viernes, 27 de marzo de 2020

DEVOCIÓN A LA SANGRE DE CRISTO





DEVOCIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
A LA
PRECIOSA SANGRE
DE
Nuestro Señor Jesucristo, para implorar las gracias más particulares de nuestra salud eterna.
ZACATECAS. 1872

HIMNO
compuesto por el Br. D.
Manuel Sartorio.

Con todo el afecto
De mi corazón
Salúdote, santo,
Purpureo licor.

De una Virgen pura
Mi rey te tomó,
Para darte en precio
De mi redención.

Tus gotas primeras
Sangriento sacó
De un cruel cuchillo
El duro rigor.

En Getsemaní,
Huerto de aflicción,
Mortal agonía
Te exprimió en sudor.

De azotes crueles
AV suplicio atroz
De un poste regaste
Todo el rededor.
Corona punzante
De agudo cambrón
Correr te hizo a hilos
Cubriendo a mi sol.
Dos rasgadas fuentes
Abrióte el furor
Con dos fuertes clavos
En sus manos dos.
Otras dos te abrieron
Con crueldad feroz,
Con otros dos clavos
En los pies de un Dios.

T porque salieses
Toda, en conclusión,
La lanza atrevida
La quinta te abrió.

¡Ay! ¡Por cuantas fuentes,
O precioso humor,
Corres abundante
¡Para mi ablación!

El precioso fruto
De tanta efusión
No permita el cielo
Que malogre yo.

Precio inestimable
De inmenso valor,
¡Ay! yo no te pierda,
no te pierda, no,
Dese al Uno y Trino
Gloria y bendición,
T á ti, sangre augusta
De mi Redentor.
Amén.

L/: Cristo nos lavó de nuestros pecados.
R/: Con su sangre preciosa.

OREMOS: Omnipotente y sempiterno Dios que quisiste aplacarte, y que fuésemos redimidos con la sangre de tu Hijo unigénito; concédenos, te suplicamos, que veneremos de tal modo el precio de nuestra salud, que merezcamos alcanzar el perdón ahora en esta vida, y después la gloria en la eterna, por el mismo Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.


ORACIÓN
Recibe, Señor, toda mi libertad, y séante aceptos mi entendimiento, memoria y voluntad. Todo lo que tenso y poseo, tú me lo has dado, yo te lo restituyo todo y te lo entrego para que lo gobiernes según sea tu santísima voluntad. Dame solo que te ame con tu gracia, y con esto soy bastante rico y no tengo más que pedirte. Especialmente dame Señor el don de una angelical pureza de alma y cuerpo, por la sangre que derramaste en la circuncisión. Dame el don de oración profundísima y de lágrimas del corazón, por la sangre que sudaste en el huerto. Dame el don de referir tus maravillas en varias lenguas, a saber; con el idioma de una conversación santa, y con el lenguaje de la modestia y del buen ejemplo, por la sangre vertida en los azotes. Dame el don de discreción y de espíritu para que no se corrompa mi corazón con los malos y mi alma sea salva, por la sangre que derramaste en la coronación de espinas. Dame el don de perseverancia en mi vocación y en los buenos hábitos, por la sangre que vertiste cuando te arrancaron las santas vestiduras. Dame el don de martirio bien sea el cruento, si te place, en testimonio de la fe sacrosanta, y de otra cualquiera virtud cristiana; o bien el incruento en el cumplimiento de los deberes de mi estado; y que, aunque muera crucificado con dolores y abandonado de todos, muera desprendido de todas las cosas, y unido a ti por la caridad, como te lo ruego por la sangre vertida en la crucifixión. Dame por último el don de tu gracia perseverante en la vida, y de la final en la muerte, por la sangre y agua que salieron de la herida de tu costado. Amén.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...