VISITAS A NUESTRO PADRE SANTO DOMINGO DE
GUZMÁN
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA
Devoción de: Miguel Morales
ORACIÓN PARA ANTES DE LA VISITA
Gloriosísimo
Padre y abogado mío Santo Domingo, os ofrezco esta visita suplicándoos
humildemente la aceptéis, en reconocimiento de los muchos beneficios que por
vuestra intercesión he recibido del Todopoderoso. Os pido, Padre dulcísimo, no
ceséis nunca de rogar por mí, para que cumpla siempre con perfección la
voluntad de Dios, sirviéndole y agradándole en todas mis obras. Amén.
DOMINGO
Amantísimo
Padre Santo Domingo, azucena purísima, que, desde la aurora de tu razón,
consagraste tu virginidad al hermoso Esposo de las vírgenes, y creciendo de
virtud en virtud, te elevaste a una eminente santidad, te ruego, Padre
queridísimo, intercedas por mí al Señor y a su santísima Madre, la Virgen
María, para que, imitándote en esta celestial virtud, pueda un día cantar
contigo en el cielo aquel cántico nuevo que solo cantan las almas puras que
siguen al cordero. amén.
Jaculatoria:
Cread en mi un corazón puro ¡Oh Dios mío!
RESPONSORIO
¡Oh
admirable esperanza la que diste a los que te lloraban a la hora de tu muerte,
prometiéndoles que desde el cielo ampararías a tus hermanos!
Cumple,
Padre lo que dijiste, socorriéndonos con tus plegarias.
Y
pues tan esclarecido fuiste en obrar milagros, curando enfermedades corporales,
cura nuestras almas enfermas y alcánzanos el amor de Jesucristo.
Cumple,
Padre lo que dijiste, socorriéndonos con tus plegarias.
L/:
Ruega por nosotros, bienaventurado Padre Domingo.
R/:
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos:
¡Oh
Dios! Que te dignaste iluminar la Santa Iglesia con los méritos y doctrina de
nuestro Bienaventurado Padre Domingo, tu confesor, haz que por su intercesión
nunca le falten los auxilios temporales, y reciba siempre los espirituales
incrementos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
LUNES
Amabilísimo
Padre mío Santo Domingo, cuya humildad fue tan grande, que no habiendo jamás
cometido culpa mortal, te creías el mayor pecador del mundo, y lo que quizá no
tendrá ejemplo, cuando llegabas a alguna población, te postrabas en la tierra,
suplicando al Señor no castigara a los habitantes de ella por entrar gran
pecador, ¿Qué te dirá este hijo tuyo tan lleno de soberbia y amor propio? Ruega
por mí, Padre dulcísimo, para que aprenda de ti la profunda virtud de la
humildad. Amén.
Jaculatoria: ¡Oh
Jesús mío! A imitación vuestra y de mi gran Padre Domingo, quiero ser manso y
humilde de corazón.
MARTES
Dichosísimo
Padre mío Santo Domingo, que por tu amor a la santa pobreza te despojaste aún
de las cosas mas necesarias, careciendo hasta de una pobre celda para descansar
las fatigas del día, y si algún corto alimento tomabais era de limosna, recibiéndole
con grande humildad y de rodillas. Te suplico arraigues en mi corazón esta
virtud, para que siga con perfección al que por mí murió desnudo en la cruz, y
pueda después gozar en tu compañía en la gloria. Amén.
Jaculatoria:
Todo lo abandono, y todo lo miraré como vil polvo para ganar a Jesucristo.
MIÉRCOLES
Gloriosísimo
Padre mío Santo Domingo, os contemplo cuando vivías en el mundo como peregrino
que solo ansía llegar a su amada patria, así Vos no suspirabais sino por el
cielo, mirando las cosas de la tierra con sumo desprecio, no fijándoos en lo
que fuese honra y ostentación, llegando a rehusar muchas veces la mitra,
manifestando que antes de aceptar esta dignidad, irías a ocultaros más allá de
los mares. Por esta admirable virtud que tanto en ti resplandeció, te ruego
Padre mío, me alcances del Señor total desprendimiento de todo lo que pueda
separarme de mi ultimo fin. Amén.
Jaculatoria: ¡Oh
Dios mío, que pequeña me parece la tierra, cuando miro al cielo!
JUEVES
Santísimo
Padre mío Santo Domingo, que declaraste una guerra tan severa a las pasiones,
que desde tus primeros años no dejaste jamás de combatirlas y subyugarlas. Por esta
generosa y constante mortificación de ti mismo, llegaste a tan alto y perfecto
dominio de todas ellas, que nunca estas resistieron a tu espíritu. Conozco ¡Oh
mi gran Padre! La necesidad que tengo de negarme a mi mismo y renunciar a mis
apetitos desarreglados, vos pues, que fuiste tan admirable en la sujeción de
vuestros afectos, alcanzadme fuerza y valor para reprimir mis rebeldes
pasiones, en especial la que sobre todas me domina. Amén.
Jaculatoria: No
me abandonéis Señor, a mis malas inclinaciones.
VIERNES
¡Oh
Santo Patriarca Domingo! Admiro en ti la virtud del más profundo silencio, pues
jamás pronunciaste palabra ociosa, siendo, sin embargo, la misma afabilidad y
dulzura para todos, atrayéndoles y edificándoles con tus ejemplos y palabras. Te
ruego, benditísimo Padre, me alcancé la práctica de esa virtud, que, aunque la
amo mucho, todavía no comencé a ejercitarla sabiendo lo indispensable que es
para la perfección de toda mi alma religiosa. Amén.
Jaculatoria:
Padre mío, que mi conversación, a imitación vuestra, sea solo de Dios o con
Dios.
SÁBADO
Querúbico
Padre mío Santo Domingo ¿Qué te diré de tu fervorosísimo amor divino cuando
celebrabas el Santo Sacrificio? Era tanta la pureza de tu alma, que ardía en
encendidos afectos. ¡Que suspiros no exhalaba tu pecho! ¡Que arroyo de lágrimas
no corrían de tus candidísimos ojos! ¡Que
misteriosas transformaciones no obra en ti la fuerza del amor! Díganlo los
mismos que asistían a él, pues viendo vuestra modestia, gravedad y ternura de
devoción, unas veces elevado de la tierra, y otras en la figura visible de un
ángel, se sentía en extremo conmovidos. Alcanzadme, Querúbico Padre mío, una
vida pura y santa, para que mi alma, así preparada, asista con gran fervor al
Santo Sacrificio del Altar. Amén.
Jaculatoria:
Muera yo, Jesús mío, por amor vuestro, puesto que, por mi amor, os habéis dignado
morir sobre el ara de la Cruz.
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