lunes, 31 de mayo de 2021

MARTES A SAN JUAN BOSCO

LOS MARTES A SAN JUAN BOSCO

¡Oh Glorioso San Juan Bosco!, que con gran amor y celo cultivaste las múltiples formas de acción católica que hoy florecen en la Iglesia: concede a sus asociaciones el mayor progreso y desarrollo. Redobla en todos los corazones la devoción a la Santísima Eucaristía y a María Auxiliadora de los cristianos. Acrecienta en ellos el amor al Papa, el celo por la propagación de la fe, un solícito esmero por la educación de la juventud y grandes entusiasmos para suscitar nuevas vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras. Haz que en cada una de las naciones se fomente y arraigue la guerra contra la blasfemia y el mal hablar y contra la prensa impía, haciendo surgir en todos partes nuevos cooperadores para las diversas formas de apostolado, recomendados por el Vicario de Cristo. Concede que tenga feliz éxito la campaña por la modestia cristiana e infunde en todos los corazones católicos la llama de tu celo para que, viviendo en caridad difusiva, puedan al fin de su vida, recoger el fruto de muchas obras buenas practicadas durante ella. Así sea.

 

Padrenuestro, Avemaría, Gloria, Salve.

 

Ruega por nosotros santa Madre de Dios.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

(Se puede intercalar: Consideraciones – Palabras de Don Bosco – Ejemplo – Florecilla y Oración, distinto cada martes, según lo consta en el libro de los “Nueve martes con Don Bosco”).

 

 

SUPLICA

A San Juan Bosco para obtener del Señor gracias especiales.

 

¡Oh bienaventurado San Juan Bosco! Cuando vivías en la tierra, no había persona que a Ti recurriese en recibir pronto consuelo y ayuda, pues, por medio de María Auxiliadora, conseguías de Dios tantos milagros. Ahora que moras en el Cielo, tan cerca de María Auxiliadora –tuya y a la par nuestra tierna Madre- ¿cómo no será mucho más grande tu valimiento y poder? Pues bien: mira el apuro en que me encuentro, la necesidad que me apremia y auxíliame con tu intercesión valiosísima obteniéndome la gracia que imploro. (Aquí se nombra la gracia que se desea alcanzar) También tú, en vida, has probado las privaciones, enfermedades, ingratitudes, afrentas, calumnias, persecuciones… y sabes lo que es sufrir. Por eso, ¡oh San Juan Bosco!, te ruego vuelvas benigno a mí la mirada y me otorgues cuanto te pido o lo que fuere de mayor bien para mí. Obtenme, sobre todo, una perfecta conformidad con la voluntad de Dios, para que sea meritoria la cruz que la Divina Bondad se complace en regalarme. Pongo, asimismo bajo tu potente patrocinio a todos los seres de mi familia, para que los defiendas de todo mal, en el alma y en el cuerpo, y podamos así todos, un día, hacerte corona en el Paraíso. Así sea.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

TRIPLE INVOCACION

 

PRIMERA

A Jesús Sacramentado

Dulcísimo Jesús, que tenéis vuestras delicias en morar entre los hijos de los hombres y ser su alimento espiritual por los méritos de San Juan Bosco, que con tanto celo cultivó el amor y la unión frecuente con vos, ¡Oh Jesús Sacramentado!, concededme la gracia que humildemente os pido con todo el fervor de mi alma.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria y la jaculatoria: Sea alabado y reverenciado en todo momento, el Santísimo y Divinísimo Sacramento.

 

 

SEGUNDA

A María Auxiliadora

Virgen Santísima Auxiliadora de los cristianos, que por medio de San Juan Bosco habéis realizado y continuáis realizando tantas maravillas, concededme también a mí, pobre pecador, por vuestra materna bondad y por los méritos de vuestro fiel siervo, la gracia que humildemente imploro con todo el fervor de mi alma.

Salve y la jaculatoria: María Auxiliadora de los cristianos, Rogad por nosotros.

 

 

TERCERA

A San Juan Bosco

Y tú, ¡oh San Juan Bosco!, presenta mis súplicas a Jesús y a María, avalóralas con tu piadosa intercesión y con la gracia que imploro, concededme también un amor cada vez más ardiente al Santísimo Sacramento y a María Auxiliadora. Así sea.

 

Diga ahora tres veces:

 

¡Oh bienaventurado San Juan Bosco!, que dijiste: “Fe –tened fe- y veréis lo que son milagros”, mira que con fe viva te pido esta gracia.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

Glorioso San Juan Bosco, ruega por nosotros.

 

 

Impreso en el Boletín Salesiano, México, año 1920.

 

 

Colaboración de Carlos Villaman

DEVOCIÓN A LOS CINCO SEÑORES


TIERNA Y DULCE MEMORIA DE LOS CINCO SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS, MARÍA, JOSÉ, JOAQUÍN Y ANA 

Dispuesta por un sacerdote amante de los Cinco Señores

Reimpreso en Puebla de los Ángeles, en la imprenta de D. Pedro de la Rosa.

Año de 1811

El Ilmo. Sr. Obispo de esta Ciudad de Puebla de los Ángeles, y el Ilmo. Sr. Obispo de Cisamo, su Auxiliar, conceden cada uno, cuarenta días de indulgencias a todos los fieles que devotamente rezaren las oraciones de esta devoción.


ADVERTENCIA

Si el corazón humano es el punto a que dirigiesen sus líneas las potencias, si es la fragua en que se forjan los afectos más nobles, y si por fin es el bello principio de la vida, de donde sales, y adonde vuelven (como los ríos al mar) las operaciones todas del alma, siento esta preeminencia del Corazón en los hombres tan común y constándonos, cuan sobre lo común fueron las de los Cinco Sagrados Corazones de Jesús, María, José, Joaquín y Ana, no se puede negar, que aun por solo este lado, son muy dignos de especialísima reverencia, y de que con singulares cultos los veneremos, a esto se dirigen estas brevísimas oraciones:

 

AL CORAZÓN DE JESÚS

Dulcísimo Corazón de Jesús, Trono de la Divinidad, centro de las misericordias, manantial de aguas vivas, hoguera flamante de una encendida caridad: yo te adoro, y con todos mis afectos te ruego, que, pues ardes para que yo me queme, consumar el humor de mis vicios, y reduzcas a cenizas la basura de mis mal encaminadas acciones, hasta acrisolado mi espíritu, se derrita por ti, por ti se deshaga, y yo me muera por ti. ¡Oh Corazón Amabilísimo!  

Al final de cada oración se dice esta Jaculatoria:

 

Gloria sea dada a Jesús, María, José, Joaquín y Ana, que habiten en nuestros corazones, y nuestras almas, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

AL CORAZÓN DE MARÍA

Purísimo Corazón de María, en cuyo inmenso buque, depositó la Omnipotencia el mar inmenso de las prerrogativas, y gracias de que son capaces todas las criaturas, haciéndote justamente, depósito de todos sus tesoros, para que las dispenses entre los pecadores, yo te adoro con toda mi alma, y te pido, que derrames sobre mí, siquiera una gota de miel, de aquella con que te alimentaste en esta vida, para que la amargura de la muerte, se me convierta en suavidad y dulzura. Amén.

 

AL CORAZÓN DE SAN JOSÉ

Humildísimo Corazón de José, tan lleno de excelentes virtudes, como de dolores y penas, paraíso de azucenas y rosas, en que el Hijo de Dios tuvo sus delicias, yo te adoro y te suplico confiadamente, que para que se me abra el Paraíso a mí, de los muchos que se te atravesaron, me concedas el dolor que sentiste en la pérdida del Niño Jesús, pues allí lloraré sin consuelo, el haberlo perdido y mereceré a el expirar, verlo cara a cara en tus brazos. Amén.

 

AL CORAZÓN DE SEÑOR SAN JOAQUÍN

Nobilísimo Corazón de Señor San Joaquín, que sin ahogarte entre las aguas de tantas tribulaciones como arrojó sobre tu inocencia el sacerdote Isacar, echándote del Templo, y tirándote a la cara con tus ofrendas y dones, humildemente te pido, que todo tu te empeñes con aquel benignísimo Dios, que te eligió por su abuelo, no me vuelva el rostro al tiempo de morir. Amén.

 

AL CORAZÓN DE SEÑORA SANTA ANA

Misericordiosísimo Corazón de mi Señora Santa Ana, que por tantos años sufriste (sin fiar a tu boca la expresión de una queja) los graves sentimientos con que te hería misteriosa esterilidad, yo te adoro y te suplico, que fecundes el mío con el riego de tus virtudes, imitando tu paciencia, especialmente en las adversidades. Amén.

 

LAVS DEVS

domingo, 30 de mayo de 2021

DÍA VENITITRÉS DE MES A SAN JORGE MÁRTIR


DÍA VEINTE Y TRES

DEDICADO AL CULTO DEL GLORIOSO MÁRTIR SEÑOR SAN JORGE

ABOGADO CONTRA LOS ANIMALES PONZOÑOS Y SABANDIJAS

Dispuesto por el P. Fr. José Francisco Valdés, religioso descalzo de la Santa Provincia de San Diego de México.

Con las licencias necesarias.

Impreso en México, en la Oficina del Br. D. José Fernández Juaregui, calle de Santo Domingo, esquina de Tacuba.

Año de 1787

 

ORACIÓN

Dicha por el Santo en el Suplicio

Señor Dios mío, que me escogisteis para Vos, y sois la esperanza única de los cristianos, refugio seguro de vuestros siervos, y tesoro riquísimo de los que confían en Vos. Dios y Señor, que hacéis mercedes a los que los aman, aun antes que os las pidan. Oídme Señor, y pues vuestra misericordia me ha concedido el favor de confesar vuestro nombre, recibid mi alma, y haced que sea colocada en las moradas eternas, donde están vuestros escogidos. Pues queréis que todos se salven, dad la mano a los que os invocan, dadles una encendida caridad, para que, amándoos sobre todas las cosas, vayan a gozar de Dios en el reino de la Gloria. Amén.

 

ORACIÓN AL SANTO

Invictísimo Mártir de Jesucristo, gloriosísimo Jorge, que alentando de una cristiana fortaleza, y de una fe firmísima, despreciaste las halagüeñas promesas de Diocleciano, igualmente que sus amenazas: yo te doy los más festivos plácemes, porque ese desprecio que te ha negociado la verdadera felicidad, y por las glorias caducas que renunciaste en la tierra, estás gozando de una gloria eterna: gózala enhorabuena, que yo entretanto, confiado en que no desatenderá los clamores de tus devotos, quien tuvo piedad para pedir por los mismos que le estaban atormentando. Te suplico me alcances de Dios nuestro Señor, la gracia de estar bajo tu protección, para librarme de los males y peligros que a cada paso me amenazan, por aquel consuelo que recibió tu espíritu, al oír la voz del cielo que te decía: “No temas Jorge, que yo estoy contigo” te suplico, estés siempre conmigo, y no me desampares, hasta ponerme en puerto seguro, y librarme de caer en manos del dragón infernal. Amén.

A la Santísima Trinidad, y a los nueve coros de los Ángeles, se reza nueve veces:

 

L/: Santo DiosSanto FuerteSanto Inmortal

R/: Ten misericordia de nosotros.

 

ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA

Hermosa Raquel, valerosa Judith, agraciada Ester, linda, pura, bella, santa, inmaculada, piélago de virtudes, mar inmenso de gracias, y archivo de benevolencias y cariños del altísimo. ¿Qué elogios te podré decir, que no sean menos que los que tu mereces? ¿Qué alabanzas te podré dar, que no sean inferiores a tu grandeza? Pero todo cuanto se puede decir te diré, con decirte María, con este nombre endulzaré mis labios, con este nombre desterraré los temores, y con este nombre alentaré mis esperanzas, confiado en que María es mar de misericordias, es abismo de piedades, y por más que yo sea un mar de maldades, un abismo de iniquidades, su piedad y su misericordia, me alcanzará de Dios nuestro Señor, una verdadera contrición de mis pecados, y un general indulto de ellos. Ea, María, Señora y Madre mía, haz que salga yo de esta vida, triunfante de la serpiente antigua, así como tu triunfaste de ella desde el primer instante de tu vida. Amén.

Se reza una Salve.

 

GOZOS

Pues el Cielo os ha exaltado

Dándoos el más alto honor:

San Jorge, Mártir sagrado,

Sed nuestro protector.

 

Vinisteis vos a la vida

De Capadocia allá en el pueblo,

Descendiendo de gente muy noble

Y por la verdadera Fe enaltecida.

Desde infante habéis mostrado

Hacia Jesús profundo amor.

 

De las armas la carrera

A los veinte años abrazabais,

Mientras con hechos demostrabais

Vuestra fe pura y sincera.

Tan valiente sois, que encumbrado

Os ponen en gran honor.

 

Matando a un dragón terrible

Al ser infernal vencíais,

Y los laureles santos revivíais

Con un vigor increíble,

Bienes del mundo habéis rechazado:

Sólo Jesús os llena el corazón.

 

Entre los pobres repartís

Vuestra paternal herencia,

Y mostráis tanta clemencia

Que a Jesús en todo seguís:

Hicisteis voto de castidad,

Dándoos por entero al Señor.

 

Ostentáis vuestro celo sin cuento,

Predicando la Ley divina,

En tal manera que os destina

El tirano prontamente al tormento.

Mas después de atormentado,

No sentís ningún dolor.

 

Ante un caso tan notable

Muchos gentiles se convirtieron,

Con tanta fe que sufrieron,

Por Cristo, muerte espantable.

El tirano, del todo airado,

Os tortura con más rigor.

 

Bien y talmente como honrándoos

Y enalteciendo vuestro heroísmo,

Los ídolos del paganismo

Se aterran homenajeándoos...

El verdugo presto ha cortado

Vuestra cabeza con gran furor.

 

Guiando la hueste cristiana

Como caudillo admirable,

En más de una jornada memorable,

Habéis vencido la hueste pagana.

Nuestro pueblo os ha rezado

Siempre con sincero fervor.

 

Como el cielo os ha exaltado

Poniéndoos en lugar de honor:

San Jorge, Mártir sagrado,

Sed nuestro protector.

 

L/: Ruega por nosotros, bienaventurado mártir San Jorge.

R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

ORACIÓN: Oh Dios, que nos alegras por los méritos y la intercesión de tu bienaventurado mártir San Jorge, concédenos propicio que cuantos beneficios pidamos por él, obtengamos por tu gracia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

DÍA VEINTICINCO DE MES A LOS MISTERIOS DE LA REDENCIÓN


DÍA VEINTE Y CINCO DE CADA MES, EN HONOR DE LOS SACROSANTOS MISTERIOS DE NUESTRA REDENCIÓN, QUE SE OBRARON EN ESTE DÍA

México

Imprenta nueva madrileña de los herederos del Joseph de Jauregui, año de 1783.

ACTO DE CONTRICIÓN

Amorosísimo Dios, Señor y Dueño de todas las cosas: yo te adoro, y quisiera que fuera con toda la pureza de que es capaz mi espíritu. Te doy humildes gracias, e invoco a mi Santo Ángel de la Guarda, a todos los santos, y a la Reina de todos, María Santísima, mi Señora, para que te las den, por los beneficios que me has hecho, y por las finezas que en este día ejecutó tu amor para bien de los hombres. Tu encarnaste, naciste, moriste y te quedaste sacramentado para bien mío, dándome con estos excesos de caridad, un manantial perpetuo de socorros, de bienes y de felicidades, pero yo, por un efecto de mi maldad, no he querido aprovecharme de ellos, confieso Señor, una ingratitud, y me pesa en el alma de haberte ofendido con ella tantas veces, y quisiera se me rompiera el corazón de dolor. Tu piedad, dulcísimo Padre de mi vida, es infinitamente mayor que mi miseria, y confío de tu misericordia, que me has de dar gracia para perder primero la vida, que volverte a ofender, imprime en mi corazón, un verdadero aprecio de los sacrosantos misterios de nuestra redención que ejecutaste en este día, haz que ningún cristiano los olvide, para que en el momento postrer de su vida, duerman en tus brazos el sueño de los santos, por las entrañas de Jesucristo tu Hijo, que como verdadero Dios, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Se rezan tres Credos y la siguiente:

 

 

ORACIÓN

Dulcísima María, soberana Emperatriz de los cielos, Madre de Dios y Señora mía, llena de gracia y rica de virtudes desde el primer purísimo instante de tu ser, a tu patrocinio me acojo, misericordiosísima Madre de todos los pecadores, suplicándote interpongas tu poderosa intercesión con tu Hijo Santísimo, pidiéndole me conceda un corazón recto, para apreciar y agradecerte como debo, los sacrosantos misterios de mi redención, que hizo el día veinte y cinco ¡Cuanta parte tuviste en todos ellos, Bellísima María! ¡Con cuanto amor cooperaste al remedio del género humano! ¿Y permitirás que el fruto de la redención se pierda en mí, que tengo la dicha de llamarte Madre, y deseo amarte con todo el corazón? No, Madre de mi vida, eres muy buena, y nadie te ha implorado devotamente, que se quede sin consuelo, me amas muy deveras, y esta dulce confianza que siente mi corazón, hace renacer en mi espíritu, una sólida esperanza, de que he de morir en el ósculo de paz, para verse sin temor de perderte, para ir al lugar destinado para el descanso, donde te alabe a ti, y a tu Santísimo Hijo, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Una Salve

sábado, 29 de mayo de 2021

DÍA VEINTE Y SEIS AL DULCE NOMBRE DE SAN JOSÉ



DEVOCIÓN AL DULCE NOMBRE DEL SEÑOR SAN JOSÉ, PARA EL DÍA VEINTE Y SEIS DE CADA MES, QUE SEGÚN LA LEY GEN. 17 FUÉ CIRCUNCIDADO EL DÍA OCTAVO DE SU NACIMIENTO, QUE FUÉ EL DÍA 26 DE MARZO, Y POR DISPOSICIÓN DIVINA SE LE PUSO EL ADMIRABLE NOMBRE DE JOSÉ, QUE QUIERE DECIR AUMENTO, AL QUE ANTES DE NACER FUÉ SANTO

México, en la Imprenta de D. Juan Bautista de Arizpe

Año 1812


ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor mío, a mi me pesa de todo corazón haberte ofendido, por ser quien eres, y porque te amo sobre todas las cosas, propongo, Señor, ayudado de tu Divina Gracia, nunca más pecar, y confío en tu misericordia infinita que me habéis de perdonar, por los méritos de tu santísima vida, pasión y muerte, y que por intercesión de mi Padre y Señor San José, me has de dar gracia para no volverte a ofender, y perseverar en tu santo servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.

Se rezan cuatro Padres nuestros, Aves Marías y Gloria Patris, y luego se dirá lo siguiente:


Justo es que el cielo y la tierra

Oigan y alaben tu nombre

Si Dios por él les anuncia

El bien y gracia a los hombres.

 

OFRECIMIENTO

Dios te salve, José santísimo, cuyo excelentísimo nombre significa aumento y aumenta de bienes a los hombres, alegría a los ángeles y gloria al mismo Dios, a cuya invocación tiemblan y huyen los espíritus infernales: yo te ofrezco estos cuatro Padres nuestros y cuatro Aves Marías, en obsequio de tu esclarecido nombre, y en nombre de las cuatro letras que lo componen, y en memoria de los gozos que ahora tienes en el cielo, viendo que eres el más justo a los ojos de Dios, que tienes por esposa a la Madre del mismo Dios, que tienes por Hijo a Jesús, que en el cielo, después de la Santísima Virgen María, tienes el lugar más alto que todos los bienaventurados, que te veneran y respetan como a Padre estimativo de Dios, y esposo de la Reina de los cielos y la tierra; que tu Hijo Santísimo te tiene concedidos siete privilegios para tus devotos: yo te doy mil plácemes y enhorabuenas, por tantos y tan grandes gozos y privilegios, y te suplico, Santísimo José, por la prontitud y obediencia con que atiendes a tu Purísima Esposa, y por las promesas que tu preciosísimo Hijo, te hizo el día de tu dichosísimo Tránsito, de que atendería en el cielo tus ruegos, así como había obedecido tus mandatos en la tierra, y por las promesas que tu castísima esposa te hizo ese mismo día, de que aunque más la dignidad de Madre de Dios la elevara, no perdería la estimación de esposa, que tendrías en la gloria una autoridad real y semejante en cuanto cabe a la dignidad de Madre de Dios, pues ahora, amado Santo mío, en ti solo consiste mi remedio, bien conozco que mis innumerables culpas me hacen acreedor a los males, trabajos y enfermedades que le vinieron al primer hombre por su desobediencia e infidelidad, pero también conozco que la bondad inmensa de mi Dios, no solo se da por ofendida de que le pidamos el remedio de nuestras necesidades, y más, poniéndote a ti como intercesor, valiéndome de tus méritos, y acordándole a mi dulce Jesús los trabajos que por su Majestad padeciste, por ellos, y por esta devoción que he rezado en honor de tu Santísimo y Dulcísimo Nombre, me alcances de tu Hijo Santísimo, y de su Castísima Esposa, el remedio de todas mis necesidades espirituales y temporales, y de los que en sus aflicciones te invocaren, especialmente los que son tus devotos, y la gracia final, para que se vayan a verte en la gloria por toda la eternidad. Amén.

Aquí se reza el rosario de los dulcísimos nombres, de cinco misterios, y en cada Gloria Patri, se repite la jaculatoria siguiente:

Pues eres ¡Oh José santo!

el amparo de los hombres,

socorre en toda aflicción,

al que invocare tu nombre.

 

Acabado los cinco misterios, se dice:

-Dios te salve, Santísimo José, Hijo por la gracia, de Dios Padre y en el cielo poderoso: en tus santísimas manos pongo mi fé, para que la alumbres.

Padre nuestro.

-Dios te salve, Santísimo José, Padre estimativo de Dios Hijo, varón sabio: en tus santísimas manos pongo mi esperanza, para que la alientes.

Padre nuestro.

- Dios te salve, Santísimo José, dignísimo Esposo de la Esposa de Dios Espíritu Santo, varón amable: en tus santísimas manos pongo mi caridad, para que la inflames.

Padre nuestro.

- Dios te salve, Santísimo José, trono y custodia de la augustísima Trinidad.

Padre nuestro.

- Dios te salve, Santísimo José, santificado en el vientre materno, y lleno de gracias, desde el segundo instante de tu ser natural. Amén.


OFRECIMIENTO

¡Oh Trinidad Beatísima, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero! Yo, criatura tuya, te confieso, te adoro, te amo y humildemente te ofrezco estos Tres Padres nuestros, en honor, alabanza y gloria tuya, y en acción de gracias, por que criaste, elegiste y predestinaste a Señor San José, para esposos de María Santísima, y Padre estimativo del Divino Verbo, y para esto lo santificaste y adornaste de virtudes y dones. Por sus siete dolores, por sus siete gozos, por el trabajo de sus manos, y sudor de su rostro, con que crió y alimentó a mi Señor Jesucristo y su Santísima Madre, y por todos los servicios que te hizo en toda su vida, te pido tengas misericordia de mí, que no me condenes al infierno, como lo merezco, sino que, me valga tu misericordia a mí, y a todos los pecadores, y por los méritos de la santísima vida, pasión y muerte mi Señor Jesucristo, nos de una perfecta contrición de todos nuestros pecados, para que por medio de una muerte en gracia, vayamos a alabar tus misericordias eternamente en la gloria, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Un Padre nuestro y Ave María, por el autor de esta devoción.

miércoles, 26 de mayo de 2021

SEPTENARIO A LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS DE LABATECA


 

SEPTENARIO A NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS

QUE SE VENERA EN EL PUEBLO DE LABATECA DE LA JURISDICCIÓN DE PAMPLONA, DEL REINO DE LA NUEVA GRANADA

 

Compuesto por el M. D. Antonio Javier de León, Presbítero

Con Licencia Eclesiástica

Santa Fé de Bogotá, 1740

Imprenta de la Compañía de Jesús

 

Puestos de rodillas, delante de Jesús y su angustiadísima Madre, se hará el acto de contrición y se dirá la oración siguiente:

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Jesús mío, al ver herido el corazón de María con siete dolorosas angustias, como otras tantas penetrantes espadas, si se liquida por los ojos el alma compasiva para acompañarla triste, no menos se alienta la esperanza de unirme con vos, único centro mío, pues las que fueron espadas crueles para atormentar aquel materno pecho, fueron juntamente llaves para abrir en él, puertas para recibir a los pecadores. Y pues soy uno de ellos, por ellas Señor, me entro como a Ciudad de refugio, huyendo vuestra justicia, y buscando vuestra clemencia. Y vos Madre y Señora mía, pues padecisteis por mí aquellas angustias, admitidme como a hijo, que delincuente llega a este sagrado, y alcanzadme de vuestro Hijo Santísimo, el perdón de mis culpas, para que haga en su gracia este ejercicio, a mayor gloria suya, y honra vuestra. Amén.

Se rezan tres Padres nuestros a Cristo Crucificado.

 

 

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

Soberana Virgen María, admirable ejemplar de las virtudes, en cuya Purificación se vio por vuestra humana humildad seguir las apariencias de la culpa a la misma pureza y sujetarte a leyes la exenta soberanía de vuestra Majestad; haciendo juntamente holocausto agradable a Dios del mismo Dios encarnado, presentándole en el templo de Jerusalén, en donde el Santo Anciano Simeón os vaticinó aquella espada, que os traspasó el alma en vuestras dolorosas angustias: por ellas, Señora mía, os pido me otorguéis, el de depuesto todo vano aprecio de mí mismo, humildemente me sujete a las Santísimas Leyes de vuestro Hijo, mi Dios y Señor, para que corriendo en su servicio la carrera de esta mortalidad, sea mi alma digna por vuestros merecimientos, de que las presentéis con el amor de Madre en el Templo de la Jerusalén Triunfante, al Sacerdote Sumo, Rey de Reyes y Señor de Señores, que él la acepte, como víctima de vuestras manos, para que así, logre en mí, el fruto de su sangre preciosa y de vuestras dolorosas angustias, y yo merezca alabarle y alabaros eternamente en la gloria. Amén.

Se rezan siete Aves Marías y luego la siguiente:

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Sacratísima Virgen María, Madre de Dios y de los pecadores, que, queriendo ser venerada bajo el amabilísimo nombre de vuestras Angustias, nos disteis en el un remedio universal para nuestros trabajos y penas. Ay Señora mía, ¿quién invocó el nombre de vuestras Angustias, que no fue luego el punto feliz? ¿Qué afligido no halló en esta advocación el consuelo? ¿Qué miserable interpuso este noble en su suplica, que no experimente alivio? ¿Qué enfermo no consiguió la salud que deseabas? y ¿qué pecador llamó de corazón a la Virgen de las Angustias, no alcanzase el arrepentimiento de sus culpas, la enmienda, el perdón y la gracia? Oh Madre y Señora mía, fijad vuestros hermosos ojos en la miseria nuestra, que esto basta, para que extendáis vuestras liberalísimas manos a favorecernos, conmovidas de ternura vuestras piadosísimas entrañas. Yo no tengo Señora, cosa digna, que poder consagrar a vuestras aras. Recibid mi corazón, tendré la dicha de conocerlo por vuestro. Más ¡!Ay Señora! que está manchado con tantas culpas, que le hacen indigno de semejante sacrificio. Recibid primero, Señora, los siete sagrados misterios de la vida, pasión y muerte de vuestro santísimo Hijo, que humildemente os ofrezco, y las angustias y penas que en ellos padeciste. Hacecillo de mirra es, no solo por lo amargo, sino también por lo precioso. Abreviado Señora, os lo ofrezco en esta espada, que os atraviesa el pecho, tan dolorosa para vos, como para mi favorables, pue al paso que abrió esa herida en vuestro corazón, fue saludable bálsamo para sanar todas las llagas del mío. Grabad en él, con esa punta, la memoria de aquellos misterios y la de vuestras penas y angustias, para que se inflame y arda en vuestro amor y devoción, y así llegue a ser aceptable a vuestros ojos. En ellos afianzamos todos los que nos acogemos a vuestra protección, los sobrenaturales bienes de la gracia, y lo que, en particular, cada uno pedimos en este septenario. Amén.

 

 

GOZOS

Oh Virgen María

en tu triste angustia,

oye nuestro ruego,

préstanos tu ayuda.

 

Cual gime en el bosque

la paloma viuda,

cual frágil esquife

sin timón ni brújula,

así, virgen santa,

quedo tu alma pura.

en la cruz tu hijo

viendo sin ventura.

 

Al hijo descienden

que meció en la cuna,

su seno le acoge

con triste amargura

rasgado el cadáver

con la lanza aguda,

al verle en sus brazos

con llanto te inundas.

 

Ya sola en el mundo

estas virgen pura,

Jesús para el hombre

vivió que le insulta;

murió por el mundo,

lo escrito se cumpla,

su cuerpo el sepulcro

a tu vista oculta!

 

Haced te acompañen

en tanta amargura

piadosos tus hijos,

¡oh madre de angustias!

sed la madre de ellos

la prenda segura

de que las promesas

del señor se cumplan.

 

 

Antífona: La espada de dolor traspasó vuestra alma.

 

L/: Rogad por nosotros ¡Virgen de las Angustias!

R/: Para que merezcamos las promesas de Cristo.

 

ORACIÓN: Oh Dios, junto a tu Hijo elevado en la cruz quisiste que estuviese la Madre dolorosa; concede a tu Iglesia, que, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar en su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

 

DÍA SEGUNDO

ORACIÓN

Soberana Virgen María, que, para librar la vida de vuestro preciosísimo Hijo, peregrinasteis fugitiva a la tierra de Egipto, llevando por su amor, con paciencia, la intemperie de los climas, las incomodidades de vuestra pobreza, por la pena, que angustiaba vuestro amante corazón, al ver desterrado de su patria en la tierra al Soberano Rey de los cielos:  humildemente os suplico, restituyáis a la Palestina de la  Gracia, a los cautivos que gimen en el Egipto de la culpa, y que gozando todos por vuestra intercesión felizmente la vida de gracia, nos defendáis de la tiranía del demonio, para nunca perderla, perseverando en ella hasta el punto último de nuestra peregrinación, por los méritos de vuestro Hijo, nuestro Señor, que con el Padre y el Espíritu Santo, vive y reina Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

DÍA TERCERO

ORACIÓN

Soberana Virgen María, que al volver a Nazaret después de todo un día, echasteis de menos a vuestro Hijo amado, y volvisteis toda llena de dolo a buscarle a Jerusalén, en donde a los tres días, le hallasteis enseñando a los doctores, con admiración de sabiduría. Yo os ruego, Madre mía, por las angustias que padecisteis al vero apartada de vuestro querido Hijo, que dispongáis la viciada tierra de nuestros corazones, fecundándola con vuestras lágrimas, para que sea en ellos bien recibido el grano de la divina palabra, y que produzcan óptimos frutos de todas las virtudes. Alcanzad también, Señora, de vuestro Santísimo Hijo, el que alumbre la ceguedad de los herejes y gentiles, para que, desengañados de sus errores, y con el conocimiento de la verdad, se unan al cuerpo místico de nuestra Santa Iglesia, para que, sea su nombre conocido y exaltado de todo el universo y de todos los que estamos unidos, y en adelante se unieren a este gremio, mediante las aguas del Santo Bautismo, no nos separemos de nuestra cabeza, que es el mismo Jesucristo, antes unidos a él, por su divina gracia, acabemos en ella los periodos finales de la vida. Amén.

 

 

DÍA CUARTO

ORACIÓN

Santísima Virgen María mi Señora, que, siguiendo a vuestro Santísimo hijo en la Calle de la amargura con la cruz a cuestas hasta el mote calvario, hecho el oprobio de los hombres, irrisión de la plebe, escarnio de los judíos, y ludibrio de las gentes: por aquella espada de dolor, que hirió cruelísimamente vuestra Alma al fijar vuestros amorosos ojos en aquel inaudito espectáculo a los Ángeles, y a los hombres, os pido me alcancéis de vuestro Hijo el don de la resignación en su voluntad, y paciencia para llevar con fruto los trabajos, que su Majestad fuere servido enviarme. No apetezca Yo, Señora mía en adelante cosa alguna por mi voluntad, y la cruz, que por sola la suya pusiere el Señor sobre mis hombros, haced, que la lleve con alegría de corazón. Cumpla exactamente Señora con las obligaciones de mi estado, en que me pufo Dios, ya que me obligue voluntario, para que siguiendo con mi cruz a Cristo mi Señor con la suya, y peleando valerosamente bajo del estandarte de la Santa cruz en la palestra de esta frágil vida, merezca verme coronado en la eterna. Amén.

 

 

DÍA QUINTO

ORACIÓN

Llegó ya soberana Señora, la combatida navecilla de vuestro Angustiado corazón a lo más alto del mar amargo de penas, que surcaba en la pasión de vuestro Santísimo Hijo. Llegó ya al monte Calvario, en donde la repelada de penas, le anego cuasi entre las andas de aquella triste tormenta, conformándose de la Justicia del eterno Padre, de la gravedad de la culpa, de la tiranía de los hombres, y la paciencia de Cristo, quebraban todas en vuestro materno pecho. Mas ay, Señora mía, que, en medio del golfo, en que zozobra vuestro corazón, hallamos los pecadores el más seguro puerto. Allí Señora nos concebisteis Madre, y allí nos constituimos hijos vuestros: como tales humildemente os pedimos, que, por aquella caridad, con que pendiente de la Cruz vuestro Santísimo hijo pidió por sus enemigos, nos concedáis un verdadero amor a los nuestros, para que así no solo perdonemos sus injurias, antes bien volviendo bienes por males seamos imitadores suyos. Amén.

 

 

SEXTO DÍA

ORACIÓN

Dolorosísima Madre mía, ya veo cumplido, el que destilan vuestras purísimas

manos, mirra amarga de dolor, al recibir en ellas el descoyuntado cuerpo de vuestro difunto Hijo, al descenderle de la Cruz y trasladarlo a vuestro regazo. No es la primera vez que le albergáis en él. Más, ¡Oh! que diferencia, en Belén le estrechasteis, para darle el suavísimo néctar de vuestros purísimos pechos, y abrigarle con pobres, aunque limpios pañales, aquí, para bañar vuestro pecho con su sangre, y envolverle en una funesta mortaja. Solo Señora, vuestras manos fueron dignas de tocar aquella Sangre y aquel cuerpo: por el Señor os pido, y por la Angustia que sentisteis al recibir aquel cadáver, concedáis a todos los sacerdotes, sus ministros, pureza de alma y de cuerpo, para celebrar su sacrificio incruento en los altares. Purificad con vuestras lágrimas sus manos, y con aquella sangre, santificad sus corazones, para que ninguno llegue indignamente a aquel Sancta Sanctórum, y sea este sacrificio agradable a sus ojos. Amén.

 

 

DÍA SÉPTIMO Y ÚLTIMO

ORACIÓN

Ya esta sola la mística ciudad del Señor, y viuda la Señora de las gentes, tributaria del dolor, la Princesa de las provincias, llorando amargamente su viudez y soledad, sin consuelo en la melancólica lucha. Si, si Señora Dolorosísima, que ya está en el Santo Sepulcro el cuerpo de vuestro Santísimo Hijo. ¿Porque sepultáis Señora, vuestro corazón, juntamente con aquel cuerpo, pues es la carne tan una? Y ¿si en vida no tuvo descanso, sino fue en vuestras entrañas, porque no descansa muerto en vuestro purísimo pecho? Aquí tenéis Señora los nuestros, llenos de dolor, acompañándoos en vuestra soledad y angustias. Haced, por ellas, que muertos nuestros pecados por la verdadera penitencia, y sepultados en el sepulcro del olvido, queden nuestros corazones limpios para recibir aquel cuerpo sacramentado en la mesa del altar, Otorgádnoslo así, Señora, por los merecimientos de vuestro Santísimo Hijo, que con el Padre y el Espíritu Santo, vive y reina, por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

TRIDUO A SAN LIBORIO


TRIDUO CONSAGRADO AL GLORIOSO SAN LIBORIO, OBISPO CENOMANENSE, PATRON Y ABOGADO DE LOS QUE PADECEN DOLORES DE PIEDRA, IJADA Y ARENAS

Se empieza el Triduo todos los años a 23 de Julio, día propio del Santo

 

El Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Don Francisco Diaz Santos de Bullón, Obispo de Barcelona, concedió 40 días de Indulgencia por cada uno de los días del Triduo del glorioso Obispo, San Liborio, a 2 del mes de Julio de 1749.


PRÓLOGO

Son los milagros de los Santos lenguas, que predican sus merecimientos, y el aprecio. que Dios ha ce de su intercesión poderosa. Contra los dolores de arenas y piedra resplandece tanto la virtud del glorioso San Liborio, Obispo Cenomanense, que ni la pluma puede ceñir sus maravillas, ni el entendimiento plantear sus elogios. Solo el corazón tantea el agradecimiento, para solicitar de nuevo su amparo, y promover el fervor de las súplicas, en dolencia tan penosa, para conseguir con su alta protección el alivio. Dios Uno en el Ser y Trino en Personas, a las cuáles se atribuyen por su orden el Poder, Sabiduría y Amor, nos dio en su fiel Siervo Liborio esperanza y seguridad de refugio, para que no tropiece nuestra paciencia y confianza en la piedra que nos moleste, si clamamos con pureza de corazón a tan poderoso abogado. Sea el Señor bendito por todo; y porque es tan admirable en su Santo, nos dará virtud para dedicar a su honor, con la invocación de las tres Divinas Personas, el siguiente Triduo.

 

DÍA PRIMERO

Glorioso San Liborio, que zeloso del bien de la Iglesia y de vuestros Devotos empleasteis todo el poder, con el cual, y en premio devuestras fatigas quiso honraros Dios Padre, que es principio, fuente y origen de todo el poder en cielo y tierra. Haced, que con vuestro ejemplo aplique yo todas mis fuerzas, obras, pensamientos y palabras á gloria de Dios y provecho de mis prójimos, para que ahora y siempre sea mi vida del todo agradable a su Divina Majestad.

Ahora se dirá tres veces el Padre nuestro con Gloria Patri en cada uno.

 

ORACIÓN

Oh Padre Eterno, Dios todopoderoso, en cuya presencia tiemblan las angélicas potestades; que por vuestro Siervo Liborio hicisteis siempre admirable ostentación de vuestro irresistible poder; ya contra los enemigos de la Iglesia, a la cual fue enviado Pastor bueno; ya en la terca tenacidad de los males, especialmente de arenas y piedra, contra cuya renitente dureza fue delegado Medico prodigioso: Yo os ruego humilde y contrito, que no miréis mis pecados, sino la fe y merecimientos de vuestro Santo; y por ellos me libréis de todos los males de alma y cuerpo, para honra suya y gloria vuestra. Amén.


 

DÍA SEGUNDO

Oh Sapientísimo Pontífice Liborio, que, para formaros en el conocimiento de las verdades eternas, ya desde la edad primera os aplicasteis seriamente al estudio de las letras divina, logrando con vuestro infatigable cuidado, transformaos en copia muy parecida a la Sabiduría increada: Haced, que, despreciando yo la vana ciencia de las cosas terrenas, y todo el engañoso embeleso de mis sentidos, aspires solo a seguir vuestro ejemplo, para que subiendo con guía tan segura de virtud en virtud,  merezca ser transformado de claridad en claridad, hasta configurar mi bajeza con el bellísimo original, que os infundió tanta sabiduría.

Ahora se dirá tres veces el Padre nuestro con Gloria Patri en cada uno.

 

ORACIÓN

Oh Sabiduría increada, luz de luz, río perenne de infinita claridad, piélago insondable del Divino Saber, consustancial Hijo del Eterno Padre, en cuya comparación la perspicacia de los querubines es niebla, sombra y obscuridad: Vos, que comunicasteis a vuestro fiel ministro Liborio, tanto caudal de sabiduría y prudencia para alumbrar y reducir a camino de paz las ovejas perdidas, y apacentar con palabras de vida a las fieles, alumbrad, os ruego, por su intercesión, mi entendimiento, para que escudriñe y guarde vuestra santa ley, y mis ojos, para que nunca me precipite a la muerte de la culpa, ni duerma en ella, ni puedan mis enemigos gloriarse de la menor victoria contra mi alma. Amén.

 


 

DÍA TERCERO

Oh ejemplarísimo Pontífice Liborio, cuyo celo es llamas de eterna caridad abrasado, ardió por la casa de Dios, hasta encender en vuestras ovejas el fuego, que el Sumo Pastor trajo desde lo alto para ilustrar, instruir y purificar la tosca tierra de nuestros helados corazones, dirigiendo a este fin los trabajos de vuestra vida y muerte tan gloriosa, como llena de dolores y pesares, llevado con invencible fortaleza y paciencia: Haced, oh protector mío, que sufriendo yo los males de esta vida con resignación ajustada, abrase mi corazón en amor de Dios, para que ardiendo víctima racional en su llama, comunique a mis prójimos los claros ejemplos de caridad y paciencia, que veo en vos, y deseo seguir hasta la muerte.

Ahora se dirá tres veces el Padre nuestro con Gloria Patri en cada uno.

 

ORACIÓN

Oh Espíritu Santo, llama substancial de amor eterno, dedo fuerte y poderoso de la diestra del Altísimo, que procedéis del Padre y del Hijo, en unidad de Esencia, dispensador especial de todas las gracias y dones, fuente viva de inextinguible amoroso fuego, cuyas llamas dejan infinitamente vencido el purísimo divino ardor de los serafines: Ya que llenasteis el capacísimo corazón de vuestro siervo Liborio, suplícote humildemente que os dignéis de abrazar el mío, llenando todos los senos que le disteis, atendiendo el alto fin de poseeros, para el cuela fue criado, para que, unido con vos por amor y gracia, me anegue en ese mar inmenso de caridad, por eternidades de gloria. Amén.

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...