sábado, 10 de marzo de 2018

QUINARIO A SAN ANGELO





DEVOTO QUINARIO CON QUE LAS ALMAS DEVOTAS DE SAN ANGELO, CARMELITA, GLORIOSO MÁRTIR DE JESUCRISTO, PODRÁN PREPARARSE A CELEBRAR LA FIESTA DE TAN GRAN SANTO
Dispuesto por F. J. A. T. C. E. para gloria de Dios, aumento de la devoción cristiana, y aprovechamiento espiritual de todos.

ACTO DE CONTRICION

Dulcísimo Jesús de mi corazón, Salvador y redentor mío amabilísimo, autor y consumador de nuestra fe, que con ella fortalecéis, aun a las almas más débiles, y los hacéis superiores a los tormentos y suplicios más imponentes y crueles: aquí tenéis, Señor a un miserable pecador, que, a pesar de su indignidad, os quiere adorar con todas las efusiones de un corazón enternecido. Mis deméritos son infinitos, pero valoren, Señor, mis pobres oraciones, los relevantes méritos de vuestro ínclito soldado y padre mío san Ángelo; y por su intercesión dignaos concederme lo que más me convenga. Pequé, Oh Dios mío, pero ya abomino la culpa, y me pesa de haber sido ingrato a vuestro amor. Concededme el perdón, y no me neguéis la gracia que especialmente pido en este quinario, si se dirige a vuestra mayor gloria, y bien de mi alma. Amen.

ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Gloriosísimo padre y protector mío san Ángelo, hijo predilecto de la reina de los ángeles María santísima, a cuya predilección debéis el nombre celestial con que fuisteis agraciado, que indica la virtud instintiva que adorna vuestra alma pura, y los ardores seráficos de vuestro candoroso corazón. Dechado de santidad, compendio de todas las virtudes cristianas y religiosas, taumaturgo del 'Carmelo, mártir de Jesucristo, rendidamente os suplico, por tantos gloriosos timbres que os distinguen en la: Iglesia militante y triunfante, roguéis por mí a la soberana Madre de Dios, para que se digne encaminar hacia mí sus amorosas miradas; y me alcance de su hijo Jesucristo, mi Señor la gracia que necesito para vivir santamente; y que después de esta vida, goce el descanso dulcísimo de la gloria. Amen.

DIA PRIMERO
ORACION
Todo poderoso y eterno Dios, sabiduría increada, y amor inmenso, que sois admirable en vuestros santos, y en cada uno de ellos renováis vuestra imagen que alteró el pecado. Perfectísimamente delineada vemos vuestra mano en vuestro gloriosísimo mártir san Ángelo, tallo hermoso del árbol de la vida, que vuestra purísima madre plantó en el Carmelo. Gracias infinitas os sean dadas por lo mucho que lo engrandecisteis.  (Aquí se varia la oración todos los días)

*Pues fue obra de vuestra predilección, que la soberana Reina de los ángeles, después de haber sacado a sus padres de las tinieblas del judaísmo, y llamándolos a la vida de la fe, les anunciase cuán grande sería en vuestros ojos el hijo que les prometía, y que el nombre de Ángel con que debía ser agraciado fuera indicio del candor de su corazón, y de los altos destinos para que lo aprestabais. Haced, oh Señor, que mi alma sea fiel imitadora de tan gran santo, en la devoción a vuestra divina madre María, y en la práctica de todas las virtudes; a fin de que, oyendo y conociendo vuestra voz, como otra de vuestras ovejas, os siga á do quiera me llaméis, y como discípulo vuestro esté con vos en el cielo. Amen.

Aquí se rezarán cinco Padre nuestros, Ave María y Gloria Patri, con las siguientes coplillas, en memoria de las cinco llagas que recibió el santo en su martirio:

Un respetuoso portento
Nos hace admirar María,
Mostrándose autora y guía
De Ángelo en su nacimiento.
Padre nuestro, Ave María y Gloria

Al santo la confusión
Del mundo y su vanidad
Le hace, en la flor de su edad
Entrarse en la religión.
Padre nuestro, Ave María y Gloria

Después de todo el fervor
Que en la clausura observó
En un desierto emprendió
Toda aspereza y rigor.
Padre nuestro, Ave María y Gloria

Una luz tan peregrina
Dios a luz quiso sacar,
Y le ordenó predicar
La católica doctrina.
Padre nuestro, Ave María y Gloria

Como un ángel destinado
Por Dios a extender la fe,
Lo hizo, y su corona fué
El morir martirizado.
Padre nuestro, Ave María y Gloria


OFRECIMIENTO
Jesús de mi corazón, Verbo del divino Padre, luz indeficiente, que ilumináis a todos los hombres que vienen a este mundo, león de la tribu de Judá, que vencisteis al enemigo con vuestra cruz, y renováis esta victoria en cada uno de vuestros soldados: rey de los siglos inmortal, que os complacéis con los obsequios y cultos que tributamos a vuestros santos. Recibid, oh Señor, con agrado los que consagramos a la memoria de vuestro invicto atleta san Ángelo concedednos cariñoso lo que os pido, para todos sus devotos, al devolveros su alma santísima, entre los dolores de su martirio, que es, que sean admitidas ante vuestra Majestad todas nuestras peticiones. ¡Oh! y qué dicha tener tan grande intercesor! ¡oh! ¡y quién no invocará a vuestro siervo, para sentir aligerarse las cruces con que nos oprime el mundo! Pero no es esta, especialmente la gracia que os pedimos; menguadas fueran, oh Señor, y propias de corazones mezquinos estas demandas. Pedimos vuestra gracia, pedimos vuestra amistad, pedimos la mansión dichosa de la gloria, en donde esperamos veros y gozaros con el Padre, y el Espíritu santo, por siglos eternales. Amen.


GOZOS DEL GLORIOSO MÁRTIR SAN ANGELO



Demos glorias al Señor,
Y de nuestro santo las demos:
Vamos pues, y le aclamemos
Virgen, mártir y doctor.

Antes que en el mando entró,
Ya él cielo le conocía,
Porque; la virgen María
Del cielo le consiguió:
Y entonces le adoptó
Por hijo de su amor

La Señora, a más del ser,
Nombre también quiso darle,
Ángelo mandó nombrarle,
Esperándole ángel ver;
Y tal le hizo parecer
Luego, dé ángel su candor.

En estudios consumado,
Y otro tal en perfección,
Se encerró en la religión
A que por Dios fué llamado:
Donde al punto fué dechado
De observancia y fervor.

En oraciones gastaba
Cuantos momentos podía,
De rodillas cada día
Todo el salterio rezaba:
Con lo que se conciliaba
Del cielo todo favor.

Meditando la pasión
Que nuestro Señor sufrió,
En breve se la grabó
En el alma y corazón:
Y a la mortificación
Se dio con todo el rigor.

Del padre Elías el celo,
Y de Eliseo el celar
Tomó por plan que imitar,
Y de virtud por modelo:
Dando con ello al Carmelo
El mayor lustre y honor.

Por el, cobra vista el ciego,
Salud el que la perdió,
Y hasta vida el que murió,
Todo mal remedia luego:
Del cielo hace bajar fuego,
De infieles para terror.

Un mérito tan pujante
Cierto que se llevaría
De Jesús y de María
Un afecto relevante:
Que disfrutó en adelante
Con la confianza mayor.

El remate de su suerte
Por sus tareas pasadas
Fueron cinco puñaladas
Tiradas por mano fuerte:
Con que imitó con su muerte
La muerte del Salvador.

Sed pues nuestro protector,
Oh san Ángelo, os pedimos:


L/: Ruega por nosotros ¡Oh glorioso San Ángelo!
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

ORACION: Dios, fuerza de los fieles y corona de los mártires por cuya gracia San Ángelo, carmelita, superó los tormentos del martirio; por su intercesión, concédenos propicio que, imitándole fielmente, seamos hasta la muerte testigos de su presencia y bondad. Amen


DIA SEGUNDO
* Pues fué obra de vuestra predilección, que, como verdadero hijo de los profetas, repudiase prematuramente el mundo y sus placeres, mirando como estiércol los halagos y lucimientos, que sin avaricia le prodigaba; y escogiese por su única porción y herencia los abatimientos del claustro, a que lo llamabais, cifrando toda su ambición en adornarse con el tosco sayal que forma el noble blasón de los hijos de vuestra madre del Carmelo. Haced, oh Señor, que mi alma sea fiel imitadora de tan gran santo en huir las ocasiones, despreciar los prestigios con que el mundo nos intenta tiranizar, y aborrecer las malicias de una carne de pecado para que extraño siempre a todo lo que puede apartarme de Vos, viva una vida angelical, para ser como los ángeles de Dios en el cielo. Amen.


DIA TERCERO
* Pues fué obra de vuestra predilección, haberlo conducido a la soledad del desierto, en donde sin estorbo alguno, oyó, por cinco años continuos, las palabras que se dignó hablarle vuestra Majestad. Vuestro Espíritu lo impulsó, oh Dios mío, a sus traerle del dulce trato con los ángeles en carne del Carmelo, para tener su comunicación íntima con Vos y los ángeles del cielo, y para aprestarse, cual otro Moisés, o su santo patriarca Elías, con santa contemplación, penitencias y vigilias, para las grandes empresas a que lo destinara vuestra adorable providencia. Haced, o Señor, que mi alma sea fiel imitadora de tan gran santo, en buscar siempre el retiro, do le habléis al corazón. Y que emprendiendo con resolución los rigores de la penitencia llore mis culpas, blanqueando, por este medio, aquella vestidura que me dio la madre Iglesia, y blanqueada con la caridad, será el vestido nupcial de mi alma, con el cual entrará en las bodas eternas del Cordero. Amen.


DIA CUARTO
* Pues fué obra de vuestra predilección, que, como verdadero hijo del grande Elías, celase siempre por vuestra gloria, y pegase fuego al mundo con su predicación. Ángelo verdadero y mensajero fiel de vuestra voluntad, vuela de un hemisferio a otro, con las alas de la obediencia y de la caridad, para enseñar a todos vuestros caminos: guerra contra las potestades tartáreas, de cuyas fauces saca la presa, como David que la arrebata al oso y al León; y arrostra mil y cien mil peligros para daros a conocer y haceros adorar de vuestras criaturas. Haced, oh Señor, que mi alma sea fiel imitadora de tan gran santo en el celo por vuestra gloria, cooperando con todas mis fuerzas a la conversión de los pecadores, y a la salvación de las almas, a fin de que, conservando pura la mía, entre en la remuneración de la eterna gloria. Amen.


DIA ÚLTIMO
* Pues fué obra de vuestra predilección, que a la corona que le labraron su admirable sabiduría y sus angelicales virtudes, juntase la palma del martirio. Vos, oh Salvador mío, le llamasteis á tanto honor, de fecundar la predicación evangélica con su sangre diciéndole: “Animo, soldado mío, sal a la palestra, como mi precursor el Bautista, y serás coronado con la diadema del triunfo” ¡Oh! y ¡qué gloria ser llamado a dar su sangre por Vos, en desquite de la vuestra, que fué derramada por nosotros y por nuestra salud! Qué timbre tan glorioso poder decir con el gran Pablo: «Yo traigo esculpidas en mi cuerpo las llagas de mi señor Jesús.» Haced, oh Señor, que mi alma sea fiel imitadora de tan gran santo, confesándoos delante de los hombres, por mi Dios y Salvador, mereciendo así que. me confeséis ante el trono de vuestro divino Padre: y que siempre firme en la confesión de vuestra fe, como; vuestro siervo y padre mío san Ángelo, no me arredren los peligros de esta vida, antes sí suba animoso con vos al Calvario, para subir después al monte santo de la gloria. Amen.





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