ESTACIONES
DEL VIA CRUCIS
CON
QUE EL DEVOTO CORAZÓN DEL CRISTIANO DEBE ACOMPAÑAR AL CORAZÓN CRUCIFICADO DE
JESÚS
Conforme
lo instituyó la V. M. María de la Antigua
Dispuestas
por un religioso de N. S. P. San Francisco
En
estas estaciones se guarda el mismo orden que en las otras del Calvario.
Impresa
en Puebla de los Ángeles, en la Oficina de D. Pedro de la Rosa, en el Portal de
las Flores. Año de 1744
ORACIÓN
PREPARATORIA
Altísimo
Señor y Dios Eterno, ante vuestro divino acatamiento, se postra mi corazón
malvado, lleno de iniquidades, con deseo firme de agradaros y serviros,
acompañando el corazón tierno y lastimado de vuestro benditísimo Hijo, mi Señor
Jesucristo, haced dueño y criador mío, que mi corazón sea limpio de toda culpa,
con el llanto de un arrepentimiento verdadero, con el afecto de un amor grande,
tierno y compasivo a los trabajos del Corazón de mi Redentor Jesús, y
finalmente, con la conformidad de vuestra sacratísima voluntad, en todo y por
todo, para que así merezca vuestra gracia, y las que los sumos Pontífices han
concedido a los que meditan la Sagrada Pasión, las aplico por su intención, por
el bien de la Iglesia y alivio de las Benditas Almas del Purgatorio, y para
disponerme a vuestro agrado, digo, que me pesa de haberos ofendido, y protesto
de todo corazón, morir primero que volveros a ofender. Ahí tenéis mi corazón,
mudadlo de lo malo en bueno, por el bendito, santo, dulce y fino amante Corazón
de mi buen Jesús, que vive y reina con vos, por todos los siglos de los siglos.
Amén.
PRIMERA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla
el Corazón amante de Jesús, como previniendo que iba a morir, discurrió como
quedarse con nosotros en el Santísimo Sacramento del Altar, aun viendo el corazón
del malvado Judas, que ya le había vendido. Mira que el Corazón de Jesús, tan
divino, que crucificado de dolor de ver que se había de despedir de su dulcísima
Madre y de sus discípulos, y que había de sudar Sangre en el Huerto al
contemplar su Muerte, y que después le habían de prender como si fuera un
salteador facineroso, no obstante, fue su corazón tan fino, que le hizo
ejecutar tan gran fineza, no atendiendo sus mismas injurias. Alienta tu
corazón, y múdalo, si hasta aquí ha sido corazón de lobo sangriento, sea ya de
manso cordero, acompañando al humilde y fino Corazón de Jesús, con amoroso y
constante afecto.
ORACIÓN
Dulcísimo
y amorosísimo Jesús, yo adoro, alabo y bendigo tu Santísimo, tierno y adolorido
Corazón: dadme Señor un corazón fino, por la fineza de tu corazón, dadme Señor
un corazón amante, por el amor de tu Corazón, dadme un corazón tierno, por la
compasión de tu Corazón, para que así te imite, perdonando a mis enemigos, a quienes
de todo corazón perdono, y deseo todo bien. No permitas Señor, que mi corazón
te sea traidor, hazlo fiel, y por el dolor que sintió tu Corazón, con la
traición de Judas, haz que yo sienta las que contra ti eh cometido, para que
así sea mi corazón conforme con el tuyo. Amén.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
JACULATORIA:
Bendito sea el Corazón de Jesús, que tanto padeció por nosotros, Señor, mueve
nuestros corazones, por tu bendito Corazón. Amén.
SEGUNDA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla
al Corazón de Jesús en la casa del Pontífice Anás, donde por una respuesta sana
y mansa, recibió su Majestad aquella cruel y desvergonzada bofetada, y mira
cual quedaría su amante corazón con tal afrenta.
ORACIÓN
Finísimo
Jesús, Padre y Señor mío, postrado adoro vuestro humildísimo y afrentado Corazón,
y quisiera Señor, que llorara eternamente mi corazón a las bofetadas que os ha
dado, con tanta desvergüenza, abusando de vuestra paciencia ¡Oh Señor! como no
mueve mi corazón con tal dolor ¡Oh Señor! perdóname y trueca mi corazón en
manso y agradecido, para que acompañe en sus afrentas a tu Corazón lastimado, y
me libre de la afrenta eterna que merece mi maldito corazón. Amén.
TERCERA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla
lo que padecería el Corazón de Jesús, con las injurias, baldones y blasfemias
que oyó en casa de Caifás, y sobre todo, el dolor que tendría de ver tan
trocado el corazón de su amado Apóstol San Pedro, a quién había hecho cabeza de
su Iglesia, que le negó una, dos y tres veces.
ORACIÓN
Amorosísimo
Jesús, por las injurias que sufrió tu Corazón en casa de Caifás, y por la
congojosa fatiga que le apretó mucho más, con la infidelidad del Apóstol San
Pedro, te pedimos que, tiernos y sentidos nuestros corazones, siempre sean
fieles, siempre te confiesen como Santa Libertad a vista del mundo, y sin hacer
caso de sus juicios y errados pareceres, para que, acompañándote en esta pena,
merezcamos unirnos a tu Corazón Santo, a tu Corazón fiel por toda la eternidad.
Amén.
CUARTA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla,
como estaría el Inocentísimo Corazón de Jesús en pie, ante el Cónsul Pilatos,
acusado y calumniado como reo, y el Juez muy sentado, examinando las falsas
acusaciones.
ORACIÓN
Sapientísimo
Jesús, tu Santo Corazón acusado como reo, habiendo siempre sido el bienhechor
de todos ¡Oh Corazón dulce! ¡Oh Jesús Santo! tu Señor, no nos castigue tu justicia,
que tenemos corazones reos de maldad, que hemos cometido contra ti, sino por
esta aflicción, que atravesó tu Corazón Santísimo, perdona las malicias de
nuestros corazones, y estampa en ellos tu inocencia, para que te amemos, y cuando
nos juzgues, tengas misericordia de nosotros. Amén.
QUINTA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla
la irrisión, mofa y escarnio con que el torpe rey Herodes, trató a nuestro bien
Jesús, mandándole poner una vestidura blanca como a simple y fatuo, y cual
sería la aflicción de aquel candidísimo corazón.
ORACIÓN
Humildísimo
Jesús, cuyo Corazón es depósito de la Eterna Sabiduría, por esta tan malvada
afrenta, que humilles a nuestros soberbios corazones, y que solo sepamos amarte,
servirte y agradecerte estas penas tan amargas, que por nosotros sufriste y que
jamás se aparte de tu compañía nuestro corazón, sintiendo tus penes y conociendo
nuestra ingratitud, para que así merezcamos la estola blanca de la gracia. Amén.
SEXTA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla
al Corazón de Jesús, cual estaría de afligido, con las demandas y respuestas de
los jueces y del pueblo, cuando vuelto a casa de Pilatos, este le mostró a la
ventana y después le mandó azotar, donde quedó desmayado sobre su misma Sangre.
ORACIÓN
¡Oh
dulcísimo Corazón de Jesús, ya sin aliento y fuerzas a la dura crueldad de tus
sangrientos enemigos! por el lastimoso desmayo que padeciste, que alientes
nuestros corazones a contemplar con eficacia tus trabajos, para que, en nuestro
corazón, no haya otra cosa, que esta tierna memoria con que, despreciando al mundo
eternamente, te acompañemos. Amén.
SÉPTIMA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla,
cuan lleno de congojas estaría el Corazón de Jesús, coronada de espinas su
Santísima Cabeza, mofado, escupido, gargajeado y todo hecho burla, y
entretenimiento de aquella maldita gente.
ORACIÓN
Jesús
bendito, Rey Eterno y verdadero, por aquella pena que padeció tu humildísimo
Corazón en estos pasos, te suplicamos nos des un corazón resuelto, para imitar
tus trabajos, y llorarlos de corazón, con que podamos satisfacer lo mucho que
debemos, y merezcamos reconocerte Reyen la Eternidad, donde siempre asistes y
vives glorioso. Amén.
OCTAVA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla
el Corazón de nuestro bien, Jesús, que vergonzoso y tierno, al mostrarle
segunda vez a la ventana, tan lastimado, sangriento y desecho, que el mismo
Juez fue necesario que dijese: “Este es el Hombre” para que le conociesen.
ORACIÓN
Pacientísimo
Jesús, Hombre y Dios juntamente, las apretadas penas que en aquella ocasión sintió
vuestro amantísimo Corazón, que nos reconozcáis por hombres hechos a imagen y semejanza
de Dios, en fe de lo cual os ofrecemos nuestros corazones, con los cuales
saludamos, reconocemos y confesamos vuestra Humanidad Santísima, unida a la
Divinidad, y os pedimos que, como Hombre y Dios, nos salvéis y hagáis que
nuestros corazones sean de Dios para amaros siempre. Amén.
NOVENA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla
al Corazón de Jesús, que afligido, que solo, que desamparado, al oír la formidable
sentencia de muerte, que con tanto desacato se fulminó y pregonó contra su
Majestad.
ORACIÓN
¡Oh
Santísimo Jesús! cuyo Corazón obedeció la sentencia de muerte, conforme con la
voluntad del Eterno Padre, por el pecado del hombre ¡Oh corazones los nuestros,
que esperamos! ¡en que nos fiamos a vista de nuestro sentenciado Corazón!
Señor, alumbrad nuestros corazones, para que, llorando esta pena, borren
nuestras lágrimas la sentencia que merecemos, lo cual, por este dolor de
vuestro Santísimo Corazón os pedimos. Amén.
DÉCIMA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla
al Corazón de Jesús con la Cruz a cuestas, al encuentro de su Santísima Madre, las
afrentas del vulgo, caídas del camino, los desmayos, y, sobre todo, como se
verían aquellos dos finísimos corazones de Hijo y Madre.
ORACIÓN
¡Oh
Corazón gallardo! ¡Oh Corazón Deífico! hasta donde llega tu ardor y fineza ¡Oh
dulce Jesús! quien será capaz de saber la pena de tu Corazón y el de tu
Purísima Madre ¡Oh que purísimos Corazones! que tristes, que afligidos, y que
atormentados ¡Oh corazones duros los nuestros, que no lloramos tanta lastima
por nosotros padecida! Señor, ablanda nuestros corazones por tu tierno Corazón
y por el de María Purísima. Amén.
UNDÉCIMA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla
al Corazón de Jesús, cuando puesto su Majestad en el Monte Calvario, le
desnudaron, le tendieron y Crucificaron de pies y manos.
ORACIÓN
Jesús
benigno, Jesús Santo, Jesús Esposo, por la humildad de tu Santísimo Corazón,
con que, obedeciendo a los verdugos, te tendiste en la Cruz para recibir tan
cruel martirio, que hagas Señor, a nuestros corazones crucificados, conforme
con tus preceptos y llenos de obediente humildad, con que te imitemos, y
crucifiquemos todos nuestros deseos y voluntad desordenada. Amén.
DUODÉCIMA
ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla
al palpitante Corazón de Jesús, cuando ya colgado en la Cruz, habló su Majestad
aquellas siete palabras, y como despidiéndose de nosotros, dio las últimas
lágrimas y murió.
ORACIÓN
¡Oh
Jesús mío! Padre y dueño mío y vida mía: corazones tenemos Señor, más duros que
peñascos y peores que basiliscos, pues nos alegramos a vista de nuestro muerto
Corazón. ¡Oh Congoja de Jesús! Murió su Corazón noble, su Corazón Santo, su
Corazón amigo, su Corazón fino, su Corazón tierno, y murió por nuestro corazón:
Señor, nosotros os damos nuestro corazón, desde ahora, con todas las vetas
hasta la tremenda hora que esperamos del morir, recibidlos por vuestro Corazón.
Amén.
DÉCIMA
TERCERA ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla,
que dolorido estaría el Corazón de María Purísima, cuando recibió en sus brazos
el destrozado cuerpo de Jesús con su difunto Corazón.
ORACIÓN
¡Oh
Inocentísimo y Purísimo Corazón de María! nuestros corazones pertinaces mataron
y repiten cada día la muerte de ese yerto y frío corazón, por las penas acerbas
que os causó ver a vuestro Hijo tan desecho, os suplicamos se deshagan en
llanto nuestros corazones, como agresores de tal delito, tened Señora piedad de
nosotros, y recibid nuestros corazones, donde estampéis ese estrago, esa
lastima, para acompañaros en tanta pena. Amén.
DÉCIMA
CUARTA ESTACIÓN
CONSIDERACIÓN
Contempla,
Sepultado al Cuerpo de Jesús, y su Corazón, sin el más mínimo aliento,
encerrado en su cuerpo hecho pedazos: el Corazón, solo, triste y merláchico, de
su Santísima Madre y acompañada de Corazón en su terrible soledad.
ORACIÓN
¡Oh
Dios Santo! ¡Oh Corazón de Jesús! ¡Oh triste Corazón de la Purísima María!
quedó sola sin el Corazón de su Hijo, que era la vida, la alegría y el descanso
de su Corazón. Soberana Reina, aquí están nuestros corazones, aunque indignos
para deposito de vuestro difunto Corazón: haced Madre y Señora nuestra, que
como en vuestro Corazón quedó estampada la lastimosa tragedia del Corazón de
Jesús, en los nuestros se estampe con íntima compasión de sus trabajos, que no
pensemos otra cosa que no ocupe nuestro corazón cosa del mundo, de la carne y del
diablo, sino solo tenga al Corazón de Jesús, nuestro hermano, nuestro Maestro,
nuestro Redentor, y nuestro Glorificador, para que en la amarga despedida de
esta vida, nos favorezca vuestra compañía ¡Oh Madre nuestra! Vos Señora, quedasteis
para nuestro refugio en este destierro, dadnos verdadero corazón para llorar
deveras nuestras culpas, que tanto afligieron vuestro Corazón. Ya nos pesa de
todo corazón, pecamos, y ya proponemos no más pecar, socorred nuestros
corazones por el Bendito Corazón de Jesús, que sea alabado, ensalzado, y
glorificado eternamente. Amén.
BENDICIONES
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que
tanto padeció por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, que se formó por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, que nació por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, circuncidado por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús Niño, desterrado por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que se perdió por
mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, que caminó, conversó y predicó por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, que se transfiguró por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, que ayunó cuarenta días por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, que instituyó el Santísimo Sacramento de la Eucaristía
por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, que le vendieron en tan poco precio por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, que oró y sudó sangre por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, que le prendieron por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, que le juzgaron, escupieron y burlaron por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, abofeteado por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, azotado por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, sentenciado a muerte por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, afrentado por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, cargando con la Cruz por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, desnudo y crucificado por mí.
-Bendito
sea el Corazón de Jesús, muerto y sepultado por mí.
Bendito
sea tan Santo y tan bendito Corazón, oficina de los mayores males por nuestros
mayores bienes, bendito sea tan sabio, humilde y manso Corazón, depósito de
tanta pena para nuestra mayor gloria: Jesús, os doy mi corazón, y así hasta aquí
no ha sido mi corazón vuestro, de todo mi corazón os lo doy, para que estampéis
en el vuestro Sacratísimo, dulcísimo, amorosísimo Nombre. Viva en mi corazón
Jesús, pues yo estoy en su Corazón. Viva Jesús, corazón mío, Viva Jesús,
Corazón de Jesús, Viva Jesús y María en nuestros corazones, ahora y siempre y
por toda la eternidad. Amén.
Un
Credo por la intención de los bienhechores.
LAVS DEVS
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