martes, 28 de septiembre de 2021

DEVOCIÓN DE LOS CATORCE DÍAS DE SAN JOSÉ


EJERCICIOS DE SEÑOR SAN JOSÉ

PARA QUE SUS DEVOTOS, POR CATORCE DÍAS, HAGAN PROVECHOSOS RECUERDOS DE LOS SIETE DOLORES Y SIETE GOZOS DEL MISMO SANTÍSIMO PATRIARCA, ESTOS EJERCICIOS SE COMENZARÁN EL DÍA VEINTICUATRO DE DICIEMBRE EN LA VIGILIA DE LA NATIVIDAD DE NUESTRO AMOROSÍSIMO REDENTOR

SE ACABARÁN EL DÍA DE LA EPIFANÍA

 

Dedicado, arreglado y dado a la prensa a solicitud de un indigno esclavo del mismo Santo, y religioso del colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas

Año de 1881

 

ORACION PREPARATORIA PARA TODOS LOS DIAS

Altísimo Señor y Dios Eterno: ante tu divino acatamiento se presenta postrado este vil gusanillo de la tierra, y hecho de la nada, reconociendo tu Supremo Ser, de donde me viene el ser que tengo, que siendo todo tuyo, nada tengo que poderte dar; pero en el modo posible a minada, te doy, Señor, honor, gloria, magnificencia y alabanza, y convido a todos los coros de los ángeles y santos, para que me ayuden a desempeñar tan alta obligación, ofreciéndote los cánticos de alabanza que te han dado y que te darán por toda la eternidad. Esto te ofrezco junto con todos los méritos de tu divino Hijo Jesús, y los de sus purísimos y santísimos padres María y José, en acción de gracias y debida recompensa de haber criado tan admirable y excelente, tan lleno de gracias y virtudes, a tu querido siervo y amadísimo Padre mío, señor San José; por cuyos méritos te pido un dolor tan vivo y eficaz de mis pecados, que, aborreciéndolos, como los aborrezco, por ser ofensa tuya, me abrase en tu divino amor. No permitas, Señor, que te vuelva a ofender; muera yo mil veces, antes que repita la misma ofensa contra tu di vina Majestad. Y para que no me mires con ojos airados, que tanto merezco por mis culpas, ponlos primero en tu benditísimo y privadísimo siervo José, y pásalos después a mirar a todo el mundo, para que mediante el recreo у dulzura que con ese tu benditísimo siervo tienes, perdonando mis culpas, extirpes todas las herejías y errores; y a pesar del infierno exaltes la fe, dilates la Iglesia, queridísima Esposa de tu Hijo, dándole a su pastor vicario los aciertos que necesita para su gobierno: confedera, Señor, a todos los gobiernos cristianos, para que unidos con el vínculo de la paz, y abrasados con el celo de la religión, reduzcan al gremio de tu Iglesia a todos los idólatras é infieles; dales celo de tu honra a todos tus ministros, para que fervorosos con su apostólica predicación, á todos los conviertan: despierta, Señor, a los pecadores, del letargo de la culpa, para que mirando su riesgo hagan penitencia; conserva y aumenta a todos los justos , para que se logre el fruto de nuestra redención: haz que conozcan todos el medio facilísimo que les has puesto en tu Iglesia, cuál es tu queridísimo siervo mi Señor San José , para que mediante su intercesión y méritos, penitentes y convertidos, todos te amen y sirvan en esta vida, para después gozarte en la otra. Amen.

 

 

DIA PRIMERO

 

PARA LA MAÑANA

Considera al Divino Verbo, o a la segunda persona de la Beatísima Trinidad, que baja del seno de su Eterno Padre a las purísimas entrañas de su Madre María Santísima, mira este excesivo amor, pues Dios se hace hombre tomando forma de siervo, haciéndose el impasible pasible, y el inmortal mortal; págale esta fineza, abatiendo tu soberbia: aprende de la Santísima Virgen, que cuando el ángel le anuncia la Encarnación del Hijo de Dios en sus purísimas entrañas, se humilla hasta juzgarse esclava. Procura ser humilde, ejercitando hoy cuantos actos de humildad puedas, tratando a los pobres y a tus inferiores, como si fueran superiores, pues delante de Dios serán tal vez mejores que tú. Considera también al Santísimo Patriarca señor San José, en un caos de confusión con sus temores, mirando a su inocentísima Esposa embarazada, ignorando el misterio adorable de la Encarnación del Hijo de Dios. Acompáñalo con los más tiernos afectos en sus penas...

 

Se medita un rato: luego se rezan con particular devoción los siete Padre nuestros y Ave Marías, gloriados de este modo:

 

-Gloria á Jesús, María, José, Joaquín y Ana, a quienes encomiendo mi cuerpo y alma. Dios te salve, santísimo José.

 

Y entre día, se repetirá muchas veces la siguiente jaculatoria:

 

José, dulce, humilde y fino,

Amante, fiel y callado:

Haz que quede yo abrasado

En fuego de amor divino.

 

EJERCICIO PARA LA NOCHE

Esta felicísima noche, es la que comúnmente se llama buena: en esta considerarás el gran gozo que tuvo el Santísimo patriarca señor San José, con la revelación del ángel, sabiendo que su Esposa era Madre de Dios, y que le tenía en su casa como Hijo: mira y considera el rubor y vergüenza que le causaba la amabilísima presencia de María Santi sima, porque conocía muy bien que su Esposa no ignoraba sus más ocultos pensamientos. Considera la humildad y ternura con que le pide perdón; y aprende a humillarte, y no seas fácil para juzgar mal de tus prójimos. Dios no te ha hecho juez de nadie: júzgate a ti mismo, que bastante tienes de qué; y si por tu desdicha hubieres desacreditado a alguno, antes que llegue la noche, desdícete, y con esto darás a nuestros Soberanos Señores una noche verdaderamente buena.

 

Se concluirá la meditación, invocando y ala bando por tres veces los santísimos nombres de Jesús, María y José: se rezará la estación al Santísimo Sacramento, y se guardará silencio, considerando el asombroso misterio de esta noche.

 

 

ORACION CON LA QUE SE DARÁ FIN AL EJERCICIO DEL DÍA

 Gloriosísimo Patriarca Señor San José, Es poso legítimo de la mayor Madre, María, у llamado Padre de su soberano Hijo, Jesús: yo te doy los plácemes de tu dignidad, y me gozo de tus excelencias, bendiciendo y ala bando al Señor que te las concedió, y se re crea en la eminentísima santidad con que enriqueció tu benditísima alma. Y aunque yo no merezco que tu grandeza me oiga, más invocándote mi devoción, y reconociéndote mi afecto, protector mío, espero que me mi res compasivo, y me favorezca tu dignación. Ea, Santísimo Padre, pide al Altísimo que venga a nosotros su reino y bendición, para que con su gracia y ayuda podamos comenzar, proseguir, y acabar estos ejercicios, que en honra tuya hacemos: pídele a tu santísima Esposa, que los purifique con sus méritos é intercesión, para que sean aceptables a los divinos ojos de tu preciosísimo Hijo. Suplica a su Majestad que los guarde en su costado santísimo, para que en la hora de nuestra muerte se vean guarnecidos de su divina sangre, y hermoseados con el agua purísima que nos brindó en la llaga de su divino pecho y corazón traspasado, para que purificados con este baño tan saludable, y armados con este escudo tan fuerte, quedando invictos y vencedores en las agonías de la muerte, de las asechanzas del demonio, logremos una preciosa muerte, originada del sumo dolor de haber ofendido a nuestro amorosísimo Jesús, у del sumo amor con que debemos amarle sobre todas las cosas, para que por este medio, le gocemos eternamente en su compañía en la gloria. Amen.




SEGUNDO DIA

Desde las doce de la noche de este felicísimo día, contemplarás en el Nacimiento divino del Niño Dios, el que no habiendo quien lo hospede en la ciudad, se ve precisado a nacer en un establo. Considera cuántas veces le has negado el hospicio, por estar bien hallado con tus vicios y pasiones; confúndete y llora tu ingratitud. Considera a la Purísima Madre de Jesús, que más refulgente que el Sol, da a luz a la divina e inaccesible Luz que en cerraba en su purísimo seno, naciendo tan resplandeciente como mil soles; y de esta inmensa gloria gozó el Santísimo Patriarca, mirando a Hijo y Madre gloriosísimos. Acompáñale en su gozo y dale los plácemes por la altísima dignidad de Padre estimativo de Dios.

 

Se medita... se rezan los siete Padre nuestros... y todo lo demás como el primer día, y la siguiente jaculatoria:

 

En las pobres pajas, cuando

Llora nuestro niño Dios,

¡Ah Jesús, qué dulce voz!

¡Ah José, qué tierno llanto!

 

Á LA NOCHE

Sirva de meditación el siguiente ejemplo. En una ciudad de Italia había una doncella muy devota del nacimiento del Niño Dios, y deseando acompañar a sus padres en este felicísimo divino parto, contempló tan vivamente el portal de Belén, con todas sus circunstancias, que abrasada en amor del Niño, y compadecida de sus padres, deseaba vivísimamente adorarles, besarles sus sagrados pies, y acompañarles en el establo, y fueron sus deseos tan aceptables en el divino acatamiento, que se le aparecieron los santísimos Padres con el Niño tierno, recién nacido, tiritando de frio y llorando de amor, con inclinación de irse al regazo de aquella felicísima alma; y recibiéndole de los brazos de su Santísima Madre, fueron tan tiernas y dulces las caricias, que se le salía el corazón liquidado por los ojos, y entonces el divino Niño tiernamente enamorado de aquella alma, le dijo por tres veces: me amas? ¿me amas? ¿me amas? Abrasada ella con estas dulces saetas, respondió: Señor, responda el corazón por mí, que no me puedo explicar; y entonces se le partió el corazón de puro amor, y entregó su alma al divino Niño. ¡Oh si nos sucediera a nosotros esto mismo! Imitemos en contemplar y amar como la doncella, el dulce misterio del Nacimiento, y no dudemos de la recompensa.

 



DIA TERCERO

Considera al divino Niño Jesús en los brazos de señor San José, llorando los dos mutuamente la desolación grande del mundo, y los poquísimos justos que entonces había: allí el Niño, como Dios, tenía presentes tus culpas; y pues has sido la causa de sus lágrimas, enjúgalas, llorando lágrimas de verdadera penitencia. Considera el gran dolor que padecieron es tos tres Soberanos Señores, porque como se amaban tanto, al paso que crecía el amor, se aumentaba el dolor, y éste nacía de ver la suma ingratitud de todos los hombres, con que olvidados de Dios, todos le despreciaban: en este número entrabas tú, y eras causa de su dolor; examina tu conciencia, y admira la misericordia de Dios, que obliga a que paguen los mayores justos por ti, pues pone en tal martirio a su amado Hijo, y a sus mayores privados María y José .

 

Se medita ... Hoy se tendrá una mortificación, como ayuno, cilicio, etc., se rezarán los siete Padre nuestros, y lo demás, como el primer día, y la siguiente jaculatoria:

 

Llora José lastimado;

Lloran Jesús y María;

¡Quién llorara noche y día

La malicia del pecado!


EN LA NOCHE

Medita muy detenidamente en el juicio particular; mira qué sentencia mereces, á vista de tanta culpa como has cometido: sé tú el juez de tu causa, y senténciate a hacer penitencia, conforme te hallares de culpado en el tribunal de la razón.

 

 

 

CUARTO DIA

Considera este día al Niño Dios, como a Sol divino que nace para buenos y malos; y entiende, que si con benignidad manifiesta sus luces, también nace Sol de Justicia para castigar pecadores contumaces. Considera el inmenso gozo que tuvo señor San José, cuando vio iluminados a los pastores, que, informados de la luz del Ángel, vinieron a adorar al Dios Niño, con cuya presencia quedaron santificados.

 

Hoy se harán los actos de fe, esperanza y caridad, y se rezarán la Corona de la Santísima Virgen, los siete Padre nuestros, y todo lo demás como el primer día, y la siguiente jaculatoria:

 

Intereses de José

Son las glorias de Jesús,

Pues ven pastores la luz

Que les reveló la fe.


EN LA NOCHE

Considera el nuevo gozo que resaltó en el corazón de señor San José, en compañía de su Esposa, con los pobres dones que ofrecieron los pastores; aprende de estos santos hombres, y da al Santísimo Niño tu corazón, con tus potencias y sentidos, dándole gracias por tanto beneficio, como el de revelarse a los hombres.

 

 

QUINTO DIA

Considera el amarguísimo dolor que sintieron los dos purísimos esposos, cuando el Ángel les reveló la cruel persecución de Herodes y la sangrienta tragedia de tanto niño inocente, a quienes persiguió y mató , por ver si entre ellos se encontraba el Niño Dios, para quitarle la vida: mira lo que puede una pasión desenfrenada; pues no se sacia con tanta sangre vertida: mira la persecución que padecen estos tres altísimos Señores, no solo de Herodes у tiles, infieles y herejes, sino de tantos pecadores públicos que todos persiguen a Cristo , intentando arruinar su Iglesia, pide a Dios por la conversión de todos.

 

Hoy visitarás á algún enfermo, o darás una limosna: rezarás los siete Padre nuestros, y lo demás, como el primer día, y la siguiente jaculatoria:

 

No solo tirano el rey,

Mas también injusto yo,

Pues si él a Dios persiguió,

Yo he quebrantado su ley.

 

EN LA NOCHE

En esta noche se andarán las Estaciones de la Vía Sacra, las que servirán de meditación, y con la que mitigarás en parte el dolor a tus Señores.

 

 


SEXTO DIA

Considera á Jesús, María y José, caminando para Egipto, el gran dolor que tuvieron en el dilatado viaje que hicieron. ¡Qué campo tan dilatado se presenta a tu entendimiento para que ponderes los trabajos de estos divinos caminantes! el hambre, la sed, frio, cansancio, fatigas, etc. Ea, alma, no seas omisa; ofrece a estos Soberanos peregrinos el agua de tus ojos, para que se refrigeren; tu corazón traspasado de dolor, para que se alberguen; tu alma purificada, para que se consuelen, y todos tus sentidos y potencias, para que los acompañen.

 

Los siete Padre nuestros, y lo demás como en el día primero. Entre día, se dirá:

 

Trabajos, ansias, fatigas,

El Niño Dios apetece

Por Jesús, alma, padece,

Para que su ejemplo sigas.

 

EN LA NOCHE

Meditarás en las miserias de esta triste vida, que toda ella no es más que un tejido de enfermedades, pobrezas, pesadumbres, persecuciones, calamidades, ansias, angustias, temores... y por último, todo tiene por fin la muerte.

 

 


SÉPTIMO DIA

Considera con cuánto amor y ternura los santísimos padres tomaron en sus brazos al tierno infante Jesús, para que el sacerdote lo circuncidara: mira las dulces lágrimas que vierten María y José, mirando las copiosas que derramaba el Niño Dios, no tanto por el dolor de la cisura, como mucho más por los pecados del mundo: considera cuán temprano comienza a derramar su preciosa sangre para pagar tus deudas: acompáñale en su dolor, llorando tus culpas.

 

Hoy harás entre día, fervorosos actos de contrición, rezarás los siete Padre nuestros, etc. Entre día la siguiente jaculatoria:

 

Cuando en la circuncisión,

Su sangre vierte Jesús,

Se ve José en su cruz,

Traspasado el corazón.


EN LA NOCHE

Considera el dolor de la herida y su cauterio; mira que la frialdad de tu corazón es quien ha abierto tan profunda y dolorosa herida á Jesús. Hazte cargo de las penas que por tus culpas padece, y reconoce con temor las que tú mereces padecer en el infierno.

 


 

OCTAVO DIA

Considera el grandísimo gozo que tuvieron los padres del niño, cuando vieron todo el cielo trasladado al portal de Belén, porque descendieron millares de ángeles con nuevo esplendor y hermosura, que, alternando cánticos de alabanza, traían en las manos unas tarjas más luminosas que el Sol, en que venía escrito el dulcísimo y santísimo nombre de Jesús; nombre poderosísimo delante de Dios, y por el cual nos hemos de salvar.

 

El ejercicio de hoy, será repetir muchas veces el santísimo nombre de Jesús, se rezarán los siete Padre nuestros, etc.

 

José, pone dulce nombre

De Jesús, al Niño tierno,

Con que confunde al infierno,

Y con el que salva al hombre.

 

EN LA NOCHE

Considera que al tierno infante se le dio el nombre de Jesús, al que el cielo, la tierra, y el mismo infierno le doblan la rodilla, porque fue obediente hasta sufrir la muerte, y muerte de Cruz. Sé tú obediente, y humíllate, para que el Señor te levante y exalte, pues al obediente y humilde de corazón, le están prometidos grandes premios en esta vida, y mucho más en la otra.

 

 

 

NOVENO DIA

Considera el grande gozo que tuvieron los dos purísimos Esposos, cuando llenos de tanta gloria entraron en el templo, llevando al Eterno Padre el sacrificio más agradable que pudo tener, pues era el de su mismo Hijo humanado. Mira qué gloria tan inmensa para el Eterno Padre. ¡Qué regocijo para los ángeles! ¡Qué gozo para los Padres del Limbo! ¡Y qué complacencia para los padres del Niño divino! Da á Jesús, María y José los plácemes, y a Dios muchas alabanzas, ofreciéndole muchas veces esta misma ofrenda.

 

El ejercicio del día, será oír cuantas misas puedas. Rezarás los siete Padre nuestros, etc. Entre día:

 

En el templo de su honor,

María amante, y José tierno,

Ofrecen al Padre Eterno

El sacrificio mayor.

 

EN LA NOCHE

Considera aún la presentación del Niño Dios en el templo, el agrado infinito del Eterno Padre con esta sacratísima ofrenda; la humildad grande de la Santísima Virgen, sujetándose a la ley de la purificación, la que era más pura y santa de todos los serafines; aprende a humillarte, y no quieras parecer que no eres, que eso es lo peor.

 

 

 

DÉCIMO DIA

Considera à Dios nuestro Señor como juez rectísimo de vivos y muertos, mirando hasta dónde dilata la espada de su justicia; pues así martiriza y atormenta a sus santísimos padres en el templo, atravesándoles el corazón y dividiéndoles el alma con la profecía del santo Simeón, pues por ella conocieron claramente la pasión y muerte del Niño Jesús. ¡Ay, alma! si porque eran viadores los más inocentes del mundo, así los atormenta el Eterno Padre, ¿cómo quieres vivir entre flores, siendo viandante y pecador? Resígnate en los trabajos y enfermedades, y pídele a Dios que te los aumente, aumentándote también la resignación.

 

Los siete Padre nuestros, etc.

 

La profecía de Simeón,

Al Hijo y Madre miró;

Pero también le partió

Á José el corazón.

EN LA NOCHE

Póstrate delante de un Crucifijo, y considéralo muy bien de pies á cabeza, y pondera cuánto padeció; y de aquí inferirás el dolor de sus amantísimos padres María y José; y puesto que tienes mucha parte en la causa de sus tormentos, procura dar alguna satisfacción a la divina justicia.

 

 


UNDÉCIMO DIA

Considera el inmenso gozo que tuvieron los padres del Niño entrando a Egipto, y mirando las maravillas que como divino Sol obraba en la ciudad de Heliópolis y su comarca. Considera bien sus triunfos, y mira como confunde al demonio, destruyendo a los ídolos, iluminando a los pecadores, y fructificando con tanto esmero en los corazones de todos, que quedó radicada su virtud, para que la Tebaida fuera asombro de penitencia.

 

Hoy se rezarán tres estaciones en cruz, y lo demás, como el primer día.

 

Cuando triunfa del infierno,

En Egipto el Niño Dios,

María у José son la voz

Con que vence el Niño tierno.

 

EN LA NOCHE

Traerás a tu memoria todos los beneficios, así generales como particulares, que Dios te ha hecho, los generales de la creación, redención, salvación, vocación á la Iglesia y conservación en ella, y todos los beneficios particulares que tú sabes, y por todo, ríndele las más humildes gracias, y mira con qué pagas a su Majestad tantos beneficios.

 

 

 

DUODÉCIMO DIA

Considera el gozo grande de María Santi sima y señor San José, cuando vieron postrados a los pies de su divino Niño tres pode rosos reyes, pondera la prontitud con que estos tres monarcas vinieron a adorar al divino Infante, pues apenas vieron la estrella, que fue la feliz señal del Mesías recién nacido, cuando corrieron cargados de dones para adorarle. Mira lo maravilloso de su fe, pues a un niño en tanta pobreza y desprecio, le adoran como a Dios Hombre y Rey de Jerusalén. Aprende de estos reyes la prontitud en buscar a Dios.

 

Hoy se harán los actos de fe, esperanza y cari dad, y todo lo demás como se dijo.

 

El gozo con el dolor

Los sabios reyes mezclaron,

Y en sus dones anunciaron

La muerte del Salvador.

 

EN LA NOCHE

Considera la iluminación de estos tres reyes, y cómo así que vieron a Dios, se volvieron por otro camino, que fue el de la penitencia, dejando el de la culpa, que lleva a Herodes al infierno.

 

 

 

DÉCIMOTERCIO DIA

Considera como estando en Egipto con tanto gusto y consuelo los tres divinos peregrinos, con notable provecho de las almas, les manda Dios, por medio de un Ángel, que vuelvan a Galilea. Mira el temor y dolor de los santísimos padres, sabiendo que reinaba Arquelao, heredero de la cruel tiranía de su padre Herodes: allí se les presenta nueva persecución contra el divino Niño, y los trabajos del camino tan dilatado y áspero, haciéndolo a pie con incomodidad y pobreza.

 

 Hoy ayunarás y harás otras mortificaciones, y rezarás lo demás como el día primero.

 

Temen José y María,

De Arquelao la crueldad;

Y á Nazaret, su ciudad,

Se acogen con alegría.

 

EN LA NOCHE

Considera como ya llegados a Nazaret, María y José Santísimos, se llenaron de gozo por la quietud de su casa, después de los trabajos del viaje al Egipto.

 

 

 

DÉCIMOCUARTO DIA

Considera el incomparable dolor de los dos purísimos Esposos, al verse sin la vida de su alma cuando se les perdió el Niño, sin culpa alguna suya; y luego que lo echaron menos, hechos mares de lágrimas sus ojos, y atravesados de dolor sus corazones, le buscaban por las calles y plazas, preguntando y dando señas de su amado, y esto con tanto dolor, que suspendían á los ángeles y admiraban a los hombres, quebrando los corazones de todos, porque le amaban como a Dios, sobre todas las cosas, y como á Hijo, con más ternura que todos los padres del mundo, porque solo ellos sabían lo que era perder a Dios.

 

Perder a Dios y no hallarle,

Es el dolor más fatal,

Pues no hay en el mundo mal,

Con que poder igualarle.


EN LA NOCHE

Considera el sumo gozo que tuvieron los padres del Niño cuando le hallaron en el templo, porque solos supieron lo que es perder a Dios; así fue el gozo de hallarle. Mira cuál sería la gloria de señor San José cuando le oyó decir a su purísima Esposa públicamente en el templo, hablando con el divino Niño: «Hijo, ¿por qué lo hiciste con nosotros así? ¿Mira que tu Padre y yo, con dolor te hemos buscado estos tres días?» Imita a estos purísimos Esposos, regocijándote con su hallazgo.

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