TIERNA Y DULCE MEMORIA DE LOS CINCO SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS, MARÍA, JOSÉ, JOAQUÍN Y ANA
Dispuesta
por un sacerdote amante de los Cinco Señores
Reimpreso
en Puebla de los Ángeles, en la imprenta de D. Pedro de la Rosa.
Año de 1811
El Ilmo. Sr. Obispo
de esta Ciudad de Puebla de los Ángeles, y el Ilmo. Sr. Obispo de Cisamo, su
Auxiliar, conceden cada uno, cuarenta días de indulgencias a todos los fieles
que devotamente rezaren las oraciones de esta devoción.
ADVERTENCIA
Si el corazón humano es el punto a que dirigiesen sus líneas las potencias, si es la fragua en que se forjan los afectos más nobles, y si por fin es el bello principio de la vida, de donde sales, y adonde vuelven (como los ríos al mar) las operaciones todas del alma, siento esta preeminencia del Corazón en los hombres tan común y constándonos, cuan sobre lo común fueron las de los Cinco Sagrados Corazones de Jesús, María, José, Joaquín y Ana, no se puede negar, que aun por solo este lado, son muy dignos de especialísima reverencia, y de que con singulares cultos los veneremos, a esto se dirigen estas brevísimas oraciones:
AL CORAZÓN
DE JESÚS
Dulcísimo Corazón de Jesús, Trono de la Divinidad, centro de las misericordias, manantial de aguas vivas, hoguera flamante de una encendida caridad: yo te adoro, y con todos mis afectos te ruego, que, pues ardes para que yo me queme, consumar el humor de mis vicios, y reduzcas a cenizas la basura de mis mal encaminadas acciones, hasta acrisolado mi espíritu, se derrita por ti, por ti se deshaga, y yo me muera por ti. ¡Oh Corazón Amabilísimo!
Al final de cada
oración se dice esta Jaculatoria:
Gloria sea dada a
Jesús, María, José, Joaquín y Ana, que habiten en nuestros corazones, y
nuestras almas, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Padre nuestro, Ave
María y Gloria.
AL
CORAZÓN DE MARÍA
Purísimo Corazón
de María, en cuyo inmenso buque, depositó la Omnipotencia el mar inmenso de las
prerrogativas, y gracias de que son capaces todas las criaturas, haciéndote justamente,
depósito de todos sus tesoros, para que las dispenses entre los pecadores, yo
te adoro con toda mi alma, y te pido, que derrames sobre mí, siquiera una gota
de miel, de aquella con que te alimentaste en esta vida, para que la amargura
de la muerte, se me convierta en suavidad y dulzura. Amén.
AL
CORAZÓN DE SAN JOSÉ
Humildísimo Corazón de José, tan lleno de excelentes virtudes, como de dolores y penas, paraíso de azucenas y rosas, en que el Hijo de Dios tuvo sus delicias, yo te adoro y te suplico confiadamente, que para que se me abra el Paraíso a mí, de los muchos que se te atravesaron, me concedas el dolor que sentiste en la pérdida del Niño Jesús, pues allí lloraré sin consuelo, el haberlo perdido y mereceré a el expirar, verlo cara a cara en tus brazos. Amén.
AL
CORAZÓN DE SEÑOR SAN JOAQUÍN
Nobilísimo Corazón
de Señor San Joaquín, que sin ahogarte entre las aguas de tantas tribulaciones
como arrojó sobre tu inocencia el sacerdote Isacar, echándote del Templo, y
tirándote a la cara con tus ofrendas y dones, humildemente te pido, que todo tu
te empeñes con aquel benignísimo Dios, que te eligió por su abuelo, no me
vuelva el rostro al tiempo de morir. Amén.
AL
CORAZÓN DE SEÑORA SANTA ANA
Misericordiosísimo
Corazón de mi Señora Santa Ana, que por tantos años sufriste (sin fiar a tu
boca la expresión de una queja) los graves sentimientos con que te hería
misteriosa esterilidad, yo te adoro y te suplico, que fecundes el mío con el
riego de tus virtudes, imitando tu paciencia, especialmente en las adversidades.
Amén.
LAVS DEVS
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