viernes, 29 de junio de 2018

NOVENA A LOS SANTOS CIRIACO Y PAULA






NOVENA DE LOS SANTOS MÁRTIRES
CIRÍACO Y PAULA

ACTO DE CONTRICIÓN
Jesús amabilísimo, fuente perenne de piedad, manantial copioso de misericordia, que hacéis ostentación de ella, sobre todas vuestras otras obras, y que os agrada mucho perdonar al pecador arrepentido: yo que lo estoy de todo corazón de todo cuanto os he ofendido, confiado en vuestra infinita bondad, piedad y misericordia, me postro en vuestra divina presencia, confesando, como el hijo pródigo, que he pecado, contrito os pido el perdón y olvido de todos mis extravíos é inobediencias á Vos, mi amoroso y tierno Padre, que sufristeis una muerte cruel e ignominiosa por mí, aplicando su infinito mérito y valor al que, con confianza, verdadero dolor y arrepentimiento y el más decidido propósito de enmendarse os lo pidiese; concedédmelo, Señor, con la gracia y auxilios necesarios que hagan perseverar hasta la muerte en vuestro servicio, ejercitando para ello todas las virtudes, que misericordioso infundáis en mi alma, y logre algún día amaros más perfectamente con los serafines en el cielo. Amen.


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Señor y Dios de todo consuelo que, inflamado en el amor de los hombres, dejasteis gustoso el seno de vuestro Eterno Padre, para visitarnos misericordioso, y como luz del mundo disipasteis las espesas tinieblas que nos cubrían, con vuestras heroicas obras, y entre ellas dándonos en los Santos Ciríaco y Paula un sublime ejemplar de todas las virtudes: os suplicamos humildemente que aprendamos a imitarlos, marchando por la senda que nos dejaron, y amparados bajo su protectora sombra, hagamos fructuosamente esta Novena, y merezcamos complaceros en esta vida, para conseguir como ellos el imponderable premio de la futura gloria que tenéis prometida. Amen.


DIA PRIMERO
Dios y Señor de infinita bondad que por sola ella concedisteis a nuestros Santos Patronos Ciríaco y Paula, la infalible y benéfica luz de la fé, en aquellos tenebrosos tiempos, en que casi toda la tierra estaba envuelta en los supersticiosos errores de la idolatría: Vos, Señor, que les inspirasteis las brillantes ráfagas de aquella luz divina para que viviesen con arreglo a las verdades eternas de la fé que creían: haced, Dios mío, que nosotros que tenemos la dicha de haber nacido en el seno de la Iglesia y pisamos este terreno regado con la sangre de tan gloriosos y fieles mártires, arreglemos también como ellos nuestras obras por la fe, que siendo vivas imágenes de Jesucristo tu Hijo nuestro
Señor, ejemplar perfecto de la vida cristiana, consigamos ser salvos por su imitación. Amen.

Ahora se rezan tres Padre vuestros y tres Ave Marías, rogando cada uno por la intercesión de los Santos, lo que pretenda conseguir en esta Novena.


ORACIÓN ÚLTIMA PARA TODOS LOS DÍAS
Insignes, esclarecidos y gloriosos Mártires de Jesucristo, San Ciríaco y Santa Paula, impávidos, y esforzados soldados de la milicia cristiana, alistados bajo la invicta bandera del Crucificado, en vuestros más tiernos años, no dudasteis sacrificaros víctimas de su amor como el mismo Señor lo verificó por el que tuvo a todos los hombres: vosotros que fuisteis destinados para Abogados y Patronos nuestros, y sois nuestros Ángeles tutelares: elevad a la presencia del Altísimo nuestras súplicas y ruegos, alcanzándonos de su clemencia infinita el perdón de nuestras culpas, el remedio de todas nuestras necesidades espirituales y temporales, la prosperidad y abundancia general de este vuestro pueblo, en todos sus preciosos frutos, y haced en fin que tengamos la dicha apetecida de hallar y adorar las apreciables reliquias de vuestros cuerpos, y la gracia y favor que pedimos en esta Novena, si es para honra y gloria de Dios y bien de nuestras
almas. Amen.


DIA SEGUNDO
Piadoso y omnipotente Dios, nuestro único bien y felicidad verdadera, que ofrecisteis una inmortal corona, a los que auxiliados de vuestra gracia luchasen constantemente hasta el último momento de su vida, y venciesen a los enemigos de su alma, é infundisteis esa consoladora esperanza en los tiernos corazones de San Ciríaco y Sta. Paula, para que alentados con el eterno é infalible premio, despreciasen su vida por conseguir le: concedednos esta sublime virtud, para que, escudados con ella en las tentaciones, alcancemos la victoria: y alentados, nos esforcemos a caminar a la perfección cristiana, por la exacta observancia de los divinos mandamientos, y consigamos el premio que está prometido a los que te sirven, te aman, y en tí esperan. Amen.


DIA TERCERO
Espíritu consolador que procedéis de un amor infinito. Vos que tenéis las delicias en habitar con los hijos de los hombres, que difundisteis vuestro sagrado fuego en los corazones tiernos de San Ciríaco y Santa Paula, en tan alto grado, que llegaron a sellar con su sangre la verdad del divino amor que abrigaban en su seno: inflamad nuestros corazones con la llama de tan ardiente caridad, la más excelente de todas las virtudes, raíz y vida de todas ellas; y haced que desprendiéndonos de los afectos carnales y terrenos, amemos desinteresadamente el sumo bien, y logremos unirnos en la patria celestial a Vos que con el Padre y el Verbo vivís y reináis eternamente. Amen.


DÍA CUARTO
Misericordioso y clementísimo Dios, que, para confundir nuestra soberbia, hacer la felicidad del género humano, y estrechar de un modo indisoluble los amorosos vínculos que deben unirnos, establecisteis el precepto de amar a nuestros enemigos, dándonos vuestra Divina Majestad el más heroico ejemplo de él, especialmente en el santo madero de la cruz, y haciendo lo reprodujesen San Ciríaco y Santa Paula en su cruel martirio, rogando expresamente por los- mismos que los apedreaban y calumniaban; comunicad, Señor, a nuestros corazones este mismo amor y caridad, para que perdonando las injurias que nos hicieren, prodiguemos a quien nos agravie, todo género de bienes y beneficios, y por ello é intercesión de los mismos nuestros Protectores consigamos el perdón de nuestras culpas, y la perseverancia en la gracia y con ella la salvación eterna. Amen.


DÍA QUINTO
Dios grande, fuerte y terrible que para gloria vuestra y confusión de los soberbios supisteis en todo tiempo comunicar una invencible fortaleza a las más flacas y débiles criaturas, de cuya virtud soberana enriquecisteis a nuestros amados y Santos Patronos Ciríaco y Paula, para que, a pesar de su tierna edad, despreciasen los halagos, venciesen las amenazas y abrazasen los tormentos, con que fué probada su constancia por el juez inhumano: plantad, Señor, en nuestros pochos esta misma fortaleza, para que como muro inexpugnable, rodee el alcázar de nuestros corazones, queden cubiertos de los rencores de nuestros enemigos, resistan con ánimo heroico las adversidades y obstáculos opuestos a la virtud, y venzamos en la lucha a que nos provocan las pasiones, obteniendo, en la eterna recompensa prometida a los vencedores en la gloria. Amen.


DÍAS SEXTO
 Dios eterno, pacientísimo Cordero que, con admirable providencia, concedéis la virtud de la paciencia a vuestros siervos, causando placer el sufrimiento de acerbos tormentos, sin embargo, de repugnar y resistirlos nuestra naturaleza viciada, y que os dignasteis elevar a este grado de perfección y virtud a nuestros gloriosos Patronos San Ciriaco y Santa Paula, sufriendo con alegría, celestial, y con la mansedumbre de ovejas, el duro quebrantamiento de todos sus huesos, causado con tanta multitud de piedras, que los paganos les tiraron, que fueron martirizados con este inhumano tormento: concedednos, Señor, la paciencia necesaria que dulcifique los trabajos y tribulaciones que nos rodean y nos haga dignos de los pingües y abundantísimos frutos prometidos por Vos a esta virtud y con ellos la bienaventuranza. Amen.


DIA SÉPTIMO
Dios y Señor de toda bondad, que nos enseñasteis a poder esperarlo todo de vuestra generosa é infinita misericordia, por la humilde y fervorosa oración, y manifestasteis su eficacia y efecto, por la que hicisteis a vuestro Eterno Padre desde la cruz, en la conversión de millares de judíos a la luz de la fé, y por la de nuestros ínclitos Mártires San Ciríaco y Santa Paula, desde el lugar de su suplicio, piadosamente creemos lograron la conversión de muchos idólatras, el término feliz de la persecución, y la paz que á poco tiempo gozó la Iglesia Santa: os suplicamos infundáis en nosotros esta virtud de la oración fervorosa, y que extendiéndola además de nuestras necesidades espirituales y temporales, la ejercitemos en favor de la conversión de los pecadores, reducción de los impíos y herejes al seno de la Iglesia Católica, y que todos gocemos de la felicidad eterna. Amen.


DIA OCTAVO
Señor y Dios nuestro infinitamente poderoso y grande en el cielo y en la tierra, que os dignáis dirigir vuestras miradas favorecedoras a los más humildes de corazón, dándoles vuestros especiales dones y gracias, y que, humanado, nos invitasteis a aprender de Vos mismo a ser mansos y humildes, é inspirasteis a nuestros esclarecidos Patronos San Ciríaco y Sta. Paula la más profunda humildad, la sumisión más exacta a los preceptos de vuestra santa ley, en tiempo en que el príncipe de la soberbia reinaba en este pueblo, y que con heroica humildad se negasen a sí mismos, imitando a Vos, nuestro Divino Maestro, obediente y humillado hasta la muerte, y muerte de cruz: os suplicamos, Señor, os dignéis por la mediación de nuestros Stos., concedernos esta ventajosa virtud, para que dóciles a nuestra voz, no confiando en nuestras propias fuerzas, é imitando al que siendo Dios verdadero de Dios verdadero, se anonadó y humilló hasta el último extremo; consigamos el premio y elevación, destinada a los humildes en la gloria. Amen.


DIA NOVENO
Dios y Señor omnipotente esencialmente inmutable, é infinitamente perfecto, que os dignasteis conceder a nuestros Santos Patronos Ciríaco y Paula, el precioso don de la perseverancia, con el que se conservaron fieles a vuestra santa ley, hasta el último momento de su vida, a pesar de todos los artificios del tirano, de los tormentos, de las seducciones y tentaciones de sus enemigos, y aun del combate de las pasiones: ejercitad Señor, con nosotros misericordioso, el concedernos esta misma gracia, para que permaneciendo invariables en la fé, que profesamos, y obrando según ella, con todas las virtudes, os sirvamos todos los días de nuestra vida, logremos ser salvos en nuestra muerte, y gozar la vista de vuestro hermoso rostro, en compañía de nuestros Tutelares y amados Mártires por una eternidad en el cielo. Amen.

NOVENA A SANTA CATALINA DE SUECIA







NOVENA A SANTA CATALINA DE SUECIA
HIJA ILUSTRE DE SANTA BRIGIDA


ORACION PREPARATORIA
Gloriosa Santa Catalina de Suecia, Virgen purísima en el estado conyugal y ejemplar de Esposas de Jesús en el de Religiosa, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y provecho de mí alma, que se consiga, lo que deseo, y pido en esta Novena, alcanzadme de Jesús vuestro Divino Esposo esta gracia: y sino dirigid mi petición, y pedid para mí a Dios aquello y que más me conviene para gloria suya, honor vuestro, y provecho de mi alma. Amen.



DIA PRIMERO
Jesús mío dulcísimo Esposo Divino de la Ilustrísima Virgen Santa Catalina, a quien desde los primeros años de su dirección iluminareis con las luces de todos los Misterios de nuestra Santa Fé, los cuales creía, y amábale todo su corazón: suplicoos Jesús mío, por la iluminada Fe de vuestra amada, me concedáis una Fé semejante a la suya, y la gracia que os pido en esta Novena si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y bien de mí alma. Amen.



ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Virgen Ilustrísima, y purísima Santa Catalina que con asombro de celestial pureza conservasteis la azucena de la Virginidad en el estado del matrimonio, viviendo con vuestro castísimo esposo Edgardo, como dos Ángeles terrenos. Virgen prudentísima desde los tiernos años de la niñez, en que, corregida severamente de vuestro Divino Esposo Jesús, aprendisteis a tener horror a los juegos pueriles de aquella edad. Virgen modestísima hasta en el vestido, en que, renunciando a la pompa de las galas propias de vuestro noble estado, inspirasteis con el ejemplo y persuadisteis con las razones a otras Señoras que desafíen la superfluidad de galas y atavíos. Perfecta imitadora de las Virtudes de vuestra Madre Santa Brígida, siendo su compañera inseparable en las trabajosas peregrinaciones y que emprendió su celo para gloria de Dios y bien de las almas, hasta que con espíritu de verdadera Hija la asististeis en la hora de fu muerte; y después con singular piedad llevareis sus sagradas reliquias a Suecia, vuestra patria, Virgen religiosísima, que, cerrada después en un santo Monasterio de Religiosas, las guiasteis a la perfección con vuestro ejemplo y con las reglas de vuestra Santa Madre, Suplícoos, Virgen Ilustrísima, que me alcancéis la gracia de vivir con la perfección del estado en que Dios me ha puesto y la gracia que os pido en esta Novena si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amen.



DIA SEGUNDO
Jesús mío dulcísimo, Esposo Divino de la Ilustrísima Virgen Santa Catalina, que, amparada con la esperanza de vuestro infinito poder, se libró de repetidas asechanzas, en que hubiera peligrado su castidad, a no ser socorrida de vuestro poderoso patrocinio: suplicoos Jesús mío, por la esperanza firme de vuestra amada Esposa, que me concedáis una firmísima esperanza, que me asegure en todos mis peligros, especialmente en los de mi alma y la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y bien de mi alma. Amen.



DIA TERCERO
Jesús mío dulcísimo, Esposo Divino de la Ilustrísima Virgen Santa Catalina; cuyo amor a vuestra Majestad fué tan ardiente, que la hizo dejar los regalos de su palacio y Esposo, por buscar trabajos, con que mostrar lo mucho, que os amaba: Suplícoos, Jesús mío, por el ardentísimo amor de vuestra amada Esposa, que me concedáis un amor a vuestra Majestad, no solo de afectos y palabras, sino también probado con obras y trabajos por vuestro amor; y la gracia, que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amen.



DIA CUARTO
Jesús mío dulcísimo, Esposo Divino de la Ilustrísima Virgen Santa Catalina; a quien disteis una Caridad tan compasiva con los pobres enfermos, que iba a los Hospitales a servirlos, curarlos, y regalarlos, manejando sus llagas podridas, como si fueran rosas: Suplícoos, Jesús mío, por la compasiva Caridad de vuestra amada Esposa, que me concedáis una Caridad semejante para con mi Prójimo, especialmente pobres y enfermos; y la gracia que os pido en esta Novena sí es para mayor gloría de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amen.



DIA QUINTO
Jesús mío dulcísimo, Esposo Divino de la ilustrísima Virgen Santa Catalina; la cual, siendo rica, se hizo pobre por Vos, vistiéndose con ropas groseras, viejas, y remendadas, y teniendo por lecho un jergoncillo de paja: Suplícoos, Jesús mío, por la santa pobreza de vuestra amada Esposa, que me concedáis la gracia de ser pobre por vuestro amor, gozándome de la pobreza de mi estado, en vestido, comida, y cama; y la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloría de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amen.



DIA SEXTO
Jesús mío dulcísimo, Esposo Divino de la Ilustrísima Virgen Santa Catalina, que conservó su virginal pureza entre los muchos riesgos, en que la puso la persecución lasciva de hombres perdidos, y con mayor asombro aun entre los halagos lícitos del estado conyugal: Suplícoos Jesús mío, por la celestial pureza de vuestra amada Esposa, que me concedáis la castidad purísima, que me pide mi estado a pesar de todas las asechanzas de los Espíritus impuros y la gracia, que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amen.



DIA SEPTIMO
Jesús mío dulcísimo, Esposo Divino de la Ilustrísima Virgen Santa Catalina, á quien adornasteis dé una singular Obediencia a su Madre, cuando niña a su Esposo Edgardo, cuando casada; a sus Superiores, cuando Religiosa, y a Dios en todas las inspiraciones de cosas muy arduas: Suplícoos, Jesús mío, por la rendida Obediencia de vuestra amada Esposa, que me concedáis una Obediencia humilde a todos mis Superiores en todos los estados de mi vida y la gracia, que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amen.



DIA OCTAVO
Jesús mío dulcísimo, Esposo Divino de la Ilustrísima Virgen Santa Catalina, que se gozaba de ser tenida en poco, depreciada como gran pecadora, y de ejercitar oficios humildes en los Hospitales, sirviendo a los más desvalidos: Suplicoos Jesús mío, por la profunda humildad de vuestra amada Esposa, que me concedáis una humildad verdadera, que no contenta con palabras, y deseos, se abrace con los desprecios y humillaciones, y la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Días, honor vuestro y bien de mi alma. Amen,



DIA NOVENO
Jesús mío dulcísimo, Esposo Divino de la Ilustrísima Virgen Santa Catalina, que tuvo la dicha de tener por Madre a vuestra Madre Santísima, a cuyo obsequio se consagraba todos los días con afecto de verdadera hija: Suplícoos Jesús mío, por el filial amor de vuestra amada Esposa a vuestra Purísima Madre, que me concedáis una devoción tierna, y obsequiosa a vuestra Madre Santísima, y la gracia, que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amen.


jueves, 28 de junio de 2018

DEVOCIÓN A LA LECHE DE MARIA SANTISIMA






DEVOCIÓN
A LA
SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
EN HONRA
DE SU PURÍSIMA LECHE



ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Jesús!  esperanza, refugio y salud de mi alma, a mí me pesa entrañablemente de todo mi corazón haberte ofendido; y quisiera que el dolor que han tenido todos los verdaderamente arrepentidos, se juntara en mi alma para dolerme de mis pecados, y que las entrañas y huesos se deshicieran de pena y sentimiento. Recibe, amoroso Dueño mío, este mi deseo, por la preciosa Carne que tomaste de la siempre Virgen María, y por sus sacratísimos Pechos que te alimentaron y nutrieron; por los que te suplico que antes que mi alma se aparte de mi cuerpo, consiga de tu misericordia infinita una verdadera contrición, y tal dolor de mis pecados, que el corazón se me parta. Amén.


ORACIÓN
Dios te salve siempre Virgen María, Azucena candidísima, Rosa fragrante y hermosísima, llena de gracia, clara Luz que destierra nuestras tinieblas, inmaculada Madre de Dios. Dios te salve Paraíso de la Santísima Trinidad, escogida singularmente para que de tus purísimas entrañas naciera Jesucristo Rey de los Cielos, y fuera con tu Leche purísima nutrido y alimentado. Ruégote, ¡oh Virgen admirable y fecundísima! Con la mayor devoción que puedo, apacientes mi alma con tu Leche santísima, y me limpies y purifiques de los resabios de la culpa de Adán, de tal manera, que pueda merecer el título de hijo tuyo y hermano de Leche de Jesús tu Santísimo Hijo; por quien te pido esfuerces mi flaqueza y enfervorices mi tibieza, para que adelante mi corazón sea lleno de los celestiales bienes que comunican esas amabilísimas fuentes de tus castísimos Pechos, más dulces que la pura miel, y más sabrosas que el milagroso Maná. ¡O María Madre piadosísima! ayúdame; y cuando salga de este destierro sienta mi alma el consuelo de tu amparo y socorro, para que consiga el verte en la Gloria, y alabarte eternamente. Amén.


CONSIDERACIÓN
Considera los gozos y júbilos que tendría María Santísima Señora nuestra cuando ministraba su Leche suavísima a su dulce Niño Jesús su Santísimo Hijo y nuestro hermano. ¡Como le daría su corazón destilado por sus sagrados Pechos! ¡Qué afectos tan tiernos serían los suyos, tan ardientes y encendidos! ¡Oh Leche de María Purísima, tan cándida y encendida por el amor! ¡Oh manantiales de dulzura, suavidad y pureza! Llégate alma, llégate a Jesús, y pídele una gota de este Néctar regaladísimo: pídele a su Madre Sacratísima se digne rociarte con su divina Leche para que así quedes más fecunda en las virtudes, que los campos para los frutos con el que beben de la Aurora. ¡Oh María Santísima! no me niegues, Señora, mi petición, mira mi necesidad: dame a gustar tu virginal Leche para que engendre en mi alma su pureza, amor, humildad y mansedumbre: dame que, gustando esa suavidad, guste también el manjar de la sagrada Pasión y Muerte de tu Hijo Benditísimo; porque sin duda la recibiré en esa suave y amorosa bebida de tu Leche santísima; pues así como tú Madre piadosa, la tenías tan entrañada en tu corazón compasivo, no puedes dejar de comunicárnosla en ese Licor soberano. Considera también, que, si anhelas a ser hija de Leche de María Santísima, como lo eres de sus dolores y lágrimas, debes, ¡oh alma! proceder como hija de tal Madre, sentir, amar y acompañar a su Hijo Sacratísimo, imitándole en su vida santísima. Esto es con lo que mejor la puedes obligar para que te admita por su hija adoptiva.


Se rezan dos Salves a los sacratísimos Pechos de María Santísima y luego la siguiente:


ORACIÓN
¡Oh Virgen Sacratísima!  Dignísima Madre de Dios y Madre amantísima de los pecadores que se acogen a tu amparo: con todo el afecto de mi alma, y gran confianza en tu maternal amor, vengo a ti, refugio, aliento y consuelo de los desvalidos, para que como Madre piadosa repares mi flaqueza, y me sustentes con la Lecha de tus melifluos Pechos. No desprecies, Madre mía, mi petición: acuérdate, Señora benignísima, que tu Santísimo Hijo nos dio su preciosísima Sangre y Agua que guardaba en su sagrado encendido Corazón, formado en tu Vientre virginal por obra del Espíritu Santo. Las misericordias de Jesús te pongo delante para mover tu piadosísimo corazón a que no permitas que yo, las malogre; lo que espero conseguir si me dispones con ese deliciosísimo licor de tu santísima Leche. Rocía, Madre mía Purísima, a todas las almas con ella; y haz que cada gota sea una centella de fuego que las abrase en el amor de Jesús, y las encienda en tu verdadera devoción por la que todos logremos la felicidad desalabarte eternamente en la Gloria. Amén.

jueves, 21 de junio de 2018

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se acercaba la fiesta del Santo Patrón o cuando la familia tenía un santo en particular como abogado, o se solicitaba un favor a uno determinado.

Es allí donde este apostolado quiere rescatar todo este cúmulo de devociones que enriquecen la fe católica, ya que después del Concilio Vaticano II, por un mal entendido en las disposiciones dadas, la piedad popular se ha visto ensombrecida en el abandono total, por parte del clero, y esto conlleva a que el pueblo no practique más, aquello que en la vida espiritual es de gran beneficio.

Estamos a disposición de la Santa Sede, pero estamos en contra de que este tesoro tan valioso como lo son las novenas y otros, caigan en el olvido y dejen de practicarse.

Todo sea para bien de las almas y la mayor gloria de Jesucristo nuestro Señor.

viernes, 15 de junio de 2018

GOZOS A LA PLANA DE SAN JOSÉ






GOZOS A LA RELIQUIA DE LA PLANA O CEPILLO
DEL SEÑOR SAN JOSÉ


Protector muy poderoso
de todo el que en vos espera:
Al que esta Plana venera
amparad José glorioso.

De Nazaret Carpintero
y de David descendiente,
á Vos el Omnipotente,
ab eterno, con esmero
decretó por verdadero
y fiel de María esposo.

Con la Virgen desposado
de Dios coadjutor fiel,
del divino Emmanuel
fuisteis por padre adoptado,
quién quedó a vuestro cuidado
y padre os llamó amoroso.

Trabajando en vuestro oficio
el pan con sudor ganabais,
á María alimentabais
y a Jesús cual fiel nutricio,
después en tal ejercicio
él os ayudó obsequioso.

En el cielo colocado
junto a Jesús y María,
la Iglesia veneró pía
lo que habíais Vos usado,
y este instrumento sagrado
conservó el fiel cuidadoso.

Plana, o cepillo, que a Vos
para el trabajo os sirvió,
y de que a veces usó
Jesús el Hijo de Dios,
es Reliquia de los dos
digna de culto piadoso.

De Barcelona partió,
de este Gremio el carpintero,
Juan Espelta, cual romero,
á Palestina, y logró
esta Plana que llevó
á Cáller lleno de gozo.

Como en Cerdeña al morir
Espelta, prenda tan cara
á este su Gremio legara,
su viuda quiso cumplir
lo dispuesto, y a adquirir
la vino el Gremio gozoso.

Los Menores litigaron
poseer Reliquia tal;
pero sentencia Real
los Carpinteros lograron
a su favor, y quedaron
con legado tan famoso.

Con la autorización
del barcelonés Prelado,
á esta Plana ha tributado
el Gremio veneración,
cual se debía á tal don
y objeto tan precioso.

Cuando el francés desalmado
de esta Reliquia robó
la plata, el Gremio archivó
tal joya con gran cuidado,
que en la nueva ha colocado
de darle culto ansioso.

Tres siglos ha que posee
vuestra Plana esta ciudad
y del pueblo la piedad
es muy justo que se emplee
en honrarla; y en Vos cree
hallar protector celoso.

Los Maestros Carpinteros,
que os aclaman su Patrón,
logren de su devoción
siempre frutos verdaderos;
y en sus momentos postreros
asistidles generoso.

De María casto esposo
desde la celeste esfera
Al que esta Plana venera
protegedle cariñoso.




PARTE HISTÓRICA
Esta Reliquia fué traída de la Tierra Santa por Juan Espelta, individuo del Gremio de Maestros Carpinteros de Barcelona, al morir en Caller, ciudad de Cerdeña. su viuda e hija hicieron donación de ella al dicho Gremio en 21 de noviembre de 1538, el cual la conservó con suma religiosidad y respeto dentro de un relicario, adornada y sostenida por cuatro ángeles, todo de plata. Mas habiendo desaparecido estos adornos durante la ocupación de Barcelona por los franceses desde el año 1808 al 1814 quedó la Plana archivada en un armario del archivo del expresado Gremio, hasta que en 1875 los Sres. Prohombres del mismo hicieron fabricar un templete de estilo bizantino y en el día de la festividad del santo Patriarca san José la expusieron a la veneración de los fieles, con permiso de la Autoridad eclesiástica, concedida en vista del que les fué dado el día 18 de Noviembre de 1699.


NOVENA A SAN JOSÉ







NOVENARIO EN HONOR DEL GLORIOSO PATRIARCA Y SEÑOR SAN JOSÉ

De este novenario asunto
Será José desposado,
De dolores traspasado,
De gozos lleno y difunto.

Arrodillado delante del altar o imagen del Santo, levantarás el corazón al cielo, y pensarás que te hayas delante del trono de gloria en que esta sublimado; y con toda la humildad y devoción posible le saludareis, diciéndole esta:



DEPRECACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Gloriosísimo patriarca san José, fidelísimo custodio de Jesús redentor del mundo, é quien, junto con su Madre la sacratísima virgen María, el Padre eterno confió a vuestra prudencia; yo me entrego a Vos, para que me asistáis en vida, y particularmente en la hora de mi muerte. A Vos, piísimo José, elijo por mi especial protector, para que dirijáis todos mis pensamientos, palabras y obras conforme la voluntad de vuestra amantísima esposa María: y os suplico me recibáis por perpetuo y fiel esclavo, para que siempre os sirva y logre con vuestra intercesión la gracia divina: pues es tal vuestro valimiento, oh clementísimo José, que no hay patrocinio mas eficaz para alcanzar la gracia de Dios, que subir esta escala: de Vos a la Virgen, de la Virgen ti Jesús, de Jesús al eterno Padre: porque mostrando el Hijo al Padre sus heridas y llagas, la Madre al Hijo su amoroso corazón, y Vos, santísimo José, a los dos los afanes y sudores que soportasteis y las penalidades que sufristeis para aliviarles con vuestro trabajo su necesidad, se despacha cuanto se pide. Dignaos, pues, poderosísimo patriarca José, interceder por mí, para que, purificado mi corazón de toda mancha de culpa, conserve mi alma la divina gracia hasta llegar al puerto seguro de la eterna gloria. Amen.

Pues de Jesús y María
Sois, José, sacro Patrón;
Sedlo de mi corazón,
Como os ruega el alma mía.



ACTO DE CONTRICIÓN
Oh poderosísimo san José. patrón mío, suplícoos que con María vuestra santísimo esposa, me alcancéis de Dios un verdadero arrepentimiento de mis pecados, para poderle decir con un vivo dolor: Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, en quien creo, espero y amo sobre todas las cosas, por ser Vos quien sois, bondad infinita, me pesa de haberos ofendido, y propongo enmendarme, asistido de vuestra gracia, la que imploro por los méritos de María y José.


¡Oh, si yo llorase tanto
Mis culpas y las ajenas,
Que á, Pedros y Magdalenas
Igualase con mi llanto!



DIA PRIMERO
DESPOSORIO
Permitidme, oh glorioso Patriarca, que en esta ocasión desahogue mi afecto, para celebrar la gran dicha que os cupo, desposándoos con tan privilegiada princesa. Feliz emulación os podría tener los serafines: pues con la sagrada prenda María, os entregó el cielo toda su gracia: el eterno Padre el su Hija, y el Espíritu santo a su purísima y amada Esposa, para que también lo fuese vuestra. Disfrutad, oh Santo mío, tantas dichas por una eternidad: y suplico el toda la Corte celestial, os dé la enhorabuena en mi nombre, por haber sido el preferido para esposo de tan gran Reina: y por este honor pido el Vos, me alcancéis de Jesús y de María el remedio de mi presente necesidad, si así conviene para mayor gloria de Dios y provecho de mi alma. Amen.

Santo mío, ¡que fineza
Del cielo tan generosa,
Concederos por esposa
La Reina de la pureza!

Ahora se rezarán siete Padre nuestros, siete Ave Marías y siete Gloria Patris, el Ofrecimiento que sigue y los Gozos con el verso y oración del Santo. En los demás días de la novena se podrá dejar el Ofrecimiento y los Gozos, según la devoción u ocupaciones de cada uno: pero por cifrarse en los Gozos las prerrogativas del Santo, se dirán en este primer día y en el último.



OFREÇIMIENTO
Amantísimo José, postrados ante Vos, y confiado en vuestra benignidad, humildemente os ruego que os dignéis admitir estos siete padre nuestros, siete Ave Marías y siete Gloria Patris, que os ofrezco en este día como debido tributo de mi voluntaria servidumbre, en veneración de aquellos siete Dolores y siete Gozos que vuestro sagrado corazón sintió en esta vida: y para acompañaros en ellos, duéleme, santísimo Patriarca, de vuestros Dolores, y Gózome de vuestros Gozos: y confiando en Vos, con el afecto más puro de mi corazón, os encomiendo mi alma y cuerpo. para que con vuestros méritos y eficaz Patrocinio os dignéis ser mi consuelo en los trabajos, mi refugio en los riesgos, mi amparo y socorro para apartarme de lo malo y perseverar en lo bueno. Y asimismo os ruego, que con María vuestra santísima esposa, me alcancéis de Jesús las gracias y favores concedidos ä vuestros devotos, y singularmente un tiernísimo amor ä esta Trinidad de la tierra, JESÚS, MARIA, JOSÉ, cuya protección tenga yo en vida y en la hora tremenda de mi muerte, y después merezca gozar de su compañía en el cielo con el Padre, con el mismo Hijo y con el Espíritu santo. Amen.


GOZOS
DEL GLORIOSO PATRIARCA Y ESPOSO DE MARIA SAN JOSE

Pues sois santo sin igual
y de Dios el más honrado
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.

Antes que hubieseis nacido,
ya fuisteis santificado,
y ab eterno destinado
para ser favorecido:
nacisteis de esclarecido
linaje y sangre real:

Vuestra vida fué tan pura,
que en todo sois sin segundo:
después de María el mundo
no vio más santa criatura;
y así fué vuestra ventura
entre todos sin igual:

Vuestra santidad declara
aquel caso soberano,
cuando en vuestra santo mano
floreció la seca vara;
y porque nadie dudara,
hizo el cielo esta señal:

Ha vista de este portento,
todo el mundo os respetaba,
y parabienes os daba
con alegría y contento:
publicando el casamiento
con la Reina celestial:

Con júbilo recibisteis
A María por esposa,
virgen pura, santa, hermosa,
con la cual feliz vivisteis,
y con ella conseguisteis
dones y luz celestial:

Oficio de carpintero
ejercitasteis en vida,
para ganar la comida
a Jesús Dios verdadero,
y ä vuestra Esposa lucero,
compañera virginal:

Vos y Dios con tierno amor
daba el uno al otra vida,
Vos a Él con la comida,
y El a Vos con su sabor:
Vos le disteis el sudor,
y Él os dió vida inmortal:

Vos fuisteis la concha fina,
en donde con entereza
se conservó la pureza
de aquella Perla divina,
vuestra esposa y madre digna,
la que nos sacó de mal:

Cuando la visteis preñada,
fué grande vuestra tristeza;
en condenar su pureza,
tratabais vuestra jornada
estorbó la embajada
de aquel Nuncio celestial:

No tengáis, oh José, espanto,
el Paraninfo decía:
lo que ha nacido en María,
es del Espíritu santo:
vuestro consuelo fué tanto,
cual pedía caso tal:

Vos sois el hombre primero
que visteis ti Dios nacido:
en vuestros brazos dormido
tuvisteis aquel Lucero;
siendo vos el tesorero
de aquel inmenso caudal:

Por treinta años nos guardasteis
aquel Tesoro infinito
en Judea, y en Egipto
ti, donde lo retirasteis;
entero nos conservasteis
aquel rico mineral:

Cuidado, cuando perdido,
os causó y gran sentimiento,
que se os volvió en contento
del cielo restituido
de quien siempre obedecido
sois con amor filial:

A vuestra muerte dichosa,
estuvo siempre con Vos
el mismo humanado Dios,
con María vuestra esposa:
y para ser muy gloriosa,
vino un coro angelical:

Con Cristo resucitasteis
en cuerpo y alma glorioso,
y a los cielos victorioso
vuestro Rey acompañasteis:
ä su derecha os sentasteis,
haciendo coro especial:

Allá estáis como abogado
de todos los pecadores,
alcanzando mil favores
al que os llama atribulado
ninguno desconsolado
salió de este tribunal:

Los avisos que leemos
de Teresa nuestra madre,
por abogado y por padre
nos exhorta que os tomemos:
el alma y cuerpo sabemos
que libráis de todo mal:

Pues sois santo sin igual
y de Dios el más honrado
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.

L/: Ruega por nosotros ¡Oh Padre San José!
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo


ORACIÓN
¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para esposo de tu Santísima Madre!; te rogamos nos concedas tenerlo como intercesor en el cielo, ya que lo veneramos como protector en la tierra. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.




DIA SEGUNDO
Se consagra este segundo día, castísimo José, al primer Dolor y Gozo que vuestro purísimo corazón experimentó. Fué el Dolor, ver a vuestra castísima Esposa en cinta, ignorando Vos el misterio; y el Gozo, cuando el celestial Paraninfo os notificó, que la novedad de María era obra del Espíritu santo, diciéndoos: José, hijo de David, no temas en tomar a María tu esposa; porque lo que lleva en su seno, es obra del Espíritu santo. ¿Quién es capaz de comprender el celestial consuelo y alegría que sentiría vuestro corazón santísimo Patriarca, viendo disipadas las nubes de la tentación con la suave influencia del divino Espíritu? ¡Cuanto creció en Vos con esto la estimación ti vuestra celestial Esposa! ¡Qué repetidas gracias daríais al Señor por favor tan señalado! Yo, pues, aunque indigno, os repito el feliz anuncio en compañía de la corte celestial, y doy gracias a Jesús y a María, porque, aunque fueron la ocasión de vuestra pena, son ahora el colmo de vuestro gozo: por el cual y demás Gozos y Dolores vuestros os pido concedáis el remedio de mi presente necesidad, si así conviene. Amen.


Al ver en cinta a María,
Tenéis, José, mortal susto;
Mas os lo convierte en gusto
Un ángel que Dios envía.



DIA TERCERO
Se dedica este tercer día. glorioso Patriarca, al segundo Dolor y Gozo que tuvo vuestro piadosísimo corazón. Fué el Dolor, cuando visteis a Jesús y a María aposentados en un desmantelado establo; el Gozo, cuando visteis ti Cristo festejado con música angelical y adorado por los pastores. Verdaderamente nos hemos de persuadir, que sería inexplicable este Dolor, porque procedía de un conocimiento tan ilustrado del mérito de aquellos dos personajes, Jesús y María. Pero ¡quién explicaré el Gozo tan inefable que os sobrevino, cuando visteis, José santísimo, al recién nacido Jesús aclamado por los Ángeles y reverenciado humildemente por los pastores? ¡Oh qué inefable dulzura anegaría vuestra alma, cuando después de haber presentado sus dones al divino Emanuel, os darían Vos y a vuestra Esposa el parabién de tanta dicha! Yo, pues, ahora, aunque pecador, me postro al pie de vuestra gloria, repitiéndoos con humildad el mismo parabién, y os suplico que por este y demás Gozos y Dolores vuestros, me alcancéis de Dios el beneficio que os pido, si así conviene. Amen.


En establo prendas tales...
¡Qué pena! ¡qué sentimiento!
Pero ¡qué dulce contento
Los cánticos celestiales!



DIA CUARTO
Se venera en este cuarto día, amantísimo José, el tercer Dolor y Gozo que vuestro corazón sintió. Fué el Dolor, cuando en el octavo día de su nacimiento visteis al divino Niño derramar sangre en la circuncisión; el Gozo, cuando le pusisteis el dulce nombre de Jesús. ¡Oh alma mía! pondera como al ver derramar sangre al Niño, sintió el compasivo Patriarca tanta pena, que se convirtieron sus ojos en un mar de llanto. Pero ¿quién podrá también explicar la abundancia de celestiales dulzuras con que se anegó su corazón, al pronunciar sus labios el dulcísimo nombre de Jesús? Toda la universalidad de las criaturas doblaría las rodillas en el instante que, de vuestra boca, cual árbol del oriente, destiló al mundo el bálsamo suavísimo de tan dulcísimo Nombre. Yo pues, por este y demás Gozos y Dolores vuestros, os suplico, felicísimo José, merezca tener mi nombre escrito en el libro de la vida, y ahora, si me conviene, me alcancéis el remedio de mi necesidad. Amen.


Para un padre ¡qué dolor!
Ver circuncidar al Hijo:
Pero ¡qué gran regocijo
Al nombrarle Salvador!



DIA QUINTO
Se consagra este quinto día, benignísimo José, al cuarto Dolor y Gozo que tuvisteis. Fué el Dolor, cuando oísteis n Simeón que anunció la aguda espada que heriría a vuestra virginal Esposa; y el Gozo, cuando el mismo Simeón y Ana, movidos del Espíritu Santo, desataron sus lenguas en alabanzas de Jesús, aclamándole por Dios. Bien creo, santísimo Patriarca, que la espada de dolor de vuestra Esposa atravesó vuestro corazón enamorado, pues estaba con el suyo tan unido. ; Oh qué dolor! Pero ¡quién diré al mismo tiempo el consuelo grande que recibisteis, oyendo las divinas alabanzas con que aquellos venerables ancianos confesaron por Dios al que el mundo tenía por hijo vuestro? ¡Oh qué inefable gozo! Si por una vez que el santo Simeón tuvo en sus brazos a Jesús, se vio tan anegado en dulzuras, ¿qué sentiría vuestro corazón, cuando tantas veces le tuvisteis reclinado en vuestro pecho? Gózome, Patriarca mío, de tanta dicha: por ella y demás Gozos y Dolores vuestros, os suplico me alcancéis el remedio de esta presente necesidad, si así conviene. Amen.


El cantico de Simeón
Os causó suma alegría;
Mas su triste profecía
¡Cuán penetrante aflicción!



DIA SEXTO
Se dedica este sexto día, fidelísimo Custodio de Jesús, al quinto Dolor y Gozo que vuestro corazón tiernísimo sintió. Fué el Dolor. cuando tuvisteis que huir ti Egipto por las crueldades de Herodes; el Gozo, cuando al entrar en Egipto, visteis que n la presencia de Jesús caían los ídolos allí falsamente adorados. ¡Oh qué penetrante dolor fue para Vos, Patriarca santísimo ver peregrinar desterrados de su patria al Rey y Reina de la Gloria! Pero no menos intenso el Gozo, viendo la sujeción de los demonios, que a la vista de Jesús se amedrantaban. ¡Oh qué temor tan grande os tendrían también a Vos, sabiendo que estaba a vuestro cuidado el que tanto poder tiene sobre ellos! Por este tan inefable Gozo os pido, que en la hora de mi muerte ahuyentéis de mi alrededor a los demonios, para que no perturben a mi alma con infernales tentaciones y asimismo que por este y demás Gozos y Dolores vuestros, me alcancéis el remedio de esta necesidad. si así conviene. Amen.


¡Con qué angustias camináis,
Del fiero Herodes huyendo!
Mas ídolos caer viendo,
Cuando en Egipto, os gozáis.



DIA SÉPTIMO
Este séptimo día se consagra, vigilantísimo Patriarca, al sexto Dolor y Gozo que tuvisteis. Fué el Dolor cuando a la vuelta de Egipto os sobresaltó el cuidado, de que viniese a manos del rey Arquelao vuestro enamorado Jesús; y el Gozo, cuando el Ángel os quitó todo temor, y os ordenó habitar en Nazareth. Grande fué sin duda el dolor, recelando peligros de que os quitasen vuestra amada Prenda; pero no fué menor vuestro gozo con la seguridad de la promesa celestial. ¡Oh qué alegres volveríais, Peregrinos dichosos, ¡a vuestra patria! ¡Oh quién hubiera merecido besar la tierra que pisaban vuestras plantas! ¡Qué feliz y santa emulación os tendrían los serafines, viéndoos en el camino llevar en brazos muchos ratos al que ellos veneraban Por su Dios! Yo os suplico, Padre mío, negociéis mi salvación eterna, para que del Egipto de este mundo venga la Patria celestial, y a mismo que por este y demás Gozos y Dolores me alcancéis el beneficio que os pido, si así conviene. Amen.


Muerto Herodes el cruel,
Arquelao os da cuidado;
Pero el cielo ha consolado
Luego vuestro pecho fiel.



DIA OCTAVO
Se venera en este octavo día, afligidísimo Patriarca el séptimo Dolor y Gozo que ocupó vuestro sagrado Corazón. Fué el Dolor, haber perdido a Jesús; y el Gozo de encontrarle disputando en el templo. Ni mayor pena ni mayor gozo podían caber santísimo Padre, en vuestro pecho. ¿cómo lo pasáis Santo mío, sin Jesús? alivia vuestras congojas? ¿Quién entretiene vuestras ansias? ¡Oh dolor cruel! Mas ya respira vuestro corazón, cuando en el oriente del templo miráis rayar los divinos resplandores. Oh que gustoso tornaríais asiento, mientras duraba la disputa, ¡para oír suspenso aquella celestial Sabiduría!  como se recrearía vuestra alma, al ver que ya empezaba el derramarse por el inundo aquella luz celestial! Y concluida la disputa, ¡con que cariño os llegaríais a El! Quién es capaz de explicar lo tierno de los abrazos? Suplícoos, Padre mío, que, si por mis pecados alguna vez perdiere al buen Jesús, me seáis buena guía para encontrarle; y asimismo que por este y demás Gozos y Dolores vuestros me alcancéis el remedio de mis necesidades, si así conviene. Amen.


Perder Hijo tan amado,
Fue dolor el más sensible
Pero fué gozo indecible
Haberle en el templo hallado.



DIA NOVENO
Sea corona de la novena, santísimo Patriarca, en este último día, la memoria de la dulce y preciosa muerte que tuvisteis en los brazos de Jesús y de María. ¡Oh qué gran dicha rendir los vitales alientos entre manos tan soberanas! ¡Con qué alegría y con qué pena os despediríais de vuestra virginal Esposa y de vuestro amado Jesús! ¡Oh qué angustia sentiríais al tener que separaros de tan queridas prendas! Partiéndose el alma del cuerpo, todo vuestro afecto sin duda se quedaría en el mundo, por que dar en él Jesús y María. Con todo, rendido a la divina voluntad, reclinado sobre los brazos de ambas Majestades, entreteníais vuestro amor, pronunciando los dulces y sagrados Nombres de Jesús y de María; cuando como recelosos los Angeles de que quedase en olvido el vuestro, lo juntaron con los de Jesús y María, y entonaron con acento celestial JESÚS, MARÍA y JOSÉ, llevando vuestra dichosa alma al seno de Abrahán, para aguardar allí la resurrección de vuestro amado Jesús, con quien resucitasteis glorioso y subisteis a los cielos. Por esta vuestra dulcísima muerte, glorioso Patriarca. os suplico, que me asistáis en la mía junto con María y Jesús, y con tan dulce compañía alcance aquella feliz bendición que Cristo nuestro Bien prometió dar a los que en el día de vuestra muerte ofrecieren a Dios algún sacrificio, obsequio o servicio en loor y honor vuestro. Y ahora por vuestra muerte. por vuestro Desposorio y por todos vuestros Gozos y Dolores os suplico, bondadoso Protector mío, aceptéis la pequeña ofrenda de este novenario, que con todo afecto nuevamente os dedico para mayor gloria de Nos, de María y vuestra y provecho de mi alma, pero con especialidad por este particular beneficio que os pido, si así conviene. Amen.


Publique el cielo, que goza
José, por su rara muerte,
Entre los santos la suerte
Más feliz y más dichosa.



ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...