miércoles, 1 de mayo de 2019

NOVENA A SAN PEDRO DE VERONA



PIADOSA NOVENA AL INVÍCTO MÁRTIR SAN PEDRO DE VERONA


APÓSTOL DE LOMBARDÍA, INQUISIDOR CELOSO Y GLORIA DE LA ORDEN DE PREDICADORES



ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Clementísimo Padre de Misericordia y Dios de todo consuelo, que no queréis la muerte de los pecadores, sino que se conviertan a verdadera penitencia, y logren el feliz estado de vuestra Divina Gracia,  yo el mas indigno de ellos, vuelvo arrepentido y humillado, como el hijo prodigo, a casa de mi Padre, que sois Vos, amantísimo Dios mío, peque Padre amoroso, peque contra el cielo y el solio de la Trinidad Santísima, despreciando el inmenso poder de Dios Padre con presunción, soberbia y altanería: la sabiduría de Dios Hijo con mis ignorancias, y la bondad infinita de Dios Espíritu Santo con mi malicia. Yo, indigno hijo de vuestro amor, disipé la sustancia de vuestra gracia, las riquezas de las virtudes y el tesoro de los dones celestiales, que me entregasteis en el bautismo, pero reconocido de mi vida derramada, vuelvo Señor a que vistáis mi Alma con la cándida estola de vuestra gracia, y desnudándola de todos los hábitos viciosos, no piense en otro, que en amaros y serviros, ayudado con los méritos de mi Señor Jesucristo, y del ínclito mártir San Pedro, mi patrón, protector y abogado, para que con los influjos de su protección y de vuestra misericordia, deba los favores que solicito por medio de esta santa novena. Amén.


DIA PRIMERO

Omnipotente y Soberano Dios, luz inaccesible y eterna, que iluminas los entendimientos con el don especialísimo de la fe, fundamento del edificio espiritual, y sin la que sea , y sin la cual es imposible agradaros: por la excelencia con que brillo esta virtud en vuestro dignísimo siervo San Pedro de Verona, que no obstante haber nacido de padres herejes, y criándose con ellos, pudo con la ayuda de vuestra gracia siendo niño de siete años, defenderla varonilmente contra las amenazas, castigos y argumentos de un tío suyo, hereje perverso y obstinado, y por cuya dilatación y defensa, siendo después Inquisidor, derramó su sangre: os suplico humildemente por intercesión de San Pedro Mártir, avives en mi alma esta luz sobrenatural, para que repitiendo frecuentemente sus actos, me disponga a recibir vuestra gracia, por fruto especial de esta santa novena. Amén.

Se rezan tres padres nuestros, aves marías y glorias de la forma siguiente:

Oh sabiduría increada, que ha preservado a San Pedro de los errores de la herejía en la que nació y le comunicó la luz de la verdadera fe, ilumina por intercesión del glorioso mártir nuestro intelecto para que permanezca inmune a los errores que nos rodean y estemos dispuestos a defender la integridad de la Santa Fe.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Oh Espíritu de Amor, que encendiste en el corazón de San Pedro esa ardiente caridad hacia el prójimo que le hizo hacer generosamente el sacrificio supremo de sí mismo por el bien de sus hermanos y hermanas, infunde en nuestros corazones, por los méritos del Santo Mártir, el celo por la salvación de todas las almas y especialmente de las más queridas para nosotros.
 Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Oh Dios Todopoderoso, que has comunicado a San Pedro el deseo y la fuerza de derramar sangre por tu gloria y la salvación de nuestros hermanos, concédenos imitar al glorioso mártir con la profesión abierta de nuestra fe y la constante correspondencia de nuestras vidas con las enseñanzas de Jesús y su Santa Iglesia.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.



ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Benignísimo Protector y Abogado mío San Pedro de Verona, Virgen Purísimo, Doctor esclarecido, Inquisidor celoso y Mártir gloriosísimo, Vos sabéis las necesidades y desconsuelos que padece mi corazón, y el ningún mérito que tengo, para que Dios me mire con ojos benignos y misericordiosos, y así, oh Padre mío, interponed vuestra mediación poderosa con su Majestad Santísima, para que movido de vuestros ruegos, y obligados de vuestros méritos, consiga lo que pretendo en esta novena, a mayor honra y gloria de Dios,  y para mas amarle y servirle. Amén.


GOZOS
Con tres diademas corona
Tus méritos el Señor:
Virgen, Mártir y Doctor
Pedro invicto de Verona

Entre heréticas espinas
Naciste, Pedro sagrado
Sin haberte lastimado
Con sus puntas peregrinas
Y es que con tu fé con fervor
Sus errores abandonan:

A los siete años de edad,
Diciendo el credo venciste
A un tío tuyo, a quien oíste
Su herética gravedad:
Rayo fue contra su error,
La voz, que tu fe pregona:

El gran Patriarca Guzmán
Habito os dio religioso,
Mas tus virtudes glorioso
Honor a su orden le dan,
Brilla en todo tu candor
Y es tu fe quien las corona:

La pureza virginal
Tus virtudes ilustraron,
Y en tu vida no se halló,
Ni aun pecado mortal,
Por tu ciencia Inquisidor
Cielo y tierra te pregonan:

María Virgen te asegura.
Que rogará por tu fé,
Porque predicarla os ve
Con intención santa y pura,
Por su extensión, tu fervor
Ningún trabajo perdona:

Tu fé, es martillo de los herejes
Que, a puro de martillar,
Los yerros supieron ablandar,
De sus principales jefes;
Del infierno y su furor,
Triunfa en ellos tu persona:

Por la fé la vida diste
En testimonio cabal,
Y con tu sangre en señal
El Credo en tierra escribiste,
Cual la de Abel con horror
Desde allí tu gloria entona:

Tus milagros a porfía
Logran quebrados, tullidos,
Y para los afligidos
Son el pan de cada día,
Contra todo sin sabor
Tu amparo los amontona:




L/: Ruega por nosotros ¡Oh Padre San Pedro de Verona!
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

ORACIÓN: Dios todopoderoso, que has derramado por toda la creación reflejos de ti infinita belleza y bondad, haciendo el hombre a tu imagen y semejanza, tanto amas a quienes se entregan totalmente, que nos lo pones como modelo, quieres que les veneremos y haces innumerables beneficios y milagros por su intercesión. Por ello y mediante tu siervo San Pedro de Verona, te rogamos nos concedas (mencionar la petición) y con ello una mayor correspondencia a tu amor. Amén.




DIA SEGUNDO

¡Oh Clemencia Divina! ¡Oh Benignidad infinita de mi Dios! Que en el inmenso tesoro de vuestras riquezas tenéis gracias para colmar nuestras esperanzas: Infundid, y avivad esta virtud en mi alma, como lo practicaste con vuestro siervo y mi abogado San Pedro de Verona, para que aferrado como esté a esta sagrada áncora, camine seguro por el borrascoso mar de los trabajos, aflicciones y desconsuelos, llevándolos todos con resignación, y en honor de los que Vos padeciste por mí en los pasos amargos de vuestra Pasión, alentado con la firme esperanza, que tendré en premio los gustos de la Gloria. Aplicadme, Dios mío, los méritos de mi protector San Pedro, para que así sea digno de alcanzar esta virtud. Amén.



DIA TERCERO

Oh amoroso Dios, que abrasado en el incendio de vuestra caridad comunicáis  con mano liberal vuestra bondad a las criaturas; haced, Señor, que aquella ardiente caridad, que infundisteis a mi protector San Pedro, y que la explico en celar vuestro santísimo honor, en procurar la salud de los prójimos, y en fin, en dar la vida por Vos, se comunique a mi alma por imitación, para que imitando a mi fiel abogado en los incendios caritativos, sea todo caridad para mis prójimos, todo amor y celo para con Vos, con cuya llama purísima, purificada mi alma de todas sus imperfecciones, solo sepa amaros hasta morir. Amén.



DIA CUARTO

Oh excelso y Soberano Dios y Señor del cielo y la tierra, que posponiendo todos los respetos, y atenciones debidas a vuestra grandeza, a la virtud de la humildad, os humillasteis a haceros hombre, a nacer en un estado inmundo, y en fin, a ser ultrajado de los judíos, hasta quitaros la vida afrentosamente en una Cruz: atended Señor, a aquella profundísima humildad de mi intercesor San Pedro, que viéndose honrado de los pueblos, hasta salir en procesión y llevarlo en hombros al pulpito, con todo eso, jamás se le pego el contagio de la soberbia, y condescendiendo benigno a los ruegos humildes de vuestro amado siervo, comunicadme esta virtud por su intercesión, con que me proporcione a recibir vuestros dones. Amén.



DIA QUINTO

Oh amantísimo Jesús y vigilantísimo maestro del linaje humano, que deseando la mortificación y penitencia en vuestros Siervos, vais adelante con la carga de los trabajos, para que aprendan a no dejarse llevar por los placeres del mundo, atended a mi protector amado y fiel discípulo vuestro San Pedro de Verona, que desde muy niño, huyendo todo regalo, empezó en el ejercicio de la penitencia, y lo continuo hasta la muerte, con vigilias, silicios, disciplinas y otras asperezas, y especialmente con una abstinencia extraordinaria, y concédeme por sus méritos, que mortificando yo con la debida mortificación de mis pasiones, sentidos y potencias, purifique mi alma de las inmundicias de la culpa, para que así se haga digna de conseguir la gracia que solicita en esta novena. Amén.



DIA SEXTO

Oh mi Dios, Espíritu purísimo y esposo amado de las vírgenes, que moráis gustoso en el templo del corazón humano, que se adorna con la hermosa joya de la castidad. Dadme Señor, aquel amor tierno que profeso a esta virtud vuestro siervo San Pedro de Verona, y aquella solicitud con que en cuerpo y alma supo conservarla toda su vida, y si por esto mereció nuestro Santo, que María Santísima, Reina de las Vírgenes, bajaste desde el cielo a su celda a visitarlo con las tres ilustres vírgenes y mártires Cecilia, Inés y Catalina; venid, venid esposo castísimo de las vírgenes a mi alma, y inflamándola en amor de pureza, hacedla digna habitación vuestra, como lo pretendo en esta novena. Amén.


DIA SEPTIMO

Oh pacientísimo Jesús mío, que para enseñaros a sufrir con resignación las injurias y afrentas, os dignasteis padecer innumerables tormentos y oprobios en este mundo: atended piadoso a la heróica paciencia de vuestro siervo San Pedro de Verona, que, habiendo padecido tantas calumnias y tribulaciones, se manifestó siempre con imponderable alegría, sin que jamás se le oyese una palabra descompuesta: concededme por sus méritos e intercesión poderosa, que llevando yo con la debida resignación los trabajos y tribulaciones de esta vida, me disponga, mediante esta virtud, a recibir en esta novena el consuelo que solicito y fueres de vuestro agrado. Amén.



DIA OCTAVO

Oh Señor Dios de los ejércitos, fuerte y vigoroso para arruinar y destruir a los enemigos de la Santa Fe Católica, atended a la heroica fortaleza y firme constancia de vuestro insigne soldado e invicto mártir San Pedro de Verona, que habiendo emprendido por vuestra gloria la ardua empresa de instruir a los fieles, convertir a los pecadores, concluir y castigar a los protervos herejes, lo ejecuto con tanto celo, que trajo a innumerables al gremio de la Iglesia, sin que la pureza de la fé padecisteis desmayos en su corazón; y por su poderosa intercesión, dadme Señor, constancia para mantener y mantenerme en la fé católica, y valor para lidiar contra los enemigos del alma, así como pido en esta novena. Amén.



DIA NOVENO

Oh liberalísimo Dios mío, que como fuente inagotable de gracia, no solo comunicáis los ríos de vuestros divinos auxilios para el bien obrar y la gracia, que justifica y limpia las manchas de los pecados a vuestros siervos, sino que a algunos, les repartís otras gracias graciosamente dadas, como las practicasteis, con mi amado protector y siervo vuestro San Pedro de Verona, dándole la virtud de hacer milagros en utilidad de mis prójimos, os suplico Señor, que por el buen uso que hizo el santo de esta gracia, se la continuéis para que cure la ceguedad de mi entendimiento, la sordera de mi corazón en oír vuestras Divinas inspiraciones, enderece mis pasos, mueva mi lengua para alabaros, y me resucite de la muerte de la culpa a la vida de la gracia. Amén.


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