martes, 14 de enero de 2020

MÉTODO PARA SUBIR LA ESCALA SANTA

MÉTODO BREVE Y DEVOTO QUE SE HA DE OBSERVAR PARA SUBIR LA ESCALA SANTA Y LOGRAR NO SOLO EN AGRADO DEL SEÑOR, SINO TAMBIÉN LAS INDULGENCIAS PARA SATISFACER POR NUESTROS PECADOS Y ALIVIAR A LAS BENDITAS ALMAS.


Puesto y a delante del Señor te persignaras, y harás un Acto de Contrición fervoroso y las Oraciones siguientes.


ORACIÓN
Omnipotente y Sempiterno Dios, Trino y Uno, que, por la Confesión de la verdadera fe, que por tu infinita bondad se nos infundió en el Bautismo, nos diste a conocer el inefable Misterio de tu Beatísima Trinidad, y nos ensenaste
a adorar la unidad de tu divina esencia en la omnipotencia de tu soberana Majestad; te suplicamos, Señor, que recibas benignamente este obsequio como rendido tributo de nuestra fe; y confirmándonos en ella, nos libres de todos los peligros, para que te sirvamos fielmente en esta vida, y en la otra te gocemos y alabemos eternamente con los Bienaventurados. Amen.


Estando arrodillado delante de la primera Grada la besaras diciendo:

Adoro este santo lugar, por aquel, que fue santificado con las plantas de mi Señor Jesucristo.

Y después arrodillado en la primera Grada dirás:

GRADA I.
Oh Amabilísimo Jesús: os considero cuando en la última cena os despedisteis de vuestros Discípulos benignamente para comenzar con vuestras penalidades la grande de obra de nuestra redención.

GRADA II.
Dulcísimo Jesús: os considero arrodillado en el Huerto de Getsemaní todo bañado en sangre, que allí sudaste, puesta vuestra cara sobre la tierra.

GRADA III.
Suavísimo Jesús mío: os considero falsamente besado del inicuo Judas, y de el mismo vendido por un vil precio a vuestros enemigos.

GRADA IV.
Dilectísimo Jesús mío; os considero preso y atado con cordeles, vilipendiado desde el Huerto a la Ciudad de Jerusalén y maltratado con toda crueldad.

GRADA V.
Clementísimo Jesús mío: os considero delante de los Príncipes de los Sacerdotes Anás, y Caifás, preguntado de aquellos soberbios con mucho orgullo, y ultrajado de sus ministros con las manoplas.

GRADA VI.
Piadosísimo Jesús mío: os considero puesto en custodia a los sacrílegos Soldados, los cuales por todo el curso de aquella noche os hicieron mil ofensas e improperios.

GRADA VII
Mansísimo Jesús mío; os considero conducido, y vuelto muchas veces por aquella santa Escala del Palacio de Pilatos, de quien esta es imagen, que yo ahora, aunque indigno subo, y considero tenidas con vuestra preciosa Sangre muchas partes de ella.

GRADA VIII.
Pacientísimo Jesús mío: os considero delante del Tribunal de Pilatos acusado malignamente de falsos testimonios, y conocido nada menos, que inocente del mismo Juez.

GRADA IX
Amantísimo Jesús mío: os considero burlado y escarnecido como loco del impío Herodes, y vestido por escarnio mayor de una vestidura blanca.

GRADA X
Inocentísimo Jesús mío: os considero despojado y desnudo a la presencia de un pueblo numeroso y después atado estrechamente a una columna.

GRADA XI.
Inicuísimo Jesús mío: os considero azotado, y llagado por mucho tiempo con muchas maneras de azotes y de allí postrado en tierra todo bañado de vuestra preciosa Sangre.

GRADA XII
Afligidísima Jesús mío: os considero revestido por escarnio de una purpura vil e ignominiosa, y coronado para mayor tormento de agudas espinas.

GRADA XIII
Benignísimo Jesús mío: os considero cubierto con una venda, castigado de aquellos malvados con punadas, y golpes y saludado por desprecio Rey de los Judíos.

GRADA XIV.
Amantísimo Jesús mío: os considero mostrado del presidente Pilatos a vuestros perseguidores, los cuales, en vez de compadecerse, pidieron con gran gritería vuestra muerte.

GRADA XV.
Benignísimo Jesús mío: os considero comparado, y aun pospuesto a Barrabas homicida infame, y Vos condenado injustamente al más cruel, y vergonzoso patíbulo.

GRADA XVI.
Piisimo Jesús mío: os considero con la pesada Cruz sobre las espaldas en acto de andar gimiendo, y fatigado hacia el Calvario, y regando todas las Calles con vuestra sangre.

GRADA XVII.
Fatigado Jesús mío: os considero en aquel penoso viaje, cuando encontrasteis
a la desconsoladísima Virgen vuestra Madre, hecho compasión de las mujeres de Jerusalén.

GRADA XVIII.
Adolorido Jesús mío: os considero caído por la flaqueza bajo el peso gravísimo de la Cruz, y violentado con empujones y golpes a proseguir el camino.

GRADA XIX
Atormentado Jesús mío: os considero cuando cansado, lleno de dolores y medio vivo, abriste tu boca Santísima a la infeliz bebida del vinagre y mirra.


GRADA XX.
O Jesús mío: digno de toda compasión os considero sobre el Calvario, y en el nuevamente despojado de las vestiduras, que estaban pegadas a vuestro Santísimo Cuerpo todo llagado.

GRADA XXI
Admirable Jesús mío; os considero extendido con las manos y pies, sobre la Cruz, traspasado a golpes de martillo con durísimos clavos, la cual fue enarbolada a vista de todos.

GRADA XXII
Misericordioso Jesús mío: os considero todo lleno de caridad en el acto de rogar a vuestro Padre por los que te crucificaban, y de escusar amorosamente el pecado de ellos.

GRADA XXIII
Os considero, que al estar Vos, generoso Jesús mío, vecino a morir diste al Ladrón arrepentido el eterno Reyno, y a S. Juan la benignísima María por Madre.

GRADA XXIV.
Abandonado Jesús mío: os considero sediento por tanta sangre esparcida, y dado a beber hiel puesta en una caña.

GRADA XXV.
O Jesús mío, que estas ya en las últimas fatigas: os considero que vas a espirar sobre la Cruz en acto de encomendar vuestro Santísimo Espíritu en las manos de vuestro Divino Padre.

GRADA XXVI.
Crucificado Jesús mío: os considero en medio de dos Ladrones, muerto, desfigurado, y destrozado todo tu Cuerpo, herido en el Costado siniestro con una lanza.

GRADA XXVII.
Amoroso Jesús mío: os considero bajado de la Cruz, y puesto en los brazos de vuestra Madre afligidísima y bañado copiosamente de sus lágrimas tiernas.


GRADA XXVIII.
Adorado Jesús mío: os considero embalsamado con Ungüentos, envuelto en una sábana blanca, y puesto por José y Nicodemus dentro del Sepulcro.


ORACIÓN
Dulcísimo Salvador y Redentor mío: mírame, que yo por vuestra gracia he subido por esta dolorosísima Escala delante de vuestra Santísima presencia y aunque con poca devoción he meditado adorado, y dado gracias a vuestra pasión muerte: os suplico os dignéis perdonarme mis atroces culpas, y dadme gracia, para que en adelante no abuse del estimable tesoro de vuestra Sacratísima Pasión, sino tenerla siempre viva en el corazón, y en la boca, para que, con estos santos pensamientos, y meditaciones no caiga en mis pecados, yerros y pésimas costumbres; así mismo propongo firmemente de huir todo lo que fuere desagradable a vuestra Divina Majestad, para que perseverando hasta la muerte en vuestro santo servicio, sea finalmente concedido de veros y daros gracias, y gozaros eternamente en la Gloria. Amén.






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