martes, 24 de abril de 2018

CORONA A SAN JOAQUIN







TIARA SAGRADA DEL PATRIARCA SAN JOAQUÍN


PRIMER GOZO
SEÑOR SAN JOAQUIN ABUELO DE DIOS

Vuestra grande santidad
Oh Joaquín, se ha de medir
Por lo que llegó a subir
Vuestra excelsa dignidad
Solo la maternidad
De vuestra Hija excede á vos:
Pues compitiendo los dos,
Porque sois de María padre,
Si ella de Dios es la Madre,
Vos sois abuelo de Dios.

Un Padre nuestro y una Ave María en honra de este gozo de nuestro santo.

ORACIÓN
Santísimo patriarca Joaquín, doy a Dios las gracias y á vos los plácemes por la excelsa dignidad a que os elevó, haciéndoos abuelo suyo, en cuanto hombre, y por esta dignidad y el indecible gozo que de ella os resulta, os suplico nos alcancéis de vuestro divino Nieto que le amemos y sirvamos, y el gozo espiritual, que es fruto del Espíritu Santo. Amen.




SEGUNDO GOZO
SEÑOR SAN JOAQUIN PADRE DE MARÍA SANTÍSIMA.

De todas gracias fecundo,
Sois feliz el mejor padre,
Como vuestra Hija, la Madre
Que hubo mejor en el mundo.
Sois patriarca sin segundo,
De tan alta jerarquía,
Que, rebozando alegría,
Es vuestro gozo y consuelo
Singular, aun en el cielo,
El ser padre de María.

Un Padre nuestro y una Ave Maña en honra de este gozo.

ORACIÓN
Dulcísimo patrón mío Señor San Joaquín, doy a Dios las gracias y á vos los plácemes, por el singular gozo que tenéis en ser padre de la Madre de Dios, María Santísima, y por este gozo os suplico alcancéis del Señor para nuestras almas el gozo de la buena conciencia, que trae consigo la posesión dichosa de su divina gracia. Amen.



TERCER GOZO
SEÑOR SAN JOAQUIN, DESPUES DE LA VÍRGEN SANTÍSIMA, EL MÁS CONJUNTO Y CERCANO A LA BEATÍSIMA TRINIDAD

¿Hasta dónde, oh gran Joaquín,
Vuestra dignidad se exalta?
Pues la contemplo tan alta,
Que ni el mayor querubín.
Ni el supremo serafín
Llega a vuestra dignidad;
Sois conjunto a la Deidad
Por ser abuelo de Dios,
Emparentando, con vos
La Divina Trinidad.
Un Padre nuestro y una Ave María en honra de este gozo.

ORACIÓN
Amabilísimo padre mío Señor San Joaquín, doy a Dios las gracias y á vos los plácemes, de la grandeza a que os elevó su Mano poderosa, haciéndoos, después de su Madre Santísima, la persona criada más conjunta y cercana a su Trinidad Divina, y por el gozo inefable que de esta soberana excelencia tenéis, os suplicamos nos alcancéis del mismo Señor, que nos conceda el eterno gozo de la gloria. Amen.


OFRECIMIENTO
Gloriosísimo patriarca Señor San Joaquín padre felicísimo de la Virgen, abuelo dignísimo de Dios, y el hombre más cercano a su unidad Divina, después de tu Hija Santísima, pues que tu alma dichosa redunda entre otros, en estos tres inexplicables gozos como tres regias coronas, forman la más sublime a tu cabeza; y eres tú, piadosísimo padre, universal asilo en todo para todos, con rendimiento te suplico, aceptes este obsequio, y con humildad te ruego que todos, por estos gozos, experimentemos tu asilo en el alma y en el cuerpo, en la vida y en la muerte, en el tiempo y en la eternidad, y que esta sea gozando de Dios contigo, en el reino de la gloria. Amen Jesús, María y José, Joaquín y Ana, en mi vida y en mi muerte amparen mi alma.



El Niño Jesús,
Señor San Joaquín,
Y Señora Santa Ana,
Todo lo sanan.

Jesús, Joaquín y María,
En mis angustias postreras
No me dejéis, pues de veras
Os invoco en este día.

Jesús, Joaquín y María,
Libradnos del mayor mal,
Que es el pecado mortal,
En las horas de este día.


Encárguese a los fieles con toda eficacia la devoción fervorosa de Señor San Joaquín, y que cada uno se empeñe en extenderla, y en que crezcan y se propaguen sus cultos.

LAUS DEO



NOVENA A LA DIVINA INFANTITA








NOVENA A LA DIVINA INFANTITA


ACTO DE CONTRICIÓN
Benignísimo Dios y Señor mío, que, habiendo de nacer en tiempo para gozo y alegría del mundo, elegiste desde vuestra eternidad a la bendita entre las mujeres, toda pura y sin mancha, para vuestra dignísima Madre, que es María: humildemente postrado en vuestra presencia, os doy gracias por el inmenso beneficio de habernos dado por Madre a la que escogiste para que lo fuese vuestra, y por haber querido que en su nacimiento nos anunciase los gozos de que habíais vos de llenarnos: suplícoos, Señor, que venerando este su nacimiento, logre mi alma las luces que como sagrada Aurora nos comunica, consiguiendo por su intercesión las abundantes con que vos, divino sol, nos ilustráis. Haced que mi corazón ame estas luces y aborrezca las tinieblas en que he vivido por mis culpas. De ellas me pesa, y de haber andado tan ciego: y por vos solo me pesa, por ser tan digno de ser adorado, amado y servido con todo el corazón, con toda el alma; pero propongo, Dios mío, buscaros a vos, que sois mi luz, con la esperanza de que me habréis de alumbrar, dándome gracia para no volver a tropezar en las sombras, para no ofenderos más. Así os lo pido por esta soberana Niña María, que, naciendo Aurora, me anuncia cuando nacen las mismas luces que os pido, y aquellos eternos gozos porque anhelo y que comienzan en esta vida por gracia para no acabarse en la gloria. Amen.



ORACION
Á SEÑOR SAN JOAQUIN Y SEÑORA SANTA ANA
Esposos dichosísimos Joaquín y Ana, a quienes después de una larga esterilidad llevada con tanta resignación y paciencia, concedió Dios en María el dulcísimo fruto que llenó al mundo de bendiciones y a vosotros de incomparables gozos y alegrías cuando la visteis nacida; yo me alegro de vuestras alegrías, y de vuestros gozos me gozo, y os doy el parabién de tan inmensa felicidad, que fué felicidad y parabién de todo el mundo. Por ella os suplico seáis los medianeros con vuestra Hija y Nieto, para que me concedan parte de las bendiciones y gozos que anuncia vuestra Hija como Aurora bellísima y franqueo vuestro Nieto como divino sol de justicia, para que disipadas de mi alma las sombras de las culpas, me goce en vuestra compañía con las luces de gracia y merezca alcanzar por vuestra intercesión las que son interminables en la gloria. Amen.


DIA PRIMERO
Termina la noche con la Aurora, disipadas las sombras y ahuyentándose la tristeza que por la ausencia del sol oprime a los mortales, y nace María para que tenga fin la noche de las culpas, que introdujo la de nuestro primer padre, apagando las luces de la gracia y haciendo se ausentase el divino sol de justicia, Considera a tu alma hecha una triste noche por el pecado, y suplica a esta soberana Niña nazca como Aurora en tu corazón, que disipe estas sombras, alcanzándote del sol divino un verdadero dolor de haberle ofendido, diciendo esta:


ORACIÓN
¡Oh amorosísima Niña Infantita María! Aunque bien conozco no merezco ponerme en tu presencia, estando, como está, mi corazón tan envuelto en tinieblas, cuales son mis culpas, noche en que he dormido tibio y perezoso para buscar la luz de la gracia; pero también conozco que sois la Aurora sagrada que nacéis para desterrar estas sombras: haced que en mí se acabe la noche do mis culpas, que me levante de sueño tan pesado, pues de todo me pesa sobre todo pesar, con la luz de vuestro soberano favor propongo y espero albergar semejantes sombras en mi corazón. Recibid éste mi corazón contrito y humillado, ofrecedlo a vuestro Hijo precioso para que no lo desprecie, sino que lo junte y una con el suyo con el vínculo estrecho de su amor. Amen.

Aquí se rezan las nueve Ave Marías, y luego el parabién á Señor San Joaquín y Señora Ana.


JACULATORIA
Por cuna mi corazón
Os ofrezco, sacra Aurora,
Que él descansa en lo que llora
Y vos en su contrición.



DIA SEGUNDO
Aunque el sol es el esplendor del día, nace la Aurora primero que el sol y tiene el día su principio con el nacimiento de la Aurora; así en el día de la gracia, preside el Sol de justicia Cristo, restituyéndonos esta soberana luz que apagó la primera culpa; pero antes que el Sol Cristo, nació María como Aurora, para dar principio á este día. Considera que para que alumbre en tu alma el Sol de justicia, ilustrándola con las luces de su gracia, el más poderoso medio es el favor de María. Nazca en tu alma esta soberana Aurora mediante su devoción, aquestos sean tus deseos, enviáselos fervorosos, para que el día de la gracia tenga en tí principio por ella, implorando su piedad con esta:

ORACIÓN
Piadosísima Niña Infantita, María Madre de gracia: á vos se dirigen los deseos de que presida en mi alma solamente el Sol divino de justicia, Jesús mi bien, vuestro preciosísimo Hijo; no merezco tal dicha, pero en vuestro favor la espero. Brille en mi alma alguna parte de la inmensa luz que como Aurora sagrada ostentáis en vuestro nacimiento, para que así sé goce con el principio de tan deseado día. Haced que comience, que proceda y crezca hasta su mayor perfección, lo cual deseo, y juntamente gozaros en el eterno día de la gloria. Amen.

JACULATORIA
Os doy, y no por arreos,
Sino por bellos despojos,
Unos dijes en los ojos
Con que os miran mis deseos.



DIA TERCERO
Nace la Aurora anunciando al mundo alegría en el nacimiento del sol, siendo su precursora; y con el nacimiento de María llenóse el mundo de gozos, viendo se le acercaba el del Sol divino Cristo, que ya se apresuraba a nacer como gigante que corre, que tal es el sol que vuela trayéndonos en sus alas la salud que el mundo había perdido, contagiado de aquella primera dolencia. Considera a tu alma enferma de muerte por la culpa, y si quieres que se apresure el Sol divino Cristo para gozarle sano, la purísima Aurora María es su precursora. Alégrate si día nacido en tu alma, que cerca está, tu salud; aviva la esperanza, y con ella dile de esta manera:

ORACION
Lleno de esperanza llego a vos, piadosísima Niña Infantita, aunque me considero enfermo de muerte por la culpa; pues como sagrada Aurora me anunciáis el gozo de una sanidad perfecta en el nacimiento del divino Sol que me la trae. Haced, Señora mía, extienda sobre mis dolencias sus alas, é infundid en mi corazón un temor santo, pues naciendo para mi salud este Sol, que nunca llegue su ocaso, pues lo será para mi alma, muriendo si él se me ausenta. Así os lo pido y en vuestro favor lo espero, naciendo vos en mí para anunciarme tal gozo, que me asegura vuestra benignidad. Amen.

JACULATORIA
Acerico es la esperanza
Que en vos tengo, Aurora bella,
Porque os reclináis en ella
Si en ella mi amor descansa.



DIA CUARTO
Naciendo la Aurora se ahuyentan las aves nocturnas, amantes de las tinieblas. Y los demonios, como aves nocturnas que tanto apetecen las tinieblas de los vicios, huyen medrosos cuando ha nacido María. Considera a tu alma en tales tinieblas, hecha funesta y triste habitación de aquestas aves; duélete de tu miseria, y si quieres se ahuyenten naciendo en tu alma esta divina Aurora, recíbela en tus brazos, estréchate con ella con fina devoción, que ella los arrojará con sus soberanas luces: suplícaselo diciendo esta:

ORACIÓN
Confuso y avergonzado llego a vos, Aurora bella, considerándome en las sombras de mis culpas, habitación de inmundas sabandijas; poro á vos me acojo para que, estrechándome con vuestra luz, huyan de mi corazón: así os lo suplico, pues por eso nacéis y tanto lo deseáis. Ilustradme con vuestra graciosa luz, para que libre de las asechanzas de los demonios, sea mi alma digna morada del Señor, quien la habite y quien nunca de ella se aparte por su infinita misericordia. Amen.

JACULATORIA
Huyendo el diablo y sus lazos
De vos van, cuando nacéis;
Yo, porque en mí os estrechéis,
Faja os ofrezco en mis brazos.



DIA QUINTO
Convida la Aurora con su alegría en el nacer a las canoras aves, que deseosas del día se alegran con su luz, para que en dulces gorgeos le den con su canto la bienvenida al sol. Y naciendo María, convida a los ángeles para que saludasen a Cristo que se acercaba a nacer, cantándole gozosos y festivos la gloria. Considera la fiesta de los ángeles en el cielo, la gloria y alabanza que dan a Dios por la conversión de un pecador; procura ser este tú, para que esta divina Aurora convide a las celestiales aves que aplaudan tu felicidad; suplícalo a esta piadosísima Niña Infantita, diciéndole la siguiente:

ORACIÓN
Oh benignísima Señora, Niña agraciada que tanto os alegráis por la conversión de una alma pecadora; aquí se os llega esta miserable, deseosa de desenojar al Sumo Bien que ha ofendido: haced que el dolor de mis culpas sea gozo y regocijo de los ángeles: concededme asistencia, para que me defienda en los peligros, que me guarde en los caminos y gobierne en todas mis acciones, hasta conducirme por el camino de la penitencia al trono de la Infinita Misericordia, que espero cantar eternamente en la gloria. Amen.

JACULATORIA
Los ángeles saludando
Os están, y al instrumento
De una cruz en lo que siento,
Yo los ayudo llorando.



DIA SEXTO
Envía la Aurora su rocío a la tierra, y nace María para que descendiese Cristo, divino rocío, sobre el mundo. Considera cuán deseosa debe estar la tierra de tu corazón de este celestial rocío; excita en tu alma estos deseos, si quieres que lo llueva el cielo sobre ella; acude a la divina Aurora María, que lo haga descender mediante su protección; la implorarás diciendo la siguiente:

ORACIÓN
A vos llega mi corazón, oh benditísima Niña, como tierra propiamente sin agua, habiendo despreciado la fuente de aguas vivas, fabricándose cisternas rotas que no pueden contener de esta agua; pero llega deseoso de que, como benignísima Aurora, le comuniquéis de este celestial rocío: así os lo suplico, para que con él se alegre la tierra de mi corazón, cantando en esta vida a tus piedades las divinas alabanzas, que espero no acabar eternamente en la gloria. Amen.

JACULATORIA
Gargantilla el amor mío
Os ofrece, perlas siendo
Las que Aurora estáis vertiendo
Gotas del mejor rocío.




DIA SÉPTIMO
Débese el rocío a la Aurora, y debiendo la tierra su fecundidad al rocío, de ahí es que a la Aurora debe su fecundidad la tierra; y la de los corazones estériles por la culpa, que producía espinas y abrojos, fecundóse por Cristo divino rocío; diónoslo María, y así, naciendo esta Nina como soberana Aurora, deben a ella los corazones humanos verse tierra fecunda de fragantes flores de virtud y sazonados frutos de buenas obras. Considera en esto lo que debes a María, y lo mal que se lo pagas; duélete de ello y pídele no cese de fecundar la tierra de tu corazón, lloviendo continuamente sobre él este rocío, para lo cual dirás esta:

ORACIÓN
Gracias os doy, fecundísima María, que naciendo Aurora fecundáis con el divino rocío la tierra de nuestros corazones; suplícoos, Señora, fecundéis con él la del mío, convirtiendo cada gota suya en lágrimas, que deseo tener abundantes para llorar el descuido con que he dejado que brote espinas y abrojos de culpas, como frutos de maldición. Haced que jamás los brote ya, mediante un continuo cuidado que propongo tener con vuestra ayuda, de recibir en mi corazón vuestro celestial rocío, para que, fecunda tierra, dé frutos de bendición. Amen.

JACULATORIA
Manillas quiero ofrecerlas.
Niña, á vos, a quien adoro,
Siendo lágrimas que lloro,
Y á vos os están de perlas.




DIA OCTAVO
Fecunda la tierra con el rocío de la Aurora, vístese de hermosura, alegres los campos y risueños los huertos con la frescura de las plantas, fragancia y suavidad de las flores; y la tierra de los corazones humanos, fecunda con el rocío divino de la soberana Aurora María, queda hecha con incomparable belleza un vergel de olorosas y suavísimas flores de virtudes. Considera cuánto te importa acudir a esta soberana Niña, para que, benignísima Aurora, fecunde con tal rocío tu corazón, para que se vista de flores y crezca en virtudes, pidiendo estas con
la siguiente:

ORACIÓN
Suplicote, Señorada, sagrada Aurora, por la suma fecundidad que gozas desde que nacisteis, siendo singularmente elegida para Madre verdadera de Dios, alcances de su Majestad que como sagrado rocío fertilice la tierra de mi corazón, para que, como en una perpetua primavera, florezca en virtud, por la cual, mediante tu intercesión, merezca conseguir el mejor fruto del celestial paraíso, precedido del mejor de vida, y vida mejor, cual es la eterna.

JACULATORIA
En cada afecto una flor,
Niña, os doy; si las oléis,
Sin duda que les daréis
Con vuestro aliento el olor.



DIA NOVENO
Nace la Aurora estimulando a los que duermen se levanten, dejen el descanso y pongan manos a la obra con el trabajo, y dándonos en los ojos la luz de la benigna Aurora María cuan o nace, avisa a los dormidos en la culpa se levanten para ser iluminados por Cristo, se apliquen al trabajo, que sin él no sé La de ganar el cielo. Considera la pereza en que has vivido entregado al profundo letargo de la culpa despierta, abre los ojos de la consideración para conocer que es forzoso trabajar para conseguir el remo de los cielos, que se alcanza no sin violencia, y esta es la que te has de hacer a ti mismo para vencer tus pasiones; y para conseguirlo, pide a esta sagrada Aurora que te ilustre, diciéndole la siguiente:

ORACIÓN
Benignísima Niña Infantita, Señora mía, ¿cómo me llegaré a vos si estoy dormido? ¿Cómo, si me hallo tan torpe y perezoso, si me oprime el peso gravísimo de mis culpas? Mas ya sé cómo: ilustrándome vos, que sois la Aurora y nacéis para mi luz, mi aliento y mi guía; que lo seáis os suplico, para que me aplique al trabajo, mortificando mis sentidos y potencias con grande vencimiento de mis pasiones; guiadme por el camino de la virtud, y no me desamparéis en todo él, para que lo siga con fervorosa perseverancia hasta llegar al monte de Dios que es la gloria. Amen.

                                                                   JACULATORIA
Mullido colchón os doy
En mi pecho; dormid ya,
Mi amor os arrullará
Con el desvelo en que estoy.


LAUS DEO





NOVENA AL DULCE NOMBRE DE MARIA







NOVENA AL DULCE NOMBRE DE MARIA

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh María, Reina soberana y poderosa! Tu Nombre Dulcísimo de María me sea sabrosa y dulce comida con que sustente mi alma siempre: asísteme, Señora, en todos los peligros de mi vida, y no me desampares en las angustias que me causan mis pecados, de los cuales me pesa muy deberas, y me pesa de todo corazón por ser ofensas contra un Dios tan bueno. Y verdaderamente arrepentido de todas mis culpas, repito en tu Nombre, una y mil veces ¡oh Virgen María! que me pesa en el alma de haber ofendido a Dios, por ser quien es, y me pesa con todo mi corazón y propongo firmemente de nunca más pecar, de confesarme de todas mis culpas con verdadero dolor, arrepintiéndome de todas ellas, espero tendrás misericordia de mi alma, y que con la eficacia de tus ruegos y protección de tu Dulcísimo Nombre de María, me alcanzarás perdón y verdadero dolor de mis pecados, gracia para vivir como quien ha de morir, hasta que, por tus méritos, amparo y ruegos, tenga la dicha, como lo espero, de poner mi alma en tus manos, para ir a venerar, alabar y glorificar a la bienaventuranza el poder y la eficacia de tu Dulcísimo Nombre de María. Amen.



DIA PRIMEROORACION
¡Oh María piadosísima! que con la eficacia y poder que encierra en sí tu Nombre Santo de María, sabes alcanzar a los pecadores el perdón y verdadero dolor de sus culpas, para sacarlos del estado miserable del pecado mortal. Yo humildemente te ruego, por la dulzura, eficacia y poder de tu agraciado nombre de María, que siempre me tengas de tu mano, que me pongas bajo de tu protección y amparo, y que me libres del abominable monstruo del pecado mortal, hasta que con una muerte en gracia ¡oh Virgen María! merezca gozar tu presencia y siempre alabar en la gloria tu Dulcísimo Nombre de María. Amen.

Se rezan cinco Ave Marías



ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh María gloriosísima! Yo alabo, engrandezco y reverencio cuanto puedo tu Dulcísimo Nombre de María, porque considero que toda la Santísima Trinidad te dió un nombre, que después del nombre de tu benditísimo Hijo Jesús, es sobre todo nombre, porque en tu nombre ¡oh Virgen María! se arrodille toda criatura del cielo, de la tierra y del infierno; y toda lengua confiese la gracia, gloria y virtud de este Santísimo nombre de María porque no hay otro nombre después del de tu benditísimo Hijo Jesús, que sea tan poderoso socorro, ni hay otro nombre dado en la tierra a los hombres después del Dulce Nombre de Jesús, del cual venga tanta salud a los míseros hombres, porque el Nombre de María alivia a los afligidos, sana a los enfermos, alumbra a los ciegos, penetra a los duros, recrea a los cansados, unge a los luchadores, y a todos libra del yugo del demonio. La fama de tu Santísimo Nombre ¡oh clarísima Virgen María! Primero estuvo encerrada, mientras vivías en el mundo, más después de tu Asunción en alma y cuerpo a los cielos, se divulgó por todo el universo, porque con la predicación de los Apóstoles, se llenó todo el orbe de tu Santísimo Nombre y se manifestó tu gloria. De tanta virtud y excelencia es tu Nombre ¡oh benditisima Virgen María! que a tu invocación el cielo se ríe, la tierra se alegra, los ángeles se gozan, los demonios tiemblan y todo el infierno se estremece. Ruégote, pues, altísima Virgen María, por la preciosidad de tu Nombre incomprensible, que a mí y a todos los que lo invocaren, nos concedas todos los bienes, todos los gustos, todas las delicias que dentro de tí encierra este Nombre Dulcísimo, María. Favorece con tu constante protección a toda la Iglesia militante, asiste a todos los sacerdotes, y especialmente a los que aumentan tu devoción y culto en cualquiera de sus ministerios, remedia todos los trabajos y enfermedades, así espirituales como corporales de todos los fieles, y líbranos de todo pecado mortal. A las almas del purgatorio sácalas de sus penas. Pon tus piadosos ojos en los miserables pecadores, hijos tuyos, que vivimos en este valle de lágrimas entre tantos peligros, para con tu vista comunicar a todos tus devotos tus grandes misericordias. A todos los que invocaren tu Dulcísimo Nombre de María, con especial a nosotros, que nos valemos de su poder, alcánzanos lo que te pedimos en esta novena, por este mismo nombre de María, y después una buena muerte, para cantar las alabanzas de tu Dulcísimo y poderoso Nombre de María por toda la eternidad. Amen.

Alabado sea el Dulcísimo Nombre de María.

Repítase cinco veces, en reverencia de las cinco letras del Dulcísimo Nombre de María.

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar y la Purísima Concepción en gracia de su Madre y Señora nuestra, María Dolorosísima. Amen.


DÉCIMAS EN ALABANZA Y OFRECIMIENTO

María en gracia concebida,
Mujer sobre todas pura,
Milagrosa criatura,
Mar de gracias sin medida:
Por la luz esclarecida
De aquel dichoso momento,
Ilustra mi entendimiento
Con luz tan pura de fe,
Que siempre en Dios sólo esté
Fijo mi conocimiento.
Madre Virgen de Dios Hombre,
Dale oído a mi oración,
Por tu limpia Concepción
Y por tu sagrado Nombre.
Ave María.


Alba que al cielo amaneces,
Aurora que al mundo naces,
Ave que anuncias las paces,
Arco que al mundo apareces:
En tu nacimiento ofreces
El seguro a mi esperanza;
Pues si nació la que alcanza
De Dios todo cuanto quiere,
Para cuando yo pidiere
Tengo en tí abierta libranza.
Madre Virgen de Dios Hombre,
Emplea en mí tu valimiento,
Por tu feliz nacimiento
Y por tu sagrado Nombre.
Ave María.


Reina de alta majestad,
Rendida profundamente,
Rara, graciosa, excelente,
Retrato de la humildad:
Cuando aquella dignidad
De Madre de Dios lograste,
Por tu humildad lo dudaste,
No obstante, condescendiste:
Pues ¿quién engreído resiste,
¿Si tú tanto te humillaste?
Madre Virgen de Dios Hombre,
Ejercita tu piedad,
Por tu real maternidad
Y por tu sagrado Nombre.
Ave María.


Inalterable en la pena,
Invencible en el tormento,
Inmutable al sufrimiento
Y en la tempestad serena:
Estuviste de ansia llena
Viendo padecer a tu Hijo:
Por este dolor prolijo,
Dame de él tal compasión,
Que tenga en mi corazón
Al Crucificado fijo.
Madre Virgen de Dios Hombre,
Logre yo de tus favores,
Por tus agudos dolores
Y por tu sagrado Nombre.
Ave María.


Altísimo regio asiento
Asunta al cielo ocupaste,
Aclamada Reina hallaste
A tus pies el firmamento:
Llena de gloria y contento
Desde el cielo me convidas,
Y yo en ansias encendidas
Deseo tanto ir á, tus pies,
Que por lograrlo una vez
Daría gustoso mil vidas.
Madre Virgen de Dios Hombre,
Atiende a mi petición,
Por tu gloriosa Asunción
Y por tu sagrado Nombre.
Ave María.




SEGUNDO DIA
ORACION
¡Oh María amorosísima, cuyo Nombre amabilísimo de María todo es un abrasado Etna de ardiente y perfecta caridad: yo humildemente te ruego, por aquel gran incendio de amor divino que siempre ardió en tu pecho, por el que siempre has tenido a tus hijos los pecadores, y por el que causa en nuestros corazones tu amable nombre de María, me concedas la virtud de la caridad perfecta, para ejercitarla con mis prójimos en todas las obras de tu agrado, y con una muerte en gracia ¡oh Virgen María! continúe tu verdadero amor en la gloria, donde deseo y espero alabar tu Dulcísimo Nombre de María para siempre. Amen.

Las cinco Ave Marías


TERCER DIA
ORACION
¡Oh María dulcísima y merecedora de que todas las criaturas del cielo y de la tierra engrandezcan, alaben y glorifiquen eternamente tu Dulcísimo Nombre de María! Concédeme, Madre dulcísima, que no se aparte de mi boca, ni de mi corazón, ni de mi memoria, entendimiento y voluntad la dulzura de tu Nombre de María, para que siempre de ti hable, de tí me acuerde, á tí te quiera, en tí contemple y nunca me aparte de tí, hasta que con una muerte en gracia ¡oh Virgen María! goce la felicidad de alabar por eternos días en la gloria tu Dulcísimo Nombre de María. Amen.

Las cinco Ave Marías



CUARTO DIA
ORACION
¡Oh María clarísima, que con tus resplandores iluminas a todo el mundo, por todas las luces que ha comunicado y con que brilla tu Dulcísimo Nombre de María! te niego que alumbres mi entendimiento con la más clara luz de las verdades eternas, para que con el verdadero conocimiento de lo que siempre ha de obrar, aparte mi corazón de todo lo temporal, para que, abrasado con el encendido fuego de tu amor, anhele siempre á tí, ¡oh Virgen María! y con toda devoción te diga: ¡Ay Madre de afligidos, cuán merecido tienes el nombre de ilustradora de los corazones, luz de las almas y remedio de los necesitados! Seas alabada por toda la eternidad, en la cual, por tu intercesión poderosa y con una muerte en gracia, ¡oh Virgen María! espero con toda confianza glorificar, alabar y bendecir con todos los bienaventurados las grandes misericordias, perfecciones y grandezas de tu Dulcísimo Nombre de María. Amen.

Las cinco Ave Marías



QUINTO DIA
ORACION
¡Oh María misericordiosísima, que apenas pones los ojos de tu clemencia en los miserables pecadores, cuando al punto sienten en sus corazones los efectos de tu piedad! Con toda la confianza que debo, te pido por la benignidad de tu Dulcísimo Nombre de María, que pongas en mí los piadosos ojos de tu misericordia: líbrame de la fealdad del pecado mortal; dame resolución para buscar a Dios con una vida penitente y constante; haz que yo siempre viva en tu presencia, dulcísima María, Madre de los pecadores, para que al verme tan miserable y necesitado, me socorras con las dulces bondades de tus piedades, para que por este medio alcance de tu amorosa clemencia ¡oh Virgen María! Una muerte en gracia, para después en la gloria ensalzar, alabar y glorificar siempre la misericordia de tu Dulcísimo Nombre de María. Amen.

Las cinco Ave Marías.


SEXTO DIA
ORACION
¡Oh María piadosísima! Que, con la invocación de tu poderoso Nombre de María, ilustras los corazones con las luces de tu gracia, para desterrar las feas sombras del pecado: por el poder y santidad de tu clarísimo Nombre de María, te ruego humildemente que me des luz y alcances gracia para aborrecer mis pecados, para arrepentirme de todos ellos y para confesarlos con firme propósito de no más pecar, con verdadero dolor de haberlos cometido y con eficaces deseos de llorarlos con lágrimas de. verdadera contrición, de hacer por ellos continua y rigorosa penitencia para alcanzar el perdón; y espero con una muerte en gracia ¡oh Virgen María! entre al cielo a cantar las alabanzas de tu Dulcísimo Nombre de María, por toda la eternidad en la gloria. Amen.

Las cinco Ave Marías


SEPTIMO DIA
ORACION
¡Oh María agradecidísima, que con tus ejemplos nos enseñaste a dar gracias a Dios por los beneficios recibidos! Por la dulzura de tu Santo Nombre de María te pido que me concedas la virtud del agradecimiento, para que siempre le dé gracias a Dios por las mercedes que me ha hecho, y después que de tu piedad alcance, como lo espero, lo que te pido en esta novena de tu Dulcísimo Nombre de María, lo sepa agradecer con amarte, quererte y servirte como tú quieres lo haga todo el tiempo de mi vida, y después de ella, por los méritos y ruegos ¡oh Virgen María! merezca continuar mi agradecimiento con las eternas alabanzas de tu Dulce Nombre de María en las eternas delicias de la gloria. Amen.

Las cinco Ave Marías



OCTAVO DIA
ORACION
¡Oh María apasibilísima! cuyo corazón siempre gozó paz y dulce reposo, por la apacibilidad y tranquilidad fervorosa con que tu amanto corazón descansaba pacífico en las delicias gloriosas de tu Amado, te ruego con toda humildad que me concedas la más verdadera y fervorosa devoción de tu Dulcísimo Nombre de María, para que por este medio alcance la verdadera paz, que como fruto del Espíritu Santo me haga entregar el corazón al más exacto cumplimiento de la ley Divina, al más verdadero amor de Dios y del prójimo, y de tí ¡oh María amabilísima! para que con esta disposición aspire mi alma, en el último término de mi vida, al gozo de la paz eterna, que con una muerte en gracia ¡oh Virgen María! espero lograr, para que por todos los siglos eternos alabe tu apacible y Dulcísimo Nombre de María en la gloria. Amen.

Las cinco Ave Marías



NOVENO DIA
ORACION
¡Oh María hermosísima, que con tu singular y rara belleza recreas al mismo Dios que te crió y a todos los bienaventurados que contemplan tu beldad por tu Dulcísimo Nombre de María, te ruego que me concedas la gracia de admirar siempre tu perfectísima castidad, para que arrebatadas mis potencias y entregados mis sentidos a tu hermosura incomprensible, aborrezca, como de todo corazón aborrezco mis pecados, me confiese de todos con verdadero dolor, haga por ellos rigorosa penitencia, y embelesado todo en tu amor y belleza, sólo en tí piense, Purísima María, sólo de tí hable y sólo á tí te adore con un amor que nunca se acabe, hasta que con una muerte en gracia ¡oh Virgen María! pase a gozar de tu hermosura por toda la eternidad, para continuar las alabanzas de tu belleza y de tu Dulcísimo Nombre de María en la gloria celestial. Amen.

Las cinco Ave Marías.





ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...