viernes, 23 de abril de 2021

NOVENA AL LEPROSO SAN LÁZARO


NOVENA DEL DICHOSO MENDIGO, BIENAVENTURADO POBRE Y PATRÓN DE LOS POBRES SAN LÁZARO 

ESPECIAL ABOGADO CONTRA LA PENOSA ENFERMEDAD DE LA LEPRA

 

Compuesta por D. Antonio Butín y Buruela, Clérigo Presbítero Domiciliario de este Obispado de Puebla

 

Reimpresa en Puebla de los Ángeles, por los Herederos de la Viuda de Miguel de Ortega, en el Portal de las Flores

Año de 1774

 

AL LECTOR

Lector mío, si la buena disposición en basa y fundamento de las virtudes todas, según el Apóstol San Pablo, necesario es que limpiemos nuestras conciencias, llegando a la franca mesa del altar, para hacer con debida disposición este santo ejercicio y novena al glorioso San Lázaro, para conseguir especial patrocinio por su intercesión con Dios nuestro Señor. Y si Lázaro quiere decir: Para ayudar, a Lázaro principalmente debemos invocar con continuas súplicas y ruegos para nuestras ayudas, y es así, porque con sus ejemplos admirables, está siempre pronto a ayudarnos con su patrocinio; por lo cual se ha dispuesto esta novena, que puede hacer cada uno en cualquier tiempo del año, y al comenzarla, se confesará y comulgará en honor del Santo. Hecho el acto de contrición fervorosamente, dirás la oración preparatoria, luego se rezarán tres Padres nuestros, Aves Marías y Gloria, a la Santísima Trinidad, y a la desnudez, dolores y necesidades que padeció su segunda persona en su benditísima Pasión, la oración del santo, que solo se varía todos los días, y hecha la petición, finalizará todos con la oración, observando este método en toda la novena.

 

 

L/: Abrid, Señor mis labios.

R/: Para bendecir vuestro Santísimo Nombre y el de vuestro querido siervo San Lázaro, limpiad mi corazón, inflamad mi voluntad para que con toda la devoción haga esta novena, y merezca ser oído ante vuestro Divino Acatamiento, por los méritos de vuestro querido siervo. Amén.

 

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Dulcísimo Jesús de mi alma, Clementísimo Señor, Padre amorosísimo y Eterno amante mío, a mí me pesa sobre todo pesar, y de todo corazón haberos ofendido, por ser vos quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, y porque sois Hijo de la Virgen María: Yo propongo con toda resolución, enmendar mi vida, confesándome y satisfaciendo por mis pecados según mi obligación, así Señor, confiado en vuestro favor y gracia, espero que me habéis de perdonar por los méritos de vuestra preciosísima Sangre. Amén.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Señor mío Jesucristo, Dueño de mi alma, que te dignaste padecer tantas afrentas hasta morir en una Cruz por la Redención del Linaje Humano: Postrado humildemente a tus pies, te suplico hagas aceptable ante tu divino acatamiento mis obsequios, para que, con tus méritos, y los de tu querido siervo San Lázaro, se los presentará a tu Eterno Padre, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

Se rezarán tres Padres nuestros, Aves Marías y Gloria, a la Santísima Trinidad y luego la siguiente:

 

 

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

Pacientísimo santo mío San Lázaro, que sufriste con tanta paciencia la extrema necesidad de tu sustento corporal, padeciendo terribles hambres y sed: Yo te suplico que, por ella, me concedas resignación en las adversidades de esta vida, para que, alcanzando victoria de ellas, merezca en la otra, coronarme con la inmarcesible corona de la Gloria. Amén.

 

Aquí se hace la petición y luego lo siguiente:

 

 

ORACIÓN FINAL

Inmenso y Eterno Dios, Trino y Uno, yo os adoro y reverencio con todo mi corazón, y conociendo mi indignidad, omisión y tibieza, interpongo los méritos de vuestro muy querido siervo San Lázaro, para alcanzar lo que pido en esta novena, si es de vuestro agrado y bien de mi alma. También os suplico, miréis con benignidad a los Príncipes Cristianos, poniendo entre ellos paz, a vuestra Santa Iglesia aumento en sus fieles, y reduciendo a los infieles y paganos a nuestra fé, a las Almas del Purgatorio aliviando sus penas, y a los pecadores trayéndolos a verdadera penitencia de sus pecados, para que, detestados estos, consigan vuestra gracia, y caminen seguros a vuestra gloria. Amén.

 


DÍA SEGUNDO

ORACIÓN

Dolorosísimo Santo mío San Lázaro, que todo llagado de lepra, padeciste indecibles tormentos, fatigas y dolores de tan penosa enfermedad, son hallar en lo humano lenitivo a tanto padecer: Concédeme Santo mío, por tu admirable tolerancia, que sufra yo las fatigas corporales, para que limpia mi alma de la lepra de los vicios, consiga la eterna salud de la Bienaventuranza. Amén.

 

 

DÍA TERCERO

ORACIÓN

¡Oh Querido Santo mío San Lázaro! que solitario entre tus aflicciones, padeciste tal desamparo, que aun de los mismos interesados en tu prosapia, experimentaste ultrajes y menosprecios: Yo te ruego Santo mío, me concedas verdadera humildad de corazón, para que, imitándote en el abatimiento y desprecio del mundo, merezca conseguir tu admirable compañía en el cielo. Amén.

 

 

DÍA CUARTO

ORACIÓN

Patrón de los Pobres, bienaventurado San Lázaro, que, hollado y abatido de los mundanos, yacías a las puertas del rico avariento, aumentando tu dolor y desdicha con los improperios de su poder, rabia y ostentación: Yo te suplico, me concedas un espíritu como el tuyo, para que no me congojen las flaquezas de mis prójimos, sino que, cerrando mi corazón a sus iras, consiga, como tú, hallar abiertas en mi tránsito las puertas eternales de la Jerusalén Triunfante. Amén.

 

 

DÍA QUINTO

ORACIÓN

Amabilísimo Santo mío San Lázaro, que continuando la mendiguez de tu vida miserable (a los ojos de los hombre) sufriste la indignación de aquel avaro rico, que a tu suma mansedumbre mandó soltar los enfurecidos mastines, para que maltratasen tus carnes, los cuales, mitigando su orgullo, se rindieron a tu presencia: Yo te ruego me concedas que sea libre en esta transitoria y deleznable vida, de los mastines infernales, para que humilladas sus servicies a tu mandato, pueda caminar seguro a las eternas moradas de la Gloria. Amén.

 

 

SEXTO DÍA

ORACIÓN

Amado Santo mío San Lázaro, que para expresar tu pena y aliviar tu aflicción, no tuviste mas amparo que recurrir a el que lo es de los pobres, Dios nuestro Señor, por no haber quien atendiese a tus lastimables tormentos: Yo te suplico Santo mío, me alcances del mismo Señor, un nuevo inmaculado Corazón, que, resistiendo a toda tentación, experimente el desamparo de los vicios, y consiga el único y verdadero de la gloria. Amén.

 

 

SÉPTIMO DÍA

ORACIÓN

Querido Santo mío San Lázaro, que sin la luz de la fé, ni esperanza en la Resurrección de la carne (por oscuridad en aquellos tiempos, hasta declararse con la feliz venida de nuestro Salvador) fuiste muralla contra toda tentación, y vigilante atalaya del cumplimiento de tus obligaciones, por cuya razón mereciste el glorioso timbre de Bienaventurado, y pues la fé es asilo a los Cristianos en sus trabajos, te suplico que fortificada esta, mude yo mis yerros en los dichosos aciertos de la Divina Ley, para que observándola en esta vida, merezca ser ciudadano del Reino de la Gloria. Amén.

 

 

DÍA OCTAVO

ORACIÓN

Amabilísimo Santo mío, que habiendo llegado los quilates de tu continuo padecer a tan extremo, con admirable paciencia, abatimiento y humildad, sufriste que el malvado vulgo manchase tu honor, infamándote y asegurándote ser digno merecedor de desnudez, hambres y afrentas por tus maldades y culpas: ¡Oh Santo mío! haz que yo proteste desechar las vanidades del mundo, apeteciendo el menosprecio de él, y aumentando las virtudes, para que, con este medio, consiga el fin último para que fui criado. Amén.

 

 

DÍA NOVENO

ORACIÓN

Dichoso mendigo y bienaventurado Pobre, querido mío San Lázaro, que concluyendo con tu preciosa muerte la trabajosa temporal vida, conseguiste la eterna y mereciste el premio de tus imponderables fatigas, tormentos y aflicciones, ser llevado por misterio de los Ángeles al seno de Abrahán, en donde entonces eran depositadas las almas santas, y por último ser colocado en la Gloria, en la infinitamente admirable y sin comparación deleitable presencia de Dios: Concédeme Santo mío, que me desnude hoy de toda pasión propia, para que viviendo en gracia, muera al mundo, consiga habitar en tu compañía en el empíreo, donde alabe a Dios Trino y Uno, por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 


 

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