martes, 15 de febrero de 2022

DIECIOCHO DÍAS A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES


DIECIOCHO DIAS EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

 

Con aprobación eclesiástica

Pasto, 17 de mayo de 1958

 

+José de Jesús

Obispo, Vic. Gral.

 

Este piadoso ejercicio, cuyas sencillas páginas envuelven en si todo un poema de amor y de ternura a María Inmaculada, fue compuesto por la Venerable Madre Encarnación, reformadora de la Congregación de Religiosas Bethlemitas Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, muerta en olor de santidad en Tulcán, Ecuador, el 24 de agosto de 1886. El cuerpo de la Madre se conserva incorrupto en la ciudad de Pasto, Colombia, en la capilla del colegio que allí tiene la Congregación.

Suplicamos a la Santísima Virgen de Lourdes, nos conceda ver bien pronto elevada al honor de los altares a la Madre Encarnación, que con tanto amor compuso y practicó este hermoso ejercicio de los dieciocho días.

 

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Oh Dios misericordioso y Padre Clementísimo, que lleno de piedad para con tus criaturas, les das por medio de tu Inmaculada Madre, la siempre Virgen María, el remedio a sus males y miserias, pues en este siglo de errores y de males, aparece como arco iris de clemencia para consolar con su presencia a los que gime bajo el peso de las penalidades que los oprimen: no te acuerdes ya de nuestras ingratitudes y por tu amantísima Madre, levanta el peso de tu justicia que enormemente hemos provocado con nuestros pecados, humildemente pedimos perdón, poniendo por intercesora a la Santísima Virgen, y proponiendo con tu divina gracia no pecar más, no nos castigues Señor, retirando de nuestros pueblos y lugares la luz de la fe. ¡Ah no, Padre de bondad, la muerte primero que perderte! Enciende en nuestros corazones la llama de la caridad, para que, amándote con verdad, te sirvamos como hijos agradecidos y gocemos de ti por toda la eternidad. Amén.

 

 

DÍA PRIMERO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

Milagrosísima Virgen María, Inmaculada Madre de Dios, que, en medio de una luz deslumbradora y esplendorosa como el sol, pero dulce y apacible, te apareciste con tu hermoso y blanco velo, con un semblante de inefable hermosura, paz y bondad, con que manifestabas la misericordia que ibas a derramar sobre tus pobrecitos hijos, los delincuentes pecadores. ¡Oh Señora, tu presencia encantó el corazón de la dichosa Bernardita, y la llenó de fé, fortaleza y esperanza, llena pues, nuestras almas de estas tres virtudes, para defendernos de los enemigos visibles e invisibles, que por todas partes nos cercan, a fin de que, libres de ellos y limpios de pecado, te alabemos sin cesar por toda la eternidad! Amén.

 

–Se hace la petición.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Virgen Inmaculada, Madre de Gracia, salud de los enfermos, refugio de los pecadores y consuelo de los afligidos! Tú conoces nuestras necesidades, penas y sufrimientos: dígnate pues, mirarnos con ojos de misericordia. Al aparecer en la gruta de Lourdes, quisiste convertirla en lugar privilegiado en donde pudieses dispensarnos gracias celestiales y ya muchos desgraciados han encontrado allí el remedio del cuerpo y del alma. Así, nosotros venimos llenos de confianza a implorar tu maternal bondad. Escucha ¡Oh tierna María! Nuestra humilde plegaria, para que con tus bendiciones podamos imitar tus virtudes, a fin de participar un día de tu santa gloria. Amén.

 

-Nuestra Señora de Lourdes, ruega por nosotros y despacha nuestras peticiones.

 

 

L/: Cuando en las breñas de Lourdes

Apareces toda hermosa,

Con blanquísimo vestido

Y en tus plantas frescas rosas,

Se enajena Bernardita

Y en tu presencia se goza.

 

R/: Fija en nosotros tus ojos

Que te aclamamos piadosa.

 

 

 

DÍA SEGUNDO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

Fresco ciprés del Monte Sión, donde se refugian las sencillas aves, que persigue el infernal milano ¡Oh María Inmaculada! Con tu fortaleza invencible, retira los grandes males y peligros que nos cercan, haz que el mundo y el infierno sientan el poder que Dios te comunicó en tu Inmaculada Concepción, para que, a tu voz majestuosa, florezca la paz y la iglesia triunfe de sus enemigos. Amén.

 

 

DÍA TERCERO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

Inmaculada Reina de los Ángeles y Madre tiernísima de los pecadores ¿a quién recurriremos en nuestras necesidades sino a Ti, Virgen Clemente, que con ese corazón lleno de misericordia nos has llamado aun cuando nos hacíamos sordos tu dulcísima voz? Ahora, cuando conocemos el errado camino que llevamos, volvemos a Ti pidiendo tu protección, no nos castigues dilatando tu mirada de paz que da vida y alieno al pobre pecador, pues con ella nos reconcilias con Dios, nuestro Padre, porque tus ojos deshacen el enojo del Señor. Amén.

 

 

 

DÍA CUARTO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

Oh Purísima Virgen de Lourdes, aurora hermosa que destierras las sombras del pecado, pues tu devoción es ya un anuncio del día claro de la gracia, porque Cristo, el Sol de Justicia, se apresura por tu intercesión a socorrer a tus devotos, dándoles luz para que salgan del oscuro abismo a donde los había conducido el error y la mentira. Fortalece, dulce Madre, nuestras almas, para que no nos apartemos jamás de tu devoción. Amén.

 

 

DÍA QUINTO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

Nuestra Señora de Lourdes, que, en tiempo más necesitado, cuando la Francia Católica gemía al ver los errores de la impiedad, haciendo estragos en su reino, te apareciste como nave a los náufragos, dando voces, convidando a la salvación al que quisiera salvarse, y ofreciéndole refugio. ¿Quién no se arrojará a ti, confiado y seguro de tu clemencia? Danos la mano de tu protección para salir del lago inmundo del pecado y seguir la senda de la justicia. Amén.

 

 

DÍA SEXTO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

Tiernísima y Piadosa Madre de los infelices desterrados, bien conoces nuestras necesidades, parece que como mar nos rodea la amargura, más tu Señora, eres el mar de gracia, tu dulzura deshace las amargas aguas de los trabajos y desconsuelos en que nos vemos sumergidos, ya otras veces con tu poderoso brazo, de ellas has sacado a tus hijos cuando aún no conocían tu bella devoción. Y ahora, cuando invocamos sin cesar tu dulce nombre ¡Oh María Inmaculada! Nuestra alma se llena de esperanza, pues no hay quien a ti acuda que no salga consolado. Remedia nuestras penas, Madre bondadosa, si es la voluntad de tu Santísimo Hijo, que es la única que deseamos se cumpla en nosotros. Amén.

 

 

DÍA SÉPTIMO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

Dulcísima Virgen María, tan hermosa como santa, quien podrá encomiar tu belleza, cuando los ángeles, pasmados de asombro, dicen al ver tu hermosura: ¿Quién es esta que sube del desierto? Y el mismo Dios, complacido te dice: “Toda hermosa eres y mácula no hay en Ti” Vuelve, hermosísima María Inmaculada, ese tu semblante amable, y al ver en él un reflejo del cielo, nuestras almas serán colmadas de alegría. ¿Qué trabajos habrá que no la suframos por ti? Dichosos de nosotros si tuviéramos la felicidad de servirte y amarte. Amén.

 

 

DÍA OCTAVO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

¡Quien pudiera, oh bondadosa Madre, publicar tus maravillas, y hacer que todo el mundo te conociera, te amara y te sirviera como lo hacen los ángeles que te bendicen constantemente, porque eres su Reina, porque eres la Madre de Dios! Y nosotros tus hijos ¿Qué hacemos? ¿solo el hombre se ha de mostrar indiferente? ¡Ah desgracia inmensa la que nos ha traído el pecado! Pero tú, Reina y Madre nuestra, puedes romper la cadena que nos detiene el paso para recorrer en tu seguimiento: rómpela Señora, y correremos en pos de tus aromas. Amén.

 

 

DÍA NOVENO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

¿Qué afligido hubo jamás que en ti no hallara consuelo y misericordia? Madre de los desamparados y afligidos, míranos en la lucha de tantas pasiones, y tu vista sosegará nuestras almas, acuérdate que con tu hermosa plata quebrantaste la cerviz soberbia del infernal dragón, de tu vista huya y quedaremos en paz, favorecidos con la luz de tus ojos, viviremos seguros bajo tu manto. Amén.

 

 

DÍA DÉCIMO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

¡Madre del amor hermosos y de la santa esperanza! Quien en ti espera, vive tranquilo, porque solo tu Señora, después de Dios, sosiegas las tormentas y tribulaciones de este destierro. Da fuerzas y aliento a nuestros corazones atribulados por los males que amenazan a la Iglesia, mira a tus hijos cercados por el león rugiente que procura devorarlos, no permitáis Señora, que este maligno espíritu se apodere de sus almas. Manda, como Soberana, que se retire de los pueblos y familias, para que así te alabemos y demos gracias a tu poder Inmaculado. Amén.

 

 

DÍA UNDÉCIMO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

¡Santísima Virgen María, amparo y protección de los que en ti confían! Con esta esperanza imploramos tu auxilio, vuelve a nosotros esas miradas de amor y compasión, no atiendas, Madre, al miserable estado de imperfección en que nos encontramos, ejercita en nosotros tu clemencia, que siempre confesaremos tu misericordia, publicando en todas partes tus admirables portentos. Amén.

 

 

DÍA DUODÉCIMO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

¡Oh María Inmaculada! Dispensadora de celestiales dones, tesorera del Eterno y Omnipotente Dios, ya que todas las gracias nos vienen abundantemente por tus benditas manos, extiéndelas Madre, en favor de estas almas pecadoras que se acogen a tu misericordia, y esperan confiadas tu amparo y protección.  Amén.

 

 

DÍA DÉCIMO TERCERO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

Quien pudiera, Reina y Madre, publicar en toda la tierra, las grandes misericordias que sin cesar haces a tus hijos, desterrados en este valle de miserias, apenas te invocan, te inclinas a mirarlos compasiva. Ya que día y noche imploramos tu favor, no desprecies nuestras súplicas y haz que no nos apartemos jamás de ti, que amemos con amor siempre creciente, y agradecidos, te sirvamos. Amén.

 

 

DÍA DÉCIMO CUARTO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

¡Oh Puerta del cielo! Por ti entran los pecadores en la mansión eterna, pues tus poderosos ruegos les alcanzan el perdón del Padre Celestial ¿Quién no confiaría en ti Señora, pues eres madre de clemencia y no desprecias al que recurre a ti, contrito y humillado? Míranos aquí postrados a tus pies, implorando tu auxilio, socorre benigna nuestras necesidades y salva nuestras almas. Amén.

 

 

DÍA DÉCIMO QUINTO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

¡Oh Reina de los Ángeles, que sentada sobre un trono de gloria, no te desdeñas en mirar desde tu solio a los míseros hijos de Adán, rescatados por Jesucristo de la tiranía y poder del demonio! Acógenos, piadosa Madre, y no permitas que volvamos a pertenecer por el pecado al enemigo cruel de nuestras almas. Amén.

 

 

DÍA DÉCIMO SEXTO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

¡Oh María, consuelo de afligidos, alegría de los tristes, salud de los enfermos! Tu Señora, eres la medicina de nuestros males, el bálsamo que cura nuestras heridas, y la salud de nuestras almas, pero tu bondad se extiende a curar también los cuerpos atacados por la enfermedad, dígalo la gruta de Lourdes, donde se ven recuerdos de estos prodigiosos milagros, allí han recobrado la vista los ciegos, y nosotros ¿no recobraremos la vista del alma? Si, Madre querida, nos has de dar ojos y oídos para escuchar la voz de Jesucristo que es la luz, el camino y la verdad, para seguir con valor la senda de la virtud. Amén.

 

 

DÍA DÉCIMO SÉPTIMO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

Los ángeles y los hombres reconocen el poder que Dios te ha dado y así llenos de gozo te decimos: ¡Oh María, alegría del mundo, encanto del cielo y delicia de la Beatísima Trinidad! Intercede por nosotros, pues tienes tanto poder para alcanzar de Dios todo lo que te pidamos. Que por tu mediación obtengamos el vivir solo por Él y morir en su santo amor, para que así logremos la vida que durará eternamente. Amén.

 

 

DÍA DÉCIMO OCTAVO

-Se rezan tres Aves Marías.

ORACIÓN

¡Dios te salve, Soberana Reina! Llegó el día último de nuestra petición, y si, en el transcurso de estos dieciocho días no hemos alcanzado el favor que deseábamos, conservamos sin embargo la esperanza de que no pasará esta semana sin haberlo conseguido, si fuere del agrado del Señor y del tuyo Madre bondadosa, pues solo deseamos complacerte haciendo en todo, la voluntad de Dios, nuestro alimento, nuestro tesoro en esta vida y nuestro gozo en la eternidad. Llenos de fervor te hicimos este ejercicio para honrar tus visitas a la tierra cuando te manifestaste a Bernardita, regalando su espíritu con tu presencia y con tus dulces palabras. Aunque indignos, habla también ahora a los que piadosamente hemos celebrado con regocijo el privilegio de tu Inmaculada Concepción. Tu Señora, no te desdeñas de tratar almas pecadoras. Danos un corazón sencillo y aumenta nuestra confianza en tu poder y misericordia. Amén.

 

-Colaboración de Miguel Morales

domingo, 13 de febrero de 2022

NOVENA A SAN FRANCO DE SENA


NOVENA AL GLORIOSO SAN FRANCO DE SENA

CARMELITA

 

Tomada de “Efectos prodigiosos del poder de la Divina Gracia, manifestado en la vida del Abogado de pecadores, el segundo Saulo, convertido en Paulo, San Franco de Sena”

 

Con Licencia de la Autoridad Eclesiástica

Reimpresa en Murcia, por Felipe Teruel

 

AL DEVOTO LECTOR

Te presento, Lector devoto, al fin de este pequeño volumen un obsequioso tributo, que puedes ofrecer al glorioso Franco, movido solamente del ardiente deseo que tengo de imprimir en tu pecho una singular devoción, y en tu corazón una amorosa confianza en este Sto. para que en tus necesidades recurras a su patrocinio. Si te hayas enredado en algún vicio, de que no sabe tu fragilidad desprenderse, implora el socorro de Franco. Te doy el modo práctico de obligarlo y que es contemplar alguna de sus virtudes, u obras buenas, y excitarte a su imitación. Tú debes procurar, especialmente aquel día, esmerarte en imitar la virtud u obra que contemplas. Celebra la Iglesia su fiesta el día diez y siete de Diciembre; y así, aunque cualquier tiempo es apto para este novenario, el más propio es los nueve días antecedentes, o consecutivos a su festividad, y cuando te halles en alguna especial necesidad.

 

MODO

Puesto de rodillas delante la imagen o estampa del Santo, para que tus oraciones sean aceptas a Dios, y logren el bue n despacho que deseas, procurarás limpiar tu alma de todo pecado, por eso después de hecha devotamente la señal de la Cruz, dirás más con el corazón que con la boca:

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, en quien creo, en quien espero, y a quien amo sobre todas las cosas: solo por ser vos quien sois, Bondad infinita, me pe6a en el alma de haberos ofendido; y propongo firmemente de nunc a mas pecar, y de apartarme de las ocasiones de ofenderos, ayudado de vuestra divina gracia. Amén.

 

DIA PRIMERO

MEDITACIÓN

Contemplo hoy, Franco glorioso, vuestra admirable conversión: ella anima mi miseria y da alas a mi esperanza Fuiste el más torpe en los procedimientos; pero llegasteis por milagro de la gracia a ser lucido esmalte en las operaciones. Fuiste el escándalo del mundo; pero trocado en edificación de los Ángeles. De confusa sombra del abismo, pasasteis a ser luz brillante en lo más levantado del Carmelo; y de grosera espina, en hermosa y fragrante rosa. Créditos son de la Divina Omnipotencia, que sabe de las sombras extraer la luz y de un torcido leño labrar un precioso simulacro: y pues que os seguí en los yerros, alcanzad de la Divina Misericordia auxilios para que os sea compañero en la penitencia, haciendo que responda pronto a la voz del divino llamamiento; y pasando de vaso de contumelia, llegue a ser vaso digna de elección.

 

GOZOS

Pues recibisteis del Cielo,

San Franco, tantos favores:

Rogad por los pecadores,

Hermosa flor del Carmelo.

 

Como monstruo mal formado

Nacisteis en este mundo,

De maldades muy fecundo,

De virtudes muy menguado:

Mas rasgó la gracia el velo

De la luz con sus primores:

 

Apenas visteis el mal,

Que de Dios os alejaba,

Cuándo de dolor lloraba

Vuestro corazón leal:

Trocóse el vicio, y su yelo

En penitentes ardores:

 

Con Prodigios soberanos

propicio el Cielo declara

Vuestra penitencia rara

Contra desprecios humanos:

Un capón salta de u n vuelo

De la mesa con vigores:

 

Los enemigos del alma

Os combaten fuertemente,

Mas vos, Soldado valiente,

De todos lleváis la palma:

Y lográis con tal desvelo

De María los amores:

 

Por eso a su Religión

Os conduce piadosa,

Y cuando vos (¡rara cosa!)

Hacéis vuestra petición:

Os trae un Ángel del Cielo

Habito, y nuevos fervores:

 

En este claustro encerrado

Os condenasteis a penas,

Cruces, cilicios, cadenas

Escogió vuestro cuidado:

De penitencia modelo

Fuisteis con tantos rigores:

 

Al Señor atormentado

Visteis en la oración,

Quejándose con razón

De verse tan despreciado:

Solo en vos halla consuelo

En tan crecidos dolores:

 

Visto por vos el olvido

De aquel Señor Soberano,

Un Crucifijo en la mano

Llevabais enternecido;

Y con Eliano celo

Reprehendíais los errores:

 

Lleno de merecimientos

Finasteis vuestra jornada,

Y hallasteis nueva morada

Encima los elementos:

Cubrióse entonces el suelo

De luces y resplandores:

 

Los milagros que Dios obra

Por vuestra intercesión,

Asombran a la razón

De quien por su bien los logra:

Acudís con grande anhelo

A los devotos clamores:

 

Pues que reináis en el Cielo,

Entre santos confesores:

Rogad por los pecadores,

Hermosa flor del Carmelo.

 

L/: Ruega por nosotros, San Franco glorioso

R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Los cielos y la tierra alaben y enaltezcan ¡oh bienaventurado San Franco de Sena! el poder y misericordia de Dios que se manifestó en Vos tan admirablemente bondadoso, pues que sacándoos del cieno de la culpa, valiéndose para ello de las tinieblas de vuestros ojos, con el resplandor de su divina gracia os devolvió la vista del alma juntamente con la del cuerpo, para que brillaseis como antorcha luminosa en el Carmelo, cuyo hábito os fué traído del Cielo por los ángeles, gozosos y admirados de vuestra conversión. Yo me congratulo con Vos, de que el Todopoderoso os haya elegid o por pregonero de su omnipotencia a la vez que por espejo fiel de pecadores arrepentidos, no dudando que, desde la celeste mansión donde ahora gozáis los premios eternos, protegeréis benigno a vuestra amada Orden, a todos vuestros devotos y a mí también, el menor de ellos, que acudo a Vos en demanda de vuestro patrocinio como a poderosísimo abogado de penitentes, para que me alcancéis del Señor una verdadera penitencia de todos los pecados de mi vida y la perseverancia final en su santo servicio, que me haga merecer la felicidad de gozarle con Vos eternamente en el Reino celestial. Amén.

 

DÍA SEGUNDO

MEDITACIÓN

Admirable fue, Franco glorioso, vuestra ceguedad, pues alcanzasteis por medio de ella la mejor vista. Antes de perder la vista teníais ojos; pero ojos ciegos, porque no reparabais vuestros precipicios; más después que la Divina Misericordia, que para sus altos fines sabe valerse de los medios más extraños, os cegó, como a otro Pablo, los abristeis para conocer vuestros yerros, y llorar las culpas. Ellos fueron las dos saetas, con que el demonio se armó para heriros y perderos; pero fueron dos escudos, con que Dios después de herido os reparó para salvaros. Pagaron los ojos del pecado que cometieron los ojos; y el instrumento de vuestra ruina, le transformó Dios en antídoto admirable para vuestro remedio. Aplicad, Santo glorioso, el mérito de vuestras lagrimas a mis ojos, haciendo que se digne el Señor mirarme como os miró a vos, con ojos de piedad; alumbrando la ceguedad obstinada de mis ojos, a fin de que se cierren à lo temporal y caduco, y solo se abran para llorar las culpas, y ver y meditar lo celestial y eterno.

 

 

DIA TERCERO

MEDITACIÓN

Hoy os contemplo, Franco glorioso, peregrinando ciego y solo en Santiago, a fin de purificar las culpas con el rito de la fatiga é intercesión del Apóstol; donde el demonio, envidioso de la carrera que emprendisteis, transformado en Ángel de piedad, os quiso desviar, a fin de precipitaros; pero merecisteis de la Divina Piedad en este conflicto el socorro, que envió el Ángel de vuestra guarda, que os volvió al verdadero, camino. Somos, Santo glorioso, en esta vida peregrinos, que a largas jornadas caminamos al Cielo. La senda que nos conduce a la vida es estrecha; y teniendo en sí muchos pasos difíciles y peligrosos, es necesario buscar una guía, que seguramente nos conduzca por ella: y así alcanzad de Dios se digne enviarnos nuestro Custodio santo a fin de que, sin desviarnos del camino de la virtud, ni interrumpir en él un paso, caminemos hasta llegar a nuestra Patria.

 

 

DIA CUARTO

MEDITACIÓN

Contemplo hoy, Franco glorioso, la castidad y pureza de vida que conservasteis después de convertido. Oíais los blandos clamores de los deleites pasados, que os llamaban. Retirado en el desierto oíais el dulce canto de las sirenas, que desde el mar del mundo os fatigaban. Libre de la cárcel del pecado, aun traíais en las pasiones las cadenas, la pesadumbre de las cuales, junto con las instigaciones del demonio, que por todos modos procuraba perderos, conspiraban a formar una de las más vehementes tentaciones; mas asistido de aquel Señor, que se empeñó en daros la mano, con cilicios, disciplinas, y penitencias rigurosas, salisteis de la batalla gloriosamente triunfador. Sé, Santo glorioso, que no puedo conservarme Casto, si Dios no me asiste con su gracia y hacia él recurro para el socorro, y a vos para el patrocinio. Haced que no sea del número de aquellas almas necias, que arrojan de si esta piedra preciosa, por la vil ganancia de un momentáneo gusto. Alcanzadme un continuo retiro de las criaturas, una perpetua mortificación de los sentidos, y una continua vigilancia sobre mí mismo, que son los medios más seguros par a conservar pura esta flor y entre las espinas del mundo.

 

 

DIA QUINTO

MEDITACIÓN

Contemplo hoy, Santo glorioso, vuestra rara y admirable penitencia: Consagrasteis los ojos a la modestia, el oído al retiro, el gusto a la abstinencia, no habiendo en vos miembro, sentido, ni potencia, que no estuviese condenada a particular martirio, no buscaba vuestro pensamiento medio con que descansar el cuerpo, solo procuraba inquirir instrumento con que mortificar el apetito. Mi espíritu, Protector mío, está pronto para imitaros en la mortificación de la carne; pero resiste en batalla tan reñida, ¿qué hará un alma que desea seguiros? Bajo vuestra protección me pongo, que con ella me vendrá seguro el sufragio del Cielo.

 

 

DÍA SEXTO

MEDITACIÓN

Considero, Franco glorioso, vuestro riguroso silencio. Os ultrajan los hombres, y no abrís la boca sino para dar gracias de la contumelia al Criador, y os aparece y os habla muchas veces la Virgen, y vos conserváis un perpetuo silencio , procurando siembre ocultar los favores ; mas como hablabais poco con las criaturas, y mucho con el Criador, os ejercitabais continuamente en encendidos deseos, y amorosos ímpetus de uniros íntimamente con el sumo bien, que en vuestro silencio adorabais; y siendo el silencio el alma de los buenos deseos, y la madre fecunda de los pensamientos santos, en soledad y silencio os hablaba, como a la Esposa, el Señor, en tantos éxtasis, palabras de vida. Alcanzad por este vuestro silencio, de Dios gracia para acostumbrarme a tratar poco con las criaturas, y a tener largos coloquios con Dios manifestándole los afectos y ardientes deseos de amarle, servirle y bendecirle.

 

 

DIA SEPTIMO

MEDITACIÓN

Hoy contemplo, Franco glorioso, vuestra humildad profunda. Fuiste un epilogo de desprecios de vos mismo, formando de vos un concepto tan bajo, que os reputabais por la más vil de todas las criaturas, teniendo a todas aquellas personas con que trabajabas por buenas y que solo vos erais por vuestros pecados digno de mil infiernos. Alcanzadme pues de la Divina Piedad esta excelsa y preciosa virtud, a fin de que, conociendo mis miserias, me repute por la más vil criatura; pues sé que Dios exalta, honra, y favorece a los que se ostentan pequeños y se precian de humildes.

 

 

DIA OCTAVO

MEDITACIÓN

Os contemplo, Santo glorioso, vuestra paciencia invicta, y conformidad perfecta a la voluntad Divina en los gravísimos trabajos que os sobrevinieron, no mostrando en ellos la más leve señal de disgusto. Os pusisteis en manos de la providencia divina, ofreciéndoos con prontitud á todo lo que fuese voluntad del Altísimo, recibiendo con resignación, tanto las cosas adversas, como las prosperas; tanto los trabajos, como los favores divinos; adorando en todos los juicios incomprensibles de la providencia del Altísimo. Alanzadme pues de la Divina Misericordia, sufrir las tribulaciones con igualdad de ánimo, sin que jamás se abra mi boca, ni para el desahogo, ni para la queja; sí solo para decir, hágase en mí la voluntad del Señor; haciendo una firme resolución de recibir con ánimo inalterable todas aquellas cruces que el Señor me enviare, pues que estas, no menos que los favores, son dadivas del Altísimo.

 

 

DIA NOVENO

MEDITACIÓN

Contemplo hoy, glorioso Franco, vuestro feliz y dichoso tránsito, vencido ya el mundo con el desprecio la carne con mortificaciones, y el demonio con las armas de las virtudes, esperabais el premio de tantas victorias; pero antes de acabar la batalla, ya os quiso el Cielo prevenir con señales el triunfo, dándoos unas misteriosas monedas, y desprendiéndose del Cielo mismo un resplandor prodigioso. Es esta vida, Santo glorioso, una continua guerra, en que hemos de pelear contra tres formidables enemigos, sin auxilios muy eficaces tenemos incierta la victoria; estas son las armas, que a Dios por vuestra intercesión pedimos, a fin de lograr una perseverancia final en gracia, y con ella una dichosa muerte en el Señor, para después alabarle con vuestra compañía eternidades en la Gloria.

miércoles, 9 de febrero de 2022

Novena a Nuestra Señora de los Remedios de Quezalguaque (Nicaragua)

 


Novena a Nuestra Señora 

de los Remedios


Cuya milagrosa imagen se venera en su santuario de Quezalguaque, Nicaragua


V. Ave María Purísima

R. Sin pecado concebida

En el nombre del Padre…


Acto de Contrición

¡Señor mío Jesucristo! ¡Qué ingratitud tan insensible es la mía! ¡Qué locura! ¡Qué ceguedad, oh mi dulcísimo Jesús! Tú, pendiente de ese madero, clavado en él con duros clavos, derramando hasta la última gota de tu sangre y dando los últimos alientos de tu preciosa vida entre los más crueles tormentos, por librarme de la tiranía y la esclavitud del demonio. ¡Oh amor infinito de mi Dios, que lejos he venido de corresponder tanta fineza!, antes por no perder un poco de deleite me he puesto a riesgo de perderte para siempre; pero ya, Señor, ¡cuánto me pesa tan enorme ingratitud! ¿Qué haré amantísimo Jesús de mi alma? Yo no encuentro otro camino que ponerme a las plantas de María Santísima de los Remedios, tu amantísima Madre, y acordarle que en tus mortales agonías le constituiste madre mía, para que me mirase como a hijo, dándome en su piedad los remedios de mis males. ¡Oh dulce Jesús mío! Perdóname, que aunque tarde lo he conocido, estoy cierto de que no llega tarde quien llega arrepentido. ¡Oh si pudiera, Jesús mío, borrar mis ingratitudes con la sangre de mis venas! ¡Oh si pudiera morir de dolor al haber ofendido a mi Dios, a mi Padre, a mi Jesús y Señor! 


Oración Preparatoria


Madre amorosísima de los Remedios; yo soy indigno de levantar la voz para hacer una petición a tan alta majestad y nadie me puede socorrer más que Aquel que nació de tus purísimas entrañas. ¡Ay! Dulce consuelo mío; tengo el corazón marchito por la pesadumbre y mi frente se inclina al peso del dolor. 

Busco de Jesús los favores, pero soy pecador y no puedo usar la franqueza de los bienaventurados; pero, tú que eres el refugio de los pecadores, el consuelo de los afligidos y el remedio de todos los males, oye mis plegarias y haz que se acerquen al Dulce Corazón de Jesús, para que movido a compasión perdone mis faltas y oiga que le pido. Por tu amarga soledad que remedie las congojas que en esta novena expondré en memoria de las tres horas que sufrió Jesús en la Cruz. Óyeme, Señora, pide por quien, lleno de confianza, te dice: Dios te salve, Remedio de los desventurados en este valle de lágrimas. Amen. 


Oración del día 

Día Primero

Hermosura de los cielos, María Santísima de los Remedios: ese cetro que empuñas con tu divina mano y esa corona con que ciñes tus sagradas cienes publican que eres reina del cielo y la tierra. Lo eres bellísima aurora, pues como Hija tiernísima del Padre, como amantísima Madre del Hijo y como Esposa dulcísima del Espíritu Santo gozas de un poder absoluto y tienes un justísimo derecho sobre todo lo creado. Pues clame todo el mundo, grite todo cristiano que eres nuestra reina, nuestra abogada y que sólo Tú Señora eres iris de paz, que puesto entre la tierra y el cielo aplaca los rigores del Juez Supremo y puedes convertir sus enojos en lluvias de misericordias. Pues gózate, Reina Hermosa, con dignidad tan alta, recrea tus brazos con ese Niño hermoso, que tanto se complace en que todo el mundo te conozca por su Reina.


Petición y se rezan las tres Avemarías

Oh María, Madre de los Remedios, yo me regocijo y os felicito por vuestra Concepción Inmaculada y os venero sobre todos los Ángeles y Santos del cielo como Hija del eterno Padre y os consagro mi alma con todas sus potencias. 

(Ave María)

Oh María, Madre de los Remedios, yo os venero de todo corazón sobre todos los Ángeles y Santos del cielo como la Madre del Hijo de Dios y os consagro mi cuerpo con sus acciones y sentidos.

(Ave María)

Oh María, Madre de los Remedios, yo me regocijo y os felicito por vuestra gloriosa asunción a los cielos en cuerpo y alma y os venero de todo corazón sobre todos los Ángeles y Santos como Esposa muy amada del Espíritu Santo y os consagro mi alma con todos sus afectos, rogándote me alcances de la Santísima Trinidad vuestros ardorosos incendios y todas las gracias que necesito para mi eterna salvación. 

(Ave María)


OBSEQUIO

Una visita a la imagen de Nuestra Señora de los Remedios en su Santuario, rezándole una Salve y encomendándole todas sus necesidades y las de su familia.


JACULATORIA

¡Oh María, Madre de Dios y de los pecadores, Madre de los Remedios! Rogad por mí a Jesús.


GOZOS

Señora del mundo, 

celestial Señora, 

a ti suspiramos, 

Madre de los Remedios.


En ti hallan remedio, 

todos los enfermos,

ya sean del alma, 

ya sean del cuerpo.


A ti pues clamamos, 

Madre de Remedios, 

sana nuestras almas, 

sana nuestros cuerpos.


Remedias el alma,

remedias el cuerpo,

remedias la hora, 

en que no hay remedio.


En las aflicciones, 

Tú eres el consuelo,

y todos los males, 

huyeron al verte.


Exaltado Libano, 

prodigioso cedro,

siempre milagrosa, 

olivo supremo.


Azucena hermosa, 

rosa cuyo aliento,

produjo aquel lirio, 

de los valles bellos.


Tras de tus olores, 

virgenes corrieron,

tus suaves aromas, 

roban los afectos.


Elegida mirra, 

oloroso incienso,

siendo tan Divina,

que llenas los cielos.


Hoy te veneramos, 

y a Dios Adoramos,

por ser Trino y Uno, 

de quién eres Templo.


Ruega por nosotros, 

para que seamos dignos,

de alcanzar las gracias 

y promesas de Nuestro

Señor Jesucristo.


OREMUS

Te rogamos ¡Oh Señor! Dios nuestro que concedas a los que te servimos gozar de una salud continua en el alma y en el cuerpo, y que por la intercesión gloriosa de la Bienaventurada siempre Virgen María, Madre de los Remedios, nos veamos libres de la presente tristeza y gocemos de las eternas alegrías por Jesucristo Ntro. Sr. Amén.


Oración Final

Bendita seáis encanto del Padre, delicia del Hijo, amor del Espíritu Santo: bendita mil veces seáis en todos los instantes de mi vida, por todo el orbe, por todas las criaturas, por toda la eternidad. Postrado humildemente a vuestros pies os suplico por las tres Divinas Personas, me seáis propicio, atendiendo a mis pobres ruegos y a los de todos los afligidos y apesadumbrados que vienen a implorar socorro como esta criatura que gime llena de confianza y aflicción. 


Socorred Señora, Madre mía de los Remedios, esta necesidad en que me encuentro, por vuestro dulcísimo nombre para honra y gloria vuestra y bien de mi alma, la que espera con ansia al perdón de sus pecados y que aceptéis al menos esta novena en descuento de mis mismos pecados, para soportar tranquilo las adversidades de esta vida, el peso de las enfermedades que me atormentan. No desoigas Señora mi humilde súplica, ya que os hacéis llamar Señora y Madre de los Remedios y en honor a tus purísimos ojos nos obligamos a rezarte dos Salves.


Se rezan dos veces el Salve Regina

Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar y María concebida sin pecado original.

¡Que viva la Virgen! ¡Que viva para siempre!


Dia Segundo

¡Amorosísima y tierna Madre mía de los Remedios!, en quien he puesto toda mi confianza, yo no sé con qué voces pedirte me alcances del Sagrado Corazón de Jesús las gracias que solicito en esta Novena! Apuro mi mente y en ella no encuentro paces que interpreten mi dolor.

He llorado Señora, suspirando mucho, pero mi aliento corrompido por la maldad tal vez no llegue a tus pies. Maria, mi dulce Madre de los Remedios, Tú que conoces el lenguaje de tus hijos, traduce el mio, balbuceante y torpe, y aclara mi humilde petición, sé me interprete para con Jesús, dile que no sé hablar, que mi lengua de mortal vierte frases en el idioma de los hombres.

Hoy Señora, que fije sus divinos ojos en esta pobre alma que se inspira en el dolor y ruégote pídele que corone mis deseos, que favorezca mi petición y que acepte esta novena en memoria de sus agonías. ¿Me desampararás Madre mia? ¿Quedarán a los vientos las súplicas que te hago? En fin, Señora si encuentro Remedios en mis congojas, por ti la he alcanzado y a mi salvación conviene y si no que se haga la Santísima voluntad de tu Hijo Santísimo. Amén.


Se medita y se pide lo que se desea conseguir de N.S. de los Remedios.

Se rezan las tres Avemarías del mismo modo que el primer día.

Obsequio: Rezar con fervor un Ave María a nuestra Señora de los Remedios por la conversión de los pecadores más endurecidos.

Jaculatoria: Virgen Sacratísima, dignaos concederme la gracia de que os alabe y alcanzadme el remedio de los males que me afligen.


Dia Tercero

Luna hermosa y sin menguante, María Santísima de los Remedios. Para cuándo son esas entrañas de Madre compasiva, si no para cuando te busca un alma que arrepentida de haber ofendido a tu Santísimo Hijo; cree hallar en Tí el remedio a sus necesidades? Acuérdate, Señora de aquellas dulces palabras con que le hablastes al venturoso Juan. Hijo, le dijistes, búscame en ese puesto. Pues aquí me tienes delante de Tí, a un hijo tuyo que aunque indigno de tal nombre, lo soy por tu elección. Yo Señora, soy el que viene a buscarte en este puesto, yo soy el que vengo a buscar tu amparo. Y que, ¿ha de ser tal mis desgracias que te has de hacer sorda a mis clamores? No, no Señora, entra a registrar mi corazón y verás cuánto le pesa haber ofendido a tu Santísimo Hijo y haberte desagradado a Tí; pues eres mi única esperanza después de Jesús, eres Tú, Madre amorosísima mía y Madre de los Remedios. Amén. 


Se medita y se pide lo que se desea conseguir de N.S. de los Remedios.

Se rezan las tres Avemarías del mismo modo que el primer día.

Obsequio: Cuando se presente la enfermedad, la pobreza o la desgracia en nosotros o en nuestra familia, decir: Oh Madre mía de los Remedios alejad este cáliz de nosotros, o dadnos virtud y fortaleza para llenarlo por amor a Dios.

Oración Jaculatoria: Ea pues Señora Abogada nuestra vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos.


Dia Cuarto

¡Oh Inmaculada, Madre de Dios, María Santísima de los Remedios! Templo y Sagrario de los cielos, Aurora Divina, por quien, después de Dios, vive toda criatura racional sobre la tierra. Inclina a mí esos bellísimos ojos, ilumina a esta pobrecita y ciega alma, mírala, Madre de Misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadecete, Señora, de su ruina y haz que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve y la limpie y le restituya a su gracia. Suplicale me de luz para conocer y ver lo errado que he andado, desviándome del redil de su Divina gracia, y que no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo dándome fuerza para no caer de nuevo en la red del demonio, ni en los precipicios de la carne. ¡Oh Amorosísima Madre! Cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno solo que de corazón te invoque que haya salido desamparado. Con tal certeza yo vengo confiado en tu poderosa intercesión que me obtendrás de tu Santísimo Hijo Jesús el remedio de todas mis necesidades, así espirituales como corporales, y el especial favor que te pido en esta novena si me conviene y es de su Divino agrado para honra y gloria tuya.

No desprecies mis humildes súplicas ¡Oh Madre del Verbo Divino! Antes bien acogedlas y oídlas benignamente. Amén.


Se medita y se pide lo que se desea conseguir de N.S. de los Remedios.

Se rezan las tres Avemarías del mismo modo que el primer día.

OBSEQUIO: hacer un honor de nuestra señora de los Remedios una buena confesión y una fervorosa comunión como si fuera la última de nuestra vida.

JACULATORIA: ¡Oh Madre mía de los Remedios! Alcanzadme un verdadero dolor de mis pecados, el perdón y la perseverancia y el Remedio de mis necesidades tanto espirituales como corporales. Amén.



Dia Quinto

¡Oh Dulcísima Madre mía de los Remedios! ¿Cuál será la muerte de este pobre pecador? Yo pensando desde ahora en aquel supremo momento en que he de expirar y ser presentado al tribunal divino y acordándome de haber escrito yo mismo con mis perversos consentimientos tantas veces la sentencia de mi condenación, tiemblo, me confundo y temo mucho perder mi salvación eterna. ¡Oh María! En la sangre de Jesús y en vuestra intercesión están mis esperanzas. Vos sois la Reina del cielo, la Señora del universo, la Madre de los Remedios, basta decir que sois la Madre de Dios. Seáis en la hora buena, grande; pero vuestra grandeza no os aparta, antes bien os inclina por sí misma a tener mayor compasión de nuestras miserias. Los amigos del mundo apenas son elevados a cualquier dignidad, se apartan y se desdeñan aún de mirar a los amigos antiguos que quedan en baja fortuna. Vuestro noble y amoroso corazón no lo hace así; donde ve mayores miserias, allí se empeña más en socorrerla. Al ser invocada, nos socorréis al instante y aún prevenir con vuestros favores nuestros ruegos. Vos nos consoláis en nuestras aflicciones. 


Vos desvanecéis las tempestades, Vos abatís a las enemigos; en suma no perdáis ocasión de procurar nuestro bien. Sea siempre bendita aquella mano divina, que ha unido en Vos tanta majestad con tanta ternura; tanta grandeza con tanto amor. Yo doy continuas gracias a mi Señora, y me alegro en mí mismo, porque en vuestra felicidad pongo la mía y tengo por suerte mía vuestra suerte. ¡Oh Consoladora de los Afligidos! consolad a un afligido que se encomienda a Vos. Amén. 


Se medita y se pide lo que se desea conseguir de N.S. de los Remedios.

Se rezan las tres Avemarías del mismo modo que el primer día.

OBSEQUIO: Acostumbrar el rezo del Santo Rosario en familia. El Rosario es como un pararrayo puesto a la entrada de nuestros hogares en donde se estrellan todas las furias del infierno. En donde se reza el Santo Rosario, las familias viven felices y siempre en ella reina la Paz. 

JACULATORIA: ¡Oh Madre mía de los Remedios! No nos dejéis caer en la tentación, mas líbranos de todo mal. Amén.


Dia Sexto

¡Madre mía de los Remedios! Triste mi voz, como los ecos lastimados de un moribundo, oh cómo son los gemidos de las nocturnas aves en solitario valle. ¡Quien pudiera balbucear si quiera los preludios de aquellas encantadoras armonías con que los querubes ensalzan sin cesar tu dulce nombre!

Aquí estoy, hijo pródigo, cubierto de harapos e ignominia, aquí estoy, pecador arrepentido, dispuesto a confesar mis delitos; aquí, en fin, espero una mirada de tus compasivos ojos para tranquilizar mi espíritu, si, alcánzame el perdón que solicito; otra vez mas, ruega por mí; dile al Señor que recuerde que setenta veces siete prometió perdonar al pecador; preséntale mi corazón llagado para que lo purifique con el fuego de su divino amor, para que lo guarde después en el tuyo, y mirar que los múltiples testigos que me acusan, no hay uno que me acuse de impío, hereje o refractario no; pecador es verdad, pero con fe; ingrato con esperanza y ahora pidiendo tu caridad. Si, Madre mía de los Remedios, olvida mis ingratitudes y te ofrezco hacer lo que hizo David : llorar, llorar y pedir. Aquí en tu templo juntaré mis gemidos con las tiernas voces de los que te alaban, regaré con llanto las flores que caen en tus pies y mis clamores se elevarán con los ruegos de la ingratitud para implorar tu clemencia. A ella me acojo y por eso repito mil y mil veces con todo fervor de mi alma: María, Madre de los Remedios, refugio de los pecadores ruega por mí.


Se medita y se pide lo que se desea conseguir de N.S. de los Remedios.

Se rezan las tres Avemarías del mismo modo que el primer día.

OBSEQUIO: Una visita a la Santísima Virgen de los Remedios, pidiendo nos alcance la gracia de ser agradecido a los beneficios que nos ha hecho su Divino Hijo y perdón de nuestras ingratitudes.

JACULATORIAS: Vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.


Dia Séptimo

¡Oh Madre de Piedad! ¡ Virgen sacrosanta, Madre mía de los Remedios! He aquí a vuestros pies el traidor, que pagando con ingratitudes las gracias recibidas de Dios por vuestra mediación, ha hecho traición a Dios y a Vos también. Pero, Señora sabed que mi miseria  no me quita, antes bien aumenta, mi confianza en Vos, porque veo que mi miseria acrecienta en Vos vuestra compasión hacia mí. Haced conocer, ¡Oh María!, que sois la misma para mí que para todos los que os invocan, llena de liberalidad y de misericordia. Bástame que me miréis y os compadezcáis de mí.

Si vuestro corazón llega a tener compasión de mí, no podra dejar de protegernos . Y si Vos me patrocinas ¿a quién puedo temer? No, nada temo. No a mis pecados,  porque Vos podéis remediar el daño hecho. No a los demonios, porque Vos sois mas poderosa que el infierno. No, a vuestro Hijo, justamente indignado conmigo, porque con una sola palabra vuestra se apiadará. Temo solo que yo, por mi culpa, deje de encomendarme a Vos en mis tentaciones y así me pierda.

Más esto es lo que hoy os prometo: quiero siempre acudir a Vos, ayudadme Vos para ejecutarlo. Mirad la hermosa ocasión que tenéis de contener vuestro deseo aliviando un miserable como soy yo. 

¡Oh Madre de Dios! En Vos tengo puesta toda mi confianza. De Vos espero la gracia de llorar como debo mis pecados y de Vos espero la fortaleza para no caer más. Si yo estoy enfermo, Vos podéis darme la salud. Si mis culpas me han debilitado, vuestra ayuda me volverá la fortaleza. 

¡Oh María Madre mía de los Remedios! yo todo lo espero de Vos, porque Vos todo lo podéis con Dios. Amén. 


Se medita y se pide lo que se desea conseguir de N.S. de los Remedios.

Se rezan las tres Avemarías del mismo modo que el primer día.

OBSEQUIO: Sufrir con resignación todo lo desagradable que nos ocurriera, y rezar 7 Ave Maria en honor a los 7 dolores de la Virgen Santísima.

JACULATORIA: ¡Oh Madre llena de amargura, acompádñame en mi viaje a la eternidad! Amén.


Dia Octavo

¡Oh Madre de Misericordia y Madre mía de los Remedios! Supuesto que Vos sois tan piadosa y tenéis gran deseo de hacernos bien a nosotros miserables y satisfacer nuestras peticiones, yo, el más miserable de todos los hombres acudo hoy a vuestra piedad para que me concedáis lo que os pido. Pidan otros lo que quieran, salud para el cuerpo, ganancias y provechos de la tierra; yo vengo a pediros, Señora, aquellas cosas que Vos misma deseáis de mí con más anhelo y más se conforman y agradan a vuestro santísimo corazón. Vos fuisteis humilde, alcanzadme, pues la humildad y el amor a los desprecios. Vos fuisteis paciente en los trabajos de la vida, alcanzadme paciencia en las tribulaciones. Vos estuvisteis llena de amor hacia Dios, alcanzadme el don del santo y puro amor. Vos fuisteis caridad hacia todos, particularmente con aquellos que son enemigos míos. Vos estuvisteis íntimamente sumisa a la Divina voluntad, alcanzadme una total conformidad en todo aquello que Dios de mí disponga. Vos en suma sois la más santa entre todas las creaturas; ¡oh María! hacedme santo. A Vos no os falta amor to lo podéis y queréis alcanzármelo.


Solo puede impedirme de recibir vuestra gracia, omisión en acudir a Vos, o mi poca confianza en vuestra intercesión; más el recurrir y confiar en Vos, Vos misma me lo habéis de alcanzar. Estas dos gracias eminentes exijo de Vos, las requiero de Vos, de Vos las espero con toda confianza ¡oh María! Madre mía de los Remedios, esperanza mía, amor, vida, refugio, socorro y consuelo mío. Amén. 


Se medita y se pide lo que se desea conseguir de N.S. de los Remedios.

Se rezan las tres Avemarías del mismo modo que el primer día.

OBSEQUIO: Una particular actitud en la iglesia, participando siempre en la Misa y en todos los actos religiosos.

JACULATORIA: Madre de la Divina Gracia y Madre de los Remedios, Ruega por nosotros.



Dia Noveno

¡Oh, Vos la más Grande y más Sublime entre todas las criaturas! Virgen de los Remedios, te saludo desde este mundo, yo infeliz pecador, que merezco no gracias, sino castigos; justicias y no misericordias, Señora, no digo esto porque desconfíe de tu piedad, yo sé que Vos os glorificáis de ser benigna a la par que poderosa. Sé que os complacéis en ser tan rica, para hacer participantes de vuestras riquezas a nosotros miserables. Sé que cuanto más pobres son los que a Vos acuden, tanto más empeño mostráis en protegerlos y salvarlos. ¡Oh Madre mía! Vos sois la que llorásteis un día a vuestro Hijo, que murió por mí. Ofreced, os ruego, vuestras lágrimas a Dios y alcanzadme por ellas un verdadero dolor de mis pecados. Muchos os afligieron entonces los pecadores y otro tanto os he afligido yo también con mis maldades. Alcanzadme, oh María, la gracia de que a lo menos de hoy en adelante no continúe afligiendo a Vos y a vuestro Hijo con mi ingratitud. Y ¿de qué me serviría vuestro llanto si yo prosiguiese en ser ingrato? De qué me serviría vuestra misericordia, si yo os fuese infiel otra vez y me condenase? No, Reina; no lo permitáis, Vos habéis suplido todas mis faltas. Vos alcanzáis de Dios cuanto queréis. 


Vos oís a quien os ruega. Estas dos gracias os pido, de Vos la espero con fundada confianza, las exijo de Vos, obtenedme la gracia de ser fiel a Dios, de no ofenderle más, y de amarle en lo que me queda de vida tanto cuanto le tengo ofendido.


Se medita y se pide lo que se desea conseguir de N.S. de los Remedios.

Se rezan las tres Avemarías del mismo modo que el primer día.

OBSEQUIO: Decir muchas veces al día ¡Jesús está crucificado y yo vivo en delicias y pecado!

JACULATORIA: Haced que con las sangrientas llagas del crucificado, quede por siempre sellado, mi rebelde corazón.


ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...