jueves, 14 de junio de 2018

NOVENA A SANTA MARGARITA








NOVENA
DE
SANTA MARGARITA
VIRGEN Y MÁRTIR

ACTO DE CONTRICIÓN
Señor Dios todopoderoso, á Vos humildemente acudo arrepentido y lloroso por haberos ofendido, á Vos, generosísimo Redentor, que derramasteis vuestra tan preciosa sangre para redimirnos de la esclavitud en que yacíamos y para salvar a nosotros pecadores. ¡Ah! ¡Cuán grande debería de ser mi dolor al pensar lo ingratos que somos pagando con tanta indiferencia los miles de favores que de Vos recibimos! ¡Qué alma verdaderamente cristiana habrá que al considerar los muchísimos y crueles padecimientos que sufristeis durante vuestra pasión y muerte no os diga ante Vos postrado: me pesa, amantísimo Salvador, de haberos ofendido hasta el punto de ser tan desagradecido con Vos, que olvidando lo que hicisteis por mi salvación, no os lo agradezco de la manera debida ¡Me pesa, Señor, de haber abusado de vuestra celestial clemencia que con tanta munificencia concedéis al más indigno de vuestros siervos! Propóngame desde este instante con la ayuda de Vos, mi amorosísimo Redentor, arrepentirme y pediros humildemente perdón de las ofensas que en tan gran número os he hecho; y demostraros igualmente mi deseo y anhelo para alcanzar la gracia en esta vida y la gloria en la otra. Amen.


DIA PRIMERO
CONSIDERACIÓN
Considera, alma mía, cuanta era ya en su niñez la virtud de Margarita, hija de noble solar, aunque idólatras sus padres, que desde su infancia anhelaba instruirse en los misterios de la sacrosanta Religión que le enseñaba y explicaba su nodriza. Era tanto su deseo de entrar en el gremio de la Iglesia católica y servir a Jesucristo, que después de haber recibido el agua del bautismo iba a reunirse donde se juntaban secretamente los fieles, para orar y bendecir al Señor. ¡Ve, compara, si te atreves a ello, la gran virtud de la niña Margarita con tu indiferencia en todo lo concerniente a lo que ella mostraba tanta afición, fervor y devoción! ¡Ah! ¿No te atreves? ¿No osas poner en parangón su virtud con tu indiferencia? ¿Te avergüenzas, en fin, alma pecadora, de sostener una lucha en la cual tan fácilmente eres vencida? ¿En qué consiste pues tu poco valor, si no puedes sostener comparaciones de esta clase? Medítese un rato.

ORACIÓN
¡Oh beatísima Margarita! Quién pudiera, no digo igualar, si no tan siquiera compararse con Vos en vuestra inalterable fe y perseverancia en la Religión cristiana en unos tiempos en que el solo nombre de cristiano era una sentencia de muerte para el que lo llevaba; siendo todos ellos perseguidos como fieras y atormentados con los más crueles y horrorosos martirios que sufrían con una serenidad pasmosa. ¡Ah! ¡Cuán dichosos son ahora los que, despreciando los goces y el fingido bienestar del mundo, huían a las soledades de los bosques para allí poder adorar y glorificar libremente al Criador, y que al ser perseguidos y martirizados no dejaban de ensalzar al soberano Señor, abandonando alegremente la vida para subir al cielo a disfrutar los verdaderos goces de la bienaventuranza. Interceded, Margarita, para que el Criador nos conceda la perseverancia en la fe de Jesucristo y a estar prontos a morir, si conviniera, por la sacrosanta Religión del Crucificado. Y para alcanzar de Dios esta gracia, con todo fervor y devoción rezaremos tres Ave Marías y un Gloria Patri.



ORACIÓN PARA LODOS LOS DÍAS
Virgen santa Margarita, Vos que fuisteis ejemplo y modelo de virtudes ya desde vuestra niñez, y que tan patentes pruebas disteis de perseverancia, fe y abnegación, resistiendo las tentaciones y halagos con que el falaz y engañoso mundo os brindaba; resistiendo igualmente con un valor heroico las torpes promesas de Olibrio; alcanzadme fuerzas para resistir las tentaciones y librarme de los peligros que me rodean, y pueda al fin de la jornada presentarme ante el justiciero tribunal de Dios libre de la horrible y fea mancha del pecado. Hacedme, pura y santa Margarita, aunque me considero muy indigno de merecerle, el favor que en esta novena os solicito, rogándoos me ayudéis en el terrible trance de la muerte. Amen.





GOZOS EN ALABANZA
DE LA
GLORIOSA VÍRGEN Y MÁRTIR
SANTA MARGARITA.



Pues sois con gloria exquisita
de Cristo esposa laureada:
Sed nuestra fiel abogada,
virgen santa Margarita.

Vuestra suerte fué dichosa,
pues con modo soberano
nacéis de padre pagano,
como entre espinas la rosa:
¡Oh, qué gracia tan pasmosa
el cielo en Vos deposita!

En vuestra más tierna edad
Dios, que la virtud mejora,
dispone que seáis pastora
en la austera soledad:
Y aunque pastora en verdad,
sois bella y mansa ovejita:

Al mirar vuestra hermosura
quedó Olibrio presidente
tan ciego, que incontinente
lograr vuestro amor procura:
Pero en Vos su llama impura
la fe y candor no marchita:

Viendo que le sale mal
su pretensión al tirano,
que os encierren manda insano
en una cárcel penal,
donde el dragón infernal
vuestro valor supedita:

Azotes, hachas ardientes,
y uñas aceradas, todo
os despedaza a su modo
con martirios inclementes:
Vuestros gustos son patentes
cuando Olibrio más se irrita:

El cielo, que se complace
en mirar vuestra constancia,
os premia con la abundancia
de los favores que os hace:
Y esto tanto os satisface,
que a sufrir más os incita:

Olibrio, que no escarmienta
en sus desarreglos, fragua
sofocaros en el agua:
más ¡cuán en vano lo intenta!
Dios os toma por su cuenta,
y al agua su fuerza quita:

Ya en fin su saña frustrada
ve el tirano, y se enajena,
concluyendo con la pena
de que muráis degollada:
Y así al cielo coronada
subís de gloria infinita:

Desde ese tálamo regio
de los eternos reposos,
en los partos peligrosos
dais favor pronto y egregio:
Este es el gran privilegio
con que el cielo os felicita:

Todo fiel devoto abona
que hacéis gracias peregrinas;
y más vuestras Capuchinas,
que os las dan en Barcelona:
Vos sois su amante patrón a,
y de quien fino os visita:






DIA SEGUNDO
CONSIDERACIÓN
Considera, alma mía, que ya desde niña, Margarita prendada de las excelencias de la Religión cristiana, hizo voto en su interior de no admitir por esposo a otro que no fuese Jesucristo, considerando que Él solo era digno de estimación, veneración y respeto; y que, al presentarse a su padre, noticioso de la conversión de su hija al cristianismo, como este la reprendiese y amenazase si no abjuraba, respondió que estaba dispuesta a sufrirlo todo por su divino Esposo. ¡Ah! ¡Qué admiración no causa el contemplar a una niña que apenas salida de la infancia tiene tanta devoción y amor a Dios, que prefiere arrostrar toda la cólera de un padre y está pronta a sufrir cualquier tormento antes que abandonar su firme propósito! ¿Te asemejas, alma mía, en alguna manera a la de la Santa? ¿Estarías pronta y resuelta a abandonar este mundo, en medio de terribles padecimientos, por la religión de Cristo?

ORACIÓN
Bienaventurada Margarita, á Vos que os admiraban los cristianos todos por vuestro fervor en la continua oración que saliendo como el más dulce suspiro, y sin empañarla el menor impuro hálito, se elevaba a la mansión de los ángeles, posándose a los soberanos pies del Señor, que la acogía como muy digna de llegar hasta Él, alcanzando por este medio las gracias que le pedíais, haced que yo, vil pecador, me arrepienta de mis culpas y que una vez lavado de la impura mancha del pecado, reciba por vuestra intercesión el don tan precioso y estimado de la oración, que elevándola igual mente a los pies de Dios, sea digna de llegar a Él y de ser acogida con bondad.




DIA TERCERO
CONSIDERACIÓN
Considera, alma mía, el valor con que sufría Margarita los inhumanos rigores de su enfurecido padre, la humildad con que vistió los andrajos que le mandó poner y la resignación con que recibió la orden de ir a apacentar los ganados de su propia casa, igualándola al más ínfimo de sus criados, y la alegría que tuvo de ir al monte; pues que allí sin ser vista de su familia, podía entregarse libremente a sus meditaciones y orar lejos del bullicio de la ciudad, elevando su pura alma al Criador, suplicándole le diera fuerzas para su portar los trabajos y fatigas, que tan sin compasión le imponían. ¿Serias tan fuerte, alma mía? ¿Bastaría todo tu valor a sufrir los bárbaros tratos de un tan in humano padre? ¿Sufrirías con resignación la humillación que sufrió? ¿Tendrías tú la alegría que tuvo ella al saber tenía que habitar el monte en vez de la ciudad?

ORACIÓN
Virgen santa Margarita, á Vos, que siendo miembro de una de las más esclarecidas familias de Antioquía, cuyo jefe sacerdote de los gentiles era muy apreciado de sus correligionarios, estando rodeada de los placeres materiales con que el falaz mundo os brindaba, siendo todos los días la casa de vuestros padres teatro de los más inmundos sacrificios; salisteis cual brillante meteoro pura y radiante del impuro cieno en que se arrastraba la sociedad, para mostrar a los numerosos prosélitos de la gentilidad la fortaleza y valor que inspira la religión de Cristo á Vos, que entre las muchísimas y grandes virtudes que os adornaban tuvisteis como una de las principales, la humildad con que tratabais a vuestros inferiores , sufríais los rigores de vuestro padre , las injurias y calumnias de vuestros enemigos y cambio de posición. A Vos, Margarita, acudo para suplicaros me alcancéis del cielo una virtud que Vos en tan alto grado poseíais y que yo tanto necesito.



DIA CUARTO
CONSIDERACIÓN
Considera, alma mía, a la Santa en su nueva posición de pastora, aborrecida de su familia, deudos y parientes (ofreciendo al vivo el alegórico cuadro con que representan a la divina Pastora de nuestras almas la Virgen santísima) rezando las más fervientes oraciones al soberano Señor de cielo y tierra, elevándole las más sentidas súplicas para que conmoviera el endurecido corazón de su padre, le iluminara la razón, dándole un rayo de su divina gracia, a fin de que abjurase los errores gentílicos y abrazara el cristianismo: pidiéndole además de todas veras y con ardientes ruegos salidos del fondo de su corazón, no retardase mucho el día de poder tener la dicha de morir por Jesucristo. ¡Ah! ¡Cuán bello es el ejemplo que nos da Margarita de virtud, abnegación, generosidad y de amor al verdadero Dios! ¿Tienes acaso, alma mía, tanta virtud? ¿Posees la abnegación y generosidad en tan alto grado? ¿Amas, temes, veneras y respetas a Dios como la Santa?

ORACIÓN
A Vos, amable Margarita, os pido me concedáis la necesaria abnegación para huir las artimañas del espíritu maligno que nunca ceja, esperando el oportuno momento para cegarnos con sus tinieblas, quitándonos la luz de la gracia y valiéndose de su inseparable y tentador compañero el mundo. Y para que no pueda, virgen Margarita, lograr sus pérfidos planos, nuevamente os pido me deis el valor, virtud y abnegación necesarias para huir sus artificios y anatematizarles cual se merece. A Vos igualmente os pido me concedáis también un átomo de vuestra grandísima generosidad en perdonar a los que tanto os hacían sufrir; para que yo al igual que Vos perdone a mis ofensores y enemigos, pidiendo al cielo para ellos lo que deseo para mí.




DIA QUINTO
CONSIDERACION
Considera, alma mía, el placer con que Dios escuchaba las plegarias de Margarita, puesto que pocos días después de vivir en el campo y mientras estaba apacentando los rebaños cerca un camino, pasó por allí Olibrio gobernador de la provincia y general de los ejércitos de Aureliano, el cual, enamorándose de su belleza, encontró pretexto para hacerla conducir a Antioquía, el ser cristiana. Mucha alegría en su interior sintió Margarita al ser presa, pues veía se acercaba el día que tanto anhelaba, ansiando el momento de poder declarar y proclamar ante sus jueces y verdugos la fe de Cristo. Fué durante el tránsito a la ciudad, objeto de los groseros insultos de los soldados, a los cuales les respondía con exhortaciones a fin de que abjurasen sus errores, pagándole las advertencias y sana doctrina que les enseñaba, con dobles atropellos, sin tener con ella ninguna clase de miramientos al ver no cejaba en darles tan saludables consejos. ¿Puede desearse mayor caridad que la que mostraba Margarita? ¿Quieres, alma mía, más afabilidad y ternura para con los mismos enemigos?

ORACIÓN
¿A quién mejor que á Vos podré acudir, o Margarita, para pedir auxilio en las tentaciones con que a todo momento nos atormenta el asqueroso y horrible dragón infernal? ¿A quién pediré me ampare no permitiendo sea presa mi alma ni un solo instante en las continuas y espesas redes que por doquier tiende el espíritu de las tinieblas y del mal? ¿A quién, repito, en mis tribulaciones y peligros demandaré auxilio para que ni un solo momento me complazca en mirar de cerca el abismo que Luzbel tiene abierto rodeándole de aparentes placeres y bellezas, para atraer hacia él las almas de nosotros, míseros mortales? ¿A quién, a quién finalmente sino a Vos debo dirigirme para que me auxilie, dirija, acoja y ampare; á Vos, que, por emblema de vuestra gran virtud y fortaleza en las malignas tentaciones, os representan pisando al inmundo reptil, el dragón infernal? Por esto a Vos ¡ó santa Margarita! os pido dirijáis mi alma al buen camino de salvación.




DÍA SEXTO
CONSIDERACION
Considera, alma mía, a Margarita al día siguiente al de su llegada a Antioquía y en presencia de Olibrio, que la había hecho sacar del calabozo para interrogarla y admirar más a su placer la radiante belleza de la Santa, hacerla abjurar el cristianismo y colmarla de beneficios haciéndola una de las principales da más de su corte; rechazar con la más santa indignación las cobardes y torpes promesas de su vil perseguidor é inmundo general de Aureliano, que con pérfidos e inútiles amaños quería comprometer la virtud de la más pura virgen de Antioquía; valiéndose de tan ignominiosos medios y de tales frases, que la joven en vez de amedrentarse, empezó por el contrario á acriminar con un valor heroico a todos los allí presentes y á reprenderles de manera que sus bárbaros e injustos jueces no supieron que contestar, quedando corridos ante la inocente víctima de tan malvados detractores. ¿Se te figura alma mía, si es digna de admiración la conducta observada por la joven Margarita?

ORACIÓN
Dichosa mil veces Vos, o santa Margarita, por ser tanta la fe que teníais en las promesas de la religión cristiana, no du dando ni un instante en toda vuestra vida de la infalibilidad de la palabra de Dios y su santa esposa la Iglesia, que promete a los justos más allá de su mortal existencia otra eterna vida llena de los más puros goces é inefables placeres y alegrías, así como a los pecadores una eternidad de penas, amarguras y tormentos los más agudos, en justo pago de las veleidades, pecados y crímenes cometidos contra el omnipotente Dios y sus santos. Dichosa mil veces sí, Vos, que creyendo firmemente tales y tan grandes verdades, no per disteis nunca la esperanza de alcanzar la bienaventurada vida de los buenos, cumpliendo tan estrictamente la ley de Dios, quien no faltasteis jamás a ella en lo más mínimo, deseando siempre el instante de dar vuestra vida por el Salvador para penetrar más pronto en su morada. Haced, Virgen piadosísima, que ni un solo momento sea presa de malas tentaciones ni pierda nunca la esperanza de la gloria.



DIA SÉPTIMO
CONSIDERACIÓN
Considera, alma mía, la cólera del fiero Olibrio cuando al volver a reconvenir y acriminar a Margarita amenazándola con el tormento replicó: «Dispuesta estoy a todo, y espero que nada alterará mi fe ni mi constancia, pues tengo puesta toda mi confianza en Dios, a quien consagré mi virginidad y no ha de permitir que yo sea vencida» Al oír la respuesta, mandó que fuera atrozmente azotada con nudosas cuerdas; esperando por tan rigurosa orden alcanzar lo, que no pudo por más benignos medios. ¡Orden inútil! Cuanto más fuertes los azotes eran, más fuerte era su esperanza en Dios y menos dispuesta estaba a rendirse ni a lanzar tan siquiera una queja de dolor que pudieran interpretarla favorablemente sus azotadores, que se rindieron fatigados antes que su purísima víctima exhalara el más pequeño suspiro de dolor. ¿Es o no digna de ser heroína la que posee en tanto grado el valor de acusar tan fuertemente y de una manera tan justa a sus indignos jueces y el de sufrir sin quejar se tal suplicio? ¿No te confundes ante las magnánimas y sublimes virtudes de la joven?

ORACIÓN
pidiendo a santa Margarita no permita nos domine la soberbia. Siendo la soberbia una de las pasiones que más dominan en el corazón del hombre, y siendo igualmente la que más almas pierde por dejarse los mortales dominar frecuentemente por ella; y por ser la que Satanás pone más en juego para apoderarse de nuestras almas, acordándose sin duda que la rebeldía que hizo contra Dios la motivaba en gran parte tan malhadada pasión, y por ser finalmente una de las que más desagrada y ofende a Dios; haced Vos, querida Margarita, que nunca jamás me domine la fatal pasión que a tantos lleva a la muerte eterna. A Vos, virgen Margarita, os lo pido: no permitáis me deje arrastrar por ella, pues que Vos nos dais patentísimas pruebas de poseer en muy superlativo grado la virtud de la humildad, verdadero antídoto de la infernal y vil pasión de la soberbia. Sednos, virgen Margarita, protectora, ayudándonos a combatir todo y cualquier pensamiento que de soberbia a mi mente acuda.



DIA OCTAVO
CONSIDERACION
Considera alma mía, a Margarita cuando después de ser tan cruelmente azotada, se volvió a diciéndole podía inventar nuevos tormentos que no lograría quebrantar su fe, y que, enfurecido al oír esta especie de desafío, mandó que después de descoyuntarle bárbaramente pies y manos, le abrieran con garfios de hierro las heridas causadas por los azotes, y la firmeza con que sufrió tal martirio sin quejarse, mostrando al contrario alegría en su semblante. Considera también las tentaciones que el maligno espíritu le hizo sufrir en la cárcel, pues que se le apareció para aterrorizarla poniéndole delante espectros los más formidables y repugnantes, haciéndole oír los más espantosos aullidos, apareciéndosele en figura de monstruoso dragón y en ademan de devorarla, haciéndole la Santa desaparecer, sin intimidarse en lo más mínimo, con solo la señal de la cruz. ¿No te admira? ¿No te pasma, alma mía, esta tan dignísima esposa de Dios?

ORACIÓN
Mil son las virtudes que, en Vos, o Margarita, resplandecen, formándoos una purísima y brillante aureola de gloria que os ha alcanzado una fama universal y eterna, y colocado en uno de los principales lugares entre los santos mártires, haciéndoos dignísima esposa del divino Redentor. Mil son, repito, las virtudes con que os adornó el Señor; y una de las que sobresalió por ser la más pura y digna, y al mismo tiempo grata a Dios, fué la de la castidad, que tan inmaculada guardasteis entre tantos peligros que os rodeaban, rechazando de un modo tan admirable las tentaciones con que el demonio se complacía en atormentaros, ya alagando vuestra vanidad, ya vuestro orgullo. ¡Oh Virgen! la heroicidad con que tan indignada desechasteis al torpe Olibrio, nos da la más patente prueba de cuanto apreciabais tan inestimable joya. Infundidme, santa Margarita, una estimación tal a la castidad, que la guarde como el don mas precioso de mi vida.


DIA NOVENO
CONSIDERACION
Considera, alma mía, cual sería al día siguiente la admiración de Olibrio, que esperando hallar cadáver a la Santa, la encontró más bella y radiante que antes de atormentarla; y cuando al volver a intimarla que se rindiera a sus torpes planes, la halló más inexpugnable y tan dispuesta como antes a morir por Jesucristo. Enfurecióse Olibrio de manera, que mandó le abrasasen los costados y la arrojasen a un estanque de agua frigidísima para que fuese más fuerte el dolor. Pero lo que más digno es de admiración y consideración, es que tan pronto como la arrojaron al agua se conmovióla tierra, produciendo un terremoto, oyéndose una voz celestial que convidaba a la Santa a entrar en la mansión de los justos, convirtiéndose muchos de los gentiles en vista de tan portentoso milagro, lo cual exasperó aún más á Olibrio, que mandó decapitarla. ¿No es envidiable, alma mía, el amor que Margarita profesaba a Dios? ¿Hay otro que pueda comparársele? ¿No es muy digna de imitarse su conducta?

ORACIÓN
Yo, miserable pecador, que durante esta novena he admirado los raudales de gracias y virtudes con que el Señor se dignó agraciaros durante vuestra vida, y que Vos supisteis aprovecharlas de un modo tan portentoso que fuisteis la admiración de vuestros propios enemigos, y que cual luminosa antorcha arrojabais á torrentes la luz de la fe, difundiéndola entre los aterrorizados cristianos que eran objeto de crueles vejaciones, animándolos con vuestro hermosísimo ejemplo, siendo vuestro afán el procuraros prosélitos de entre las masas gentílicas tan fanáticas por sus dioses: yo os digo y suplico humildemente y con todo fervor, roguéis a Dios me conceda por vuestra santa intercesión, alguna, ya que no todas, de las virtudes con que tanto os honró, y con las que tanto bien sembrasteis entre la cristiandad, siendo espejo en que debemos mirarnos en todas nuestras acciones.

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