sábado, 10 de marzo de 2018

CAMINATA AL SEÑOR DE LA COLUMNA DE ATOTONILCO





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CAMINO ESPIRITUAL PARA ACOMPAÑAR A LA DEVOTISIMA IMAGEN DEL SEÑOR DE LA COLUMNA

DEL SANTUARIO DE ATOTONILCO A LA CIUDAD DE SAN MIGUEL DE ALLENDE, Y DE ESTA CIUDAD A SU SANTUARIO
COMPUESTO POR UN INDIGNO DEVOTO DE LA MISMA SAGRADA IMAGEN. 1874

Puestos de rodillas delante de la Sagrada Imagen del Señor de la Columna, en el cementerio del Santuario, con todo el fervor que le sea posible al que leyere, hecha la señal de la cruz, en alta voz dirá el siguiente:

ACTO DE CONTRICIÓN
Amabilísimo Jesús, aquí tienes a tus ingratos hijos, que postrados ante tu divina presencia, llenos de dolor y arrepentimiento de sus culpas, vienen contritos a llorarlas y a contemplar uno de los pasos más dolorosos de tu santísima pasión. Nosotros adoramos tu sacratísimo cuerpo destrozado por los azotes, y la sangre preciosa que has derramado en esa columna para-nuestro remedio. Con la más grande humildad te pedimos oigas la confesión que hacemos de nuestros delitos, y el firme propósito de no ofenderte jamás. Sí, padre de misericordia, nosotros estamos convencidos de que somos la causa para que esos verdugos descarguen tanta multitud de azotes sobre tus santísimas espaldas. Somos reos del crimen más espantoso, conocemos nuestra maldad, y por esto, con el más grande dolor te pedimos el perdón de todos nuestros pecados. ¿Nos perdonarás, Padre de Misericordia? Sí, perdónanos, amoroso Padre, pues solo para perdonarnos bajaste del cielo a la tierra a padecer todos los tormentos de tu pasión. Abrid, Señor, nuestros labios, para alabar y bendecir vuestro santísimo nombre, y el grande amor con que padeciste por nosotros, iluminad nuestros entendimientos, encended nuestras voluntades, para que con toda devoción y reverencia acompañemos en el santo ejercicio de este día, y merezcamos ser oídos en el trono de tu misericordia, donde con el Padre y el Espíritu Santo, vives y reinas por los siglo3 de los siglos. Amen.

Luego dirá: rezaremos el rosario a María Santísima por el eterno descanso de las almas de los fundadores y demás devotos de esta piadosa devoción.
En tono de pasión, en cada misterio se canta esta:

CUARTETA
La sangre que en los azotes
Derramaste, buen Jesús,
Lleva a todos tus devotos
A gozar la eterna luz.

Concluido el rosario con las tres Ave Marías Salve y letanía de costumbre, se ofrece con esta:

ORACIÓN
Afligidísima Madre de Dios y Señora nuestra, ya empiezas a ver cumplido el anuncio del profeta que te predijo todo el mar de aflicciones que habían de oprimir a tu angustiado corazón. Aun no acababas de enjugar tus lágrimas por la tierna despedida de tu amado, cuando una lluvia de tormentos viene a llenarte de acerbísimos dolores: sabes la traición del apóstol, la prisión de tu unigénito en el huerto de los Olivos; llegada la mañana, a la grita y desorden del furioso pueblo, que con la mayor impiedad llevaba a Jesús del palacio del rey Herodes al pretorio de Pilato; sales ¿y qué es lo que tus ojos ven, santísima Señora? Ven, ¡oh dolor! a tu Dios, al blanco de tus amores, que después de haber sido reprobado del sumo sacerdote, lo presentan a la presencia de Pilato, donde este magistrado manda que sea cruelmente azotado. ¿Quién podrá comprender la aflicción que sintió tu alma santísima con este bárbaro mandato? Por este agudísimo dolor te suplicamos recibas compasiva nuestras oraciones, y les alcances el perdón de sus pecados a todos los fieles que, en esta vida, movidos de piedad, fundaron y acompañaron esta santa devoción. y que ahora duermen el sueño de la paz. Has que vean aquella santa luz que Dios prometió a Abraham y a todos sus escogidos para que en ella descansen por toda una eternidad. Amen.

Se canta la canción espiritual "Jesús Amoroso'' procurándose termine en el arroyo de las Piedras, donde se hace alto, y puestos de rodillas se rezan tres Credos y esta:

DEPRECACIÓN
DEL SANTO PADRE IGNACIO DE LOYOLA
Alma de Cristo, santifícame,
Cuerpo de Cristo, sálvame,
Sangre de Cristo, embriágame,
Agua del costado de Cristo, lávame
Pasión de Cristo, confórtame,
Oh, buen Jesús, óyeme,
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que yo me aparte de tí,
Del enemigo malo defiéndeme,
En la hora de mi muerte llámame,
Y mándame venir a tí,
Para que con tus santos te alabe, por todos los
siglos de los siglos. Amen.

Luego se reza esta:

ORACIÓN
Como oveja que llevan al matadero, según la expresión de Isaías, como el inocentísimo Isaac, que humilde caminaba para el sacrificio, como piadoso Redentor de loa hombres, obedeciendo el mandato del presidente, te encaminas ¡oh buen Jesús! al lugar donde se va a ejecutar el más infame y doloroso castigo. ¡Oh Dios de misericordia y de bondad! ¿Cuál es el amor que te obliga a hacer este sacrificio por el pueblo más ingrato, que poco a lleno de júbilo con palmas y olivos en las manos te clamaba Rey de Israel, y ahora a gritos pide tu muerte en una cruz? Por todos nosotros que conociéndote más que aquel sacrílego pueblo, como que despreciamos este sacrificio, pues no guardamos tu santísima ley. Sí, Dios de inmensa caridad, muy grande es el amor con que te obligas a padecer, supuesto que padeces por todo el género humano. Quieres que a medida que es nuestra ingratitud, se adelante tu misericordia para perdonarnos. Concédenos, amoroso Padre, por los méritos de tu pasión, un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados y las poternas bendiciones de tu gracia. Amen.

Desde este punto hasta la Loma alta, se reza el Vía-Crucis y las Cinco Llagas. Se canta la canción espiritual "Cristo en cruz crucificado, etc." Concluida se rezan los tres Credos y deprecación del principio y luego esta:

ORACIÓN
Pretorio de Pilato, tú vas a ser el teatro de la escena más sangrienta que jamás han visto los cielos. ¿El Dios criador de todas las cosas, el que hizo de la nada los astros que pueblan la inmensa bóveda de los cielos?, ei que crio la tierra, loa mares y al hombre ingrato que le condena; el Dios del diluvio, que sumergió la tierra en las aguas por sus muchas iniquidades. El que tiene a su derecha e izquierda el rayo y torbellino, se deja como manso cordero atar por las manos' y amarrarse en una columna para derramar su sangre por la salvación de los hombres. No puede el entendimiento comprender este sacrificio. ¿Tú padecer, Dios mío? ¿Tú morir por los hombres, por la raza más ingrata a tus beneficios? Sí, por los hombres, por todo el género humano. He aquí su grande amor y el precio infinito de nuestra redención. Amabilísimo Redentor de nuestras almas, por el grande rubor que sentiste cuando los sayones impíos te quitaron tus vestiduras y quedaste desnudo delante de aquellos soldados desatentos; te suplicamos nos concedas no cometer los abominables pecados de deshonestidad, que son los que te tienen en esa vergüenza. Despójanos de las negras vestiduras del pecado, y vístenos con los blancos ropajes de tu gracia. Socorre nuestras necesidades de alma y cuerpo, y danos un dolor grande por haber ofendido á tan excelsa majestad. Amén.

Se rezan las visitas al Santísimo Sacramento y se canta la canción espiritual "Pues padeciste” hasta el Arroyo de la arena, donde se hace alto, se rezan los tres Credos y deprecación del principio, y luego esta:


ORACIÓN
Con el semblante lleno de palidez, con los labios secos por la sed, las lágrimas en los ojos, y con dolor y vergüenza recibes ¡inocentísimo Jesús! los azotes que las furias infernales por mano de esos ministros, descargan sobre tus santísimas espaldas ¡Gran Dios! ¿Tú recibir azotes? ¿La eterna Majestad en manos de pecadores? ¿Ángeles del cielo, cómo no bajáis a la tierra a vengar el más horrible atentado? ¿Cómo no se desquician los cielos a la vista de este espectáculo? ¿Cómo la tierra no se parte y nos sepulta en los abismos a todos los pecadores, causa de este martirio doloroso? ¡Ah, Padre de misericordia! Amorosísimo Jesús, azotado en esa columna, nos confundimos la vista de tus tormentos; dudaríamos que hubiera salvación para los que te atormentamos, si no estuviéramos convencidos que esos mismos tormentos los sufres para perdonarnos. Partido el corazón de dolor, te pedimos nos des un mar de lágrimas para llorar nuestras culpas pasadas, y una resolución firme de primero morir que volverte a ofender. Haz que toda nuestra vida lloremos tu santísima pasión, y que, grabada en nuestra alma, por ella podamos ir a verte en las mansiones de la gloria. Amén.

Luego dirá: rezaremos el rosario de María Santísima para que la Señora nos conceda una buena muerte a todos que presentes vamos:

CUARTETA
Jesús, ultrajado, herido,
En la columna azotado;
Misericordia te pido,
Perdóname, Padre amado.

Concluido el rosario con las Ave Marías salve y letanía de costumbre, se ofrece con esta:

ORACIÓN
¡Soberana Reina de los mártires, María Santísima, ¿con que conviniéndonos que el Hijo del Eterno nos reconciliara con su Padre, con el precio de su sangre se ha resignado a sufrir el infame tormento de los azotes para nuestra salud? Así los ves, dolorosa Madre. ¿Quién es el hombre? ¿Quién es ese ser dichoso por quien el mismo Dios padece con tanto amor? Es el hombre que le niega. Es el que reprueba su doctrina. Es el que lo vende por un mezquino precio, el mismo que lo azota. Es el que á grito pide que muera crucificado. Y es, por último, el que, pisando su sangre preciosa, lo mofa pendiente de la cruz. ¡Cuánto debe ser tu dolor, Santísima Señora, al contemplar nuestra ingratitud con este doloroso sacrificio! Tu Dios azotado, su cuerpo sacratísimo, formado por obra del Espíritu Santo, destrozado por los azotes, su sangre preciosa regada por el suelo como una cosa despreciable. ¿Qué lágrimas no Horarias a la vista de este espectáculo? Grande fué sin duda tu dolor, pero mayor lo sería, considerando nuestra dureza y rebeldía en no convertirnos a tu amado. Llenos de compunción te pedimos, por la pasión de tu Santísimo Hijo, nos alcances una dichosa y santa muerte a todos los que, unidos en este santo ejercicio, meditamos el paso más acerbo de la pasión del Unigénito del Padre. Favorécenos en este terrible trance en que debemos separarnos del mundo para siempre, para que por tu poderosa intercesión logremos ir a cantarte alabanzas en la gloria. Amén.

Se repite la canción espiritual "Jesús Amoroso," hasta la Iglesia de San Juan de Dios, donde se rezan los tres Credos y deprecación del principio, y luego esta:


ORACIÓN
¡Oh! el más hermoso entre todos los hijos de los hombres, Cristo Jesús, Divino Original del primer justo de la tierra y mártir del universo Abel, a quien la envidia del sangriento Caín sacrificó, quitándole cruelmente la vida. Al fin ha logrado el tirano hebreo, como lobo sangriento, cebarse en tu sangre, haciéndola brotar á torrentes con los azotes; sangre preciosísima, que ultrajada y pisoteada por la inmunda planta del sayón, como la de Abel, pedirá venganza contra los moradores de la ciudad ingratísima que te ha reprobado, y para todos los pecadores que no nos aprovechemos de la grande obra de nuestra redención. Gracias te damos, inocentísimo Jesús, por la infinita dignación con que has sufrido ese martirio doloroso hasta caer desmayado en tu misma santísima sangre por la salvación de los hombres. Llenos de dolor nos convertimos a ti, y con lágrimas en los ojos te pedimos misericordia, porque hemos provocado tu divina justicia. Olvida, amoroso Padre, nuestras iniquidades. Duélete de las miserias y necesidades de estos pobres viadores de un día, qua más temprano; que tarde, por la funesta puerta de la muerte no debemos parar sino en la mansión infinita de la eternidad. Purifica nuestras vidas por medio de tu preciosa sangre, para que limpias nuestras almas de la mancha de la culpa, puedan volar al centro de su reposo, que eres tú, Dios, que con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.




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