NOVENA
AL GLORIOSO SAN FRANCO DE SENA
CARMELITA
Tomada
de “Efectos prodigiosos del poder de la Divina Gracia, manifestado en la vida
del Abogado de pecadores, el segundo Saulo, convertido en Paulo, San Franco de
Sena”
Con
Licencia de la Autoridad Eclesiástica
Reimpresa
en Murcia, por Felipe Teruel
AL
DEVOTO LECTOR
Te
presento, Lector devoto, al fin de este pequeño volumen un obsequioso tributo,
que puedes ofrecer al glorioso Franco, movido solamente del ardiente deseo que
tengo de imprimir en tu pecho una singular devoción, y en tu corazón una
amorosa confianza en este Sto. para que en tus necesidades recurras a su
patrocinio. Si te hayas enredado en algún vicio, de que no sabe tu fragilidad
desprenderse, implora el socorro de Franco. Te doy el modo práctico de
obligarlo y que es contemplar alguna de sus virtudes, u obras buenas, y
excitarte a su imitación. Tú debes procurar, especialmente aquel día, esmerarte
en imitar la virtud u obra que contemplas. Celebra la Iglesia su fiesta el día
diez y siete de Diciembre; y así, aunque cualquier tiempo es apto para este
novenario, el más propio es los nueve días antecedentes, o consecutivos a su
festividad, y cuando te halles en alguna especial necesidad.
MODO
Puesto
de rodillas delante la imagen o estampa del Santo, para que tus oraciones sean
aceptas a Dios, y logren el bue n despacho que deseas, procurarás limpiar tu
alma de todo pecado, por eso después de hecha devotamente la señal de la Cruz,
dirás más con el corazón que con la boca:
ACTO
DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, en quien creo,
en quien espero, y a quien amo sobre todas las cosas: solo por ser vos quien
sois, Bondad infinita, me pe6a en el alma de haberos ofendido; y propongo
firmemente de nunc a mas pecar, y de apartarme de las ocasiones de ofenderos,
ayudado de vuestra divina gracia. Amén.
DIA
PRIMERO
MEDITACIÓN
Contemplo
hoy, Franco glorioso, vuestra admirable conversión: ella anima mi miseria y da
alas a mi esperanza Fuiste el más torpe en los procedimientos; pero llegasteis
por milagro de la gracia a ser lucido esmalte en las operaciones. Fuiste el
escándalo del mundo; pero trocado en edificación de los Ángeles. De confusa
sombra del abismo, pasasteis a ser luz brillante en lo más levantado del
Carmelo; y de grosera espina, en hermosa y fragrante rosa. Créditos son de la
Divina Omnipotencia, que sabe de las sombras extraer la luz y de un torcido
leño labrar un precioso simulacro: y pues que os seguí en los yerros, alcanzad
de la Divina Misericordia auxilios para que os sea compañero en la penitencia,
haciendo que responda pronto a la voz del divino llamamiento; y pasando de vaso
de contumelia, llegue a ser vaso digna de elección.
GOZOS
Pues recibisteis del Cielo,
San Franco, tantos favores:
Rogad
por los pecadores,
Hermosa
flor del Carmelo.
Como monstruo mal formado
Nacisteis en este mundo,
De maldades muy fecundo,
De virtudes muy menguado:
Mas rasgó la gracia el velo
De la luz con sus primores:
Apenas visteis el mal,
Que de Dios os alejaba,
Cuándo de dolor lloraba
Vuestro corazón leal:
Trocóse el vicio, y su yelo
En penitentes ardores:
Con Prodigios soberanos
propicio el Cielo declara
Vuestra penitencia rara
Contra desprecios humanos:
Un capón salta de u n vuelo
De la mesa con vigores:
Los enemigos del alma
Os combaten fuertemente,
Mas vos, Soldado valiente,
De todos lleváis la palma:
Y lográis con tal desvelo
De María los amores:
Por eso a su Religión
Os conduce piadosa,
Y cuando vos (¡rara cosa!)
Hacéis vuestra petición:
Os trae un Ángel del Cielo
Habito, y nuevos fervores:
En este claustro encerrado
Os condenasteis a penas,
Cruces, cilicios, cadenas
Escogió vuestro cuidado:
De penitencia modelo
Fuisteis con tantos rigores:
Al Señor atormentado
Visteis en la oración,
Quejándose con razón
De verse tan despreciado:
Solo en vos halla consuelo
En tan crecidos dolores:
Visto por vos el olvido
De aquel Señor Soberano,
Un Crucifijo en la mano
Llevabais enternecido;
Y con Eliano celo
Reprehendíais los errores:
Lleno de merecimientos
Finasteis vuestra jornada,
Y hallasteis nueva morada
Encima los elementos:
Cubrióse entonces el suelo
De luces y resplandores:
Los milagros que Dios obra
Por vuestra intercesión,
Asombran a la razón
De quien por su bien los logra:
Acudís con grande anhelo
A los devotos clamores:
Pues que reináis en el Cielo,
Entre santos confesores:
Rogad
por los pecadores,
Hermosa
flor del Carmelo.
L/:
Ruega por nosotros, San Franco glorioso
R/:
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Los
cielos y la tierra alaben y enaltezcan ¡oh bienaventurado San Franco de Sena!
el poder y misericordia de Dios que se manifestó en Vos tan admirablemente
bondadoso, pues que sacándoos del cieno de la culpa, valiéndose para ello de
las tinieblas de vuestros ojos, con el resplandor de su divina gracia os
devolvió la vista del alma juntamente con la del cuerpo, para que brillaseis
como antorcha luminosa en el Carmelo, cuyo hábito os fué traído del Cielo por
los ángeles, gozosos y admirados de vuestra conversión. Yo me congratulo con
Vos, de que el Todopoderoso os haya elegid o por pregonero de su omnipotencia a
la vez que por espejo fiel de pecadores arrepentidos, no dudando que, desde la
celeste mansión donde ahora gozáis los premios eternos, protegeréis benigno a
vuestra amada Orden, a todos vuestros devotos y a mí también, el menor de
ellos, que acudo a Vos en demanda de vuestro patrocinio como a poderosísimo
abogado de penitentes, para que me alcancéis del Señor una verdadera penitencia
de todos los pecados de mi vida y la perseverancia final en su santo servicio,
que me haga merecer la felicidad de gozarle con Vos eternamente en el Reino
celestial. Amén.
DÍA
SEGUNDO
MEDITACIÓN
Admirable
fue, Franco glorioso, vuestra ceguedad, pues alcanzasteis por medio de ella la
mejor vista. Antes de perder la vista teníais ojos; pero ojos ciegos, porque no
reparabais vuestros precipicios; más después que la Divina Misericordia, que
para sus altos fines sabe valerse de los medios más extraños, os cegó, como a
otro Pablo, los abristeis para conocer vuestros yerros, y llorar las culpas.
Ellos fueron las dos saetas, con que el demonio se armó para heriros y
perderos; pero fueron dos escudos, con que Dios después de herido os reparó
para salvaros. Pagaron los ojos del pecado que cometieron los ojos; y el
instrumento de vuestra ruina, le transformó Dios en antídoto admirable para
vuestro remedio. Aplicad, Santo glorioso, el mérito de vuestras lagrimas a mis
ojos, haciendo que se digne el Señor mirarme como os miró a vos, con ojos de piedad;
alumbrando la ceguedad obstinada de mis ojos, a fin de que se cierren à lo
temporal y caduco, y solo se abran para llorar las culpas, y ver y meditar lo
celestial y eterno.
DIA
TERCERO
MEDITACIÓN
Hoy
os contemplo, Franco glorioso, peregrinando ciego y solo en Santiago, a fin de
purificar las culpas con el rito de la fatiga é intercesión del Apóstol; donde
el demonio, envidioso de la carrera que emprendisteis, transformado en Ángel de
piedad, os quiso desviar, a fin de precipitaros; pero merecisteis de la Divina
Piedad en este conflicto el socorro, que envió el Ángel de vuestra guarda, que
os volvió al verdadero, camino. Somos, Santo glorioso, en esta vida peregrinos,
que a largas jornadas caminamos al Cielo. La senda que nos conduce a la vida es
estrecha; y teniendo en sí muchos pasos difíciles y peligrosos, es necesario
buscar una guía, que seguramente nos conduzca por ella: y así alcanzad de Dios
se digne enviarnos nuestro Custodio santo a fin de que, sin desviarnos del
camino de la virtud, ni interrumpir en él un paso, caminemos hasta llegar a
nuestra Patria.
DIA
CUARTO
MEDITACIÓN
Contemplo
hoy, Franco glorioso, la castidad y pureza de vida que conservasteis después de
convertido. Oíais los blandos clamores de los deleites pasados, que os
llamaban. Retirado en el desierto oíais el dulce canto de las sirenas, que
desde el mar del mundo os fatigaban. Libre de la cárcel del pecado, aun traíais
en las pasiones las cadenas, la pesadumbre de las cuales, junto con las
instigaciones del demonio, que por todos modos procuraba perderos, conspiraban a
formar una de las más vehementes tentaciones; mas asistido de aquel Señor, que
se empeñó en daros la mano, con cilicios, disciplinas, y penitencias rigurosas,
salisteis de la batalla gloriosamente triunfador. Sé, Santo glorioso, que no
puedo conservarme Casto, si Dios no me asiste con su gracia y hacia él recurro
para el socorro, y a vos para el patrocinio. Haced que no sea del número de aquellas
almas necias, que arrojan de si esta piedra preciosa, por la vil ganancia de un
momentáneo gusto. Alcanzadme un continuo retiro de las criaturas, una perpetua
mortificación de los sentidos, y una continua vigilancia sobre mí mismo, que
son los medios más seguros par a conservar pura esta flor y entre las espinas
del mundo.
DIA
QUINTO
MEDITACIÓN
Contemplo
hoy, Santo glorioso, vuestra rara y admirable penitencia: Consagrasteis los
ojos a la modestia, el oído al retiro, el gusto a la abstinencia, no habiendo
en vos miembro, sentido, ni potencia, que no estuviese condenada a particular martirio,
no buscaba vuestro pensamiento medio con que descansar el cuerpo, solo
procuraba inquirir instrumento con que mortificar el apetito. Mi espíritu,
Protector mío, está pronto para imitaros en la mortificación de la carne; pero
resiste en batalla tan reñida, ¿qué hará un alma que desea seguiros? Bajo
vuestra protección me pongo, que con ella me vendrá seguro el sufragio del
Cielo.
DÍA
SEXTO
MEDITACIÓN
Considero,
Franco glorioso, vuestro riguroso silencio. Os ultrajan los hombres, y no abrís
la boca sino para dar gracias de la contumelia al Criador, y os aparece y os
habla muchas veces la Virgen, y vos conserváis un perpetuo silencio , procurando
siembre ocultar los favores ; mas como hablabais poco con las criaturas, y mucho
con el Criador, os ejercitabais continuamente en encendidos deseos, y amorosos ímpetus
de uniros íntimamente con el sumo bien, que en vuestro silencio adorabais; y
siendo el silencio el alma de los buenos deseos, y la madre fecunda de los
pensamientos santos, en soledad y silencio os hablaba, como a la Esposa, el
Señor, en tantos éxtasis, palabras de vida. Alcanzad por este vuestro silencio,
de Dios gracia para acostumbrarme a tratar poco con las criaturas, y a tener
largos coloquios con Dios manifestándole los afectos y ardientes deseos de
amarle, servirle y bendecirle.
DIA
SEPTIMO
MEDITACIÓN
Hoy
contemplo, Franco glorioso, vuestra humildad profunda. Fuiste un epilogo de
desprecios de vos mismo, formando de vos un concepto tan bajo, que os
reputabais por la más vil de todas las criaturas, teniendo a todas aquellas
personas con que trabajabas por buenas y que solo vos erais por vuestros
pecados digno de mil infiernos. Alcanzadme pues de la Divina Piedad esta excelsa
y preciosa virtud, a fin de que, conociendo mis miserias, me repute por la más
vil criatura; pues sé que Dios exalta, honra, y favorece a los que se ostentan
pequeños y se precian de humildes.
DIA
OCTAVO
MEDITACIÓN
Os
contemplo, Santo glorioso, vuestra paciencia invicta, y conformidad perfecta a
la voluntad Divina en los gravísimos trabajos que os sobrevinieron, no
mostrando en ellos la más leve señal de disgusto. Os pusisteis en manos de la
providencia divina, ofreciéndoos con prontitud á todo lo que fuese voluntad del
Altísimo, recibiendo con resignación, tanto las cosas adversas, como las
prosperas; tanto los trabajos, como los favores divinos; adorando en todos los
juicios incomprensibles de la providencia del Altísimo. Alanzadme pues de la
Divina Misericordia, sufrir las tribulaciones con igualdad de ánimo, sin que
jamás se abra mi boca, ni para el desahogo, ni para la queja; sí solo para
decir, hágase en mí la voluntad del Señor; haciendo una firme resolución de
recibir con ánimo inalterable todas aquellas cruces que el Señor me enviare,
pues que estas, no menos que los favores, son dadivas del Altísimo.
DIA
NOVENO
MEDITACIÓN
Contemplo hoy, glorioso Franco, vuestro feliz y dichoso tránsito, vencido ya el mundo con el desprecio la carne con mortificaciones, y el demonio con las armas de las virtudes, esperabais el premio de tantas victorias; pero antes de acabar la batalla, ya os quiso el Cielo prevenir con señales el triunfo, dándoos unas misteriosas monedas, y desprendiéndose del Cielo mismo un resplandor prodigioso. Es esta vida, Santo glorioso, una continua guerra, en que hemos de pelear contra tres formidables enemigos, sin auxilios muy eficaces tenemos incierta la victoria; estas son las armas, que a Dios por vuestra intercesión pedimos, a fin de lograr una perseverancia final en gracia, y con ella una dichosa muerte en el Señor, para después alabarle con vuestra compañía eternidades en la Gloria.
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