NOVENA
QUE LA ASOCIACIÓN DE MADRES CATOLICAS
DEDICA
A SU PATRONA
SANTA MÓNICA
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo,
Dios de bondad, Padre de misericordia y Señor de toda consolación, en quien
creo con todo mi corazón, en quien espero y confío en todos mis peligros y necesidades,
ya quien amo con las mayores veras de que es capaz una criatura miserable cual
yo soy, indigno de parecer ante vuestra soberana presencia por los muchos pecados
que me hacen ingrato a vuestros purísimos ojos: postrado a vuestras plantas
vengo arrepentido á implorar clemencia y perdón de todos ellos, porque sé de
cierto que Vos nunca despreciáis un corazón contrito y humillado, y también
porque sé que Vos muchas veces concedéis el perdón de los pecados, por la
intercesión de los Santos, a los pobres pecadores que no lo merecen por sus
ingratitudes é infidelidades, como lo concedisteis a Patricio y Agustín, esposo
e hijo de santa Mónica, por las súplicas fervorosas que ella os dirigía, y por
las lágrimas que derramó con tanta abundancia en su favor: dignaos, Jesús mío,
concederme el perdón de todos mis pecados que solicito en esta novena por la
intercesión de mi madre santa Mónica, cuyo valimiento interpongo en mi favor;
que de todos mis yerros y extravíos pasados os pido humildemente perdón,
diciéndoos que me pesa una y mil veces de haberos ofendido, y propongo ayudada
de vuestra gracia nunca más pecar. Concededme la perseverancia en vuestro santo
servicio hasta el fin de mi vida, para que viviendo y muriendo en vuestra amistad
y gracia tenga la dicha de veros y gozaros en el cielo, en compañía del Padre y
del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Gloriosa protectora de las madres santa
Mónica, esposa de Patricio, y madre del gran Doctor y Padre de la Iglesia san
Agustín, nuestra tierna devoción os consagra este devoto novenario, movidos del
gran valimiento que Vos tenéis ante el trono de la Majestad divina a favor de
los pobres atribulados, y de los hijos perdidos por sus vicios y pecados, que
son el desconsuelo y amargura de las pobres madres que desean deberas la
salvación del fruto de sus entrañas. Gloriosa Santa, Vos que tan bien supisteis
regir vuestra casa y familia con el continuo ejercicio de las virtudes, y granjearos
el amor de Patricio, naturalmente colérico, con vuestra prudencia, apacibilidad,
dulzura y sufrimiento, y de Agustín con vuestra ternura, oración, lágrimas y
penitencias; siendo vuestra casa la admiración de toda la ciudad por la paz y unión
que reinaba en ella, y por la educación tan ejemplar que disteis a vuestra
familia: dignaos, madre nuestra, interesaros a favor de nuestras casas y familias
para que en ellas reine siempre la paz y unión, sin que jamás se altere, aquella
paz que tanto nos dejó encomendada Jesucristo, y de la que vuestra casa nos dio
tan bello ejemplo: conseguidnos aquella prudencia cristiana tan necesaria en
los azares de esta vida, aquel espíritu de mortificación y sufrimiento que tanto
complace a Jesucristo, aquel cuidado y vigilancia en las cosas domésticas, y
sobre todo en la educación de los hijos, contra quienes, como más tiernos y
fáciles de seducir, el maligno hace todos los esfuerzos para pervertirlos:
haced que no corran tras la vanidad que tanto atrae a la juventud, y que vivan siempre
en el santo temor de Dios, que es principio de la verdadera sabiduría, para que
viviendo unidos aquí en la tierra en un mismo espíritu, tengamos la dicha de
vernos reunidos en el cielo como Vos os veis ahora en compañía de vuestro
esposo y de vuestro hijo, y así todos juntos podamos cantar las divinas
alabanzas al Señor por toda una eternidad. Amen.
DIA PRIMERO
Gloriosa madre santa
Mónica protectora nuestra, por aquella fe tan viva que desde vuestros primeros
años tuvisteis de las cosas de Dios, que os hizo tomar la resolución de seguir
siempre el camino de la virtud, para servirá aquel Señor de quien tenemos el
ser, la existencia y todas las demás cosas de naturaleza y de gracia: os
suplicamos humildemente nos alcancéis de la divina bondad una fe viva y fecunda
en buenas obras, y que nuestra vida sea conforme siempre a la misma fe.
Dignaos, madre nuestra, alcanzarnos esta gracia y la que en particular os pedimos
en esta novena, si fuere conducente a mayor gloria de Dios y bien de nuestra
alma. Amen.
Ahora se dirán tres Padre
nuestros, Ave y Gloria para alcanzar la virtud de la fe.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Óh Dios, consuelo de los
afligidos y salud de los que en tí esperan, que atendiste misericordiosamente a
las piadosas lágrimas de la bienaventurada santa Mónica en la conversión de su
hijo Agustín: concédenos por la intercesión de entrambos que lloremos nuestros
pecados, y que hallemos el perdón de ellos en tu gracia. Por Nuestro Señor Jesucristo
vuestro Hijo, que con Vos vive y reina en unión del Espíritu Santo por los siglos
de los siglos. Amen.
DIA SEGUNDO
Gloriosa madre santa
Mónica protectora nuestra, por aquella esperanza tan firme que tuvisteis en
Dios nuestro Señor, que, solo confiada en su bondad, desconfiabais totalmente
de Vos misma: haced, gloriosa Santa, con vuestra intercesión que nuestra
confianza en el Señor sea cada día más firme y más perfecta, y que también la
gran de que tenemos en vuestra intercesión nos alcance cada día nuevos favores
del cielo. Dignaos, madre nuestra, alcanzarnos esta gracia, y la que en particular
os pedimos en esta novena, si fuere conducente a mayor gloria de Dios y bien de
nuestra alma. Amen.
DIA TERCERO
Gloriosa madre santa
Mónica protectora nuestra, por aquella caridad tan ardiente y perfecta de que
estaba abrasado vuestro corazón, que al ver a vuestro marido y vuestro hijo apartados
del amor de Dios, os hizo poner en movimiento todos los resortes, y no cesar
nunca de ejercer vuestro celo hasta ver ablandados sus corazones y con vertidos
al amor divino: os suplicamos humildemente nos consigáis por vuestra intercesión
la gracia de que nos abrasemos en esta llama celestial, y que nuestro pensar,
nuestro hablar y nuestro obrar sea siempre movido del amor de Dios y del
prójimo. Dignaos, madre nuestra, alcanzarnos esta gracia y la que en particular
pedimos en esta novena, si fuere conducente a mayor gloria de Dios y bien de
nuestra alma. Amen.
DIA CUARTO
Gloriosa madre santa
Mónica protectora nuestra, por aquella humildad tan profunda y anonadamiento de
Vos misma que mostrasteis, cuando sabiendo que san Ambrosio había prohibido en
su obispado ciertas devociones africanas, Vos al instante las abandonasteis sin
dejaros llevar de la inclinación ni de la costumbre, sometiéndoos en todo a la
voluntad del prelado: os suplicamos, madre nuestra, nos alcancéis esta preciosa
virtud de la humildad, para que desterrando de nosotras todo pensamiento altivo
permanezcamos siempre constantes en el conocimiento de nuestra nada, humillándonos
a todos por amor a Jesucristo. Dignaos alcanzarnos esta gracia y la que en
particular os pedimos en esta novena, si fuere conducente a mayor gloria de
Dios y bien de nuestra alma. Amen.
DIA QUINTO
Gloriosa madre santa
Mónica protectora nuestra, por aquella paciencia inalterable con que sufristeis
el carácter colérico, altivo, furioso y disoluto de Patricio vuestro marido,
quien al veros tan pacífica y calmada en todos los motivos que os dio para
alterar vuestra quietud entró en conocimiento de la religión cristiana y pidió
la gracia del santo Bautismo: os suplicamos nos alcancéis del Señor esta
magnánima virtud tan necesaria en los sucesos de la vida humana para
sobrellevar las flaquezas y molestias del prójimo, y aprovecharnos de los
trabajos que se nos ofrecen en esta vida mortal. Dignaos, madre nuestra,
alcanzarnos esta gracia y la que en particular os pedimos en esta novena, si
fuere conducente a mayor gloria de Dios y bien de nuestra alma. Amen.
DIA SEXTO
Gloriosa madre santa
Mónica protectora nuestra, por aquel espíritu de pobreza de que os hallabais
revestida para imitar la pobreza de Cristo, que a pesar de veros en una
posición bastante acomodada, no tuvisteis el menor apego a los bienes de la
tierra, antes bien supisteis desprenderos de ellos repartiendo de lo mucho
entre los pobres para atesorar riquezas en el cielo: os suplicamos nos
alcancéis del Señor un amor cordial a esta virtud, que sepamos conformarnos con
lo que el Señor nos ha dado, sin ambicionar jamás ningún bien criado, antes
bien sepamos cercenar algún tanto de lo sobran te para repartirlo entre los
pobres de Jesucristo. Dignaos, madre nuestra, alcanzar nos esta gracia y la que
en particular os pe dimos en esta novena, si fuere conducente a mayor gloria de
Dios y bien de nuestra alma. Amen.
DIA SEPTIMO
Gloriosa madre santa
Mónica protectora nuestra, por aquella prudencia tan ejemplar que mostrasteis
con vuestro marido que os hizo estudiar con detención su genio, su inclinación
y gusto, y callar cuando estaba arrebatado y colérico, sin jamás resistirle en
aquellos ímpetus de furor, antes bien supisteis prevenir su gusto y adelantaros
en todo aquello que conocíais podía complacerle para que no cayera en
semejantes de lirios: os pedimos, madre nuestra, nos alcancéis esta gran virtud
de la prudencia cristiana que tanto nos conviene para regir y gobernar bien las
cosas que el Señor ha puesto a nuestro cuidado. Alcanzadnos, gloriosa Santa,
esta gracia y la que pedimos en esta novena, si fuere conducente a mayor gloria
de Dios y bien de nuestra alma. Amen.
DIA OCTAVO
Gloriosa madre santa
Mónica protectora nuestra, por aquel don de oración que tuvisteis, que en todas
tribulaciones, necesidades y aflicciones os hizo acudir siempre a este refugio
sagrado en donde hallabais todo vuestro consuelo, y experimentabais cada día
cuán poderoso es este refugio para conseguir lo que de otra suerte es imposible
a las fuerzas humanas, pues que con la oración conseguisteis todo aquello que
pedisteis, principalmente la conversión de vuestro marido y de vuestro hijo que
era lo que tanto deseabais: os suplicamos, madre nuestra, nos alcancéis del
Señor que á imitación vuestra sepamos acudir en todas nuestras necesidades a
este rico tesoro de la oración, y que seamos cada día más fervorosos y perseverantes
en ella. Alcanzadnos esta gracia y la que pedimos en esta novena, si fuere conducente
a mayor gloria de Dios y bien de nuestra alma. Amen.
DIA NOVENO
Gloriosa madre santa
Mónica protectora nuestra, por aquel consuelo tan grande que experimentó
vuestro corazón después de tanta amargura, de tantas lágrimas, mortificaciones
y penitencias, de ver antes de morir reducidos a la fe, y convertidos de veras
al Señor a Patricio vuestro marido, y Agustín vuestro hijo, objetos de vuestra
solicitud y amor, que os hizo exclamar como Simeón: Ahora sí, Señor, que podéis
disponer de vuestra sierva, porque he visto con mis propios ojos lo que por tantos
años y tan deberas suspiraba mi corazón: os suplicamos, madre nuestra, nos
alcancéis del Señor el consuelo de ver cumplidos nuestros deseos en orden a los
hijos y familia, que ni uno de ellos se pierda, antes si alguno está extraviado
le veamos reducido al redil. Alcanzadnos esta gracia y la que pe dimos en esta
novena, si fuere conducente a mayor gloria de Dios y bien de nuestra alma. Amen.
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