lunes, 12 de marzo de 2018

NOVENA AL SEÑOR DE TLAUCUITLAPAN




PIADOSA NOVENA A JESUS NAZARENO
Que se venera en su santuario del pueblo de Tlacuitlapan, a extramuros de la ciudad de Ntra. Sra. de los Zacatecas. Edo. Zacateca, México.


ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, mi amorosísimo Padre, Criador y Redentor de mi Alma, que para manifestar el inmenso amor que me tienes, te vestiste del tosco sayal de mi naturaleza en el purísimo vientre de la siempre Inmaculada Madre, y mi Señora la Virgen María; y no satisfecho tu amor con haber nacido con tantas incomodidades, y haber tolerado tantos trabajos desde tu tierna infancia, quisiste ser reprobado de los Judios, ser escarnecido, burlado y que te cargaran con el infinito peso de mis culpas figuradas en ese Sacrosanto Madero, para que cayendo en tierra, yo me levante del cieno de mis iniquidades. ¿Y con qué he pagado tantas finezas? ¿con que he correspondido tantos beneficios? ¡Oh mi dulcísimo dueño! con mayores injurias, cometiendo cada día inicuos y perversísimos pecados. Mas ¡oh dulcísimo Jesús! acuérdate que eres mi Padre, y yo cual hijo Pródigo llego a tocar car las puertas de tu clemencia, y digo que me pesa de todo mi corazón de haberte ofendido, me arrepiento mi dulcísimo Jesús de haber pecado, no por interés de la Gloria que no merezco, ni por temor del Infierno que tan merecido tengo por mis gravísimas culpas, sino solo, solo por ser quien eres, tan digno de ser amado y no ofendido, y por esto quisiera, que todos los huesos de mi Cuerpo se convirtieran en brazas de fuego para que mi corazón ardiera en el de tu amor: Así lo deseo y espero de tu bondad, y misericordia infinita, que me haz de perdonar y dar gracia para no volver a ofenderte, sino que perseverando constante en tu gracia y servicio hasta la muerte cante tus misericordias eternamente en la Gloria. Amén.


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Amabilísimo Jesús! no atiendas á gravedad de nuestras culpas sino apiadándote de nuestras miserias, danos el socorro en nuestras necesidades, pues eres Padre nuestro. Acuérdate que por nuestro amor te hiciste hombre, ocultando para ser escarnio de los hombres, toda la majestad y grandeza con que te muestras en los Cielos. ¡Oh dulcísimo Jesús! ¿Con qué pagaremos tantos beneficios? Bendita sea tu clemencia, y en los Cielos y en la Tierra, santificado sea tu nombre. Ten piedad y misericordia de nosotros, y en el terrible trance de nuestra muerte defiéndenos de nuestros enemigos, para que fortalecidos con tu gracia, venga á nos él tu Reino. Danos, Señor, una total resignación, para que empleados solo en observar tu Santa ley no queramos otra cosa que lo que sea de tu Santísimo agrado para que se haga tu voluntad en la Tierra como en el Cielo. Y pues somos, aunque sin méritos ningunos hijos tuyos ¿a quién hemos de ocurrir por el socorro en nuestras necesidades? ni a quien con más confianza hemos de pedir que nos dé el Pan nuestro de cada dial: El sustento diario de nuestras almas dánosle y lo que mas rendidamente te suplicamos es, que nos perdones nuestras deudas. Y haz que así yo como todas las criaturas del mundo, perdonemos a nuestros deudores. Y pues haz caído para levantarnos, no nos dejes caer en tentación., para que, ayudados con los auxilios de tu divina gracia, caminemos sin tropiezo por el camino de tus Mandamientos. Y líbranos de mal Amén Jesús.

Se rezarán tres Credos en reverencia de las tres caldas que dio nuestro amorosísimo Redentor por el camino del Monte Calvario, y se ofrecerán con la Oración correspondiente a cada día.


PRIMERO DIA
¡Pacientísimo Jesús!  fortaleza de los flacos, consuelo de los afligidos, alegría de los Santos y mi amabilísimo Redentor, que para enseñarme el camino que guía para el Cielo, caminas al Monte Calvario con tantas fatigas, que te obligan por tres veces a caer en tierra. ¡Oh dichosa Tierra que mereciste tener lo que no cabe en los Cielos! Con profunda humildad te adoro y reverencio, ó dulcísimo Jesús, con el Coro de los Santos Ángeles, a quienes habéis encomendado la custodia y guarda de los hombres. Alábente pues, y Bendígante entre tanto que yo te ofrezco mi corazón, para que estampes en el tus soberanas Plantas, y dirija yo mis pasos, cargado con la Cruz de la negación de mí mismo, por la estrecha senda de la virtud hasta llegar a los Palacios eternos de la Gloria. Amén.


Jesús, bien sumo, adorado
de los Ángeles, Señor,
haz que yo tenga dolor
perfecto de haber pecado.

Se rezarán tres Salves a María Santísima se hará la petición y se ofrecerá con la siguiente:


ORACIÓN
Dios te Salve Purísima, Dignísima y Santísima María llena de amarguras, tormentos y dolores, y llena de gracia. Alábente también todos los Coros de los Ángeles, pues eres Reyna de ellos, y el Señor es contigo. Todos los Bienaventurados del Cielo, los Justos de la Tierra y las Criaturas todas, te alaben y glorifiquen, pues eres la bendita entre todas las mujeres. Míranos con benignos ojos, por aquel dolor tan grande que sentina tu amantísimo corazón, viendo entre tantas injurias y afrentas, tirado en el suelo al fruto bendito de tu Vientre Jesús. Todos unánimes y conformes te confesamos por nuestra Reyna y Señora, y con lo íntimo de nuestro corazón te llamamos, ó Santa María. Ea pues dulcísima Señora, por la altísima dignidad que gozas de madre de Dios, alcánzanos de su Majestad el favor que pedimos en esta Novena, y ruégale por nosotros pecadores. Alcánzanos los auxilios de la gracia ahora, para que merezcamos ver tu amabilísimo Rostro en la hora de nuestra muerte. Amén.


SEGUNDO DIA
¡Humildísimo Jesús!  en cuyas Soberanas manos depositó el Eterno Padre todos los bienes y tesoros, y por mi amor las tienes ligadas con esta asperísima Soga, significación de mis malas obras. Yo te adoro y reverencio con el Coro de los Arcángeles, a quienes haz encomendado los negocios gravísimos de tu Gloria, Alábente y Bendígante, oh Soberano Señor, y haz que mediante la protección de estos soberanos Espíritus dirija yo todas mis acciones á solo lo que fuere conducente a tu Santo servicio, atendiendo principalmente al ¡importantísimo negocio de mi salvación, para que sufriendo con paciencia las adversidades y trabajos de esta vida, merezca recibir de tus liberales manos el premio en la Gloria. Amén.

Los Arcángeles, Señor,
te alaben y glorifiquen,
y mis lágrimas publiquen
de haber pecado, el dolor.


TERCER DIA
¡Benignísimo Jesús!  que quisiste ser escarnecido, burlado, é injuriado de los hombres, para que aprenda yo a sufrir con paciencia las adversidades y trabajos de esta vida, y a perdonar a mis enemigos. Yo te adoro, dulcísimo Maestro mío, con el Coro de los Principados, a quienes haz encomendado la guarda de los Reinos; por los méritos de estos soberanos Espíritus te suplico, Señor, que guardes la República de mis sentidos y potencias, de todo desorden y desobediencia a tus divinas Leyes, para que camine sin tropiezo por el camino de tus mandamientos, hasta conseguir el eterno galardón y escondido maná, que tienes prometido a los vencedores en esta vida, para ser coronado en la eterna. Amén.

Con acorde melodía
Te alaben los Principados,
Y haz llore yo mis pecados
en la postrera agonía.



CUARTO DIA
¡Poderosísimo Jesús!  que, criando los Cielos y la Tierra, hiciste al hombre a tu imagen y semejanza, y habiéndolo colmado de tantos beneficios, solo te corresponde con las mayores ingratitudes. ¡Oh dulcísimo Jesús! Yo te adoro y reverencio con el Coro de las Potestades que tienen especial dominio para refrenar los Demonios. Por los merecimientos de estos poderosísimos Espíritus, te suplico, Señor, me concedas gracia para alcanzar Victoria del Mundo, del Demonio y de la Carne, para que pueda alcanzar Victoria cantando tus misericordias en la Jerusalén triunfante de la Gloria. Amén.

¡El Coro de Potestades
te alabe eternamente,
y haz llore yo amargamente
todas mis iniquidades!


QUINTO DIA
Maravillosísimo Jesús! que quisiste coronaran tu sagrada Cabeza con agudísimas espinas, significación de mis malos pensamientos, con que cada instante y momento te ofendo, y por el Monte Calvario ibas sufriendo tantas injurias y afrentas, producidas de tan perversa gente, que no pensaban en otra cosa, que en inventar muchos géneros de martirios con que atormentar a tu divina Persona: En desagravio de tantas injurias te adoro, Señor, con el Coro de las Virtudes, por las cuales hacéis milagros propios de vuestra Gloria. Yo te ofrezco los merecimientos de estos prodigiosisimos Espíritus, para que me concedas, que, vencidas las pasiones de mi corrompida naturaleza, no sea otro mi pensamiento, que la conservación y aumento de las virtudes, hasta conseguir la Corona eterna de la Gloria. Amén.

El Coro de las Virtudes
te alabe con alegría,
y haz llore yo cada día
todas mis ingratitudes.


SEXTO DIA
¡Obedientísimo Jesús! que, fatigado con el peso de la Santa Cruz, permitiste que los Verdugos, no por compasión que tuvieran de tus penas, sino temerosos de que no murieras en el camino, alquilaron a Simón Cirineo para que te ayudase a llevar la Cruz. ¡Oh dulcísimo Dueño de mi vida! Yo te adoro y reverencia con el Coro de las Dominaciones, que presiden a los Coros inferiores, y son ministros de tu Providencia: rendidamente te ofrezco los merecimientos de estos eminentísimos Espíritus, para que me concedas perfecto Señorío sobre mis pasiones, y perfecta obediencia a todos mis Superiores, y con tu divina gracia merezca gozar de tu hermosísima Presencia, en el descanso eterno de la Gloria. Amén.

Todas las Dominaciones
te alaben en este día,
y haz que sienta el alma mía
tus injurias y baldones.


SEPTIMO DIA
¡Sapientísimo Jesús! Que viéndote tan fatigado aquellas piadosas mujeres lloraban amargamente, y las consolaste diciéndoles: no lloréis por mí, llorad sobre vosotras y sobre vuestros hijos. Yo te adoro y reverencio con profunda humildad con el Coro de los Tronos en quienes descansas como en Trono de tu Gloria, y te sientas como en Tribunal de Justicia: por los merecimientos de estos soberanos Espíritus haz, ó sapientísimo Maestro de mi corazón, que aprenda yo a tener siempre un temor Santo y a llorar mis culpas, para que, purificada mi Alma, sea digna de recibir los triunfos en la Gloria. Amén.

Los Tronos con dulce canto
le alaben con alegría,
y haz, Señor que noche y día
no cese mi tierno llanto.


OCTAVO DIA
¡Prudentísimo Jesús! que viéndote caminar para el Monte Calvario tan fatigado y lleno de angustias, aquella piadosa mujer llamada Verónica, por no poder aliviar tantas penas con otra cosa, limpió tu soberano Rostro con un lienzo, y para ostentación de tu magnificencia y prueba de tus maravillas, lo dejaste impreso en tres partes de él: Yo te adoro y reverencio con el Coro de los Querubines, a quienes haz dotado de una perfectísima sabiduría, y te ofrezco los merecimientos de estos sapientísimos Espíritus, para que me concedas tu santo temor y amor, que es la perfecta sabiduría, para que por este medio merezca tener impresa en mi alma la Imágen de tu bellísimo Rostro, y besar tus Reales , Plantas en la Gloria. Amén.

Los Querubines sagrados
no te cesen de alabar
y haz no deje de llorar
todos mis graves pecados.


DIA NOVENO
¡Amabilísimo Jesús! que, para llegar al colmo de tus fatigas, tormentos y dolores, haz encontrado con tu Purísima Madre mi Señora la Virgen María hecha un mar de aflicciones por la Calle de la Amargura. Yo te adoro y reverencio con el Coro de los Serafines que se abrazan en tu amor: Te ofrezco los merecimientos de estos ardientísimos Espíritus, para que me concedas que abrazado en tu amor solo sepa sentir aquel dolor tan grande que sentiría tu amabilísimo corazón, viendo tan llena de aflicciones a tu dulcísima Madre sin poderla consolar en tanta pena. ¡Oh Dolorosísima Reyna y Madre mía! Yo te adoro y reverencio también, dulcísima Señora, con el Coro de los Serafines, y te ofrezco sus merecimientos, para que me concedas, que abrazado mi corazón en vivas llamas de tu divino amor, sean mis ojos dos perennes fuentes que amargamente lloren el tormento que sentirías, viendo a tu amabilísimo Jesús entre tanto tropel de gente perversa, que no te permitían ni siquiera el leve consuelo de acercarte a su delicada Persona; por lo que solo vertiendo tiernas lágrimas y exhalando suspiros, seria tu corazón un mar de angustias. ¡Oh Purísima María! por este dolor tan grande concédeme, Señora, un perfectísimo amor a todo género de virtud, y para consolarte en tanta pena, haz que huyendo siempre a las ocasiones de ofender a tu amantísimo Hijo, merezca ver al fin de mi vida tu apreciable hermoso Rostro, y te pido también, Señora, por la paz y concordia entre los Príncipes  Cristianos, por la exaltación de nuestra Santa Fe Católica, Victoria contra los Infieles y Herejes, para que mediante tu protección consigamos la gracia para bezar tus virginales Plantas en la Gloria. Amén.

Con los Serafines Santos
á Jesús y María adoro
todos mis pecados lloro
que hicieron dolores tantos.


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