NOVENA
DE
SANTA
MARGARITA
VIRGEN
Y MÁRTIR
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor Dios todopoderoso, á Vos humildemente acudo
arrepentido y lloroso por haberos ofendido, á Vos, generosísimo Redentor, que
derramasteis vuestra tan preciosa sangre para redimirnos de la esclavitud en
que yacíamos y para salvar a nosotros pecadores. ¡Ah! ¡Cuán grande debería de
ser mi dolor al pensar lo ingratos que somos pagando con tanta indiferencia los
miles de favores que de Vos recibimos! ¡Qué alma verdaderamente cristiana habrá
que al considerar los muchísimos y crueles padecimientos que sufristeis durante
vuestra pasión y muerte no os diga ante Vos postrado: me pesa, amantísimo
Salvador, de haberos ofendido hasta el punto de ser tan desagradecido con Vos, que
olvidando lo que hicisteis por mi salvación, no os lo agradezco de la manera
debida ¡Me pesa, Señor, de haber abusado de vuestra celestial clemencia que con
tanta munificencia concedéis al más indigno de vuestros siervos! Propóngame
desde este instante con la ayuda de Vos, mi amorosísimo Redentor, arrepentirme y
pediros humildemente perdón de las ofensas que en tan gran número os he hecho; y
demostraros igualmente mi deseo y anhelo para alcanzar la gracia en esta vida y
la gloria en la otra. Amen.
DIA PRIMERO
CONSIDERACIÓN
Considera, alma mía, cuanta era ya en su niñez la virtud
de Margarita, hija de noble solar, aunque idólatras sus padres, que desde su
infancia anhelaba instruirse en los misterios de la sacrosanta Religión que le
enseñaba y explicaba su nodriza. Era tanto su deseo de entrar en el gremio de
la Iglesia católica y servir a Jesucristo, que después de haber recibido el
agua del bautismo iba a reunirse donde se juntaban secretamente los fieles,
para orar y bendecir al Señor. ¡Ve, compara, si te atreves a ello, la gran
virtud de la niña Margarita con tu indiferencia en todo lo concerniente a lo
que ella mostraba tanta afición, fervor y devoción! ¡Ah! ¿No te atreves? ¿No
osas poner en parangón su virtud con tu indiferencia? ¿Te avergüenzas, en fin, alma
pecadora, de sostener una lucha en la cual tan fácilmente eres vencida? ¿En qué
consiste pues tu poco valor, si no puedes sostener comparaciones de esta clase?
Medítese un rato.
ORACIÓN
¡Oh beatísima Margarita! Quién pudiera, no digo igualar,
si no tan siquiera compararse con Vos en vuestra inalterable fe y perseverancia
en la Religión cristiana en unos tiempos en que el solo nombre de cristiano era
una sentencia de muerte para el que lo llevaba; siendo todos ellos perseguidos
como fieras y atormentados con los más crueles y horrorosos martirios
que sufrían con una serenidad pasmosa. ¡Ah! ¡Cuán dichosos son ahora los que,
despreciando los goces y el fingido bienestar del mundo, huían a las soledades
de los bosques para allí poder adorar y glorificar libremente al Criador, y que
al ser perseguidos y martirizados no dejaban de ensalzar al soberano Señor, abandonando
alegremente la vida para subir al cielo a disfrutar los verdaderos goces de la
bienaventuranza. Interceded, Margarita, para que el Criador nos conceda la perseverancia
en la fe de Jesucristo y a estar prontos a morir, si conviniera, por la
sacrosanta Religión del Crucificado. Y para alcanzar de Dios esta gracia, con todo
fervor y devoción rezaremos tres Ave Marías y un Gloria Patri.
ORACIÓN PARA LODOS LOS DÍAS
Virgen santa Margarita, Vos que fuisteis ejemplo y modelo
de virtudes ya desde vuestra niñez, y que tan patentes pruebas disteis de
perseverancia, fe y abnegación, resistiendo las tentaciones y halagos con que
el falaz y engañoso mundo os brindaba; resistiendo igualmente con un valor
heroico las torpes promesas de Olibrio; alcanzadme fuerzas para resistir las
tentaciones y librarme de los peligros que me rodean, y pueda al fin de la
jornada presentarme ante el justiciero tribunal de Dios libre de la horrible y
fea mancha del pecado. Hacedme, pura y santa Margarita, aunque me considero muy
indigno de merecerle, el favor que en esta novena os solicito, rogándoos me ayudéis
en el terrible trance de la muerte. Amen.
GOZOS
EN ALABANZA
DE
LA
GLORIOSA
VÍRGEN Y MÁRTIR
SANTA
MARGARITA.
Pues
sois con gloria exquisita
de
Cristo esposa laureada:
Sed nuestra fiel abogada,
virgen santa Margarita.
Vuestra
suerte fué dichosa,
pues
con modo soberano
nacéis
de padre pagano,
como
entre espinas la rosa:
¡Oh,
qué gracia tan pasmosa
el
cielo en Vos deposita!
En
vuestra más tierna edad
Dios,
que la virtud mejora,
dispone
que seáis pastora
en
la austera soledad:
Y
aunque pastora en verdad,
sois
bella y mansa ovejita:
Al
mirar vuestra hermosura
quedó
Olibrio presidente
tan
ciego, que incontinente
lograr
vuestro amor procura:
Pero
en Vos su llama impura
la
fe y candor no marchita:
Viendo
que le sale mal
su
pretensión al tirano,
que
os encierren manda insano
en
una cárcel penal,
donde
el dragón infernal
vuestro
valor supedita:
Azotes,
hachas ardientes,
y
uñas aceradas, todo
os
despedaza a su modo
con
martirios inclementes:
Vuestros
gustos son patentes
cuando
Olibrio más se irrita:
El
cielo, que se complace
en
mirar vuestra constancia,
os
premia con la abundancia
de
los favores que os hace:
Y
esto tanto os satisface,
que
a sufrir más os incita:
Olibrio,
que no escarmienta
en
sus desarreglos, fragua
sofocaros
en el agua:
más
¡cuán en vano lo intenta!
Dios
os toma por su cuenta,
y
al agua su fuerza quita:
Ya
en fin su saña frustrada
ve
el tirano, y se enajena,
concluyendo
con la pena
de
que muráis degollada:
Y
así al cielo coronada
subís
de gloria infinita:
Desde
ese tálamo regio
de
los eternos reposos,
en
los partos peligrosos
dais
favor pronto y egregio:
Este
es el gran privilegio
con
que el cielo os felicita:
Todo
fiel devoto abona
que
hacéis gracias peregrinas;
y
más vuestras Capuchinas,
que
os las dan en Barcelona:
Vos
sois su amante patrón a,
y
de quien fino os visita:
DIA
SEGUNDO
CONSIDERACIÓN
Considera, alma mía, que ya desde niña,
Margarita prendada de las excelencias de la Religión cristiana, hizo voto en su
interior de no admitir por esposo a otro que no fuese Jesucristo, considerando
que Él solo era digno de estimación, veneración y respeto; y que, al
presentarse a su padre, noticioso de la conversión de su hija al cristianismo,
como este la reprendiese y amenazase si no abjuraba, respondió que estaba
dispuesta a sufrirlo todo por su divino Esposo. ¡Ah! ¡Qué admiración no causa
el contemplar a una niña que apenas salida de la infancia tiene tanta devoción
y amor a Dios, que prefiere arrostrar toda la cólera de un padre y está pronta a
sufrir cualquier tormento antes que abandonar su firme propósito!
¿Te asemejas, alma mía, en alguna manera a la de la Santa? ¿Estarías pronta y
resuelta a abandonar este mundo, en medio de terribles padecimientos, por la religión
de Cristo?
ORACIÓN
Bienaventurada
Margarita, á Vos que os admiraban los cristianos todos por vuestro fervor en la
continua oración que saliendo como el más dulce suspiro, y sin empañarla el
menor impuro hálito, se elevaba a la mansión de los ángeles, posándose a los
soberanos pies del Señor, que la acogía como muy digna de llegar hasta Él,
alcanzando por este medio las gracias que le pedíais, haced que yo, vil pecador,
me arrepienta de mis culpas y que una vez lavado de la impura mancha del
pecado, reciba por vuestra intercesión el don tan precioso y estimado de la oración,
que elevándola igual mente a los pies de Dios, sea digna de llegar a Él y de
ser acogida con bondad.
DIA
TERCERO
CONSIDERACIÓN
Considera, alma mía, el valor con que sufría Margarita los inhumanos
rigores de su enfurecido padre, la humildad con que vistió los andrajos que le
mandó poner y la resignación con que recibió la orden de ir a apacentar los
ganados de su propia casa, igualándola al más ínfimo de sus criados, y la
alegría que tuvo de ir al monte; pues que allí sin ser vista de su familia, podía
entregarse libremente a sus meditaciones y orar lejos del bullicio de la
ciudad, elevando su pura alma al Criador, suplicándole le diera fuerzas para su
portar los trabajos y fatigas, que tan sin compasión le imponían. ¿Serias tan
fuerte, alma mía? ¿Bastaría todo tu valor a sufrir los bárbaros tratos de un
tan in humano padre? ¿Sufrirías con resignación la humillación que sufrió? ¿Tendrías
tú la alegría que tuvo ella al saber tenía que habitar el monte en vez de la ciudad?
ORACIÓN
Virgen
santa Margarita, á Vos, que siendo miembro de una de las más esclarecidas
familias de Antioquía, cuyo jefe sacerdote de los gentiles era muy apreciado de
sus correligionarios, estando rodeada de los placeres materiales con que el
falaz mundo os brindaba, siendo todos los días la casa de vuestros padres
teatro de los más inmundos sacrificios; salisteis cual brillante meteoro pura y
radiante del impuro cieno en que se arrastraba la sociedad, para mostrar a los
numerosos prosélitos de la gentilidad la fortaleza y valor que inspira la religión
de Cristo á Vos, que entre las muchísimas y grandes virtudes que os adornaban
tuvisteis como una de las principales, la humildad con que tratabais a vuestros
inferiores , sufríais los rigores de vuestro padre , las injurias y calumnias
de vuestros enemigos y cambio de posición. A Vos, Margarita, acudo para
suplicaros me alcancéis del cielo una virtud que Vos en tan alto grado poseíais
y que yo tanto necesito.
DIA
CUARTO
CONSIDERACIÓN
Considera, alma mía, a la Santa en su nueva posición de pastora, aborrecida
de su familia, deudos y parientes (ofreciendo al vivo el alegórico cuadro con que
representan a la divina Pastora de nuestras almas la Virgen santísima) rezando
las más fervientes oraciones al soberano Señor de cielo y tierra, elevándole
las más sentidas súplicas para que conmoviera el endurecido corazón de su
padre, le iluminara la razón, dándole un rayo de su divina gracia, a fin de que
abjurase los errores gentílicos y abrazara el cristianismo: pidiéndole además
de todas veras y con ardientes ruegos salidos del fondo de su corazón, no retardase
mucho el día de poder tener la dicha de morir por Jesucristo. ¡Ah! ¡Cuán bello
es el ejemplo que nos da Margarita de virtud, abnegación, generosidad y de amor
al verdadero Dios! ¿Tienes acaso, alma mía, tanta virtud? ¿Posees la abnegación
y generosidad en tan alto grado? ¿Amas, temes, veneras y respetas a Dios como
la Santa?
ORACIÓN
A
Vos, amable Margarita, os pido me concedáis la necesaria abnegación para huir
las artimañas del espíritu maligno que nunca ceja, esperando el oportuno momento
para cegarnos con sus tinieblas, quitándonos la luz de la gracia y valiéndose
de su inseparable y tentador compañero el mundo. Y para que no pueda, virgen
Margarita, lograr sus pérfidos planos, nuevamente os pido me deis el valor,
virtud y abnegación necesarias para huir sus artificios y anatematizarles cual
se merece. A Vos igualmente os pido me concedáis también un átomo de vuestra
grandísima generosidad en perdonar a los que tanto os hacían sufrir; para que
yo al igual que Vos perdone a mis ofensores y enemigos, pidiendo al cielo para
ellos lo que deseo para mí.
DIA
QUINTO
CONSIDERACION
Considera,
alma mía, el placer con que Dios escuchaba las plegarias de Margarita, puesto
que pocos días después de vivir en el campo y mientras estaba apacentando los
rebaños cerca un camino, pasó por allí Olibrio gobernador de la provincia y general
de los ejércitos de Aureliano, el cual, enamorándose de su belleza, encontró pretexto
para hacerla conducir a Antioquía, el ser cristiana. Mucha alegría en su
interior sintió Margarita al ser presa, pues veía se acercaba el día que tanto
anhelaba, ansiando el momento de poder declarar y proclamar ante sus jueces y
verdugos la fe de Cristo. Fué durante el tránsito a la ciudad, objeto de los
groseros insultos de los soldados, a los cuales les respondía con exhortaciones
a fin de que abjurasen sus errores, pagándole las advertencias y sana doctrina
que les enseñaba, con dobles atropellos, sin tener con ella ninguna clase de
miramientos al ver no cejaba en darles tan saludables consejos. ¿Puede desearse
mayor caridad que la que mostraba Margarita? ¿Quieres, alma mía, más afabilidad
y ternura para con los mismos enemigos?
ORACIÓN
¿A
quién mejor que á Vos podré acudir, o Margarita, para pedir auxilio en las
tentaciones con que a todo momento nos atormenta el asqueroso y horrible dragón
infernal? ¿A quién pediré me ampare no permitiendo sea presa mi alma ni un solo
instante en las continuas y espesas redes que por doquier tiende el espíritu de
las tinieblas y del mal? ¿A quién, repito, en mis tribulaciones y peligros demandaré
auxilio para que ni un solo momento me complazca en mirar de cerca el abismo
que Luzbel tiene abierto rodeándole de aparentes placeres y bellezas, para
atraer hacia él las almas de nosotros, míseros mortales? ¿A
quién, a quién finalmente sino a Vos debo dirigirme para que me auxilie,
dirija, acoja y ampare; á Vos, que, por emblema de vuestra gran virtud y
fortaleza en las malignas tentaciones, os representan pisando al inmundo
reptil, el dragón infernal? Por esto a Vos ¡ó santa Margarita! os pido dirijáis
mi alma al buen camino de salvación.
DÍA
SEXTO
CONSIDERACION
Considera,
alma mía, a Margarita al día siguiente al de su llegada a Antioquía y en
presencia de Olibrio, que la había hecho sacar del calabozo para interrogarla y
admirar más a su placer la radiante belleza de la Santa, hacerla abjurar el
cristianismo y colmarla de beneficios haciéndola una de las principales da más
de su corte; rechazar con la más santa indignación las cobardes y torpes
promesas de su vil perseguidor é inmundo general de Aureliano, que con pérfidos
e inútiles amaños quería comprometer la virtud de la más pura virgen de
Antioquía; valiéndose de tan ignominiosos medios y de tales frases, que la joven
en vez de amedrentarse, empezó por el contrario á acriminar con un valor heroico
a todos los allí presentes y á reprenderles de manera que sus bárbaros e
injustos jueces no supieron que contestar, quedando corridos ante la inocente
víctima de tan malvados detractores. ¿Se te figura alma mía, si es digna de admiración
la conducta observada por la joven Margarita?
ORACIÓN
Dichosa
mil veces Vos, o santa Margarita, por ser tanta la fe que teníais en las
promesas de la religión cristiana, no du dando ni un instante en toda vuestra
vida de la infalibilidad de la palabra de Dios y su santa esposa la Iglesia,
que promete a los justos más allá de su mortal existencia otra eterna vida llena
de los más puros goces é inefables placeres y alegrías, así como a los
pecadores una eternidad de penas, amarguras y tormentos los más agudos, en justo
pago de las veleidades, pecados y crímenes cometidos contra el omnipotente Dios
y sus santos. Dichosa mil veces sí, Vos, que creyendo firmemente tales y tan
grandes verdades, no per disteis nunca la esperanza de alcanzar la
bienaventurada vida de los buenos, cumpliendo tan estrictamente la ley de Dios,
quien no faltasteis jamás a ella en lo más mínimo, deseando siempre el instante
de dar vuestra vida por el Salvador para penetrar más pronto en su morada. Haced,
Virgen piadosísima, que ni un solo momento sea presa de malas tentaciones ni
pierda nunca la esperanza de la gloria.
DIA
SÉPTIMO
CONSIDERACIÓN
Considera,
alma mía, la cólera del fiero Olibrio cuando al volver a reconvenir y acriminar
a Margarita amenazándola con el tormento replicó: «Dispuesta estoy a todo, y
espero que nada alterará mi fe ni mi constancia, pues tengo puesta toda mi
confianza en Dios, a quien consagré mi virginidad y no ha de permitir que yo
sea vencida» Al oír la respuesta, mandó que fuera atrozmente azotada con nudosas
cuerdas; esperando por tan rigurosa orden alcanzar lo, que no pudo por más
benignos medios. ¡Orden inútil! Cuanto más fuertes los azotes eran, más fuerte
era su esperanza en Dios y menos dispuesta estaba a rendirse ni a lanzar tan
siquiera una queja de dolor que pudieran interpretarla favorablemente sus azotadores,
que se rindieron fatigados antes que su purísima víctima exhalara el más
pequeño suspiro de dolor. ¿Es o no digna de ser heroína la que posee en tanto
grado el valor de acusar tan fuertemente y de una manera tan justa a sus
indignos jueces y el de sufrir sin quejar se tal suplicio? ¿No te confundes
ante las magnánimas y sublimes virtudes de la joven?
ORACIÓN
pidiendo
a santa Margarita no permita nos domine la soberbia. Siendo la soberbia una de
las pasiones que más dominan en el corazón del hombre, y siendo igualmente la
que más almas pierde por dejarse los mortales dominar frecuentemente por ella;
y por ser la que Satanás pone más en juego para apoderarse de nuestras almas,
acordándose sin duda que la rebeldía que hizo contra Dios la motivaba en gran
parte tan malhadada pasión, y por ser finalmente una de las que más desagrada y
ofende a Dios; haced Vos, querida Margarita, que nunca jamás me domine la fatal
pasión que a tantos lleva a la muerte eterna. A Vos, virgen Margarita, os lo pido:
no permitáis me deje arrastrar por ella, pues que Vos nos dais patentísimas
pruebas de poseer en muy superlativo grado la virtud de la humildad, verdadero
antídoto de la infernal y vil pasión de la soberbia. Sednos, virgen Margarita,
protectora, ayudándonos a combatir todo y cualquier pensamiento que de soberbia
a mi mente acuda.
DIA
OCTAVO
CONSIDERACION
Considera
alma mía, a Margarita cuando después de ser tan cruelmente azotada, se volvió a
diciéndole podía inventar nuevos tormentos que no lograría quebrantar su fe, y que,
enfurecido al oír esta especie de desafío, mandó que después de descoyuntarle
bárbaramente pies y manos, le abrieran con garfios de hierro las heridas
causadas por los azotes, y la firmeza con que sufrió tal martirio sin quejarse,
mostrando al contrario alegría en su semblante. Considera también las
tentaciones que el maligno espíritu le hizo sufrir en la cárcel, pues que se le
apareció para aterrorizarla poniéndole delante espectros los más formidables y
repugnantes, haciéndole oír los más espantosos aullidos, apareciéndosele en figura
de monstruoso dragón y en ademan de devorarla, haciéndole la Santa desaparecer,
sin intimidarse en lo más mínimo, con solo la señal de la cruz. ¿No te admira?
¿No te pasma, alma mía, esta tan dignísima esposa de Dios?
ORACIÓN
Mil
son las virtudes que, en Vos, o Margarita, resplandecen, formándoos una
purísima y brillante aureola de gloria que os ha alcanzado una fama universal y
eterna, y colocado en uno de los principales lugares entre los santos mártires,
haciéndoos dignísima esposa del divino Redentor. Mil son, repito, las virtudes
con que os adornó el Señor; y una de las que sobresalió por ser la más pura y digna,
y al mismo tiempo grata a Dios, fué la de la castidad, que tan inmaculada guardasteis
entre tantos peligros que os rodeaban, rechazando de un modo tan admirable las
tentaciones con que el demonio se complacía en atormentaros, ya alagando vuestra
vanidad, ya vuestro orgullo. ¡Oh Virgen! la heroicidad con que tan indignada desechasteis
al torpe Olibrio, nos da la más patente prueba de cuanto apreciabais tan
inestimable joya. Infundidme, santa Margarita, una estimación tal a la
castidad, que la guarde como el don mas precioso de mi vida.
DIA
NOVENO
CONSIDERACION
Considera,
alma mía, cual sería al día siguiente la admiración de Olibrio, que esperando hallar
cadáver a la Santa, la encontró más bella y radiante que antes de atormentarla;
y cuando al volver a intimarla que se rindiera a sus torpes planes, la halló más
inexpugnable y tan dispuesta como antes a morir por Jesucristo. Enfurecióse
Olibrio de manera, que mandó le abrasasen los costados y la arrojasen a un
estanque de agua frigidísima para que fuese más fuerte el dolor. Pero lo que más
digno es de admiración y consideración, es que tan pronto como la arrojaron al
agua se conmovióla tierra, produciendo un terremoto, oyéndose una voz celestial
que convidaba a la Santa a entrar en la mansión de los justos, convirtiéndose
muchos de los gentiles en vista de tan portentoso milagro, lo cual exasperó aún
más á Olibrio, que mandó decapitarla. ¿No
es envidiable, alma mía, el amor que Margarita profesaba a Dios? ¿Hay otro que
pueda comparársele? ¿No es muy digna de imitarse su conducta?
ORACIÓN
Yo,
miserable pecador, que durante esta novena he admirado los raudales de gracias
y virtudes con que el Señor se dignó agraciaros durante vuestra vida, y que Vos
supisteis aprovecharlas de un modo tan portentoso que fuisteis la admiración de
vuestros propios enemigos, y que cual luminosa antorcha arrojabais á torrentes
la luz de la fe, difundiéndola entre los aterrorizados cristianos que eran objeto
de crueles vejaciones, animándolos con vuestro hermosísimo ejemplo, siendo
vuestro afán el procuraros prosélitos de entre las masas gentílicas tan fanáticas
por sus dioses: yo os digo y suplico humildemente y con todo fervor, roguéis a
Dios me conceda por vuestra santa intercesión, alguna, ya que no todas, de las
virtudes con que tanto os honró, y con las que tanto bien sembrasteis entre la cristiandad,
siendo espejo en que debemos mirarnos en todas nuestras acciones.
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