domingo, 19 de mayo de 2019

NOVENA A SAN FÉLIX DE CANTALICIO






NOVENA
A
SAN FÉLIX DE CANTALICIO
RELIGIOSO LEGO

Del Orden de los Padres Capuchinos, especial abogado de las mujeres, que están de parto, y de los moribundos en el último plazo de la vida.
Por:
Un Religioso de la misma orden.


ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor mito Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, Padre amantísimo de mi alma, por ser Vos quien sois, por vuestro ser inmutable, por vuestra grandeza infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa en mi corazón de haberos ofendido; y quisiera, Señor, que perfectísimamente me pesara, solo porque la culpa es ofensa vuestra, y quisiera también haber muerto mil veces antes que haberos ofendido. Propongo firmemente de nunca más pecar, nunca más ofenderos y de amaros como á único dueño de mi alma. Espero en vuestra misericordia infinita, que me habéis de perdonar por los merecimientos de vuestra santísima Pasión y Muerte: los cuales, Señor os ofrezco en satisfacción de mis pecados, con los merecimientos de María Santísima con los del Glorioso San Félix; y todo lo que yo hiciere, que sea de vuestro agrado. Propongo de confesarme y cumplir la penitencia, que me fuere impuesta. Pequé, Señor, habed misericordia de mí. Pecamos, Señor de que nos pesa tened misericordia de nosotros.


DIA PRIMERO

Dios te salve, Santísimo Félix, cándida azucena de la más pura castidad, que, desde el punto, en que a este mundo naciste hasta el último instante de tu milagrosa vida, fuiste virgen, limpio, y puro de toda mancha de sensualidad inmunda, viviendo entre los hombres como si habitaras entre los coros de los Ángeles. Dios te salve, porque por medio de tu virginal pureza le diste en tu corazón dulce apacible asiento a aquel Señor, que como inmaculada Cordero se apacienta entre los campos de las Azucenas, que son los Vírgenes puros. Dios te salve, porque como Ángel en humana carne, siempre ignoraste lo que, aun con el pensamiento mas leve, macula la integral pureza. Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los Ángeles gozas el premio de tu pureza virginal.

L/: Ruesga por nosotros, San Félix mío purísimo.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.

ORACIÓN

Oh Dulcísimo y Amantísimo mío San Félix de Cantalicio; Ruégote humildemente, por aquella pureza tan grande, con que viviste en este mundo, conservando intacta la virginidad, con que naciste, que vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos, y que recibiéndome debajo de tu poderosísimo patrocinio
y amparo, me alcances de la Majestad de mi Dios, aquella pureza de alma y cuerpo, que ha de ser más agradable a los Divinos ojos. Pídote también, querido Santo de mi corazón, que me asistas, me ampares, me favorezcas en el trance y
agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del Demonio. Suplícote, que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora los Santos Sacramentos de la Iglesia, que me avives la Fé, me alientes la Esperanza, me inflames la Caridad, para que amando á mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su misericordia el perdón de mis pecados, creyendo firmemente cuanto cree, y confiesa la Iglesia Católica Romana, tenga verdadera contrición de mis culpas, y así muera en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que, con el Padre, y el Espíritu Santo vive, y reina, Dios por todos los siglos de los siglos. Amen.


Bendito sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix el poder conservarse Virgen. Amen.  Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió a San Félix, el saber conservarse puro. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, porque le dió á San Félix, el querer conservarse limpio. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad, porque a San Félix le conservó con su gracia limpio, puro, y Virgen. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendígante, Señor Trino, y uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria,
magnificencia, y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas, y favores, que le concediste á San Félix, especialmente por el don de virginidad, con que le adorna hasta.


GOZOS
Pues con abrasado amor
A Jesús estáis unido;
Ayudad Félix querido,
A quien os pide favor.

Benigno dispensó el Cielo
El pueblo de Cantalicio
El insigne beneficio
Que nacierais en su suelo.
Sois de este pueblo el consuelo,
Y el más distinguido honor.

En virtud crecisteis tanto,
Aun en vuestra edad primera,
Y vuestra piedad tal era,
Que os llamaban Niño santo.
A todos causaba espanto
Tan peregrino fervor,

El apacentar rebaños
Fue vuestro primer destino;
Del mundo ya, con gran tino,
Eludíais los engaños.
Desde vuestros tiernos años
Burlasteis a este impostor.

Al claustro os encaminasteis
Siguiendo impulsos divinos;
Y de Padres Capuchinos
El tosco sayal tomasteis.
Religioso os inmolasteis
En holocausto al Señor.

Con tormentos desmedidos
Vuestro cuerpo destruisteis,
Y en esclavitud pusisteis
Sus deseos, y sentidos.
Teniéndolos oprimidos
Por un continuo rigor.

De los aplausos huíais:
Los desprecios codiciabais:
Padeciendo, os alegrabais:
Siendo honrado, os afligíais.
Humillaciones queríais,
Y buscabais con ardor.

Ángel en la castidad
Fuisteis, o Félix dichoso,
En milagros portentoso,
Y eminente/n santidad.
Tanta inocencia en verdad
Es muy digna de loor.

Vuestro espíritu inflamado
¡Que mociones sentiría
Cuando os entregó María
¡A Jesús, su Hijo amado!
Yo os contempla arrebatado
En un éxtasis de amor.

Las mujeres afligidas
En sus partos, os invocan,
Su esperanza en Dios coloca,
Y por vos son atendidas.
Se ven sus ansias cumplidas,
Siendo Vos el mediador.

A la estéril que merece
Vuestra eficaz mediación,
Con frutos de bendición
Nuestro buen. Dios favorece
Consigue lo que apetece
El que os logra intercesor.

Ansioso el enfermo va,
De su piedad muestra haciendo,
Por el aceite, que ardiendo
En vuestro sepulcro está.
Y vuestra bondad le da
Gozo, salud, y vigor.

Tal valimiento tenéis
En la Divina Presencia,
Que no hay clase de dolencia
Que no ceda, si queréis,
Díganos ser, pues que podéis,
Nuestro común bienhechor.

El que con devoto esmero
Alabanzas os tributa
El precioso don disfruta
De vuestro afecto sincero.
En Vos halla un medianero,
Un amigo, y protector.

Poderoso valedor,
Capuchino esclarecido,
Ayudad, Félix querido,
A quien os pide favor.


L/: Rogad por nosotros ¡Oh bienaventurado Félix!
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN: Atiende Señor, benigno a las suplicas que te hacemos en la festividad del bienaventurado Félix, confesor tuyo, para que consigamos por su intercesión, lo que no nos atrevemos a esperar de nuestros merecimientos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.



DIA SEGUNDO

Dios te salve Santísimo Félix, jazmín elevado sobre todas las glorias, y deleites de la tierra, que, desde los primeros años de tu milagrosa vida, supiste despreciar, y de hecho despreciaste todo lo que el mundo aprecia. Dios te salve, porque con firmísima constancia abandonaste todo lo que en el siglo podías lícitamente gozar; abrazando solo lo que en él te podía ser motivo para alabar a tu amantísimo Criador. Dios te salve, porque ni las glorias, ni las vanidades, ni las pompas, ni los deleites de esta vida tuvieron jamás entrada en tu limpísimo corazón; antes si les cerraste las puertas tan del todo, que no les dejaste el menor resquicio, abrazando la Capuchina Religión, para estar en ella más retirado de todo lo que es mundo. Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los Ángeles gozas el premio de la constancia, con que despreciaste todo lo transitorio, y temporal.

L/:  Ruega por nosotros, San Félix mío, despreciador del mundo.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.

ORACIÓN

Oh querido Devoto de mi corazón, San Félix, Ruégote humildemente, por aquella constancia tan grande, con que despreciaste las pompas del mundo, las vanidades del Demonio, los deleites de la carne, y todo lo que alaga en el siglo, que vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos; y que, recibiéndome debajo de tu patrocinio, y amparo, me alcances de la Majestad de Dios, el que yo desprecie todo lo que en el mundo puede manchar mi alma, y que abrase solo lo que es agradable a los ojos Divinos. Pídote también, querido Santo mío, que me asistas, me ampares, me favorezcas en el trance y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del Demonio. Suplicote, que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora, los Santos Sacramentos de la Iglesia: que me avives la Fé, me alientes la Esperanza, me inflames la Caridad; para que, amando a mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su misericordia el perdón de mis pecados, creyendo firmemente cuanto cree, y confiesa la Iglesia Católica Romana, tenga verdadera contrición de mis culpas, y así muera en gracia de Dios y vaya mi alma a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que con el Padre, y el Espíritu Santo vive, y reina Dios, por todos los siglos de los siglos. Amen.


Bendito sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix, el poder despreciar el mundo. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.


Bendito sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió á San Félix, el saber abandonar el mundo. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, porque le dio a San Félix, el
querer aborrecer el mundo. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad, porqué le dió á San Félix, el poder saber, y querer aborrecer, abandonar y despreciar al mundo con todas sus grandezas, pompas, deleites, y vanidades. Bendígante, Señor Trino, y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den Gloria, magnificencia, y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas y favores, que le concediste al Glorioso San Félix, especialmente por el don del desprecio del mundo, con que le adornaste.


DIA TERCERO

Dios te salve, Santísimo Félix, Rosa encarnada de la más ardiente devoción al Santísimo Sacramento de la Eucaristía, a quien desde los primeros pasos de tu niñez amante tan tiernamente, que el dolor de verte retirado de los Templos, done de este Sacramento se veneraba, te atravesaba, como espada de dos filos el tierno amante corazón. Dios te salve, porque ansiado siempre por este pan de vida, llegabas fervorosisimo a recibirlo, quedando transformado por amor en su Majestad, uniéndote con el Señor de modo, que te era violencia dura, de tanto lazo apartarte. Dios te salve, porque considerando en tau alto Sacramento al dulce objeto de tu voluntad, Cristo JESÚS, le adorabas y venerabas con afecto tan enternecido

L/: Ruega por nosotros San Félix mío, devotísimo del Santísimo Sacramento.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.

ORACIÓN

O gloriosísimo y Santísimo San Félix mío de mi corazón, Ruégote humildemente, por aquella devoción fervorosa, que desde niño tuviste al Santísimo Sacramento del Altar, que vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos, y que recibiéndome debajo de tu poderosísimo patrocinio, y amparo me alcances de la Majestad de Dios, que de tal suerte venere yo, y reciba este Sacramento Altísimo del Cuerpo y Sangre del Señor, que sienta en mí el fruto de la Redención, y que siempre con pureza de alma, y cuerpo lo reciba. Pídote, también, querido Santo mío, que me asistas, me ampares y me favorezcas en el trance, y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del Demonio, Suplicote, que me alcances de la Majestad de Dios, para
aquella hora, los Santos Sacramentos de la Iglesia, que me avives la Fé, me alientes la Esperanza, me inflames la Caridad, para que, amando a mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su. misericordia, el firmemente cuanto cree, y confiesa la Iglesia Católica Romana, tenga verdadera contricción de mis culpas,
y así muera en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que, con el Padre, y Espíritu Santo vive, y reina Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendito sea eternamente el Eterno Padre, porque le dio a San Félix, el poder venerar al Santísimo Sacramento. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió á San Félix, el saber adorar al Santísimo Sacramento. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Espíritu Santo, porque le dió á San Félix, el querer
reverenciar al Santísimo Sacramento. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad, porque con su gracia le dió á San Félix, el poder, querer, y saber reverenciar, adorar, y venerar al Santísimo Sacramento. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendígante, Señor, Trino y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria,
magnificencia y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas, y favores, que le concediste al glorioso San Félix, especialmente, por la afectuosa devoción al Santísimo Sacramento, con que lo adornaste.


DIA CUARTO

Dios te salve, Santísimo Félix, encendido clavel del verdadero amor de Dios, que desde que despunto en tí la luz de la razón, amaneció en tu alma el Sol del Amor Divino, corriendo toda la esfera de tu milagrosa vida, siempre encendido, y fogoso, hasta que, sin ponerse en el ocaso de tu muerte, dura más vivo en la eternidad del otro mundo. Dios te salve, porque ardiente hoguera, tanto te encendía el amor de Dios, que te abrasaba Fénix, volviendo luego a nacer del mismo fuego de amor, que, sin consumirte, te encendía. Dios te salve, porque sin atender a lo criado en el mundo, todo tu amor lo colocaste solo en la Divina criadora Majestad, amando sus perfecciones, liquidándose tu corazón, como blanda cera a la activa violencia dulce del fuego más amoroso, quedaba transformado en el mismo amante objeto que tu tiernamente querías. Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los celestiales espíritus gozas el premio de tu amor verdaderisimo.

L/: Ruego por nosotros, San Félix mío, verdadero amante de Dios.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fé pedimos.

ORACIÓN

O amantísimo, y gloriosísimo devoto mío, San Feliz, ruégote humildemente, por aquel amor tan grande con que amaste en esta vida a la infinita Majestad de nuestro Dios , y por aquel con que ahora lo amas en el cielo , que vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos, y que recibiéndome debajo de tu poderoso patrocinio y amparo, me alcances de la Majestad de Dios, que apartando mi amor de todas las fosas visibles de este mundo, lo ponga todo en su Majestad Santísima, amándole con todo mi corazón, con todas mis potencias, y sentidos, y con todas las fuerzas de mi alma, solo por su ser inmutable, é infinito. Pídote también, querido Santo mío, que me asistas, me amparos, me favorezcas en el trance, y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del demonio. Suplicote, me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora los Santos Sacramentos de la Iglesia: que me avives la fé, me alientes la esperanza, me inflames la caridad; para que amando a mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su misericordia el perdón de mis pecados creyendo firmemente cuanto cree, y confiesa la Iglesia católica romana, tenga verdadera contricción de mi culpa, y así muera en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo que con el Padre, y el Espíritu Santo vive, y reina Dios, por todos los siglos de. los siglos. Amen.


Bendito sea eternamente el Eterno Padre, porque le dio a San Félix, el poder tenerle tanto amor. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dio a San Félix, el saber tenerle tanta caridad. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el eterno Espíritu Santo, porque le dió á San Félix, el querer tenerle tanto afecto. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad, porque con su gracia le concedió a San Félix, el poder, saber, y querer tenerle á su Majestad Santísima tanto afecto, caridad y amor. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendígante, Señor Trino, y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria magnificencia, y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas y favores, que le concediste al glorioso San Félix, especialmente por el incendio de amor, con que lo adornaste.


DIA QUINTO

Dios te salve, Santísimo Félix, morado lirio del más perfecto amor del prójimo, que desde la edad primera de tu vida lo tuviste muy estampado en tu corazón, amando a todos tus prójimos, como á imágenes parecidas de Dios, y viendo en cada uno de ellos una estampa de la Santísima Trinidad. Dios te salve, porque por sacarlos del estado miserable de la culpa, no te escusaste a los trabajos mayores, amonestándolos con toda afabilidad para que arrepentidos, y contritos se corrigiesen. Dios te salve, porque por darles, ya la salud a los enfermos, ya el socorro a los necesitados, ya el consuelo a los afligidos, trabajaste, abrasado en las encendidas llamas de la caridad, haciendo Dios por milagros, muchos en utilidad de tus hermanos. Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los Cortesanos de la Gloria gozas el premio de tu caridad.

L/: Ruega por nosotros San Félix mío, Fénix de la caridad.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.

ORACIÓN

Oh Santísimo y amantísimo devoto mío, San Félix, ruégote humildemente, por aquella caridad, que tuviste con tus prójimos viviendo en este mundo. que vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos, y que, recibiéndome debajo de tu poderoso patrocinio, y amparo, me alcances de la Majestad de Dios, una grande y encendida caridad, para con mis prójimos, amándolos como a hermanos míos, perdonándolos en los agravios, que me hicieron, y sufriendo con paciencia las injurias con que me agraviaren. Pídote también, querido Santo de mi corazón, que me asistas, me ampares, me favorezcas en el trance, y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias y engaños del demonio. Suplicote que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora, los Santos Sacramentos de la Iglesia; y que me avives la Fé, me alientes la Esperanza, me inflames la Caridad, que, amando a mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su misericordia el perdón de mis pecados, creyendo firmemente cuanto crea y confiesa la Iglesia católica romana, tenga verdadera contricción de mis culpas, y así muera en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina, Dios por los siglos de los siglos. Amen.


Bendito sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix, el poder tener tanta caridad. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el eterno Hijo, porque le dió á San Félix, el saber tener tanta misericordia. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el eterno Espíritu Santo, porque le dió á San Félix, el querer tener tanta compasión. Amen.  Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad, porque con su gracia le dió a San Félix, el poder, saber, y querer tener tanta compasión, misericordia y caridad con sus prójimos. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendígante, Señor, Trino, y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria, magnificencia, y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas, y favores que le concediste al glorioso San Félix, especialmente por la perfectísima caridad, para con sus prójimos, con que lo adornaste.


DIA SEXTO

Dios te salve, Santísimo Félix, fragante Violeta de la humildad más profunda, que casi desde el punto en que naciste, hasta que rendiste el último aliento de tu vida, la conservaste en tu corazón, humillándote por Dios a toda humana criatura. Dios te salve, porque siendo santo purísimo, y como tal apreciable mucho en los ojos de Dios, eras en los tuyos la más despreciable criatura, y el pecador más indigno. Dios te salve, porque huyendo de las honras, que todos por tus virtudes te hacían, amabas solo el más profundo abatimiento, tanto, que te llamabas a ti propio, y querías que todos te llamasen el Jumento de los Capuchinos, siendo en la realidad digno de veneración crecida. Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los Ángeles gozas el premio de tu profunda humildad.

L/: Ruega por nosotros, San Félix mío, humildísimo.
R/: Para que- seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.

ORACIÓN
Oh santísimo y amantísimo San Félix mío de mi corazón, ruégote humildemente, por aquella profundísima humildad, con que viviste en este mundo, teniéndote por indigno pecador, que vuelvas a mí esos tus ojos misericordiosos, y que, recibiéndome debajo de tu poderoso patrocinio, y amparo, me alcances, de la Majestad de Dios aquella humildad cristiana, que a sus divinos ojos es agradable. Pídote también, querido Santo mío, que me asistas, me ampares, me favorezcas en el trance, y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del demonio. Suplicote, que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora, los Santos Sacramentos de la Iglesia que me avives la Fé, me alientes la Esperanza, me inflames la Caridad, para que amando a mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su misericordia, el perdón de mis pecados, creyendo firmemente cuanto cree, y confiesa la Iglesia Católica Romana, tenga verdadera contricción de mis culpas y así muera en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que con el Padre, y el Espíritu Santo vive, y reina, Dios por los siglos de los siglos. Amen.


Bendito sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix, el poder hacerse humilde. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió á San Félix el saber hacerse rendido. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, porque le dió á San Félix, el querer hacerse abatido. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad, porque con su gracia le dió á San Félix, el poder, querer, y saber hacerse abatido, rendido y humilde. Amen.  Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendígante, Señor, Trino, y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria, más las gracias, prerrogativas, y favores, que le concediste al glorioso San Félix, especialmente por la profunda humildad con que le adornaste.


DIA SÉPTIMO

Dios te salve Santísimo Félix, blanca rosa de la más fina devoción a María Santísima, nuestra Señora, que, desde la edad más tierna de tu vida, la amaste, como á Madre: la serviste, como á Señora; la obedeciste, como á Reyna; y siempre fijas en su piedad tus esperanzas, fuiste mariposa amante en las dulces apetecidas llamas de la más ardiente caridad, y amor. Dios te salve porque como amante verdadero procuraste y persuadiste a todos, a que con todo afecto la amaran y con prontitud la sirvieran. Dios te salve porque en correspondencia de tu amor, mereciste de su Majestad especialísimos cariños, siendo expresivo de todos el entregarte, para que con él te regalaras al dulcísimo Jesús, Fruto bendito de su purísimo Vientre. Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los Espíritus Angélicos gozas el premio de tu utilísima devoción.

R/: Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.

ORACIÓN

Oh Santísimo y amantísimo devoto de mi corazón, San Félix, ruégote humildemente, por aquel amor tan grande, y devoción tun tierna, que le tuviste a María Santísima, nuestra Señora; y por los favores, que recibiste de. su Materna Piedad, especialmente cuando puso en tus dichosos brazos a su dulcísimo Hijo Jesús, que vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos; y que recibiéndome debajo de tu patrocinio y amparo, me alcances de la Majestad de Dios, que con toda mi alma, con todo mi corazón, con todas mis potencias, y sentidos venere, quiera, y ame a María Santísima, nuestra Señora, y que me la conceda su Majestad por la hora especial de mi muerte. Pídote también, querido Santo mío, que me asistas, me amparares y favorezcas en el trance, y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias y engaños del demonio. Suplicote, que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora, los Santos Sacramentos de la Iglesia, que me avives la Fé, me alientes la Esperanza, me inflames la Caridad, para que, amando a mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su misericordia, el perdón de mis pecados, creyendo firmemente
cuanto cree, y confiesa la Iglesia católica romana tenga verdadera contricción de mis culpas, y así muera en gracia de Dios y vaya mi alma a pasar en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que, con el padre, y el Espíritu Santo vive, y reina Dios, por los siglos de los siglos. Amen.

Bendito sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix, el poder tener tanta devoción a María Santísima. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió á San Félix el saber tener
tanto cariño a la Reyna Soberana. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, porque le dió a San Félix, el querer tener tanto amor a la Emperatriz del Cielo. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad, porque le diste a San Félix, el poder, saber y querer tener tanto amor, cariño y devoción a María Santísima. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendígante Señor, Trino y Uno, eternamente todas las criaturas y te den gloria magnificencia y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas, y favores que le concediste al glorioso San Félix, especialmente por el tierno amor a María Santísima, con que lo adornaste.


DIA OCTAVO

Dios te salve Santísimo Félix, disciplinado clavel de la más rigurosa penitencia, que, desde los años primeros de tu infancia, hasta el último vale de tú vida, no solo amaste, sino que ejercitaste también la penitencia más dura, pues aun siendo de siete años, te azotabas entre la espesura de las breñas, y ayunabas riguroso, cuando aún no habías aprendido a comer. Dios te salve, porque abandonando los deleites de la carne, la trataste siempre como enemigo del alma, negándole muchas veces aun lo preciso porque contra el espíritu no se revelase. Dios te salve, porque tus disciplinas, ayunos, asperezas, mortificaciones y abnegación de ti mismo, te hicieron una parecidísima imagen de la penitencia más pasmosa. Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los Cortesanos del Empíreo, gozas el premio de tu admirable penitencia.

L/: Ruega por nosotros, San Félix mío, penitente.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.

ORACIÓN

Oh amantísimo y gloriosísimo devoto mío San Félix, ruégote humildemente, por aquella penitencia tan dura, que por el amor de Dios y no por culpas propias, hiciste en este mundo que vuelvas a mi esos ojos misericordiosos que recibiéndome debajo de tu poderoso patrocinio y amparo me alcances de la Majestad de Dios, el que yo en esta vida haga verdadera penitencia de mis culpas, purificando con ella las torpes, y feas manchas de mis delitos. Pídote también, querido Santo de mi corazón, que me asistas, me ampares, me favorezcas en el trance y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del demonio. Suplicote, que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora los Santos Sacramentos de la Iglesia: que me avives la Fé me alientes la Esperanza, me inflames la caridad; para que amando a mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su misericordia el perdón de mis pecados, creyendo firmemente cuanto cree, y confiesa la Iglesia católica romana, tenga verdadera contricción de mis culpas, y así muera en gracia de Dios, y vaya mi
alma a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que, con el Padre, y el Espíritu Santo, vive y reina, Dios por los siglos de los siglos. Amen.


Bendito sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió á San Félix, el poder hacer tanta penitencia. Amen.  Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió a San Félix el saber hacer: tanta austeridad. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, porque le dio a San Félix el querer hacer tanta mortificación. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad, porque con su gracia le concedió a San Félix, el poder, saber, y querer hacer tanta mortificación, austeridad y penitencia. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendígante, Señor Trino, y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria, magnificencia y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas y favores, que le concediste al glorioso San Félix, especialmente por la áspera penitencia con que le adornaste.


DIA NOVENO

Dios te salve, Santísimo Félix, azul Jacinto de la más Celestial contemplación, que, en lo más tierno de tu edad, aun cuando hablar no sabias, ya sabias contemplar, fijando tu sencillo corazón en aquella eterna Patria de los Justos. Dios te salve, porque como Águila generosa, afrentándote de tratar cosas de la tierra, todo en tu Dios elevado continuamente conversabas con su Majestad. Dios te salve, porque correspondiéndote el misericordioso Señor, en quien vivías, abstrayéndote de ti mismo, con admirables éxtasis, así mismo te llevaba.
Doyte mil enhorabuenas, porque ahora con los moradores del Cielo, gozas el premio de su contemplación continua.

L/: Ruega por nosotros, San Félix mío, contemplativo.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar lo que con fe pedimos.

ORACIÓN

Oh Santísimo y queridísimo devoto mío, San Félix, ruégote humildemente, por el dónde contemplación, con que te adorno la Majestad Divina, y por los favores, que en esa contemplación te hizo, que vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos, y que, recibiéndome debajo de tu poderoso patrocinio, y amparo, me alcances de la Majestad de mi Dios, que sepa yo contemplar las cosas Celestiales, para que, aficionándome a ellas, desprecie y abomine las terrenas todas. Pídote también, querido Santo mío, que me asistas, me ampares y me favorezcas en el trance, y agonía de mi muerte, librándome de las tentaciones, astucias, y engaños del demonio. Suplicote que me alcances de la Majestad de Dios, para aquella hora, los Santos Sacramentos de la Iglesia, que me avives la Fé, me alientes la Esperanza, me inflames la Caridad, para que amando a mi Dios sobre todas las cosas, esperando en su misericordia, el perdón de mis pecados, creyendo firmemente cuanto cree, y confiesa la Iglesia católica romana, tenga verdadera contricción de mis culpas, y así muera en gracia de Dios, y vaya mi alma a gozar en tu compañía de mi Señor Jesucristo, que con el Padre, y el Espíritu Santo vive y reina, Dios por los siglos de los siglos. Amen.


Bendito sea eternamente el Eterno Padre, porque le dió a San Félix, el poder contemplar lo eterno. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Hijo, porque le dió a San Félix, el saber contemplar lo Divino. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendito sea eternamente el Eterno Espíritu Santo, por qué le dió á San Félix, el querer contemplar lo Celestial. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 Bendita sea eternamente la Santísima Trinidad, porque con su gracia le dió á San Félix, el poder, querer, y saber contemplar lo Celestial, Divino y Eterno. Amen. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Bendígante, Señor, Trino y Uno, eternamente todas las criaturas, y te den gloria, magnificencia y alabanza, por todas las gracias, prerrogativas y favores, que le concediste al glorioso San Félix, especialmente por el don de contemplación con que lo adornaste.


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