LA ESCALA DE JACOB Y LA PUERTA DEL CIELO
OSEA
SÚPLICAS A MARÍA SANTÍSIMA
Escrito por el Excmo. é Ilmo. D. Antonio
María Claret
Arzobispo de Cuba
Barcelona, año de 1852
SÚPLICAS A MARÍA SANTÍSIMA
PARA ALCANZAR GRACIAS PARA SÍ MISMO
I. Virgen y Madre de Dios, yo vengo a Vos para que me socorráis... ya veis que soy un miserable... no quiero moverme de la puerta de vuestra misericordia, hasta haber alcanzado alguna limosna.
II. Virgen santísima... no solo sois madre de Dios, sino que lo sois también mía; por tanto, como madre tan buena, confío que os compadeceréis de vuestro hijo, y me favoreceréis.
III. ¡Madre mía...! ya que vuestro amor para conmigo es mayor que el de todas las demás madres hacia sus hijos, socorredme, y manifestaréis de esta manera el amor qué me tenéis.
IV. Madre mía... una madre natural no tiene valor para ver y oír a un hijo suyo que llora y suspira: ¿y Vos tendréis corazón para escuchar mis llantos y suspiros, sin asistirme?
V. Si una madre no detiene el llanto a un hijo suyo, es porque no puede: más pudiendo Vos con tanta facilidad consolarme, ¿dejaréis de hacerlo?
VI. Madre mía... tengo hambre... tengo sed de vuestras gracias; socorredme, saciadme por amor de Dios: ved que perezco de miseria.
VII. Madre dulcísima... Vos sois el consuelo de los afligidos; consoladme en mis aflicciones.
VIII. Madre poderosísima... Vos sois el amparo de los desamparados; amparadme por amor de Dios.
IX. Madre prudentísima... Vos lo sois de la providencia; alcanzadme acierto y prosperidad, si me conviene.
X. Madre de misericordia... obtenedme un verdadero dolor de mis pecados; pues me pesa de haberlos cometido.
XI. Madre clementísima... os pido perseverancia en el servicio de Dios; asistidme siempre, no me desamparéis jamás, Madre mía.
XII. Madre del Dios de las virtudes: ya que sois señora de las virtudes, alcanzadme la virtud de la humildad.
XIII. Madre mía... ya que sois virgen purísima y madre castísima; obtenedme la virtud de la castidad.
XIV. Madre amantísima... ya que sois madre del divino amor, alcanzadme con verdadero amor a Dios y a Vos.
XV. Madre mía... ya veis que, cual otro hijo pródigo, me he apartado de Vos; á Vos vuelvo pobre y desnudo: no soy digno de llamarme hijo vuestro; pero a lo menos recibidme como uno de vuestros criados.
XVI. Madre clementísima... si no queréis mirarme como hijo, ni aceptarme como criado, dignaos por lo menos acogerme como á pobre desgraciado.
XVII. Madre y alivio de los enfermos... soy un pobre cubierto de llagas de pies a cabeza, y lleno de miserias; en vuestra puerta me paro, desfallezco y muero. ¡No me socorréis?
XVIII. Madre Tiernísima... El Epulón comía y vestía con esplendidez, y tuvo valor para dejar perecer de miseria á Lázaro: lejos de mí el pensar de Vos tanta dureza, pues estoy en la viva confianza de que me socorreréis. Si, Madre mía, sí; en Vos confío.
XIX. Madre fidelísima... jamás se ha oído decir, que haya sido abandonado quien á Vos ha recurrido: ya pues, que, en Vos, Madre mía, he depositado toda mi confianza, estoy seguro que no quedará frustrada.
XX. Madre del divino amor... amor os suplico, alcanzádmelo y quedará contento. Amén.
Dios te salve, María, hija de Dios Padre; Dios te salve, María, madre de Dios Hijo, Dios te salve, María, esposa del Espirito santo; Dios te salve, María, templo y sagrario de la santísima Trinidad; Dios te salve, María, concebida sin mancha de pecado original; por todos vuestros títulos, excelencias y gracias compadeceos de mí. Y para más obligaros, os saludaré con el Ángel, diciendo: Dios te salve, María...
SÚPLICAS PARA ALCANZAR GRACIAS A FAVOR DE
LOS PECADORES
I. Madre de Jesús, acordaos que fuisteis concebida sin pecado, porque de Vos había de nacer el que estaba destinado a borrar los pecados del mundo: borradlos Vos también, alcanzando la conversión a los pobres pecadores.
II. Madre de Jesús... por la dignidad infinita de ser madre de Dios, os pido la conversión de los pecadores.
III. Virgen santísima... por aquella alegría que tuvisteis cuando el Arcángel os trajo la embajada, no solamente de ser escogida por madre de Dios, sino también de que había llegado ya la hora deseada de la redención del género humano, os ruego por la conversión de los pecadores.
IV. Virgen santísima... por aquella alegría que tuvisteis al contemplar en vuestros brazos a vuestro Hijo ya nacido, os ruego por la conversión de los pecadores.
V. Virgen santísima... por aquella alegría que tuvisteis viendo a vuestro Hijo adorado de los pastores y reyes, os ruego por la conversión de los pecadores, y que como ellos vengan a adoraros, ofreciéndoos sus corazones.
VI. Virgen santísima... por aquella alegría que tuvisteis al encontrar a vuestro Hijo en el templo, os ruego por la conversión de los pecadores, y que por medio de los santos Sacramentos los halléis en el templo convertidos.
VII. Madre de misericordia... acordaos cuan compasiva os mostrasteis a aquellos novios a quienes faltaba el vino, y lo alcanzaron por vuestra mediación; ea pues, Madre compasiva, apiadaos de los pobrecitos pecadores, y logradles la gracia de una verdadera penitencia.
VIII. Madre afligida... por aquel dolor que sentisteis al oír de Simeón que con espada de dolor había de atravesar vuestro maternal corazón, os ruego por la conversión de los pecadores.
IX. Madre dolorosa... por aquella pena que sufristeis al ver a vuestro Hijo perseguido de Herodes, os ruego por la conversión de los pobrecitos pecadores.
X. Madre mía... por aquel dolor que experimentasteis en la pérdida de vuestro Hijo, os ruego por la conversión de los pobres pecadores; haced que sean hallados y devueltos a Vos.
XI. Madre y refugio de pecadores: por aquel dolor que traspasó vuestro tierno corazón al encontrar a vuestro Hijo con la cruz a cuestas, os ruego por la conversión de los pobres pecadores: atended, Madre, que ellos van al suplicio del infierno, si no alcanzan por vuestra mediación el perdón de sus maldades.
XII. Madre mía... por aquel dolor que padecisteis al ver a vuestro Hijo clavado y muerto en la cruz, os ruego por la conversión de los pobres pecadores: acordaos que Jesús os los encomendó por hijos en la persona de san Juan.
XIII. Madre mía... por aquel dolor que angustió vuestro tierno corazón, al ver en vuestros brazos el cuerpo de vuestro santísimo Hijo desangrado con tantas llagas y heridas, os ruego por la conversión de los pecadores.
XIV. Madre afligida... por la soledad que padecisteis por la muerte de vuestro santísimo Hijo, os ruego por la conversión de los pecadores.
XV. Madre de Jesús... por todos vuestros dolores, y por la pasión y muerte de vuestro santísimo Hijo, os ruego por la conversión de los pobres pecadores.
XVI. Madre santa... convertid a los pecadores, ¿no veis que con sus pecados vuelven a crucificar a Jesús, y a traspasar vuestro corazón maternal con la espada del dolor?
XVII. ¡Ay Madre! si yo pudiera como Vos, ningún pecador dejaría de convertirse: convertidlos pues, Vos que podéis.
XVIII. Madre mía... ¿no veis que los pecadores con sus iniquidades, además de renovar vuestros dolores y las penas de Jesús, se precipitan al infierno, en donde padecerán por toda la eternidad? Si fuese posible que Vos miraseis con indiferencia tan grandes males sin remediarlos, yo puedo aseguraros que no cabe en mí valor para esto; decidme, pues, lo que debo hacer para su remedio.
XIX. Madre mia... acordaos que sois abogada y refugio de pecadores; yo en nombre de todos vengo a Vos, pidiéndoos la gracia de la conversión. Alcanzádmela por amor de Dios.
XX. Madre del Salvador... os ruego por la conversión de los gentiles, herejes y protestantes. Alcanzadme esta gracia por amor de Dios.
XXI. Madre del Criador... os ruego por los blasfemos y por los que hablan mal. Alcanzadme esta gracia por amor de Dios.
XXII. Madre del Salvador... os ruego por la conversión de los profanadores de los templos y días festivos. Alcanzadme esta gracia por amor de Dios.
XXIII. Madre de todas las madres... os ruego por la conversión de los malos hijos é indignos padres. Alcanzadme esta gracia por amor de Dios.
XXIV. Madre mansísima... os ruego por la conversión de los iracundos y vengativos. Alcanzadme esta gracia por amor de Dios.
XXV. Madre de pureza... os ruego por la conversión de los deshonestos. Alcanzadme esta gracia por amor de Dios.
XXVI. Madre de misericordia... os ruego por la conversión de los avaros y ladrones. Alcanzadme esta gracia por amor de Dios.
XXVII. Madre de caridad... os ruego por la conversión de los mentirosos y murmuradores. Alcanzadme esta gracia por amor de Dios.
XXVIII. Madre santísima... por todos vuestros títulos, por todos vuestros dolores, y por la pasión y muerte de Jesús, os ruego por la conversión de todos los pecadores. Dios te salve, María, madre y abogada nuestra, por vuestra divina maternidad y pureza virginal, os mego por la conversión de los pecadores; y para más obligaros os salado con el Ángel: Dios te salve, María…
Aquí se dirá nueve veces:
L/: Santa, santa, santa María, madre de Dios, madre y abogada de pecadores, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria.
R/: Gloria a María, hija de Dios Padre; gloria á María, madre de Dios Hijo; gloria á María, esposa del Espíritu santo.
SÚPLICAS PARA ALCANZAR GRACIAS POR LOS
JUSTOS
I. Virgen santísima, os ruego por la perseverancia de los justos. Alcanzadme esta gracia por amor de Dios.
II. Madre mía... Vos sabéis bien el cuidado que pone una madre para evitar que su infante caiga en tierra; haced pues, que los justos no caigan de los brazos de vuestra gracia a la tierra del pecado.
III. Madre dolorosa... ¿cuál sería el efecto de la sangre derramada por Jesús, y de tantos dolores padecidos por Vos, si coa todo esto se condenasen los justos? Haced, Madre mía, que perseveren en gracia.
IV. Madre soberana... do ignoráis la alegría de un general por los prisioneros hechos a su contrario; no seria, pues, menor la alegría del demonio por cada una de las almas justas que os cogiese. ¡Ay Madre! no permitáis que se apodere de ellas el demonio.
V. Madre santa... ya veis que los justos deben combatir siempre contra los enemigos del alma; no permitáis que sean vencidos.
VI. Madre excelsa... sois reina de las victorias: conceded a todos los justos la victoria de sus enemigos.
VII. Madre cariñosa... Vos sabéis cuan grande es el cuidado de una madre para con su hijo al salir de una enfermedad. Vos, pues, que sois madre de los justos que han salido de la enfermedad mortal de la culpa, socorredles para no caer en ella.
VIII. Madre amorosa... no ignoráis que una madre se goza al ver sanos a sus hijos, y que van creciendo. Vos, pues, que sois madre de los justos, alcanzadles la salud y el aumento de virtudes.
IX. Madre divina... obtened a los justos el santo temor de Dios.
X. Madre humilde... obtened a los justos la virtud de la humildad; porque siendo humildes no caerán en pecado.
XI. Madre purísima... obtened a los justos la virtud de la castidad: os pido esta gracia por vuestra pureza virginal y por los méritos de Jesucristo.
XII. Madre del amor hermoso... obtened a los justos este divino amor: os lo ruego por el amor que Dios os tiene.
XIII. Madre mía... asistid siempre a los justos ahora y en la hora de la muerte: os lo pido por vuestra dichosísima muerte.
XIV. Madre santísima... es cierto que tal será la muerte cual haya sido la vida; os ruego, por tanto, que todos lleven una vida santa, perseverando en ella hasta la muerte.
XV. Madre, diga dé toda alabanza... no permitáis que los justos blasfemen y profieran palabras malas; antes bien que digan Ave, María purísima, al oír que otros hablan mal.
XVI. Madre digna de toda devoción... no permitáis que los justos hablen y estén indevotos en el templo; antes, por el contrario, que con su modestia y devoción reprendan a los profanadores y sacrílegos.
XVII. Madre Obedientísima... haced que los justos sigan respetando a sus padres, y que estos cuiden de esa familia; os lo pido por la obediencia que os tenía Jesús, y por el cuidado que Vos teníais de él.
XVIII. Madre amantísima... haced que los justos no se venguen de las injurias que reciben de su prójimo; sino que perdonen a sus enemigos á imitación de esos y de Vos.
XIX. Madre casticisma... os ruego por los justos, para que los solteros se conserven castos, y los casados guarden fidelidad: os pido esta gracia por la castidad y fidelidad con que vivisteis con vuestro esposo san José.
XX. Madre generosa… procurad que los justos sean caritativos: os lo ruego por vuestra caridad y amor.
XI. Madre sincera... no permitáis que los justos digan mentiras, y preservadles de caer en el lazo de la murmuración que los prepara de continuo Satanás: os lo ruego por la caridad y sufrimiento de Jesús.
XXII. Madre todo amor... así como una madre se alegra al ver a sus hijos en paz y unión, haced Vos también, Madre nuestra, que todos los fieles cristianos vivan unidos acá en la tierra, para reinar después en el cielo por toda una eternidad.
XXIII. Madre dispensadora de todas las gracias... os ruego y pido la gracia para que cada uno en su arte, oficio, estado y profesión cumpla con sus obligaciones sin intrigas, fraudes ni envidias.
XXIV. Madre mil... Vos sois madre tierna y compasiva, compadeceos de los caminantes; preservadles de ladrones y de todo mal.
XXV. Madre mía... Vos que sois madre de misericordia, de piedad y clemencia apiadaos de los navegantes: bien sabéis cuantos peligros están expuestos, libradles del naufragio y de todo mal, y haced que lleguen felizmente al puerto deseado.
XXVI. Madre de la providencia... así como una buena madre no descuida proveer a sus hijos de comer y vestir; haced Vos también, Madre amorosa, que no nos falte lo necesario tanto para el cuerpo como para el alma, a fin de que después de haberos amado y servido en este mundo, os amemos y sirvamos en el cielo por toda la eternidad. Amén.
Dios te salve, María, consuelo y am paro de los mortales; por vuestra dichosísima muerte os pido para los justos el don de la santa perseverancia hasta la muerte, y que alcancen la salvación eterna, y para más obligaros os saludaré con el Ángel, diciendo: Dios te salve, María...
Aquí se dirá nueve veces:
L/: Santa, santa, santa María, madre de Dios, madre y abogada de pecadores, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria.
R/: Gloria a María, hija de Dios Padre; gloria a María, madre de Dios Hijo; gloria a María, esposa del Espíritu Santo.
SÚPLICAS PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO
I. Madre de piedad y clemencia, compadeceos de las almas del purgatorio.
II. Madre mía... cuando se prende fuego en alguna casa, al instante se pide socorro; este, pues, os ruego yo, para apagar el fuego que atormenta a las almas del purgatorio.
III. Madre santa... en una necesidad de fuego la primera diligencia que se practica, es buscar agua para apagarlo: á Vos vengo, Madre mía, para apagar el incendio del purgatorio, á Vos que sois fuente de las aguas cristalinas de todas las gracias.
IV. Madre compasiva... las almas del purgatorio padecen pena de daño y pena de sentido: compadeceos, pues, de ellas, Vos que sabéis bien que cosa es pena de daño, por haber perdido a Jesús, y pena de sentido en los dolores que sufristeis, por los cuales sois titulada Reina de los mártires.
V. Madre afligida... por las penas y muerte de cruz de vuestro Hijo, compadeceos de las penas que padecen las almas del purgatorio.
VI. Madre dolorosa... por los dolores que experimentasteis, compadeceos de las penas que sufren las almas del purgatorio.
VII. Madre dichosa... por la gloriosa resurrección y admirable ascensión de vuestro Hijo, os suplico que las almas del purgatorio salgan de aquella cárcel y suban al cielo.
VIII. Madre gloriosa... por vuestra dichosísima muerte, resurrección y asunción al cielo, haced que las almas del purgatorio, saliendo de aquellas cárceles, suban gloriosas al cielo.
IX. Madre y reina de todos los Santos: haced que ellos rueguen é intercedan por las almas del purgatorio.
X. Madre y reina de los ángeles: enviadlos al purgatorio para sacar de aquellas penas las almas que están allí padeciendo.
Dios te salve, María, consuelo de los desconsolados y amparo de los afligidos, por la alegría tau grande que tuvisteis al vero subida a los cielos por ministerio de los Ángeles, os ruego que las almas del purgatorio por medio de estos mismos ángeles suban a la patria celestial, y alabea allí eternamente vuestras divinas misericordias; y para más obligaros os diré con el Ángel: Dios te salve…
L/: Santa, santa, santa María, madre de Dios, madre y abogada de pecadores, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria.
R/: Gloria a María, hija de Dios Padre; gloria a María, madre de Dios Hijo; gloria a María, esposa del Espíritu Santo.
COMPLACENCIAS
QUE DEBEN TENER LOS FIELES Y VERDADEROS DEVOTOS EN LAS GRANDEZAS DE MARÍA
I. Virgen y Madre de Dios, Vos sois llena de gracias, me complazco y os doy por ello la enhorabuena.
II. Vos fuisteis concebida sin pecado original, adornada de todas las virtudes y condecorada coa todas las excelencias y prerrogativas: me alegro, y doy al Señor las más afectuosas gracias por haberos así ensalzado.
III. Sois, Virgen santísima, hija de Dios Padre, madre de Dios Hijo y esposa de Dios Espíritu santo. Sea en buena hora, pues a más de alegrarme sumamente, tengo una complacencia y gozo particular, al ver a mi madre tan honrada y exaltada.
IV. Sois Virgen de las vírgenes, y madre inmaculada: me alegro, Madre mía, y doy gracias a Dios por los grandes privilegios con que os ha enriquecido.
V. Sois virgen la más pura, la más casta, la más amorosa y admirable que hay en el cielo y en la tierra. ¡Ay Madre mía, cuanto me alegro que seáis lo que sois!
VI. Vos, Virgen santísima, sois la más prudente, la más clemente y fiel; sois la que reunís todas las virtudes en grado heroico, y os aventajáis a todas las matronas de la antigüedad. ¡Ay Madre mía! grande es mi alegría por esto.
VII. Sois, Virgen santísima, espejo da justicia, y trono de la sabiduría eterna; me alegro de todo esto, Madre mía.
VIII. Sois, Virgen santísima, la fuente del Paraíso, el arca de Noé, el arca del testamento, la vara de Aaron, la ciudad de Sion, la torre de David, el templo de Salomón, el trono de marfil y la rosa de Jericó. Ya que todas estas cosas eran figura vuestra, seáis, Madre mía, alabada de todas las criaturas, pues que todo os es debido.
IX. Sois, Virgen santísima, la vara de Jesé, el cedro del Líbano, el ciprés de Sion, la palma de Cadés, el olivo frondoso de los campos, el plátano regado por las aguas, la mirra más aromática, el vellocino de Gedeón y la nubecilla misteriosa de Elías. Seáis, Madre mía, alabada de todas las cosas, pues que sois reina y señora de todas ellas.
X. Vos sois, Virgen santísima, brillante como la estrella de la mañana, hermosa como la lana llena, y elegida como el sol: me alegro, Madre mía, y doy por esto gracias al Altísimo.
XI. Vos sois, Virgen santísima, reina de los Serafines, reina de los Querubines, reina de los Tronos, reina de las Dominaciones, reina de las Virtudes, reina de las Potestades, reina de los Principados, reina de los Arcángeles y reina de los Ángeles. Ay Madre Mia, ¡qué alegría tan grande tengo, al contemplaros reina honrada, servida y obsequiada de todos los coros angélicos!
XII. Vos sois, Virgen santísima, reina de los antiguos patriarcas y profetas, reina de los apóstoles y evangelistas, reina de los mártires, pontífices y confesores, reina de las vírgenes y de todos los santos: me alegro, Madre Mia, me gozo y me complazco de ello.
XIII.
Vos sois, Virgen santísima, el auxilio de los cristianos, el amparo de los
desamparados, el consuelo de los afligidos, la salud de los enfermos y el
refugio de los pobres. Seáis en hora buena lo que sois; me alegro mucho por ello y doy gracias al Altísimo por haberos honrado con tales títulos y oficios; pues nadie como Vos podía tan bien desempeñarlos.
XIV. Vos sois, Virgen santísima, las delicias de toda La santísima Trinidad y el canal por donde nos vienen todas las gracias: me alegro y no puedo menos de rendir al Señor las más grandes y afectuosas demostraciones de gratitud por tantos beneficios como ha dispensado a Vos y a todos nosotros.
XV. ¡Ay Madre mía! si en mi poder estuviera el convertir a todos los moros y judíos, a todos los herejes y protestantes; en una palabra, a todos los pecadores del mundo, para que ni uno solo ofendiese a Dios ni a Vos, antes, por el contrario, os amasen todos; gustoso derramarla la sangre de mis venas y dar mil vidas si las tuviese. ¡Madre! Haced que todos os amen y nadie os ofenda; que todos se salven y ninguno se condene. Amén.
Dios te salve, María, llena de gracias, de prerrogativas y de excelencias: por aquella alegría tau grande que tuvisteis al vero coronada por toda la santísima Trinidad, y proclamada de todos los ángeles y santos por reina y emperatriz de cielos y tierra y abogada de pecadores, os ruego nos alcancéis aquellas gracias que sabéis nos son necesarias para amar y servir con toda fidelidad a Dios y a Vos acá en la tierra y después en el cielo por toda una eternidad; y para más obligaros, os diré con el Ángel: Dios te salve, María…
Aquí se dirá nueve veces:
L/: Santa, santa, santa María, madre de Dios, madre y abogada de pecadores, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria.
R/:
Gloria a María, hija de Dios Padre; gloria a María, madre de Dios Hijo; gloria
a María, esposa del Espíritu Santo.
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