NOVENA EN HONOR A LOS SANTOS JOSÉ Y NICODEMO
Novena dispuesta por el Padre Fray Francisco Valdés, Religioso descalzo de la Santa Provincia de San Diego de México, y reimpresa en la Puebla de los Ángeles en 1817.
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Crucificado Dueño mío, mi Jesús, sin duda que soy de piedra, pues no se enternece mi corazón al ver que mueres por amor mío, no sólo con los más acerbos dolores y tormentos, y con la mayor deshonra e ignominia; sino que quieres morir también en la más extremada pobreza, sin tener un lienzo en qué envolver tu Sacratísimo Cuerpo, ni un sepulcro en qué depositar tu Cadáver. Si amor con amor se paga, yo te agradezco tan grande fineza; y en prueba del amor con que te correspondo, te ofrezco mi pecho para depósito de tu Majestad, y te pido que de las telas de mi corazón hagas lienzo para envolverte y cubrirte: admite, Dueño mío, la oferta, y no permitas entre en mi corazón afecto alguno que no sea un verdadero dolor de haber ofendido a quien amo, a quien quiero, y a quien adoro como único bien mío. Amén.
ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA PARA TODOS LOS DÍAS
Purísima Reina de los Ángeles, María: ninguna entre todas las criaturas sabe mejor que tú cuán grande es la aflicción de un corazón necesitado, y ninguna mejor que tú sabe compadecerse y lastimarse de él: a ti, por tanto, recurro en mi necesidad, persuadido a que no has de dejar sin el socorro a un alma que no funda sus esperanzas sino en tus entrañas compasivas. Y no tengo otro mérito que alegar, que el de aquellos santos Varones José y Nicodemo: acuérdate, Señora, de aquella tribulación que padeciste viendo a tu Hijo Santísimo muerto en la Cruz, sin tener quién te lo bajara, ni sábana en qué envolverlo, ni sepulcro en qué depositarlo; pero acuérdate también del consuelo que recibió tu Espíritu cuando estos piadosos Varones se ofrecieron a socorrer tan grandes necesidades, y alcánzame de tu Hijo divinísimo el socorro de esta necesidad: pídele infunda en mi corazón un verdadero dolor de mis pecados, que fueron la causa de sus tormentos y tus aflicciones. Amén.
DÍA PRIMERO
ORACIÓN
Varones Santos, José y Nicodemo, que alentados de una divina Fortaleza, y deponiendo todo temor y miedo, entrasteis a pedir a Pilato el Cuerpo de Jesús Crucificado, en testimonio de que lo reconocíais y adorabais como verdadero Dios y Hombre: Mirad mi corazón, y hallaréis que, vencido de su flaqueza, a cada paso falta a sus obligaciones por los respetos humanos: remediad tanta necesidad, y pedid a Dios nuestro Señor me fortalezca de manera que nada tema, nada me embarace, y nada sea capaz de hacerme faltar a sus divinos mandamientos, ni de ofenderle en cosa alguna. Amén.
Se rezan tres Credos en memoria de las tres horas que estuvo Jesucristo Señor nuestro en la Cruz, y luego se dice la Oración siguiente:
Varones nobles, piadosos, Santos, que lograsteis la fortuna de socorrer en sus más graves necesidades a la Emperatriz del Cielo: ¡cuántas virtudes ejercitasteis en esa sola obra! Consolasteis a una pobre Viuda desamparada; cubristeis la desnudez del Cuerpo Sagrado de Jesús, le disteis honrosa Sepultura, y sacudiendo de vuestros pechos el temor de los judíos, fuisteis los primeros en confesar por verdadero Dios al que acababa de morir en un infame madero. ¡Cuán agradecida quedaría a vuestra piedad María Santísima! ¡Cuán complacido quedaría el Padre Eterno de vuestros servicios! ¡Y cuán agradables serán a su Divina Majestad vuestros ruegos y peticiones! Pues, rogad por mí: Pedidle a su divina Majestad remedie mis miserias, socorra mis necesidades y consuele mis aflicciones. Usad conmigo la piedad que usasteis con la Virgen Madre, pues os lo pido por aquella Sangre que tiñó vuestros vestidos y lavó vuestras almas. Amén.
℣. Rogad por nosotros, oh Santos José y Nicodemo.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN Oh Dios, que te dignaste elegir a los bienaventurados San José de Arimatea y San Nicodemo para que, despuesto de la Cruz el Cuerpo de tu dilecto Hijo Jesús, le honrasen enterrándole en un sepulcro nuevo, concédenos te suplicamos que, purificados por la Sangre de tu mismo Hijo, y consepultos y configurados con su muerte, vivamos eternamente en Él, por Él y con Él. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
DÍA SEGUNDO
ORACIÓN
Varones Santos, José y Nicodemo, que despreciando la murmuración de los Judíos, y apreciando como única verdadera honra ser discípulos de Jesucristo, no dudasteis dar testimonio público de que lo érais, yendo al Calvario a bajar de la Cruz al Redentor Sagrado: Mirad, que lejos yo de imitaros, he dejado de hacer muchas acciones virtuosas por el qué dirán del mundo, remediad esta necesidad de mi alma, y pedid a Dios nuestro Señor me dé luz para conocer que nada hay de que me deba avergonzar sino del pecado, y nada hay que honre a un Cristiano sino obrar como discípulo de Jesucristo. Amén.
DÍA TERCERO
ORACIÓN
Varones Santos, José y Nicodemo, que ilustrados con las luces de la fe, y conociendo que el cuerpo que estaba colgado en la Cruz era de un verdadero Hombre y verdadero Dios, no os desdeñasteis de ejercitar con él los oficios humildes y bajos de arrimar las escalas y subir por ellas a bajarlo: Interceded por mí con Dios nuestro Señor, y suplicadle me conceda el espíritu de humildad, para que cerrando mi corazón a las ideas y a los pensamientos altivos y orgullosos, no me desdeñe de ejercitar con mis prójimos los oficios caritativos que pidiere su necesidad. Amén.
DÍA CUARTO
ORACIÓN
Varones Santos, José y Nicodemo, que habiendo desclavado de la Cruz el Sacrosanto Cuerpo del Salvador, lo recibisteis en vuestros brazos, y lo cargasteis, y teñisteis vuestros rostros y manos con la Sangre que manaba de las heridas: Felices mil veces vosotros, por haber dado los primeros abrazos al Héroe que acaba de triunfar del demonio, de la muerte y del pecado: volved, volver a abrazarlo por mí, dadle los plácemes por la victoria que ha conseguido, y pedidle me ayude misericordioso con su gracia, para triunfar también de mis enemigos. Amén.
DÍA QUINTO
ORACIÓN
Varones Santos, José y Nicodemo, que llenos del espíritu de veneración y reverencia hacia el Cuerpo deífico de Jesús, no permitisteis se envolviese en otro lienzo que, en una sábana nueva, limpia, que no había servido a otro alguno; infundid en mi corazón iguales sentimientos de respeto y veneración: alcanzadme de Dios nuestro Señor lágrimas de verdadera penitencia para purificarlo de las asquerosas manchas de mis culpas, y poderlo ofrecer limpio a su Divina Majestad. Amén.
DÍA SEXTO
ORACIÓN
Varones Santos, José y Nicodemo, que después de haber bajado de la Cruz el Cuerpo Santo de Jesucristo, lo pusisteis en los brazos de su Madre Santísima, regalándola con el más apreciable tesoro que hay en los Cielos y en la tierra: ¡qué ocasión tan oportuna ésta para pedir mercedes! Pedidle a esa Señora, que en cambio del regalo tan rico que le hacéis, me reciba a mí en los brazos de su protección, y me conceda la gracia que necesito para obrar como hijo suyo, y no desmerecer el beneficio que me hizo Jesús desde la Cruz, de dármela por Madre. Amén.
DÍA SÉPTIMO
ORACIÓN
Varones Santos, José y Nicodemo, que sin reparar en gastos, ni deteneros en el precio, comprasteis una gran cantidad de bálsamos y especies aromáticas para embalsamar el Cuerpo deífico del Crucificado, y dar con esto un testimonio auténtico de la alta estimación con que lo venerabais; yo os suplico intercedáis por mí con ese mismo Señor, y le pidáis me conceda la gracia que necesito para practicar las virtudes, que son el buen olor que debo despedir de mí, para agradar a su Majestad Santísima y edificar a mis prójimos. Amén.
DÍA OCTAVO
ORACIÓN
Varones Santos, José y Nicodemo, que, para hacer el último obsequio religioso a vuestro divino Maestro, tomasteis en vuestros hombros el féretro o ataúd en que iba el Cadáver Sacrosanto, y caminasteis con él hasta el Sepulcro: permitidme que os vaya yo también acompañando; suplicad a la afligida Madre del Difunto infunda en mi corazón afectos de compasión y de ternura, para tener siempre en mi memoria la Pasión de su santísimo Hijo y sus Dolores, y consolarme con ella en mi muerte. Amén.
DÍA NOVENO
ORACIÓN
Varones Santos, José y Nicodemo, que movidos del Espíritu Santo elegisteis para sepultar al Salvador un Sepulcro nuevo, entero y virgen, en que nadie se había depositado, para dar a entender que éste, y no otro, convenía a quien había nacido de Madre Virgen, intacta y pura: seáis por toda la eternidad benditos del Señor por la piedad que habéis usado con el Hijo y con la Madre: usadla también conmigo, y no ceséis de pedir al Padre Eterno que labre en mi pecho, con el poder de su Gracia, un sepulcro digno de Jesucristo, a quien adoro real y verdaderamente presente en la Hostia consagrada. Amén.
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