DEVOCIÓN PÍA AL DULCÍSIMO NOMBRE DE MARÍA
QUE
CONSAGRA OBSEQUIOSA UNA ESCLAVA Y ESPOSA DE JESÚS, Y SU MADRE PODEROSA
A EL NOMBRE A QUIEN ADORE SIEMPRE ETERNO, TODO EL CIELO, LA TIERRA Y EL INFIERNO
Con Licencia Eclesiástica en Puebla de los Ángeles, en la Oficina de los Herederos de Miguel de Ortega, en el Portal de las Flores
Dios mío, a mi
favor benigno atiende
Virgen Pura en mi
amparo siempre atiende,
Y dame buena
suerte
En la hora de mi
muerte.
Dulce Jesús,
alivio,
Consuelo y
alegría,
Divino ya hecho
humano
En la Virgen
María,
Haz que tu Madre
sea,
Hasta llegar a
verte,
Mi gobierno en la
vida,
Mi defensa en la
muerte.
A ti sea la
gloria,
Que con tu Eterno
Padre
Y con el Espíritu
Santo
Reinas eternidades.
Amén.
Un Ave María.
M
Multitud
Soberana
Madre de toda
piedad, acuérdate Señora, que nunca se ha oído que hayas dejado sin consuelo a
quien llegó a pedírtelo, ni quien llegó a tus ojos con miserias dejase de salir
sin remedio, y así, fiado en tus piadosas entrañas y liberal condición, me
arrojo a tus pies, no quieras ¡Oh Madre del Verbo y Palabra Eterna! despreciar
mis palabras y ruegos, sino óyeme propicia y otórgame lo que con veras de mi
corazón te suplico. Amén.
Multitud Soberana
Allá en el Cielo
Adora al gran
Señor
de Cielo y suelo.
Ave María…
A
Alma
Virgen
A ti me humillo,
Virgen, loada Madre de la boca de Dios Padre, anunciada del Arcángel San Gabriel:
ruégote Señora mía, que si alguna sentencia contra mí esta dada en el alma o en
el cuerpo, que, por ti, Señora, sea borrada y de tu Hijo precioso sea perdonada
en los cielos y en la tierra, y siempre merezca tenerte por mi abogada para
alcanzar la Gloria eterna que tanto deseo, donde goce de tu divina presencia
por siempre jamás. Amén.
Alma Virgen,
piadosa y amorosa,
a todos nos
socorre
poderosa.
Ave María…
R
Resplandor
de la Gloria
Reina del Cielo y
de la Tierra, yo te suplico, Señora y Madre mía, por el amor con que amas a tu
Hijo Jesús, mi Señor, me alcances de su Divina Majestad, plena remisión de mis
culpas y pecados, y verdadera penitencia de ellos y mortificación de mis pasiones
y sentidos, y que le pidas que alumbre mi entendimiento e inflame mi voluntad,
para que con atención y devoción, considere los misterios de su vida, y
agradezca a su amor el amor y el beneficio de nuestra redención, y me concedas
verdadera humildad, propio conocimiento, resignación en su voluntad divina,
gracia para servirle en esta vida, y una buena muerte en su gracia, para
merecer verlo en la eterna. Amén.
Resplandor de la
gloria
soberano,
En quien tu Hijo
Divino
se hizo humano.
Ave María…
I
Ínclita
Madre
Inmaculada Reina
María, llena de gracia, ornato de las vírgenes, y más pura que todas ellas: yo
te bendigo y alabo, porque en la Santa Casa de Nazareth fuiste anunciada de un Ángel
a tus gloriosos Padres Joaquín y Ana, y en ella concebida en gracia desde el
primer instante de tu purísimo Ser, concédeme Señora, por esta singular
prerrogativa, que por tu intercesión sea yo libre de todo pecado, y que conciba
en mi corazón vivos eficaces deseos de servir a tu Hijo, mi Dios, y a ti, Madre
mía, y me asistas en la hora de mi muerte. Amén
Ínclita Madre
a quien adora el
Mundo,
y reverencia
con amor profundo.
Ave María…
A
A ti, ¡Oh
María!
Amparo y remedio
de los afligidos, a ti Señora y Madre mía que los socorres en sus necesidades,
te encomiendo mi alma y cuerpo, tu eres la medianera e intercesora con tu
precioso Hijo, de todos los que se hallan en algún peligro, así en la tierra como
en el mar: ruégote Señora mía, por tu virginidad sacratísima, seas intercesora
con tu precioso Hijo, para que me libre de todas las tribulaciones y
enfermedades, y de todos los enemigos, así visibles como invisibles ¡Oh Madre
de Misericordia y de Piedad, Princesa del Cielo y de la Tierra! eso te suplico
por la pasión de tu Hijo, por los azotes y columna, por la sagrada corona de
espinas y clavos, y por la hiel y vinagre que le dieron de beber, por la lanzada
que traspasó sus santísimas entrañas, y por el santísimo sepulcro en que
estuvo, y su Resurrección al tercer día. Ruégote Virgen Santísima, por el gozo
que sentiste viéndole resucitado, que me libres de pecado mortal, de las
tentaciones del demonio y de las penas del infierno, y en el artículo de mi
muerte seas mi intercesora. Amén.
A tí, ¡Oh María!
te llamo desde el suelo,
socorro pido,
Gracia, Gloria y
Cielo.
Ave María…
L/: Ruega
Señora, por los pecadores.
R/:
Disculpe tu piedad nuestros errores.
L/: A
nuestras voces, Virgen pura, atiende.
R/: Y en
nuestro bien y amparo siempre atiende.
ORACIÓN: Santísima
Virgen María, Madre de nuestro Salvador y Señor Jesucristo, Madre de la Salud
de las almas, sednos salud y ayuda para que, amparados con tu favor en la
tierra, merezcamos conseguir la salud eterna en el cielo. Por el mismo
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN
¡Oh Virgen Santísima,
María Madre de Dios y Señora nuestra! nosotros humildes esclavos tuyos, te
ofrecemos este corto obsequio en memoria y reverencia de tu Dulcísimo Nombre, y
te suplicamos nos alumbres y enseñes el camino de las perfección, como Maestra,
como Señora nos ampares en los riesgos, y como Madre nos libres de los peligros
de esta vida, para que con tu amparo y defensa, pasemos el amargo trance de la
muerte, y por tu intercesión perdonadas nuestras culpas, alcancemos ver a Dios
y gozarle en tu compañía en la gloria. Amén.
Cántense tres Aves
Marías y se ofrecen con la siguiente:
ORACIÓN
¡Oh Virgen
Santísima! Hija del Eterno Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo,
Templo de la Santísima Trinidad: yo pobre criatura pecadora, postrada a tus
Santísimos pies, te ofrezco estas tres Aves Marías, en memoria y agradecimiento
de aquellas tres gotas de Sangre que destiló tu dulcísimo Corazón, para que de
ellas se formase el purísimo Cuerpo de tu Hijo y mi verdadero Dios, cuando se
concibió en tus virginales entrañas para nuestro remedio. Suplícote Señora, Madre
de Dios y Madre de pecadores, me alcances de tu Santísimo Hijo Jesús, mi Señor
y Redentor, el de don de la contrición perfecta y verdaderas lágrimas de
penitencia, para lavar con ellas mis culpas, para que, purificada mi alma en
las aguas de la contrición y preciosa Sangre de Jesús, entre por la puerta de
tu intercesión, a gozar del fruto de la redención en su gloria, para donde fui
creado. Amén.
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