miércoles, 6 de mayo de 2020

MEDIA HORA ANTE EL SANTÍSIMO SACRAMENTO




EJERCICIO DEVOTO
PARA ADORAR AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
POR TIEMPO DE MEDIA HORA

Compuesto por D. Sebastián Palomino
Orense, Año de 1829


Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento por siempre jamás. Amén.


Dios mío, criad en mi un corazón limpio, y renovad en mis entrañas un espíritu recto.


DEPRECACIÓN
Yo vengo a Vos, oh Divino Jesús, como Vos venís a mí por vuestro augusto Sacramento, feliz yo si tuviere disposiciones, conforme a las que Vos tenéis dándomele. Dios del cielo y de la tierra, Dios de gloria y Majestad, Dios que llenáis los Ángeles y santos de temor y de respeto, Dios que os hicisteis hombre, que naciste de una Virgen, que fuiste crucificado, que subiste al cielo, que habéis de venir a juzgar a vivos y muertos. Vos Señor, que estáis oculto bajo las débiles especies que percibo, mas contienen vuestro cuerpo, vuestra sangre, vuestra divinidad. Vos me lo habéis dicho, yo lo creo, cuanto más esta verdad está elevada sobre mis sentidos, tanto mayor fruición tengo en someterme a ella, yo lo creo, si fuese preciso sellar esta verdad con mi sangre, ayudado de vuestra gracia, daría hasta la última gota, antes que desmentir sobre este punto mi creencia y mi religión.

R/: Mis voces lleguen a Vos


Se reza la estación del santísimo Sacramento, de seis Padres nuestros y aves Marías y gloria, precediendo:



Bendito, alabado, glorificado y reverenciado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la pura y limpia Concepción de la Reina de los Ángeles María Santísima, nuestra Señora, concebida sin mancha de pecado original, y llena de gracia en el primer instante de su ser. Amén.


Vos sois, oh mi Jesús, a quien reconozco y adoro bajo las especies de pan y vino, ¡Oh Señor mío! Se anonaden todas las criaturas para adoraros en este misterio, donde estas oculto por su amor, todos os glorifiquéis en este Sacramento, donde os habéis humillado para su gloria. Yo os deseo toda la honra que os es debida, me alegro de veros en el adorado por los Ángeles y Santos del Cielo y de la tierra. Yo me uno a todas las adoraciones que os tributan en este misterio, y en el os adoro cuanto puedo, no pudiendo adoraros cuanto debo.


L/: Señor, haced que mi oración llegue hasta Vos.
R/: Inclinad vuestros oídos a mis ruegos.


HIMNO
Únanse nuestras alegrías a
Las solemnidades sagradas,
Eh intérnense nuestras palabras
Hasta lo profundo de nuestros corazones,
Cesen las antiguas ceremonias,
Y todas las cosas nuevas,
Nuestros pensamientos, nuestras palabras
Nuestras obras.


R/: Mis voces lleguen a Vos


ORACIÓN
Oh grande y misericordioso Señor, que bajo de un admirable sacramento, nos habéis dejado la memoria de vuestra pasión. ¿Quién Soberano Señor, pudiera jamás comprender semejante exceso de amor, pues no contento con haberos hecho hombre habéis querido haceros la vianda y el alimento de los hombres para darnos vida? ¡Oh éxtasis de amor! ¡Oh fuente de caridad! ¡oh torrente de gracias y bendiciones celestiales! ¡qué reconocimiento, que honor, qué adoraciones, que alabanzas y acciones de gracias pudiéramos daros, oh dulcísimo Jesús, por tan superior beneficio! Dios Eterno, tened misericordia de nosotros, y pues sois padre de bondad, continuad en hacer patentes las riquezas de vuestras misericordias en vuestros servidores. Concédenos la gracia de que reverenciemos siempre los sagrados misterios de vuestro cuerpo y sangre, de tal modo que sintamos continuamente los frutos de la redención que Vos nos habéis procurado. Tu que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén.


Dadme tiempo, Señor, dadme tiempo, que yo procuraré pagaros todo lo que os debo.


SALMO 145
Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
Cada día te bendeciré,
Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
Grande es el Señor, y digno de suprema alabanza;
Y su grandeza es inescrutable.
Generación a generación celebrará tus obras,
Y anunciará tus poderosos hechos.
En la hermosura de la gloria de tu magnificencia,
Y en tus hechos maravillosos meditaré.
Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres,
Y yo publicaré tu grandeza.
Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad,
Y cantarán tu justicia.
Clemente y misericordioso es el Señor,
Lento para la ira, y grande en misericordia.
Bueno es el Señor para con todos,
Y sus misericordias sobre todas sus obras.
Te alaben, oh Señor, todas tus obras,
Y tus santos te bendigan.
La gloria de tu reino diga,
Y hablen de tu poder,
Para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos,
Y la gloria de la magnificencia de su reino.
Tu reino es reino de todos los siglos,
Y tú señorío en todas las generaciones.
Sostiene el Señor a todos los que caen,
Y levanta a todos los oprimidos.
Los ojos de todos esperan en ti,
Y tú les das su comida a su tiempo.
Abres tu mano,
Y colmas de bendición a todo ser viviente.
Justo es el Señor en todos sus caminos,
Y misericordioso en todas sus obras.
Cercano está el Señor a todos los que le invocan,
A todos los que le invocan de veras.
Cumplirá el deseo de los que le temen;
Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.
Jehová guarda a todos los que le aman,
Mas destruirá a todos los impíos.
La alabanza de él Señor proclamará mi boca;
Y todos bendigan su santo nombre eternamente y para siempre.


ORACIÓN
Oh Dios y Señor Omnipotente, que me has concedido la gracia de traerme a la claridad de este día, Ruégote me defiendas con tu virtud poderosa, para que, no cometa en el pecado alguno, antes bien, todos mis pensamientos, palabras y obras, se dirán únicamente a serviros y agradaros, siendo todos arreglados a vuestra santa ley. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.


HIMNO
Celebremos nosotros
La memoria de la última cena,
En la cual creemos que Jesucristo dio,
A sus discípulos el cordero
Con los panes sin levadura,
Según la costumbre de la ley,
Que en otro tiempo fue dado
A nuestros padres.


R/: Mis voces lleguen a Vos


ORACIÓN
Oh inmensísimo Dios, a quien los abrasados serafines incesantemente os aclaman diciendo: Santo, Santo, Santo, Dios Sabaoth.  Yo la más ínfima criatura de la tierra, reverencio vuestra alteza, os conozco como a Señor de todo lo criado, os alabo como a mi Dios verdadero y Todopoderoso. A Vos suplico, Dios mío, me concedáis la gracia de que yo logre saber disponerme a una buena muerte, y desengañarme de los vanos deleites de esta vida, para que, lavando mi alma con el doloroso llanto de una verdadera penitencia, y limpia mi alma de toda culpa, pueda después de esta vida, veros y gozaros por una eternidad de la gloria. Amén.


Limpiadme Señor, de mis pecados ocultos, y perdonadme los ajeos que se han cometido por mi culpa


SALMO 142
Señor, escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame enseguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Por tu gracia, destruye a mis enemigos,
aniquila a todos los que me acosan,
que siervo tuyo soy.


HIMNO
El pan de los Ángeles
Se ha hecho pan de los hombres,
Y el pan celestial termina las figuras antiguas,
¡Oh cosa maravillosa!
El pobre, el siervo y el humilde
Comen al Señor del Universo.


L/: Señor, oíd mis súplicas
R/: Mis voces lleguen a Vos


ORACIÓN
Dios eterno, criador de toda criatura, y merecedor de toda reverencia, alabanza y gloria, yo débil criatura, postrado delante de vuestra Divina Majestad, dándoos si fuera posible, el amor y alabanzas que os dais a vos mismo, las que os dio la segunda persona en cuanto hombre, y la que os dio la madre de piedad y Virgen Pura. A Vos, Padre de Clemencia, os suplico tengáis a bien regir, gobernar, alumbrar y santificar mi alma, mi corazón, mis potencias y sentidos, y que todas mis acciones se empleen en la observancia de vuestros preceptos: Sostenedme Señor, porque vuestra bondad y misericordia, para que no caiga en ninguna culpa grave, y que después de esta vida, alcance la Gloria eterna, donde os alabe por los siglos de los siglos. Amén.


¿A dónde iré Señor, si Vos no me queréis reconocer por vuestro hijo? ¿A dónde me esconderé, si no me queréis sufrir en vuestra Divina Presencia?


TE DEUM
A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos,
los cielos y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza
el glorioso coro de los Apóstoles,
la multitud admirable de los Profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra, te proclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día
has de venir como juez.
Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.


¡Ah mi Dios! ¿Qué sería de mí? ¿Cuál suerte sería la mía, si en este mismo punto hubiera de ir a daros cuenta de mi vida?


ACTOS DE FÉ, ESPERANZA Y CARIDAD
Dios mío, porque eres verdad infalible, creo firmemente todo aquello que has revelado y la Santa Iglesia nos propone para creer. Creo expresamente en ti, único Dios verdadero en tres Personas iguales y distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y creo en Jesucristo, Hijo de Dios, que se encarnó y murió por nosotros, el cual nos dará a cada uno, según los méritos, el premio o el castigo eterno.
Dios mío, espero de tu bondad, por tus promesas y por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador, la vida eterna y la gracia necesaria para merecerla con las buenas obras que debo y quiero hacer. Señor, que pueda gozarte para siempre.
Dios mío, te amo con todo el corazón sobre todas las cosas, porque eres infinitamente bueno y nuestra eterna felicidad: por amor a ti amo a mi prójimo como a mí mismo, y perdono las ofensas recibidas. Señor, haz que yo te ame cada vez más.


HIMNO AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Canta, oh lengua,
el misterio del glorioso Cuerpo
y de la Sangre preciosa
que el Rey de las naciones
Fruto de un vientre generoso
derramó en rescate del mundo.
Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
Terminó el tiempo de su destierro
Dando una admirable disposición.
En la noche de la Última Cena,
Sentado a la mesa con sus hermanos,
Después de observar plenamente
La ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
Como alimento para los doce.
El Verbo encarnado, Pan Verdadero,
lo convierte con su palabra en su Carne,
y el vino puro se convierte en la Sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.
Veneremos, pues,
Postrados a tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito;
¡la fe reemplace la incapacidad de los sentidos!
Al Padre y al Hijo
sean dadas Alabanza y Gloria, Fortaleza, Honor,
Poder y Bendición;
una Gloria igual sea dada a
aquel que de uno y de otro procede.
Amén.

L/: Nos has dado pan del cielo
R/: Que contiene toda dulzura


ORACIÓN: Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos


Oh admirable Sacramento,
De la gloria dulce prenda,
Tu nombre sea alabado
En los cielos y la tierra.

Y tú pura Concepción
María llena de gracia,
Sin pecado original
Por siempre sea alabada.


MEDITACIÓN
¿Quién es el Señor que viene?
Es Dios, bajo las apariencias de Pan, viene Jesucristo, Hijo del Eterno Padre, incomprensible en sabiduría, poder, bondad, y otras infinitas perfecciones, el que tiene su trono sobre los Querubines, a quien sirven millares de Ángeles, y obedecen rendidas todas las criaturas, el que nació de la Virgen Madre para mi redención. Suplícote Dios y Señor mío, que desde este inefable y sacramental banquete sea llevada mi alma por tu alta misericordia, y por los merecimientos de tu Hijo preciosísimo, a aquel celestial banquete, en donde ¡Oh Eterno Padre! Con el Hijo y el Espíritu Santo, eres a las almas que te gozan luz verdadera, hartura colmada, felicidad perpetua, y gloria sempiterna.


ORACIÓN
Dios mío y Salvador mío, que únicamente me criasteis para que os amase, y sinceramente queréis mi salvación, haced que corresponda eficazmente a una voluntad y a un fin que son tan ventajosos para mí. Mucho os costé, Redentor mío, y no habéis de permitir que yo me pierda. Suplicoos me concedáis por los méritos de vuestra santísima Pasión y muerte todas las gracias que necesito, pero sobre todas ellas la perseverancia final. Yo os lo pido en nombre de vuestro querido Hijo Jesús, objeto de toda vuestra complacencia.



MEDITACIÓN
¿A qué viene?
Viene su Divina Majestad a mi pecho, a mi corazón, a mi alma, a mi viene ¿Qué soy yo? Polvo y ceniza, un charco de cieno, un abismo de culpas, yo soy el infiel, que correspondo a un amor excesivo con enormes injurias, y a beneficios infinitos con infinitas ofensas ¡Y con todo eso, oh buen Jesús, venís a mí! ¡entráis en mí! ¡me regaláis con vuestra misma carne y sangre! Y pues quisiste descubrir a mi alma este sacramento, dándome a entender que eras mi Padre, dadme gracia para que pueda yo corresponder como hijo a este beneficio, amándote no solo con amor fuerte, sino con un amor tierno, que todas mis entrañas se derritan en tu amor, y la memoria sola de tu dulce nombre, baste para enternecer mi corazón, y que ni en vida ni en muerte se pueda apartar de ti. Divino Salvador mío ¡Cuantos motivos tengo yo para gemir y para temer a vista de mi felicidad y de mis frecuentas reincidencias! Pero todo lo espero de vuestra misericordia, y confío me habéis de conceder, por vuestra bondad y por la intercesión de la santísima Virgen, la gracia de serviros en adelante con una inviolable fidelidad, y con un fervor inalterable.


¿Para qué viene?
Viene Jesús como Padre amoroso y pan de vida, para refocilar a este hijo pródigo, y darle viático hasta la patria celestial. Viene como médico y medicina para curar las enfermedades de que todavía adolecen mis potencias y sentidos, después que resucite de la culpa. Viene como Maestro y sabiduría verdadera, para enseñarme con su ejemplo todas las virtudes con que me conserve y corrobore en la vida de la gracia. Así sea.


Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar por siempre jamás. Amén.


ORACIÓN
Eterno Dios, infinito en todas las perfecciones, yo criatura indignísima, con profundo respeto os adoro como a mi Dios y Señor, principio y fin de todas las cosas, me humillo con el abismo de mi nada delante de vuestra Soberana Majestad, alabo y glorifico vuestro infinito ser, me gozo de vuestra eterna felicidad y gloria por siempre y eternidad. Amén.


Señor, no guardéis más tiempo a librarme de mis penas, considerad mi abatimiento, y los males que padezco, haced que a lo menos pueda yo con ellos satisfaceros por los pecados que eh cometido.


DESPEDIDA
Amantísimo Redentor mío, dadme Señor, vuestra santísima bendición, y un horror interminable al pecado mortal, dadme un corazón puro y limpio, un cuerpo casto sin mancilla, una vida cristiana y una buena muerte. Derramad Señor, vuestras gracias y bendiciones sobre mi familia, sobre esta ciudad y provincia, sobre el que nos gobierna, sobre nuestro obispo, y sobre la Santa Iglesia. Haced que conozcan y amen los fieles a vuestro santo nombre. Convertid a los herejes a la santa fé, y que vuelvan a entrar al gremio de la Iglesia Católica, descubrid a los que están en pecado mortal el peligro horroroso de su estado, dad a los moribundo la perseverancia final y a las ánimas detenidas en el purgatorio, abreviad Señor su pena, para que después de esta vida, podamos todos adoraros y eternamente amaros en el cielo. Amén.



SOLI DEO HONOR ET GLORIA








No hay comentarios:

Publicar un comentario

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...