NOVENA
A JESÚS NAZARENO
CON
LA CRUZ ACUESTAS
MODO DE HACERLA
Siempre
que la devoción quiera, puede hacerse esta Novena; pero mejor será en los nueve
viernes, que hay desde el primero antes de Septuagésima, hasta el
ultimo antes de Ramos; y en cada uno de ellos deberá el devoto confesar, y comulgar,
añadiendo algunos ejercicios espirituales de mortificación, para que, así acompañando
a Jesús en algo de sus Dolores, facilite de este Señor la gracia y favor según
su necesidad. Deberá hacerse esta Novena en Iglesia donde haya Altar o Capilla
de la Imagen de Jesús con la Cruz acuestas, o en su casa delante de alguna
Imagen que represente este paso. Y si hiciere esta Novena en nueve días seguidos,
confesara, y comulgara en los días primero y ultimo de dicha Novena.
Por la señal ✠
de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Dios
y Señor todopoderoso, clementísimo Padre, Criador mío, que por vuestra
bondad que adoro, y por la gravedad de mis culpas, que lloro arrepentido, quisisteis
ser condenado a muerte de Cruz; que llevasteis sobre vuestros hombros, haced
que yo os acompañe con un dolor verdadero y firme propósito de nunca más
ofenderos: así os lo suplico, y así confío en vuestra bondad y misericordia infinita
por vuestra divina gracia. Amen.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dulcísimo
Jesús, Señor y Redentor mío, que, por librarme del Demonio, cargasteis con el
madero Sacrosanto de la Cruz, y quisisteis morir en Patíbulo tan afrentoso: yo
os suplico por vuestra Cruz Sacratísima, y por su dulce peso, que por mis
culpas llevasteis, tengáis misericordia de mí y me perdonéis mis pecados, y
consiga de vuestra piedad el favor que os pido en esta Novena, sí así conviene a
vuestra Gloria, y bien para mi alma. Amen.
DIA PRIMERO
ORACIÓN
Amorosísimo
padre, dulce Jesús mío, cuya caridad infinita, y misericordia soberana, os pone
sobre los hombros, en esa Cruz, el peso enorme de mis pecados, siendo Vos el
verdadero Isaac de la Ley de Gracia, que carga con la leña de ese Madero, para
ser en él por mi sacrificado; ya os suplico, Señor mío, que me deis un rayo de
vuestro amor inmenso, para que sufriendo por Vos, el peso de mi Cruz, os ame
como debo. Amen.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh
Amor mío y Rey mío! que quisisteis aceptar la muerte afrentosa de la Cruz, por
salvar à los hijos de Adán, cargando con ton el peso de mis delitos; infundid en
mi pecho un dolor perfecto de mis culpas, para que os acompañe en vuestras
penas, y sea mi enmienda alivio a tus fatigas, para que estando en vuestra gracia,
acompañe a vuestra Madre afligida en estos pasos Dolorosos. Sean Señora, mis
lagrimas testigo fiel del dolor de mis pecados, y concededme, que con el afecto
os acompañe en vuestro martirio, para que alcanzando de Vos misericordia,
consiga de vuestro Hijo la gracia. Amen.
GOZOS
Pues por mi lleváis, Señor
ese pesado Madero
Dadme un dolor verdadero
conque pague tanto amor.
Como piedra despedida
del Monte de la Deidad
con inmensa caridad;
descendéis à darme vida:
Mostráis Persona abatida
siendo excelso criador.
Como pobre aparecéis y
siendo rey poderoso:
sois tenido por leproso
cuando salud ofrecéis:
Despreciado os conocéis
siendo Bondad superior.
Por el bien de los mortales
al Padre en el Huerto oráis
y en la sangre que sudáis
dais de redención caudales:
Padecéis desmayos tales y
que un Ángel os da vigor.
Un Discípulo alevoso
os vende, y al Pueblo, entrega,
dando en señal cuando llega,
beso, que admitís gustoso:
Preso, cual facineroso,
vais al Judaico furor.
Sois á Caifás presentado,
y os publica por blasfemo
porque os mostráis Dios supremo,
Sí escupido, y maltratado:
A Pilato sois, llevado,
con inhumano rigor.
El solio de la maldad
da contra vuestra inocencia
de muerte de Cruz sentencia,
deponiendo falsedad;
y admitís con humildad
por librar al pecador.
Quedar desnudo sufrís,
ser con crueldad azotado
y de espinas coronado,
muchos oprobios oís:
Como falso Rey salís
para ludibrio mayor.
Ya para el Monte Calvario
la Cruz pesada lleváis,
y en tierra tres veces dais,
por débil, y à impulso vario:
Cirineo es necesario,
que en ayuda os da favor.
A vuestra Madre que veis
en la calle de amargura,
le causáis pena más dura,
y el mayor dolor tenéis:
De unas Mujeres queréis
lloren por sí y por su error.
Vuestro Rostro denegrido
con golpes, polvo, y saliva,
d limpiaros compasiva
la Verónica ha salido:
Te estampáis agradecido,
tres Rostros del Salvador.
Sois Señor, crucificado,
entre dos viles Ladrones,
injuriado de Sayones,
bebéis el vino mirrado:
Dais la vida enamorado:
sediento de más dolor.
Dulce Jesús Nazareno,
que con la Cruz vais por guía
de ésta Ilustre Cofradía,
renacida en vuestro seno:
Como Pastor manso, y bueno,
aumentad el esplendor.
ORACION FINAL
Jesús
Nazareno, Criador y Redentor mío, a quien me humillo, y en cuya presencia
conozco debo ser vilmente despreciado, por haberos sido ingrato, desagradecido
y olvidadizo de tan grandes beneficios como me habéis hecho, padeciendo por mí
gravísimas culpas, tantos trabajos, especialmente los dolores que sufristeis,
cuando cargaron sobre vuestros delicados hombros esa muy pesada Cruz, para
rendir en ella la vida en el monte Calvario: Me pesa, Señor, de todo corazón de
haberos ofendido. Pésame, Señor, de haber sido yo la causa de que llevéis esa
Cruz, sufriendo tantos dolores, amarguras, y congojas. Pésame de mi ingratitud
y descuido, y de no haberos dado continuamente rendidas gracias por tan grandes
beneficios. Dadme licencia, Señor benignísimo, para comparecer y ponerme en
vuestra presencia, aunque bien conozco soy indigno de tan grande beneficio, así
por mis gravísimos pecados, como porque soy polvo y ceniza. Señor, perdonadme.
Y pues no deseáis la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, yo me
convierto a Vos y deseo vivir en adelante, según vuestra Santa Ley, y seguir
vuestros pasos, sin perderos de vista hasta la hora de mi muerte. Señor, dadme
vuestra bendición, y recibidme en vuestra gracia, como a otro hijo Pródigo. Sea
mi abogada vuestra Santísima Madre la Virgen Purísima Santa María. Así sea,
Señor. Amén.
DIA SEGUNDO
ORACIÓN
Mi
Amantísimo Jesús, que por vuestra adorable voluntad quisisteis cual racional
racimo ser oprimido, y exprimido con el peso desmedido de la Santa Cruz, que
causaron mis delitos: concededme, que con la Sangre que os hizo verter este
peso, reguéis la esterilidad de mi Alma, para que fecunda en frutos de vida
eterna, os acompañe en la opresión que os causa ese madero, para que oprimido
en él; viva después con Vos en la Patria Celestial. Amen.
DIA TERCERO
ORACIÓN
Jesús
mío, Dios y Señor Omnipotente, cuya Majestad infinita, aunque adorada de los Ángeles,
fue despreciada de los hombres, especialmente en aquel tropel, con que, a
empellones rabiosos, atropellando vuestra Divina Persona os hicieron llevar sobre
los hombros el peso tan desmedido de ese Madero en que habíais de ser crucificado:
dadme, Señor, que, por este tropel, o atropellamiento a Vos tan injurioso, que con
tan crecido amor os hizo sufrir mi
ingratitud; no atropelle yo vuestros mandatos, sino, que pisando lo que me
impone en sus políticas el mundo, os merezca venerar para siempre en el Cielo.
Amén.
DIA CUARTO
ORACIÓN
Padre
Eterno, Padre de mi Señor Jesucristo, y Padre mío: que, a la Madre de vuestro
Divino Hijo, abriste paso con vuestro poder inmenso, para que pudiese salir a
el encuentro de su Amado, y le hablase en el interior de su pecho; concededme, que,
por el dolor amarguísimo, que penetro los corazones de estos dos finos amantes,
se encuentre el mío con la Cruz tan amarga de sus penas, y no aparte la memoria
de sus dolores, para que intercediendo por mí, Hijo y Madre: los vea, en el
Palacio de la Gloria. Amén.
DIA QUINTO
ORACIÓN
Benditísimo
Jesús mío, que cuando sumamente cansado y molido, con el peso grande de la Cruz,
quisiste que el Cirineo te ayudase a llevarla: haced Señor, que yo sea el
Cirineo compasivo, que, sufriendo con resignación, y paciencia el peso de la Cruz,
que me ofrece vuestra Divina voluntad, te ayude a llevar, la que te ofreció mi
ingratitud, para que así resignado en Vos, os acompañe hasta llegar a el eterno
descanso.
DIA SEXTO
ORACIÓN
Dulcísimo
Jesús, luz de mi entendimiento y gloria de mi Alma, que cuando más
afeada con asquerosas salivas la hermosura de vuestro Divino Rostro, que desean
ver más y más los moradores del Cielo, iluminaste aquella mujer Verónica, para
que le limpiase compasiva con un lienzo, quedando en el estampado: yo os
suplico, que haciéndome vuestra Majestad merecedor del premio de esta dichosa Mujer,
quede estampado en mi Alma el retrato de vuestro Divino rostro, con que seré
participante en tus oprobios, y lograre el conseguiros en el Cielo. Amén.
DIA SEPTIMO
ORACIÓN
Dulce
Jesús mío, Maestro Soberano, y Dios de todo consuelo, que cuando compadecidas
las hijas de Jerusalén de vuestras penas tan amargas, las lloraban desconsoladas,
se dignó vuestra ardiente caridad en consolarlas en la compasión de vuestros tormentos,
ensenándolas con altísimas doctrinas a que, supiesen llorar por sus pecados: yo,
Señor os suplico, que se digne vuestro amor de consolar mi corazón; afligido
con el peso de mis culpas, y que ilustréis mi entendimiento con las doctrinas
del Cielo; para que conociendo la gravedad de mis yerros, sepa llorarlos con
verdadero dolor, y amargura del corazón. Amén.
DIA OCTAVO
ORACIÓN
Poderosísimo
Señor, que con tus dedos das ser a los Cielos, y sustentas toda la
máquina del mundo; y ahora que por desfallecidas las fuerzas con tanto tropel de
tormentos, y abundancia de vuestra Sangre vertida, caes con el peso grande de
la Cruz en tierra, para que el hombre pueda levantarse de su mortal caída:
haced, Señor que con, la ayuda vuestra; me levante yo de la mía a el
feliz estado de la gracia, lo que espero. Señor, y dulce Jesús mío, de vuestra
piedad, y misericordia. Amén.
DIA NOVENO
ORACIÓN
Amabilísimo
Jesús mío, que, con la flaqueza grande de vuestra persona Divina, y por la
prisa con que era atropellada; a llevar el peso desmedido de este Madero de la
Cruz, llegasteis sumamente fatigado, afligido, y desconsolado, a la cumbre fragosa
del Calvario para ser en el por mi ofrecido en gustoso sacrificio, a vuestro Padre
Soberano; concededme, amoroso Jesús mío,
que, ya que en esa Cruz me lleváis por lo fragoso de ese Monte, alivie yo tus fatigas,
no desfalleciendo con el peso de la mía, en lo fragoso del camino de la virtud,
sino, que, con valor y firmeza de ánimo, te siga hasta la cumbre del Sion del Cielo;
para que goce sus delicias con perpetuo descanso, logrando, asimismo, que esta
Novena haya sido de vuestro mayor agrado. Amén.
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