MÉTODO BREVE Y DEVOTO QUE SE HA DE
OBSERVAR PARA SUBIR LA ESCALA SANTA Y LOGRAR NO SOLO EN AGRADO DEL SEÑOR, SINO
TAMBIÉN LAS INDULGENCIAS PARA SATISFACER POR NUESTROS PECADOS Y ALIVIAR A LAS
BENDITAS ALMAS.
Puesto
y a delante del Señor te persignaras, y harás un Acto de Contrición fervoroso y
las Oraciones siguientes.
ORACIÓN
Omnipotente
y Sempiterno Dios, Trino y Uno, que, por la Confesión de la verdadera fe, que
por tu infinita bondad se nos infundió en el Bautismo, nos diste a conocer el
inefable Misterio de tu Beatísima Trinidad, y nos ensenaste
a
adorar la unidad de tu divina esencia en la omnipotencia de tu soberana Majestad;
te suplicamos, Señor, que recibas benignamente este obsequio como rendido
tributo de nuestra fe; y confirmándonos en ella, nos libres de todos los
peligros, para que te sirvamos fielmente en esta vida, y en la otra te gocemos y
alabemos eternamente con los Bienaventurados. Amen.
Estando
arrodillado delante de la primera Grada la besaras diciendo:
Adoro
este santo lugar, por aquel, que fue santificado con las plantas de mi Señor
Jesucristo.
Y
después arrodillado en la primera Grada dirás:
GRADA I.
Oh
Amabilísimo
Jesús: os considero cuando en la última cena os despedisteis de vuestros
Discípulos benignamente para comenzar con vuestras penalidades la grande de
obra de nuestra redención.
GRADA II.
Dulcísimo
Jesús: os considero arrodillado en el Huerto de Getsemaní todo bañado en
sangre, que allí sudaste, puesta vuestra cara sobre la tierra.
GRADA III.
Suavísimo
Jesús mío: os considero falsamente besado del inicuo Judas, y de el mismo
vendido por un vil precio a vuestros enemigos.
GRADA IV.
Dilectísimo
Jesús mío; os considero preso y atado con cordeles, vilipendiado desde el
Huerto a la Ciudad de Jerusalén y maltratado con toda crueldad.
GRADA V.
Clementísimo
Jesús mío: os considero delante de los Príncipes de los Sacerdotes Anás, y
Caifás, preguntado de aquellos soberbios con mucho orgullo, y ultrajado de sus
ministros con las manoplas.
GRADA VI.
Piadosísimo
Jesús mío: os considero puesto en custodia a los sacrílegos Soldados, los
cuales por todo el curso de aquella noche os hicieron mil ofensas e improperios.
GRADA VII
Mansísimo
Jesús mío; os considero conducido, y vuelto muchas veces por aquella santa
Escala del Palacio de Pilatos, de quien esta es imagen, que yo ahora, aunque
indigno subo, y considero tenidas con vuestra preciosa Sangre muchas partes de
ella.
GRADA VIII.
Pacientísimo
Jesús mío: os considero delante del Tribunal de Pilatos acusado malignamente de
falsos testimonios, y conocido nada menos, que inocente del mismo Juez.
GRADA IX
Amantísimo
Jesús mío: os considero burlado y escarnecido como loco del impío
Herodes, y vestido por escarnio mayor de una vestidura blanca.
GRADA X
Inocentísimo
Jesús mío: os considero despojado y desnudo a la presencia de un pueblo
numeroso y después atado estrechamente a una columna.
GRADA XI.
Inicuísimo
Jesús mío: os considero azotado, y llagado por mucho tiempo con muchas maneras
de azotes y de allí postrado en tierra todo bañado de vuestra preciosa Sangre.
GRADA XII
Afligidísima
Jesús mío: os considero revestido por escarnio de una purpura vil e
ignominiosa, y coronado para mayor tormento de agudas espinas.
GRADA XIII
Benignísimo
Jesús mío: os considero cubierto con una venda, castigado de aquellos malvados con
punadas, y golpes y saludado por desprecio Rey de los Judíos.
GRADA XIV.
Amantísimo
Jesús mío: os considero mostrado del presidente Pilatos a vuestros
perseguidores, los cuales, en vez de compadecerse, pidieron con gran gritería
vuestra muerte.
GRADA XV.
Benignísimo
Jesús mío: os considero comparado, y aun pospuesto a Barrabas homicida infame, y
Vos condenado injustamente al más cruel, y vergonzoso patíbulo.
GRADA XVI.
Piisimo
Jesús mío: os considero con la pesada Cruz sobre las espaldas en acto de andar
gimiendo, y fatigado hacia el Calvario, y regando todas las Calles con vuestra sangre.
GRADA XVII.
Fatigado
Jesús mío: os considero en aquel penoso viaje, cuando encontrasteis
a
la desconsoladísima Virgen vuestra Madre, hecho compasión de las mujeres de Jerusalén.
GRADA XVIII.
Adolorido
Jesús mío: os considero caído por la flaqueza bajo el peso gravísimo de la Cruz,
y violentado con empujones y golpes a proseguir el camino.
GRADA XIX
Atormentado
Jesús mío: os considero cuando cansado, lleno de dolores y medio vivo, abriste
tu boca Santísima a la infeliz bebida del vinagre y mirra.
GRADA XX.
O
Jesús mío: digno de toda compasión os considero sobre el Calvario, y en el
nuevamente despojado de las vestiduras, que estaban pegadas a vuestro
Santísimo Cuerpo todo llagado.
GRADA XXI
Admirable
Jesús mío; os considero extendido con las manos y pies, sobre la Cruz,
traspasado a golpes de martillo con durísimos clavos, la cual fue enarbolada a vista
de todos.
GRADA XXII
Misericordioso
Jesús mío: os considero todo lleno de caridad en el acto de rogar a vuestro Padre
por los que te crucificaban, y de escusar amorosamente el pecado de
ellos.
GRADA XXIII
Os
considero, que al estar Vos, generoso Jesús mío, vecino a morir diste al Ladrón
arrepentido el eterno Reyno, y a S. Juan la benignísima María por Madre.
GRADA XXIV.
Abandonado
Jesús mío: os considero sediento por tanta sangre esparcida, y dado a beber hiel
puesta en una caña.
GRADA XXV.
O
Jesús mío, que estas ya en las últimas fatigas: os considero que vas a espirar
sobre la Cruz en acto de encomendar vuestro Santísimo Espíritu en las manos de
vuestro Divino Padre.
GRADA XXVI.
Crucificado
Jesús mío: os considero en medio de dos Ladrones, muerto, desfigurado, y destrozado
todo tu Cuerpo, herido en el Costado siniestro con una lanza.
GRADA XXVII.
Amoroso
Jesús mío: os considero bajado de la Cruz, y puesto en los brazos de vuestra
Madre afligidísima y bañado copiosamente de sus lágrimas tiernas.
GRADA XXVIII.
Adorado
Jesús mío: os considero embalsamado con Ungüentos, envuelto en una sábana blanca,
y puesto por José y Nicodemus dentro del Sepulcro.
ORACIÓN
Dulcísimo
Salvador y Redentor mío: mírame, que yo por vuestra gracia he
subido por esta dolorosísima Escala delante de vuestra Santísima presencia y
aunque con poca devoción he meditado adorado, y dado gracias a vuestra pasión
muerte: os suplico os dignéis perdonarme mis atroces culpas, y dadme gracia, para
que en adelante no abuse del estimable tesoro de vuestra Sacratísima Pasión,
sino tenerla siempre viva en el corazón, y en la boca, para que, con estos
santos pensamientos, y meditaciones no caiga en mis pecados, yerros y pésimas
costumbres; así mismo propongo firmemente de huir todo lo que fuere desagradable
a vuestra Divina Majestad, para que perseverando hasta la muerte en vuestro
santo servicio, sea finalmente concedido de veros y daros gracias, y gozaros
eternamente en la Gloria. Amén.
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