jueves, 14 de junio de 2018

TRIDUO A LA LENGUA DE SAN JUAN NEPOMUCENO






TRES DEVOTOS SUSPIROS
A LA LENGUA INCORRUPTA DEL GLORIOSO SAN JUAN NEPOMUCENO


ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, crucificado por mi amor, que no quieres la muerte del pecador, sino que se convierta y viva; postrado ante tu divina Majestad te pido perdón de mis pecados; de los cuales me pesa de todo corazón, por haber sido ofensas de tu infinita incomprehensible bondad, y porque te amo sobre todas, las cosas: propongo firmemente con tu divina gracia nunca más pecar, y confesar enteramente mis pecados; y te suplica por tus preciosísimas Llagas, por tu dolorosa y afrentosa Pasión y Muerte, y por los méritos de tu gran Siervo y fortísimo Mártir San Juan Nepomuceno, me concedas el morir antes que volver a ofenderte, y el que persevere constante en tu gracia y servicio hasta el último instante de mi vida. Amen.


SUSPIRO PRIMERO

Oh Lengua incorrupta de la pureza y castidad virginal de S. Juan Nepomuceno, conservada hasta ahora de la Omnipotencia divina por muchos siglos; alcanzadme la enmienda de mi pasada vida, con un íntimo aborrecimiento de mis culpas, que hasta ahora he cometido sin número, ofendiendo a todo un Dios con tantos quebrantamientos de la divina Ley, y manchas de la pureza bautismal, metiéndome a propósito en las redes del demonio, sumergiéndome por mi capricho en estas vanidades mundanas, más seguidas de mí, y apreciadas que los divinos preceptos y las santísimas virtudes: quitad esta deplorable ceguedad de mi mente, y de mi corazón todo embarrado de este lodo terreno. Oh lirio hermoso del paraíso, que acompañáis al Cordero inmaculado, ayudadme para que resista a las tentaciones pecaminosas de los sentidos en pensamientos, palabras u obras: conseguidme que nunca jamás ofenda a un Dios tan bueno y misericordioso para conmigo, vilísimo gusano de la tierra, antes sí haga una seria reflexión a mi desamor, que para con su divina Majestad he tenido, con aquella debida penitencia que me conviene tener antes de la tremenda sentencia en la muerte.


PRECES

San Juan Nepomuceno, Amable promotor del culto Mariano R/: Ruega por nosotros
Del Precursor del Señor imitador parecido
Virgen á imitación de San Juan el amado Discípulo
Otro nuevo San Juan Silenciario
Grande, y cierto Taumaturgo de nuestro tiempo
Sabedor de los celestiales arcanos
Por el Espíritu Santo superiormente instruido
Señalado con la laureola de la doctrina y santidad
Luz refulgente de la Metropolitana Iglesia de Praga
Abogado y Asesor del Tribunal clementísimo
Secretario de los arcanos del corazón humano
Egregio defensor de la fama y el honor
En los peligros de ignominia y confusión patrono certísimo
De la lengua custodio vigilantísimo
Grande destructor de la mentira y engaño
De la verdad Predicador esforzado,
De los Predicadores espejo purísimo,
De los Sacerdotes ejemplar clarísimo
Luz clarísima de los Prelados,
De los Penitentes amparo segurísimo,
Admirable monumento del inviolable secreto de la santa Confesión;
En los escrúpulos y en las angustias del alma consuelo suavísimo,
Eximio reverenciador de la Pasión de Jesucristo,
Continuo en las llagas del Crucificado,
En los peligros repentinos director,
De tus encomendados patrón amantísimo, y guiador fidelísimo,
Esforzado guerrero por los derechos Eclesiásticos,
Ejemplo de sencillez de paloma, y de mansedumbre de cordero;
En la inocencia de vida y castidad virginal clarísimo,
Hacha lucidísima de los que desean la deliberación de su estado,
Selectísima medicina de afligidos,
Mas amante de la salud de las almas, que, de su propia vida,
Varón sincerísimo de boca y corazón
Despreciador de las amenazas de un Rey terreno:
Tú que mereciste la gracia del Rey del cielo,
Tú que sacando las almas de la muerte del pecado incurriste en la muerte del cuerpo,
Arrojado en un rio por guardar el sigilo de la confesión
Oculto debajo de las aguas, con indicativo de estrellas fuiste manifestado del cielo:
Confesor y Mártir generosísimo,
Luciente con tantos rayos de santidad como astros,
Cuyas llamas de amor no pudieron apagar las muchas aguas de un rio,
Cuyo honor de tu sepulcro es defendido de Dios:
A los que te honran aumentas el honor,
A los que te desprecian llenas de ignominia y confusión
Defensor y laudable conservador en los juicios ajenos;
En las necesidades socorredor prontísimo,
Santo de Dios escogido entre millares por mi Patrono;
Esplendor mirífico de todas mis acciones, San Juan Nepomuceno.


OFRECIMIENTO

Recibid, o Santo,
Con risueña cara,
Estos nuestros ruegos,
Y estas nuestras ansias.
No permitáis nunca
Que sea infamada
La honra de quien
Vuestro nombre aclama.
Deshaced rumores,
Con que nos infama
La lengua de víbora,
La lengua que mata.
Y cuando veamos
La vida acabada,
Llevadnos al cielo
Por medio de la gracia,
Amen.

ORACIÓN

Oh Dios, a quien solo se debe la honra y gloria, humildemente os suplico por los merecimientos del glorioso Mártir San Juan Nepomuceno, que me libréis por vuestra misericordia de toda confusión e infamia pública que por cualquier título me amenace; y concededme que use de tal modo de la honra temporal, que pueda librarme de la infamia eterna del infierno, y conseguir la inmortal gloria del cielo: por los méritos de Jesucristo, Hijo vuestro, y Señor mío, el cual con su ignominiosa muerte de cruz nos libró de la confusión eterna; y ahora vive y reina con Vos por todos los siglos de los siglos. Amen.


SUSPIRO SEGUNDO

Oh Lengua milagrosa del sacro sigilo de la Confesión San Juan Nepomuceno, como señal prodigiosa del silencio usado en aquel santo tribunal, y de la verdad evangélica, enseñada en los pulpitos al pueblo cristiano con infatigable celo y ardiente amor: oíd mis ardientes suspiros, testimonios de mi íntima veneración á Vos. O Santo Abogado mío, haced que mi lengua toda manchada hasta ahora, y murmuradora, mediante un verdadero arrepentimiento se mude de hoy en adelante, y sane de estos defectos, para que juntamente con la vuestra de copiosas alabanzas a Dios, y ejercite la virtud de la caridad con mis próximos: apartad mi corazón de los placeres momentáneos, y de las honras y riquezas mundanas, moviéndole a la conquista de los verdaderos, celestiales, inmutables y eternos tesoros: que mi mente pase de las obscuras tinieblas de las culpas a la hermosa luz del Sol divino, con la cual iluminada y encendida de un santo deseo de padecer por su amor, se adelante siempre más y más en la perfección con que Dios quisiere enriquecerla.


SUSPIRO TERCERO

Lengua gloriosa del constante martirio, sufrido por el crucificado Jesús, de San Juan Nepomuceno, ya toda empleada encías divinas alabanzas allá en la celestial Jerusalén a Vos se dirigen mis fervorosas súplicas de lo íntimo de mi alma; hacedlas eficaces delante de la Majestad de Dios, para conseguirme que yo sea, a imitación vuestra, animoso y fuerte en mis trabajos; y no siendo digno del martirio por Jesucristo, lo con mute en otras tantas cruces , penitencias y mortificaciones, con una seria enmienda y contrición de mis pecados, para que despojado del todo del viejo Adán, de aquí en adelante, pueda esperar la divina misericordia. Santo Abogado mí, y mi singular Patrono, apiadaos de mí, miserable pecador (o pecadora) y así como fuisteis un Serafín de amor, conseguidme una sola llama de vuestro encendido corazón para consumir los vicios, é inflamarme en las virtudes, para que, por medio de vuestra fiel guía, después de este penoso destierro y valle de lágrimas, tenga yo también finalmente la bella suerte de llegar, vencidas las asechanzas del enemigo infernal, a poseer y gozar con Vos aquella dichosa patria del Cielo, y alabar a Dios por toda la eternidad. Así sea.




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