REZO DEVOTO PARA VENERAR
EN EL DIA VEINTE Y CINCO DE CADA MES
Al PORTENTOSO CONFESOR EL BEATO SEBASTIÁN DE
APARICIO
Por el R. P. Fr. José Plancarte, religioso
Menor de la Santa Provincia
de los GG. AA. S. Pedro y S. Pablo de Michoacán.
En México, por D. Mariano de Zúñiga y Ontiveros,
calle del Espíritu Santo, año de 1795.
ADVERTENCIA
Aunque
el día propio de este Rezo, es el veinte y cinco de cada mes; pero podrá hacerlo
el devoto en cualquiera otro día, y siempre que quiera implorar el favor del Glorioso
Aparicio. En caso que se extienda su devoción a consagrarle todo un día, habrá de
dar a este todo el lleno, con aquello mismo que suele pedirse en las Novenas, como
es, dar alguna limosna, hacer alguna obra penal, guardar retiro, leer algún libro
espiritual tener algunos ratos de oración mental; y, sobre todo, oír Misa, confesar
y comulgar, porque estas excelentes obras son las alas agradables a Dios y a
sus Santos; y estos reciben con mayor complacencia de un corazón limpio cualquier
obsequio por leve que sea.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo crucificado, Cordero inocentísimo, que, en el ara de la Cruz, os
estáis ofreciendo en digno sacrificio a vuestro Eterno Padre, para satisfacer por
mis culpas y librarme de la muerte eterna, ¡Oh Dios mío! ¡cuanto siento haberos
ofendido! puramente por ser Vos, como sois, un Señor tan grande y tan bueno: me
arrepiento de lo íntimo de mi alma de todas mis
culpas, por ser injurias de vuestra inefable Magostad: perdonadme por vuestra misericordia,
infinita, alumbradme por la intercesión y méritos de vuestro iluminado Siervo Aparicio;
para que conociendo vuestra grandeza y la gravedad del pecado nunca más os vuelva
a ofender, sino que, ayudado de vuestra gracia, os sirva fielmente hasta el fin
de mi vida. Amén.
Rezase
un Credo a la Santísima Trinidad, y luego se dice la siguiente:
ORACIÓN
Oh
Dios providentísimo, que en todos tiempos habéis suscitado en vuestra iglesia unos
Varones ilustres y santos, que catiro antorchas resplandecientes han desterrado
las tinieblas de las herejías y abusos que la han combatido, y ahora habéis levantado
y nos habéis dado a vuestro humilde Siervo, el Beato Sebastián de Aparicio,
para que aquella su Fe firmísima y sincerísima nos sirva de un poderoso escudo contra
los errores e impiedades que se oponen a nuestra Religión cristiana: Yo os alabo,
glorifico, engrandezco y doy infinitas gracias por este singular beneficio; y
en reconocimiento de él, y protesta de que creo firmemente el Misterio inefable
de vuestra Trinidad de Personas en Unidad de Esencia, y todo lo demás que nos manda
creer nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, os ofrezco este
Credo, y por él y los méritos de vuestro fidelísimo; Siervo Aparicio, os pido que
nunca falte yo a la Fe y que la acompañe de Esperanza, Caridad y buenas obras, con
que, sirviéndoos en esta vida, merezca veros y gozaros en la eterna. Amén.
Rezare
ahora una Salve a María Santísima nuestra Señora en el Misterio de su Anunciación,
y luego se dice la siguiente:
ORACIÓN
Virgen
purísima y humildísima, que por vuestra pureza y humildad merecisteis que el Verbo
Divina encarnase en Vuestras purísimas entrañas: Yo me gozo infinitamente de que
seáis dignísima Madre de Dios, yo os Ofrezco esta salve en acción de gracias de
que nos disteis un hombre Dios para nuestro remedio, como también de que, por Vos,
fuese adornado vuestro devotísimo Siervo Aparicio, de una humildad y castidad
heroicísímas, y por sus méritos os suplico me alcancéis estas dos importantísimas
virtudes, de la humildad (que es el fundamento de la vida cristiana), y la castidad
(que es la flor
de las virtudes y el imán de las felicidades): para que haciéndome agradable a los
ojos de Dios y los vuestros, consiga, por medio de una dichosa muerte, mi eterna
Bienaventuranza, Amén.
Un
Padre nuestro y Ave Marta con Gloria Patri al Beato Sebastián, y luego la siguiente:
DEPRECACIÓN
Felicísimo
y Bienaventurado Sebastián, que prevenido de las bendiciones del Señor y adornado
de su ciencia santa, supisteis conocerle, agradarle, no ofenderle, y para esto andar
siempre en presencia suya: Yo os ofrezco estas oraciones, para que, presentadas
ante el Trono del Altísimo, en acción de gracias de que os crió, juntamente me alcancéis
de su Majestad la ciencia de los Santos, que es la de temerle y amarle; y que para
esto nunca jamás le pierda de vista, sino que le tenga presente en todas mis acciones,
para que no le ofenda, ni en lo roas leve, sino que todo lo dirija a su mayor honra
y gloria, y
a dar gusto a su corazón beatísimo. Así mismo, os pido (pida la gracia)
Así os pido, ¡oh Sebastián glorioso! y os escojo por mi singular Patrono y Abogado,
para que me amparéis en todo, en vida y en muerte, y que me libre el Señor de todo
mal, particularmente de culpa: me conceda su santísima gracia, y con ella la eterna
Gloria. Amén
GOZOS
Pues de sincera intención
Os dotó el Señor propicio
Alcanzadnos Aparicio
La ciencia de salvación.
Por un favor especial
Que del Cielo recibisteis,
El candor nunca’ perdisteis
De la gracia bautismal:
Siendo toda Angelical
Vuestra peregrinación:
En una Choza dejado
De peste y tumor herido,
Siendo dé un Lobo asistido
Fuisteis del tumor curado:
Médico del Cielo enviado,
Por vuestra Fe y devoción:
La implacable hostilidad
De aquella antigua Serpiente,
Muchos lazos diligentes
Pone a vuestra castidad
Mas de su astucia y maldad
Triunfáis huyendo ocasión:
Dé los peligros movido
A el Reyno pasar intentas,
Y en la Nave las tormentas
De burlas pasáis sufrido:
Hasta que fue conocido
Vuestro limpio corazón:
Del trabajo a la dureza
Con buen fin os entregasteis,
Y Rico, no colocasteis
Vuestro amor en la riqueza,
Socorriendo con largueza
Del misero la aflicción:
De matrimonio el estado
Por dos veces admitisteis;
Pero Ángel, más que hombre fuisteis,
Siendo virgen y casado:
Heroicidad que ha llenado
Al mundo de admiración:
A la Religión entrasteis
De Francisco; pon que al fin
Probasteis que á Serafín
De Ángel en carne pasasteis;
Pues que modelo os mostrasteis
De más alta perfección:
Por los campos congregabais,
En el carro que regíais
Las limosnas que pedíais,
Y bajo él os abrigabais:
Así las noches pasabais.
Del Cielo en contemplación:
Prontos en cualquiera urgencia
Los Ángeles os sirvieron,
Y los brutos os rindieron
La más puntual obediencia:
Porque os dio vuestra inocencia
En toda dominación:
La vista en Dios soberano,
Como a su Madre querer,
La mostrasteis con tener
Siempre el Rosario en la mano:
Y en que nunca el trato humano
Os impidió la oración:
Lo que Dios se ha complacido
En Vos, lo ha manifestado
En los milagros que ha obrado
Por su Sebastián querido:
Los muertos han revivido,
Y conseguís cualquier don:
L/: Ruega por nosotros Bienaventurado Sebastián.
R/: Para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN: Oh
Dios, que al Beato Sebastián tu Confesor hiciste andan por la senda de simplicidad
de corazón, y lo llenaste de celestiales dones: concédenos propicio que por su
intercesión te sirvamos con intenciones puras, y consigamos los dones de tu gracia.
Por nuestro Señor Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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