martes, 11 de febrero de 2020

NOVENA A SANTA CATALINA DE RICCI

NOVENA DEVOTA A LA PORTENTOSA VIRGEN
SANTA CATALINA DE RICCI
DE LA ORDEN DE LOS PREDICADORES

Palma de Mallorca, 1776
El Ilmo. y Rvdmo. D. Lorenzo Despuig y Cotener, Obispo de Mallorca, concede 40 días de indulgencias a los que hicieren devotamente esta novena.

ADVERTENCIA
Para que este santo ejercicio sea con espiritual fruto, y se alcancen de Dios por medio de Santa Catalina de Ricci, los favores que se desean, podrá prepararse el que hiciere la novena, confesando y comulgando el primer día, o si no pudiere, procurará purificarse con un fervoroso acto de contrición, poniendo especial cuidado en la mortificación de los sentidos, y arrodillado delante del altar o imagen de la Santa, se persignará con la señal de la Cruz, y avivando la fé, dirá devotamente:


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Piadosísimo Dios, que, por solo vuestro amor infinito, disteis al mundo vuestro Unigénito Hijo, para que hecho hombre nos sacase de la esclavitud afrentosa del demonio, y nos diese la libertad de vuestros hijos, muriendo en la Cruz, no permitas, que se malogre en mi alma el precio de tan costosa redención. Veo, Dios mío, que mis pecados impiden en mi alma este saludable fruto, por esto arrepentido digo, que me pesa de todo el corazón el haber ofendido a vuestra infinita bondad, misericordia, clementísimo Dios, propongo enmendar mi vida, asistido de vuestra gracia, empleando lo que me queda en vuestro amor y servicio, y este rato en la consideración de los dolores de mi Redentor Jesús, para vuestra mayor gloria y utilidad de mi alma. Amén.


DIA PRIMERO
ORACIÓN
¡Oh abogada mía Santa Catalina! Que acusación tan fuerte son vuestras rigurosas penitencias a mi tibieza y mi rebelde inclinación. Que confusión para mí que estoy cargado de pecados, y aun no he empezado la penitencia, de veros tan inocente y por tantos mortificada. Ahora conozco mi engaño; pues veo que el haber buscado los regalos del cuerpo siguiendo las destemplanzas del apetito, no me ha dado otro fruto que una preparación para un castigo eterno. Ea pues, amada Protectora mía, alcanzadme de vuestro Esposo que os siga en la mortificación, ya que no os he imitado en la santidad de la vida y que en adelante trate de tal modo mi carne, que, así como me ha servido de instrumento para el pecado, me sirva para la satisfacción y para el merecimiento, y de este modo sean mis operaciones del agrado de vuestro Esposo. Y para alcanzar de su piedad esta gracia por vuestra intercesión, me valgo de sus sacratísimas llagas que se dignó imprimir en vuestro cuerpo, adorándolas con humilde rendimiento y ofreciéndole por cada una el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.


A LA LLAGA DE LA MANO DERECHA:
Yo os adoro dulce Jesús mío y os suplico que, por la llaga de la mano derecha, que imprimiste en vuestra Esposa Santa Catalina, me perdonéis todos mis malos pensamientos; por lo que os saludo con un Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

A LA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA:
Yo os adoro dulce Jesús mío y os suplico que, por la llaga de la mano izquierda, que imprimiste en Santa Catalina, me perdonéis todas mis malas acciones y obras, a cuyo fin os saludo con un Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

A LA LLAGA DEL COSTADO:
Yo os adoro dulce Jesús mío y os suplico que, por la llaga de vuestro costado, que imprimiste en Santa Catalina, me perdonéis todas mis malas palabras a cuyo fin os saludo con un Padre Nuestro, Ave María y Gloria Patri.

A LA LLAGA DEL PIE DERECHO:
Yo os adoro dulce Jesús mío y os suplico que, por la llaga del pie derecho, que imprimiste en Santa Catalina, me perdonéis todos mis malos pasos, a cuyo fin os saludo con un Padre Nuestro, Ave María y Gloria Patri.

A LA LLAGA DEL PIE IZQUIERDO:
Yo os adoro dulce Jesús mío y os suplico que, por la llaga del pie izquierdo, que imprimiste en Santa Catalina, me perdonéis todas mis culpables omisiones; por lo que os saludo con un Padre Nuestro, Ave María y Gloria Patri.



GOZOS
Vos en la Corte Divina
sois la mayor valedora:
R/: Sednos pues intercesora,
Milagrera Catalina.

Gustasteis la penitencia,
desde niña con rigor,
teniendo a gusto mayor,
que el regalo la abstinencia:
Fue el orar a toda hora,
vuestra pueril golosina:

Tal era el fuego de amor,
que en vuestro pecho ardía,
que enajenada os traía,
y fuera de vos su ardor:
Quién como vos se enamora,
al Serafín se avecina:

En Dios tan embelesado
vuestro espíritu se hallaba,
que en la vida que animaba,
fue un arrobo continuado:
Grande virtud atesora
amistad con Dios tan fina:

Transformada en Cristo fuisteis,
encendido el rostro en luz,
y una vez que erais Jesús,
puesta en éxtasis dijisteis;
Admírale quien ignora
el portento que examina:

Sus manos para abrazaros,
desenclavó un Crucifijo,
y por más favor os dijo:
Esposa mía al llamaros;
La comunidad toda adora
la mano en que se reclina:

Otras veces se os mostró,
fuentes de sangre vertiendo,
que os causó dolor tremendo
tal que en la cama os postró:
Vuestro amor diluvios llora,
con la pena repentina:

Después que se desposó
con vos Cristo vuestro amado,
en manos, pies y costado,
sus llagas os imprimieron:
con púrpura las decora,
que eterno Reino os destina:

Cristo os encarga y advierte,
roguéis por el pecador;
y el inicuo malhechor,
solo al veros se convierte:
Luego alcanza lo que implora,
vuestra intercesión benigna:

María os visita y os da
el Hijo en vuestro regazo,
donde en cada tierno abrazo
el alma tras Él se va:
No queréis cuando en vos mora,
soltar la prenda Divina:

La misma Virgen María,
de su pecho virginal,
os dio néctar celestial,
con que os avisa y os cría:
Es vuestra Ama tal Señora,
que en tierra y cielos domina:

Vuestra cara antes trigueña,
con su leche os la lavó,
y desde entonces quedó,
hermosa, blanca y risueña;
Envidia fue de la Aurora,
vuestra beldad peregrina:

Muchos milagros obráis,
por quien devoto os invoca;
pues nada el cielo revoca,
de cuanto vos otorgáis:
Sois común remediador,
de todo mal medicina:


OFRECIMIENTO
¡Oh Esposa querida y singular de Jesús, Santa Catalina! Elegida de vuestro Divino Esposo para copiar en vos su Pasión sagrada: recibid Protectora mía, este santo ejercicio en memoria de lo que en ella padeció nuestro amantísimo Redentor. Y supuesto que no ignoráis lo que necesito para darle gusto, interponed con Él vuestro grande valimiento; pedidle que me conceda un dolor verdadero de mis pecados y que purifique mi alma con su preciosísima sangre, vertida con tantas penas por mi rescate. Alcanzadme también el favor particular que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios y utilidad de mi alma; y el que la memoria continua de su Pasión sea todo el sustento de mi alma; para que así consiga las gracias que promete el Señor a los que se emplean en tan santa meditación, hasta lograr la perfecta y consumada unión con su Majestad en la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.


DIA SEGUNDO
ORACIÓN
¡Poderosa protectora mía Santa Catalina! Al ver por una parte vuestro humilde abatimiento y por otra el monstruo de mi soberbia, conozco ya mi ceguedad, mi locura y cuan engañado me ha tenido el desordenado amor de mí mismo. Os suplico pues, que me alcancéis de vuestro Esposo Jesús el justo conocimiento de mi fragilidad, de mi miseria y de la vileza suma, a que me han reducido los vicios nacidos de mi propia estimación: yo desde luego los aborrezco de todo mi corazón. Y Vos, dulce Jesús mío, que veis la vanidad de mis ideas, dadme luz para que las conozca mejor: dadme también vuestra gracia, para que hecho verdadero humilde; me aplique a aquellos actos de virtud en que está la honra verdadera, y copiando en mí vuestra humildad a imitación de Santa Catalina, en adelante os sirva con fidelidad y rendimiento, hasta conseguir el premio grande que tenéis prometido a los humildes, que es la exaltación en la gloria. Y para alcanzar de su piedad esta gracia por vuestra intercesión, me valgo de sus sacratísimas llagas que se dignó imprimir en vuestro cuerpo, adorándolas con humilde rendimiento y ofreciéndole por cada una el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.


DIA TERCERO
ORACIÓN
¡Oh Alma mía! ¿Cuándo llegaré a la firme resolución de dar gusto en todo a mi Dios, a imitación de mi Protectora Santa Catalina de Ricci? Cuándo Dios mío, llegaré a tener compasión de mi alma, ¿qué siendo imagen vuestra he puesto tan fea y abominable por mi culpa? Si propongo dedicarme, como debo, a vuestro servicio, me dejo arrastrar de mis apetitos, y apenas salgo por la penitencia de la culpa, cuando vuelvo a recaer en ella: y me pasa la vida en puras veleidades sin llegar a la ejecución de mis propósitos. Pero ahora Señor, me resuelvo ahora de todo el corazón, propongo mudar la vida con la asistencia de vuestra gracia. Y vos Protectora mía Santa Catalina, que lográis tanto valimiento delante de Dios, alcanzadme de su piedad auxilios poderosos, para mantenerme firme en la ejecución de este propósito; para conservarme en la hermosura de todas las virtudes; y para perseverar toda la vida en su gracia. Y para alcanzar de su piedad esta gracia por vuestra intercesión, me valgo de sus sacratísimas llagas que se dignó imprimir en vuestro cuerpo, adorándolas con humilde rendimiento y ofreciéndole por cada una el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.


DIA CUARTO
ORACIÓN
Bien conozco, amantísimo Jesús, mi poco sufrimiento en los trabajos que me dispone vuestra paternal Providencia; y que no los abrazo con verdadera resignación a vuestra santísima voluntad. Veo que los tengo muy merecidos por mis pecados; y como son medio para satisfacer por ellos a vuestra justicia, a pesar de mi rebeldía me ofrezco a las penas, aflicciones, adversidades y calumnias: con la asistencia de vuestra gracia me esfuerzo a sufrir con gusto cuantas tribulaciones seáis servido enviarme. Pero vos, mi amada Protectora Santa Catalina, Maestra y ejemplar de la más heroica paciencia, alcanzadme de vuestro Esposo la cristiana fortaleza para abrazar la cruz de los trabajos, y firme perseverancia en llevarlos con una perfecta resignación a su santísima voluntad. Y para alcanzar de su piedad esta gracia por vuestra intercesión, me valgo de sus sacratísimas llagas que se dignó imprimir en vuestro cuerpo, adorándolas con humilde rendimiento y ofreciéndole por cada una el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.


DIA QUINTO
ORACIÓN
Jesús de mi alma, ya conozco cuán bueno es estar con Vos: permitidme Señor, el que os de un abrazo; y haced que sea tan estrecho y tan firme que nunca me aparte de Vos. Si por atraerme a vuestro amor y darme la mano como Padre y Esposo, os las dejasteis clavar en la cruz, clavadme en ella con Vos, para que estemos siempre unidos como finos amantes; que siento en el alma el haberme apartado de vuestra amable compañía. Y vos, Esposa querida de Jesús Santa Catalina, alcanzadme del Señor, que, alargando la mano de su misericordia, me saque del abismo de mis miserias; me admita por su amor bajo de su protección; y me dé poderosos auxilios para crucificar mis pasiones y sentidos, haciendo que en ninguna cosa tenga consuelo, sino en Jesús crucificado. Y para alcanzar de su piedad esta gracia por vuestra intercesión, me valgo de sus sacratísimas llagas que se dignó imprimir en vuestro cuerpo, adorándolas con humilde rendimiento y ofreciéndole por cada una el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.


DIA SEXTO
ORACIÓN
Piadosa protectora mía Santa Catalina: bien conozco que mis años han sido en todo muy inferiores a los vuestros; pues los he empleado en gustos y pasatiempos del mundo, cuando debía emplearme en el más fervoroso agradecimiento de lo que mi amantísimo Redentor se dignó padecer por mi salud. Es verdad que mis desaciertos me conducían al eterno precipicio: pero confiado en vuestra protección os pido humildemente, que me alcancéis de vuestro Esposo, la gracia eficaz para ordenar mi vida y acciones a su mayor gloria y obsequio. Y para alcanzar de su piedad esta gracia por vuestra intercesión, me valgo de sus sacratísimas llagas que se dignó imprimir en vuestro cuerpo, adorándolas con humilde rendimiento y ofreciéndole por cada una el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.


DIA SÉPTIMO
ORACIÓN
Confieso, Señor y Redentor mío, que ha sido mi corazón más que de piedra: porque si en el desierto dio agua una roca al golpe de una vara, no ha dado una lágrima mi corazón con toda la fuerza de la vara de la cruz. Pero reflexionando ahora sobre las muchas culpas con que os tengo ofendido, quiero llorar mis desordenes con dolorosas lágrimas: quiero lamentar mis ingratitudes con penitentes suspiros, clamando de lo más íntimo de mi corazón, que me pesa de haber pecado. Y vos; piadosísima protectora mía Santa Catalina, que sois tan poderosa Abogada de los pecadores, no me dejéis, para que no recaiga otra vez en pecado: miradme con ojos piadosos: alcanzadme de vuestro Esposo la gracia para llorar mis culpas, con que tantas veces lo he ofendido; que use conmigo de su misericordia, perdonándome todo lo que he cometido contra su Majestad soberana; y que se digne concederme la perseverancia en la penitencia y en el último aliento de mi vida. Y en su amistad hasta el último aliento de mi vida. Y para alcanzar de su piedad esta gracia por vuestra intercesión, me valgo de sus sacratísimas llagas que se dignó imprimir en vuestro cuerpo, adorándolas con humilde rendimiento y ofreciéndole por cada una el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.


DIA OCTAVO
ORACIÓN
Amada Esposa de Jesús Santa Catalina: con todo mi afecto me congratulo de la muerte que tuviste tan preciosa. No tienen lugar en mí las lágrimas, por ver que os ausentasteis de esta vida; porque os miro protectora mía en la Corte de la gloria. Ya pues, que gozáis de las delicias y castos abrazos de vuestro Esposo, acordaos de nosotros devotos vuestros, que todavía peleamos entre tantas adversidades como acarrea este mundo. No desprecies nuestras súplicas, antes manifestad en nosotros vuestra poderosa protección, para que mediante ella alcancemos lo que convenga a nuestra salvación. Abrid desde ahí vuestros ojos compasivos, y atended piadosa a nuestras miserias, para franquearnos el alivio. Alcanzadnos el que imitemos vuestras virtudes, para que tengamos una muerte dichosa, como la que tuviste, y gocemos de lo que gozáis, que es la bienaventuranza eterna. Y para alcanzar de su piedad esta gracia por vuestra intercesión, me valgo de sus sacratísimas llagas que se dignó imprimir en vuestro cuerpo, adorándolas con humilde rendimiento y ofreciéndole por cada una el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.


DIA NOVENO
ORACIÓN
Amador eterno, Dios y Señor mío: ¡quién os amara sin cesar! Oh, si os hubiera amado desde que empecé a ser, ¡pues Vos me amáis desde que sois! ¡Quién pudiera amaros cuanto sois amable, y merecéis ser amado! Despedid, Jesús amoroso, de vuestro ardiente corazón una centella de vuestro amor excesivo, que de tal modo encienda el mío, que ninguna otra cosa ame sino a Vos, que sois infinito bien. Y vos, Esposa querida de Jesús Santa Catalina, alcanzadme de Él, que se digne darme a gustar, como a vos, de las incomparables delicias de aquella llaga amorosa; para que anegada en ellas mi alma, olvide todo lo terreno. Alcanzadme también, que me admita dentro de la misma llaga y refugiado en ella, quede libre de los asaltos del infernal enemigo, viviendo siempre junto a su amante corazón, para amarle después eternamente celestial. Y para alcanzar de su piedad esta gracia por vuestra intercesión, me valgo de sus sacratísimas llagas que se dignó imprimir en vuestro cuerpo, adorándolas con humilde rendimiento y ofreciéndole por cada una el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.




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