DEVOTO QUINARIO CON
QUE LAS ALMAS DEVOTAS DE SAN ANGELO, CARMELITA, GLORIOSO MÁRTIR DE JESUCRISTO,
PODRÁN PREPARARSE A CELEBRAR LA FIESTA DE TAN GRAN SANTO
Dispuesto por F. J. A. T. C. E. para gloria
de Dios, aumento de la devoción cristiana, y aprovechamiento espiritual de
todos.
ACTO DE CONTRICION
Dulcísimo Jesús de mi corazón, Salvador y redentor mío
amabilísimo, autor y consumador de nuestra fe, que con ella fortalecéis, aun a
las almas más débiles, y los hacéis superiores a los tormentos y suplicios más
imponentes y crueles: aquí tenéis, Señor a un miserable pecador, que, a pesar de
su indignidad, os quiere adorar con todas las efusiones de un corazón enternecido.
Mis deméritos son infinitos, pero valoren, Señor, mis pobres oraciones, los
relevantes méritos de vuestro ínclito soldado y padre mío san Ángelo; y por su intercesión
dignaos concederme lo que más me convenga. Pequé, Oh Dios mío, pero ya abomino
la culpa, y me pesa de haber sido ingrato a vuestro amor. Concededme el perdón,
y no me neguéis la gracia que especialmente pido en este quinario, si se dirige
a vuestra mayor gloria, y bien de mi alma. Amen.
ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Gloriosísimo padre y protector mío san Ángelo, hijo
predilecto de la reina de los ángeles María santísima, a cuya predilección
debéis el nombre celestial con que fuisteis agraciado, que indica la virtud
instintiva que adorna vuestra alma pura, y los ardores seráficos de vuestro
candoroso corazón. Dechado de santidad, compendio de todas las virtudes
cristianas y religiosas, taumaturgo del 'Carmelo, mártir de Jesucristo,
rendidamente os suplico, por tantos gloriosos timbres que os distinguen en la:
Iglesia militante y triunfante, roguéis por mí a la soberana Madre de Dios,
para que se digne encaminar hacia mí sus amorosas miradas; y me alcance de su
hijo Jesucristo, mi Señor la gracia que necesito para vivir santamente; y que después
de esta vida, goce el descanso dulcísimo de la gloria. Amen.
DIA PRIMERO
ORACION
Todo poderoso y eterno Dios, sabiduría increada, y amor
inmenso, que sois admirable en vuestros santos, y en cada uno de ellos renováis
vuestra imagen que alteró el pecado. Perfectísimamente delineada vemos vuestra
mano en vuestro gloriosísimo mártir san Ángelo, tallo hermoso del árbol de la
vida, que vuestra purísima madre plantó en el Carmelo. Gracias infinitas os
sean dadas por lo mucho que lo engrandecisteis.
(Aquí se varia la oración todos los días)
*Pues fue obra de vuestra predilección, que la soberana
Reina de los ángeles, después de haber sacado a sus padres de las tinieblas del
judaísmo, y llamándolos a la vida de la fe, les anunciase cuán grande sería en
vuestros ojos el hijo que les prometía, y que el nombre de Ángel con que debía
ser agraciado fuera indicio del candor de su corazón, y de los altos destinos
para que lo aprestabais. Haced, oh Señor, que mi alma sea fiel imitadora de tan
gran santo, en la devoción a vuestra divina madre María, y en la práctica de todas
las virtudes; a fin de que, oyendo y conociendo vuestra voz, como otra de vuestras
ovejas, os siga á do quiera me llaméis, y como discípulo vuestro esté con vos
en el cielo. Amen.
Aquí se rezarán cinco Padre nuestros, Ave
María y Gloria Patri, con las siguientes coplillas, en memoria de las cinco
llagas que recibió el santo en su martirio:
Un
respetuoso portento
Nos hace
admirar María,
Mostrándose
autora y guía
De Ángelo
en su nacimiento.
Padre nuestro, Ave María y Gloria
Al santo
la confusión
Del mundo
y su vanidad
Le hace,
en la flor de su edad
Entrarse
en la religión.
Padre nuestro, Ave María y Gloria
Después
de todo el fervor
Que en la
clausura observó
En un
desierto emprendió
Toda
aspereza y rigor.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria
Una luz
tan peregrina
Dios a
luz quiso sacar,
Y le
ordenó predicar
La
católica doctrina.
Padre nuestro, Ave María y Gloria
Como un
ángel destinado
Por Dios
a extender la fe,
Lo hizo,
y su corona fué
El morir
martirizado.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria
OFRECIMIENTO
Jesús de mi corazón, Verbo del divino Padre, luz
indeficiente, que ilumináis a todos los hombres que vienen a este mundo, león
de la tribu de Judá, que vencisteis al enemigo con vuestra cruz, y renováis esta
victoria en cada uno de vuestros soldados: rey de los siglos inmortal, que os
complacéis con los obsequios y cultos que tributamos a vuestros santos.
Recibid, oh Señor, con agrado los que consagramos a la memoria de vuestro
invicto atleta san Ángelo concedednos cariñoso lo que os pido, para todos sus
devotos, al devolveros su alma santísima, entre los dolores de su martirio, que
es, que sean admitidas ante vuestra Majestad todas nuestras peticiones. ¡Oh! y
qué dicha tener tan grande intercesor! ¡oh! ¡y quién no invocará a vuestro
siervo, para sentir aligerarse las cruces con que nos oprime el mundo! Pero no
es esta, especialmente la gracia que os pedimos; menguadas fueran, oh Señor, y propias
de corazones mezquinos estas demandas. Pedimos vuestra gracia, pedimos vuestra
amistad, pedimos la mansión dichosa de la gloria, en donde esperamos veros y
gozaros con el Padre, y el Espíritu santo, por siglos eternales. Amen.
GOZOS DEL GLORIOSO
MÁRTIR SAN ANGELO
Demos
glorias al Señor,
Y de
nuestro santo las demos:
Vamos
pues, y le aclamemos
Virgen,
mártir y doctor.
Antes que
en el mando entró,
Ya él
cielo le conocía,
Porque;
la virgen María
Del cielo
le consiguió:
Y
entonces le adoptó
Por hijo
de su amor
La
Señora, a más del ser,
Nombre
también quiso darle,
Ángelo
mandó nombrarle,
Esperándole
ángel ver;
Y tal le
hizo parecer
Luego, dé
ángel su candor.
En
estudios consumado,
Y otro tal
en perfección,
Se
encerró en la religión
A que por
Dios fué llamado:
Donde al
punto fué dechado
De
observancia y fervor.
En
oraciones gastaba
Cuantos
momentos podía,
De
rodillas cada día
Todo el
salterio rezaba:
Con lo
que se conciliaba
Del cielo
todo favor.
Meditando
la pasión
Que
nuestro Señor sufrió,
En breve
se la grabó
En el
alma y corazón:
Y a la mortificación
Se dio
con todo el rigor.
Del padre
Elías el celo,
Y de Eliseo
el celar
Tomó por
plan que imitar,
Y de
virtud por modelo:
Dando con
ello al Carmelo
El mayor
lustre y honor.
Por el,
cobra vista el ciego,
Salud el
que la perdió,
Y hasta
vida el que murió,
Todo mal
remedia luego:
Del cielo
hace bajar fuego,
De
infieles para terror.
Un mérito
tan pujante
Cierto
que se llevaría
De Jesús
y de María
Un afecto
relevante:
Que
disfrutó en adelante
Con la
confianza mayor.
El remate
de su suerte
Por sus
tareas pasadas
Fueron
cinco puñaladas
Tiradas
por mano fuerte:
Con que
imitó con su muerte
La muerte
del Salvador.
Sed pues
nuestro protector,
Oh san Ángelo,
os pedimos:
L/: Ruega por nosotros ¡Oh glorioso San
Ángelo!
R/: Para que seamos dignos de las
promesas de Jesucristo.
ORACION: Dios, fuerza de los fieles y corona de los mártires por cuya gracia San
Ángelo, carmelita, superó los tormentos del martirio; por su intercesión,
concédenos propicio que, imitándole fielmente, seamos hasta la muerte testigos
de su presencia y bondad. Amen
DIA SEGUNDO
* Pues fué obra de vuestra predilección, que, como
verdadero hijo de los profetas, repudiase prematuramente el mundo y sus
placeres, mirando como estiércol los halagos y lucimientos, que sin avaricia le
prodigaba; y escogiese por su única porción y herencia los abatimientos del
claustro, a que lo llamabais, cifrando toda su ambición en adornarse con el
tosco sayal que forma el noble blasón de los hijos de vuestra madre del
Carmelo. Haced, oh Señor, que mi alma sea fiel imitadora de tan gran santo en
huir las ocasiones, despreciar los prestigios con que el mundo nos intenta
tiranizar, y aborrecer las malicias de una carne de pecado para que extraño siempre
a todo lo que puede apartarme de Vos, viva una vida angelical, para ser como
los ángeles de Dios en el cielo. Amen.
DIA TERCERO
* Pues fué obra de vuestra predilección, haberlo
conducido a la soledad del desierto, en donde sin estorbo alguno, oyó, por
cinco años continuos, las palabras que se dignó hablarle vuestra Majestad.
Vuestro Espíritu lo impulsó, oh Dios mío, a sus traerle del dulce trato con los
ángeles en carne del Carmelo, para tener su comunicación íntima con Vos y los ángeles
del cielo, y para aprestarse, cual otro Moisés, o su santo patriarca Elías, con
santa contemplación, penitencias y vigilias, para las grandes empresas a que lo
destinara vuestra adorable providencia. Haced, o Señor, que mi alma sea fiel
imitadora de tan gran santo, en buscar siempre el retiro, do le habléis al corazón.
Y que emprendiendo con resolución los rigores de la penitencia llore mis
culpas, blanqueando, por este medio, aquella vestidura que me dio la madre Iglesia,
y blanqueada con la caridad, será el vestido nupcial de mi alma, con el cual
entrará en las bodas eternas del Cordero. Amen.
DIA CUARTO
* Pues fué obra de vuestra predilección, que, como
verdadero hijo del grande Elías, celase siempre por vuestra gloria, y pegase
fuego al mundo con su predicación. Ángelo verdadero y mensajero fiel de vuestra
voluntad, vuela de un hemisferio a otro, con las alas de la obediencia y de la
caridad, para enseñar a todos vuestros caminos: guerra contra las potestades
tartáreas, de cuyas fauces saca la presa, como David que la arrebata al oso y
al León; y arrostra mil y cien mil peligros para daros a conocer y haceros
adorar de vuestras criaturas. Haced, oh Señor, que mi alma sea fiel imitadora
de tan gran santo en el celo por vuestra gloria, cooperando con todas mis
fuerzas a la conversión de los pecadores, y a la salvación de las almas, a fin
de que, conservando pura la mía, entre en la remuneración de la eterna gloria.
Amen.
DIA ÚLTIMO
* Pues fué obra de vuestra predilección, que a la corona
que le labraron su admirable sabiduría y sus angelicales virtudes, juntase la
palma del martirio. Vos, oh Salvador mío, le llamasteis á tanto honor, de
fecundar la predicación evangélica con su sangre diciéndole: “Animo, soldado
mío, sal a la palestra, como mi precursor el Bautista, y serás coronado con la
diadema del triunfo” ¡Oh! y ¡qué gloria ser llamado a dar su sangre por Vos, en
desquite de la vuestra, que fué derramada por nosotros y por nuestra salud! Qué
timbre tan glorioso poder decir con el gran Pablo: «Yo traigo esculpidas en mi
cuerpo las llagas de mi señor Jesús.» Haced, oh Señor, que mi alma sea fiel
imitadora de tan gran santo, confesándoos delante de los hombres, por mi Dios y
Salvador, mereciendo así que. me confeséis ante el trono de vuestro divino
Padre: y que siempre firme en la confesión de vuestra fe, como; vuestro siervo
y padre mío san Ángelo, no me arredren los peligros de esta vida, antes sí suba
animoso con vos al Calvario, para subir después al monte santo de la gloria.
Amen.
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