NOVENA
A
SAN
FÉLIX DE CANTALICIO
RELIGIOSO
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Del Orden de los Padres Capuchinos, especial abogado de
las mujeres, que están de parto, y de los moribundos en el último plazo de la
vida.
Por:
Un
Religioso de la misma orden.
ACTO
DE CONTRICCIÓN
Señor
mito Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, Padre amantísimo
de mi alma, por ser Vos quien sois, por vuestro ser inmutable, por vuestra
grandeza infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa en mi corazón
de haberos ofendido; y quisiera, Señor, que perfectísimamente me pesara, solo
porque la culpa es ofensa vuestra, y quisiera también haber muerto mil veces
antes que haberos ofendido. Propongo firmemente de nunca más pecar, nunca más
ofenderos y de amaros como á único dueño de mi alma. Espero en vuestra
misericordia infinita, que me habéis de perdonar por los merecimientos de vuestra
santísima Pasión y Muerte: los cuales, Señor os ofrezco en satisfacción de mis
pecados, con los merecimientos de María Santísima con los del Glorioso San Félix;
y todo lo que yo hiciere, que sea de vuestro agrado. Propongo de confesarme y
cumplir la penitencia, que me fuere impuesta. Pequé, Señor, habed misericordia
de mí. Pecamos, Señor de que nos pesa tened misericordia de nosotros.
DIA PRIMERO
Dios te salve, Santísimo Félix, cándida azucena de la más
pura castidad, que, desde el punto, en que a este mundo naciste hasta el último
instante de tu milagrosa vida, fuiste virgen, limpio, y puro de toda mancha de
sensualidad inmunda, viviendo entre los hombres como si habitaras entre los coros
de los Ángeles. Dios te salve, porque por medio de tu virginal pureza le diste
en tu corazón dulce apacible asiento a aquel Señor, que como inmaculada Cordero
se apacienta entre los campos de las Azucenas, que son los Vírgenes puros. Dios
te salve, porque como Ángel en humana carne, siempre ignoraste lo que, aun con
el pensamiento mas leve, macula la integral pureza. Doyte mil enhorabuenas, porque
ahora con los Ángeles gozas el premio de tu pureza virginal.
L/: Ruesga por nosotros,
San Félix mío purísimo.
R/:
Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.
ORACIÓN
Oh
Dulcísimo y Amantísimo mío San Félix de Cantalicio; Ruégote humildemente, por
aquella pureza tan grande, con que viviste en este mundo, conservando intacta la
virginidad, con que naciste, que vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos, y
que recibiéndome debajo de tu poderosísimo patrocinio
y
amparo, me alcances de la Majestad de mi Dios, aquella pureza de alma y cuerpo,
que ha de ser más agradable a los Divinos ojos. Pídote también, querido Santo
de mi corazón, que me asistas, me ampares, me favorezcas en el trance y
agonía
de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del Demonio. Suplícote,
que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora los Santos Sacramentos
de la Iglesia, que me avives la Fé, me alientes la Esperanza, me inflames la
Caridad, para que amando á mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su misericordia
el perdón de mis pecados, creyendo firmemente cuanto cree, y confiesa la
Iglesia Católica Romana, tenga verdadera contrición de mis culpas, y así muera
en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo,
que, con el Padre, y el Espíritu Santo vive, y reina, Dios por todos los siglos
de los siglos. Amen.
Bendito
sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix el poder conservarse
Virgen. Amen. Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió a San Félix, el saber conservarse
puro. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, porque le dió á San Félix, el querer
conservarse limpio. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendita
sea eternamente la Santísima Trinidad, porque a San Félix le conservó con su
gracia limpio, puro, y Virgen. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendígante,
Señor Trino, y uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria,
magnificencia,
y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas, y favores, que le concediste
á San Félix, especialmente por el don de virginidad, con que le adorna hasta.
GOZOS
Pues
con abrasado amor
A
Jesús estáis unido;
Ayudad
Félix querido,
A
quien os pide favor.
Benigno
dispensó el Cielo
El
pueblo de Cantalicio
El
insigne beneficio
Que
nacierais en su suelo.
Sois
de este pueblo el consuelo,
Y
el más distinguido honor.
En
virtud crecisteis tanto,
Aun
en vuestra edad primera,
Y
vuestra piedad tal era,
Que
os llamaban Niño santo.
A
todos causaba espanto
Tan
peregrino fervor,
El
apacentar rebaños
Fue
vuestro primer destino;
Del
mundo ya, con gran tino,
Eludíais
los engaños.
Desde
vuestros tiernos años
Burlasteis
a este impostor.
Al
claustro os encaminasteis
Siguiendo
impulsos divinos;
Y
de Padres Capuchinos
El
tosco sayal tomasteis.
Religioso
os inmolasteis
En
holocausto al Señor.
Con
tormentos desmedidos
Vuestro
cuerpo destruisteis,
Y
en esclavitud pusisteis
Sus
deseos, y sentidos.
Teniéndolos
oprimidos
Por
un continuo rigor.
De
los aplausos huíais:
Los
desprecios codiciabais:
Padeciendo,
os alegrabais:
Siendo
honrado, os afligíais.
Humillaciones
queríais,
Y
buscabais con ardor.
Ángel
en la castidad
Fuisteis,
o Félix dichoso,
En
milagros portentoso,
Y
eminente/n santidad.
Tanta
inocencia en verdad
Es
muy digna de loor.
Vuestro
espíritu inflamado
¡Que
mociones sentiría
Cuando
os entregó María
¡A
Jesús, su Hijo amado!
Yo
os contempla arrebatado
En
un éxtasis de amor.
Las
mujeres afligidas
En
sus partos, os invocan,
Su
esperanza en Dios coloca,
Y
por vos son atendidas.
Se
ven sus ansias cumplidas,
Siendo
Vos el mediador.
A
la estéril que merece
Vuestra
eficaz mediación,
Con
frutos de bendición
Nuestro
buen. Dios favorece
Consigue
lo que apetece
El que os logra intercesor.
Ansioso
el enfermo va,
De
su piedad muestra haciendo,
Por
el aceite, que ardiendo
En
vuestro sepulcro está.
Y
vuestra bondad le da
Gozo,
salud, y vigor.
Tal
valimiento tenéis
En
la Divina Presencia,
Que
no hay clase de dolencia
Que
no ceda, si queréis,
Díganos
ser, pues que podéis,
Nuestro
común bienhechor.
El
que con devoto esmero
Alabanzas
os tributa
El
precioso don disfruta
De
vuestro afecto sincero.
En
Vos halla un medianero,
Un
amigo, y protector.
Poderoso
valedor,
Capuchino
esclarecido,
Ayudad,
Félix querido,
A
quien os pide favor.
L/: Rogad por nosotros ¡Oh
bienaventurado Félix!
R/:
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN:
Atiende Señor, benigno a las suplicas que te hacemos en la festividad del
bienaventurado Félix, confesor tuyo, para que consigamos por su intercesión, lo
que no nos atrevemos a esperar de nuestros merecimientos. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.
DIA SEGUNDO
Dios
te salve Santísimo Félix, jazmín elevado sobre todas las glorias, y deleites de
la tierra, que, desde los primeros años de tu milagrosa vida, supiste
despreciar, y de hecho despreciaste todo lo que el mundo aprecia. Dios te
salve, porque con firmísima constancia abandonaste todo lo que en el siglo podías
lícitamente gozar; abrazando solo lo que en él te podía ser motivo para alabar a
tu amantísimo Criador. Dios te salve, porque ni las glorias, ni las vanidades,
ni las pompas, ni los deleites de esta vida tuvieron jamás entrada en tu limpísimo
corazón; antes si les cerraste las puertas tan del todo, que no les dejaste el
menor resquicio, abrazando la Capuchina Religión, para estar en ella más
retirado de todo lo que es mundo. Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los Ángeles
gozas el premio de la constancia, con que despreciaste todo lo transitorio, y
temporal.
L/: Ruega por nosotros, San Félix mío,
despreciador del mundo.
R/:
Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.
ORACIÓN
Oh
querido Devoto de mi corazón, San Félix, Ruégote humildemente, por aquella
constancia tan grande, con que despreciaste las pompas del mundo, las vanidades
del Demonio, los deleites de la carne, y todo lo que alaga en el siglo, que
vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos; y que, recibiéndome debajo de tu patrocinio,
y amparo, me alcances de la Majestad de Dios, el que yo desprecie todo lo que
en el mundo puede manchar mi alma, y que abrase solo lo que es agradable a los
ojos Divinos. Pídote también, querido Santo mío, que me asistas, me ampares, me
favorezcas en el trance y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones,
astucias, y engaños del Demonio. Suplicote, que me alcances de la Majestad de
Dios, para aquella hora, los Santos Sacramentos de la Iglesia: que me avives la
Fé, me alientes la Esperanza, me inflames la Caridad; para que, amando a mi Dios
sobre todas las cosas, esperando en su misericordia el perdón de mis pecados,
creyendo firmemente cuanto cree, y confiesa la Iglesia Católica Romana, tenga verdadera
contrición de mis culpas, y así muera en gracia de Dios y vaya mi alma a gozar
en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que con el Padre, y el Espíritu Santo vive,
y reina Dios, por todos los siglos de los siglos. Amen.
Bendito
sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix, el poder despreciar
el mundo. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió á San Félix, el saber abandonar el
mundo. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, porque le dio a San Félix, el
querer
aborrecer el mundo. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendita
sea eternamente la Santísima Trinidad, porqué le dió á San Félix, el poder
saber, y querer aborrecer, abandonar y despreciar al mundo con todas sus grandezas,
pompas, deleites, y vanidades. Bendígante, Señor Trino, y Uno, eternamente
todas las criaturas, y te den Gloria, magnificencia, y alabanza, por todas las
gracias, prerrogativas y favores, que le concediste al Glorioso San Félix,
especialmente por el don del desprecio del mundo, con que le adornaste.
DIA TERCERO
Dios
te salve, Santísimo Félix, Rosa encarnada de la más ardiente devoción al Santísimo
Sacramento de la Eucaristía, a quien desde los primeros pasos de tu niñez
amante tan tiernamente, que el dolor de verte retirado de los Templos, done de
este Sacramento se veneraba, te atravesaba, como espada de dos filos el tierno
amante corazón. Dios te salve, porque ansiado siempre por este pan de vida,
llegabas fervorosisimo a recibirlo, quedando transformado por amor en su Majestad,
uniéndote con el Señor de modo, que te era violencia dura, de tanto lazo
apartarte. Dios te salve, porque considerando en tau alto Sacramento al dulce
objeto de tu voluntad, Cristo JESÚS, le adorabas y venerabas con afecto tan
enternecido
L/: Ruega por nosotros
San Félix mío, devotísimo del Santísimo Sacramento.
R/:
Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.
ORACIÓN
O
gloriosísimo y Santísimo San Félix mío de mi corazón, Ruégote humildemente, por
aquella devoción fervorosa, que desde niño tuviste al Santísimo Sacramento del
Altar, que vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos, y que recibiéndome debajo
de tu poderosísimo patrocinio, y amparo me alcances de la Majestad de Dios, que
de tal suerte venere yo, y reciba este Sacramento Altísimo del Cuerpo y Sangre
del Señor, que sienta en mí el fruto de la Redención, y que siempre con pureza
de alma, y cuerpo lo reciba. Pídote, también, querido Santo mío, que me asistas,
me ampares y me favorezcas en el trance, y agonía de mi muerte, librándome de
las tentaciones, astucias, y engaños del Demonio, Suplicote, que me alcances de
la Majestad de Dios, para
aquella
hora, los Santos Sacramentos de la Iglesia, que me avives la Fé, me alientes la
Esperanza, me inflames la Caridad, para que, amando a mi Dios sobre todas las
cosas, esperando en su. misericordia, el firmemente cuanto cree, y confiesa la
Iglesia Católica Romana, tenga verdadera contricción de mis culpas,
y
así muera en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía de mi Señor
Jesucristo, que, con el Padre, y Espíritu Santo vive, y reina Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
Bendito
sea eternamente el Eterno Padre, porque le dio a San Félix, el poder venerar al
Santísimo Sacramento. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió á San Félix, el saber adorar al Santísimo
Sacramento. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Espíritu Santo, porque le dió á San Félix, el querer
reverenciar
al Santísimo Sacramento. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad,
porque con su gracia le dió á San Félix, el poder, querer, y saber reverenciar,
adorar, y venerar al Santísimo Sacramento. Amen. Padre nuestro, Ave María y
Gloria.
Bendígante,
Señor, Trino y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria,
magnificencia
y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas, y favores, que le concediste
al glorioso San Félix, especialmente, por la afectuosa devoción al Santísimo
Sacramento, con que lo adornaste.
DIA CUARTO
Dios
te salve, Santísimo Félix, encendido clavel del verdadero amor de Dios, que
desde que despunto en tí la luz de la razón, amaneció en tu alma el Sol del
Amor Divino, corriendo toda la esfera de tu milagrosa vida, siempre encendido,
y fogoso, hasta que, sin ponerse en el ocaso de tu muerte, dura más vivo en la
eternidad del otro mundo. Dios te salve, porque ardiente hoguera, tanto te encendía
el amor de Dios, que te abrasaba Fénix, volviendo luego a nacer del mismo fuego
de amor, que, sin consumirte, te encendía. Dios te salve, porque sin atender a
lo criado en el mundo, todo tu amor lo colocaste solo en la Divina criadora Majestad,
amando sus perfecciones, liquidándose tu corazón, como blanda cera a la activa violencia
dulce del fuego más amoroso, quedaba transformado en el mismo amante objeto que
tu tiernamente querías. Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los celestiales
espíritus gozas el premio de tu amor verdaderisimo.
L/: Ruego por nosotros,
San Félix mío, verdadero amante de Dios.
R/: Para
que seamos dignos de alcanzar lo que con fé pedimos.
ORACIÓN
O
amantísimo, y gloriosísimo devoto mío, San Feliz, ruégote humildemente, por
aquel amor tan grande con que amaste en esta vida a la infinita Majestad de
nuestro Dios , y por aquel con que ahora lo amas en el cielo , que vuelvas a mi
esos tus ojos misericordiosos, y que recibiéndome debajo de tu poderoso
patrocinio y amparo, me alcances de la Majestad de Dios, que apartando mi amor
de todas las fosas visibles de este mundo, lo ponga todo en su Majestad
Santísima, amándole con todo mi corazón, con todas mis potencias, y sentidos, y
con todas las fuerzas de mi alma, solo por su ser inmutable, é infinito. Pídote
también, querido Santo mío, que me asistas, me amparos, me favorezcas en el trance,
y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del
demonio. Suplicote, me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora los
Santos Sacramentos de la Iglesia: que me avives la fé, me alientes la esperanza,
me inflames la caridad; para que amando a mi Dios sobre todas las cosas,
esperando en su misericordia el perdón de mis pecados creyendo firmemente
cuanto cree, y confiesa la Iglesia católica romana, tenga verdadera contricción
de mi culpa, y así muera en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía
de mi Señor Jesucristo que con el Padre, y el Espíritu Santo vive, y reina
Dios, por todos los siglos de. los siglos. Amen.
Bendito
sea eternamente el Eterno Padre, porque le dio a San Félix, el poder tenerle
tanto amor. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dio a San Félix, el saber tenerle tanta
caridad. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el eterno Espíritu Santo, porque le dió á San Félix, el querer
tenerle tanto afecto. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendita
sea eternamente la Santísima Trinidad, porque con su gracia le concedió a San Félix,
el poder, saber, y querer tenerle á su Majestad Santísima tanto afecto, caridad
y amor. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendígante,
Señor Trino, y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria
magnificencia, y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas y favores, que
le concediste al glorioso San Félix, especialmente por el incendio de amor, con
que lo adornaste.
DIA QUINTO
Dios
te salve, Santísimo Félix, morado lirio del más perfecto amor del prójimo, que
desde la edad primera de tu vida lo tuviste muy estampado en tu corazón, amando
a todos tus prójimos, como á imágenes parecidas de Dios, y viendo en cada uno
de ellos una estampa de la Santísima Trinidad. Dios te salve, porque por
sacarlos del estado miserable de la culpa, no te escusaste a los trabajos
mayores, amonestándolos con toda afabilidad para que arrepentidos, y contritos
se corrigiesen. Dios te salve, porque por darles, ya la salud a los enfermos,
ya el socorro a los necesitados, ya el consuelo a los afligidos, trabajaste, abrasado
en las encendidas llamas de la caridad, haciendo Dios por milagros, muchos en
utilidad de tus hermanos. Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los Cortesanos
de la Gloria gozas el premio de tu caridad.
L/: Ruega por nosotros
San Félix mío, Fénix de la caridad.
R/:
Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.
ORACIÓN
Oh
Santísimo y amantísimo devoto mío, San Félix, ruégote humildemente, por aquella
caridad, que tuviste con tus prójimos viviendo en este mundo. que vuelvas a mi esos
tus ojos misericordiosos, y que, recibiéndome debajo de tu poderoso patrocinio,
y amparo, me alcances de la Majestad de Dios, una grande y encendida caridad,
para con mis prójimos, amándolos como a hermanos míos, perdonándolos en los
agravios, que me hicieron, y sufriendo con paciencia las injurias con que me
agraviaren. Pídote también, querido Santo de mi corazón, que me asistas, me
ampares, me favorezcas en el trance, y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones,
astucias y engaños del demonio. Suplicote que me alcances de la Majestad de
Dios, para aquella hora, los Santos Sacramentos de la Iglesia; y que me avives la
Fé, me alientes la Esperanza, me inflames la Caridad, que, amando a mi Dios
sobre todas las cosas, esperando en su misericordia el perdón de mis pecados,
creyendo firmemente cuanto crea y confiesa la Iglesia católica romana, tenga
verdadera contricción de mis culpas, y así muera en gracia de Dios, y vaya mi
alma a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu
Santo vive y reina, Dios por los siglos de los siglos. Amen.
Bendito
sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix, el poder tener
tanta caridad. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el eterno Hijo, porque le dió á San Félix, el saber tener tanta
misericordia. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el eterno Espíritu Santo, porque le dió á San Félix, el querer
tener tanta compasión. Amen. Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
Bendita
sea eternamente la Santísima Trinidad, porque con su gracia le dió a San Félix,
el poder, saber, y querer tener tanta compasión, misericordia y caridad con sus
prójimos. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendígante,
Señor, Trino, y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria,
magnificencia, y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas, y favores que
le concediste al glorioso San Félix, especialmente por la perfectísima caridad,
para con sus prójimos, con que lo adornaste.
DIA SEXTO
Dios
te salve, Santísimo Félix, fragante Violeta de la humildad más profunda, que
casi desde el punto en que naciste, hasta que rendiste el último aliento de tu
vida, la conservaste en tu corazón, humillándote por Dios a toda humana
criatura. Dios te salve, porque siendo santo purísimo, y como tal apreciable mucho
en los ojos de Dios, eras en los tuyos la más despreciable criatura, y el
pecador más indigno. Dios te salve, porque huyendo de las honras, que todos por
tus virtudes te hacían, amabas solo el más profundo abatimiento, tanto, que te
llamabas a ti propio, y querías que todos te llamasen el Jumento de los
Capuchinos, siendo en la realidad digno de veneración crecida. Doyte mil
enhorabuenas, porque ahora con los Ángeles gozas el premio de tu profunda humildad.
L/: Ruega por nosotros,
San Félix mío, humildísimo.
R/:
Para que- seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.
Oh
santísimo y amantísimo San Félix mío de mi corazón, ruégote humildemente, por
aquella profundísima humildad, con que viviste en este mundo, teniéndote por indigno
pecador, que vuelvas a mí esos tus ojos misericordiosos, y que, recibiéndome debajo
de tu poderoso patrocinio, y amparo, me alcances, de la Majestad de Dios
aquella humildad cristiana, que a sus divinos ojos es agradable. Pídote también,
querido Santo mío, que me asistas, me ampares, me favorezcas en el trance, y agonía
de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del demonio.
Suplicote, que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora, los
Santos Sacramentos de la Iglesia que me avives la Fé, me alientes la Esperanza,
me inflames la Caridad, para que amando a mi Dios sobre todas las cosas,
esperando en su misericordia, el perdón de mis pecados, creyendo firmemente
cuanto cree, y confiesa la Iglesia Católica Romana, tenga verdadera contricción
de mis culpas y así muera en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía
de mi Señor Jesucristo, que con el Padre, y el Espíritu Santo vive, y reina,
Dios por los siglos de los siglos. Amen.
Bendito
sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix, el poder hacerse
humilde. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió á San Félix el saber hacerse
rendido. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, porque le dió á San Félix, el querer
hacerse abatido. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendita
sea eternamente la Santísima Trinidad, porque con su gracia le dió á San Félix,
el poder, querer, y saber hacerse abatido, rendido y humilde. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendígante,
Señor, Trino, y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria, más las
gracias, prerrogativas, y favores, que le concediste al glorioso San Félix,
especialmente por la profunda humildad con que le adornaste.
DIA SÉPTIMO
Dios
te salve Santísimo Félix, blanca rosa de la más fina devoción a María Santísima,
nuestra Señora, que, desde la edad más tierna de tu vida, la amaste, como á
Madre: la serviste, como á Señora; la obedeciste, como á Reyna; y siempre fijas
en su piedad tus esperanzas, fuiste mariposa amante en las dulces apetecidas
llamas de la más ardiente caridad, y amor. Dios te salve porque como amante
verdadero procuraste y persuadiste a todos, a que con todo afecto la amaran y
con prontitud la sirvieran. Dios te salve porque en correspondencia de tu amor,
mereciste de su Majestad especialísimos cariños, siendo expresivo de todos el
entregarte, para que con él te regalaras al dulcísimo Jesús, Fruto bendito de su purísimo Vientre. Doyte mil enhorabuenas, porque
ahora con los Espíritus Angélicos gozas el premio de tu utilísima devoción.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar
lo que con fe pedimos.
ORACIÓN
Oh
Santísimo y amantísimo devoto de mi corazón, San Félix, ruégote humildemente,
por aquel amor tan grande, y devoción tun tierna, que le tuviste a María Santísima,
nuestra Señora; y por los favores, que recibiste de. su Materna Piedad, especialmente
cuando puso en tus dichosos brazos a su dulcísimo Hijo Jesús, que vuelvas a mi
esos tus ojos misericordiosos; y que recibiéndome debajo de tu patrocinio y amparo,
me alcances de la Majestad de Dios, que con toda mi alma, con todo mi corazón,
con todas mis potencias, y sentidos venere, quiera, y ame a María Santísima,
nuestra Señora, y que me la conceda su Majestad por la hora especial de mi
muerte. Pídote también, querido Santo mío, que me asistas, me amparares y favorezcas
en el trance, y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias y
engaños del demonio. Suplicote, que me alcances de la Majestad de Dios, para
aquella hora, los Santos Sacramentos de la Iglesia, que me avives la Fé, me alientes
la Esperanza, me inflames la Caridad, para que, amando a mi Dios sobre todas
las cosas, esperando en su misericordia, el perdón de mis pecados, creyendo firmemente
cuanto
cree, y confiesa la Iglesia católica romana tenga verdadera contricción de mis
culpas, y así muera en gracia de Dios y vaya mi alma a pasar en tu compañía de
mi Señor Jesucristo, que, con el padre, y el Espíritu Santo vive, y reina Dios,
por los siglos de los siglos. Amen.
Bendito
sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix, el poder tener
tanta devoción a María Santísima. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió á San Félix el saber tener
tanto
cariño a la Reyna Soberana. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, porque le dió a San Félix, el querer
tener tanto amor a la Emperatriz del Cielo. Amén. Padre nuestro, Ave María y
Gloria.
Bendita
sea eternamente la Santísima Trinidad, porque le diste a San Félix, el poder,
saber y querer tener tanto amor, cariño y devoción a María Santísima. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendígante
Señor, Trino y Uno, eternamente todas las criaturas y te den gloria
magnificencia y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas, y favores que
le concediste al glorioso San Félix, especialmente por el tierno amor a María Santísima,
con que lo adornaste.
DIA OCTAVO
Dios
te salve Santísimo Félix, disciplinado clavel de la más rigurosa penitencia, que,
desde los años primeros de tu infancia, hasta el último vale de tú vida, no
solo amaste, sino que ejercitaste también la penitencia más dura, pues aun siendo
de siete años, te azotabas entre la espesura de las breñas, y ayunabas riguroso,
cuando aún no habías aprendido a comer. Dios te salve, porque abandonando los deleites
de la carne, la trataste siempre como enemigo del alma, negándole muchas veces
aun lo preciso porque contra el espíritu no se revelase. Dios te salve, porque
tus disciplinas, ayunos, asperezas, mortificaciones y abnegación de ti mismo,
te hicieron una parecidísima imagen de la penitencia más pasmosa. Doyte mil enhorabuenas,
porque ahora con los Cortesanos del Empíreo, gozas el premio de tu admirable
penitencia.
L/: Ruega por nosotros,
San Félix mío, penitente.
R/:
Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.
ORACIÓN
Oh
amantísimo y gloriosísimo devoto mío San Félix, ruégote humildemente, por aquella
penitencia tan dura, que por el amor de Dios y no por culpas propias, hiciste
en este mundo que vuelvas a mi esos ojos misericordiosos que recibiéndome
debajo de tu poderoso patrocinio y amparo me alcances de la Majestad de Dios,
el que yo en esta vida haga verdadera penitencia de mis culpas, purificando con
ella las torpes, y feas manchas de mis delitos. Pídote también, querido Santo
de mi corazón, que me asistas, me ampares, me favorezcas en el trance y agonía
de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del demonio.
Suplicote, que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora los Santos
Sacramentos de la Iglesia: que me avives la Fé me alientes la Esperanza, me inflames
la caridad; para que amando a mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su
misericordia el perdón de mis pecados, creyendo firmemente cuanto cree, y
confiesa la Iglesia católica romana, tenga verdadera contricción de mis culpas,
y así muera en gracia de Dios, y vaya mi
alma
a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que, con el Padre, y el Espíritu
Santo, vive y reina, Dios por los siglos de los siglos. Amen.
Bendito
sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix, el poder hacer
tanta penitencia. Amen. Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió a San Félix el saber hacer: tanta
austeridad. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, porque le dio a San Félix el querer
hacer tanta mortificación. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendita
sea eternamente la Santísima Trinidad, porque con su gracia le concedió a San Félix,
el poder, saber, y querer hacer tanta mortificación, austeridad y penitencia. Amen.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendígante,
Señor Trino, y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria,
magnificencia y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas y favores, que
le concediste al glorioso San Félix, especialmente por la áspera penitencia con
que le adornaste.
DIA NOVENO
Dios
te salve, Santísimo Félix, azul Jacinto de la más Celestial contemplación, que,
en lo más tierno de tu edad, aun cuando hablar no sabias, ya sabias contemplar,
fijando tu sencillo corazón en aquella eterna Patria de los Justos. Dios te
salve, porque como Águila generosa, afrentándote de tratar cosas de la tierra,
todo en tu Dios elevado continuamente conversabas con su Majestad. Dios te
salve, porque correspondiéndote el misericordioso Señor, en quien vivías, abstrayéndote
de ti mismo, con admirables éxtasis, así mismo te llevaba.
Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los moradores del
Cielo, gozas el premio de su contemplación continua.
L/: Ruega por nosotros,
San Félix mío, contemplativo.
R/: Para
que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.
ORACIÓN
Oh
Santísimo y queridísimo devoto mío, San Félix, ruégote humildemente, por el
dónde contemplación, con que te adorno la Majestad Divina, y por los favores, que
en esa contemplación te hizo, que vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos, y
que, recibiéndome debajo de tu poderoso patrocinio, y amparo, me alcances de la
Majestad de mi Dios, que sepa yo contemplar las cosas Celestiales, para que,
aficionándome a ellas, desprecie y abomine las terrenas todas. Pídote también,
querido Santo mío, que me asistas, me ampares y me favorezcas en el trance, y agonía
de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del demonio.
Suplicote que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora, los Santos
Sacramentos de la Iglesia, que me avives la Fé, me alientes la Esperanza, me inflames
la Caridad, para que amando a mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su
misericordia, el perdón de mis pecados, creyendo firmemente cuanto cree, y
confiesa la Iglesia católica romana, tenga verdadera contricción de mis culpas,
y así muera en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía de mi
Señor Jesucristo, que con el Padre, y el Espíritu Santo vive y reina, Dios por
los siglos de los siglos. Amen.
Bendito
sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió a San Félix, el poder contemplar
lo eterno. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió a San Félix, el saber contemplar
lo Divino. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendito
sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, por qué le dió á San Félix, el querer
contemplar lo Celestial. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad,
porque con su gracia le dió á San Félix, el poder, querer, y saber contemplar lo
Celestial, Divino y Eterno. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Bendígante,
Señor, Trino y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria,
magnificencia y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas y favores, que
le concediste al glorioso San Félix, especialmente por el don de contemplación
con que lo adornaste.
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