lunes, 12 de marzo de 2018

QUINCE MARTES A LA VIRGEN DEL ROSARIO




DEVOCION DE LOS QUINCE MARTES A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Dispuesto y ordenado por el Sr. Dn. Tomas Bañes Deza, hijo de la Tercera Orden de Santo Domingo. Año 1888

ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, criador, padre y redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa, Señor, de todo corazón de haberos ofendido, y propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta; y restituir y satisfacer si algo debiere; y por vuestro amor perdono a mis enemigos, y ofrezco vuestra santísima pasión y muerte, mi vida, obras y trabajos, en satisfaccion de todos mis pecados. Y como os lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima sangre, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar hasta la muerte. Amen.



MARTES PRIMERO
L/: Por tu santa Encarnación,
R/: Líbranos, Señor, de todo mal
ORACION
Omnipotente y clementísimo Dios, que por el exceso de amor y caridad con que desde la eternidad nos amasteis, anunciando el cielo, por medio de un Paraninfo, a la purísima virgen María vuestra venida, quisisteis humanaros en sus purísimas entrañas, haciéndoos Dios hombre para hacer al hombre Dios; acordaos, Señor, de vuestras antiguas misericordias, y por los méritos de vuestra purísima Madre en este misterio, y la intercesión de vuestro siervo Domingo, que del cielo quisisteis fuese anunciado al mundo, concededme humildad profunda de corazón, mansedumbre, copiosos dones de vuestra gracia (y lo que os pido en este quincenario) a mayor gloria vuestra, para alcanzar por estas virtudes el gozo de la vida eterna. Amen.

DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO
¡Oh luz de la universal Iglesia, anunciado al mundo para su mayor hermosura y gloria! ¡Oh dulcísimo padre santo Domingo! que fuisteis anunciado del cielo con la visión maravillosa de vuestra santa madre, cuando en su vientre vio el cachorrillo, que con ardiente antorcha en la boca alumbraba y encendia el orbe entero; y en revelación profética por santo Domingo de Silos, apareciendo y visitando a la misma santa señora; y aun los cielos anunciaron los resplandores y fuego de vuestra luz, cuando se vieron adornados con tres soles juntos. Compadeceos, Padre amantísimo, de la ceguedad y soberbia del mundo y mía, y de la tibieza con que sirvo al Señor, y negociad para todos, la luz verdadera de una fe viva, y para mí una humildad de hijo de vuestro espíritu, con las vivas centellas del amor divino, para que en adelante sirva al Señor con espíritu más fervoroso, y, si conviene para esto, consiga ahora el consuelo especial que os suplico a mayor honra y gloria vuestra, y que os vea eternamente en la gloria. Amen.
Ahora se rezan quince Ave Marías y un Gloria Patri en reverencia de los quince misterios, y pedirá cada uno el consuelo que desea alcanzar.

ANTÍFONAS
Santa María, no rehuséis vuestro socorro a los desgraciados: dad aliento a los débiles, consolad a los afligidos, rogad por el pueblo, poned al clero bajo vuestra especial protección, interceded por todas las mujeres que os son particularmente devotas; en fin, que todos los que acuden a Vos en sus necesidades, experimenten los dulces efectos de vuestra mediación poderosa.


L/: Rogad por nosotros, santa Madre de Dios.
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACION: Os rogamos, Dios y señor nuestro, que concedáis a vuestros siervos perpetua salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de la siempre Virgen María nuestra señora nos libréis de toda tristeza, y por vuestra piedad gocemos de eterna alegría.

Oh gran padre santo Domingo, recibidnos en la hora de la muerte, y en este destierro miradnos siempre con piedad.

L/: El justo brotará como el lirio.
R/: Y florecerá para siempre en la presencia del Señor.

ORACION: Concedednos, ó Dios todopoderoso, que los que estamos oprimidos con el peso de nuestras culpas, intercediendo con vuestra divina Majestad nuestro padre santo Domingo, por su patrocinio y ruego seamos aliviados. Por Jesucristo señor nuestro que con Vos vive y reina en unidad del Espíritu santo Dios, por todos los siglos de los siglos. Así sea.


MARTES SEGUNDO

L/: Por el misterio de la Visitacion de la Virgen vuestra madre
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.

ORACIÓN
Benignísimo Dios, Padre de misericordias y de todo consuelo, que para manifestarnos las entrañas de vuestra infinita bondad, nos visitasteis de lo alto en vuestra primera venida al mundo; y en el purísimo claustro de vuestra santísima Madre en la visita de santa Isabel librasteis de las cadenas de la común culpa, llenando de gozos y dones del Espíritu santo, a vuestro precursor S. Juan Bautista en el vientre de su madre: y por las muchas visitas que hizo vuestra Madre purísima al patriarca santo Domingo, como ha escogido vuestro para reformar el mundo: compadeceos, piadoso Dios mío, de mi infeliz cautiverio en este destierro y cadena cruel de mis vicios, y por los méritos de vuestra santísima Madre y de mi santo Patriarca, sienta mi alma los auxilios benignos de vuestra visita misericordiosa; para que libre de la pereza y cadenas que me detienen, obre con libertad de espíritu y diligencia fervorosa lo que sea de vuestro mayor agrado y caridad de mi prójimo, siguiendo puntual los impulsos del divino Espíritu. Amen.

DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
Oh varón apostólico y ardiente antorcha de Cristo, alegría de los justos, apóstol de María, autor del santísimo Rosario, y querido hijo de su más dulce adopción, cuando visitó del cielo à vuestra santa Madre, para asistirla en su parto, y después visitándoos y regalándoos innumerables veces; ya cuando os reveló y encargó predicaseis su santísimo Rosario; ya trayendo del cielo el hábito virginal de su orden, que visten vuestros hijos (a los que también visitó y santiguó, cuando descansaban en el dormitorio); ya administrándoos la comida estando enfermo; ya colmándoos en fin de favores extraordinarios y sumamente satisfactorios. Visita, Padre amantísimo, mi alma por estos tan tiernos favores, consolando mi espíritu en esta gracia que pido, y en todos mis desconsuelos, para que diligente y gustoso trabaje a favor de mis prójimos, sirviendo al Señor en esta vida, a fin de gozar el premio de la gloria. Amen.


MARTES TERCERO
L/: Por vuestra Natividad,
R/: Libradnos, Señor, de todo mal
ORACION
Clementísimo Dios y monarca supremo de cielo y tierra, que compadecido de nuestra miseria y miserable esclavitud, humillando vuestra excelsa grandeza, inclinando los cielos, quisisteis nacer en un pesebre (conservando la pureza virginal de vuestra Madre, vírgen antes del parto, en el parto y despues del parto), como tierno infante en suma pobreza, para darnos libertad y paz, y hacernos hijos vuestros, enriqueciéndonos con el infinito tesoro de vuestras virtudes, enseñándonos el camino, y abriéndonos la puerta del cielo. Y que a vuestro querido hijo santo Domingo favorecisteis con tantas gracias desde su nacimiento: por su intercesión, y por vuestra Madre santísima, os suplico, nazca en mi alma la verdadera luz, para el total despego de toda sombra de codicia y ambición humana, y solo apetezca mi espíritu la riqueza y grandeza del cielo. Amen.

DEPRECACION A SANTO DOMINGO
Oh soberano y celestial Domingo, norma de santidad, nueva estrella, hermosura del mundo y lustre de la Iglesia, que, al nacer humillado en el suelo, la Tierra que tocasteis es hoy perenne fuente de milagros en los polvos que produce; porque os recibió en sus divinos brazos, y elevó de ella la Reina del cielo: y después de vuestro bautismo se vio en vuestra frente la brillante estrella que esparcía sus rayos por el orbe todo, queriendo por esto el Eterno Padre manifestaros al mundo hijo de su especial adopción, como otra estrella manifestó a su Hijo natural y Verbo eterno, cuando nació en Belén, Dios infante. Seáis para mí, dulcísimo Padre, estrella de consuelo en este mar del siglo, y norte que con su luz dirija mis pasos hacia el puerto del eterno reino; y así con humildad profunda y pobreza de espíritu pueda llegar a reinar con Jesús y la Reina Madre en ese celestial reino. Amen.



MARTES CUARTO
L/: Por vuestra Presentación, y Purificación de la Virgen-Madre
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACION
Amantísimo y amabilísimo Jesús, que en brazos de vuestra purísima Madre quisisteis presentaros en el templo, para que, sin estar sujeta a la ley, nos diese ejemplos de humildad y obediencia (como Vos en la circuncisión) y que el santo viejo Simeón al teneros en sus brazos cantase cual dulce cisne el Nunc dimitis, y dijese de Vos, que seríais la ruina de muchos y exaltación de otros: acordaos, Señor, de mí, pues sois la luz y guía de mi salvación; y concededme, por la intercesión de la purísima Virgen-Madre, y el patriarca santo Domingo, que siendo mi alma presentada, reformada y purificada de toda culpa, logre la perseverancia, para poder presentarme en el templo eterno de la gloria. Amen.

DEPRECACION A SANTO DOMINGO
Oh santísimo Domingo, rico en pureza suma de la ley, norma de justicia y santidad, viva hostia y prenda preciosa que dio Cristo Jesús a la Iglesia para mayor belleza; pues al presentaros vuestra santa Madre en el templo el día que salió a misa después de su dichoso parto, dijo con luz profética desde el altar el sacerdote, que habíais de ser El reparador de la Iglesia; y después con la gran Madre de Jesús y abogada del mundo fuisteis presentado en el templo del cielo, como hostia placable para templar el rigor de su divina Justicia que no acabase el mundo, según lo merecía este por sus culpas. Favorecedme, Padre amantísimo, ofreciendo al Señor mi entero corazón y espíritu en esta petición y consuelo que deseo y en toda mi vida, para que con gran pureza de cuerpo y alma, verdadera humildad y pronta obediencia, cumpla perfecta mente la divina Ley y las obligaciones de mi estado, hasta veros en el templo santo de la gloria. Amen.



MARTES QUINTO
L/: Por la alegría de María y José cuando os hallaron en el templo
R/: Librados, Señor de todo mal.
ORACION
Oh sabiduría eterna, esplendor de la gloria, y figura de la substancia del Padre, que para reducir al hombre errado y perdido con el apetito de la ciencia, y enseñará los doctores de la ley y a todos la ciencia de los san tos, quisisteis, siendo niño, ser hallado en el templo en este empleo; y para esto mismo disteis a la Iglesia el gran maestro y padre de la fe, santo Domingo: concededme, Señor, por este siervo vuestro, una verdadera y viva luz con que corrija mis errados pasos, y sepa buscaros con la diligencia y dolor que vuestra Madre santísima y el patriarca san José os buscaron; para que en todo desconsuelo, os halle en mi alma, como en templo vuestro, con aquel gozo y dicha con que ellos os hallaron: por este camino, imitando vuestra obediencia, goce el premio en el templo de vuestra eterna gloria. Amen.

DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
Oh gran Patriarca y padre de los ingenios, fuente de sabiduría y ciencia, doctor de la verdad, martillo de los herejes, claridad del evangelio y maestro insigne de la sana y católica doctrina; cuyos escritos con repetidos prodigios aprobó el cielo, cuando arrojados por los herejes muchas veces en el fuego, volando sobre las voraces llamas hacia el cielo como origen su yo, despidieron en el brasero olores del paraíso, quedando consumidos en pavesas los de los herejes; y para mayor portento, vos como celestial salamandra os entrasteis públicamente en la hoguera: por lo que dignamente sois aclamado Teodidacto, que es lo mismo que discípulo inmediato de Dios; pues vuestra doctrina la aprendisteis del mismo Dios en la continua aula de la oración y en el libro de caridad; y por esto el eco de vuestra predicación hizo estremecer los herejes, hasta dejarles derrotados con el santo Tribunal de la Inquisición, sagrada milicia, y esclarecida religión que fundasteis. Oh Apóstol singular de la Reina del cielo, que os reveló la más útil y universal devoción del santísimo Rosario, y dictándoos en el púlpito, arrojabais por la boca centellas encendidas que rompían de contrición los corazones, y encendían los pechos en tan saludable devoción. Alcanzadme, Santo mío, una centella de este fuego, con que mi corazón halle con perfecta contrición á mi Jesús perdido; y con la gracia que ahora os pido, y perseverancia final en la de saber buscará Dios, le halle con vos en el templo santo de la gloria. Amen.



MARTES SEXTO
L/: Por vuestra agonía, oración y sanguíneo sudor
R/:  Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACIÓN
Dulcísimo Esposo y padre de nuestras almas, pelicano celestial, que ardiendo en amor paterno, al ver en la oración del huerto el profundo abismo de penas que por los hombres habíais de padecer, y la ingratitud con que os habían de corresponder y malograr muchos el fruto, hicisteis con el ardor de las llamas de vuestro amante corazón reventar en hilos la sangre por vuestros poros, hasta regar la tierra; y con la humildad, resignación y perseverancia de vuestra oración en agonías mortales, quisisteis para nuestro ejemplo ser confortado del ángel, y así abalanzaros a beber, como pequeño cáliz vuestra sed, todo el mar amargo de vuestra sagrada pasión: y por singular favor a vuestra santísima Madre y al glorioso padre santo Domingo, les hicisteis participantes de esta angustia, sintiendo y compadeciéndose de vuestras penas y dolores, lastimándose de nuestra ingratitud: por sus méritos, y el de vuestra agonía y oración santísima, os suplico, me concedáis la gracia de saber contemplar vuestra sagrada pasión con tal fruto y perseverancia en la oración en todas mis angustias y desconsuelos; que resignada y unida mi voluntad en todo a la vuestra, sepa corresponder con la debida gratitud a tan grande beneficio, y lograr el precio de vuestra preciosa sangre. Amen.

DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO.
¡Oh espíritu grande! Ángel, que (como el que apareció a los padres de Sansón) ofreciendo casi continuamente el incienso de la oración sobre él fuego de vuestro corazón encendido en divino amor, subíais juntamente a los estrados de Dios, elevado y movido de sus poderosas llamas, constituyéndoos grato oloroso sacrificio, holocausto suavísimo del Señor, a quien por esto eran tan aceptadas vuestras súplicas, que ninguna padeció repulsa. Con ellas, derretido en lágrimas, fertilizabais los campos de la militante Iglesia, y alegrabais el espacioso ámbito de la triunfante, en donde merecisteis ver a vuestros verdaderos hijos e hijas, colocados debajo el augusto manto de María. Continuad vuestra piadosa oración ante el Altísimo, para que yo merezca ser verdadero hijo vuestro, y gozar el maternal amparo y custodia de tan soberana Madre, y por una eternidad vuestra dulcísima compañía; y la gracia que os pido en este quincenario, si para ello me fuese conveniente. Amen.

MARTES SÉPTIMO
L/: Por vuestro cruelísimo azotamiento y paciencia
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.

ORACIÓN
Oh divino Cordero, suavísimo Jesús, que amarrado cruelmente a una columna padecisteis por mis culpas más de cinco mil azotes, para aplacar el rigor de la divina Justicia ofendida por el pecado de Adán, en que todos incurrimos: y por lo que después de vuestra superabundante satisfacción, la ciega ingratitud del género humano con nueva abundancia de pecados tenía tan irritada vuestra justa indignación para acabar con el mundo todo, os dignasteis aceptar el placable sacrificio de las disciplinas y horrendas penitencias de santo Domingo, que detuvieron el justo rigor de vuestro enojo. Por todo esto os ruego, amantísimo Cordero, que, compadecido de nuestras miserias, sean la multitud de vuestras misericordias y me concedáis perfecta contrición de mis culpas, pureza de vida, castidad, paciencia y sufrimiento en los trabajos merecidos por mis pecados. Cesen ya, Jesús mío, vuestros enojos, y no aumente yo ya más con mis culpas los azotes; sino que con buenas obras y ejercicio de virtudes corresponda a este inmenso amor con que por mí habéis padecido. Amen.

DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
¡Oh Domingo todo del Señor, puerto de los que naufragan, milagro de la pureza, sal de la tierra, y vaso de elección, para sacar, como Eliseo, las fuentes de la sabiduría, y producir flores y frutos de ciencia de los Santos y del santísimo Rosario! Oh viviente cielo, adornado de tantas estrellas cuan tas fueron las llagas con que cada noche (con los golpes de la cadena) en las tres disciplinas abríais en vuestras virginales espaldas, ya por vuestras leves y ya lloradas culpas, ya por los pecadores, y ya por los que en el purgatorio padecían, y todas por espacio de tres Rosarios enteros, dejando el suelo regado en caliente sangre, hasta quedar desangrado; como se vio en la que con espinosas varas tomasteis en el bosque de Tolosa, para que se ablandáran los corazones de los herejes: por lo cual merecisteis, que bajando la Reina del cielo, acompañada del coro de vírgenes, os reanimase e hiciese volver del desmayo, con la dulce leche de sus virginales pechos. Alcanzadme, Padre dulcísimo (con la gracia que ahora os pido) un amor gran de á la penitencia y mortificación de todo el desorden de mis apetitos y pasiones, para que, sujetando la carne al espíritu, vestido de Jesucristo, sea participante de su gloria. Amen.


MARTES OCTAVO
L/: Por vuestra ignominiosa coronación de espinas
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.

ORACION
¡Oh Rey de la gloria! que, por la vanidad y torpeza de mis pensamientos, y por las burlas, locuras y vientos de mi cabeza, después de ser tratado como á rey de burlas con el más cruel escarnio y diabólica invención, poniéndoos una caña por cetro en la mano y cubriéndoos con una púrpura vil y sucia, os coronaron con una corona de espinas, con la cual recibiendo en vuestras divinas sienes y cabeza setenta y dos heridas, corrían por vuestro soberano rostro y cuello otros tantos hilos de sangre. Por ese incomparable tormento y afrenta, y por la gracia que hicisteis a santo Domingo, de ser coronado de espinas por manos de los demonios, y manifestarle coronado para su mayor gloria; sienta yo con humildad estas espinas, que aviven lágrimas de compunción y sentimiento de esas penas, pues soy la causa de ellas; y que en adelante sean mis pensamientos del cielo, con conocimiento propio y correspondencia fiel a vuestras divinas inspiraciones; por manera que logre para siempre la corona de la gloria. Amen.

DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO
¡Oh cándido lirio de milagrosa virginidad y fragante rosa de caridad entre espinas! Oh Domingo, flor de la nobleza y corona de su más noble esplendor; que, coronado de espinas, y acompañado de la Reina de la gloria, os manifestó el cielo en Florencia saliendo a decir misa; y caminando descalzo entre abrojos, zarzas y espinas, por reducir en Francia los descaminados herejes, convertisteis con la paciencia y sangre derramada al rematado hereje, que por burla os conducía a ese martirio. Y así siempre, como rosa entre espinas de mortificaciones, burlas y desprecios de los herejes y pecadores, con el ardor del sol de vuestra gran caridad, llenasteis al mundo con la fragancia y dulce atractivo de las rosas de Jericó, y virgíneo rosal de vuestra Madre santísima, reduciendo innumerables perdidos al camino de la verdad y amor de la pureza, humildad y pobreza de Jesús y de María. Alcanzadme, Santo mío, por este gran merecimiento vuestro (además de la gracia que en este quincenario os pido) una perfecta caridad, mansedumbre, y benignidad, para que imitando la de Jesús, goce de su presencia en vuestra compañía. Amen.




MARTES NOVENO
L/: Por vuestra santa pasión y pesada cruz a cuestas
R/: Defendednos, Señor, de todo mal.

ORACIÓN
Carísimo Jesús, pastor bueno, divino Isaac, que llevasteis el madero en que por mi amor fuisteis crucificado, abrasadme con el fuego de vuestra infinita caridad y espíritu de amor con que con el Padre eternamente nos amasteis. Divino Redentor, que cargasteis sobre vuestros desangrados hombros aquella tan pesada cruz con la carga de todos los pecados del mundo y de mis enormes ingratitudes, para satisfacer y purgar por todos el agravio y ofensa infinita de vuestra bondad, misericordia y justicia, y recoger la oveja perdida, enseñándonos el camino de la vida: por esa inefable caridad con que abrazasteis la cruz; por la que participasteis a mi glorioso patriarca santo Domingo en la que le cargaron los demonios; y por la amargura del corazón de vuestra dulcísima Madre, cuando os encontró cargado y caído con tan pesado leño; concededme, amantísimo Jesús, perfecta caridad, obediencia y amor a esa cruz, para que sepa llevar así la de mi estado; y con gran contrición de mis culpas, aliviaros el peso, y seguir vuestros amorosos pasos hasta crucificarme con Vos, y con seguir el eterno premio. Amen.

DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO
¡Oh Domingo amado de Dios y de los hombres! Moisés sagrado, que, con el leño de la cruz, que llevasteis cargado por los demonios, y la de vuestras mortificaciones, hicisteis dulces y amables las amargas aguas de la penitencia. ¡Oh sagrado Elías en el celo y ardor de la fe! que despreciando el ser despreciado, por la negación propia y del aprecio, por los desprecios de Jesús, abrazasteis generosamente la cruz de la mortificación interior y exterior, con los ayunos, cilicios, cadenas y disciplinas. Alcanzadme, Padre amantísimo, tal caridad y amor a la cruz de la mortificación interior y exterior, que sepa negar mi propia voluntad, y desterrar la pusilanimidad queme acobarda, levantando con ánimo mi cruz, y llevándola con devoción y magnanimidad verdadera (con esta gracia que os pido), y que en todo esté unida mi voluntad a la divina por toda una eternidad. Amen.



MARTES DÉCIMO
L/: Por tu muerte y sepultura,
R/:  Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACIÓN
¡Oh liberalísimo Jesús y divino redentor! ¡Oh verdadero fénix de amor! Que, por redimir del cautiverio y fuego eterno, muriendo afrentosamente en una cruz por dar la muerte a la misma muerte, y triunfar de ella y del príncipe de las tinieblas, quisisteis morir enclavado en un madero entre dos ladrones, encendido en la hoguera de vuestra infinita caridad; y que después de muerto una cruel lanza os abriese el costado, para abrirnos la puerta de todo consuelo y la del cielo, y por manos de Joseph y Nicodemus quisisteis ser sepultado, (con grande dolor de vuestra santísima Madre) para enterrar con el viejo Adán nuestros vicios y concupiscencias, y que sepultados á Vos con el bautismo, escondidos y muertos a todo lo caduco, venciendo al demonio, abandonásemos y renunciásemos el mundo con todas sus pompas vanas y locuras; y para esto escogisteis a santo Domingo, como a vuestro alférez y cristífero: concededme, Señor Dios de amor, luz y gracia para saber contemplar vuestra santísima pasión, con una ardentísima caridad y tales afectos de imitación vuestra, que llegando a efectos muera crucificado con Vos, para que logre el fruto de vuestra copiosa redención. Amen.

DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO
Oh gran Domingo, imitador de Cristo en la cruz, pues vivisteis muerto al mundo, crucificando con la mortificación vuestra carne con sus pasiones, y apetitos, y a más de esto para mayor triunfo y gloria vuestra, fuisteis por las manos de los demonios, con la mayor rabia y furor que pudieron, crucificado y muerto en la cruz, de donde Jesús y María os desenclavaron: por este vuestro gran mérito y favor alcanzadme luz de viva fe, y gracia eficaz para saber vivir muriendo, y crucificar el desorden y desarregla miento de mis sentidos, pensamientos y apetitos. Muera mi soberbia y vanidad, y viva la humildad; muera mi codicia, gula y sensualidad, y viva mi pobreza de espíritu, y con la pureza de todo afecto terreno, viva la abstinencia, castidad y continencia: mueran envidias, iras y pereza, y vivan y revivan ardientes la caridad, la mansedumbre, la misericordia con los pobres, y todo lo que incluye la perfección cristiana, para conseguir (con lo que ahora os pido) la eterna gloria. Amen.



MARTES UNDÉCIMO
L/: Por tu gloriosa resurrección
R/: Libradnos Señor de todo mal
ORACION
Oh Salvador del mundo, divino Sansón, y valiente León de Judá, que a los clamores de vuestra Madre santísima, y triunfante vencedor de la muerte y del abismo, con vuestra propia virtud resucitasteis al tercero día, y rompiendo las puertas de las cárceles infernales sacasteis del limbo libres y gloriosas las almas de los santos Padres y las del purgatorio, resucitando también a muchos de sus sepulcros; y á imitación y gloria vuestra también quisisteis que santo Domingo (después de haber sido muerto en la crucifixión que recibió por manos de los demonios) fuese resucitado. Concededme, dulcísimo Jesús por la virtud y eficacia de este nombre, la gracia eficaz de una verdadera resurrección por la penitencia, con que reviviendo en mí las virtudes todas, y dones del divino Espíritu, camine de virtud en virtud, con tal vida y perfección nueva, que cuando resucite en el día del juicio, sea de los benditos de la mano derecha. Amen.

DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
¡Oh dulcísimo patriarca Domingo! Ojos y corazón del orbe, guía de los penitentes y esperanza de los cautivos y agonizantes; nuevo Jacob de la ley de gracia, que reclinado en vuestro breve sueño sobre las duras piedras ó peañas de los altares, visteis a la dulce Madre y Abogada de pecadores, detener el brazo de su Hijo, que con las tres lanzas de guerra, peste y hambre quería acabar con el mundo, como lo tenía merecido por su mucha soberbia, codicia y lujuria: y para su remedio y reforma os propuso con el patriarca san Francisco, para que como nuevo Moisés y Aarón, sacando del más in feliz Egipto a tantos y tan desgraciados cautivos, pasando por el mar de la penitencia, caminasen a la promisión de la gloria. Y para mayor triunfo de la gracia, después de ser crucificado, muerto y herido con la cruel lanza por manos de los demonios, para confusión del infierno, fuisteis por Jesús y María resucitado: compadeceos, amantísimo Padre, del infeliz cautiverio en que nos tienen tantos vicios, grillos y cadenas de malos hábitos. Detened el rigor de la divina Justicia, y alcanzadme de su clemencia y misericordia, temple el rigor de la pena merecida por mis culpas, y con la gracia (que ahora os pido) el que yo mude de vida, para que así goce de la eterna en la bienaventuranza. Amen.



MARTES DUODÉCIMO
L/: Por tu admirable ascensión a los cielos
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACIÓN
Oh Rey de la gloria, y Señor de las virtudes, que a los cuarenta días después de resucitado, con vuestra propia virtud, en presencia de la Virgen, apóstoles, discípulos y otras almas santas reunidas en el monte Olivete, os subisteis triunfante a los cielos, llevando, como glorioso despojo del abismo, los santos y almas gloriosas que sacasteis del limbo y del purgatorio, y abriendo la puerta del cielo (cerrada entonces por los pecados) colocasteis sobre todos los coros de los ángeles a la diestra del Padre vuestra Humanidad santísima, previniéndonos ese reino, y ofreciéndonos la herencia que nos comprasteis con el inestimable precio de vuestra sangre, pasión y muerte; y para enseñarnos el camino de esa celestial patria nos disteis con singular providencia y divinos favores al patriarca santo Domingo, como nuevo apóstol vuestro y del santísimo Rosario de María, a la que dejasteis en el mundo para madre, maestra, luz y consuelo de los apóstoles y príncipes de la Iglesia: concededme, Rey soberano, con esa viva luz del cielo, tal amor a lo eterno, que arrancando mi corazón de lo caduco y terreno, apetezca con tantas veras el cielo, que procure adquirir las virtudes que me faltan para lograr esa dicha y felicidad eterna. Amen.

DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
¡Oh admirable Domingo! ángel de paz, nuevo pregonero, luz y voz de los cielos, maestro de las almas y guía de las ovejas de Cristo; pues viviendo en este valle de lágrimas, merecisteis ver los cielos abiertos, registrar el empíreo, y oír la voz de Jesús y de María, que protegía bajo su dilatado manto vuestros hijos; y en vuestro dichoso tránsito, siendo visitado, regalado y consolado de Jesús y de María, fué vuestra dichosa alma colocada en majestuoso trono en la gloria: alcanzadme, dulcísimo Padre, una segura esperanza, con una caridad ardiente que destierre toda mi tibieza y negligencia, y avive más la devoción verdadera a la Virgen-Madre, con tal pureza de vida y obras de caridad y misericordia con los vivos y difuntos, que merezca veros con Jesús y María en la eterna gloria, y la gracia que en este quincenario os pido si fuere conveniente para ello. Amen.



MARTES DÉCIMO TERCERO
L/: Por la venida del Espíritu Santo paráclito
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACION
Oh amantísimo y dulcísimo Jesús, Dios de amor y esposo de las almas, que para más enamorarlas y enriquecerlas con vuestros dones y gracias enviasteis del cielo en forma de lenguas de fuego al Espíritu santo sobre el Colegio apostólico; por vuestra dulce Madre, que mereció más que todos juntos y más de lleno la plenitud de su fuego y copiosos dones, y por este medio tan poderoso le enviasteis en semejante forma para el mismo efecto sobre santo Domingo: oíd, amante dueño, el clamor de mi afligido corazón, y participadle piadoso una viva centella de ese dulce fuego, para que despejando de mi alma las tinieblas del error, amor loco engaños del viejo Adán y ciego mundo, consuma todos mis defectos y desorden de afectos terrenos; por manera que mis obras, palabras y ejemplo edifiquen a mis prójimos, y aseguren el veros y gozaros con el Padre y el Espíritu santo por todos los siglos de los siglos. Amen.

DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
¡Oh nuevo apóstol de Jesús y de María, patriarca y padre de una Religión apostólica y verdaderamente dominicana, por especial filiación de la Reina del cielo, que cual dulce Madre, la crió á sus pechos en los favores que dispensó a sus hijos! ¡Oh Serafín abrasado en el amor divino, ardiente antorcha en el celo de la salud de las almas, ciervo herido con la saeta de la más fina caridad, buscando (como este el refrigerio de las aguas) los más crueles martirios! Misionero apostólico, y legado del Espíritu santo, que bajando sobre vuestra cabeza en forma de lenguas de fuego; y los apóstoles san Pedro y san Pablo entregándoos libro y báculo enviados del cielo, os encargaron ese divino empleo en que fuisteis visto, ya con alas de Serafín ardiendo en llamas, ya arrojando por la boca centellas encendidas; ya en la misa, cual encendido horno y brasero, exhalar vapores y humos como de incienso: alcanzadme, benignísimo Padre, de ese Espíritu de amor, una caridad ardiente, con la benignidad, mansedumbre, paciencia, largueza, paz y demás frutos del divino Espíritu, una verdadera sabiduría, prudencia y ciencia de los Santos, el don de entendimiento, consejo, piedad, fortaleza y temor verdadero de Dios, que arregle mi vida de tal suerte, que siga gustoso los impulsos del divino Espíritu, y (con esta gracia que os pido) logre la última y consumada del amor eterno de la gloria. Amen.


MARTES DÉCIMO CUARTO
L/: Por la dulce muerte y gloriosa Asunción de la Virgen-Madre a los cielos
R/: Libradnos, señor, de todo mal.
ORACIÓN
Oh monarca soberano del empíreo, Rey de la eterna gloria, que, bajando con toda la Corte del cielo y sagrada milicia de los coros angélicos, asistiendo a la dulce muerte de amor de vuestra querida Madre, os llevasteis su alma triunfante y gloriosa, con toda esa comitiva y música a los cielos; y siendo después su cuerpo enterrado, estuvo en su dichoso sepulcro acompañado de apóstoles, discípulos y música de los ángeles, hasta el día que le resucitasteis. Y por amor de esa dulcísima Madre, os dignasteis en su compañía asistir al feliz tránsito del alma gloriosa de santo Domingo al cielo: por ese amor os suplico la única y más importante gracia, esto es morir en amor vuestro con todos los sacramentos, y los dulces nombres de Jesús y de María en la boca y corazón, que sean mi último afecto y respiración. Amen.

DEPRECACIÓN Á SANTO DOMINGO
Oh Domingo, varón todo de Dios, peregrino del mundo, holocausto de amor divino y su viva hostia, que como el ciervo veloz y herido corre a las fuentes de las aguas, deseabais, sediento de la patria, saciaros en la fuente de la vida; por lo que fue vuestra oración tan continua, y los éxtasis y arrobos (para gloria del Señor) tan patentes y peregrinos, y vuestra pobreza de espíritu tan elevada, que no tuvisteis lugar fijo donde descansar e inclinar vuestra cabeza hasta la muerte; la que os anunció Jesús, en figura de gallardo niño de doce años, con una palma y dos coronas, revelándoos el día y hora, y teniendo por enfermera, en vuestra última enfermedad, a la dulce Madre y reina del cielo, que, visitándoos varias veces, y trayéndoos sabrosos y dulces regalos, os los administraba con sus divinas manos, y comía con vos de ellos, para animaros, hasta asistir con Jesús a vuestro feliz tránsito, llevando vuestra dichosa alma, acompañada de ángeles a la gloria. ¡Oh cuanto debo temer esa última hora en vista de mis muchas culpas y poco espíritu de penitencia! Por eso os suplico, Padre amantísimo, que por el gozo que tuvisteis en tan feliz y deseado anuncio y glorioso tránsito, me seáis padre y padrino (con el favor que ahora os pido) en aquella tremenda hora, defendiéndome de mis enemigos, y mirándome piadosamente, por manera, que viviendo como quisiera morir, haga mis confesiones, comuniones y toda buena obra, como si fuera la última de mi vida, y así la acabe en amor de Jesús, para verle con vos en la eterna gloria. Amen.



MARTES DÉCIMO QUINTO
L/: Por la soberana coronación de la Reina Virgen tu madre
R/: Libradnos, Señor, de todo mal.
ORACIÓN
¡Oh Monarca y supremo Juez del empíreo! Rey de los ángeles, corona y premio de todos los justos, que al tercer dia del tránsito glorioso de vuestra santísima madre María, bajasteis del cielo su bienaventurada alma, acompañada de toda la celestial corte, y reuniéndola con su virginal cuerpo, (que fué tabernáculo vuestro) resucitó gloriosa; y así en cuerpo y alma, subiendo con ese mismo acompañamiento, como reclinada en vuestros divinos brazos al cielo empíreo, fué allí coronada de la santísima Trinidad, y reconocida por madre de Dios, reina y emperatriz del cielo y de la tierra y del abismo, y fué colocada a vuestra diestra, en donde quedó constituida madre y abogada de pecadores: por esta divina Reina y abogada os suplico, clementísimo Jesús, me perdonéis todo lo que, por flaqueza, ignorancia y malicia ofendí a la Trinidad santísima, y asimismo mi ingratitud al beneficio de vuestra copiosa redención; y me concedáis poder, sabiduría y amor tan permanentes, que con el Padre y Espíritu santo os adore, ame y alabe eternamente en el cielo. Amen.

DEPRECACIÓN A SANTO DOMINGO
¡Oh gloriosísimo patriarca Domingo! Ángel en el cuerpo por vuestra virginal pureza: arcángel en el entendimiento y oficio apostólico; Serafín en los incendios del corazón y voluntad, abrasado en el amor de Dios y del prójimo, que triunfante en glorioso trono con las dos escalas y coronas entrasteis en la posesión de la gloria. Y por ser tan semejante a Jesús en la estatura, forma y figura del cuerpo, y haber padecido por manos de los ministros infernales las penas de su pasión y muerte, quiso el Señor que una sierva suya os viese en el cielo con las llagas gloriosas en manos, pies y costado, y que por eso entendiésemos, que en aquella corte y palacio sois de los más poderosos, y que, así como viviendo en el mundo, alcanzasteis del Señor cuanto pedisteis, nada pediréis ahora en el cielo, que os sea negado. Por ese gran valimiento, por vuestros triunfos y coronas, y la de este quincenario, que os presento con todos vuestros méritos; y por los quince misterios del santísimo Rosario, y por las gracias que por él merecisteis de la gran Reina, os suplico me alcances el consuelo que os he pedido (si conviene para gloria de Dios y vuestra), para mayor bien de mi alma; y si no conviene, enderezad mi petición de modo, que con perfecta caridad, unión y paz de mi voluntad, con la disposición eterna, merezca lograr en vuestra compañía la corona de la gloria. Amen.


ANTÍFONA DE LOS DOS SANTOS HERMANOS PATRIARCAS SANTO DOMINGO Y SAN FRANCISCO.

Así como Domingo, luz de las gentes, y Francisco, varón apostólico, enseñando el camino de la altísima perfección, mutuamente se amaron en vida, permaneciendo siempre para el mundo como un claro espejo de virtud, así en la muerte no están separados.

L/: El sonido de ellos se ha divulgado por toda la tierra.
R/: Y sus palabras hasta los confines de la tierra.

ORACIÓN
Oh Dios que apartando la ira de los abominables pecados del mundo por la intercesión de María tu madre santísima, te dignaste enviar para la reparación del mismo a los bienaventurados Padres Domingo y Francisco, concede propicio que por sus méritos y valimiento merezcamos ser protegidos é instruidos en todo por la Iglesia santa. Hazlo tú que vives y reinas con el Padre y el Espíritu santo por los siglos de los siglos. Así sea.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...