viernes, 15 de enero de 2021

VIERNES A JESÚS NAZARENO

 


DEVOTOS EJERCICIOS PARA TODOS LOS VIERNES DEL AÑO

EN OBSEQUIO DE

NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO

 

Por D. Antonio Aragón Fernández, Pbro.

Misionero Apostólico

 

Imprenta Lucet, Calle de San Luis. 72. Barcelona, España.

 

 

ADVERTENCIAS

Los días más propios para hacer estos Devotos Ejercicios, son los nueve viernes que siguen después del primer domingo del mes de septiembre, en que se celebran las fiestas de Jesús Nazareo. También pueden hacerse nueve días seguidos o tres, según que las circunstancias aconsejen hacer una novena o un triduo. Y finalmente, son días muy propias, todos los días del año. La primera diligencia para hacer con frutos estos devotos ejercicios, es limpiar la conciencia de toda culpa grave. Los enfermos o impedidos, que no puedan comulgar, lo harán espiritualmente, y será provechoso, para excitar su devoción, poner delante alguna imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

 

 

Por la señal…

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor y Dios de todo lo creado, me reconozco indigno de estar en vuestra presencia, y me arrepiento de todos mis pecados. Enviadme, Señor, vuestro Espíritu y todo será renovado. Derramad en mi un rayo de vuestra luz, para que me santifique. Vos sois, Dios mío, río cristalino de agua viva que riega alegremente la Ciudad Santa, venid a mi corazón para regar en él, todo lo que estuviese seco. Dadme templanza en el ardor de las pasiones, descanso en la fatiga de las virtudes y consuelo en mi amargo llanto. Me pesa, Señor, el haber pecado, quisiera nunca haberos ofendido: propongo firmemente no volver a pecar y os suplico me deis gracia, para hacer con fruto este santo Ejercicio. Amén.

 

 

CONSIDERACIÓN PRIMERA

Admirado el profeta Isaías del magnífico espectáculo del universo, convida a todos los hombres a que reconozcan el imperio soberano de Dios. Venid, exclama, observad y admirad toda todas las obras del Señor. Solo Él podrá sondear con su mano la inmensidad de las aguas, equilibrar los montes, pesar los cielos, y sostener como con tes dedos el globo de la tierra, según el salmista regio. Si ignoras ¡Oh mortal! Este poder, no es necesario que preguntes a Jesús. Pregunta a los jumentos, decía a Job, y te lo enseñarán, a los volátiles del cielo, y te lo mostrará, habla con la tierra, y te responderá, con los peces del mar, y te contestarán. Los cielos son en los que resplandece especialmente la magnificencia de sus obras. Ellos son la más bella imagen de la gloria del Señor, y no cesan de publicar su poder admirable. El Sol derramado sobre nosotros, torrentes de luz y de fuego para producir las hermosas flores y las hojas de los árboles, electriza nuestros corazones y los anima. El día anuncia el día, dijo el profeta, y la magnificencia de este estandarte azulado, que la noche tremola en los cielos, excita justamente el asombro y admiración. A vista de estos astros innumerables con que la noche se corona, conmovida el alma, se recrea en admirarlos. El entendimiento humano es incapaz de comprende tanta grandeza. Confesamos y reconocemos que todo es efecto de la sabiduría y poder de Dios.

 

ORACIÓN

Humildísimo Jesús Nazareno, que dominas con soberano imperio de los cielos, en la tierra, en los abismos, en los ángeles, en los hombres en todo cuanto hay, cuanto hubo, cuanto habrá, y cuanto puede haber, como Rey de reyes y Señor de Señores, aceptad estos reverentes cultos, atended benigno nuestros humildes ruegos, haced que todos reconozcan ahora y siempre, vuestras santísimas penas y terribles dolores, aun cuando los libros santos testifican vuestra soberanía infinita desde el principio, hasta el fin de los siglos. Amén.

 

Se rezan tres Credos a la Santísima Trinidad y luego se pide la gracia que se desea alcanzar.

 

SÚPLICA

Pacientísimo Jesús Nazareno, que sufriste dolores, escarnios y tristeza por nuestra redención, no permita que nuestros pecados vuelvan a renovar tus amarguras y afrentas. Amén.

 

 

CONSIDERACIÓN SEGUNDA

Elevemos sobre todo lo que el Rey sabio llama vanidad de vanidades, y fijémonos solamente nuestra consideración en los infinitos prodigios que nos acreditan la misericordia del Señor… Todos los tiempos, lugares, todas las criaturas nos presentan monumentos auténticos de la divina misericordia. Aquella sublime gracia en que fueron criados los ángeles, y con que fueron preservados los buenos del escándalo y ruina de los malos: la justicia original, dones y virtudes, con que en su primer fueron enriquecidos nuestros primeros padres Adán y Eva, la bondad con que les fue después perdonada su culpa y ofrecido el remedio de su pecado, la penitencia que de este hicieron, los grandes beneficios y eterna felicidad  que para ellos y su posteridad se les aseguraron, pruebas son muy convincentes de la gran misericordia de nuestro Redentor. La ilustración de los profetas, la sucesión de los patriarcas y la maravillosa conservación del pueblo escogido, con lo que nos refieren las Sagradas Escrituras en el Antiguo Testamento, son otras tantas alegorías que nos descifran la misericordia divina, por el único medianero entre Dios y los hombres, Jesús y los misterios de su Cruz. Si algo en la ley es memorable, si algo en los sacrificios a Dios es agradable, si algo entre todos los espíritus celestiales es santo, glorioso, ilustre, todo esto con más excelente razón y más breve compendio lo tenemos en ese divino Nazareno, cuya misericordia es eterna.


ORACIÓN

Dulcísimo Jesús Nazareno, que, por redimir a los hombres, sufriste los mayores tormentos y afrentas, concédenos verdadero espíritu de amor para meditar tu sacratísima Pasión y aprender en ella, la humildad y paciencia que necesitamos si hemos de seguir el camino que conduce a la gloria. Amén.

 

Se rezan tres Padres Nuestros con Gloria Patri, luego se pide la gracia que se desea alcanzar y se prosigue con la siguiente:

 

SÚPLICA

Divino Nazareno, concédenos por tu misericordia, espíritu de humildad y desprendimiento de las cosas del mundo, para poder mejor salvar nuestra alma. Amén.

 

 


CONSIDERACIÓN TERCERA

Meditemos sobre este gran prodigio de bondad y misericordia. Consideremos atentamente este admirable espectáculo, que llena de pasmo a los cielos, de asombro a la tierra y de espanto al infierno. Jesucristo vino a comunicarnos la vida el alma para abundásemos en ella, como dice el Apóstol. La santidad del Bautista, la consumada perfección de los Apóstoles, la fortaleza de los mártires, la heróica virtud de los confesores, la pureza de las vírgenes, la inocencia de los justos, la redención de los infieles, la conversión de los pecadores, el bien que obramos, el mal que no incurrimos, la práctica de las virtudes, la victoria de las tentaciones y cualquiera otro bien sobrenatural que en nosotros pueda hallarse, todo se debe a este fontal eficacísimo principio. Hablen los Longinos, los Centuriones, los Pedros, los Pablos, los Marcelinos y los Agustinos. Hablen y digan todos y publiquen sin cesar con el Real Profeta que ese divino Nazareno nos rescató de nuestros enemigos, porque su misericordia es eterna.

 

ORACIÓN

¡Oh bondad inmensa! ¡Oh misericordia incomprensible! ¡Oh Padre de Piedad! Recibe, como una oblación pura y santa, nuestros corazones y nuestras lenguas encendidas. Si, divino Nazareno, danos tu dignación y clemencia, y derrama, benigno, sobre nosotros, bendiciones dulcísimas de misericordia. Amén.

 

Se rezan tres Padres Nuestros con Gloria Patri, luego se pide la gracia que se desea alcanzar y se prosigue con la siguiente:

 

SÚPLICA

Clementísimo Jesús Nazareno, inflama nuestro corazón en tu amor, para que podamos cantar con David: Alabad al Señor, que nos rescató de nuestros enemigos, porque su misericordia es eterna.


 

ORACIÓN FINAL

Señor Dios de todo lo creado. Dadnos dolor para llorar nuestras culpas con lágrimas de contrición: concédenos que, por la penitencia, tomemos parte en los sufrimientos, dolores y Pasión Santa de nuestro amantísimo Jesús Nazareno, para que sus trabajos y humillaciones, hagan en nuestra alma una impresión tan profunda que nada sea capaz de borrarla. De este modo, crucificados con Jesús en la tierra, haced, Dios misericordioso, que algún día participemos en la celestial Sión, del precio infinito de su tristeza en Getsemaní, de sus humillaciones en Jerusalén, de sus tormentos y de su muerte en el Calvario. Amén.

 

 

 

 

GOZOS A JESÚS NAZARENO

Que cantaban los Padres Trinitarios Descalzos, en su convento de Barcelona, durante el s. XVIII

 

Pues todo el orbe te aclama

Jesús, por Salvador:

R/: Libranos de nuestras culpas

Dulcísimo Redentor.

 

Tus piedades son ya tantas

Que siempre encuentra el cristiano

Sus remedios en tu mano

Si fiel se postra a tus plantas

De su delito levantas

Al que pide con fervor.

 

Eres ojos para el ciego,

Manos, pies, para el tullido,

Consuelo del afligido,

Y de amor divino fuego,

No cese, no, nuestro ruego

A tan benigno Dador.

 

 

 

 

NIHIL OBSTAT

El Censor

Agustín Mas Folch, C. O.

 

Barcelona, 11 de marzo 1936

 

 


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