NOVENA
DEVOTÍSIMA A LA BENDITA Y MUY AMADA DISCÍPULA DE NUESTRO SEÑOR
SANTA
MARÍA MAGDALENA
PARA
CONSEGUIR UNA VERDADERA PENITENCIA
Dispuesta
por un devoto de la gloriosa Santa, a cuyo obsequio la dedica y consagra, como
especial patrona y abogada.
Impresa
en Sevilla, por Juan Francisco Blas, año de 1707
Reimpresa
en Lima, corregida y aumentada por un devoto de la Santa, y a expensas del R.
P. Fray Carlos Segura del Orden de Predicadores, año de 1843.
Puestos
de rodillas delante de algún altar o imagen de la Santa, hecha la señal de la
cruz, se dirá el acto de contrición siguiente:
ACTO
DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, aquí tenéis,
A
un pecador, contrito y humillado,
Queriendo
que sus culpas le borréis,
Con
la sangre que salió de tu costado.
Porque
el pecador buscado habéis
Y
no al justo que siempre te ha alabado,
Si
de tus sendas yo perdí el camino,
Vos
sois Señor, aquel pastor divino,
Que,
a la oveja busca descarriada,
Acosta
de tus pasos sacrosantos,
Hasta
llevarla a tu redil, en ti confiada
Y
salvarla de sus yerros y quebrantos,
Cual
otro prodigio, mi alma anonadada,
A
vuestras puertas llama, con lágrimas y llantos,
Buscando
en Vos, prenda querida,
La
encomienda y luz de su perdida vida,
Misericordia,
Misericordia, Dios piadoso,
Pidiendo
a vuestros pies postrado,
Si
de tu muerte fui la causa por vicioso,
Con
penitencia lavar quiero mi pecado,
Siguiendo
tus senderos, cuidadoso
Y
estando de tu Cruz asido y abrazado,
No
me falte tu gracia, Señor, hasta la muerte,
Porque
en tu santa gloria espero verte. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Dulcísimo
Jesús, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que bajaste de
los cielos a la tierra a dar eterna salud a los hombres. Yo, vilísimo pecador,
indigno de parecer en vuestra presencia, me postro humilde a vuestros pies,
confiado en los méritos de vuestra sacratísima pasión y muerte, y en los de
vuestra muy amada discípula Santa María Magdalena, mi amorosa abogada, y os
suplico por aquella divina clemencia con que os dignasteis de traer a tus
divinos amores su preciosa alma, que ilustréis la mía por su intercesión poderosa,
para que, conociendo la enorme gravedad de mis culpas, me vuelva a vos como
ella por el camino de la penitencia, y me admitas piadoso a vuestra gracia, en
esta vida, para que, así merezca gozaros eternamente en la gloria. Amén.
ORACIÓN
A LA SANTA
PARA
TODOS LOS DÍAS
Beatísima
María Magdalena, de Dios llamada, y entre millares escogida, y con tantos
privilegios de su amor ensalzada, tú eres aquella admirable penitente, que con
tus ardientes y copiosas lágrimas regaste los pies de Cristo, y con tus
hermosos cabellos los enjugaste, no cesando de besar reverente sus divinas
plantas, por aquel piadosísimo agrado con que el Señor recibió tu penitencia, y
perdonó liberal todas tus culpas, te suplico me alcances con tus ruegos de su
bondad infinita un auxilio eficaz, para llorar las mías, con una tan fervorosa
perseverancia, que acabe con mi vida este doloroso sentimiento de mis pecados.
Amén.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Amantísima
Patrona y Abogada mía Santa María Magdalena, sagrado vergel en quien el labrador
divino, plantó desde su conversión las hermosas flores de todas las virtudes,
yo alabo y glorifico al Señor por todas ellas, especialmente por la Fé con que
te ilustró, con la cual mereciste para tu alma el precioso fruto de la salud
eterna, ruega por mi amorosísima Madre mía, pidiendo a tu soberano dueño, los
auxilios que necesito para que, arrancando de mi alma los abrojos de mis
delitos, con una verdadera contrición, plante en ella el Señor un nuevo Paraíso
de virtudes, con una Fé tan viva, que merezca oír aquella dulce voz, que
escuchaste a los pies de Cristo: tu fé te hizo salva, y te consiguió la paz
verdadera. Y también, lo que particular que en esta novena te pido, si fuere
para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
SALUTACIÓN
Salve
Patrona amada
Oh
María Magdalena,
Cuyo
nombre duplicado
Dice
iluminante o excelsa.
Salve
escogida y amada
De
Cristo luz verdadera,
Señalada
en los empleos
De
luz y sal de la tierra.
Salve
mil veces
Cuyos
dones, vida, empresas,
Fio
Dios solo a la pluma
Que
su vida y hechos cuenta.
Salve
sagrada heroína,
Cuyas
hazañas alientan,
Al
pecador su confianza,
Y
al justo a mayores empresas.
Salve
mujer admirable
Que
así te retrata y muestra,
El
sacro pincel y pluma,
Que
tu vida nos presenta.
Salve
por aquella luz
A
quien fuiste tan atenta,
Que
no tardaste en seguirla,
Y
más tiempo en conocerla.
L/: Ruega por nosotros Santa María
Magdalena.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo.
ORACIÓN
FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Divino
Jesús, Salvador nuestro, que recibiste benigno la penitencia de la
bienaventurada Santa María Magdalena, y después de perdonarla misericordioso,
le infundiste copiosamente tu divina gracia, concédenos piadoso, que lloremos
como ella contritos nuestros males, y en llanto respiremos con la esperanza del
perdón de nuestros pecados, para lograr la vida eterna por los siglos de los
siglos. Amén.
DÍA
SEGUNDO
ORACIÓN
Oh
gloriosísima Santa María Magdalena, mi dulce protectora y abogada, yo alabo y
glorifico a Dios por todos los dones y gracias, con que enriqueció y adornó tu
Santísima alma, de todo me alegro, y me gozo especialmente, por la firme
esperanza con que ilustró tu corazón, para que solo en el buscases tu verdadera
salud, sin que oprimiese tu constante esperanza el incomparable peso de tus
culpas, rogad por mí, gloriosa Santa, para que conociendo cuan vana es la
esperanza en la tierra, solo ponga en Dios mi corazón, en quien únicamente
están todos los bienes verdaderos, que debo esperara, sedme amorosa madre mía
intercesora, para que no oprima mi corazón el peso de mis delitos, sino que con
vuestro patrocinio se levante al cielo mis deseos, se fortalezca mi esperanza,
hasta merecer el suavísimo fruto que prometió al Señor a los que solo confían
en su bondad infinita, y también lo que os pido en esta novena, si fuere para
gloria de Dios y bien de mí alma. Amén.
SALUTACIÓN
Salve
sobre reyes sabios
La
más dócil a su estrella,
Que
en vez de dones tributas
Alma,
corazón y potencias.
Salve
de Dios, Mariposa,
Extremada
en tus finezas
Viste
su luz y la abrazas
Sientes
su llama y te quemas.
Salve
divina ungüentaria,
Sin
segunda la primera,
Que
al Ungido de Dios Padre
Ungiste
pies a cabeza.
Salve
odorífero pomo,
De
cuyo olor, cielo y tierra
Se
llenó de inmenso gozo,
Y
te hace solemne fiesta.
Salve
comida y bebida,
Que
en dos fuentes de limpieza
Le
serviste a Dios y fuiste,
Todo
el gusto de su mesa.
Salve
ovejita sagrada
Solo
a tu pastor conversa
Que
sabes bien y le buscas
Donde
apacienta y sestea.
L/: Ruega por nosotros Santa María
Magdalena.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Piadosísima
abogada mía Santa María Magdalena, yo alabo y glorifico a Dios, porque aquel
divino fuego, que vino a encender en la tierra, de tal suerte lo introdujo en
tu bendita alma, que un Etna sagrado de divinos incendios, haced, gloriosa
Santa, prenda en mi alma, una centella de vuestra llama, que desbarate el torpe
hielo, que dejó en ella la tempestad de mis delitos, pedid a vuestro soberano
dueño, de tal suerte, se apodere su amor de mis cordiales afectos, que nunca en
ellos se apague este dulce incendio, sino que fomentado, con la consideración
de su infinita bondad, a quien ofendí ingrato, esté siempre avivando mis
dolorosos suspiros este soberano fuego, y también alcanzad lo particular que en
esta novena os pido, si fuere para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
SALUTACIÓN
Salve
agricultora sagrada
Que
las plantas de Dios riegas,
Sacando
el fruto bendito
De
salud y paz eterna.
Salve,
Cristalinos ojos
Espejo
a mi penitencia,
Que
dan incesable llanto
Porque
mis culpas no cesan.
Salve,
pozos de agua viva,
Fuentes
que el esposo sella,
De
quien sus divinas plantas,
Se
bañan y alegran.
Salve
labios de la esposa,
Purpúrea
encarnada venda,
Con
que Dios tu amor, los pies
Prendes
y nunca los sueltas.
Salve
paloma escogida
Que
a suaves ósculos llevas,
De
tu amado el verde ramo,
De
oliva, paz y clemencia.
Salve
suavísimo austro
Que
de tu boca se emplea,
De
soplar a Dios las plantas,
Porque
sus aromas viertan.
L/: Ruega por nosotros Santa María
Magdalena.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
Benignísima
Patrona mía, Santa María Magdalena, escogida de mi alma para su dulce
protectora y abogada, a tus pies postrado, te presento mi pobre corazón
endurecido, para que docilitado con tus ruegos, se vuelva contrito y humillado,
dad a mis ojos aquellas fuentes de lágrimas que necesito para llorar la
innumerable multitud de mis culpas, haced que mis potencias y sentidos, que
sirvieron de viles instrumentos a la culpa, sirvan desde hoy arrepentidos a la penitencia,
imprimid en mi alma una contrición perfecta, con tan fervorosos suspiros que
merezca por vuestra intercesión, una plena remisión de mis pecados, gracia
eficaz para no volver a ofender a mi buen Jesús, y también lo que te pido en
esa novena, si fuere para mayor gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
SALUTACIÓN
Salve
cabellos y ojos,
De
quien tu esposo confiesa
Aquellas
dulces heridas
Que
al corazón penetran.
Salve
en alma y cuerpo viva
Hostia
racional perfecta
Sobrexcediendo
tu gracia,
Mil
trofeos a la ofensa.
Salve,
¡Oh María! Que, a Marta,
La
ansiosa santa hospedera,
Del
Salvador, en su precio
La
mejor parte llevas.
Salve
discípula amada
Que
a los pies del maestro atenta,
Se
regala con suaves
Palabras
de vida eterna.
Salve
gemidora santa
Que,
con tus lágrimas tiernas,
Sacas
de la piedra, Cristo,
Agua
que, a tu hermano, alienta.
Salve
corazón y entrañas,
Toda
caridad fraterna,
Por
quien vive y resucita
El
cuatriduano en la tierra.
L/:
Ruega por nosotros Santa María Magdalena.
R/:
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
Humildísima
Madre mía y Señora Santa María Magdalena, que, postrada a los pies de Cristo,
escuchaste rendida su celestial enseñanza y doctrina, aprendiendo fervorosa la
soberana humillada de su corazón dulcísimo, gloriosa Santa, del mismo Hijo de
Dios ensalzada y predicada, pues solo tu mereciste de su sacra voz aquel divino
pregón: “Escogió María la mejor suerte”. Yo imploro gloriosa
madre de mi corazón el día de hoy, tu alto patrocinio, para que me alcances auxilios,
para conseguir la virtud de la humildad, tan necesaria para mi eterna
salvación, con tan intenso deseo de padecer y ser desgraciado por su amor, que
solo sea su Cruz mi mayor gloria, y también lo particular que en esta novena te
pido, si fuere para gloria suya y bien de mi alma. Amén.
SALUTACIÓN
Salve
el más precioso nardo,
De
cuya unción, Dios sentencia,
Que,
entre sus obras más pías,
Ninguna
fue más acepta.
Salve
mil veces nardo
Que,
entre sus honras extremas,
Lo
aplaude Jesús, y ensalza
Por
prevenida fineza.
Salve
alabastro que exhalas
Misterios
cuando te quiebras
Su
muerte a Jesús pronuncias
Y
a nosotros vida en ella.
Salve
dignación de Cristo
Que
das tu cabeza excelsa
Al
bautista que la bañe
Que
la unja, a Magdalena.
Salve
¡Oh! Paloma y amiga
Que
a Jesús herida piedra
Vuelas
y en sus aberturas
Vives
y anidas sedienta.
Salve
rara mujer fuerte
Que
en la tempestad recia
De
tu amor crucificado
Árbol
firme te conservas.
L/: Ruega por nosotros Santa María
Magdalena.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo.
DÍA
SEXTO
ORACIÓN
Oh
pacientísima Abogada mía San María Magdalena, celestial espejo de la mansedumbre
cristiana, que entre la borrasca de tantas notas, y murmuraciones contra tus
santísimas obras, conservaste constante la soberana paz de tu seráfico espíritu,
sin que la injusta detracción de tus enemigos, apagase el abrazado incendio de
tus penitentes obsequios, yo te suplico mansísima Madre mía, por aquel tierno
amor con que defendió Cristo tus amantes finezas, me alcances de su bondad infinita,
eficaces auxilios, para que fortalecida mi frágil miseria, con el sagrado
esfuerzo de su gracia, no me perturben ni inquieten las murmuraciones y
persecuciones de las criaturas, para que así, conservado con tu poderosa intercesión,
la paz interior de mi alma con una humilde tolerancia, merezca llegar por la
penosa senda de estos trabajos, al eterno descanso de la gloria, y también te
ruego me alcances, lo que en esta Novena te pido, si fuere para gloria de Dios
y bien de mi alma. Amén.
SALUTACIÓN
Salve
de la Madre Virgen,
La
más fina compañera
Aquella,
nunca a su hijo
Tú,
a tu amado nunca dejas.
Salve,
o pechos amorosos
En
quien solo mora y reina,
Aquel
amado hacecillo
De
la mirra más selecta.
Salve,
mercadera santa,
Que
no pierdes diligencia,
Por
hallar un gran tesoro
Depositado
en la tierra.
Salve,
girasol amante
Que,
puesto tu sol, te quedas
Bañando
el sepulcro en llanto,
Hasta
que amanezca y vuelva.
Salve
tórtola que gime,
De
tu consorte la ausencia,
A
quien Ángeles no bastan
Para
consolar tu pena.
Salve,
hortelana de Cristo
Quien
ya glorioso se muestra,
Como
hortelano a tus ojos
Por
pagarte tus finezas.
L/: Ruega por nosotros Santa María
Magdalena.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo.
DÍA
SÉPTIMO
ORACIÓN
Gloriosísima
Señora mía Santa María Magdalena, centro sagrado de los más tiernos amores de
Jesucristo Crucificado, cuyas sacratísimas llagas fueron el precioso nido en
que siempre habitó como mansa paloma tu purísima alma, vuelve, amorosísima
abogada mía, estos tus compasivos ojos a este mi helado corazón, tan desconocido,
que cuando Cristo por mi en una cruz se abraza, yo ingrato con mis culpas me
hielo, dispón, madre mía, con tus poderosos ruegos, que desde hoy, sea tan
agradecido a mi Jesús crucificado, que a tu imitación solo ardan en sus divinos
amores, mis potencias y sentidos, y que anegado todo a mi propia voluntad, solo
este Dios Crucificado, viva y reine en mí, y también te suplico, me alcances lo
que en esta novena te pido, si fuere para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
SALUTACIÓN
Salve,
oh María, que sola,
Después
de la Madre Reina,
Logras
al Resucitado
Ver
y gozar la primera.
Salve
tu sola María,
A
quien saluda y recrea,
Jesús
con el dulce nombre
Del
Ave de gracia plena.
Salve
esposa, que, escuchando,
Tu
nombre en la boca tierna,
De
tu amado te derrites
Cual
dócil y blanda cera.
Salve,
enviada de Cristo,
Su
escogida inteligencia
Para
que anuncie el misterio
De
sus glorias la primera.
Salve,
del sacro colegio
La
apostólica Maestra,
Que
del misterio más alto
Les
das la luz y la ciencia.
L/: Ruega por nosotros Santa María
Magdalena.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo.
DÍA
OCTAVO
ORACIÓN
Suavísima
Madre y Señora mía, Santa María Magdalena, que, retirada del mundo, después de
la triunfante Ascensión de tu Divino Maestro a los palacios del empíreo,
hiciste con tu altísima contemplación, jardín de celestiales delicias, la
inculta gruta de un desierto, donde comenzaste a gozar desde la tierra, los inefables
gozos de la gloria, te suplico piadosísima abogada mía, por los tiernos dolores
que padeció en su pasión santísima tu soberano dueño, me alcance de su bondad
infinita, con tus poderosos ruegos, unos eficaces auxilios, para que apartando
mi corazón de todos los vanos consuelos del mundo, solo suspire por los
deleites del cielo, mediante el santo ejercicio de la contemplación, que es el
único necesario para mi eterna salvación, y también lo particular que en esta
novena te pido, si fuere para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
SALUTACIÓN
Salve
varonil María,
Que
de tu desierto ahuyentas,
Al
dragón que en el paraíso
Venció
a nuestra Madre Eva.
Salve,
flor presta en el campo
Hermosa
pura azucena,
Bañada
con continuos riegos
De
divinas influencias.
Salve,
admirable varilla
Que
vas a tu amado recta,
Exhalando
aromas suaves
Que
componen tu belleza.
Salve
la que del desierto
Sube
de delicias llena,
En
manos de Ángeles toda,
Arrebatada
y suspensa.
Salve,
hermosa sub-amitis
A
quien cantan y festejan,
Siete
veces cada día,
Coros
de milicia excelsa.
Salve
elevada aurora
Saludada
con frecuencia,
De
aquellas cánoras aves
Que
a Dios de alabar no cesan.
L/: Ruega por nosotros Santa María
Magdalena.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo.
DÍA
NOVENO
ORACIÓN
Amorosísima
Abogada mía, Santa María Magdalena, cristalino espejo de las más alta
penitencia, que sabiendo que tus culpas estaban perdonadas, no cesaba tu dolor,
de estar arrojando el corazón por los ojos desecho en llanto, anegando tus
preciosas venas en sangrientos mares, tus pasados delitos, castigando severa,
tu amorosa ansia, las delicias de la carne, con tan riguroso ayuno, que le
negaste a tu penitente cuerpo todo sustento humano, en los treinta años que
habitaste el desierto, Ruégote humildemente, piadosísima madre mía, por aquel
inefable gozo que recibiste cuando viste a tu amoroso dueño resucitado en el
huerto, que vuelvas esos tus ojos compasivos, a este abismo de culpas, que a
tus pies postrado, te pide me alcances una gracia eficaz, para que ya que te
seguí errado en la culpa, te siga penitente en el llanto, con tan firme perseverancia,
que acabe mi vida en una fructuosa penitencia, para que así, logrando por tu
intercesión en esta vida, una plena remisión de mis pecados, consiga el
precioso tesoro de tu gracia, y el fruto de tus ruegos en la gloria. Amén.
SALUTACIÓN
Salve
Magdalena Santa
Tanto
a la verdad propensa,
Que
en la fuente de la gracia
Sacras
luces, bebió en perlas.
Salve,
cuyo honor y gloria
Publicó
la verdad misma,
Que
se ha de escuchar, a donde
Su
santo evangelio suena.
Salve
carísima siempre
A
quien tu amado compendia,
Magnífica
cual la palma
Por
tus virtudes excelsas.
Salve,
ejemplo de amor,
En
cuya sagrada hoguera
Pasó
el hielo de la culpa,
A
ser abrazado Etna.
Salve
espía vigilante,
Que
en profundo centinela
Con
desasosiego sacro,
Gozó
de Cristo, mansión quieta.
Por
mí, y por la Iglesia toda,
Ruega,
que siempre posea,
Fé,
Esperanza y Caridad
Firme,
constante y perfecta.
L/:
Ruega por nosotros Santa María Magdalena.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
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