NOVENA DE
LA GRACIA A SAN CIRO
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oh admirable San
Ciro, que de tu oficio de médico no te serviste si no para conquistar almas
para Cristo, iluminando a los hombre con tu palabra para que reconocieran sus
vicios y la vanidad de los ídolos; te suplicamos que desde el cielo continúes
con vuestra intercesión desprendiendo de nuestras almas los lazos de las
pasiones y del pecado, y a liberarnos de las desgracias de todo género, y
cuando así le plaza a la Divina Providencia concedérnoslo, obtenernos el saber
dedicarnos a buscar la salvación de nuestras almas. Así sea
-Padre Nuestro,
Ave María, Gloria al Padre.
Oh Glorioso San
Ciro, que retirado al desierto, a fin de prepararte para el martirio, te
convertiste en modelo de anacoreta, atrayendo con el perfume de tus virtudes al
Santo Mártir Juan a seguirte, de donde luego saliste por impulso de la caridad
para socorrer en la constancia a las Santas Teotiste, Teodota y Eudosia con su
madre Atanasia, mereciste el precederlas por la vía de atroces tormentos hasta
llegar al Paraíso; obtenednos la gracia de que nos desprendamos de los bienes
de esta tierra, observemos las profesiones sociales como medio para hacer el
bien al prójimo y así alcanzar el Cielo. Así sea.
-Padre Nuestro,
Ave María, Gloria al Padre.
Oh heroico campeón
de la fe San Ciro, quién no se admirará de vuestra invicta fortaleza cuando
soportaste impávido la ira de los más despiadados tiranos para conservar el
tesoro inapreciable de la fe; por los muchos y señalados méritos vuestros,
obtenednos del Buen Dios luz para conocer y apreciar junto con Vos la
excelencia de esta virtud. ¡Vos veis la deficiencia de nuestros días por la
falta de carácter y de temple verdadero y profundamente cristiano! Crueles
perseguidores no faltan todos intentan arrancar a Jesús de la sociedad y de las
familias y del corazón de cada individuo. Haznos la gracia de saber resistir
intrépidamente nosotros también las lisonjas y amenazas de este mundo, cuando
se trate de la fe y de la conciencia. Así sea.
-Padre Nuestro,
Ave María, Gloria al Padre.
Se repiten estas oraciones por nueve días formando una novena.
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