NOVENA
DEL PATRIARCA Y PADRE SAN PEDRO NOLASCO
FUNDADOR DE LA ORDEN DE LA MERCED PARA LA REDENCIÓN DE
LOS CAUTIVOS
Puesto de rodillas
con humilde reverencia delante del altar del glorioso Padre, hecha el serial de
la Cruz, se dirá lo siguiente:
ORACIÓN PARA
TODOS LOS DÍAS
Clementísimo
Dios, y Señor nuestro, a quien confesamos admirable en nuestro esclarecido
Patriarca San Pedro Nolasco; cuyas prodigiosas virtudes le dieron en vuestra
Santa Iglesia el sagrado nombre de Redentor milagroso, depositando benigno en
su intercesión poderosa eficaz alivio a las congojas de esta miserable vida.
Haciéndole tan formidable al infierno, que a su vista
salían huyendo de los cuerpos de los hombres los demonios: a quien concedisteis
tanto dominio sobre los elementos, que al imperio de su voz obedecían los mares
y los vientos.
Por aqueste verdadero imitador de caridad de Cristo
vuestro precioso Hijo, os pedimos nos concedáis los poderosos deseos, que caben
en la fe y confianza de sus devotos; para que, inflamados en su ardientísima
caridad, alcancemos de vuestra liberalísima mano lo que por su intercesión os
pedimos en esta novena, si es para mayor honra y gloria vuestra. Amen.
(Aquí
se rezan tres padrenuestros y tres aves marías con su Gloria)
PRIMER DIA
Dios te
salve ínclito Padre, Pedro Nolasco Santísimo, de Dios escogido, y a la Virgen
María muy agradable. Fecunda diva que, plantada en el sagrado jardín de la
Iglesia, produjiste tan copiosos frutos de encendido amor. Sol hermoso cuyo
feliz oriente celebro el cielo con tantos prodigios y portentos, resonando en
el aire sonoras músicas de ángeles que cantaban gloria para el cielo y
felicidad para la tierra. Santo grande desde niño, como lo dijo volviendo su
venerable rostro al tuyo, ilustrado con profética luz un sacerdote, que
celebraba en la iglesia donde fuiste bautizado, con las mismas voces con que
publico el cielo grande santidad del Bautista: "Este niño es grande
delante de Dios".
Padre de pobres, que aun recién nacido te faltaban las
voces para explicar tus congojas, y al ver los necesitados, hacías lenguas de
tus ojos vertiendo tiernas lágrimas, hasta que te daban con que socorrer a los
desvalidos, trasladando a las manos del menesteroso cuanto cogías en las tuyas.
Te pedimos que vuelvas a tus hijos y de votos esos compasivos
ojos; y socorras el hielo de nuestros corazones en la hora de nuestra muerte
con una centella del ardiente fuego en que te abrasas; para que, purificados
nuestros espíritus con tan divino incendio, merezcamos conseguir la eterna
gloria; y lo particular que pedimos en esta novena. Amen. (Aquí se pide al santo lo que
cada uno necesitare)
GOZOS A SAN PEDRO NOLASCO
Hoy que a
tus plantas venimos
Tu
protección a implorar:
R/: Comunica a nuestras almas
tu
encendida caridad.
Salve
padre bondadoso
De los
míseros cristianos
Que, de su
patria lejanos
Y en dura
cautividad,
Suspiran
anhelantes
Esperando
el fausto día
En que el
nombre de María
Les diese la libertad
Cuando al
nacer, en la cuna
Yacías,
niño inocente,
Escuchose
en el ambiente
Melodía
celestial
Y a tu
estancia iluminada
Por
vivísimos fulgores
Acudieron
los pastores
Tu venida a celebrar.
Como en el
lirio del valle
Que
ostenta el cáliz, ufano,
Las abejas
en tu mano
Labran de
miel un panal
Presagiando
al desgraciado,
Al
huérfano, al desvalido,
Que es su
padre el que ha nacido
Para su llanto enjugar.
De amor
encendida el alma.
Hacia el
ara de María
Conduces
con alegría
Los
infantes de tu edad;
Y tu
inocente plegaria
Se eleva
cual nube blanca
De
incienso, que al cielo sube
Desde el pie del sacro altar.
Solo ya en
medio del mundo,
Muertos tus amantes padres,
En la
mejor de las madres
Protección
vas a buscar;
Y huyendo
vanos placeres
Que el
mundo brinda engañoso
En su
regazo amoroso
Encuentra
tu alma la paz.
Allá en
extranjera playa
Llora el
esclavo sus penas
Entre
sombras y cadenas,
Sumido en
hondo pesar;
Más, desde
el cielo, María,
Escuchando
al que la implora,
La familia
redentora
Viene a la tierra a fundar.
Digno
padre de esos héroes
Que
dejando el patrio suelo
Van, al
cautivo el consuelo
A extraña
playa a llevar;
También
dejaste tu patria
Para
tronchar su cadena,
Y tu voz
la ira refrena
Del viento
y la tempestad.
Feliz,
padre, que arrobado
En
celestial alegría,
Escuchaste
de María
El
dulcísimo cantar,
Cuando le
falta supliendo
De los
monjes en el coro
El himno
entona sonoro
De inefable suavidad.
Cuando al
término llegaste
De tu vida
en el camino,
Cual
cansado peregrino
Que se
acerca a reposar,
María a tu
lado acude
Y amorosa
y sonriente
En tu
fatigada frente
Coloca el
lauro inmortal.
Desde el
trono de tu gloria
Dígnate
pues, padre amante,
Atender al
que anhelante
Tu favor
viene a implorar;
De la
Iglesia y de tu Orden
Hoy las
suplicas atiende
Y nuestros
pechos encienden
Contra el
mal y la impiedad.
L/: Ruega por nosotros Padre San Pedro
Nolasco
R/: Para que seamos dignos de las
promesas de Jesucristo.
ORACION FINAL
Clementísimo
Dios que a imitación de aquella eterna caridad con que redimiste al mundo, para
la redención de los fieles milagrosamente revelaste a nuestro glorioso Padre
Pedro Nolasco el modo de fecundar tu Santa Iglesia con la nueva religión de
redentores: Por su intercesión te pedimos nos concedas, que libres de la
esclavitud del pecado, gocemos la perpetua libertad de la gloria. Amen.
ORACION
(A. N. Padre S. Pedro Nolasco, para
impetrar buena muerte).
Santísimo
Patriarca y Padre San Pedro Nolasco: Hijo escogido de la Purísima Virgen María:
Hermano en el oficio dc redentor del que lo fue del mundo. Padre de tu Religión
de Redentores, y de los que con veras te llaman a la hora de la muerte.
Ruégote, que, pues moriste en la misma noche y hora que Cristo nació, naciendo
tu para la gloria, cuando mi buen Jesús nació para el mundo: te ruego supliques
a su Divina Majestad, sea servido de hacer, que asistiéndome tu cuando yo muera
para este mundo, nazca para la gloria en que vive y reina Jesucristo, con Dios
Padre en unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos. Amen.
SEGUNDO DÍA
Esclarecido
Patriarca San Pedro Nolasco: firme columna de la militante Iglesia, brillante
lucero que apareciste en el África esparciendo divinas luces, conque tantos
mahometanos redujiste al sagrado conocimiento de la sagrada Fe de Cristo.
Caudillo de Dios escogido que mereciste ver en la tierra a la Serenísima
Emperatriz de los cielos, acompañada de innumerables Ejércitos de Ángeles y
Santos, vestida de blanco y hermosos candores de gloria; y llegándose a ti con
un sereno semblante conforto con milagrosa luz tu vista para que pudiesen ver
tus ojos corporales su peregrina belleza. Por aquel inefable gozo que recibió
tu purísima alma cuando escuchaste a aquella Majestad Soberana que alegre y
risueña te dijo: "Soy María en cuyas puras entrañas el Hijo de Dios de mi
purísima sangre tomo cuerpo para la redención del mundo. La Beatísima Trinidad
me envía a decirte que será muy de su agrado y mi gusto que en honra mía se
funde en la tierra una religión, cuyo principal Instituto sea dar a costa de la
propia libertad a los Cautivos". Por aquellas divinas manos de María, que
suavemente movidas te mostraron el hábito blanco, que habías de vestir en
testimonio de que era de esta Religión, la Fundadora. Por aquella humildad con
que aceptaste el sagrado honor del cielo, que te nombro primer General de esta
Sagrada Orden de la Merced, y misericordia, te pedimos santísimo Padre,
consueles con tu serena vista nuestras almas en la hora de nuestra muerte,
comunicándonos en ella las suavidades del amor divino; para que se conviertan
en dulzuras las amarguras de la muerte, y concedas a cada uno en particular lo
que te pedimos en esta novena. Amen.
TERCER DÍA
Glorioso
Patriarca San Pedro Nolasco que encendías las llamas del divino amor en que te
abrasabas. Purísimo, amante de la virginal Pureza de María, cuya Concepción
Inmaculada defendiste en la guerra con las armas cayendo muertos solo a tu
vista, por virtud divina, innumerables herejes. Por aquellos sagrados júbilos,
que recibió tu purísimo corazón cuando en premio de tus soberanos
incendios, se te apareció esta crudelísima Señora con tu sacratísimo Hijo en
los brazos. Te pedimos enciendas en los corazones de tus hijos y devotos un
cordialísimo amor a esta soberana Reina; y alcances de la majestad Divina
eficaces auxilios, para que detestando los herejes sus errores, verdaderamente
crean su purísima Concepción en gracia sin la mancha de la original culpa; y a
cada uno en particular lo que pide en esta novena. Amen.
CUARTO DÍA
Santísimo
Patriarca Nolasco: portento de la gracia y asombro de prodigios, a quien
obedecían los elementos; serenando las borrascas al imperio de tu voz los mares
y los vientos; navegando por sus ondas en un barco roto sin velas ni remos,
desde el África a Valencia. Taumaturgo de milagros, que solo con la señal de la
Cruz dabas salud a los enfermos y arrojabas de los cuerpos de los hombres los
demonios. Redentor milagroso, que con la sagrada respiración de tu aliento
resucitabas los difuntos. Por esta ardientísima caridad: te pedimos respires en
los pecadores el sagrado aliento de tu intercesión poderosa; para que
resucitando la hermosa vida de la gracia, por medio de una verdadera penitencia,
merezcamos gozar la eterna gloria y cada uno lo que pedimos en esta no vena.
Amen.
QUINTO DÍA
Dulcísimo
Patriarca: admirable en los prodigios y asombroso en las virtudes. Virgen
Purísima, cuya virginal pureza manifestó el cielo en las suavísimas fragancias
de celestiales azucenas que de tu santo cuerpo despedías siendo por este
suavísimo olor de todos conocidos. Humildísimo a las Dignidades, Mitras y
Capelos. Penitentísimo, pues solo alimentabas tu vida de dos a dos días,
con un pedazo de duro pan remojado en agua; siendo el descanso de tus continuas
y sangrientas disciplinas unos agudos cambrones, sobre qué reclinabas de noche
tu cansado cuerpo. Pacientísimo en los trabajos, y ardientísimo en la caridad;
pues por redimir los cautivos del tirano poder de los barbaros padeciste
crueles prisiones en las intolerables mazmorras del África, donde te ten fan
noches y días sin sustento alguno para que, al rigor del hombre acabases tu
santa vida. Por aquella paciencia con que padeciste como un cordero, sin desplegar
los labios, las afrentas con que fuiste tantas veces cruelmente azotado por las
calles de Argel, y por los suavísimos consuelos con que fuiste en estos dolores
de Cristo recreado, que apareciéndose glorioso, mostraba sus sacratísimas
llagas, consolándote con ellas: te pedimos nos alcances eficaces auxilios, para
que imitando tus virtudes, se enciendan en perfecta caridad nuestros corazones;
y que no juzgando temerariamente a los prójimos en la vida, merezcamos ser
juzgados de Dios con misericordia en la muerte: y a cada uno en particular lo
que pedimos en esta no vena. Amen.
SEXTO DÍA
Benignísimo
Patriarca Nolasco verdadero imitador de CRISTO en el oficio de Redentor, que
ardiendo en amorosa sed de Redención de los cautivos, caminaste a pie y
descalzo casi toda Europa, pidiendo limosna para redimirlos: ensangrentando tus
sagradas plantas con lo áspero y fragoso de los caminos, donde hubieras
perecido a no socorrerte a cada paso los ángeles. Por aquella ardientísima
caridad con que trasladando a tu pecho las terribles calamidades de los
cautivos, contemplando aquellas sangrientas heridas sin más medicina que su
paciencia, siendo esos trabajos causa de que muchos negasen la Fe de Cristo:
anegado en estas congojas, comenzaste en la oración a sudar tan copiosa sangre,
que cayendo de tu afligido rostro, matizabas con la sangrienta purpura el
cándido Habito que vestías. Por aquellos suavísimos consuelos con que fuiste en
esta terrible agonía, de Cristo confortado, te pedimos consueles con tu sagrada
vista nuestras almas en las terribles congojas de la muerte, nos alcances
eficaces auxilios, para que llevando con humilde resignación los trabajos y
dolores de la vida, merezcamos el eterno descanso de la Gloria; y a cada uno en
particular lo que pedimos en esta novena. Amen.
SÉPTIMO DÍA
Humildísimo
Patriarca Nolasco: amantísimo y muy regalado hijo de la Soberana Reina de los
Cielos, a quien tantas veces mereciste ver en la tierra: ya en los dormitorios
llenando de celestiales bendiciones a sus hijos, y encargándote el cuidado de
su religioso Rebano; ya sosegando tus congojas, asegurándote duraría tu
religión hasta el fin del mundo: ya deteniendo el rigor penitente de tus
sangrientas disciplinas: ya en el coro regalándote con peregrinos favores y
celestiales noticias: oyendo de aquellos divinos labios, que son fuente de
dulzura entonar con grave melodía los Maitines, prosiguiendo los angélicos
coros las divinas alabanzas; por estos divinos favores y por los suavísimos
consuelos que recibió tu afligida alma, cuan- do anegada en aquellas terribles
desolaciones y tristes desamparos juzgando error tu santa vida, bañado tu
venerable rostro en tiernas lágrimas, dudando humilde de tu salvación eterna,
mereciste, que rasgándose las triunfantes puertas de la celestial Jerusalén se
te hiciese patente la inefable belleza de la Gloria, y en aquella la Majestad
de Cristo, que te dijo: "Esta es Pedro, la celestial Jerusalén, donde has
de reinar conmigo en premio de tus trabajos". Por estos dulcísimos
consuelos te pedimos consueles las almas de tus hijos y devotos en las ultimas
congojas de la vida y alientes en esta terrible hora, nuestra débil confianza
en la infinita misericordia de Cristo Señor nuestro, y en la dulcísima
intercesión de su Santísima Madre: y concedas a cada uno en particular lo que
te pide en esta novena. Amen.
OCTAVO DÍA
Purísimo
Nolasco: hermoso retrato de Cristo, admirable trono del poder divino, que al
imperio de tu voz se convertía en cobarde despojo del miedo el mayor valor de
tus contrarios como se vio en aquella infernal escuadra de sectarios
albigenses, que acaudillada de todo el infierno subía presurosa la escalera del
coro a quitarte la vida: y sabiendo por revelación divina que se acercaba,
saliste de la oración a recibirla; y al preguntarles con amorosa blandura,
amigos a quien buscáis? si me buscáis a mí, vedme aquí; como si fueran
penetrantes rayos tus dulces voces retirándose medrosos cayeron en tierra,
tropezando en su mismo pavor y miedo. Suavísimo medianero entre Dios y los
hombres, que con tus ardientes lágrimas aplacaste el enojo divino contra el
reino de España; por aquel dulcísimo amor que tuviste al sacro leño en que
murió Cristo te pedimos seas medianero entre Dios y esta ciudad de Lima, para
que templando con tus eficaces ruegos su sagrado enojo, cesen las severas
permisiones con que nos aflige su justicia y experimente por sus méritos las
dulces suavidades de su misericordia, restaurándose a su antigua fecundidad
nuestros campos. Y, pues eres tan especialísimo abogado contra las pestes, corrige
los malévolos influjos de los que las causan: y concede a cada uno lo que pide
en esta novena. Amen.
NOVENO DÍA
Admirabilísimo
Patriarca Nolasco: Sagrada delicia de la Beatísima Trinidad, que abra- sado en
divinos incendios sal fas por las calles y plazas de Barcelona exhortando al
ver- dadero amor de Cristo a los mortales siendo tu venerable aspecto imán
sabroso de los ojos, y tu voz gustosa suspensión de los sentidos. Extático
Serafín, que arrebatado en continuos éxtasis quedaba tu rostro, como el
sol, resplandeciente. Por aquellos celestiales consuelos que recibiste cuando
descendiendo de los Cielos rodeado de hermosas luces tu glorioso hijo San Ramón
Nonato, sosegó las congojas de tus humildes temores diciéndote el grande
aprecio que hacían de ti los espíritus celestiales, revelándote tu dichosa
muerte en el día del Nacimiento de Cristo. Por aquellas suavísimas dulzuras que
sintió tu purísimo corazón cuando la Soberana Reina de los Cielos te confirmo
esta alegre noticia, agradeciéndote el cuidado que en ejecutar sus órdenes
habías tenido, y lo que en defensa de su pureza habías trabajado. Por aquellas
suavísimas delicias con que fuiste del cielo recrea- do con tan frecuentes
apariciones de Cristo y María. Por aquella dulce familiaridad que tu- viste con
los santos Ángeles, por aquella ternura con que en los últimos alientos de tu
vida encargaste a tus hijos la observancia religiosa, y el amor a los cautivos
y en fin, Glorioso Padre por aquella celestial avenida de júbilos, gozos y
recreos, que recibió tu alma, cuando estando de rodillas en tu alta
contemplación esperando la hora en que habías de pasar de este mundo a la
gloria, viste en la tierra todo el cielo, entrando por las puertas de tu pobre
celda innumerable multitud de ángeles y santos acompañando a Jesús y a María,
que venían por tu dichosa alma la cual entregaste en sus divinas manos, Te
pedimos que pues mereciste morir la misma noche en que nació Cristo, naciendo
tu para la gloria cuando el nació para el mundo: le ruegues que asistiéndome tu
cuando yo muera para el mundo, merezca renacer para la gloria: y a cada uno en
particular lo que pedimos en esta novena. Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario