DEVOCIÓN COTIDIANA
o especial Invocación a los siete príncipes de los Ángeles, Asistentes al Trono de Dios.
DEPRECACIÓN
Oh Soberanos Espíritus, que asistís ante el Trono supremo de la Majestad de Dios, Primogénitos de los Ángeles, presidentes de los hombres, Amigos de Cristo, Siervos de María, enemigos de los vicios, protectores de las virtudes; defendedme de los siete vicios capitales, y alcanzadme las virtudes contrarias; para que, vencidos el mundo, el demonio y la carne; consiga la Corona de la Gloria en compañía vuestra y de todos los Ángeles. Por los méritos de nuestro Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive, y reina por los siglos de los siglos. Amén.
DIA OCHO DE MES
EN HONRA DE LOS SIETE ARCÁNGELES PALERMITANOS
INVOCACIÓN
Oh Gloriosísimo San Miguel Príncipe de la Milicia del Cielo y Capitán general de los Ejércitos de Dio, cuya honra defendiste contra Luzbel, príncipe de las tinieblas y Padre de la soberbia: suplícote humildemente que me hagas digno de la presencia del Señor, cuando deje mi Alma la cárcel de este miserable cuerpo; y concédeme también, que muera yo de amor de aquel Señor, que murió de amor pro mi. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Oh dichosísimo San Gabriel, Embajador del Rey de la Gloria, sed mi escudo y arnés trancado contra las tentaciones del enemigo común: y pues sois Fortaleza de Dios, dadme fortaleza para vencerlas y para llevar con paciencia todos los trabajos de esta vida presente, disponiendo que me sirvan de escala para el Cielo. Amen.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Oh excelentísimo Arcángel San Rafael, Medicina de Dios para bien de los mortales: suplícote con todo rendimiento, que seas mi amparo y refugio en todas mis necesidades y afanes, mi Alma de todas las heridas de los pecados y mi cuerpo de todas las dolencias que le afligen. Amen.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Oh famosísimo Arcángel San Uriel, Justicia mayor del Rey Omnipotente, Fuego ardiente del Padre de las lumbres y Luz de los pecadores que viven en las sombras de la muerte: ruégote con todo afecto y voluntad, que abraces mi corazón con fuego de amor divino, y destierres de mi la tiniebla de las culpas, para que merezca ver a Dios en la claridad de su Gloria. Amen.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Oh admirable San Sealtiel, Serafín abrasado en llamas de amor celestial, Abogado mayor de los hombres ante el Tribunal del Rey Eterno y por esto llamado el Orador: pues ruegas siempre a Dios por nosotros, y le presentas nuestras peticiones con singular piedad, y clemencia: suplícote, que pidas al Señor quite de mi todo aquello que le desagrada, y ponga aquellas virtudes que fueren de mayor adorno de mi Alma, y gusto suyo y que me dé gracia para acertar a pedir como conviene. Amen.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Oh preciosísimo Arcángel San Baraquiel, secretario mayor de Estado, y favorecedor del género humano, pues por excelencia sois llamado la Bendición de Dios: ruégote de todo corazón, que me alcances de nuestro benignísimo Dios, me eche en esta vida su Santa bendición, y en la otra no permita que me apartarme de sus divinos ojos. Amen.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
O hermosísimo príncipe del Empíreo San Jehudiel Arcángel, por título tenéis Remunerador, pues por medió vuestro premia Dios a las Almas; sois la confesión o alabanza de Dios, y así el Maestro de Capilla de los himnos, cánticos y loores divinos: Yo os suplico con toda humildad, que me hagáis uno de los que han de alabar a Dios eternamente en el Templo de su Gloría. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
INDULGENCIAS
Los que devotamente practicaren el Septenario o devoción cotidiana, que en este librito se proponen, en honor de los siete Príncipes de los Ángeles; por cada vez que lo uno o lo otro dijere, rogando a Dios por las necesidades de la Santa Iglesia; ganarán las Indulgencias siguientes: El Ilmo. Sr. D. Bartolomé Camacho y Madueño, Obispo de Tortosa, concede cuarenta días. El Ilmo. Sr. D. Francisco de Zepeda y Guerrero, Obispo de Segovia, Cuarenta días. El Ilmo. Sr. D. Tomás Joseph de Montes, Obispo de Murcia, cuarenta días.
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