RECOMENDACIÓN DE NUESTRA ULTIMA HORA AL BIENAVENTURADO SEÑOR SAN JOSÉ, PATRON DE LOS AGONIZANTES
¡Oh
glorioso patriarca señor san José, patrón de los agonizantes! yo vengo
humildemente recomendaros mi alma en el trance terrible de mi última hora.
Cuando mis pies inmóviles me adviertan que mi carrera en este mundo está
próxima a terminar, ¡oh José tierno patrón de los agonizantes! no me abandonéis
y velad sobre mi alma. Cuando mis manos hinchadas y temblorosas, no puedan
estrechar contra mi corazón la imagen de Jesús crucificado, ¡oh José patrón de
los agonizantes! no me abandonéis y velad por mi alma. Cuando mis ojos
oscurecidos y empañados por la proximidad de la muerte, y mis labios fríos y
trémulos puedan apenas pronunciar el nombre adorable de Jesús, ¡oh José patrón
de los agonizantes! No me abandonéis y velad por mi alma. Cuando mis mejillas
pálidas y lívidas inspiren a los asistentes la compasión y el terror, y mis
cabellos bañados con el sudor de la muerte me anuncien mi próximo fin, ¡oh José
tierno patrón de los agonizantes! no me abandonéis y velad por mi alma. Cuando
mis oídos próximos a cerrarse para siempre a los vanos discursos de los hombres,
no se abran más que para oír el decreto irrevocable que debe fijar mi eterna
suerte, ¡oh José santo patrón de los agonizantes! no me abandonéis y velad por
mi alma. Cuando yo derrame mis últimas lágrimas, síntomas de mi próxima
destrucción, y mi corazón libró ya de las impresiones dolor osas esté tan
helado como el resto do mi cuerpo, ¡oh José patrón de los agonizantes! no me
abandonéis y velad por mi alma. Cuando mi alma, ya en mis labios, vaya a partir
de este mundo, entonces, ¡oh José tierno patrón de los agonizantes! no me
abandonéis, velad sobre mi alma y conducidla vos mismo a la mansión de los
escogidos, a los pies de Jesús y de María. Amen.
ORACIÓN AL SEÑOR SAN JOSÉ PARA CONSEGUIR UNA BUENA MUERTE
Poderosísimo
patrón del linaje humano, amparo de pecadores, seguro refugio de las almas,
eficaz auxilio de los afligidos, agradable consuelo de los desamparados, José
gloriosísimo: el último instante de mi vida ha de llegar sin remedio, mi alma
sin duda ha de agonizar terriblemente acongojado con la representación de mi
mala vida y de mis muchas culpas: el paso a la eternidad me hade ser sumamente
espantoso: el demonio, nuestro común enemigo, me hade combatir con todo el
poder del infierno a fin de que yo pierda a Dios eternamente. Mis fuerzas en lo
natural han de ser ningunas; yo no he de tener en lo humano quien rae ayude;
desde ahora para entonces te invoco, padre mío, á tu patrocinio me acojo:
asísteme en aquel trance para que yo no desfallezca en la fe, en la esperanza y
en la caridad. Cuando tú moriste, tu Hijo y mi Dios, tu esposa y mi Señora
ahuyentaron a los demonios, para que no se atreviesen a combatir a tu espíritu;
por estos favores y por los que en vida te hicieron, te pido ahuyentes a estos
enemigos, para que yo acabe la vida en paz, amando con todo mi corazón a Jesús,
a María y á tí José mío. Amen.
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