sábado, 19 de junio de 2021

DEVOCIÓN AL DULCE NOMBRE DE MARÍA


DEVOCIÓN PÍA AL DULCÍSIMO NOMBRE DE MARÍA 

QUE CONSAGRA OBSEQUIOSA UNA ESCLAVA Y ESPOSA DE JESÚS, Y SU MADRE PODEROSA

A EL NOMBRE A QUIEN ADORE SIEMPRE ETERNO, TODO EL CIELO, LA TIERRA Y EL INFIERNO

Con Licencia Eclesiástica en Puebla de los Ángeles, en la Oficina de los Herederos de Miguel de Ortega, en el Portal de las Flores

 

Dios mío, a mi favor benigno atiende

Virgen Pura en mi amparo siempre atiende,

Y dame buena suerte

En la hora de mi muerte.

Dulce Jesús, alivio,

Consuelo y alegría,

Divino ya hecho humano

En la Virgen María,

Haz que tu Madre sea,

Hasta llegar a verte,

Mi gobierno en la vida,

Mi defensa en la muerte.

A ti sea la gloria,

Que con tu Eterno Padre

Y con el Espíritu Santo

Reinas eternidades. Amén.

Un Ave María.

 

 

M

Multitud Soberana

Madre de toda piedad, acuérdate Señora, que nunca se ha oído que hayas dejado sin consuelo a quien llegó a pedírtelo, ni quien llegó a tus ojos con miserias dejase de salir sin remedio, y así, fiado en tus piadosas entrañas y liberal condición, me arrojo a tus pies, no quieras ¡Oh Madre del Verbo y Palabra Eterna! despreciar mis palabras y ruegos, sino óyeme propicia y otórgame lo que con veras de mi corazón te suplico. Amén.

 

Multitud Soberana

Allá en el Cielo

Adora al gran Señor

de Cielo y suelo.

Ave María…

 

 

A

Alma Virgen

 

A ti me humillo, Virgen, loada Madre de la boca de Dios Padre, anunciada del Arcángel San Gabriel: ruégote Señora mía, que si alguna sentencia contra mí esta dada en el alma o en el cuerpo, que, por ti, Señora, sea borrada y de tu Hijo precioso sea perdonada en los cielos y en la tierra, y siempre merezca tenerte por mi abogada para alcanzar la Gloria eterna que tanto deseo, donde goce de tu divina presencia por siempre jamás. Amén.

 

Alma Virgen,

piadosa y amorosa,

a todos nos socorre

poderosa.

Ave María…

 

 

R

Resplandor de la Gloria

Reina del Cielo y de la Tierra, yo te suplico, Señora y Madre mía, por el amor con que amas a tu Hijo Jesús, mi Señor, me alcances de su Divina Majestad, plena remisión de mis culpas y pecados, y verdadera penitencia de ellos y mortificación de mis pasiones y sentidos, y que le pidas que alumbre mi entendimiento e inflame mi voluntad, para que con atención y devoción, considere los misterios de su vida, y agradezca a su amor el amor y el beneficio de nuestra redención, y me concedas verdadera humildad, propio conocimiento, resignación en su voluntad divina, gracia para servirle en esta vida, y una buena muerte en su gracia, para merecer verlo en la eterna. Amén.

 

Resplandor de la gloria

soberano,

En quien tu Hijo Divino

se hizo humano.

Ave María…

 

 

I

Ínclita Madre

Inmaculada Reina María, llena de gracia, ornato de las vírgenes, y más pura que todas ellas: yo te bendigo y alabo, porque en la Santa Casa de Nazareth fuiste anunciada de un Ángel a tus gloriosos Padres Joaquín y Ana, y en ella concebida en gracia desde el primer instante de tu purísimo Ser, concédeme Señora, por esta singular prerrogativa, que por tu intercesión sea yo libre de todo pecado, y que conciba en mi corazón vivos eficaces deseos de servir a tu Hijo, mi Dios, y a ti, Madre mía, y me asistas en la hora de mi muerte. Amén

 

Ínclita Madre

a quien adora el Mundo,

y reverencia

con amor profundo.

Ave María…

 

 

A

A ti, ¡Oh María!

 

Amparo y remedio de los afligidos, a ti Señora y Madre mía que los socorres en sus necesidades, te encomiendo mi alma y cuerpo, tu eres la medianera e intercesora con tu precioso Hijo, de todos los que se hallan en algún peligro, así en la tierra como en el mar: ruégote Señora mía, por tu virginidad sacratísima, seas intercesora con tu precioso Hijo, para que me libre de todas las tribulaciones y enfermedades, y de todos los enemigos, así visibles como invisibles ¡Oh Madre de Misericordia y de Piedad, Princesa del Cielo y de la Tierra! eso te suplico por la pasión de tu Hijo, por los azotes y columna, por la sagrada corona de espinas y clavos, y por la hiel y vinagre que le dieron de beber, por la lanzada que traspasó sus santísimas entrañas, y por el santísimo sepulcro en que estuvo, y su Resurrección al tercer día. Ruégote Virgen Santísima, por el gozo que sentiste viéndole resucitado, que me libres de pecado mortal, de las tentaciones del demonio y de las penas del infierno, y en el artículo de mi muerte seas mi intercesora. Amén.

 

A tí, ¡Oh María!

te llamo desde el suelo,

socorro pido,

Gracia, Gloria y Cielo.

Ave María…

 

 

L/: Ruega Señora, por los pecadores.

R/: Disculpe tu piedad nuestros errores.

 

L/: A nuestras voces, Virgen pura, atiende.

R/: Y en nuestro bien y amparo siempre atiende.

 

ORACIÓN: Santísima Virgen María, Madre de nuestro Salvador y Señor Jesucristo, Madre de la Salud de las almas, sednos salud y ayuda para que, amparados con tu favor en la tierra, merezcamos conseguir la salud eterna en el cielo. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

 

ORACIÓN

¡Oh Virgen Santísima, María Madre de Dios y Señora nuestra! nosotros humildes esclavos tuyos, te ofrecemos este corto obsequio en memoria y reverencia de tu Dulcísimo Nombre, y te suplicamos nos alumbres y enseñes el camino de las perfección, como Maestra, como Señora nos ampares en los riesgos, y como Madre nos libres de los peligros de esta vida, para que con tu amparo y defensa, pasemos el amargo trance de la muerte, y por tu intercesión perdonadas nuestras culpas, alcancemos ver a Dios y gozarle en tu compañía en la gloria. Amén.

 

Cántense tres Aves Marías y se ofrecen con la siguiente:

 

 

ORACIÓN

¡Oh Virgen Santísima! Hija del Eterno Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo, Templo de la Santísima Trinidad: yo pobre criatura pecadora, postrada a tus Santísimos pies, te ofrezco estas tres Aves Marías, en memoria y agradecimiento de aquellas tres gotas de Sangre que destiló tu dulcísimo Corazón, para que de ellas se formase el purísimo Cuerpo de tu Hijo y mi verdadero Dios, cuando se concibió en tus virginales entrañas para nuestro remedio. Suplícote Señora, Madre de Dios y Madre de pecadores, me alcances de tu Santísimo Hijo Jesús, mi Señor y Redentor, el de don de la contrición perfecta y verdaderas lágrimas de penitencia, para lavar con ellas mis culpas, para que, purificada mi alma en las aguas de la contrición y preciosa Sangre de Jesús, entre por la puerta de tu intercesión, a gozar del fruto de la redención en su gloria, para donde fui creado. Amén.

 


 

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