PIADOSA NOVENA AL INVÍCTO MÁRTIR SAN PEDRO DE VERONA
APÓSTOL DE LOMBARDÍA, INQUISIDOR CELOSO Y GLORIA DE LA ORDEN DE PREDICADORES
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Clementísimo
Padre de Misericordia y Dios de todo consuelo, que no queréis la muerte de los
pecadores, sino que se conviertan a verdadera penitencia, y logren el feliz estado
de vuestra Divina Gracia, yo el mas indigno
de ellos, vuelvo arrepentido y humillado, como el hijo prodigo, a casa de mi
Padre, que sois Vos, amantísimo Dios mío, peque Padre amoroso, peque contra el
cielo y el solio de la Trinidad Santísima, despreciando el inmenso poder de
Dios Padre con presunción, soberbia y altanería: la sabiduría de Dios Hijo con
mis ignorancias, y la bondad infinita de Dios Espíritu Santo con mi malicia. Yo,
indigno hijo de vuestro amor, disipé la sustancia de vuestra gracia, las riquezas
de las virtudes y el tesoro de los dones celestiales, que me entregasteis en el
bautismo, pero reconocido de mi vida derramada, vuelvo Señor a que vistáis mi
Alma con la cándida estola de vuestra gracia, y desnudándola de todos los hábitos
viciosos, no piense en otro, que en amaros y serviros, ayudado con los méritos
de mi Señor Jesucristo, y del ínclito mártir San Pedro, mi patrón, protector y
abogado, para que con los influjos de su protección y de vuestra misericordia,
deba los favores que solicito por medio de esta santa novena. Amén.
DIA PRIMERO
Omnipotente
y Soberano Dios, luz inaccesible y eterna, que iluminas los entendimientos con
el don especialísimo de la fe, fundamento del edificio espiritual, y sin la que
sea , y sin la cual es imposible agradaros: por la excelencia con que brillo
esta virtud en vuestro dignísimo siervo San Pedro de Verona, que no obstante
haber nacido de padres herejes, y criándose con ellos, pudo con la ayuda de
vuestra gracia siendo niño de siete años, defenderla varonilmente contra las
amenazas, castigos y argumentos de un tío suyo, hereje perverso y obstinado, y
por cuya dilatación y defensa, siendo después Inquisidor, derramó su sangre: os
suplico humildemente por intercesión de San Pedro Mártir, avives en mi alma
esta luz sobrenatural, para que repitiendo frecuentemente sus actos, me
disponga a recibir vuestra gracia, por fruto especial de esta santa novena. Amén.
Se
rezan tres padres nuestros, aves marías y glorias de la forma siguiente:
Oh
sabiduría increada, que ha preservado a San Pedro de los errores de la herejía
en la que nació y le comunicó la luz de la verdadera fe, ilumina por
intercesión del glorioso mártir nuestro intelecto para que permanezca inmune a
los errores que nos rodean y estemos dispuestos a defender la integridad de la
Santa Fe.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
Oh
Espíritu de Amor, que encendiste en el corazón de San Pedro esa ardiente
caridad hacia el prójimo que le hizo hacer generosamente el sacrificio supremo
de sí mismo por el bien de sus hermanos y hermanas, infunde en nuestros
corazones, por los méritos del Santo Mártir, el celo por la salvación de todas
las almas y especialmente de las más queridas para nosotros.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Oh
Dios Todopoderoso, que has comunicado a San Pedro el deseo y la fuerza de
derramar sangre por tu gloria y la salvación de nuestros hermanos, concédenos
imitar al glorioso mártir con la profesión abierta de nuestra fe y la constante
correspondencia de nuestras vidas con las enseñanzas de Jesús y su Santa
Iglesia.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo
Protector y Abogado mío San Pedro de Verona, Virgen Purísimo, Doctor esclarecido,
Inquisidor celoso y Mártir gloriosísimo, Vos sabéis las necesidades y
desconsuelos que padece mi corazón, y el ningún mérito que tengo, para que Dios
me mire con ojos benignos y misericordiosos, y así, oh Padre mío, interponed
vuestra mediación poderosa con su Majestad Santísima, para que movido de
vuestros ruegos, y obligados de vuestros méritos, consiga lo que pretendo en
esta novena, a mayor honra y gloria de Dios,
y para mas amarle y servirle. Amén.
GOZOS
Con
tres diademas corona
Tus
méritos el Señor:
Virgen,
Mártir y Doctor
Pedro
invicto de Verona
Entre
heréticas espinas
Naciste,
Pedro sagrado
Sin
haberte lastimado
Con
sus puntas peregrinas
Y
es que con tu fé con fervor
Sus
errores abandonan:
A
los siete años de edad,
Diciendo
el credo venciste
A
un tío tuyo, a quien oíste
Su
herética gravedad:
Rayo
fue contra su error,
La
voz, que tu fe pregona:
El
gran Patriarca Guzmán
Habito
os dio religioso,
Mas
tus virtudes glorioso
Honor
a su orden le dan,
Brilla
en todo tu candor
Y
es tu fe quien las corona:
La
pureza virginal
Tus
virtudes ilustraron,
Y
en tu vida no se halló,
Ni
aun pecado mortal,
Por
tu ciencia Inquisidor
Cielo
y tierra te pregonan:
María
Virgen te asegura.
Que
rogará por tu fé,
Porque
predicarla os ve
Con
intención santa y pura,
Por
su extensión, tu fervor
Ningún
trabajo perdona:
Tu
fé, es martillo de los herejes
Que,
a puro de martillar,
Los
yerros supieron ablandar,
De
sus principales jefes;
Del
infierno y su furor,
Triunfa
en ellos tu persona:
Por
la fé la vida diste
En
testimonio cabal,
Y
con tu sangre en señal
El
Credo en tierra escribiste,
Cual
la de Abel con horror
Desde
allí tu gloria entona:
Tus
milagros a porfía
Logran
quebrados, tullidos,
Y
para los afligidos
Son
el pan de cada día,
Contra
todo sin sabor
Tu
amparo los amontona:
L/: Ruega por nosotros
¡Oh Padre San Pedro de Verona!
R/:
Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.
ORACIÓN: Dios
todopoderoso, que has derramado por toda la creación reflejos de ti infinita
belleza y bondad, haciendo el hombre a tu imagen y semejanza, tanto amas a
quienes se entregan totalmente, que nos lo pones como modelo, quieres que les
veneremos y haces innumerables beneficios y milagros por su intercesión. Por
ello y mediante tu siervo San Pedro de Verona, te rogamos nos concedas
(mencionar la petición) y con ello una mayor correspondencia a tu amor. Amén.
DIA SEGUNDO
¡Oh
Clemencia Divina! ¡Oh Benignidad infinita de mi Dios! Que en el inmenso tesoro
de vuestras riquezas tenéis gracias para colmar nuestras esperanzas: Infundid,
y avivad esta virtud en mi alma, como lo practicaste con vuestro siervo y mi
abogado San Pedro de Verona, para que aferrado como esté a esta sagrada áncora,
camine seguro por el borrascoso mar de los trabajos, aflicciones y desconsuelos,
llevándolos todos con resignación, y en honor de los que Vos padeciste por mí
en los pasos amargos de vuestra Pasión, alentado con la firme esperanza, que
tendré en premio los gustos de la Gloria. Aplicadme, Dios mío, los méritos de
mi protector San Pedro, para que así sea digno de alcanzar esta virtud. Amén.
DIA TERCERO
Oh
amoroso Dios, que abrasado en el incendio de vuestra caridad comunicáis con mano liberal vuestra bondad a las
criaturas; haced, Señor, que aquella ardiente caridad, que infundisteis a mi
protector San Pedro, y que la explico en celar vuestro santísimo honor, en
procurar la salud de los prójimos, y en fin, en dar la vida por Vos, se
comunique a mi alma por imitación, para que imitando a mi fiel abogado en los
incendios caritativos, sea todo caridad para mis prójimos, todo amor y celo
para con Vos, con cuya llama purísima, purificada mi alma de todas sus
imperfecciones, solo sepa amaros hasta morir. Amén.
DIA CUARTO
Oh
excelso y Soberano Dios y Señor del cielo y la tierra, que posponiendo todos
los respetos, y atenciones debidas a vuestra grandeza, a la virtud de la
humildad, os humillasteis a haceros hombre, a nacer en un estado inmundo, y en
fin, a ser ultrajado de los judíos, hasta quitaros la vida afrentosamente en
una Cruz: atended Señor, a aquella profundísima humildad de mi intercesor San
Pedro, que viéndose honrado de los pueblos, hasta salir en procesión y llevarlo
en hombros al pulpito, con todo eso, jamás se le pego el contagio de la
soberbia, y condescendiendo benigno a los ruegos humildes de vuestro amado
siervo, comunicadme esta virtud por su intercesión, con que me proporcione a
recibir vuestros dones. Amén.
DIA QUINTO
Oh
amantísimo Jesús y vigilantísimo maestro del linaje humano, que deseando la mortificación
y penitencia en vuestros Siervos, vais adelante con la carga de los trabajos,
para que aprendan a no dejarse llevar por los placeres del mundo, atended a mi
protector amado y fiel discípulo vuestro San Pedro de Verona, que desde muy
niño, huyendo todo regalo, empezó en el ejercicio de la penitencia, y lo
continuo hasta la muerte, con vigilias, silicios, disciplinas y otras
asperezas, y especialmente con una abstinencia extraordinaria, y concédeme por
sus méritos, que mortificando yo con la debida mortificación de mis pasiones,
sentidos y potencias, purifique mi alma de las inmundicias de la culpa, para
que así se haga digna de conseguir la gracia que solicita en esta novena. Amén.
DIA SEXTO
Oh
mi Dios, Espíritu purísimo y esposo amado de las vírgenes, que moráis gustoso
en el templo del corazón humano, que se adorna con la hermosa joya de la
castidad. Dadme Señor, aquel amor tierno que profeso a esta virtud vuestro
siervo San Pedro de Verona, y aquella solicitud con que en cuerpo y alma supo
conservarla toda su vida, y si por esto mereció nuestro Santo, que María
Santísima, Reina de las Vírgenes, bajaste desde el cielo a su celda a visitarlo
con las tres ilustres vírgenes y mártires Cecilia, Inés y Catalina; venid,
venid esposo castísimo de las vírgenes a mi alma, y inflamándola en amor de
pureza, hacedla digna habitación vuestra, como lo pretendo en esta novena. Amén.
DIA SEPTIMO
Oh
pacientísimo Jesús mío, que para enseñaros a sufrir con resignación las
injurias y afrentas, os dignasteis padecer innumerables tormentos y oprobios en
este mundo: atended piadoso a la heróica paciencia de vuestro siervo San Pedro
de Verona, que, habiendo padecido tantas calumnias y tribulaciones, se manifestó
siempre con imponderable alegría, sin que jamás se le oyese una palabra descompuesta:
concededme por sus méritos e intercesión poderosa, que llevando yo con la
debida resignación los trabajos y tribulaciones de esta vida, me disponga,
mediante esta virtud, a recibir en esta novena el consuelo que solicito y
fueres de vuestro agrado. Amén.
DIA OCTAVO
Oh
Señor Dios de los ejércitos, fuerte y vigoroso para arruinar y destruir a los
enemigos de la Santa Fe Católica, atended a la heroica fortaleza y firme constancia
de vuestro insigne soldado e invicto mártir San Pedro de Verona, que habiendo
emprendido por vuestra gloria la ardua empresa de instruir a los fieles,
convertir a los pecadores, concluir y castigar a los protervos herejes, lo
ejecuto con tanto celo, que trajo a innumerables al gremio de la Iglesia, sin
que la pureza de la fé padecisteis desmayos en su corazón; y por su poderosa
intercesión, dadme Señor, constancia para mantener y mantenerme en la fé
católica, y valor para lidiar contra los enemigos del alma, así como pido en
esta novena. Amén.
DIA NOVENO
Oh
liberalísimo Dios mío, que como fuente inagotable de gracia, no solo comunicáis
los ríos de vuestros divinos auxilios para el bien obrar y la gracia, que
justifica y limpia las manchas de los pecados a vuestros siervos, sino que a
algunos, les repartís otras gracias graciosamente dadas, como las
practicasteis, con mi amado protector y siervo vuestro San Pedro de Verona, dándole
la virtud de hacer milagros en utilidad de mis prójimos, os suplico Señor, que
por el buen uso que hizo el santo de esta gracia, se la continuéis para que
cure la ceguedad de mi entendimiento, la sordera de mi corazón en oír vuestras
Divinas inspiraciones, enderece mis pasos, mueva mi lengua para alabaros, y me
resucite de la muerte de la culpa a la vida de la gracia. Amén.
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