DEVOCION
DE LOS QUINCE MARTES A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Dispuesto
y ordenado por el Sr. Dn. Tomas Bañes Deza, hijo de la Tercera Orden de Santo
Domingo. Año 1888
ACTO
DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, criador, padre y redentor
mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa,
Señor, de todo corazón de haberos ofendido, y propongo firmemente de nunca más
pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y
cumplir la penitencia que me fuere impuesta; y restituir y satisfacer si algo
debiere; y por vuestro amor perdono a mis enemigos, y ofrezco vuestra santísima
pasión y muerte, mi vida, obras y trabajos, en satisfaccion de todos mis
pecados. Y como os lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita,
que me los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima sangre, y
me daréis gracia para enmendarme, y perseverar hasta la muerte. Amen.
MARTES
PRIMERO
L/: Por tu santa Encarnación,
R/: Líbranos,
Señor, de todo mal
ORACION
Omnipotente y clementísimo Dios, que por el exceso de amor
y caridad con que desde la eternidad nos amasteis, anunciando el cielo, por
medio de un Paraninfo, a la purísima virgen María vuestra venida, quisisteis
humanaros en sus purísimas entrañas, haciéndoos Dios hombre para hacer al
hombre Dios; acordaos, Señor, de vuestras antiguas misericordias, y por los
méritos de vuestra purísima Madre en este misterio, y la intercesión de vuestro
siervo Domingo, que del cielo quisisteis fuese anunciado al mundo, concededme
humildad profunda de corazón, mansedumbre, copiosos dones de vuestra gracia (y
lo que os pido en este quincenario) a mayor gloria vuestra, para alcanzar por
estas virtudes el gozo de la vida eterna. Amen.
DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO
¡Oh luz de la universal Iglesia, anunciado al mundo para
su mayor hermosura y gloria! ¡Oh dulcísimo padre santo Domingo! que fuisteis
anunciado del cielo con la visión maravillosa de vuestra santa madre, cuando en
su vientre vio el cachorrillo, que con ardiente antorcha en la boca alumbraba y
encendia el orbe entero; y en revelación profética por santo Domingo de Silos,
apareciendo y visitando a la misma santa señora; y aun los cielos anunciaron
los resplandores y fuego de vuestra luz, cuando se vieron adornados con tres
soles juntos. Compadeceos, Padre amantísimo, de la ceguedad y soberbia del
mundo y mía, y de la tibieza con que sirvo al Señor, y negociad para todos, la
luz verdadera de una fe viva, y para mí una humildad de hijo de vuestro espíritu,
con las vivas centellas del amor divino, para que en adelante sirva al Señor con
espíritu más fervoroso, y, si conviene para esto, consiga ahora el consuelo
especial que os suplico a mayor honra y gloria vuestra, y que os vea eternamente
en la gloria. Amen.
Ahora se rezan quince Ave Marías y un Gloria
Patri en reverencia de los quince misterios, y pedirá cada uno el consuelo que
desea alcanzar.
ANTÍFONAS
Santa María, no rehuséis vuestro socorro a los desgraciados: dad aliento a
los débiles, consolad a los afligidos, rogad por el pueblo, poned al clero bajo
vuestra especial protección, interceded por todas las mujeres que os son
particularmente devotas; en fin, que todos los que acuden a Vos en sus
necesidades, experimenten los dulces efectos de vuestra mediación poderosa.
L/:
Rogad por nosotros, santa Madre de Dios.
R/:
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACION: Os
rogamos, Dios y señor nuestro, que concedáis a vuestros siervos perpetua salud
de alma y cuerpo; y por la intercesión de la siempre Virgen María nuestra
señora nos libréis de toda tristeza, y por vuestra piedad gocemos de eterna
alegría.
Oh gran padre santo Domingo, recibidnos en la hora de
la muerte, y en este destierro miradnos siempre con piedad.
L/:
El justo brotará como el lirio.
R/:
Y florecerá para siempre en la presencia del Señor.
ORACION: Concedednos,
ó Dios todopoderoso, que los que estamos oprimidos con el peso de nuestras
culpas, intercediendo con vuestra divina Majestad nuestro padre santo Domingo,
por su patrocinio y ruego seamos aliviados. Por Jesucristo señor nuestro que
con Vos vive y reina en unidad del Espíritu santo Dios, por todos los siglos de
los siglos. Así sea.
MARTES SEGUNDO
L/:
Por el misterio de la Visitacion de la Virgen vuestra madre
R/: Libradnos,
Señor, de todo mal.
ORACIÓN
Benignísimo Dios, Padre de misericordias y de todo
consuelo, que para manifestarnos las entrañas de vuestra infinita bondad, nos
visitasteis de lo alto en vuestra primera venida al mundo; y en el purísimo
claustro de vuestra santísima Madre en la visita de santa Isabel librasteis de
las cadenas de la común culpa, llenando de gozos y dones del Espíritu santo, a vuestro
precursor S. Juan Bautista en el vientre de su madre: y por las muchas visitas
que hizo vuestra Madre purísima al patriarca santo Domingo, como ha escogido
vuestro para reformar el mundo: compadeceos, piadoso Dios mío, de mi infeliz
cautiverio en este destierro y cadena cruel de mis vicios, y por los méritos de
vuestra santísima Madre y de mi santo Patriarca, sienta mi alma los auxilios
benignos de vuestra visita misericordiosa; para que libre de la pereza y
cadenas que me detienen, obre con libertad de espíritu y diligencia fervorosa
lo que sea de vuestro mayor agrado y caridad de mi prójimo, siguiendo puntual
los impulsos del divino Espíritu. Amen.
DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
Oh varón apostólico y ardiente antorcha de Cristo, alegría
de los justos, apóstol de María, autor del santísimo Rosario, y querido hijo de
su más dulce adopción, cuando visitó del cielo à vuestra santa Madre, para
asistirla en su parto, y después visitándoos y regalándoos innumerables veces;
ya cuando os reveló y encargó predicaseis su santísimo Rosario; ya trayendo del
cielo el hábito virginal de su orden, que visten vuestros hijos (a los que
también visitó y santiguó, cuando descansaban en el dormitorio); ya
administrándoos la comida estando enfermo; ya colmándoos en fin de favores
extraordinarios y sumamente satisfactorios. Visita, Padre amantísimo, mi alma
por estos tan tiernos favores, consolando mi espíritu en esta gracia que pido,
y en todos mis desconsuelos, para que diligente y gustoso trabaje a favor de
mis prójimos, sirviendo al Señor en esta
vida, a fin de gozar el premio de la gloria. Amen.
MARTES TERCERO
L/: Por vuestra
Natividad,
R/: Libradnos, Señor,
de todo mal
ORACION
Clementísimo Dios y monarca supremo de cielo y tierra, que
compadecido de nuestra miseria y miserable esclavitud, humillando vuestra
excelsa grandeza, inclinando los cielos, quisisteis nacer en un pesebre
(conservando la pureza virginal de vuestra Madre, vírgen antes del parto, en el
parto y despues del parto), como tierno infante en suma pobreza, para darnos libertad
y paz, y hacernos hijos vuestros, enriqueciéndonos con el infinito tesoro de
vuestras virtudes, enseñándonos el camino, y abriéndonos la puerta del cielo. Y
que a vuestro querido hijo santo Domingo favorecisteis con tantas gracias desde
su nacimiento: por su intercesión, y por vuestra Madre santísima, os suplico,
nazca en mi alma la verdadera luz, para el total despego de toda sombra de
codicia y ambición humana, y solo apetezca mi espíritu la riqueza y grandeza
del cielo. Amen.
DEPRECACION A SANTO DOMINGO
Oh soberano y celestial Domingo, norma de santidad, nueva
estrella, hermosura del mundo y lustre de la Iglesia, que, al nacer humillado en el suelo, la Tierra que tocasteis es hoy perenne fuente de milagros en los
polvos que produce; porque os recibió en sus divinos brazos, y elevó de ella la
Reina del cielo: y después de
vuestro bautismo se vio en vuestra
frente la brillante estrella que esparcía
sus rayos por el orbe todo, queriendo por esto el Eterno Padre manifestaros al
mundo hijo de su especial adopción, como otra estrella manifestó a su Hijo natural y Verbo eterno, cuando nació en Belén, Dios infante. Seáis para mí, dulcísimo Padre, estrella de consuelo en
este mar del siglo, y norte que con
su luz dirija mis pasos hacia el puerto del eterno reino; y así con humildad
profunda y pobreza de espíritu pueda llegar
a reinar con Jesús y la Reina Madre en
ese celestial reino. Amen.
MARTES CUARTO
L/: Por vuestra Presentación, y
Purificación de la Virgen-Madre
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACION
Amantísimo y amabilísimo Jesús, que en brazos de vuestra
purísima Madre quisisteis presentaros en el templo, para que, sin estar sujeta a
la ley, nos diese ejemplos de humildad y obediencia (como Vos en la circuncisión)
y que el santo viejo Simeón al teneros en sus brazos cantase cual dulce cisne el
Nunc dimitis, y dijese de Vos, que seríais la ruina de muchos y exaltación de
otros: acordaos, Señor, de mí, pues sois la luz y guía de mi salvación; y
concededme, por la intercesión de la purísima Virgen-Madre, y el patriarca
santo Domingo, que siendo mi alma presentada, reformada y purificada de toda
culpa, logre la perseverancia, para poder presentarme en el templo eterno de la
gloria. Amen.
DEPRECACION A SANTO DOMINGO
Oh santísimo Domingo, rico en pureza suma de la ley, norma
de justicia y santidad, viva hostia y prenda preciosa que dio Cristo Jesús a la
Iglesia para mayor belleza; pues al presentaros vuestra santa Madre en el templo
el día que salió a misa después de su dichoso parto, dijo con luz profética
desde el altar el sacerdote, que habíais de ser El reparador de la Iglesia; y
después con la gran Madre de Jesús y abogada del mundo fuisteis presentado en
el templo del cielo, como hostia placable para templar el rigor de su divina
Justicia que no acabase el mundo, según lo merecía este por sus culpas.
Favorecedme, Padre amantísimo, ofreciendo al Señor mi entero corazón y espíritu
en esta petición y consuelo que deseo y en toda mi vida, para que con gran
pureza de cuerpo y alma, verdadera humildad y pronta obediencia, cumpla
perfecta mente la divina Ley y las obligaciones de mi estado, hasta veros en el
templo santo de la gloria. Amen.
MARTES QUINTO
L/: Por la alegría de María y José cuando
os hallaron en el templo
R/: Librados, Señor de todo mal.
ORACION
Oh sabiduría eterna, esplendor de la gloria, y figura de
la substancia del Padre, que para reducir al hombre errado y perdido con el
apetito de la ciencia, y enseñará los doctores de la ley y a todos la ciencia
de los san tos, quisisteis, siendo niño, ser hallado en el templo en este
empleo; y para esto mismo disteis a la Iglesia el gran maestro y padre de la fe,
santo Domingo: concededme, Señor, por este siervo vuestro, una verdadera y viva
luz con que corrija mis errados pasos, y sepa buscaros con la diligencia y
dolor que vuestra Madre santísima y el patriarca san José os buscaron; para que
en todo desconsuelo, os halle en mi alma, como en templo vuestro, con aquel gozo
y dicha con que ellos os hallaron: por este camino, imitando vuestra obediencia,
goce el premio en el templo de vuestra eterna gloria. Amen.
DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
Oh gran Patriarca y padre de los ingenios, fuente de
sabiduría y ciencia, doctor de la verdad, martillo de los herejes, claridad del
evangelio y maestro insigne de la sana y católica doctrina; cuyos escritos con
repetidos prodigios aprobó el cielo, cuando arrojados por los herejes muchas
veces en el fuego, volando sobre las voraces llamas hacia el cielo como origen
su yo, despidieron en el brasero olores del paraíso, quedando consumidos en pavesas
los de los herejes; y para mayor portento, vos como celestial salamandra os
entrasteis públicamente en la hoguera: por lo que dignamente sois aclamado
Teodidacto, que es lo mismo que discípulo inmediato de Dios; pues vuestra
doctrina la aprendisteis del mismo Dios en la continua aula de la oración y en
el libro de caridad; y por esto el eco de vuestra predicación hizo estremecer
los herejes, hasta dejarles derrotados con el santo Tribunal de la Inquisición,
sagrada milicia, y esclarecida religión que fundasteis. Oh Apóstol singular de
la Reina del cielo, que os reveló la más útil y universal devoción del santísimo
Rosario, y dictándoos en el púlpito, arrojabais por la boca centellas
encendidas que rompían de contrición los corazones, y encendían los pechos en
tan saludable devoción. Alcanzadme, Santo mío, una centella de este fuego, con
que mi corazón halle con perfecta contrición á mi Jesús perdido; y con la
gracia que ahora os pido, y perseverancia final en la de saber buscará Dios, le
halle con vos en el templo santo de la gloria. Amen.
MARTES SEXTO
L/: Por vuestra agonía, oración y sanguíneo
sudor
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACIÓN
Dulcísimo Esposo y padre de nuestras almas, pelicano
celestial, que ardiendo en amor paterno, al ver en la oración del huerto el
profundo abismo de penas que por los hombres habíais de padecer, y la
ingratitud con que os habían de corresponder y malograr muchos el fruto,
hicisteis con el ardor de las llamas de vuestro amante corazón reventar en
hilos la sangre por vuestros poros, hasta regar la tierra; y con la humildad,
resignación y perseverancia de vuestra oración en agonías mortales, quisisteis
para nuestro ejemplo ser confortado del ángel, y así abalanzaros a beber, como
pequeño cáliz vuestra sed, todo el mar amargo de vuestra sagrada pasión: y por singular
favor a vuestra santísima Madre y al glorioso padre santo Domingo, les hicisteis
participantes de esta angustia, sintiendo y compadeciéndose de vuestras penas y
dolores, lastimándose de nuestra ingratitud: por sus méritos, y el de vuestra
agonía y oración santísima, os suplico, me concedáis la gracia de saber contemplar
vuestra sagrada pasión con tal fruto y perseverancia en la oración en todas mis
angustias y desconsuelos; que resignada y unida mi voluntad en todo a la
vuestra, sepa corresponder con la debida gratitud a tan grande beneficio, y
lograr el precio de vuestra preciosa sangre. Amen.
DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO.
¡Oh espíritu grande! Ángel, que (como el que apareció a
los padres de Sansón) ofreciendo casi continuamente el incienso de la oración
sobre él fuego de vuestro corazón encendido en divino amor, subíais juntamente
a los estrados de Dios, elevado y movido de sus poderosas llamas,
constituyéndoos grato oloroso sacrificio, holocausto suavísimo del Señor, a
quien por esto eran tan aceptadas vuestras súplicas, que ninguna padeció
repulsa. Con ellas, derretido en lágrimas, fertilizabais los campos de la
militante Iglesia, y alegrabais el espacioso ámbito de la triunfante, en donde
merecisteis ver a vuestros verdaderos hijos e hijas, colocados debajo el
augusto manto de María. Continuad vuestra piadosa oración ante el Altísimo,
para que yo merezca ser verdadero hijo vuestro, y gozar el maternal amparo y
custodia de tan soberana Madre, y por una eternidad vuestra dulcísima compañía;
y la gracia que os pido en este quincenario, si para ello me fuese conveniente.
Amen.
MARTES SÉPTIMO
L/: Por vuestro cruelísimo azotamiento y
paciencia
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACIÓN
Oh divino Cordero, suavísimo Jesús, que amarrado
cruelmente a una columna padecisteis por mis culpas más de cinco mil azotes,
para aplacar el rigor de la divina Justicia ofendida por el pecado de Adán, en
que todos incurrimos: y por lo que después de vuestra superabundante
satisfacción, la ciega ingratitud del género humano con nueva abundancia de
pecados tenía tan irritada vuestra justa indignación para acabar con el mundo
todo, os dignasteis aceptar el placable sacrificio de las disciplinas y horrendas
penitencias de santo Domingo, que detuvieron el justo rigor de vuestro enojo.
Por todo esto os ruego, amantísimo Cordero, que, compadecido de nuestras
miserias, sean la multitud de vuestras misericordias y me concedáis perfecta
contrición de mis culpas, pureza de vida, castidad, paciencia y sufrimiento en
los trabajos merecidos por mis pecados. Cesen ya, Jesús mío, vuestros enojos, y
no aumente yo ya más con mis culpas los azotes; sino que con buenas obras y ejercicio
de virtudes corresponda a este inmenso amor con que por mí habéis padecido.
Amen.
DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
¡Oh Domingo todo del Señor, puerto de los que naufragan,
milagro de la pureza, sal de la tierra, y vaso de elección, para sacar, como
Eliseo, las fuentes de la sabiduría, y producir flores y frutos de ciencia de
los Santos y del santísimo Rosario! Oh viviente cielo, adornado de tantas
estrellas cuan tas fueron las llagas con que cada noche (con los golpes de la
cadena) en las tres disciplinas abríais en vuestras virginales espaldas, ya por
vuestras leves y ya lloradas culpas, ya por los pecadores, y ya por los que en
el purgatorio padecían, y todas por espacio de tres Rosarios enteros, dejando
el suelo regado en caliente sangre, hasta quedar desangrado; como se vio en la que
con espinosas varas tomasteis en el bosque de Tolosa, para que se ablandáran los
corazones de los herejes: por lo cual merecisteis, que bajando la Reina del
cielo, acompañada del coro de vírgenes, os reanimase e hiciese volver del desmayo,
con la dulce leche de sus virginales pechos. Alcanzadme, Padre dulcísimo (con
la gracia que ahora os pido) un amor gran de á la penitencia y mortificación de
todo el desorden de mis apetitos y pasiones, para que, sujetando la carne al
espíritu, vestido de Jesucristo, sea participante de su gloria. Amen.
MARTES OCTAVO
L/: Por vuestra ignominiosa coronación de
espinas
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACION
¡Oh Rey de la gloria! que, por la vanidad y torpeza de mis
pensamientos, y por las burlas, locuras y vientos de mi cabeza, después de ser
tratado como á rey de burlas con el más cruel escarnio y diabólica invención,
poniéndoos una caña por cetro en la mano y cubriéndoos con una púrpura vil y sucia,
os coronaron con una corona de espinas, con la cual recibiendo en vuestras divinas
sienes y cabeza setenta y dos heridas, corrían por vuestro soberano rostro y
cuello otros tantos hilos de sangre. Por ese incomparable tormento y afrenta, y
por la gracia que hicisteis a santo Domingo, de ser coronado de espinas por
manos de los demonios, y manifestarle coronado para su mayor gloria; sienta yo
con humildad estas espinas, que aviven lágrimas de compunción y sentimiento de
esas penas, pues soy la causa de ellas; y que en adelante sean mis pensamientos
del cielo, con conocimiento propio y correspondencia fiel a vuestras divinas
inspiraciones; por manera que logre para siempre la corona de la gloria. Amen.
DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO
¡Oh cándido lirio de milagrosa virginidad y fragante rosa
de caridad entre espinas! Oh Domingo, flor de la nobleza y corona de su más
noble esplendor; que, coronado de espinas, y acompañado de la Reina de la
gloria, os manifestó el cielo en Florencia saliendo a decir misa; y caminando
descalzo entre abrojos, zarzas y espinas, por reducir en Francia los descaminados
herejes, convertisteis con la paciencia y sangre derramada al rematado hereje,
que por burla os conducía a ese martirio. Y así siempre, como rosa entre espinas
de mortificaciones, burlas y desprecios de los herejes y pecadores, con el
ardor del sol de vuestra gran caridad, llenasteis al mundo con la fragancia y
dulce atractivo de las rosas de Jericó, y virgíneo rosal de vuestra Madre
santísima, reduciendo innumerables perdidos al camino de la verdad y amor de la
pureza, humildad y pobreza de Jesús y de María. Alcanzadme, Santo mío, por este
gran merecimiento vuestro (además de la gracia que en este quincenario os pido)
una perfecta caridad, mansedumbre, y benignidad, para que imitando la de Jesús,
goce de su presencia en vuestra compañía. Amen.
MARTES NOVENO
L/: Por vuestra santa pasión y pesada cruz
a cuestas
R/: Defendednos, Señor, de todo mal.
ORACIÓN
Carísimo Jesús, pastor bueno, divino Isaac, que llevasteis
el madero en que por mi amor fuisteis crucificado, abrasadme con el fuego de
vuestra infinita caridad y espíritu de amor con que con el Padre eternamente
nos amasteis. Divino Redentor, que cargasteis sobre vuestros desangrados
hombros aquella tan pesada cruz con la carga de todos los pecados del mundo y
de mis enormes ingratitudes, para satisfacer y purgar por todos el agravio y ofensa
infinita de vuestra bondad, misericordia y justicia, y recoger la oveja
perdida, enseñándonos el camino de la vida: por esa inefable caridad con que
abrazasteis la cruz; por la que participasteis a mi glorioso patriarca santo
Domingo en la que le cargaron los demonios; y por la amargura del corazón de
vuestra dulcísima Madre, cuando os encontró cargado y caído con tan pesado
leño; concededme, amantísimo Jesús, perfecta caridad, obediencia y amor a esa
cruz, para que sepa llevar así la de mi estado; y con gran contrición de mis
culpas, aliviaros el peso, y seguir vuestros amorosos pasos hasta crucificarme
con Vos, y con seguir el eterno premio. Amen.
DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO
¡Oh Domingo amado de Dios y de los hombres! Moisés
sagrado, que, con el leño de la cruz, que llevasteis cargado por los demonios,
y la de vuestras mortificaciones, hicisteis dulces y amables las amargas aguas
de la penitencia. ¡Oh sagrado Elías en el celo y ardor de la fe! que
despreciando el ser despreciado, por la negación propia y del aprecio, por los
desprecios de Jesús, abrazasteis generosamente la cruz de la mortificación
interior y exterior, con los ayunos, cilicios, cadenas y disciplinas. Alcanzadme,
Padre amantísimo, tal caridad y amor a la cruz de la mortificación interior y
exterior, que sepa negar mi propia voluntad, y desterrar la pusilanimidad queme
acobarda, levantando con ánimo mi cruz, y llevándola con devoción y magnanimidad
verdadera (con esta gracia que os pido), y que en todo esté unida mi voluntad a
la divina por toda una eternidad. Amen.
MARTES DÉCIMO
L/: Por tu muerte y sepultura,
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACIÓN
¡Oh liberalísimo Jesús y divino redentor! ¡Oh verdadero
fénix de amor! Que, por redimir del cautiverio y fuego eterno, muriendo
afrentosamente en una cruz por dar la muerte a la misma muerte, y triunfar de
ella y del príncipe de las tinieblas, quisisteis morir enclavado en un madero entre
dos ladrones, encendido en la hoguera de vuestra infinita caridad; y que después
de muerto una cruel lanza os abriese el costado, para abrirnos la puerta de
todo consuelo y la del cielo, y por manos de Joseph y Nicodemus quisisteis ser
sepultado, (con grande dolor de vuestra santísima Madre) para enterrar con el
viejo Adán nuestros vicios y concupiscencias, y que sepultados á Vos con el
bautismo, escondidos y muertos a todo lo caduco, venciendo al demonio,
abandonásemos y renunciásemos el mundo con todas sus pompas vanas y locuras; y
para esto escogisteis a santo Domingo, como a vuestro alférez y cristífero:
concededme, Señor Dios de amor, luz y gracia para saber contemplar vuestra
santísima pasión, con una ardentísima caridad y tales afectos de imitación
vuestra, que llegando a efectos muera crucificado con Vos, para que logre el
fruto de vuestra copiosa redención. Amen.
DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO
Oh gran Domingo, imitador de Cristo en la cruz, pues
vivisteis muerto al mundo, crucificando con la mortificación vuestra carne con
sus pasiones, y apetitos, y a más de esto para mayor triunfo y gloria vuestra,
fuisteis por las manos de los demonios, con la mayor rabia y furor que
pudieron, crucificado y muerto en la cruz, de donde Jesús y María os desenclavaron:
por este vuestro gran mérito y favor alcanzadme luz de viva fe, y gracia eficaz
para saber vivir muriendo, y crucificar el desorden y desarregla miento de mis
sentidos, pensamientos y apetitos. Muera mi soberbia y vanidad, y viva la
humildad; muera mi codicia, gula y sensualidad, y viva mi pobreza de espíritu,
y con la pureza de todo afecto terreno, viva la abstinencia, castidad y
continencia: mueran envidias, iras y pereza, y vivan y revivan ardientes la
caridad, la mansedumbre, la misericordia con los pobres, y todo lo que incluye
la perfección cristiana, para conseguir (con lo que ahora os pido) la eterna gloria.
Amen.
MARTES UNDÉCIMO
L/: Por tu gloriosa resurrección
R/: Libradnos Señor de todo mal
ORACION
Oh Salvador del mundo, divino Sansón, y valiente León de
Judá, que a los clamores de vuestra Madre santísima, y triunfante vencedor de
la muerte y del abismo, con vuestra propia virtud resucitasteis al tercero día,
y rompiendo las puertas de las cárceles infernales sacasteis del limbo libres y
gloriosas las almas de los santos Padres y las del purgatorio, resucitando también
a muchos de sus sepulcros; y á imitación y gloria vuestra también quisisteis
que santo Domingo (después de haber sido muerto en la crucifixión que recibió
por manos de los demonios) fuese resucitado. Concededme, dulcísimo Jesús por la
virtud y eficacia de este nombre, la gracia eficaz de una verdadera resurrección
por la penitencia, con que reviviendo en mí las virtudes todas, y dones del
divino Espíritu, camine de virtud en virtud, con tal vida y perfección nueva,
que cuando resucite en el día del juicio, sea de los benditos de la mano
derecha. Amen.
DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
¡Oh dulcísimo patriarca Domingo! Ojos y corazón del orbe, guía
de los penitentes y esperanza de los cautivos y agonizantes; nuevo Jacob de la
ley de gracia, que reclinado en vuestro breve sueño sobre las duras piedras ó
peañas de los altares, visteis a la dulce Madre y Abogada de pecadores, detener
el brazo de su Hijo, que con las tres lanzas de guerra, peste y hambre quería acabar
con el mundo, como lo tenía merecido por su mucha soberbia, codicia y lujuria:
y para su remedio y reforma os propuso con el patriarca san Francisco, para que
como nuevo Moisés y Aarón, sacando del más in feliz Egipto a tantos y tan
desgraciados cautivos, pasando por el mar de la penitencia, caminasen a la
promisión de la gloria. Y para mayor triunfo de la gracia, después de ser
crucificado, muerto y herido con la cruel lanza por manos de los demonios, para
confusión del infierno, fuisteis por Jesús y María resucitado: compadeceos,
amantísimo Padre, del infeliz cautiverio en que nos tienen tantos vicios,
grillos y cadenas de malos hábitos. Detened el rigor de la divina Justicia, y
alcanzadme de su clemencia y misericordia, temple el rigor de la pena merecida
por mis culpas, y con la gracia (que ahora os pido) el que yo mude de vida,
para que así goce de la eterna en la bienaventuranza. Amen.
MARTES DUODÉCIMO
L/: Por tu admirable ascensión a los cielos
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACIÓN
Oh Rey de la gloria, y Señor de las virtudes, que a los
cuarenta días después de resucitado, con vuestra propia virtud, en presencia de
la Virgen, apóstoles, discípulos y otras almas santas reunidas en el monte
Olivete, os subisteis triunfante a los cielos, llevando, como glorioso despojo
del abismo, los santos y almas gloriosas que sacasteis del limbo y del
purgatorio, y abriendo la puerta del cielo (cerrada entonces por los pecados)
colocasteis sobre todos los coros de los ángeles a la diestra del Padre vuestra
Humanidad santísima, previniéndonos ese reino, y ofreciéndonos la herencia que
nos comprasteis con el inestimable precio de vuestra sangre, pasión y muerte; y
para enseñarnos el camino de esa celestial patria nos disteis con singular providencia
y divinos favores al patriarca santo Domingo, como nuevo apóstol vuestro y del
santísimo Rosario de María, a la que dejasteis en el mundo para madre, maestra,
luz y consuelo de los apóstoles y príncipes de la Iglesia: concededme, Rey
soberano, con esa viva luz del cielo, tal amor a lo eterno, que arrancando mi corazón
de lo caduco y terreno, apetezca con tantas veras el cielo, que procure
adquirir las virtudes que me faltan para lograr esa dicha y felicidad eterna.
Amen.
DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
¡Oh admirable Domingo! ángel de paz, nuevo pregonero, luz
y voz de los cielos, maestro de las almas y guía de las ovejas de Cristo; pues
viviendo en este valle de lágrimas, merecisteis ver los cielos abiertos,
registrar el empíreo, y oír la voz de Jesús y de María, que protegía bajo su
dilatado manto vuestros hijos; y en vuestro dichoso tránsito, siendo visitado,
regalado y consolado de Jesús y de María, fué vuestra dichosa alma colocada en majestuoso
trono en la gloria: alcanzadme, dulcísimo Padre, una segura esperanza, con una
caridad ardiente que destierre toda mi tibieza y negligencia, y avive más la devoción
verdadera a la Virgen-Madre, con tal pureza de vida y obras de caridad y misericordia
con los vivos y difuntos, que merezca veros con Jesús y María en la eterna
gloria, y la gracia que en este quincenario os pido si fuere conveniente para
ello. Amen.
MARTES DÉCIMO TERCERO
L/: Por la venida del Espíritu Santo
paráclito
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACION
Oh amantísimo y dulcísimo Jesús, Dios de amor y esposo de
las almas, que para más enamorarlas y enriquecerlas con vuestros dones y
gracias enviasteis del cielo en forma de lenguas de fuego al Espíritu santo
sobre el Colegio apostólico; por vuestra dulce Madre, que mereció más que todos
juntos y más de lleno la plenitud de su fuego y copiosos dones, y por este medio
tan poderoso le enviasteis en semejante forma para el mismo efecto sobre santo
Domingo: oíd, amante dueño, el clamor de mi afligido corazón, y participadle
piadoso una viva centella de ese dulce fuego, para que despejando de mi alma
las tinieblas del error, amor loco engaños del viejo Adán y ciego mundo,
consuma todos mis defectos y desorden de afectos terrenos; por manera que mis
obras, palabras y ejemplo edifiquen a mis prójimos, y aseguren el veros y
gozaros con el Padre y el Espíritu santo por todos los siglos de los siglos.
Amen.
DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
¡Oh nuevo apóstol de Jesús y de María, patriarca y padre
de una Religión apostólica y verdaderamente dominicana, por especial filiación
de la Reina del cielo, que cual dulce Madre, la crió á sus pechos en los
favores que dispensó a sus hijos! ¡Oh Serafín abrasado en el amor divino,
ardiente antorcha en el celo de la salud de las almas, ciervo herido con la
saeta de la más fina caridad, buscando (como este el refrigerio de las aguas)
los más crueles martirios! Misionero apostólico, y legado del Espíritu santo,
que bajando sobre vuestra cabeza en forma de lenguas de fuego; y los apóstoles
san Pedro y san Pablo entregándoos libro y báculo enviados del cielo, os encargaron
ese divino empleo en que fuisteis visto, ya con alas de Serafín ardiendo en
llamas, ya arrojando por la boca centellas encendidas; ya en la misa, cual
encendido horno y brasero, exhalar vapores y humos como de incienso:
alcanzadme, benignísimo Padre, de ese Espíritu de amor, una caridad ardiente,
con la benignidad, mansedumbre, paciencia, largueza, paz y demás frutos del
divino Espíritu, una verdadera sabiduría, prudencia y ciencia de los Santos, el
don de entendimiento, consejo, piedad, fortaleza y temor verdadero de Dios, que
arregle mi vida de tal suerte, que siga gustoso los impulsos del divino Espíritu,
y (con esta gracia que os pido) logre la última y consumada del amor eterno de
la gloria. Amen.
MARTES DÉCIMO CUARTO
L/: Por la dulce muerte y gloriosa Asunción
de la Virgen-Madre a los cielos
R/: Libradnos, señor, de todo mal.
ORACIÓN
Oh monarca
soberano del empíreo, Rey de la
eterna gloria, que, bajando con toda
la Corte del cielo y sagrada milicia
de los coros angélicos, asistiendo a la dulce muerte de amor de vuestra querida Madre, os llevasteis
su alma triunfante y gloriosa, con
toda esa comitiva y música a los
cielos; y siendo después su cuerpo
enterrado, estuvo en su dichoso
sepulcro acompañado de apóstoles, discípulos y música de los ángeles, hasta el día que le resucitasteis. Y por amor de
esa dulcísima Madre, os dignasteis en su compañía asistir al feliz tránsito del
alma gloriosa de santo Domingo al
cielo: por ese amor os suplico la
única y más importante gracia, esto
es morir en amor vuestro con todos
los sacramentos, y los dulces nombres de Jesús y de María en la boca y corazón, que sean mi último afecto y respiración. Amen.
DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
Oh Domingo, varón todo de Dios, peregrino del mundo,
holocausto de amor divino y su viva hostia, que como el ciervo veloz y herido
corre a las fuentes de las aguas, deseabais, sediento de la patria, saciaros en
la fuente de la vida; por lo que fue vuestra oración tan continua, y los éxtasis
y arrobos (para gloria del Señor) tan patentes y peregrinos, y vuestra pobreza
de espíritu tan elevada, que no tuvisteis lugar fijo donde descansar e inclinar
vuestra cabeza hasta la muerte; la que os anunció Jesús, en figura de gallardo
niño de doce años, con una palma y dos coronas, revelándoos el día y hora, y
teniendo por enfermera, en vuestra última enfermedad, a la dulce Madre y reina
del cielo, que, visitándoos varias veces, y trayéndoos sabrosos y dulces
regalos, os los administraba con sus divinas manos, y comía con vos de ellos,
para animaros, hasta asistir con Jesús a vuestro feliz tránsito, llevando
vuestra dichosa alma, acompañada de ángeles a la gloria. ¡Oh cuanto debo temer
esa última hora en vista de mis muchas culpas y poco espíritu de penitencia! Por
eso os suplico, Padre amantísimo, que por el gozo que tuvisteis en tan feliz y
deseado anuncio y glorioso tránsito, me seáis padre y padrino (con el favor que
ahora os pido) en aquella tremenda hora, defendiéndome de mis enemigos, y
mirándome piadosamente, por manera, que viviendo como quisiera morir, haga mis
confesiones, comuniones y toda buena obra, como si fuera la última de mi vida,
y así la acabe en amor de Jesús, para verle con vos en la eterna gloria. Amen.
MARTES DÉCIMO QUINTO
L/: Por la soberana coronación de la Reina Virgen
tu madre
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACIÓN
¡Oh Monarca y supremo Juez del empíreo! Rey de los
ángeles, corona y premio de todos los justos, que al tercer dia del tránsito
glorioso de vuestra santísima madre María, bajasteis del cielo su
bienaventurada alma, acompañada de toda la celestial corte, y reuniéndola con
su virginal cuerpo, (que fué tabernáculo vuestro) resucitó gloriosa; y así en
cuerpo y alma, subiendo con ese mismo acompañamiento, como reclinada en
vuestros divinos brazos al cielo empíreo, fué allí coronada de la santísima
Trinidad, y reconocida por madre de Dios, reina y emperatriz del cielo y de la
tierra y del abismo, y fué colocada a vuestra diestra, en donde quedó
constituida madre y abogada de pecadores: por esta divina Reina y abogada os
suplico, clementísimo Jesús, me perdonéis todo lo que, por flaqueza, ignorancia
y malicia ofendí a la Trinidad santísima, y asimismo mi ingratitud al beneficio
de vuestra copiosa redención; y me concedáis poder, sabiduría y amor tan permanentes,
que con el Padre y Espíritu santo os adore, ame y alabe eternamente en el
cielo. Amen.
DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO
¡Oh gloriosísimo patriarca Domingo! Ángel en el cuerpo por
vuestra virginal pureza: arcángel en el entendimiento y oficio apostólico; Serafín
en los incendios del corazón y voluntad, abrasado en el amor de Dios y del
prójimo, que triunfante en glorioso trono con las dos escalas y coronas
entrasteis en la posesión de la gloria. Y por ser tan semejante a Jesús en la
estatura, forma y figura del cuerpo, y haber padecido por manos de los
ministros infernales las penas de su pasión y muerte, quiso el Señor que una
sierva suya os viese en el cielo con las llagas gloriosas en manos, pies y
costado, y que por eso entendiésemos, que en aquella corte y palacio sois de
los más poderosos, y que, así como viviendo en el mundo, alcanzasteis del Señor
cuanto pedisteis, nada pediréis ahora en el cielo, que os sea negado. Por ese
gran valimiento, por vuestros triunfos y coronas, y la de este quincenario, que
os presento con todos vuestros méritos; y por los quince misterios del santísimo
Rosario, y por las gracias que por él merecisteis de la gran Reina, os suplico
me alcances el consuelo que os he pedido (si conviene para gloria de Dios y
vuestra), para mayor bien de mi alma; y si no conviene, enderezad mi petición
de modo, que con perfecta caridad, unión y paz de mi voluntad, con la disposición
eterna, merezca lograr en vuestra compañía la corona de la gloria. Amen.
ANTÍFONA DE LOS DOS SANTOS HERMANOS
PATRIARCAS SANTO DOMINGO Y SAN FRANCISCO.
Así como Domingo, luz de las gentes, y Francisco, varón
apostólico, enseñando el camino de la altísima perfección, mutuamente se amaron
en vida, permaneciendo siempre para el mundo como un claro espejo de virtud, así
en la muerte no están separados.
L/: El sonido de ellos se ha divulgado por
toda la tierra.
R/: Y sus palabras hasta los confines de
la tierra.
ORACIÓN
Oh Dios que apartando la ira de los abominables pecados
del mundo por la intercesión de María tu madre santísima, te dignaste enviar
para la reparación del mismo a los bienaventurados Padres Domingo y Francisco,
concede propicio que por sus méritos y valimiento merezcamos ser protegidos é instruidos
en todo por la Iglesia santa. Hazlo tú que vives y reinas con el Padre y el
Espíritu santo por los siglos de los siglos. Así sea.
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