. !No! no me dejéis perecer en mi necesidad que en humilde recompensa os daré ¿qué os daré si nada tengo? qué queréis que os dé cuando vengo a pediros? Nada tengo, nada soy, nada valgo; pero si algo encontráis en mí, tensadlo, yo os lo ofrezco, así como esta miserable vida que respiro; y los mayores sufrimientos, penas, congojas, contentos y martirios que me tengáis preparados en este valle de lágrimas. Sí, Dios mío; á vos pertenezco, y á vos toca prodigar el consuelo que os pido. Quitadme este dolor que amarga mi existir, destruid con sola vuestra voluntad esta pena que me aflige, y dadme la tranquilidad que busco. Si esta petición no es conforme con vuestros altos designios, haced en mí lo que os plazca, atormentadme más y más, hasta extinguir mis culpas, merecer el contento de haberme purificado, en esta vida para merecer en la otra. Amen.



DIA TERCERO Y ULTIMO
Amorosísimo Corazón de Jesús, aquí estoy de nuevo con mis quejas y lamentos, para instaros otra vez Señor, y pediros socorro en mi necesidad. Yo bien sé que más os agradan las querellas del pecador que las más ricas ofrendas: yo bien sé que quedáis más bien complacido con los suspiros de la oración que con el canto de las aves, los preludios, de la orquesta, los olores de la flor: yo por fin, comprendo la ternura á que os mueve el alma más afligida y la criatura agonizante en la aflicción; por eso vengo ¡oh Corazón de Jesús! á derramar mi lloro a vuestros pies y a pediros a gritos el dulce consuelo que busco. Corazón de Jesús, oídme por aquella amargura que experimentasteis en el huerto de Getsemaní; por los tormentos que os afligieron tanto en la última cena; por aquel trance fatal que se verificó en la calle de la Amargura encontrando a vuestra Santísima Madre Basta de aflicción Dios mío, basta de duelo; y tened misericordia de ésta humilde criatura, por vuestro dulce corazón: por el corazón de las vírgenes que viven consagradas á vos; por el corazón de los niños que se aduermen en la gracia; por el virgen corazón de Santa Gertrudis que tanto amasteis; y finalmente, por el dulcísimo corazón de María Santísima. Sí Padre mío amorosísimo compadeceos de mis ruegos, moveos al oír mis súplicas, ved mis llantos de dolor, y haced que mi voz ya no sea de desconsuelo ni de quebranto, sino que continuamente se deshaga mi lengua en fervorosas exclamaciones de gratitud, y que viva siempre amándoos, reconociéndoos y suspirando por la feliz morada del Corazón de Jesús. Amen.



EJERCICIO DE LAS INSIGNIAS AL CORAZON DE JESUS







EJERCICIO EN HONOR DE LAS INSIGNIAS DEL SACRATISIMO CORAZON DE JESUS


L/: Señor abrirás mis labios.
R/: Y mi boca anunciará tu alabanza.

L/: Dios mío entiende en mi ayuda.
R/: Apresúrate, Señor, a socorrerme.
Gloria al Padre…


ACTO DE CONTRICIÓN
Adorable Redentor mío, que de la Magdalena dijisteis habérsele perdonado mucho, porque había amado mucho: ¡quién pudiera amaros con amor ardentísimo a fin de obtener el perdón de mis gravísimos pecados! ¡Quién pudiera tener un corazón fino, tierno y generoso, que solo palpitase de amor polvos, y se encendiese cada día en mayores ardores, y lograse ver extinguidas en vuestras santas llamas todas sus culpas pasadas, con sus presentes faltas y sus tristes infidelidades! Yo, Señor, nada puedo sin vos, pero vuestro dulce Corazón todo lo puede: su cruz me dice, que sufre con paciencia el peso de mis pecados, porque me ama; su corazón me j indica, que aunque lo he coronado de espinas, siempre me ama; su herida testifica, que si yo traspaso ingratamente el sacrosanto costado, él quiere abrirme y tenerme siempre patente un asilo seguro donde refugiarme de las iras del Padre; sus llamas me muestran cómo vino a traer fuego a la tierra, y nada desea tanto como que se encienda en los corazones, y se propague por todo el universo. Perdonadme, pues, Señor, por vuestra cruz, la pesadez de mis iniquidades, mis impaciencias, flojedad y negligencias; por vuestra punzante corona, perdonad los pensamientos indignos con que he clavado vuestro Corazón, y las punzantes palabras con que haya herido a mis hermanos; por vuestra profunda herida, curad las heridas de mi alma, y perdonad las que haya hecho a mi prójimo con mis injusticias; por vuestras ardientes llamas, perdonad la tibieza de mi fe, y encended en su fuego mi pobre corazón. Limpiadme, Jesús mío, purificadme, consumid las manchas de mis culpas con los ardores de vuestro amor, y mandadme ahora todas las penas y todos los castigos, con tal que me libréis de la espantosa desgracia de ofenderos, y de la inmensa desdicha de perderos eternamente. Amén.


INVOCACIÓN
Corazón de Jesús, que quisisteis aparecer a los ojos de los hombres, en estos últimos siglos, con cuatro insignias misteriosas, que nos mostrasen vuestro amor y vuestros dolores, y que nos iniciasen en los misterios de vuestra ternura infinita para con nosotros; dejadnos acercar llenos de amor y de respeto a este signo sagrado, permitidnos tomar algunas lecciones en esa escuela soberana, sacar aguas de gracia de esa fuente saludable e introducirnos a esa morada celestial siempre abierta a nuestro refugio. Dadnos luz para distinguir los divinos arcanos que encierra vuestro Corazón adorable, que vos mismo quisisteis se pintase con sus conmovedoras insignias. Y que nuestro entendimiento más y más os conozca, y nuestro corazón más y más os ame, y nuestra alma más y más con vos se estreche, ¡oh amor mío, y mi único Bien para siempre! Amén.



PRIMER DIA
¡Cuánto me admiro, y me complazco, oh Jesús, dulce dueño de mi alma! cuánto me consuelo, cuando me pongo a venerar vuestro Corazón Divinísimo, al considerar que vos mismo nos lo habéis dado a conocer por vuestra sierva Margarita, haciendo de nuevo, ahora que estáis en el cielo, ¡el oficio de maestro que tan bien practicasteis en la tierra! Todo, todo lo habéis dispuesto vos por vos mismo: las prácticas con que habíais de ser honrado, el día de cada mes que os había de ser consagrado; el día de cada año, en que debía de celebrarse una fiesta en honor de vuestro Corazón adorable, y en fin, hasta el  modo y la traza con que se había de pintar, rodeado y penetrado de insignias admirables, emblemas de dolor y de amor, signos prodigiosos de donde deberíamos sacar rayos vivos de luz para nuestra mente, y fuentes copiosas de gracias para nuestro corazón Gracias, Señor, por tan grande bondad y por tanta fineza! Haced que sepamos aprovecharnos de ellas, y merecer las copiosas bendiciones que tenéis prometidas a los amantes de vuestro Corazón, y aun a las imágenes que nos. le representan. Mas decidme, Amado y Señor mío: ¿qué nos indica la cruz que carga vuestro santísimo y amante Corazón? Porque la cruz es llevada sobre los hombros, y el corazón parece muy estrechase para alzarla, y muy débil entraña para soportar su peso sin ser despedazado Mas ya entiendo, Jesús mío, que el llevar la cruz sobre vuestro Corazón, quiere decirnos: que cuando la llevasteis unas horas sobre los hombros, en el camino del Calvario, ya la habíais llevado treinta y tres años en el alma; desde el primer instante de la Encarnación, se os propuso el gozar, y escogisteis el padecer, desde la primera palpitación de vuestro Corazón adorable en el seno de María, vuestra Madre, ya habíais dicho: heme aquí que vengo para hacer ¡oh Dios mío! vuestra voluntad, y bien sabíais que esa voluntad era, que redimieseis con vuestra sangre al género humano, y a ella fuisteis obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Así, Dios mío y amor mío, la cruz estuvo en vuestro Corazón desde el momento en que fué formado: la cruz fué vuestra expectación gozosa, vuestro deseo incesante, vuestra delicia suspirada; podemos decir que cuando la llevasteis a cuestas desde el Pretorio, no hicisteis más que trasladarla a vuestros hombros lastimados, arrancándola del Corazón ardiente, o por mejor decir, la llevasteis por fuera fin dejarla por dentro, para mostrar el indecible amor que le teníais. Y ahora. Señor, nos la mostráis también sobre el Corazón, como para decirnos, que aun allá en el cielo, donde estáis inmortal, impasible y glorioso, no le habéis perdido el amor y el cariño, y os preciáis de ella, como de las llagas que en ella recibisteis. Mas ¡cuántas cosas me enseña, oh Corazón divino, vuestra cruz! Enséñame que, para ser discípulo del Salvador, no debo rehusar tomar la cruz, y que debo ir en vuestro seguimiento; que debo llevarla con caimiento, con fastidio y con tristeza, y vuelta al suelo la cara como quien lleva un peso a las espaldas, sino mirando al cielo, sirviendo al Señor con alegría, y mostrando a todos la suavidad de su yugo y la ligereza de su carga; que no debo huir la cruz, sino buscarla, o al menos recibirla gustoso cuando venga; que no debo mirarla con horror ni aborrecerla, sino llevarla con amor y regocijo; que no he de pretender dejarla ni arrojarla, sino llevarla al corazón siempre clavada, donde no pueda entrar ninguna mano a arrancarla. La cruz me enseña también, que, si quiero amar de veras a Jesucristo, si quiero unirme á EL, si quiero poseerle, debo también amar su cruz y estrecharme con ella, pues de su Sagrado Corazón es inseparable. ¡Oh mi Jesús, y cuán lejos estoy de seguir estas santas lecciones! cuán poco dispuesto me he hallado a practicarlas! Huyo de la cruz como de un árbol maligno, siendo ella el verdadero árbol de la vida: quiero seguiros con Pedro y Santiago hasta el Tabor, pero no con María vuestra Madre y con Juan hasta el Calvario; quiero estrechar mi corazón contra el vuestro, pero me espantan los brazos de la cruz que enarbola, y temo lastimarme a su contacto: si no soy enemigo declarado de la cruz como aquellos de los que habla vuestro Apóstol, tampoco soy de sus francos y leales amigos. Toda pena me asusta, toda tribulación me abate, todo sufrimiento se me hace insoportable. Remediadme, Salvador mío; que el amor que yo tengo a vuestro santo Corazón y que vos mismo me habéis dado, me haga amar igualmente a la cruz que sostiene, y que parece formar con él un solo cuerpo. Hacedme llevar con paciencia las cruces de la vida, para gozar en la gloria de las delicias que allí difunde vuestro Corazón adorable. Amén.

Se rezarán tres credos, y al fin de cada una la siguiente:

JACULATORIA

L/: Corazón de Jesús, con la cruz atormentado
R/: Haz que el mío, con la cruz sea aligerado.




SEGUNDO DIA
Ya vengo hoy a miraros, Rey mío y Señor mío, con esa preciosa diadema que, como una corona, rodea, no solo ya vuestra cabeza, sino vuestro divino Corazón. Mas si la corona es señal de realeza; ¿por qué no ostentáis una diadema de esplendor y de gloria, o al menos una corona de oro y de piedras preciosas? Si así las ponéis, Señor, en la cabeza de los santos, vuestros siervos, ¡cuánto mejor y más preciosa no le conviene a vuestro deífico Corazón! Mas ¡qué digo, dulcísimo dueño de mi alma! ¡qué humanamente discurro! ¿No sois Vos quien en vida no quisisteis llamaros Rey, pues que huisteis y os escondisteis de las turbas conmovidas que como Rey pretendían aclamaros, y que, no obstante, en el día de vuestra muerte confesáis ante Pilato vuestro reinado, y queréis que aparezca, a pesar de la mala voluntad de los fariseos, hasta en la inscripción de vuestra cruz? ¿No sois vos quien quisisteis mostraros Rey de veras, y revestir las insignias reales, cuando vuestros verdugos os saludaban y os trataban como á Rey de burlas? Sí, adorado Redentor mío; no quisisteis ser Rey terreno, porque vuestro reino no es de este mundo; sois por naturaleza Rey inmortal de los siglos a quien se debe honor y gloria: sois Rey de los reyes, y Señor de los señores; el Señor, a quien dijo el Señor, vuestro Padre: siéntate a mi derecha, mientras voy poniendo a tus enemigos por escabel de tus pies; pero queríais ser también Rey de dolor y de amor, y por eso lleváis la cruz como cetro, y la corona de espinas como diadema de la dignidad real: queréis ser el Rey de los corazones, y poros o lleváis en vuestro Corazón las insignias reales. Ya desde el instante de la Encarnación, os había coronado María, vuestra Madre Inmaculada, con la humana naturaleza, como con una blanca diadema, y ese fué el día de vuestros desposorios, pues a la divinidad se unió en vínculo indisoluble la humanidad, y ese fué el día de la alegría de vuestro Corazón, que escogió una esposa tan tiernamente amada. Mas como no solo la amasteis, sino que os entregasteis á Vos mismo por ella, y os entregasteis a la prisión y a las cárceles, a los azotes y a las espinas, a los verdugos y a la cruz, por eso sois un Rey, no solo de amor, sino de dolor, y por eso os conviene muy bien esa corona, que con su verdor indica la lozanía de vuestro amor, y con sus agudas espinas vuestros punzantes dolores. María os coronó con diadema de amor, y nosotros con diadema de dolor: ella os rodea con una corona blanca y pura, y nosotros os cercamos de agudísimas puntas de ingratitudes pecados: ella es la Madre del hermoso amor, y nosotros somos los hijos de vuestras penas y dolores Reinad pues, oh Corazón real, sobre nuestros pobres corazones: reinad por vuestro amor y ternura sobre nosotros; pero reinad también por vuestros dolores y tormentos: haced que participando de esa corona que os rodea, no solo sintamos la frescura de sus ramas, sino también las punzadas de sus espinas: dadnos a conocer que el padecer por el amado es la mayor prueba de amor que puede darse, y que debíamos andar gozosos y reputarnos dichosos, como los sagrados Apóstoles, cuando fuésemos dignos de padecer contumelias ante las reuniones de los hombres por vuestro santo nombre. Haced que en estos tiempos en que la impiedad y la persecución os coronan de nuevo de espinas en vuestro cuerpo místico, no queramos nosotros vuestros hijos, andar coronados de rosas: que nos enamoremos de esas espinas, que con el contacto de vuestro Corazón se truecan para nosotros en suavísimas rosas, y destilan de sus puntas el bálsamo aliviador de vuestra sangre. Que vuestra corona preciosa, símbolo de lucha y de victoria, pues vencisteis al pecado y a la muerte, y al demonio y al infierno, nos ayude a triunfar de nuestros terribles enemigos; que vuestra corona, de sacerdote y de pontífice, pero llena de espinas, porque también sois víctima del sacrificio, nos enseñe a sacrificarnos a nosotros mismos y a ofrecernos como un holocausto, inmolado con el cuchillo de las persecuciones y quemado en el fuego de vuestro amor, Que vuestra corona triunfal y gloriosa, nos lleve algún día a aquel reino dichosísimo, donde las amarguras se trocarán en suavidad, y las penas en delicias, y los llantos en sonrisas, y las espinas de la vida presente, en las flores inmarcesibles de la gloria. Amén.

Se rezarán tres credos, y al fin de cada uno la siguiente:


JACULATORIA

V. Corazón de Jesús de espinas coronado
R. Haz que el mío, con tu corona sea ensalzado.




TERCER DIA
¿Por qué no dijo el Evangelista, que el soldado hirió o atravesó vuestro costado, sino advierte que lo abrió? usó de esta despierta palabra, como dice vuestro siervo Agustino, para mostrar grandes misterios; pues esa herida, que penetrando hasta el Corazón, también le abrió, es como la puerta de la vida, antes cerrada, y desde entonces patente a todos los que quisieren entrar por ella. Sí, dulce Jesús mío, dos dichosas puertas nos abrió aquella lanza: la puerta exterior en vuestro sacratísimo costado, y la puerta interior y secreta en vuestro amantísimo Corazón: la una, que es como la gran puerta del atrio del templo, por donde entra la multitud, la otra, puerta de la más íntima habitación, donde penetran los amigos más queridos. Mas no solo vuestro divino Corazón nos fué abierto como el palacio de la vida, sino también como una fuente de cristalinas aguas. Las fuentes solían estar cerradas y aun selladas; pero esta fuente es la que estaba anunciada por un Profeta cuando decía: habrá una fuente patente en la casa de Jacob, para ablución de los pecados y de las manchas, patente y no cerrada, patente y no escondida ni secreta, para poder tomar todos de sus aguas, y refrigerar la sed de nuestras almas, y limpiar las culpas y pecados, y regar los áridos terrenos de nuestros corazones. Vuestra herida está también abierta, porque vos sois, oh Corazón divino, el arca real que contiene todos los tesoros del cielo. Vos sois, como dice vuestro Apóstol, el heredero riquísimo del Padre, porque todos sus tesoros y riquezas os pertenecen, y no las queréis tener reservadas ni escondidas, sino que queriendo comunicarlas a los hombres vuestros hermanos, dispusisteis que la lanza del soldado, como una llave maestra, nos abriese el arca sagrada de vuestro pecho, y el arca más guardada de vuestro Corazón, para que podamos fácilmente enriquecernos, y hacernos dueños de las riquezas inefables que contiene; y no menos puedo decir que vuestro Corazón, en el huerto de vuestro pecho, se entreabrió como una rosa nacarada, cuyo aroma hace correr tras de Vos a las almas amantes, que encuentran en ella, con el suave olor de vuestros ejemplos la miel de vuestros celestiales consuelos. Y a esa rosa rubicunda se acercaba vuestro siervo Bernardo, y con entusiasmo la saludaba, y le entonaba dulces himnos, diciéndole inflamado: ¡salve blanda abertura, más que la rosa nacarada; salve, oh encanto de las almas; salve, ¡oh saludable medicina! Mas ¿qué queríais vos, significar, Dios mío, cuando invitabais a la esposa de los cánticos diciéndole: levántate, amiga mía, hermosa mía, paloma mía, y ven: en las hendeduras de la piedra, en la caverna del cercado, muéstrame tu semblante y haz resonar tu voz en mis oídos, ¿porque dulce es tu voz y agraciado tu semblante? ¿Cuáles son esas hendeduras de la piedra, y esa caverna del cercado, en las cuales su voz os parece tan suave, y tan hermoso su semblante? Vuestro Apóstol nos lo declara cuando dice, que la piedra era Cristo, y así comprendemos que las hendeduras de esa piedra son las heridas de los pies y de las manos, y la caverna del cercado, es la llaga del costado abierta entre los huesos que se pueden contar todos, como pueden contarse las piedras de un cercado. Y pues cuando el alma deja oír su voz en esa maravillosa caverna, su acento os es dulce, y cuando allí a pediros se presenta, su semblante os es hermoso: y pues deseáis tanto que os pida, que la invitáis a ello con tan amorosas palabras, dejad, Señor, que mi pobre alma, como paloma extraviada, venga a este nido de amor, a haceros oír sus quejas y gemidos. Lejos estoy de la vida, Jesús mío, dejadme entrar por esa puerta abierta a encontrarla en su plenitud; manchada estoy y sucia con mis culpas y pecados: permitidme acudir a esa fuente de aguas vivas para lavarme y purificarme; pobre me encuentro de buenas obras, escasa de méritos, y vacía de virtudes: concededme el que me acerque a esa arca tan colmada, para remediar mí indigencia y enriquecer mi pobreza; hedionda está mi alma con el mal olor de sus iniquidades y miserias; consentid que me acerque a esa rosa rubicunda, a respirar su purísimo aroma que me embalsame, y á libar su néctar delicioso que me dulcifique; vagabunda camino, sin hallar la dicha que busco por todas partes, y sin tener en que reposar mis inquietos deseos: dejad que unida a vos, y perdida en el dulce nido de vuestro abierto Corazón, pueda cantar agradecida: ¡Oh y cuán amables son vuestros tabernáculos, Señor de las virtudes, ansia y desfallece mi alma en los atrios del Señor; porque el pajarillo ha encontrado una guarida, y un nido la pobre tórtola donde poner sus polluelos. Vuestros altares, ¡oh Dios de las virtudes, Rey mío y Dios mío!  Sí, Jesús mío; porque en los altares está la Eucaristía, y en ella estáis vos todo entero, y en ella vuestro amante Corazón. Él sea mi morada, mi asilo y mi refugio en el tiempo y en la eternidad. Amén.

Se rezarán tres credos, y al fin de cada uno la siguiente:

JACULATORIA

V. Corazón de Jesús, por la lanza traspasado,
R. Quede en el tuyo, el mío, purificado.




CUARTO DIA
Aquellas llamas que sobre el horno de Babilonia se extendían, y que por dentro llenaban de alegría a los tres niños y los recreaban con admirable suavidad, símbolo son de las llamas, dulce Jesús mío, que veo arder sobre vuestro Corazón, horno ardiente de caridad, que devora a los que se le acercan, y conforta y recrea dulcemente a los que entran á su seno. Vos mismo dijisteis que habíais venido a traer fuego a la tierra, y que nada queríais como que se encendiese. Paréceme, Señor, que vuestro Corazón es como la antorcha ardiendo, con la cual vais pegando ese fuego divino, y encendiendo a las almas y prendiendo en los corazones. En otro tiempo pedía a Dios el profeta David que tomase venganza de tus enemigos, arrojándolos como el viento una paja delgada, y devorándolos como el fuego que abraza las selvas y como las llamas que prenden en los montes y consumen su verdor y sus pastos. Tal quería que fuese la prontitud y lo terrible de su castigo, como una tempestad de ira que los sumergiera. Mas entonces era la ley del temor, publicada entre truenos y rayos; mas ahora, en la ley del amor, con otro fuego seguís vos a vuestros enemigos: con otras llamas mu y distintas corréis á abrasarlos: en otra tempestad, no de ira, sino de misericordia y de perdón, pretendéis anegarlos; con esas llamas color de oro encendido que lleváis en vuestro Corazón, como con una tea causadora de celestes incendios, vais pegando fuego a las selvas y a los montes, es decir, a la multitud de almas sencillas, al común de los fieles que arden en la devoción a vuestro Corazón adorable, y que por su número incontable son como los árboles de las selvas; y a los montes, que son las almas fervorosas y elevadas, que como más altas y á vos más cercanas, participan mucho más de vuestros divinos ardores. Pedro, calentándose a las llamas en el atrio del Pontífice, perdió el calor del corazón, y fríamente os negó por tres veces, porque las llamas del mundo, si encienden las malas pasiones, y excitan los perversos deseos é inflaman la concupiscencia, al mismo tiempo hielan el corazón para las cosas divinas, y nos preparan horribles caídas; mas el alma que se acerca a calentarse en vuestras llamas divinas, ¡oh ardentísimo Corazón! enfriase para las cosas de la tierra, pero enciéndase en deseos celestiales, limpiase como el hierro al convertirse en acero, haciéndose fuerte para el sufrimiento, resistente al peso de las penas y flexible para ser trabajada por vuestras manos poderosas. En ese doble haz de llamas que salen de vuestro santo Corazón, se encienden las almas en el doble fuego de la caridad para con Dios y para con el prójimo, y ardiendo en esa flama, admiran a los hombres y aun a los ángeles con el espectáculo de sus virtudes. En esas llamas se inflamaba Bernardo, que exhalaba no menos fuego que dulzura con sus palabras; en esas llamas se abrazaba Francisco de Sales, aprendiendo a hacer amar la devoción en los palacios, y escribiendo la historia y los progresos del amor divino; a la luz de esas llamas aprendía Teresa de Jesús la doctrina celestial que reboza en sus libros; al contacto de esas llamas se consumía la Bienaventurada Margarita, la fiel discípula, la tierna amante, y la ardorosa promotora del culto y devoción de vuestro Corazón adorable. Dejad que yo también me acerque hacia esas llamas, dulce amor de mi vida, permitid que descalzándome con respeto, de los terrenales afectos, me acerque, como Moisés, a contemplar esa visión misteriosa: aplicad a mi pecho esa antorcha sagrada para que su fuego penetre el interior de mi alma: haced que ese faro de luz eterna, alumbre mi camino y me dirija en el mar tempestuoso de la vida, y permitidme que entrando devotamente en ese horno de rebosantes llamas, entone como los tres jóvenes hebreos, el himno de amor y gratitud, invitando a las criaturas todas del cielo, y de la tierra a bendeciros y alabaros por los siglos. Sí, Dios mío y Señor mío, que esas llamas me vigoricen y me enciendan; que su fulgor me encamine y me guie: que sus soberanos ardores purifiquen las asquerosas manchas de mi alma; que su calor derrita el duro hielo de mi corazón, y que transformándose en vos algún día, como el hierro en el fuego, logre llegar a unirme con vos eternamente, en las felices mansiones de la gloria. Amén.

Se rezarán tres credos, y al fin de cada uno la siguiente:


JACULATORIA

V. Corazón de Jesús, por mí abrazado,
R. Haz que en tus llamas quede el mío inflamado.




ORACIÓN FINAL
Corazón adorable de Jesús mi Salvador, peana celeste de la sagrada Cruz; Rey de los corazones, cercado con una corona de dolor y de amor: dulce morada de las almas amantes, que en vuestra honda herida gustan haceros oír la voz de su dolor y arrepentimiento; horno encendido en divinas llamas que vuelan por de fuera, como para mostrar cuánto deseáis comunicarnos vuestros sagrados fuegos; a vos me acojo para aprender a llevar la cruz de mis trabajos, plantándola con amor enmedio de mi corazón como un árbol fructuoso; para curar las llagas de mis culpas con la sangre que destila de vuestra herida, para sujetar y ligar mis desordenados apetitos, con la punzante corona que os circunda, y para inflamar mi tibio corazón con las llamas que el vuestro despide. ¡Oh y qué bueno es estar aquí Dios mío! No necesito fabricar ni un tabernáculo, porque sois vos el tabernáculo, no hecho de mano de hombres, tabernáculo donde la misma divinidad está encerrada, y en el cual se encuentran, por lo mismo, las delicias de la gloria. Que en vos viva yo siempre, amor mío, que en vos muera, ¡y en vos eternamente more! Amén.


Corazón que sostienes
De la cruz la opresión,
La mía a llevar enséñame
Con fiel resignación.
R. Te amo, dulce amor mío,
Con todo el corazón.



jueves, 24 de mayo de 2018

DEVOCIÓN DE LAS CUARENTA AVES MARÍAS






SANTO EJERCICIO DE LAS CUARENTA AVE MARÍAS
O
ESPIRITUAL PREPARACIÓN
AL SACRATÍSIMO PARTO DE
MARIA SANTISIMA



OFRECIMIENTO
Yo os ofrezco, Virgen purísima, estas cuarenta Ave Martas y otras tantas bendiciones con que voy a saludaros, con intención de ganar las muchas indulgencias que en ellas hay concedidas. Haced, Señora, que salgan de un corazón contrito y fervoroso, para que mi oración suba con olor de suavidad hasta el trono de gloria en que este-lis exaltada. Aceptadlas en memoria de la dicha que os cupo, cuando fuisteis elegida por Madre del Verbo eterno; de la alegría con que le visteis nacido; del gozo con que le estrechasteis en vuestros soberanos brazos, y de la ternura con que le alimentasteis con vuestra leche sagrada. Hacedme participante de aquellos vivos deseos con que esperabais Vos su Nacimiento, y alcanzadme que preparando mi alma para recibirle con pureza, merezca celebrar su venida, y alabarle con los Ángeles en el pesebre. Amen.


PRIMERA DECENA

Al fin de cada una de estas diez Ave Marías, con afecto cordialísimo se dirá la siguiente bendición:

-Bendita sea, oh María, la hora en la cual fuisteis consagrada Madre de Dios.

Y en obsequio de su virginal esposo san José, puede añadirse:

-Y bendita sea, oh José, la hora en que fuisteis constituido esposo de la santísima Virgen Madre de Dios.


SEGUNDA DECENA

Al fin de cada una de estas diez Ave Marías se dirá:

-Bendita sea, oh María, la hora en la cual paristeis al Hijo de Dios.

-Y bendita sea, oh José, la hora en que visteis nacido al Niño Jesús Hijo de Dios.


TERCERA DECENA

Al fin de cada una de estas diez Ave Marras se dirá:

-Bendito sea, oh María, aquel primer abrazo que disteis al Niño Jesús Hijo de Dios.

-Y bendita sea, oh José, la primera adoración que tributasteis al Niño Jesús Hijo de Dios.



CUARTA DECENA

Al fin de cada una de estas diez Ave Marías se dirá:

-Bendita sea, oh María, la primera gota de leche que de vuestro purísimo y virginal pecho mamó el Hijo de Dios.

-Y benditos sean, oh José, los sudores y afanes que empleasteis en alimentar a vuestra castísima Esposa y al Niño Jesús Hijo de Dios.


Se concluye este ejercicio, diciendo cada día la siguiente:


ORACIÓN
Misericordiosísima Virgen María, piadosísima abogada de los pecadores, firmísima esperanza de nuestra eterna felicidad: ayudadnos, Madre clementísima, a rogar al omnipotente Señor por la paz y concordia entre los príncipes cristianos, extirpación de las herejías, conversión de todos los pecadores, salud y prosperidad de nuestros católicos Monarcas y su real familia y sucesos felices del Estado ; pero con especialidad por las necesidades, exaltación y fines piadosos de nuestra santa madre la Iglesia. Oíd, Padre amorosísimo, nuestras súplicas, y concedednos estas gracias, particularmente la de adoraros eternamente en la gloria por los ruegos de María y por los méritos de vuestro unigénito Hijo y Señor nuestro Jesucristo, que con Vos vive y reina en unidad del Espíritu santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Y Vos, poderosísimo José, unid vuestros ruegos A los de vuestra Inmaculada Esposa, para que por vuestra intercesión podamos algún día cantar las divinas alabanzas al divino Jesús en la Patria celestial. Amen.



jueves, 17 de mayo de 2018

MARTES A SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA






DEVOCION
DE LOS MARTES A SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA

Se rezan tres Padre nuestros y Ave Marías con Gloria Patri, en reverencia de la alta dignidad que tuvieron en ser Padres de María Santísima, y abuelos de Jesús, y que el mismo Dios tomase carne de su santísima carne para hacerse Hombre. Y luego se dice el siguiente:

OFRECIMIENTO
Dios os salve Padres míos Señor San Joaquín y mi Señora Santa Ana, entre millares escogidos como luceros de la gracia. Dios os salve Patriarcas incomparables, más felices que Nos entre todos los nacidos. Dios os salve, Artífices divinos de la Arca viva de la Gracia, que es María. Dios os salve, montes altísimos de perfección para asilo de pecadores. Dios os salve, Labradores del mejor Paraíso, que dió fruto y sustento al mundo: alaboos universales remedios, para todos los pobres enfermos, afligidos, desconsolados y tristes: Salúdoos fuentes misteriosas de perfección, muros invencibles contra toda impureza. Dios os salve, abogados para conseguir sucesión en las familias, felicidad en los partos: ayudadme o Pacientísimos santos en los trabajos y desprecios de vuestra esterilidad: asistidme Patriarcas, ¡a quienes los cielos veneran con respeto!  a mí y a mis enemigos, bienhechores y deudos; sed en mi defensa ahora y en la hora de mi muerte. Amen.

ORACION: Rogámoste, Señor, seamos ayudados por los méritos de los Gloriosísimos Señor San Joaquín y mi Señora Santa Ana, Abuelos de Jesús, Padres de María Santísima, para que lo que nuestras fuerzas no pueden alcanzar, lo consigamos por su intercesión y ruegos. Amen.


Nota. Si tus ocupaciones no te dan lugar a rezar los Ofrecimientos anteriores, reza las siete Ave Marías y dirás la siguiente:

Santísimo José, Esposo de María Madre de Jesús, ofrecémoste estos siete Padres nuestros y Ave Marías gloriados, en memoria de los siete mayores Dolores y Gozos que sentisteis en esta vida, por causa del excesivo amor con que amabais a vuestra Purísima Esposa y a su dulcísimo Hijo: suplicoos, Padre mío, que experimente vuestra poderosa intercesión y protección, alcanzándome todo bien espiritual, y buena muerte, para que continué alabándoos en la gloria. Amen.

lunes, 14 de mayo de 2018

NOVENA AL PURÍSIMO CORAZÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED







ACTO DE CONTRICCION
Jesús dulcísimo, Sabiduría del Padre, Criador del universo y Redentor del mundo, Dios de bondad, de esperanza y de amor; Padre el más misericordioso y compasivo que rogáis incesantemente a vuestro Padre celestial por nosotros, vuestros hijos, que nos hallamos en este valle de lágrimas. Bien sé, ¡oh amantísimo Jesús!  que por mis pecados he perdido mil veces este glorioso título de hijo vuestro, que desconocido he conculcado vuestra sangre preciosa, y que
ingrato me he olvidado de vuestro amor y de vuestros grandes beneficios; mas también sé, ¡oh ternísimo Padre!  que me habéis amado de toda eternidad, que voluntariamente os ofrecisteis por mi Redentor que en el purísimo seno de la Santísima Virgen os hicisteis hombre en todo semejante a nosotros, menos en el pecado, que vinisteis lleno de compasión a buscarme entre los pecadores, que tenéis todas vuestras delicias en conversar con los miserables, y que, con la vigilancia de Padre y la dulzura de Esposo, me habéis dado, en el Corazón de vuestra Madre santísima María de las Mercedes, el Corazón de la Madre más afectuosa, más fina y más amante para que en él deposite mis sollozos, mis gemidos, mi confianza y mi amor. ¡Si, oh Padre santo y dueño de mi corazón! por este humildísimo Corazón os pido que, acordándoos de vuestras grandes misericordias, os olvidéis de mis ingratitudes, os compadezcáis de mis debilidades y miserias, y me concedáis la gracia de corresponderos agradecido amando y honrando a María, para alabaros y bendeciros por los siglos de los siglos. Así sea.


PRIMER DÍA

¡Dios eterno y bondadoso!  que quisiste que tu Verbo en la creación hallase sus delicias en el Corazón fidelísimo de María, en el cual veías la obra grande de tu amor; Corazón que por su pureza y humildad honraría toda la creación, atrayendo y conteniendo en su seno virginal al mismo Criador para que fuese la victima y el precio para el rescate de sus hermanos. Concédenos la gracia de honrar y amar este purísimo y amante Corazón, de corresponder generosos y agradecidos a tus inmensas misericordias y las gracias y favores especiales que pedimos en esta novena, si es para mayor gloria tuya y bien de nuestras almas. Así sea.


¡Oh María sola perfecta! Acordaos que vuestro Hijo vino, no a juzgarme, sino a santificarme y a salvarme. Dios te salve María etc.

¡Oh María más resplandeciente que el Sol! A vos os toca hacer de las fieras de los pecadores estrellas lucientes, que orlen vuestra corona inmortal. Dios te salve María etc.

¡Oh María sola predilecta! Gloria vuestra es perfeccionar en mi la obra de Dios, que me ha criado para que sea santo. Dios te salve María etc. Gloria Patri etc.



ORACION PARA TODOS LOS DIAS

¡Oh dulcísimo Jesús!  consuelo único de nuestras almas, y centro del descanso y reposo de nuestros corazones, compañero inseparable, hermano amabilísimo, padre vigilante y compasivo, celosísimo pastor de las almas que te buscan, esposo amable de las almas humildes, amante fino de las almas puras, fiel esposo amado de las almas fieles: nosotros, sin otro título que el deseo de amarte, que te es bien conocido, y apoyados en la misericordia con que nos recibes en tu seno, con terneza maternal, y nos mandas entrar en tu Corazón adorable para que gustemos y Veamos cuan suave es para los que te aman, y cuán rico en compasión, misericordia y amor para con los que te sirven: nosotros te presentamos, con la confianza de hijos, el Corazón inmaculado, humilde y puro de María; el Corazón de la Madre más tierna, más constante y ardorosa amante de sus hijos: si, oh Padre amable, objeto de nuestro amor! el Corazón que te presentamos, es el Corazón que nos has dejado en herencia para que tengamos parte en él como hermanos tuyos, e hijos contigo de nuestro Padre celestial; y lo presentamos como una ofrenda de honor y gloria a la divina Majestad, tan olvidada y despreciada de los hombres, como una prenda de reconocimiento, de gratitud y amor por los innumerables e incesantes beneficios que nos dispensas, como un holocausto de amor en satisfacción, reparación y desagravio por tantas ingratitudes, injurias y desprecios con que tu amor es correspondido, especialmente de las almas que te están consagradas, y que hacen profesión de amarte, como un sacrificio glorioso de impetración y de propiciación, por el cual te pedimos que nuestros corazones sean formados, nutridos y perfeccionados en el amor: ved, Señor y Dueño nuestro, el pequeño amor que en ellos hay, cuan lleno está de imperfecciones, que por ser imperfecto es débil, que siendo débil es inconstante, y que por ser inconstante es también inconsecuente. Gloria vuestra es, oh Señor, hacer de las piedras dignos hijos de Abrahán: gloria vuestra es quitar de nuestras almas el corazón diamantino que las hace insensibles e ingratas, y darnos un corazón sensible, tierno amante, corazón que te busque con generosidad, te siga con fidelidad, te ame con pureza, te sirva con ardoroso esmero, te honre en santidad y justicia, te adore en espíritu y en verdad, y te imite con constancia y firmeza. Concédenos, ¡oh Eterno Amante de los hombres!  la fuerza de gracia, la abundante unción, y los copiosos medios para arreglar nuestros afectos, moderar los deseos, reprimir los apetitos, corregir las inclinaciones, mortificar la voluntad, crucificar la carne, contener los sentidos, mesurar las acciones, pensar y pesar las palabras, enfrenar y dirigir las pasiones, desarraigar y destruir los vicios, extinguir los malos hábitos, adquirir, formar y perfeccionar las virtudes, vivir, trabajar y amar como fieles hijos de María, morir en sus brazos y en el ósculo de tu dulce amor, para honrarla y bendecirla, poseerte, alabarte y glorificarte por los siglos de los siglos. Así sea.


Padre nuestro, etc. Ave María, etc. Aquí se hace la petición, con todo fervor de corazón.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Corazón de María siempre puro e inmaculado! Corazón siempre lleno de las ternuras y caricias maternales. Corazón el más digno, el más santo y el mas,
tierno que ha formado la sabiduría del Todopoderoso, después del adorable Corazón de Jesús. Corazón siempre amable, siempre amante, nunca temible y jamás dignamente amado. Corazón inmenso que con tuvo al infinito, y a quien no pueden igualar todas las demás criaturas. Corazón fuente de la sangre que obró nuestra redención. Corazón objeto de las complacencias del Padre, de las caricias del Hijo y de las delicias del Espíritu Santo. Corazón en quien encuentran su júbilo los coros celestiales y su gloria los bienaventurados. Corazón por cuyas glorias lidias la Iglesia con las potestades del infierno. Corazón a quien consagran presurosos los doctores sus desvelos, las vírgenes sus vigilias, los justos sus trabajos, y los pecadores su penitencia y lágrimas. Corazón tesoro inagotable de bondad, de misericordia y de compasión. Corazón todo lleno de mansedumbre, de humildad y de amor. Corazón modelo de todas
las virtudes, en quien ha fijado su asiento la Sabiduría increada. Corazón inseparable del Corazón divino de Jesús, en quienes y por quienes se ha destruido el imperio del que había esclavizado al género humano. Corazón océano de pureza de cuyo seno salió el venaje de santidad y de amor, que regando toda la tierra la ha convertido de templo de los ídolos en trono i altar de la gloria de Dios. Corazón en quien se han dado el ósculo de paz la justicia y la misericordia. Corazón que ha avanzado al Ángel, poblado el Cielo, elevado al hombre, engrandecido a la mujer, exaltado la virginidad, ennoblecido la tierra y vuelto a su dignidad todas las criaturas. Corazón cuyas efusiones de amor son más vivas, lucientes y eficaces que el fuego de todos los abrazados serafines. Corazón más temible al infierno que todos los ángeles y santos juntos Corazón que ha unido la tierra al Cielo, por el que nuestras súplicas se enfervorizan y son recompensadas con profusión maternal. Corazón en quien fijan sus miradas de esperanza todos los mortales y de complacencia todos los cielos. Corazón que abriga, alienta y consuela al pobre y al rico, al débil y al fuerte, al miserable y al poderoso, al niño y al anciano. Corazón cuyas glorias se oyen con alborozo desde la Silla de Pedro hasta la choza del mendigo, y en cuyo honor se elevan unánimes las voces de todas las generaciones que lo proclaman, con entusiasmo, el Corazón siempre puro e inmaculado de María. Corazón nudo de la creación, toco de la redención y medio el más eficaz que ha puesto la bondad de DIOS para atraemos hacia sí, prendar nuestro amor, prodigarnos los tesoros de su misericordia y hacernos felices. Corazón órgano de la Providencia, en quien ha depositado todos sus tesoros de bondad y de amor, y a quien ha confiado la vigilancia y el cuidado de todos los redimidos. Corazón el más digno del honor, respeto, veneración y amor de todos los mortales. Nosotros os bendecimos, alabamos, veneramos y glorificamos con toda la efusión de nuestro corazón por vuestras grandezas, prerrogativas y dignidad, y más aún por vuestra ternura y bondad con que os enriqueció el Todopoderoso, a quien sea dado todo honor y gloria en los cielos y en la tierra. ¡Prosternados a vuestros pies, oh María! Os presentamos nuestros suspiros, nuestras humildes súplicas y nuestros fervientes votos, pero sobre todo nuestra confianza y amor: y os los presentamos como un homenaje de reconocimiento y gratitud por vuestros cuidados maternales; como
un testimonio del deseo que nos anima de corresponder generosos y fieles a las bondades y finezas conque nos proteges y amas; y como una ofrenda de nuestro amor, por la cual os pedimos nos alcancéis que nuestras almas sean contadas siempre en el número de nuestros fieles hijos, que nuestros corazones vivan y descansan en el adorable de vuestro divino Hijo, y que los pecadores todos conozcan y gusten las ternuras y finezas de vuestro maternal Corazón, para honraros y bendeciros en esta vida, veros y amaros y cantar vuestras glorias en la Bienaventuranza. Así sea.

Dios te salve Reina y Madre etc. Y se concluye con las letanías. Lo que se repite en los demos días.


LETANÍAS AL PURÍSIMO CORAZÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA DE LAS MERCEDES

Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial
Dios Hijo Redentor del mundo
Dios Espíritu Santo,
Trinidad Santa Dios uno,
Corazón purísimo de María
Corazón purísimo, delicias de la Santísima Trinidad
Corazón purísimo, obra primorosa del Padre celestial
Corazón purísimo, asiento de la Sabiduría increada
Corazón purísimo, santuario del Espíritu Santo,
Corazón purismo, holocausto glorioso al Corazón Divino,
Corazón purismo, complacencia de los coros angelicales.
Corazón purísimo, Edén de los bienaventurados,
Corazón purísimo, de la Madre del siglo futuro,
Corazón purísimo, compañero de las almas puras,
Corazón purísimo, protector de los justos,
Corazón purísimo, consuelo de los pecadores,
Corazón purísimo, firme baluarte del devoto,
Corazón purísimo, gloria de la tierra,
Corazón purísimo, ornamento y decoro precioso de la Iglesia,
Corazón purísimo, celoso amante dc todas las almas,
Corazón purísimo, apoyo de todos los fieles,
Corazón purísimo, defensa de la inocencia,
Corazón purísimo, asilo de la castidad,
Corazón purísimo, modelo de santidad,
Corazón purísimo, espejo de justicia,
Corazón purísimo, piélago de prudencia,
Corazón purísimo, torre de fortaleza,
Corazón purísimo, océano de ternuras,
Corazón purísimo, mar inmenso de compasión,
Corazón purísimo, volcán dc caridad,
Corazón purísimo, tesoro de santidad y de amor,
Corazón purísimo, dispensador de la gracia,
Corazón purísimo, perfeccionador de las virtudes,
Corazón purísimo, principio de la vida,
Corazón purísimo, centro de la paz,
Corazón purísimo, refugio de los pobres,
Corazón purísimo, esperanza dc todos los mortales,
Corazón purísimo, don dc Jesucristo,
Corazón purísimo, herencia de los fieles,
Corazón purísimo, gozo de la inocencia,
Corazón purísimo, salud de los enfermos
Corazón purísimo, solaz de los afligidos,
Corazón purísimo, consejo y guía de los atribulados,
Corazón purísimo, energía de los pusilánimes,
Corazón purísimo, deliciosa compunción de los penitentes,
Corazón purísimo, renovación de los tibios,
Corazón purísimo, ejemplar de modestia,
Corazón purísimo, suavísimo sobre toda dulzura,
Corazón purísimo, que alientas a los débiles,
Corazón purísimo, que ahuyentas los demonios,
Corazón purísimo, lleno de bondad,
Corazón purísimo, poderosísimo,
Corazón purísimo, manso y humilde,
Corazón purísimo, benignísimo,
Corazón purísimo, admirable,
Corazón purísimo, pacientísimo,
Corazón purísimo, obedientísimo,
Corazón purísimo, amabilísimo,
Corazón purísimo, alegría de los Ángeles,
Corazón purísimo, suspirado por los patriarcas,
Corazón purísimo, deseado de los profetas,
Corazón purísimo, de la madre y maestra de los apóstoles,
Corazón purísimo, firmeza de los mártires,
Corazón purísimo, lumbrera de los doctores,
Corazón purísimo, luz de los confesores,
Corazón purísimo, aliento y protección de las vírgenes,
Corazón purísimo, honor y corona de todos los santos,
Corazón purísimo, sostén fidelísimo del clero,
Corazón purísimo, inmaculado de la Virgen Madre,
Corazón purísimo, manantial de ciencia iniciada en el admirable cántico,
Corazón purísimo, que llevas en tu seno a Jesucristo i a su Iglesia,
Corazón purísimo, contristado en Belén,
Corazón purísimo, humillado en el establo,
Corazón purísimo, lleno de júbilo en el nacimiento de Jesús,
Corazón purísimo, acogida suave de los pastores,
Corazón purísimo, lleno de compasión en la circuncisión,
Corazón purísimo, depositario de los honores tributados a Jesús,
Corazón purísimo, primera ofrenda santísima,
Corazón purísimo, primer altar del Dios vivo,
Corazón purísimo, traspasado por la espada de Simeón,
Corazón purísimo, que oíste ser tu Hijo el blanco de la contradicción,
Corazón purísimo, que llevaste a Jesucristo a Egipto,
Corazón purísimo, que lloraste la carnicería de los inocentes,
Corazón purísimo, que te desvelabas por Jesucristo,
Corazón purísimo, que buscaste con dolor a tu Hijo adolescente,
Corazón purísimo, que con regocijo hallaste a Jesús en el templo,
Corazón purísimo, vigilantísimo en servir a Jesucristo,
Corazón purísimo, de la prudentísima compañera de José,
Corazón purísimo, que te mortificaste en no acompañar a Jesucristo en su vida pública,
Corazón purísimo, pacientísimo en sufrir los desprecios irrogados a Jesús,
Corazón purísimo, que toleraste compasivo la envidia de los fariseos,
Corazón purísimo, que conociste la agonía de tu Hijo en el Huerto,
Corazón purísimo, penetrado de dolor en la traición de Judas,
Corazón purísimo, atravesado en los maltratos hechos a Jesús,
Corazón purísimo, que viste a tu Hijo tratado como facineroso,
Corazón purísimo, que sentiste la bofetada con que fué herido el rostro de Jesús,
Corazón purísimo, que observaste a Jesucristo vestido de loco,
Corazón purísimo, espectador de la flagelación y de la coronación de espinas,
Corazón purísimo, que sufriste vera tu Hijo pospuesto a Barrabas,
Corazón purísimo, que oíste la pública petición de la muerte de Jesús,
Corazón purísimo, grande y fuerte en la calle de la amargura,
Corazón purísimo, que presenciaste inconsolable la crucifixión de tu Hijo,
Corazón purísimo, saciado de dolores al pie de la Cruz,
Corazón purísimo, hundido en la más espantosa sima de amarguras,
Corazón purísimo, sumido en el abismo de compasión y de dolores,
Corazón purísimo, angustiado y afligido en la mas triste soledad,
Corazón purísimo, que oíste las últimas palabras de Jesús,
Corazón purísimo, lacerado i traspasado en la muerte de tu Hijo,
Corazón purísimo, que sellaste con tu sangre y lágrimas el Testamento de Jesús,
Corazón purísimo, que recibiste en tu seno el cuerpo despedazado de Jesucristo,
Corazón purísimo, de la Madre más triste y desolada,
Corazón purísimo, que rebozaste en alborozo en la resurrección de tu Hijo,
Corazón purísimo, cuna de la Iglesia naciente,
Corazón purísimo, arrullo de la recién nacida Iglesia,
Corazón purísimo, fundamento i reposo del Colegio apostólico,
Corazón purísimo, canal de los dones del Espíritu Santo,
Corazón purísimo, acueducto de todas las gracias,
Corazón purísimo, que amaste y serviste a tu primogénito adoptivo,
Corazón purísimo, incontrastable amante de tu patria,
Corazón purísimo, que exhalaste tu último aliento en medio de tu pueblo,
Corazón purísimo, colmado de gloria,
Corazón purísimo, de la Hija predilecta del Padre celestial,
Corazón purísimo, de la humildísima Madre de Dios,
Corazón purísimo, de la digna Esposa del Espíritu Santo,
Corazón purísimo, de la madre de los hombres, sobreabundando en ternuras,


Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, óyenos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

L/: Ruega por nosotros Madre del amor hermoso y de la santa esperanza.
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

ORACION

Renovados con los divinos dones, te suplicamos humildemente, oh Señor, que, por intercesión de la Santísima Virgen María, de cuyo purísimo Corazón hacemos memoria, libres de los peligros de esta vida consigamos los gozos de la eterna bienaventuranza. Por Nuestro Señor Jesucristo. Así sea.


DIA SEGUNDO
ORACIÓN
Dios inmenso y misericordioso, que te complaciste en aplastar el orgullo de la serpiente infernal, no ya con el peso de tu poder, sino con el tierno y grande Corazón de María, en el cual debiera descansar tu Hijo santísimo para vencer y destruir en la Cruz al y que se habla levantado para esclavizarnos y aniquilarnos en el Paraíso. Concédenos la gracia de honrar y amar este purísimo y amante Corazón, de corresponder generosos y agradecidos a tus inmensas misericordias, y las gracias favores especiales que pedimos en esta novena, si es para mayor gloria tuya y bien de nuestras almas. Así sea.

¡Oh María! Bendigo la santa iglesia que me autoriza para entregarte todo mi corazón, y aguardan de ti, con firmeza, mi salvación. Dios te salve María etc.

¡Oh Madre de pecadores! Gloria vuestra es que yo, que tanto he costado a vuestro Hijo, no blasfeme vuestro dulce nombre en las cavernas infernales. Dios le salve María etc.

¡Oh María! Mi corazón me es testigo de que, aunque ingrato pecador, nunca me he separado de la esperanza que ten o puesta en ti. Dios te salve María etc. Gloria Patri etc.


DIA TERCERO
ORACIÓN
¡Dios inmutable y amante!  que miraste la tierra cubierta de iniquidades y la purificaste, que tocando sus empinados montes los hundiste en el abismo, y que amando al género humano lo salvaste de la perdición en el arca misteriosa: haz que el mundo entero conozca, admire i venere esta Arca de la ley de gracia, el Corazón santísimo de María, Corazón que dió su sangre a Jesucristo cabeza de predestinados, y en El a todos nosotros, llevándonos en su seno para darnos la libertad de hijos de Dios. Concédenos la gracia de honrar y amar este purísimo y amante Corazón, de corresponder generosos y agradecidos a tus inmensas misericordias, y las gracias y favores especiales que pedimos en esta novena, si
es para gloria tuya y bien de nuestras almas. As: sea.

¡Oh María! Acordaos que sois madre, y que yo, aunque pecador, he sido rescatado con la sangre
de vuestro Hijo. Dios te salve Marta etc.

¡Oh María! Yo. aunque pródigo e ingrato, soy tu hijo, no me desprecies ni abandones. Dios te salve María etc.

¡Oh María llena de gracia! Dulcifica mi corazón con la esperanza de servirte como tu agradecido hijo. Dios te salve Marta etc. Gloria Patri etc.



DIA CUARTO

ORACIÓN
¡Dios justo e infinito!  que para liberar al pueblo de Israel quisiste hablar a Moisés, en la zarza que ardía sin consumirse, para constituirlo su redentor y el Dios de Faraón; que, para redimir al género humano, y hacer de todo él un nuevo pueblo santo y escogido, quisiste que tu Verbo recibiese del Corazón amantísimo de María la sangre con que lo había de adquirir, santificar, y constituirse su Padre, su Redentor y su Dios de amor. Concédenos la gracia de honrar y amar este purísimo y amante Corazón, de corresponder generosos y agradecidos a tus inmensas misericordias, y las gracias y favores especiales que
pedimos en esta novena, si es para gloria tuya y bien de nuestras almas. Así sea.

¡Oh fidelísima Madre! Admitidme en el rebano de las almas justas, cuyo corazón rebosa de contento ocupadas únicamente de amaros. Dios te salve María etc.

¡Oh mi dulce Madre! Recuerda que mi única felicidad es honrarte, bendecirte y amarte; Dios te salve María etc.

¡Oh María sola inmaculada! Limpiad mi corazón, santificad mi alma i dadme la pureza de hijo vuestro. Dios te salve María etc. Gloria Patri etc.


DIA QUINTO
ORACIÓN
¡Dios santo e incomprensible!  que, así como para comunicarte a tu pueblo y librarlo de la opresión de todos sus enemigos, quisiste comunicar tu majestad y grandeza al arca del antiguo Tabernáculo, y descansar en ella, viviendo bajo de paciones, así para comunicarte a nosotros, vivir en nuestra compañía y descansar en nuestros corazones quisiste que su Hijo humanado, después de haber sido envuelto en pañales, y haber vivido una vida pobre y humilde, obedeciendo siempre a María, nos libertaste del infierno con la sangre que recibió de su Corazón humildísimo. Concédenos la gracia de honrar y amar este
purísimo y amante Corazón, de corresponder generosos y agradecidos a tus inmensas misericordias, y las gracias y favores especiales que pedimos en esta novena, Si es para gloria tuya y bien de nuestras almas. Así sea.

¡Oh María sola Madre Virgen! Recibe mi humilde obsequio tú que no desdeñaste el de los pobres pastores. Dios te salve María. etc.

¡Oh María más hermosa que la luna! No desechos mis débiles suspiros, ellos son la confusión de un corazón que te ama, o que por lo menos que sea amarte. Dios te salve María etc.

¡Oh María más bella que la primavera! Purificad y hermosead mi pobre corazón para que halle en él sus delicias el amante Dueño de vuestro; fieles hijos. Dios te salve María etc. Gloria Patri etc.


DIA SEXTO
ORACIÓN
¡Dios Todopoderoso y compasivo!  que te moviste a liberar a Israel del despotismo de Holofernes por
los gemidos y esfuerzos de la hermosa y humilde Judit, y de la misma manera mirando la humildad y generosidad del Corazón dulcísimo de María quisiste unirla a tu Hijo santísimo para que fuese la corredentora de los hombres, y más tarde la redentora de los afligidos cautivos, bajo el humilde y consolador título de María de las Mercedes. Concédenos la gracia de honrar y amar este purísimo y amante Corazón, de corresponder generosos y agradecidos a tus inmensas misericordias, y las gracias y favores especiales que pedimos en esta novena, si es para gloria tuya y bien de nuestras almas. Así sea.

 ¡Oh María tan para como la inspiración del Eterno! Dad a mi corazón la humildad, y con ella las costumbres puras para honraros con una vida
digna de hijo vuestro. Dios te salve María etc.

¡Oh Marta tan primorosa como la sabiduría del Inmenso! Acuérdate que nada de lo que se te ha entregado puede perecer, y que yo soy tu hijo que me has adquirido con tus lágrimas. Dios te salve María etc.

¡Oh María consuelo del pecador y apoyo del justo! Protégeme, asísteme y defiéndeme hasta verte y amarte sin que nada me separo de ti. Dios te salve María etc. Gloria Patri etc.


DIA SEPTIMO

ORACIÓN
¡Dios santísimo y Señor de todo lo criado!  que para arrancar a tu pueblo escogido de la tiránica opresión de Aman, y para librarlo de ser sacrificado en su cautividad aflictiva de Media te complaciste en hacer aparecer en el teatro mismo del exterminio a la candorosa y piadosa Ester para que fuese su libertadora, su honor y su gloria; de la misma manera, abundando en misericordias, para libertarnos de la esclavitud del demonio y dcl ominoso yugo de la muerte y del pecado, quisiste que tu adorable Hijo nos legase, como herencia de su ternura y amor, el Corazón pacientísimo y compasivo de María, y esto en el teatro mismo del Calvario, y en los momentos mismos en que hallaron su consumación tu justicia, su amor y la crueldad de los hombres. Concédenos la gracia de honrar y amar este purísimo y amante Corazón, de corresponder generosos y agradecidos a tus inmensas misericordias, y las gracias y favores especiales que pedimos en esta novena, si es para gloria tuya y bien de nuestras almas. Así sea.

¡Oh María! ¡Acordaos de la última voluntad de vuestro Hijo, que espiró contento con darme el derecho de invocaros Madre! Dios te salve María etc.

¡Oh María terror del infierno! Ve que mi destierro se ha prolongado, no permitas que yo me separe de ti. Dios te salve María etc.

¡Oh María primogénita de Dios! Una sola cosa te pido y por esta suspiro, que te ame con ternura y goce de tu presencia eternamente. Dios te salve María etc. Gloria Patri etc.


DIA OCTAVO

ORACIÓN

¡Dios benignísimo e inmortal!  que te adelantaste a oír los clamores de tu pueblo amenazado y hostilizado por Sisara y demás cananeos, dándole en Débora una madre compasiva y esforzada, quien en la paz les impartía la justicia, y en la guerra los conducía a la victoria; y que rico en bondades y acordándote de tus antiguas misericordias, te has apresurado a dar a la familia de tu adorable Hijo Jesucristo en el purísimo Corazón de su Madre sacratísima María de las Mercedes, el Cúmulo de tus inmensas e incomprensibles bondades y ternezas maternales, simbolizadas por tantos hechos, y anunciadas por tantos profetas. Concédenos la gracia de honrar y amar este purísimo y amante Corazón, de corresponder generosos y agradecidos a tus inmensas misericordias, y las gracias y favores especiales que pedimos en esta novena, si es para gloria tuya y el de nuestras almas. Así sea.

¡Oh María más encantadora que el lucero de la mañana! Dichosos los que te sirven con ardor, ellos gozan de tus caricias maternales más preciosas
que todo lo creado. Dios te salve María.

¡Oh María más primorosa que la aurora! Felices los que trabajan por tus glorias, ellos brillarán en el trono de tu descanso eterno. Dios te Salve María etc.

¡Oh María Reina de los Cielos y Señora del Mundo! Mi alma engrandece con vos al Señor. Dios te salve María etc. Gloria Patri etc.




DIA NOVENO
ORACION
¡Dios clementísimo y sabio Dominador de las naciones! que así como, no obstante las repetidas ingratitudes de Israel, fue de tu beneplácito conservarle siempre la misteriosa columna que, haciéndole sombra de día e iluminándole de noche, fue su inseparable compañera y fiel conductora en su larga peregrinación hasta colocarlo en la tierra prometida, de la misma manera, fidelísimo en tus promesas y magnifentísimo en tus dones, haz realizado, en medio de tu generación escogida, para embellecer el jardín de tu predilección, esta obra modelo de tu amor eterno, enviándonos a tu divino Hijo con su amabilísima Madre, la que con el humilde y pacifico hábito de María de las Mercedes, y con el título de Redentora de los fieles cautivos, fuese el eterno con
suelo de los afligidos, el asilo seguro de los pecadores, la alegría y el sostén de los justos, y el apoyo de la Iglesia; y que colocados todos los tristes mortales bajo su piadoso manto, alimentados de las dulzuras de sus suavísimo Corazón, y defendidos en su regazo maternal, hallamos en su Corazón la columna inmoble que penetrando en el trono del Altísimo nos coloque en su descanso eterno. Concédenos la gracia de honrar y amar este purísimo y amante Corazón, de corresponder generosas y agradecidos a tus inmensas misericordias, y las gracias y favores especiales que pedimos en esta Novena, si es para gloria tuya y bien de nuestras almas. Así sea.

Acoged, ¡oh Padre Celestial!  el Corazón virginal de vuestra Hija como prenda de honor y gloria, la sola digna de Vuestra Majestad y Grandeza. Dios te salve María etc.

¡Aceptad, oh Verbo humanado!  el humilde Corazón dc vuestra Madre en holocausto glorioso de amor, por todo vuestro amor tan ingratamente correspondido. Dios te salve María etc.

¡Recibid, oh Espíritu de amor!  el don que os presentamos del Corazón de vuestra Esposa, como la expresión de nuestra gratitud, por vuestras bondades y finezas. Dios te salve María etc. Gloria Patri.


ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...