EJERCICIOS
DE SEÑOR SAN JOSÉ
PARA
QUE SUS DEVOTOS, POR CATORCE DÍAS, HAGAN PROVECHOSOS RECUERDOS DE LOS SIETE
DOLORES Y SIETE GOZOS DEL MISMO SANTÍSIMO PATRIARCA, ESTOS EJERCICIOS SE
COMENZARÁN EL DÍA VEINTICUATRO DE DICIEMBRE EN LA VIGILIA DE LA NATIVIDAD DE
NUESTRO AMOROSÍSIMO REDENTOR
SE
ACABARÁN EL DÍA DE LA EPIFANÍA
Dedicado,
arreglado y dado a la prensa a solicitud de un indigno esclavo del mismo Santo,
y religioso del colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe de
Zacatecas
Año
de 1881
ORACION
PREPARATORIA PARA TODOS LOS DIAS
Altísimo
Señor y Dios Eterno: ante tu divino acatamiento se presenta postrado este vil
gusanillo de la tierra, y hecho de la nada, reconociendo tu Supremo Ser, de
donde me viene el ser que tengo, que siendo todo tuyo, nada tengo que poderte
dar; pero en el modo posible a minada, te doy, Señor, honor, gloria,
magnificencia y alabanza, y convido a todos los coros de los ángeles y santos,
para que me ayuden a desempeñar tan alta obligación, ofreciéndote los cánticos
de alabanza que te han dado y que te darán por toda la eternidad. Esto te
ofrezco junto con todos los méritos de tu divino Hijo Jesús, y los de sus purísimos
y santísimos padres María y José, en acción de gracias y debida recompensa de haber
criado tan admirable y excelente, tan lleno de gracias y virtudes, a tu querido
siervo y amadísimo Padre mío, señor San José; por cuyos méritos te pido un
dolor tan vivo y eficaz de mis pecados, que, aborreciéndolos, como los
aborrezco, por ser ofensa tuya, me abrase en tu divino amor. No permitas,
Señor, que te vuelva a ofender; muera yo mil veces, antes que repita la misma
ofensa contra tu di vina Majestad. Y para que no me mires con ojos airados, que
tanto merezco por mis culpas, ponlos primero en tu benditísimo y privadísimo
siervo José, y pásalos después a mirar a todo el mundo, para que mediante el
recreo у dulzura que con ese tu benditísimo siervo tienes, perdonando mis
culpas, extirpes todas las herejías y errores; y a pesar del infierno exaltes
la fe, dilates la Iglesia, queridísima Esposa de tu Hijo, dándole a su pastor
vicario los aciertos que necesita para su gobierno: confedera, Señor, a todos
los gobiernos cristianos, para que unidos con el vínculo de la paz, y abrasados
con el celo de la religión, reduzcan al gremio de tu Iglesia a todos los
idólatras é infieles; dales celo de tu honra a todos tus ministros, para que
fervorosos con su apostólica predicación, á todos los conviertan: despierta,
Señor, a los pecadores, del letargo de la culpa, para que mirando su riesgo
hagan penitencia; conserva y aumenta a todos los justos , para que se logre el
fruto de nuestra redención: haz que conozcan todos el medio facilísimo que les
has puesto en tu Iglesia, cuál es tu queridísimo siervo mi Señor San José ,
para que mediante su intercesión y méritos, penitentes y convertidos, todos te
amen y sirvan en esta vida, para después gozarte en la otra. Amen.
DIA
PRIMERO
PARA
LA MAÑANA
Considera
al Divino Verbo, o a la segunda persona de la Beatísima Trinidad, que baja del
seno de su Eterno Padre a las purísimas entrañas de su Madre María Santísima,
mira este excesivo amor, pues Dios se hace hombre tomando forma de siervo,
haciéndose el impasible pasible, y el inmortal mortal; págale esta fineza,
abatiendo tu soberbia: aprende de la Santísima Virgen, que cuando el ángel le
anuncia la Encarnación del Hijo de Dios en sus purísimas entrañas, se humilla
hasta juzgarse esclava. Procura ser humilde, ejercitando hoy cuantos actos de
humildad puedas, tratando a los pobres y a tus inferiores, como si fueran
superiores, pues delante de Dios serán tal vez mejores que tú. Considera
también al Santísimo Patriarca señor San José, en un caos de confusión con sus
temores, mirando a su inocentísima Esposa embarazada, ignorando el misterio
adorable de la Encarnación del Hijo de Dios. Acompáñalo con los más tiernos
afectos en sus penas...
Se
medita un rato: luego se rezan con particular devoción los siete Padre nuestros
y Ave Marías, gloriados de este modo:
-Gloria
á Jesús, María, José, Joaquín y Ana, a quienes encomiendo mi cuerpo y alma.
Dios te salve, santísimo José.
Y
entre día, se repetirá muchas veces la siguiente jaculatoria:
José, dulce, humilde y fino,
Amante, fiel y callado:
Haz que quede yo abrasado
En fuego de amor divino.
EJERCICIO
PARA LA NOCHE
Esta
felicísima noche, es la que comúnmente se llama buena: en esta considerarás el
gran gozo que tuvo el Santísimo patriarca señor San José, con la revelación del
ángel, sabiendo que su Esposa era Madre de Dios, y que le tenía en su casa como
Hijo: mira y considera el rubor y vergüenza que le causaba la amabilísima
presencia de María Santi sima, porque conocía muy bien que su Esposa no ignoraba
sus más ocultos pensamientos. Considera la humildad y ternura con que le pide
perdón; y aprende a humillarte, y no seas fácil para juzgar mal de tus
prójimos. Dios no te ha hecho juez de nadie: júzgate a ti mismo, que bastante
tienes de qué; y si por tu desdicha hubieres desacreditado a alguno, antes que
llegue la noche, desdícete, y con esto darás a nuestros Soberanos Señores una
noche verdaderamente buena.
Se
concluirá la meditación, invocando y ala bando por tres veces los santísimos
nombres de Jesús, María y José: se rezará la estación al Santísimo Sacramento,
y se guardará silencio, considerando el asombroso misterio de esta noche.
ORACION
CON LA QUE SE DARÁ FIN AL EJERCICIO DEL DÍA
Gloriosísimo Patriarca Señor San José, Es poso
legítimo de la mayor Madre, María, у llamado Padre de su soberano Hijo, Jesús:
yo te doy los plácemes de tu dignidad, y me gozo de tus excelencias,
bendiciendo y ala bando al Señor que te las concedió, y se re crea en la
eminentísima santidad con que enriqueció tu benditísima alma. Y aunque yo no
merezco que tu grandeza me oiga, más invocándote mi devoción, y reconociéndote
mi afecto, protector mío, espero que me mi res compasivo, y me favorezca tu
dignación. Ea, Santísimo Padre, pide al Altísimo que venga a nosotros su reino
y bendición, para que con su gracia y ayuda podamos comenzar, proseguir, y
acabar estos ejercicios, que en honra tuya hacemos: pídele a tu santísima
Esposa, que los purifique con sus méritos é intercesión, para que sean
aceptables a los divinos ojos de tu preciosísimo Hijo. Suplica a su Majestad
que los guarde en su costado santísimo, para que en la hora de nuestra muerte
se vean guarnecidos de su divina sangre, y hermoseados con el agua purísima que
nos brindó en la llaga de su divino pecho y corazón traspasado, para que
purificados con este baño tan saludable, y armados con este escudo tan fuerte,
quedando invictos y vencedores en las agonías de la muerte, de las asechanzas
del demonio, logremos una preciosa muerte, originada del sumo dolor de haber
ofendido a nuestro amorosísimo Jesús, у del sumo amor con que debemos amarle
sobre todas las cosas, para que por este medio, le gocemos eternamente en su
compañía en la gloria. Amen.
SEGUNDO
DIA
Desde
las doce de la noche de este felicísimo día, contemplarás en el Nacimiento
divino del Niño Dios, el que no habiendo quien lo hospede en la ciudad, se ve
precisado a nacer en un establo. Considera cuántas veces le has negado el
hospicio, por estar bien hallado con tus vicios y pasiones; confúndete y llora
tu ingratitud. Considera a la Purísima Madre de Jesús, que más refulgente que
el Sol, da a luz a la divina e inaccesible Luz que en cerraba en su purísimo
seno, naciendo tan resplandeciente como mil soles; y de esta inmensa gloria
gozó el Santísimo Patriarca, mirando a Hijo y Madre gloriosísimos. Acompáñale
en su gozo y dale los plácemes por la altísima dignidad de Padre estimativo de
Dios.
Se
medita... se rezan los siete Padre nuestros... y todo lo demás como el primer
día, y la siguiente jaculatoria:
En las pobres pajas, cuando
Llora nuestro niño Dios,
¡Ah Jesús, qué dulce voz!
¡Ah José, qué tierno llanto!
Á
LA NOCHE
Sirva
de meditación el siguiente ejemplo. En una ciudad de Italia había una doncella
muy devota del nacimiento del Niño Dios, y deseando acompañar a sus padres en
este felicísimo divino parto, contempló tan vivamente el portal de Belén, con
todas sus circunstancias, que abrasada en amor del Niño, y compadecida de sus
padres, deseaba vivísimamente adorarles, besarles sus sagrados pies, y
acompañarles en el establo, y fueron sus deseos tan aceptables en el divino
acatamiento, que se le aparecieron los santísimos Padres con el Niño tierno,
recién nacido, tiritando de frio y llorando de amor, con inclinación de irse al
regazo de aquella felicísima alma; y recibiéndole de los brazos de su Santísima
Madre, fueron tan tiernas y dulces las caricias, que se le salía el corazón
liquidado por los ojos, y entonces el divino Niño tiernamente enamorado de
aquella alma, le dijo por tres veces: me amas? ¿me amas? ¿me amas? Abrasada
ella con estas dulces saetas, respondió: Señor, responda el corazón por mí, que
no me puedo explicar; y entonces se le partió el corazón de puro amor, y entregó
su alma al divino Niño. ¡Oh si nos sucediera a nosotros esto mismo! Imitemos en
contemplar y amar como la doncella, el dulce misterio del Nacimiento, y no
dudemos de la recompensa.
DIA
TERCERO
Considera
al divino Niño Jesús en los brazos de señor San José, llorando los dos mutuamente
la desolación grande del mundo, y los poquísimos justos que entonces había:
allí el Niño, como Dios, tenía presentes tus culpas; y pues has sido la causa
de sus lágrimas, enjúgalas, llorando lágrimas de verdadera penitencia.
Considera el gran dolor que padecieron es tos tres Soberanos Señores, porque
como se amaban tanto, al paso que crecía el amor, se aumentaba el dolor, y éste
nacía de ver la suma ingratitud de todos los hombres, con que olvidados de
Dios, todos le despreciaban: en este número entrabas tú, y eras causa de su dolor;
examina tu conciencia, y admira la misericordia de Dios, que obliga a que
paguen los mayores justos por ti, pues pone en tal martirio a su amado Hijo, y a
sus mayores privados María y José .
Se
medita ... Hoy se tendrá una mortificación, como ayuno, cilicio, etc., se
rezarán los siete Padre nuestros, y lo demás, como el primer día, y la
siguiente jaculatoria:
Llora José lastimado;
Lloran Jesús y María;
¡Quién llorara noche y día
La malicia del pecado!
EN
LA NOCHE
Medita
muy detenidamente en el juicio particular; mira qué sentencia mereces, á vista
de tanta culpa como has cometido: sé tú el juez de tu causa, y senténciate a
hacer penitencia, conforme te hallares de culpado en el tribunal de la razón.
CUARTO
DIA
Considera
este día al Niño Dios, como a Sol divino que nace para buenos y malos; y
entiende, que si con benignidad manifiesta sus luces, también nace Sol de
Justicia para castigar pecadores contumaces. Considera el inmenso gozo que tuvo
señor San José, cuando vio iluminados a los pastores, que, informados de la luz
del Ángel, vinieron a adorar al Dios Niño, con cuya presencia quedaron
santificados.
Hoy
se harán los actos de fe, esperanza y caridad, y se rezarán la Corona de la
Santísima Virgen, los siete Padre nuestros, y todo lo demás como el primer día,
y la siguiente jaculatoria:
Intereses de José
Son las glorias de Jesús,
Pues ven pastores la luz
Que les reveló la fe.
EN
LA NOCHE
Considera
el nuevo gozo que resaltó en el corazón de señor San José, en compañía de su
Esposa, con los pobres dones que ofrecieron los pastores; aprende de estos
santos hombres, y da al Santísimo Niño tu corazón, con tus potencias y sentidos,
dándole gracias por tanto beneficio, como el de revelarse a los hombres.
QUINTO
DIA
Considera
el amarguísimo dolor que sintieron los dos purísimos esposos, cuando el Ángel
les reveló la cruel persecución de Herodes y la sangrienta tragedia de tanto
niño inocente, a quienes persiguió y mató , por ver si entre ellos se
encontraba el Niño Dios, para quitarle la vida: mira lo que puede una pasión
desenfrenada; pues no se sacia con tanta sangre vertida: mira la persecución
que padecen estos tres altísimos Señores, no solo de Herodes у tiles, infieles
y herejes, sino de tantos pecadores públicos que todos persiguen a Cristo ,
intentando arruinar su Iglesia, pide a Dios por la conversión de todos.
Hoy
visitarás á algún enfermo, o darás una limosna: rezarás los siete Padre
nuestros, y lo demás, como el primer día, y la siguiente jaculatoria:
No solo tirano el rey,
Mas también injusto yo,
Pues si él a Dios persiguió,
Yo he quebrantado su ley.
EN
LA NOCHE
En
esta noche se andarán las Estaciones de la Vía Sacra, las que servirán de
meditación, y con la que mitigarás en parte el dolor a tus Señores.
SEXTO
DIA
Considera
á Jesús, María y José, caminando para Egipto, el gran dolor que tuvieron en el
dilatado viaje que hicieron. ¡Qué campo tan dilatado se presenta a tu entendimiento
para que ponderes los trabajos de estos divinos caminantes! el hambre, la sed,
frio, cansancio, fatigas, etc. Ea, alma, no seas omisa; ofrece a estos
Soberanos peregrinos el agua de tus ojos, para que se refrigeren; tu corazón
traspasado de dolor, para que se alberguen; tu alma purificada, para que se
consuelen, y todos tus sentidos y potencias, para que los acompañen.
Los
siete Padre nuestros, y lo demás como en el día primero. Entre día, se dirá:
Trabajos, ansias, fatigas,
El Niño Dios apetece
Por Jesús, alma, padece,
Para que su ejemplo sigas.
EN
LA NOCHE
Meditarás
en las miserias de esta triste vida, que toda ella no es más que un tejido de
enfermedades, pobrezas, pesadumbres, persecuciones, calamidades, ansias,
angustias, temores... y por último, todo tiene por fin la muerte.
SÉPTIMO
DIA
Considera
con cuánto amor y ternura los santísimos padres tomaron en sus brazos al tierno
infante Jesús, para que el sacerdote lo circuncidara: mira las dulces lágrimas
que vierten María y José, mirando las copiosas que derramaba el Niño Dios, no
tanto por el dolor de la cisura, como mucho más por los pecados del mundo:
considera cuán temprano comienza a derramar su preciosa sangre para pagar tus
deudas: acompáñale en su dolor, llorando tus culpas.
Hoy
harás entre día, fervorosos actos de contrición, rezarás los siete Padre
nuestros, etc. Entre día la siguiente jaculatoria:
Cuando en la circuncisión,
Su sangre vierte Jesús,
Se ve José en su cruz,
Traspasado el corazón.
EN
LA NOCHE
Considera
el dolor de la herida y su cauterio; mira que la frialdad de tu corazón es
quien ha abierto tan profunda y dolorosa herida á Jesús. Hazte cargo de las
penas que por tus culpas padece, y reconoce con temor las que tú mereces
padecer en el infierno.
OCTAVO DIA
Considera
el grandísimo gozo que tuvieron los padres del niño, cuando vieron todo el
cielo trasladado al portal de Belén, porque descendieron millares de ángeles
con nuevo esplendor y hermosura, que, alternando cánticos de alabanza, traían
en las manos unas tarjas más luminosas que el Sol, en que venía escrito el
dulcísimo y santísimo nombre de Jesús; nombre poderosísimo delante de Dios, y
por el cual nos hemos de salvar.
El
ejercicio de hoy, será repetir muchas veces el santísimo nombre de Jesús, se
rezarán los siete Padre nuestros, etc.
José, pone dulce nombre
De Jesús, al Niño tierno,
Con que confunde al infierno,
Y con el que salva al hombre.
EN
LA NOCHE
Considera
que al tierno infante se le dio el nombre de Jesús, al que el cielo, la tierra,
y el mismo infierno le doblan la rodilla, porque fue obediente hasta sufrir la
muerte, y muerte de Cruz. Sé tú obediente, y humíllate, para que el Señor te
levante y exalte, pues al obediente y humilde de corazón, le están prometidos
grandes premios en esta vida, y mucho más en la otra.
NOVENO
DIA
Considera
el grande gozo que tuvieron los dos purísimos Esposos, cuando llenos de tanta gloria
entraron en el templo, llevando al Eterno Padre el sacrificio más agradable que
pudo tener, pues era el de su mismo Hijo humanado. Mira qué gloria tan inmensa
para el Eterno Padre. ¡Qué regocijo para los ángeles! ¡Qué gozo para los Padres
del Limbo! ¡Y qué complacencia para los padres del Niño divino! Da á Jesús, María
y José los plácemes, y a Dios muchas alabanzas, ofreciéndole muchas veces esta
misma ofrenda.
El
ejercicio del día, será oír cuantas misas puedas. Rezarás los siete Padre
nuestros, etc. Entre día:
En el templo de su honor,
María amante, y José tierno,
Ofrecen al Padre Eterno
El sacrificio mayor.
EN
LA NOCHE
Considera
aún la presentación del Niño Dios en el templo, el agrado infinito del Eterno
Padre con esta sacratísima ofrenda; la humildad grande de la Santísima Virgen,
sujetándose a la ley de la purificación, la que era más pura y santa de todos
los serafines; aprende a humillarte, y no quieras parecer que no eres, que eso
es lo peor.
DÉCIMO
DIA
Considera
à Dios nuestro Señor como juez rectísimo de vivos y muertos, mirando hasta
dónde dilata la espada de su justicia; pues así martiriza y atormenta a sus
santísimos padres en el templo, atravesándoles el corazón y dividiéndoles el
alma con la profecía del santo Simeón, pues por ella conocieron claramente la pasión
y muerte del Niño Jesús. ¡Ay, alma! si porque eran viadores los más inocentes
del mundo, así los atormenta el Eterno Padre, ¿cómo quieres vivir entre flores,
siendo viandante y pecador? Resígnate en los trabajos y enfermedades, y pídele
a Dios que te los aumente, aumentándote también la resignación.
Los
siete Padre nuestros, etc.
La profecía de Simeón,
Al Hijo y Madre miró;
Pero también le partió
Á José el corazón.
EN
LA NOCHE
Póstrate
delante de un Crucifijo, y considéralo muy bien de pies á cabeza, y pondera
cuánto padeció; y de aquí inferirás el dolor de sus amantísimos padres María y
José; y puesto que tienes mucha parte en la causa de sus tormentos, procura dar
alguna satisfacción a la divina justicia.
UNDÉCIMO
DIA
Considera
el inmenso gozo que tuvieron los padres del Niño entrando a Egipto, y mirando
las maravillas que como divino Sol obraba en la ciudad de Heliópolis y su
comarca. Considera bien sus triunfos, y mira como confunde al demonio,
destruyendo a los ídolos, iluminando a los pecadores, y fructificando con tanto
esmero en los corazones de todos, que quedó radicada su virtud, para que la
Tebaida fuera asombro de penitencia.
Hoy
se rezarán tres estaciones en cruz, y lo demás, como el primer día.
Cuando triunfa del infierno,
En Egipto el Niño Dios,
María у José son la voz
Con que vence el Niño tierno.
EN
LA NOCHE
Traerás
a tu memoria todos los beneficios, así generales como particulares, que Dios te
ha hecho, los generales de la creación, redención, salvación, vocación á la
Iglesia y conservación en ella, y todos los beneficios particulares que tú
sabes, y por todo, ríndele las más humildes gracias, y mira con qué pagas a su
Majestad tantos beneficios.
DUODÉCIMO
DIA
Considera
el gozo grande de María Santi sima y señor San José, cuando vieron postrados a
los pies de su divino Niño tres pode rosos reyes, pondera la prontitud con que
estos tres monarcas vinieron a adorar al divino Infante, pues apenas vieron la
estrella, que fue la feliz señal del Mesías recién nacido, cuando corrieron
cargados de dones para adorarle. Mira lo maravilloso de su fe, pues a un niño
en tanta pobreza y desprecio, le adoran como a Dios Hombre y Rey de Jerusalén.
Aprende de estos reyes la prontitud en buscar a Dios.
Hoy
se harán los actos de fe, esperanza y cari dad, y todo lo demás como se dijo.
El gozo con el dolor
Los sabios reyes mezclaron,
Y en sus dones anunciaron
La muerte del Salvador.
EN
LA NOCHE
Considera
la iluminación de estos tres reyes, y cómo así que vieron a Dios, se volvieron
por otro camino, que fue el de la penitencia, dejando el de la culpa, que lleva
a Herodes al infierno.
DÉCIMOTERCIO
DIA
Considera
como estando en Egipto con tanto gusto y consuelo los tres divinos peregrinos,
con notable provecho de las almas, les manda Dios, por medio de un Ángel, que
vuelvan a Galilea. Mira el temor y dolor de los santísimos padres, sabiendo que
reinaba Arquelao, heredero de la cruel tiranía de su padre Herodes: allí se les
presenta nueva persecución contra el divino Niño, y los trabajos del camino tan
dilatado y áspero, haciéndolo a pie con incomodidad y pobreza.
Hoy ayunarás y harás otras mortificaciones, y
rezarás lo demás como el día primero.
Temen José y María,
De Arquelao la crueldad;
Y á Nazaret, su ciudad,
Se acogen con alegría.
EN
LA NOCHE
Considera
como ya llegados a Nazaret, María y José Santísimos, se llenaron de gozo por la
quietud de su casa, después de los trabajos del viaje al Egipto.
DÉCIMOCUARTO
DIA
Considera
el incomparable dolor de los dos purísimos Esposos, al verse sin la vida de su
alma cuando se les perdió el Niño, sin culpa alguna suya; y luego que lo
echaron menos, hechos mares de lágrimas sus ojos, y atravesados de dolor sus
corazones, le buscaban por las calles y plazas, preguntando y dando señas de su
amado, y esto con tanto dolor, que suspendían á los ángeles y admiraban a los
hombres, quebrando los corazones de todos, porque le amaban como a Dios, sobre
todas las cosas, y como á Hijo, con más ternura que todos los padres del mundo,
porque solo ellos sabían lo que era perder a Dios.
Perder a Dios y no hallarle,
Es el dolor más fatal,
Pues no hay en el mundo mal,
Con que poder igualarle.
EN
LA NOCHE
Considera el sumo gozo que tuvieron los padres del Niño cuando le hallaron en el templo, porque solos supieron lo que es perder a Dios; así fue el gozo de hallarle. Mira cuál sería la gloria de señor San José cuando le oyó decir a su purísima Esposa públicamente en el templo, hablando con el divino Niño: «Hijo, ¿por qué lo hiciste con nosotros así? ¿Mira que tu Padre y yo, con dolor te hemos buscado estos tres días?» Imita a estos purísimos Esposos, regocijándote con su hallazgo.
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