miércoles, 22 de abril de 2020

VISITAS A SANTO DOMINGO DE GUZMÁN





VISITAS A NUESTRO PADRE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA

Devoción de: Miguel Morales

ORACIÓN PARA ANTES DE LA VISITA
Gloriosísimo Padre y abogado mío Santo Domingo, os ofrezco esta visita suplicándoos humildemente la aceptéis, en reconocimiento de los muchos beneficios que por vuestra intercesión he recibido del Todopoderoso. Os pido, Padre dulcísimo, no ceséis nunca de rogar por mí, para que cumpla siempre con perfección la voluntad de Dios, sirviéndole y agradándole en todas mis obras. Amén.

DOMINGO
Amantísimo Padre Santo Domingo, azucena purísima, que, desde la aurora de tu razón, consagraste tu virginidad al hermoso Esposo de las vírgenes, y creciendo de virtud en virtud, te elevaste a una eminente santidad, te ruego, Padre queridísimo, intercedas por mí al Señor y a su santísima Madre, la Virgen María, para que, imitándote en esta celestial virtud, pueda un día cantar contigo en el cielo aquel cántico nuevo que solo cantan las almas puras que siguen al cordero. amén.

Jaculatoria: Cread en mi un corazón puro ¡Oh Dios mío!


RESPONSORIO
¡Oh admirable esperanza la que diste a los que te lloraban a la hora de tu muerte, prometiéndoles que desde el cielo ampararías a tus hermanos!

Cumple, Padre lo que dijiste, socorriéndonos con tus plegarias.

Y pues tan esclarecido fuiste en obrar milagros, curando enfermedades corporales, cura nuestras almas enfermas y alcánzanos el amor de Jesucristo.

Cumple, Padre lo que dijiste, socorriéndonos con tus plegarias.

L/: Ruega por nosotros, bienaventurado Padre Domingo.
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos: ¡Oh Dios! Que te dignaste iluminar la Santa Iglesia con los méritos y doctrina de nuestro Bienaventurado Padre Domingo, tu confesor, haz que por su intercesión nunca le falten los auxilios temporales, y reciba siempre los espirituales incrementos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.


LUNES
Amabilísimo Padre mío Santo Domingo, cuya humildad fue tan grande, que no habiendo jamás cometido culpa mortal, te creías el mayor pecador del mundo, y lo que quizá no tendrá ejemplo, cuando llegabas a alguna población, te postrabas en la tierra, suplicando al Señor no castigara a los habitantes de ella por entrar gran pecador, ¿Qué te dirá este hijo tuyo tan lleno de soberbia y amor propio? Ruega por mí, Padre dulcísimo, para que aprenda de ti la profunda virtud de la humildad. Amén.

Jaculatoria: ¡Oh Jesús mío! A imitación vuestra y de mi gran Padre Domingo, quiero ser manso y humilde de corazón.


MARTES
Dichosísimo Padre mío Santo Domingo, que por tu amor a la santa pobreza te despojaste aún de las cosas mas necesarias, careciendo hasta de una pobre celda para descansar las fatigas del día, y si algún corto alimento tomabais era de limosna, recibiéndole con grande humildad y de rodillas. Te suplico arraigues en mi corazón esta virtud, para que siga con perfección al que por mí murió desnudo en la cruz, y pueda después gozar en tu compañía en la gloria. Amén.

Jaculatoria: Todo lo abandono, y todo lo miraré como vil polvo para ganar a Jesucristo.


MIÉRCOLES
Gloriosísimo Padre mío Santo Domingo, os contemplo cuando vivías en el mundo como peregrino que solo ansía llegar a su amada patria, así Vos no suspirabais sino por el cielo, mirando las cosas de la tierra con sumo desprecio, no fijándoos en lo que fuese honra y ostentación, llegando a rehusar muchas veces la mitra, manifestando que antes de aceptar esta dignidad, irías a ocultaros más allá de los mares. Por esta admirable virtud que tanto en ti resplandeció, te ruego Padre mío, me alcances del Señor total desprendimiento de todo lo que pueda separarme de mi ultimo fin. Amén.

Jaculatoria: ¡Oh Dios mío, que pequeña me parece la tierra, cuando miro al cielo!


JUEVES
Santísimo Padre mío Santo Domingo, que declaraste una guerra tan severa a las pasiones, que desde tus primeros años no dejaste jamás de combatirlas y subyugarlas. Por esta generosa y constante mortificación de ti mismo, llegaste a tan alto y perfecto dominio de todas ellas, que nunca estas resistieron a tu espíritu. Conozco ¡Oh mi gran Padre! La necesidad que tengo de negarme a mi mismo y renunciar a mis apetitos desarreglados, vos pues, que fuiste tan admirable en la sujeción de vuestros afectos, alcanzadme fuerza y valor para reprimir mis rebeldes pasiones, en especial la que sobre todas me domina. Amén.

Jaculatoria: No me abandonéis Señor, a mis malas inclinaciones.


VIERNES
¡Oh Santo Patriarca Domingo! Admiro en ti la virtud del más profundo silencio, pues jamás pronunciaste palabra ociosa, siendo, sin embargo, la misma afabilidad y dulzura para todos, atrayéndoles y edificándoles con tus ejemplos y palabras. Te ruego, benditísimo Padre, me alcancé la práctica de esa virtud, que, aunque la amo mucho, todavía no comencé a ejercitarla sabiendo lo indispensable que es para la perfección de toda mi alma religiosa. Amén.

Jaculatoria: Padre mío, que mi conversación, a imitación vuestra, sea solo de Dios o con Dios.


SÁBADO
Querúbico Padre mío Santo Domingo ¿Qué te diré de tu fervorosísimo amor divino cuando celebrabas el Santo Sacrificio? Era tanta la pureza de tu alma, que ardía en encendidos afectos. ¡Que suspiros no exhalaba tu pecho! ¡Que arroyo de lágrimas no corrían de tus candidísimos ojos!  ¡Que misteriosas transformaciones no obra en ti la fuerza del amor! Díganlo los mismos que asistían a él, pues viendo vuestra modestia, gravedad y ternura de devoción, unas veces elevado de la tierra, y otras en la figura visible de un ángel, se sentía en extremo conmovidos. Alcanzadme, Querúbico Padre mío, una vida pura y santa, para que mi alma, así preparada, asista con gran fervor al Santo Sacrificio del Altar. Amén.

Jaculatoria: Muera yo, Jesús mío, por amor vuestro, puesto que, por mi amor, os habéis dignado morir sobre el ara de la Cruz.







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