viernes, 15 de junio de 2018

ORACIONES A SAN JOSÉ PARA UNA BUENA MUERTE







RECOMENDACIÓN DE NUESTRA ULTIMA HORA AL BIENAVENTURADO SEÑOR SAN JOSÉ, PATRON DE LOS AGONIZANTES

¡Oh glorioso patriarca señor san José, patrón de los agonizantes! yo vengo humildemente recomendaros mi alma en el trance terrible de mi última hora. Cuando mis pies inmóviles me adviertan que mi carrera en este mundo está próxima a terminar, ¡oh José tierno patrón de los agonizantes! no me abandonéis y velad sobre mi alma. Cuando mis manos hinchadas y temblorosas, no puedan estrechar contra mi corazón la imagen de Jesús crucificado, ¡oh José patrón de los agonizantes! no me abandonéis y velad por mi alma. Cuando mis ojos oscurecidos y empañados por la proximidad de la muerte, y mis labios fríos y trémulos puedan apenas pronunciar el nombre adorable de Jesús, ¡oh José patrón de los agonizantes! No me abandonéis y velad por mi alma. Cuando mis mejillas pálidas y lívidas inspiren a los asistentes la compasión y el terror, y mis cabellos bañados con el sudor de la muerte me anuncien mi próximo fin, ¡oh José tierno patrón de los agonizantes! no me abandonéis y velad por mi alma. Cuando mis oídos próximos a cerrarse para siempre a los vanos discursos de los hombres, no se abran más que para oír el decreto irrevocable que debe fijar mi eterna suerte, ¡oh José santo patrón de los agonizantes! no me abandonéis y velad por mi alma. Cuando yo derrame mis últimas lágrimas, síntomas de mi próxima destrucción, y mi corazón libró ya de las impresiones dolor osas esté tan helado como el resto do mi cuerpo, ¡oh José patrón de los agonizantes! no me abandonéis y velad por mi alma. Cuando mi alma, ya en mis labios, vaya a partir de este mundo, entonces, ¡oh José tierno patrón de los agonizantes! no me abandonéis, velad sobre mi alma y conducidla vos mismo a la mansión de los escogidos, a los pies de Jesús y de María. Amen.



ORACIÓN AL SEÑOR SAN JOSÉ PARA CONSEGUIR UNA BUENA MUERTE
Poderosísimo patrón del linaje humano, amparo de pecadores, seguro refugio de las almas, eficaz auxilio de los afligidos, agradable consuelo de los desamparados, José gloriosísimo: el último instante de mi vida ha de llegar sin remedio, mi alma sin duda ha de agonizar terriblemente acongojado con la representación de mi mala vida y de mis muchas culpas: el paso a la eternidad me hade ser sumamente espantoso: el demonio, nuestro común enemigo, me hade combatir con todo el poder del infierno a fin de que yo pierda a Dios eternamente. Mis fuerzas en lo natural han de ser ningunas; yo no he de tener en lo humano quien rae ayude; desde ahora para entonces te invoco, padre mío, á tu patrocinio me acojo: asísteme en aquel trance para que yo no desfallezca en la fe, en la esperanza y en la caridad. Cuando tú moriste, tu Hijo y mi Dios, tu esposa y mi Señora ahuyentaron a los demonios, para que no se atreviesen a combatir a tu espíritu; por estos favores y por los que en vida te hicieron, te pido ahuyentes a estos enemigos, para que yo acabe la vida en paz, amando con todo mi corazón a Jesús, a María y á tí José mío. Amen.



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