domingo, 10 de enero de 2021

NOVENA A SANTA MARÍA MAGDALENA

 


NOVENA DEVOTÍSIMA A LA BENDITA Y MUY AMADA DISCÍPULA DE NUESTRO SEÑOR

 

SANTA MARÍA MAGDALENA

 

PARA CONSEGUIR UNA VERDADERA PENITENCIA

 

Dispuesta por un devoto de la gloriosa Santa, a cuyo obsequio la dedica y consagra, como especial patrona y abogada.

 

Impresa en Sevilla, por Juan Francisco Blas, año de 1707

 

Reimpresa en Lima, corregida y aumentada por un devoto de la Santa, y a expensas del R. P. Fray Carlos Segura del Orden de Predicadores, año de 1843.

 

 

Puestos de rodillas delante de algún altar o imagen de la Santa, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición siguiente:

 

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, aquí tenéis,

A un pecador, contrito y humillado,

Queriendo que sus culpas le borréis,

Con la sangre que salió de tu costado.

Porque el pecador buscado habéis

Y no al justo que siempre te ha alabado,

Si de tus sendas yo perdí el camino,

Vos sois Señor, aquel pastor divino,

Que, a la oveja busca descarriada,

Acosta de tus pasos sacrosantos,

Hasta llevarla a tu redil, en ti confiada

Y salvarla de sus yerros y quebrantos,

Cual otro prodigio, mi alma anonadada,

A vuestras puertas llama, con lágrimas y llantos,

Buscando en Vos, prenda querida,

La encomienda y luz de su perdida vida,

Misericordia, Misericordia, Dios piadoso,

Pidiendo a vuestros pies postrado,

Si de tu muerte fui la causa por vicioso,

Con penitencia lavar quiero mi pecado,

Siguiendo tus senderos, cuidadoso

Y estando de tu Cruz asido y abrazado,

No me falte tu gracia, Señor, hasta la muerte,

Porque en tu santa gloria espero verte. Amén.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dulcísimo Jesús, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que bajaste de los cielos a la tierra a dar eterna salud a los hombres. Yo, vilísimo pecador, indigno de parecer en vuestra presencia, me postro humilde a vuestros pies, confiado en los méritos de vuestra sacratísima pasión y muerte, y en los de vuestra muy amada discípula Santa María Magdalena, mi amorosa abogada, y os suplico por aquella divina clemencia con que os dignasteis de traer a tus divinos amores su preciosa alma, que ilustréis la mía por su intercesión poderosa, para que, conociendo la enorme gravedad de mis culpas, me vuelva a vos como ella por el camino de la penitencia, y me admitas piadoso a vuestra gracia, en esta vida, para que, así merezca gozaros eternamente en la gloria. Amén.

 

 

ORACIÓN A LA SANTA

PARA TODOS LOS DÍAS

Beatísima María Magdalena, de Dios llamada, y entre millares escogida, y con tantos privilegios de su amor ensalzada, tú eres aquella admirable penitente, que con tus ardientes y copiosas lágrimas regaste los pies de Cristo, y con tus hermosos cabellos los enjugaste, no cesando de besar reverente sus divinas plantas, por aquel piadosísimo agrado con que el Señor recibió tu penitencia, y perdonó liberal todas tus culpas, te suplico me alcances con tus ruegos de su bondad infinita un auxilio eficaz, para llorar las mías, con una tan fervorosa perseverancia, que acabe con mi vida este doloroso sentimiento de mis pecados. Amén.

 

 

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

Amantísima Patrona y Abogada mía Santa María Magdalena, sagrado vergel en quien el labrador divino, plantó desde su conversión las hermosas flores de todas las virtudes, yo alabo y glorifico al Señor por todas ellas, especialmente por la Fé con que te ilustró, con la cual mereciste para tu alma el precioso fruto de la salud eterna, ruega por mi amorosísima Madre mía, pidiendo a tu soberano dueño, los auxilios que necesito para que, arrancando de mi alma los abrojos de mis delitos, con una verdadera contrición, plante en ella el Señor un nuevo Paraíso de virtudes, con una Fé tan viva, que merezca oír aquella dulce voz, que escuchaste a los pies de Cristo: tu fé te hizo salva, y te consiguió la paz verdadera. Y también, lo que particular que en esta novena te pido, si fuere para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.

 

SALUTACIÓN

Salve Patrona amada

Oh María Magdalena,

Cuyo nombre duplicado

Dice iluminante o excelsa.

 

Salve escogida y amada

De Cristo luz verdadera,

Señalada en los empleos

De luz y sal de la tierra.

 

Salve mil veces

Cuyos dones, vida, empresas,

Fio Dios solo a la pluma

Que su vida y hechos cuenta.

 

Salve sagrada heroína,

Cuyas hazañas alientan,

Al pecador su confianza,

Y al justo a mayores empresas.

 

Salve mujer admirable

Que así te retrata y muestra,

El sacro pincel y pluma,

Que tu vida nos presenta.

 

Salve por aquella luz

A quien fuiste tan atenta,

Que no tardaste en seguirla,

Y más tiempo en conocerla.

 

L/: Ruega por nosotros Santa María Magdalena.

R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

 

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Divino Jesús, Salvador nuestro, que recibiste benigno la penitencia de la bienaventurada Santa María Magdalena, y después de perdonarla misericordioso, le infundiste copiosamente tu divina gracia, concédenos piadoso, que lloremos como ella contritos nuestros males, y en llanto respiremos con la esperanza del perdón de nuestros pecados, para lograr la vida eterna por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

 

DÍA SEGUNDO

ORACIÓN

Oh gloriosísima Santa María Magdalena, mi dulce protectora y abogada, yo alabo y glorifico a Dios por todos los dones y gracias, con que enriqueció y adornó tu Santísima alma, de todo me alegro, y me gozo especialmente, por la firme esperanza con que ilustró tu corazón, para que solo en el buscases tu verdadera salud, sin que oprimiese tu constante esperanza el incomparable peso de tus culpas, rogad por mí, gloriosa Santa, para que conociendo cuan vana es la esperanza en la tierra, solo ponga en Dios mi corazón, en quien únicamente están todos los bienes verdaderos, que debo esperara, sedme amorosa madre mía intercesora, para que no oprima mi corazón el peso de mis delitos, sino que con vuestro patrocinio se levante al cielo mis deseos, se fortalezca mi esperanza, hasta merecer el suavísimo fruto que prometió al Señor a los que solo confían en su bondad infinita, y también lo que os pido en esta novena, si fuere para gloria de Dios y bien de mí alma. Amén.

 

SALUTACIÓN

Salve sobre reyes sabios

La más dócil a su estrella,

Que en vez de dones tributas

Alma, corazón y potencias.

 

Salve de Dios, Mariposa,

Extremada en tus finezas

Viste su luz y la abrazas

Sientes su llama y te quemas.

 

Salve divina ungüentaria,

Sin segunda la primera,

Que al Ungido de Dios Padre

Ungiste pies a cabeza.

 

Salve odorífero pomo,

De cuyo olor, cielo y tierra

Se llenó de inmenso gozo,

Y te hace solemne fiesta.

 

Salve comida y bebida,

Que en dos fuentes de limpieza

Le serviste a Dios y fuiste,

Todo el gusto de su mesa.

 

Salve ovejita sagrada

Solo a tu pastor conversa

Que sabes bien y le buscas

Donde apacienta y sestea.

 

L/: Ruega por nosotros Santa María Magdalena.

R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

 

 

 

DÍA TERCERO

ORACIÓN

Piadosísima abogada mía Santa María Magdalena, yo alabo y glorifico a Dios, porque aquel divino fuego, que vino a encender en la tierra, de tal suerte lo introdujo en tu bendita alma, que un Etna sagrado de divinos incendios, haced, gloriosa Santa, prenda en mi alma, una centella de vuestra llama, que desbarate el torpe hielo, que dejó en ella la tempestad de mis delitos, pedid a vuestro soberano dueño, de tal suerte, se apodere su amor de mis cordiales afectos, que nunca en ellos se apague este dulce incendio, sino que fomentado, con la consideración de su infinita bondad, a quien ofendí ingrato, esté siempre avivando mis dolorosos suspiros este soberano fuego, y también alcanzad lo particular que en esta novena os pido, si fuere para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.

 

SALUTACIÓN

Salve agricultora sagrada

Que las plantas de Dios riegas,

Sacando el fruto bendito

De salud y paz eterna.

 

Salve, Cristalinos ojos

Espejo a mi penitencia,

Que dan incesable llanto

Porque mis culpas no cesan.

 

Salve, pozos de agua viva,

Fuentes que el esposo sella,

De quien sus divinas plantas,

Se bañan y alegran.

 

Salve labios de la esposa,

Purpúrea encarnada venda,

Con que Dios tu amor, los pies

Prendes y nunca los sueltas.

 

Salve paloma escogida

Que a suaves ósculos llevas,

De tu amado el verde ramo,

De oliva, paz y clemencia.

 

Salve suavísimo austro

Que de tu boca se emplea,

De soplar a Dios las plantas,

Porque sus aromas viertan.

 

L/: Ruega por nosotros Santa María Magdalena.

R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

 

 

 

DÍA CUARTO

ORACIÓN

Benignísima Patrona mía, Santa María Magdalena, escogida de mi alma para su dulce protectora y abogada, a tus pies postrado, te presento mi pobre corazón endurecido, para que docilitado con tus ruegos, se vuelva contrito y humillado, dad a mis ojos aquellas fuentes de lágrimas que necesito para llorar la innumerable multitud de mis culpas, haced que mis potencias y sentidos, que sirvieron de viles instrumentos a la culpa, sirvan desde hoy arrepentidos a la penitencia, imprimid en mi alma una contrición perfecta, con tan fervorosos suspiros que merezca por vuestra intercesión, una plena remisión de mis pecados, gracia eficaz para no volver a ofender a mi buen Jesús, y también lo que te pido en esa novena, si fuere para mayor gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.

 

SALUTACIÓN

Salve cabellos y ojos,

De quien tu esposo confiesa

Aquellas dulces heridas

Que al corazón penetran.

 

Salve en alma y cuerpo viva

Hostia racional perfecta

Sobrexcediendo tu gracia,

Mil trofeos a la ofensa.

 

Salve, ¡Oh María! Que, a Marta,

La ansiosa santa hospedera,

Del Salvador, en su precio

La mejor parte llevas.

 

Salve discípula amada

Que a los pies del maestro atenta,

Se regala con suaves

Palabras de vida eterna.

 

Salve gemidora santa

Que, con tus lágrimas tiernas,

Sacas de la piedra, Cristo,

Agua que, a tu hermano, alienta.

 

Salve corazón y entrañas,

Toda caridad fraterna,

Por quien vive y resucita

El cuatriduano en la tierra.

 

L/: Ruega por nosotros Santa María Magdalena.

R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

 

 

 

DÍA QUINTO

 ORACIÓN

Humildísima Madre mía y Señora Santa María Magdalena, que, postrada a los pies de Cristo, escuchaste rendida su celestial enseñanza y doctrina, aprendiendo fervorosa la soberana humillada de su corazón dulcísimo, gloriosa Santa, del mismo Hijo de Dios ensalzada y predicada, pues solo tu mereciste de su sacra voz aquel divino pregón: “Escogió María la mejor suerte”. Yo imploro gloriosa madre de mi corazón el día de hoy, tu alto patrocinio, para que me alcances auxilios, para conseguir la virtud de la humildad, tan necesaria para mi eterna salvación, con tan intenso deseo de padecer y ser desgraciado por su amor, que solo sea su Cruz mi mayor gloria, y también lo particular que en esta novena te pido, si fuere para gloria suya y bien de mi alma. Amén.

 

SALUTACIÓN

Salve el más precioso nardo,

De cuya unción, Dios sentencia,

Que, entre sus obras más pías,

Ninguna fue más acepta.

 

Salve mil veces nardo

Que, entre sus honras extremas,

Lo aplaude Jesús, y ensalza

Por prevenida fineza.

 

Salve alabastro que exhalas

Misterios cuando te quiebras

Su muerte a Jesús pronuncias

Y a nosotros vida en ella.

 

Salve dignación de Cristo

Que das tu cabeza excelsa

Al bautista que la bañe

Que la unja, a Magdalena.

 

Salve ¡Oh! Paloma y amiga

Que a Jesús herida piedra

Vuelas y en sus aberturas

Vives y anidas sedienta.

 

Salve rara mujer fuerte

Que en la tempestad recia

De tu amor crucificado

Árbol firme te conservas.

 

L/: Ruega por nosotros Santa María Magdalena.

R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

 

 

 

DÍA SEXTO

ORACIÓN

Oh pacientísima Abogada mía San María Magdalena, celestial espejo de la mansedumbre cristiana, que entre la borrasca de tantas notas, y murmuraciones contra tus santísimas obras, conservaste constante la soberana paz de tu seráfico espíritu, sin que la injusta detracción de tus enemigos, apagase el abrazado incendio de tus penitentes obsequios, yo te suplico mansísima Madre mía, por aquel tierno amor con que defendió Cristo tus amantes finezas, me alcances de su bondad infinita, eficaces auxilios, para que fortalecida mi frágil miseria, con el sagrado esfuerzo de su gracia, no me perturben ni inquieten las murmuraciones y persecuciones de las criaturas, para que así, conservado con tu poderosa intercesión, la paz interior de mi alma con una humilde tolerancia, merezca llegar por la penosa senda de estos trabajos, al eterno descanso de la gloria, y también te ruego me alcances, lo que en esta Novena te pido, si fuere para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.

 

SALUTACIÓN

Salve de la Madre Virgen,

La más fina compañera

Aquella, nunca a su hijo

Tú, a tu amado nunca dejas.

 

Salve, o pechos amorosos

En quien solo mora y reina,

Aquel amado hacecillo

De la mirra más selecta.

 

Salve, mercadera santa,

Que no pierdes diligencia,

Por hallar un gran tesoro

Depositado en la tierra.

 

Salve, girasol amante

Que, puesto tu sol, te quedas

Bañando el sepulcro en llanto,

Hasta que amanezca y vuelva.

 

Salve tórtola que gime,

De tu consorte la ausencia,

A quien Ángeles no bastan

Para consolar tu pena.

 

Salve, hortelana de Cristo

Quien ya glorioso se muestra,

Como hortelano a tus ojos

Por pagarte tus finezas.

 

L/: Ruega por nosotros Santa María Magdalena.

R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

 

 

 

 

DÍA SÉPTIMO

ORACIÓN

Gloriosísima Señora mía Santa María Magdalena, centro sagrado de los más tiernos amores de Jesucristo Crucificado, cuyas sacratísimas llagas fueron el precioso nido en que siempre habitó como mansa paloma tu purísima alma, vuelve, amorosísima abogada mía, estos tus compasivos ojos a este mi helado corazón, tan desconocido, que cuando Cristo por mi en una cruz se abraza, yo ingrato con mis culpas me hielo, dispón, madre mía, con tus poderosos ruegos, que desde hoy, sea tan agradecido a mi Jesús crucificado, que a tu imitación solo ardan en sus divinos amores, mis potencias y sentidos, y que anegado todo a mi propia voluntad, solo este Dios Crucificado, viva y reine en mí, y también te suplico, me alcances lo que en esta novena te pido, si fuere para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.

 

SALUTACIÓN

Salve, oh María, que sola,

Después de la Madre Reina,

Logras al Resucitado

Ver y gozar la primera.

 

Salve tu sola María,

A quien saluda y recrea,

Jesús con el dulce nombre

Del Ave de gracia plena.

 

Salve esposa, que, escuchando,

Tu nombre en la boca tierna,

De tu amado te derrites

Cual dócil y blanda cera.

 

Salve, enviada de Cristo,

Su escogida inteligencia

Para que anuncie el misterio

De sus glorias la primera.

 

Salve, del sacro colegio

La apostólica Maestra,

Que del misterio más alto

Les das la luz y la ciencia.

 

L/: Ruega por nosotros Santa María Magdalena.

R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

 

 

 

 

DÍA OCTAVO

ORACIÓN

Suavísima Madre y Señora mía, Santa María Magdalena, que, retirada del mundo, después de la triunfante Ascensión de tu Divino Maestro a los palacios del empíreo, hiciste con tu altísima contemplación, jardín de celestiales delicias, la inculta gruta de un desierto, donde comenzaste a gozar desde la tierra, los inefables gozos de la gloria, te suplico piadosísima abogada mía, por los tiernos dolores que padeció en su pasión santísima tu soberano dueño, me alcance de su bondad infinita, con tus poderosos ruegos, unos eficaces auxilios, para que apartando mi corazón de todos los vanos consuelos del mundo, solo suspire por los deleites del cielo, mediante el santo ejercicio de la contemplación, que es el único necesario para mi eterna salvación, y también lo particular que en esta novena te pido, si fuere para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.

 

SALUTACIÓN

Salve varonil María,

Que de tu desierto ahuyentas,

Al dragón que en el paraíso

Venció a nuestra Madre Eva.

 

Salve, flor presta en el campo

Hermosa pura azucena,

Bañada con continuos riegos

De divinas influencias.

 

Salve, admirable varilla

Que vas a tu amado recta,

Exhalando aromas suaves

Que componen tu belleza.

 

Salve la que del desierto

Sube de delicias llena,

En manos de Ángeles toda,

Arrebatada y suspensa.

 

Salve, hermosa sub-amitis

A quien cantan y festejan,

Siete veces cada día,

Coros de milicia excelsa.

 

Salve elevada aurora

Saludada con frecuencia,

De aquellas cánoras aves

Que a Dios de alabar no cesan.

 

L/: Ruega por nosotros Santa María Magdalena.

R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

 

 

 

DÍA NOVENO

ORACIÓN

Amorosísima Abogada mía, Santa María Magdalena, cristalino espejo de las más alta penitencia, que sabiendo que tus culpas estaban perdonadas, no cesaba tu dolor, de estar arrojando el corazón por los ojos desecho en llanto, anegando tus preciosas venas en sangrientos mares, tus pasados delitos, castigando severa, tu amorosa ansia, las delicias de la carne, con tan riguroso ayuno, que le negaste a tu penitente cuerpo todo sustento humano, en los treinta años que habitaste el desierto, Ruégote humildemente, piadosísima madre mía, por aquel inefable gozo que recibiste cuando viste a tu amoroso dueño resucitado en el huerto, que vuelvas esos tus ojos compasivos, a este abismo de culpas, que a tus pies postrado, te pide me alcances una gracia eficaz, para que ya que te seguí errado en la culpa, te siga penitente en el llanto, con tan firme perseverancia, que acabe mi vida en una fructuosa penitencia, para que así, logrando por tu intercesión en esta vida, una plena remisión de mis pecados, consiga el precioso tesoro de tu gracia, y el fruto de tus ruegos en la gloria. Amén.

 

SALUTACIÓN

Salve Magdalena Santa

Tanto a la verdad propensa,

Que en la fuente de la gracia

Sacras luces, bebió en perlas.

 

Salve, cuyo honor y gloria

Publicó la verdad misma,

Que se ha de escuchar, a donde

Su santo evangelio suena.

 

Salve carísima siempre

A quien tu amado compendia,

Magnífica cual la palma

Por tus virtudes excelsas.

 

Salve, ejemplo de amor,

En cuya sagrada hoguera

Pasó el hielo de la culpa,

A ser abrazado Etna.

 

Salve espía vigilante,

Que en profundo centinela

Con desasosiego sacro,

Gozó de Cristo, mansión quieta.

 

Por mí, y por la Iglesia toda,

Ruega, que siempre posea,

Fé, Esperanza y Caridad

Firme, constante y perfecta.

 

L/: Ruega por nosotros Santa María Magdalena.

R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

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