EJERCICIOS PIADOSOS PARA LOS QUINCE
SÁBADOS EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES
Buenos Aires, Argentina. 1926
ACTO DE CONTRICIÓN
Santísima Virgen de Lourdes, Soberana Princesa de cielos y tierra, Hija dignísima del Padre, Madre Purísima del Hijo, sacratísima Esposa del Espíritu Santo, templo y hermosísimo Sagrario de la Trinidad; Señora, porque sé el gusto que recibes de que los pecadores se arrepientan de sus culpas, digo que me pesa una y mil veces de haber ofendido a Dios y sólo por ser quién es, espero que me ha de recibir en su gracia y por tanto, detesto con toda mi alma toda ocasión de pecar; quiero y propongo firmemente confesar mis faltas y con vuestro auxilio no dudo de conseguirlo. Y, para alcanzar este favor, os presento mi pobre obsequio, unido con la Sangre de Jesús y vuestros altísimos merecimientos; para que así sea agradable el Padre Eterno a quien os ruego lo presentéis, para que por el amor de su Hijo Jesucristo Nuestro Señor, me mire con ojos de piedad y misericordia. Amén.
ORACIÓN
Santísima Virgen de Lourdes, Reina de los cielos, Madre de Nuestro Señor Jesucristo y Señora del mundo, que a ninguno desamparas ni desechas, mírame con ojos de piedad y alcánzame de tu Hijo perdón de todos mis pecados para que con devoto afecto celebre tu santa e inmaculada Concepción, en tu milagrosa imagen de Lourdes y reciba después el galardón de la bienaventuranza del mismo de quién eres Madre, Jesucristo Nuestro Señor, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
¡Oh, Señora de Lourdes! que amáis particularmente el privilegio de vuestra Inmaculada Concepción, pues éste fue el título con que os disteis a conocer a Bernardita en la Gruta milagrosa. Obtenedme la gracia de honrar este singular privilegio, principalmente con gran pureza de conciencia y ejercicio de las demás virtudes.
Os ruego me obtengáis la paz del alma y la salud del cuerpo y la gracia de emplearla sólo en vuestro servicio y en el de vuestro Divino Hijo. Tres Avemarías
¡Oh, Señora Nuestra! Virgen pura e Inmaculada, obtenedme la virtud de la castidad y la gracia de recurrir a Vos en mis combates. Tres Avemarías
¡Oh, Madre mía! os pido que me deis un amor ardiente y una devoción grande hacia Vos. Inspiradme lo que deseáis que haga para honraros y alcanzadme la gracia de seros fiel hasta el fin de mi vida. Tres Avemarías
Se alienta la confianza y se pide a María Santísima la gracia particular que se desea conseguir.
En
seguida se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias, con las invocaciones:
-Nuestra
Señora de Lourdes, ruega por nosotros.
-Refugio
de los pecadores, ruega por nosotros.
-Salud
de los enfermos, ruega por nosotros.
INVOCACIÓN
¡Oh dulce María!
De Lourdes Señora,
Sin par protectora
Del triste mortal.
A Vos recurrimos
Los hijos de Adán.
Estrella luciente,
Aurora del día,
Vos sois, Madre mía,
Del alma el imán.
Cándida azucena
Purpurina Rosa,
¡Oh, Virgen graciosa!
Madre de piedad.
Fuente cristalina
De salud y vida
Del alma afligida
Madre de piedad.
Mostrad ser la madre
Del Amor hermoso,
Dadnos el reposo
De la eterna paz.
Por Vos suspiramos
En este destierro,
Romped ya el hierro
Venced a Satán.
ORACIÓN: ¡Oh Dios! que, por la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, preparasteis a vuestro Divino Hijo una digna morada, preservándola de toda mancha por los méritos de la pasión de este Hijo: Vos que habéis querido escoger la Gruta de Lourdes para hacer honrar allí especialmente ese glorioso privilegio de vuestra Madre y demostrar la eficacia de sus ruegos, dignaos purificarnos de nuestras manchas y hacernos llegar a vuestro reino por los méritos de su intercesión. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Así sea.
ORACIÓN
Bendita
seáis, Virgen purísima, pues os habéis dignado aparecer hasta diez y ocho
veces, toda resplandeciente de luz, dulzura y belleza en la Gruta de Lourdes, y
decir a la humilde e inocente niña que en éxtasis os contemplaba: “Soy la
Inmaculada Concepción”. Bendita seáis, por los extraordinarios favores que no
cesáis de dispensar en ese lugar. Por vuestro corazón de Madre ¡oh María! y por
la gloria que os ha tributado la Santa Iglesia, os suplicamos que realicéis las
esperanzas de paz que ha hecho abrigar la proclamación del dogma de vuestra
Inmaculada Concepción.
FELICITACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES
¡Oh
Inmaculada María!, uno mis alabanzas a los cantos de la Ángeles del cielo, de
los justos de la tierra, y os felicito mil veces por el sublime privilegio de
vuestra Concepción sin mancha. Doy gracias a la Beatísima Trinidad, por el
regocijo difundido en la Santa Iglesia por la solemne declaración de este
adorable misterio como dogma de fe. Os ruego por el Soberano Pontífice, por la
exaltación de la Fe, la destrucción de los errores, la conversión de los
pecadores, la reforma de las costumbres, la prosperidad de las misiones
católicas, el bautismo de los niños, las almas queridas del Purgatorio, y sobre
todo por aquellos que os ofrecen el tributo de esta felicitación, y por
nosotros unidos aquí para congratularos. Alcanzadnos que nos reunamos también
en el cielo para cantar sin fin el misterio de vuestra Inmaculada Concepción.
Amén.
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