NOVENA A LA DIVINA INFANTITA
ACTO DE CONTRICIÓN
Benignísimo
Dios y Señor mío, que, habiendo de nacer en tiempo para gozo y alegría del mundo,
elegiste desde vuestra eternidad a la bendita entre las mujeres, toda pura y
sin mancha, para vuestra dignísima Madre, que es María: humildemente
postrado en vuestra presencia, os doy gracias por el inmenso beneficio de habernos
dado por Madre a la que escogiste para que lo fuese vuestra, y por haber
querido que en su nacimiento nos anunciase los gozos de que habíais vos de
llenarnos: suplícoos, Señor, que venerando este su nacimiento, logre mi alma
las luces que como sagrada Aurora nos comunica, consiguiendo por su intercesión
las abundantes con que vos, divino sol, nos ilustráis. Haced que mi corazón ame
estas luces y aborrezca las tinieblas en que he vivido por mis culpas. De ellas
me pesa, y de haber andado tan ciego: y por vos solo me pesa, por ser tan digno
de ser adorado, amado y servido con todo el corazón, con toda el alma; pero
propongo, Dios mío, buscaros a vos, que sois mi luz, con la esperanza de que me
habréis de alumbrar, dándome gracia para no volver a tropezar en las sombras,
para no ofenderos más. Así os lo pido por esta soberana Niña María, que, naciendo
Aurora, me anuncia cuando nacen las mismas luces que os pido, y aquellos eternos
gozos porque anhelo y que comienzan en esta vida por gracia para no acabarse en
la gloria. Amen.
ORACION
Á
SEÑOR SAN JOAQUIN Y SEÑORA SANTA ANA
Esposos dichosísimos Joaquín y Ana, a quienes después de una larga
esterilidad llevada con tanta resignación y paciencia, concedió Dios en María
el dulcísimo fruto que llenó al mundo de bendiciones y a vosotros de
incomparables gozos y alegrías cuando la visteis nacida; yo me alegro de
vuestras alegrías, y de vuestros gozos me gozo, y os doy el parabién de tan
inmensa felicidad, que fué felicidad y parabién de todo el mundo. Por ella os
suplico seáis los medianeros con
vuestra Hija y Nieto, para que me concedan parte de las bendiciones y gozos que
anuncia vuestra Hija como Aurora bellísima y franqueo vuestro Nieto como divino
sol de justicia, para que disipadas de mi alma las sombras de las culpas, me
goce en vuestra compañía con las luces de gracia y merezca alcanzar por vuestra
intercesión las que son interminables en la gloria. Amen.
DIA PRIMERO
Termina
la noche con la Aurora, disipadas las sombras y ahuyentándose la tristeza que por
la ausencia del sol oprime a los mortales, y nace María para que tenga fin la noche
de las culpas, que introdujo la de nuestro primer padre, apagando las luces de
la gracia y haciendo se ausentase el divino sol de justicia, Considera a tu
alma hecha una triste noche por el pecado, y suplica a esta soberana Niña nazca
como Aurora en tu corazón, que disipe estas sombras, alcanzándote del sol
divino un verdadero dolor de haberle ofendido, diciendo esta:
ORACIÓN
¡Oh
amorosísima Niña Infantita María! Aunque bien conozco no merezco ponerme en tu presencia,
estando, como está, mi corazón tan envuelto en tinieblas, cuales son mis
culpas, noche en que he dormido tibio y perezoso para buscar
la luz de la gracia; pero también conozco que sois la Aurora sagrada que nacéis
para desterrar estas sombras: haced que en mí se acabe la noche do mis culpas,
que me levante de sueño tan pesado, pues de todo me pesa sobre todo pesar, con
la luz de vuestro soberano favor propongo y espero albergar semejantes sombras
en mi corazón. Recibid éste mi corazón contrito y humillado, ofrecedlo a
vuestro Hijo precioso para que no lo desprecie, sino que lo
junte y una con el suyo con el vínculo estrecho de su amor. Amen.
Aquí se rezan las nueve Ave Marías, y luego el parabién á
Señor San Joaquín y Señora Ana.
JACULATORIA
Por
cuna mi corazón
Os
ofrezco, sacra Aurora,
Que
él descansa en lo que llora
Y
vos en su contrición.
DIA SEGUNDO
Aunque
el sol es el esplendor del día, nace la Aurora primero que el sol y tiene el
día su principio con el nacimiento de la Aurora; así en el día de la gracia,
preside el Sol de justicia Cristo, restituyéndonos esta soberana luz que apagó la
primera culpa; pero antes que el Sol Cristo, nació María como Aurora, para dar
principio á este día. Considera que para que alumbre en tu alma el Sol de
justicia, ilustrándola con las luces de su gracia, el más poderoso medio es el favor
de María. Nazca en tu alma esta soberana Aurora mediante su devoción, aquestos
sean tus deseos, enviáselos fervorosos, para que el día de la gracia tenga en
tí principio por ella, implorando su piedad con esta:
ORACIÓN
Piadosísima
Niña Infantita, María Madre de gracia: á vos se dirigen los deseos de que
presida en mi alma solamente el Sol divino de justicia, Jesús mi bien, vuestro
preciosísimo Hijo; no merezco tal dicha, pero en vuestro favor la espero.
Brille en mi alma alguna parte de la inmensa luz que como Aurora sagrada
ostentáis en vuestro nacimiento, para que así sé goce con el principio de tan
deseado día. Haced que comience, que proceda y crezca hasta su mayor perfección,
lo cual deseo, y juntamente gozaros en el eterno día de la gloria. Amen.
JACULATORIA
Os
doy, y no por arreos,
Sino
por bellos despojos,
Unos
dijes en los ojos
Con
que os miran mis deseos.
DIA TERCERO
Nace
la Aurora anunciando al mundo alegría en el nacimiento del sol, siendo su
precursora; y con el nacimiento de María llenóse el mundo de gozos, viendo se
le acercaba el del Sol divino Cristo, que ya se apresuraba a nacer como gigante
que corre, que tal es el sol que vuela trayéndonos en sus alas la salud que el
mundo había perdido, contagiado de aquella primera dolencia. Considera a tu
alma enferma de muerte por la culpa, y si quieres que se apresure el Sol divino
Cristo para gozarle sano, la purísima Aurora María es su precursora. Alégrate
si día nacido en tu alma, que cerca está, tu salud; aviva la esperanza, y con
ella dile de esta manera:
ORACION
Lleno
de esperanza llego a vos, piadosísima Niña Infantita, aunque me considero
enfermo de muerte por la culpa; pues como sagrada Aurora me anunciáis el gozo
de una sanidad perfecta en el nacimiento del divino Sol que me la trae. Haced,
Señora mía, extienda sobre mis dolencias sus alas, é infundid en mi corazón un temor
santo, pues naciendo para mi salud este Sol, que nunca llegue su ocaso, pues lo
será para mi alma, muriendo si él se me ausenta. Así os lo pido y en vuestro
favor lo espero, naciendo vos en mí para anunciarme tal gozo, que me asegura
vuestra benignidad. Amen.
JACULATORIA
Acerico
es la esperanza
Que
en vos tengo, Aurora bella,
Porque
os reclináis en ella
Si
en ella mi amor descansa.
DIA CUARTO
Naciendo
la Aurora se ahuyentan las aves nocturnas, amantes de las tinieblas. Y los
demonios, como aves nocturnas que tanto apetecen las tinieblas de los vicios,
huyen medrosos cuando ha nacido María. Considera a tu alma en tales tinieblas,
hecha funesta y triste habitación de aquestas aves; duélete de tu miseria, y si
quieres se ahuyenten naciendo en tu alma esta divina Aurora, recíbela en tus
brazos, estréchate con ella con fina devoción, que ella los arrojará con sus
soberanas luces: suplícaselo diciendo esta:
ORACIÓN
Confuso
y avergonzado llego a vos, Aurora bella, considerándome en las sombras de mis culpas,
habitación de inmundas sabandijas; poro á vos me acojo para que, estrechándome
con vuestra luz, huyan de mi corazón: así os lo suplico, pues
por eso nacéis y tanto lo deseáis. Ilustradme con vuestra graciosa luz, para
que libre de las asechanzas de los demonios, sea mi alma digna morada del
Señor, quien la habite y quien nunca de ella se aparte por su infinita misericordia.
Amen.
JACULATORIA
Huyendo
el diablo y sus lazos
De
vos van, cuando nacéis;
Yo,
porque en mí os estrechéis,
Faja
os ofrezco en mis brazos.
DIA QUINTO
Convida
la Aurora con su alegría en el nacer a las canoras aves, que deseosas del día
se alegran con su luz, para que en dulces gorgeos le den con su canto la
bienvenida al sol. Y naciendo María, convida a los ángeles para que saludasen a
Cristo que se acercaba a nacer, cantándole gozosos y festivos la gloria.
Considera la fiesta de los ángeles en el cielo, la gloria y alabanza que dan a
Dios por la conversión de un pecador; procura ser este tú, para que esta divina
Aurora convide a las celestiales aves que aplaudan tu felicidad; suplícalo a
esta piadosísima Niña Infantita, diciéndole la siguiente:
ORACIÓN
Oh
benignísima Señora, Niña agraciada que tanto os alegráis por la conversión de
una alma pecadora; aquí se os llega esta miserable, deseosa de desenojar al
Sumo Bien que ha ofendido: haced que el dolor de mis culpas sea gozo y regocijo
de los ángeles: concededme asistencia, para que me defienda en los peligros, que
me guarde en los caminos y gobierne en todas mis acciones, hasta conducirme por
el camino de la penitencia al trono de la Infinita Misericordia, que espero
cantar eternamente en la gloria. Amen.
JACULATORIA
Los
ángeles saludando
Os
están, y al instrumento
De
una cruz en lo que siento,
Yo
los ayudo llorando.
DIA SEXTO
Envía
la Aurora su rocío a la tierra, y nace María para que descendiese Cristo,
divino rocío, sobre el mundo. Considera cuán deseosa debe estar la tierra de tu
corazón de este celestial rocío; excita en tu alma estos deseos, si quieres que
lo llueva el cielo sobre ella; acude a la divina Aurora María, que lo haga
descender mediante su protección; la implorarás diciendo la siguiente:
ORACIÓN
A
vos llega mi corazón, oh benditísima Niña, como tierra propiamente sin agua,
habiendo despreciado la fuente de aguas vivas, fabricándose cisternas rotas que
no pueden contener de esta agua; pero llega deseoso de que, como benignísima Aurora,
le comuniquéis de este celestial rocío: así os lo suplico, para que con él se
alegre la tierra de mi corazón, cantando en esta vida a tus piedades las
divinas alabanzas, que espero no acabar eternamente en la gloria. Amen.
JACULATORIA
Gargantilla
el amor mío
Os
ofrece, perlas siendo
Las
que Aurora estáis vertiendo
Gotas
del mejor rocío.
DIA SÉPTIMO
Débese
el rocío a la Aurora, y debiendo la tierra su fecundidad al rocío, de ahí es
que a la Aurora debe su fecundidad la tierra; y la de los corazones estériles
por la culpa, que producía espinas y abrojos, fecundóse por Cristo divino rocío;
diónoslo María, y así, naciendo esta Nina como soberana Aurora, deben a ella
los corazones humanos verse tierra fecunda de fragantes flores de virtud y sazonados
frutos de buenas obras. Considera en esto lo que debes a María, y lo mal que se
lo pagas; duélete de ello y pídele no cese de fecundar la tierra de tu corazón,
lloviendo continuamente sobre él este rocío, para lo cual dirás esta:
ORACIÓN
Gracias
os doy, fecundísima María, que naciendo Aurora fecundáis con el divino rocío la
tierra de nuestros corazones; suplícoos, Señora, fecundéis con él la del mío,
convirtiendo cada gota suya en lágrimas, que deseo tener abundantes para llorar
el descuido con que he dejado que brote espinas y abrojos de culpas, como frutos
de maldición. Haced que jamás los brote ya, mediante un continuo cuidado que
propongo tener con vuestra ayuda, de recibir en mi corazón vuestro celestial
rocío, para que, fecunda tierra, dé frutos de bendición. Amen.
JACULATORIA
Manillas
quiero ofrecerlas.
Niña,
á vos, a quien adoro,
Siendo
lágrimas que lloro,
Y
á vos os están de perlas.
DIA OCTAVO
Fecunda
la tierra con el rocío de la Aurora, vístese de hermosura, alegres los campos y
risueños los huertos con la frescura de las plantas, fragancia y suavidad de
las flores; y la tierra de los corazones humanos, fecunda con el rocío divino
de la soberana Aurora María, queda hecha con incomparable belleza un vergel de olorosas
y suavísimas flores de virtudes. Considera cuánto te importa acudir a esta
soberana Niña, para que, benignísima Aurora, fecunde con tal rocío tu corazón,
para que se vista de flores y crezca en virtudes, pidiendo estas con
la
siguiente:
ORACIÓN
Suplicote,
Señorada, sagrada Aurora, por la suma fecundidad que gozas desde que nacisteis,
siendo singularmente elegida para Madre verdadera de Dios, alcances de su
Majestad que como sagrado rocío fertilice la tierra de mi corazón, para
que, como en una perpetua primavera, florezca en virtud, por la cual, mediante tu
intercesión, merezca conseguir el mejor fruto del celestial paraíso, precedido
del mejor de vida, y vida mejor, cual es la eterna.
JACULATORIA
En
cada afecto una flor,
Niña,
os doy; si las oléis,
Sin
duda que les daréis
Con
vuestro aliento el olor.
DIA NOVENO
Nace
la Aurora estimulando a los que duermen se levanten, dejen el descanso y pongan
manos a la obra con el trabajo, y dándonos en los ojos la luz de la benigna
Aurora María cuan o nace, avisa a los dormidos en la culpa se levanten para ser
iluminados por Cristo, se apliquen al trabajo, que sin él no sé La de ganar el
cielo. Considera la pereza en que has vivido entregado al profundo letargo de
la culpa despierta, abre los ojos de la consideración para conocer que es
forzoso trabajar para conseguir el remo de los cielos, que se alcanza no sin
violencia, y esta es la que te has de hacer a ti mismo para vencer tus
pasiones; y para conseguirlo, pide a esta sagrada Aurora que te ilustre, diciéndole
la siguiente:
ORACIÓN
Benignísima
Niña Infantita, Señora mía, ¿cómo me llegaré a vos si estoy dormido? ¿Cómo, si
me hallo tan torpe y perezoso, si me oprime el peso gravísimo de mis culpas?
Mas ya sé cómo: ilustrándome vos, que sois la Aurora y nacéis para mi luz, mi
aliento y mi guía; que lo seáis os suplico, para que me aplique al trabajo, mortificando
mis sentidos y potencias con grande vencimiento de mis pasiones; guiadme por el
camino de la virtud, y no me desamparéis en todo él, para que lo siga con
fervorosa perseverancia hasta llegar al monte de Dios que es la gloria. Amen.
JACULATORIA
Mullido
colchón os doy
En
mi pecho; dormid ya,
Mi
amor os arrullará
Con
el desvelo en que estoy.
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