miércoles, 20 de noviembre de 2019

NOVENA A LA PRESENTACIÓN DE MARÍA

NOVENA A LA 
PRESENTACIÓN DE MARÍA



Novena 
a la 
Santísima Virgen 
en el misterio de su 
Presentación


Dedicada a las niñas 
que se educan bajo la dirección de las religiosas 
de la Compañía de María 
del Convento de Santiago


Santiago
Tipografía Galaica
1900


Arzobispado de Santiago de Compostela
Gobierno Eclesiástico S. P.


Santiago, 15 de Octubre de 1900.


Vista y examinada de nuestra orden la novena a la Santísima Virgen María en el misterio de su Presentación en el Templo, dedicada a las niñas que se educan bajo la dirección de las religiosas de la Compañía de María del convento de Santiago y resultando que no contiene nada contrario al dogma y sana moral, damos nuestro permiso y licencia para que se imprima.


El gobernador eclesiástico
Licdo. Eugenio del Blanco


Por mandado de S. S. Ilma.
Jesús Félix Beamud
Vice-Secretario


(Reg. lib. 13 d. º f. º 20)


Novena a la Santísima Virgen en el misterio de su Presentación en el Templo


Hecha devotamente la Señal de la Cruz y rezado el Acto de Contrición se dirá todos los días esta súplica a la Beata Madre Juana de Lestonac.


¡Oh Beata Madre Juana de Lestonac! vednos aquí ante la imagen de la Inmaculada Virgen María a quien tanto amasteis, y a quien por particular inspiración del Cielo consagrasteis todas las niñas que habían de recibir educación en vuestras casas. Nosotras, correspondiendo a vuestro deseo, queremos muy de veras amar e imitar a la Santísima Niña María y para conseguir esto, que de tanto bies es para nuestra alma, nos proponemos meditar en estos días, como preparación a nuestra fiesta, algunas de las virtudes que brilaron en nuestro celestial modelo, la Virgen Purísima, especialmente durante su permanencia en el Templo. Alcanzadnos, Beata y querida Madre que todas hagamos fervorosamente esta novena, consiguiendo en ella no solo purificar nuestra alma por medio de una sincera y dolorosa confesión, sino también adornarla de las virtudes que más propias son de nuestra edad: y que creciendo en todas y en cada una de nosotras el amor y la devoción verdadera a la Santísima Virgen Madre de Dios consigamos alabarla y bendecirla eternamente en el cielo.


Día Primero
Rendimiento y Docilidad de la Virgen Santísima


Consideremos hoy a la Virgen Santísima tan niña, pero con completo uso de razón, oyendo a sus padres el mandato de ir al Templo y consagrarse allí al Señor. Ella es verdad que lo deseaba, porque como amaba tanto a Dios, quería mostrarle su amor, haciendo por Él todo lo que fuese más perfecto; pero al mismo tiempo sentía, como buena y cariñosa hija, separarse de sus padres. ¿Qué hizo la Virgen? ¿pidió que dilatasen el llevarla? ¿se afligió o mostró algún pesar? No, ciertamente; obedeció enseguida, sin oponer la menor dificultad.


¡Cuánto tenemos que aprender aquí! ¡Cuántas excusas y dificultades tenemos siempre nosotras para obedecer!


Oración
Santísima Niña María, por la prontitud y alegría con que obedecisteis a vuestros santos padres, cuando os llevaron al Templo, os suplicamos el que todas nosotras nos esforcemos en adquirir la santa e importante virtud de la obediencia. ¡Mirad cuánto la necesitamos! De hoy en adelante, ayudadas de vuestra gracia y protección, obedeceremos, para que así nos miréis como Madre cariñosa y nos amparéis siempre, en la vida y en la muerte. Amén.


Se rezan tres Avemarías; se pide la gracia que se desea obtener.


Ejemplo
Para que veais, queridas niñas, cuánto debéis animaros a imitar la obediencia de la Santísima Niña María, escuchad:


Una niña, llamada Dominica, deseaba agradar mucho a Nuestro Señor y a la Santísima Virgen, de quién era  ella muy devota. Se le apareció Nuestra Señora, y le dijo, que, para ser muy buena y agradar a Dios, pusiese particular cuidado en obedecer en todo a su madre (su padre había muerto) y a las demás personas que tenían autoridad sobre ella. Pocos días después su madre le dio unas varas de tela para que hiciese ella misma un vestido; como no sabía cortar ni coser se vio la pobre muy dudosa; quería obedecer y no sabía cómo cumplir el mandato de su madre; acudió a su Madre del Cielo y la Virgen piadosísima se le apareció de nuevo, enseñándole como había de hacer, y le bendijo las manos para que, aunque eran pequeñitas, pudieran con facilidad cortar y coser.


Obedecéis, Madre mía,
Y vais tan gozosa al Templo:
ojalá que vuestro ejemplo
lo imite desde este día.



Día Segundo
Aplicación constante de la Santísima Virgen


Meditemos hoy la aplicación perseverante de la Santísima Niña María. Tres años de edad tenía cuando fue entregada a las maestras que en el Templo de Jerusalén tenían local a propósito para custodiar y enseñar a las niñas y jóvenes que tenían a su cargo. No se puede dudar que la bendita Niña, destinada desde la eternidad para Madre del Divino Salvador, llena de gracia desde el primer instante de su ser, en que fue exenta del pecado original y de sus consecuencias, tenía que ser una niña especial, y lo era delante de Dios y de sus ángeles; pero esta grandeza admirable no era conocida de las que estaban encargadas de ella; es de creer que desde su entrada en aquel sagrado recinto, se conformó con el orden y método que con las demás se observaba, recibiendo lecciones y aprendiendo las labores que ahí se enseñaban. Pero, ¿quién podrá figurarse la aplicación con que la Santa Niña trabajaba en la labor que le señalaban? Es tradición que bordaba con primor e hilaba con hilo finísimo. Y nosotras ¡cuánto tiempo perdemos! ¡qué pronto nos cansamos de una labor, sobre todo si no nos gusta, y qué poca atención ponemos en aprender lo que nos enseñan!


Oración
¡Oh Virgen Santísima, alcanzadnos de vuestro divino Hijo que de hoy en adelante imitemos vuestra aplicación constante al trabajo y al estudio; a nosotras nos es tan pesado sujetarnos a él! Madre querida, pues veis nuestro deseo de enmendar nuestra flojedad y de imitar vuestra aplicación, haced que seamos desde ahora verdaderas hijas vuestras; para que consigamos la dicha de veros y alabaros eternamente en el Cielo. Amén.


Se rezan tres Avemarías; se pide la gracia que se desea obtener.


Ejemplo
Escuchad, queridas niñas, los bienes que trae consigo la aplicación y el cumplir con sus deberes.


Adelaida y Rosa eran hermanas, hijas de una señora viuda que a las dos educaba con esemero y cariño; la mayor, obediente, trabajadora, devotísima de la Santísima Virgen, sin más afán que cumplir bien todos sus deberes, era el consuelo de su madre: la segunda no pensaba más que mirarse al espejo, jugar y estar al balcón viendo lo que pasaba: vivía en frente una señora anciana muy rica, y deseosa de dejar una gran parte de sus bienes a una de las dos niñas, quiso probar por sí misma cuál de las dos merecería aquella distinción y regaló a cada una un rosal, para que lo cuidasen, diciéndolas tendría un premio quien con más esmero lo hiciese; las niñas colocaron sus macetas en la ventana y los primeros días la regaron con gran puntualidad; Rosa se cansó enseguida, descuidó su rosal y se secó; Adelaida perseveró en cultivar el suyo, que le dio rosas muy lindas, teniendo el gusto de regalárselas a aquella buena anciana, la que desde luego se fijó en Adelaida para dejarla heredera de todos sus bienes.


Quiero con aplicación
empezar a trabajar;
la Virgen me ha de ayudar,
confío en su protección.


Día Tercero
Modestia y compostura de la Santísima Niña María


Contemplemos hoy el exterior de la Santa Niña; figuremos verla entre sus compañeras, cuando hacían oración: ¿cómo estaría? arrodillada en el lugar que le señalen, sin moverse, sus manos cruzadas, sus ojos modestamente sin distraerse con nada ni con nadie, siendo sin duda motivo de admiración, siendo sin duda motivo de admiración a los mismos ángeles… en el trabajo, en el recreo ¿no era siempre la Virgen María un modelo de modestia y compostura? su manera de andar, de hablar, todo en fin en Ella inspiraba pureza y santidad.


¿Y nosotras? ¿Tenemos siquiera cuidado de no dar mal ejemplo, de moderar nuestra lengua tan propensa a murmurar, a burlarse, a hablar de lo que no conviene?


Oración
Madre Inmaculada, Niña benditísima, cuyas virtudes al recordarlas, nos hacen descubrir nuestros defectos y faltas: rogad, Santísima Virgen, rogad por nosotras, para que, ayudadas de la Divina gracia, nos esforcemos en imitar vuestra modestia y pureza virginal: así os agradaremos; Madre querida; edificaremos al prójimo y será un gran bien para nuestras almas, que consiguiran un día gozar en vuestra compañía eternamente en el Cielo. Amén.


Se rezan tres Avemarías; se pide la gracia que se desea obtener.


Ejemplo
Niñas que frecuentáis las clases de las Casas de Nuestra Señora, estáis muy obligadas a mostrar en vuestro exterior una gran modestia y debe conocerse que tenéis amor a la Santísima Virgen y deseo de imitarla, como lo tenía una niña llamada Martina Gómez, que fue desde pequeñita modelo de devoción a la Virgen Santísima y, por imitar a esta celestial Madre, tenía sumo cuidado en evitar todo lo que pudiera ser falta de modestia. Cuando aún no podía por su corta edad vestirse y desnudarse sola, no consentía que estuviese nadie en la habitación, sino la que tenía que ayudarla; cuando a alguna criada o a otra niña les oía alguna palabra o conversación que le parecía no era conveniente, se apartaba de ellas. Este afán de conservar su alma pura lo premió la piadosísima Virgen; porque estando una vez en gran peligro de que unos hombres malos la cogiesen, y, separándola de ellos solo una puerta de la que ella sostenía el pestillo con sus manos para que no entrasen, no pudieron abrir, por más que lo procuraron y se vio libre la piadosa niña por intercesión de la Santísima Virgen, a quien se encomendó. Ya mayor, teniendo verdadera vocación, entró religiosa en el convento de la Compañía de María, de Tudela, y allí fue ejemplar religiosa hasta que murió.


¡Tu modestia virginal
me agrada tanto! ¡Oh María!
Líbrame de todo mal.
¡Qué te imite, Madre mía!



Día Cuarto
Tolerancia y Caridad de la Inmaculada Niña María


¿Eran buenas todas las niñas y jóvenes que habían en el Templo de Jerusalén, cuando la Santísima Virgen María fue llevada a él? ¿todas la amaban? ¿sabían a lo que aquella niña estaba destinada?


Estas tres preguntas nos dan materia de muy provechosa meditación. No todas aquellas niñas eran santas; había, como hay generalmente en los colegios, niñas muy buenas, otras no tan buenas, y acaso malas; es decir, que se dejaban llevar por sus pasiones y de las tentaciones del enemigo infernal: de aquí el que no todas amasen aquella bendita Niña, que, sin pretenderlo, descollaba entre ellas como el lirio entre las espinas: porque además de la pasión de la ruin envidia que a algunas haría hasta querer mal a aquella Colegiala modelo, que nunca faltaba a sus deberes, que siempre obedecía con presteza, que se aplicaba al trabajo, ellas ignoraban a que estaba destinada y a que estaba llamada y las prerrogativas admirables que adornaban su alma: la mirarían como una compañera en todo igual a ellas. Por eso, ¡cuánto sufriría la Santa Niña con lo que ellas, dominadas por los celos, la harían padecer! y la Virgen, ¿cómo se conducía? con una caridad admirable, volviendo siempre bien por mal, hasta que todas tuviesen que reconocer que esa Niña era más del cielo que de la tierra y nosotros ¡ay! ¡qué poco nos basta para encolarizarnos, murmurar y aún para vengarnos! … y ¡debemos imitar a la Virgen!


Oración
¡Oh caritativa y Santísima Niña María! alcanzad del Señor para todas nosotras la hermosísima virtud de la caridad; que se arraigue en nuestro corazón desde ahora y la practiquemos toda nuestra vida: esta gracia esperamos conseguir de vuestra piedad y misericordia, porque sois nuestra Madre querida y escucharéis nuestros ruegos. Amén.


Se rezan tres Avemarías; se pide la gracia que se desea obtener.


Ejemplo
Desde vuestros primeros años, queridas niñas, os conviene mucho acostumbraros a sufrir las faltas y aún las ofensas que os hagan las personas que os rodean: hacerlo así será ocasión para vosotras de atoserar muchos méritos, sufriréis menos y seréis para vuestra familia ángles de paz.


Una niña muy devota de la Virgen Santísima, y que tenía mucho deseo de imitar sus virtudes, hacía todas las mañanas el propósito de sufrir todo lo que la hiciesen y de hacer ella todo lo que estuviera a su alcance por complacer y dar gusto a sus compañeras de colegio y a las maestras, como a personas de su familia. Esta niña, mientras vivió, fue fiel a su propósito, siempre ejemplar en su comprortamiento; ahora gozará de una dicha inmensa en el Cielo. 


Dulzura y cordialidad,
Alcanzadme, Madre mía;
y siempre desde este día,
reine en mí la caridad.



Día Quinto
Exactitud y puntualidad de la Virgen Santísima


Que admirable fue en la Santísima Niña María (durante los años de su infancia, que estamos contemplando) la exactitud y puntualidad con que cumplía todos y cada uno de sus deberes. Todo lo hacía con orden y según estaba dispuesto por la obediencia de la que jamás se apartaba ni en lo más mínimo: en la hora de recreo se recrearía con las demás, aunque su intenso amor a Dios le hiciese desear continuamente la oración. En el trabajo la primera, y misma exactitud en todo sin decaer; ¡siendo tan Niña! ¡oh! y ¡cuánto nos tenemos que humillar y arrepentir, viendo nuestra flojedad e inconstancia, que si hoy nos proponemos practicar nuestros deberes con cuidado y fervor, al día siguiente volvemos al descuido y la pereza.


Oración
Niña admirable y Santísima, que durante vuestra permanencia en el Templo, ni un día, ni un minuto se disminuyó vuestro fervor: vednos aquí, Madre querida, pidiéndoos nos alcancéis de vuestro Santísimo Hijo gracia para que cumplamos con exactitud y perseverancia los propósitos, que en estos días, al recordar los santos ejemplos que nos disteis en vuestros años de Colegiala, hacemos, con el deseo verdadero de enmendarnos e imitar vuestras virtudes. ¡Qué seamos fieles a la gracia por vuestra poderosa intercesión! 


Se rezan tres Avemarías; se pide la gracia que se desea obtener.


Ejemplo
Queridas niñas, combatid con valor la natural inconstancia que por lo general es muy propia de vuestra edad: que os anime el ejemplo que la Santísima Virgen os dio en su infancia y el de otra niña que amaba mucho a esta celestial Madre: se llamaba María, era educada en una de las casas de Nuestra Señora y exactísima en el cumplimiento de todos sus deberes y las prácticas de devoción que la permitían hacer. Cuando las religiosas estaban en oración, encargaba ella a las otras colegialas que no hiciesen ruido y ella misma pisaba muy despasito, porque no convenía, decía, que las Madres se distraigan cuando están en oración. Miraba como cosa de suma importancia el cumplimiento de sus quehaceres, y así era siempre puntualísima y muy minuciosa en toda, guardando con exactitud los avisos de las maestras. Esta es la verdadera colegiala de las casas de la Santísima Virgen.


Cumplir quiero, Madre mía,
con valor y exactitud,
para crecer en virtud
mis deberes cada día.



Día Sexto
Alegrías y penas de la Santísima Virgen


Durante su permanencia en el Templo, la benditísima Niña María tuvo sus pesares y alegrías. Recordemos unos y otros para aprender a sufrir y a gozar. ¿Qué ocasionaría pesar en la Virgen Santísima, en los años de su infancia, retirada en aquel santo lugar? Es de creer que cuando viese por alguna de sus compañeras ofendido el Señor; porque, como amaba tanto, le traspasaría el corazón de pena que esto sucediese; después siempre que supiera algo de lo que en el mundo se hacía contra la ley de Dios … ¡qué dolor para aquella alma tan pura y tan abrasada de caridad! Serían así mismo penas para la Virgen la muerte de sus santos padre y el tener que abandonar aquel santo retiro, cuando por obediencia se desposó con San José. Sus alegrías pueden suponerse por sus motivos de aflicción: cuando viese adelantar en la virtud (y cuánto crecería en ella, con su ejemplo y sus oraciones) sus compañeras; ¡qué gozo para su alma piadosísima, cuando recibiese las visitas de sus padres! ¡con qué amor y alegría se presentaría a demostrarles su cariño de hija buena y agradecida! ¿Tenemos nosotras pesar de las ofensas que se hacen a Dios? ¿nos gozamos de los adelantos de nuestras compañeras? ¿somos hijas sumisas y cariñosas? Examinemos nuestro interior y propongámonos imitar a nuestra amantísima Niña y queridísima Madre.


Oración
Nuestro corazón, Virgen Santísima, necesita reformarse; mirad, Madre querida, cuánta es nuestra miseria; nos afligimos muchas veces, por lo que debía alegrarnos y nos gozamos, cuando debíamos llorar. No nos abandonéis y, como Madre compasiva, alcanzadnos que en adelante os imitemos, siendo nuestro anhelo servir al Señor, cumplir su divina ley y amarle con todo nuestro corazón. Amén. Así sea.


Se rezan tres Avemarías; se pide la gracia que se desea obtener.


Ejemplo
¡Mirad, queridas niñas, que bueno y ventajoso es acudir en nuestras penas a la Santísima Virgen María!
Una jovencita llamada Paquita vivía con una madre viuda y pobre en una casita muy pequeña, en uno de los barrios de los arrabales de una gran población: el alquiler de su pobre casa hacia unos meses no lo podían pagar, por haber estado la madre enferma, y ella cuidandola sin poder ganar con su trabajo. Madre e hija eran devotísimas de la Santísima Virgen, tenían al lado de su cama una estampa colgada de la pared, que representaba a esta Señora objeto de su amor; tan pobres estaban, que ni marco tenía la pintura y ante ella rezaban siempre por la mañana y por la noche. Un día en que sumidas en la mayor aflicción, esperaban ver llegar al dueño de la casa a pedir el alquiler o echarlas fuera, lo vieron entrar con los ministros de justicia para embargarles y vender allí mismo sus pobres y pocos muebles; no se ablandó el duro corazón de aquel hombre ni con ruegos, ni con lágrimas; de todo las despojo y en la calle se vendían los objetos de su pertenencia, pero como eran pocas cosas y malas, no cubrían la deuda; encolerizado el dueño de la casa, entró de nuevo a ver si aún quedaba algo que pudiera vender; vio la estampa colgada en la pared y con su navaja la arrancó de allí (la pobre mujer se desmayó y Paquita, sosteniendo a su madre, no cesaba de pedir a la Madre del cielo que tuviese piedad de ellas) y se presentó el hombre con ella en la mano, diciendo; ¿Quién compra una imagen de la Virgen por cuatro cuartos? Muy pronto hubo varios compradores y se fue subiendo el precio a reales, a duros; todos se admiraban, la gente aumentaba: al fin pasó por allí un pintor, se acercó y vio que aquella pintura de pobre apariencia tenía mucho mérito y dio 4,000 reales por ella. Ya véis, si con aquella cantidad quedarían aquellas pobres mujeres remediadas; pagaron su deuda y pudieron en adelante vivir modestamente en casa propia; pero su primera compra fue otra imagen de la Santísima Virgen. Fueron agradecidas al favor recibido y verdaderas devotas suyas hasta la muerte. 


Consoladme en la aflicción,
moderadme en la alegría,
y siempre, Virgen María,
dirigid mi corazón.



Día Séptimo
Oración y recogimiento de la Santísima Virgen


Recordemos hoy la oración tan acepta a Dios que hacía la Santísima Niña María en el Templo: desde que entró en él, aunque tan niña, cumplió con la mayor exactitud el deber de asistir a la oración que todas harían reunidas en horas y sitio determinado.


Pero, ¿quién duda que la Santísima Virgen pidió y obtuvo licencia para dedicar a este Santo Ejercicio mucho más tiempo? y ¡con qué atención oraba! ¡con qué tan humildad profunda! Y por esto era aquella Niña delicia del Cielo y la admiración de los ángeles; y, aún cuando terminaba el ejercicio, se puede decir que continuaba orando en su corazón, porque era constante su deseo de agradar a Dios y de amarle con toda su alma ¡Ay! a nosotras nos cansan un cuarto de hora de meditación, un Rosario, una Misa … ¡cuánto tenemos que enmendar y corregir!


Oración
Vednos aquí, Santísima Niña María: reconocemos el mayor dolor que tenemos un corazón muy inclinado al mundo y sus vanidades, y muy frío e indiferente para el servicio de Dios y la salvación de nuestra alma. Cambiadnos estas inclinaciones malas por un grande amor a Jesús, vuestro Divino Hijo, para que amándole con todo nuestro corazón, le agrademos siempre y nos mostremos verdaderas hijas vuestras. Amén. 


Se rezan tres Avemarías; se pide la gracia que se desea obtener.


Ejemplo
Acostumbraros desde niñas a la oración, no os contentéis solo con rezar; mirad que es de mucho interés para vuestra felicidad eterna y temporal el que te acostumbréis a meditar las verdades de nuestra santa Religión y las obligaciones propias de vuestra edad.


Escuchad:
Una niña llamada Eugenia, cuando era muy pequeñita, oía con suma atención lo que su madre le enseñaba referente a la Pasión de Nuestro Señor; después se iba solita a meditar lo que había oído explicar y cuando era un poco mayor, ya colegiala, decía: “el momento más feliz para mí, es cuando visito el Santísimo Sacramento; allí abro mi corazón con toda libertad y me uno a mi dulce Jesús.” Fue siempre ejemplar en su comportamiento. 


Si he de hacer bien oración
enseñadme, Madre mía;
alentad mi corazón,
que no la deje ni un día.



Día Octavo
Humildad y amabilidad de la Santísima Virgen


Vamos a fijar en este día nuestra atención en la humildad tan admirable de la Santísma Virgen. Desde su primera edad la practicó con toda perfección. Ella tan llena de gracia y dones del Cielo ¿no sabría Ella mucho más que sus compañeras y sus maestras? y no dio jamás la menor muestra de su superioridad. Según su edad, la irían enseñando, como a las demás niñas; oyendo y haciendo aquella Santa Colegiala con la mayor atención y humildad lo que la enseñaban … ¡cuántas veces algunas de sus compañeras cambiarían de intento, y sin que se notase, las labores, apareciendo la de la Virgen con defectos y las suyas bien hechas; y entonces rependerían a la Niña María, que nada decía para justificarse! Su amabilidad y dulzura era general con todas; a nadie rechazaba; a todas, aún a las más prevenidas contra Ella, atraía con su mansedumbre y afabilidad. ¡Oh! ¡qué distintas somos de esta bendita y santísima Niña! ¡Cuánta soberbia hay en nuestro corazón! ¡qué dureza en nuestras palabras para con quién no nos agrada! ¿Cómo debemos ser en adelante?


Oración
Purísima Virgen María: cuánto más recordamos los ejemplos admirables que nos disteis de virtud en vuestra infancia, más descubrimos las faltas y defectos en nuestra alma. Confiadas en vuestra poderosa protección, no nos entregamos al desaliento; nos proponemos trabajar con constancia, corregirnos de lo que os desagrada, la soberbia, la terquedad, la pereza … y todo los que nos hace tener el alma manchada y adquirir las virtudes propias de nuestra edad, y que tan admirablemente practicasteis en el Templo y toda vuestra vida. Sostenednos, Madre querida, en el buen deseo que hoy nos anima. Amén.


Se rezan tres Avemarías; se pide la gracia que se desea obtener.


Ejemplo
Queridas niñas, tened mucha constancia en las resoluciones, que en estos días, especialmente consagrados por vosotras a la Santísima Niña María, inspire la gracia divina vuestro corazón, aunque vuestro genio, vuestras pasiones os hagan trabajoso, a vuestro parecer, el camino de la virtud; animaos mucho, que el Señor os animara y la Santísima Virgen que es vuestra protectora y Madre amantísima. -Escuchad:


Una niña que llevaba el nombre de la Santísima Virgen y se educaba como vosotras con Religiosas de la Compañía de María, tenía un deseo tan verdadero de vencer su soberbia y adquirir la humildad, que cuando las Religiosas le reprendían una falta, o imponían un castigo, procuraba recayese en ella la culpa, aunque no la tuviese … ¡esto es en verdad difícil!, pero la gracia lo allana todo; vosotras si no tenéis valor para tanto, llevad con humildad la reprensión y el castigo cuando faltéis, y no os disculpéis … sobre todo nunca hechéis la culpa a los demás.


Dulzura, afabilidad,
tendré siempre, Madre mía, 
si procuro cada día
crecer en santa humildad.


Día Noveno
La Santísima Virgen modelo de toda niña cristiana


Al terminar esta novena, que para prepararnos a nuestra fiesta, dedicamos a la Inmaculada Niña María, nos fijaremos hoy en los motivos que nos deben alentar a procurar intensamente amar, imitar, confiar en la Santísima Virgen María.


Debemos amarla porque es nuestra Madre; su Divino Hijo, estando clavado en la Cruz, le dio este encargo; ¿cómo lo cumplirá esta Virgen piadosísima? Además nos educamos en su Casa y son hijas suyas muy amadas las que nos enseñan: todo esto nos obliga a amarla con todo nuestro corazón. Es también indispensable que la imitemos, si queremos salvarnos; porque solo siguiendo a Jesucristo nuestro Divino Salvador, se va al Cielo, y ¿quién le siguió más de cerca que su Santísima Madre? y como en la infancia, en la juventud, solteras, casadas, religiosas, en todos los estados y en todas las circunstancias de la vida, podemos imitar sus virtudes y seguir sus ejemplos, de aquí el que debemos tomar con empeño esta imitación. Últimamente debemos tener en su protección una ilimitada confianza, porque nos ama más que ninguna madre, por santa y cariñosa que sea, ama a sus hijos, y porque ¡puede tanto en el Cielo! ¡es Madre verdadera de Dios y es Madre nuestra! … ¿Cómo no confiar?


Oración
Madre querida, Madre de Dios bendita, y Madre nuestra piadosísima: vednos aquí, os damos todo y para siempre nuestro corazón: defendedlo de los asaltos del enemigo infernal. Que en él reine el amor de vuestro Santísimo Hijo y el vuestro hasta el último aliento de nuestra vida: que os imitemos siempre, Madre amantísima, y llenas de confianza en vuestro amparo y protección, os sirvamos fielmente, hasta que lleguemos a veros, alabaros y bendeciros eternamente en el Cielo. Amén.


Se rezan tres Avemarías; se pide la gracia que se desea obtener.


Ejemplo
Queridas niñas, estad prevenidas: el demonio no duerme y hará cuanto pueda porque olvidéis muy pronto todas las resoluciones, que en estos días habéis formado. No os dejéis seducir de sus engaños, despreciadle, y acudid con gran confianza a vuestra celestial Madre.


Escuchad:
Una niña educada escribió a su madre, pidiéndola que le enviase un espejo, porque sin duda no le sastifacía el que tenían el colegio: su madre le contestó diciendole que muy pronto le mandaría tres, uno en que se vería como era, otro cómo había de ser en lo futuro, y por último el tercero le enseñaría como había de ser ahora. Por momentos deseaba la niña la llegada de aquellos espejos tan maravillosos; al fin se abre el cajón en que venían, y el primero que saca era un espejo como todos; el segundo era una calavera muy bien imitada en madera; en el papel que la envolvía escribió su madre: “Así serás”; esto hizo mucha impresión en aquella niña, que gustaba mucho de contemplar su figura en el espejo; sacó con afán el que faltaba y se encontró con una hermosa imagen de la Virgen: allí también había colocado su madre una tarjetita que decía: “Así debes de ser; cuanto más puedas parecida a esta Señora y Santísima Virgen María. En humildad, en obediencia y en las demás virtudes, imitala y serás feliz eternamente”.


Hacedlo así colegialas y niñas que asistís a las clases de las Casas de la Compañía de María, y la imitación y el amor a la Santísima Virgen os serán defensa de los peligros del mundo, de las asechanzas del infernal dragón, y de vuestras malas pasiones. Esta Madre amantísima os cubrirá con su manto y, así defendidas, llegaréis a la felicidad eterna del Cielo. Amén.


¡Oh Madre mía querida
de toda virtud modelo!
Bendecidme desde el Cielo,
¡qué os ame toda la vida!

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