DEVOCIÓN EN HONOR A SAN CAYETANO
Tomado del libro “Raccolta di divotissimi esercizi spirituali con pratiche per la confessione, comunione, coroncine a vari santi ed altre divote orazioni”, Impreso en Napoles, Italia, Stamperia Dell´Aquila Di V. Puzzielo, 1834.
Se dirán nueve Padrenuestro, nueve Avemarías y nueve Glorias en memoria de la inmensa alegría que probó el alma suya al pasar por los nueve coros desde los Ángeles hasta los Serafines. Acá les ofrecemos este ejercicio de devoción para recitar en honor a San Cayetano de manera más eficaz para sus devotos.
En
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
I.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
Bendita
sea, Oh San Cayetano, la Santísima Trinidad, que os dio la gracia de conservarte
siempre virgen e inocente toda la vida. Por lo cual Vos, junto con el Coro de
los Santos Ángeles, y con su Santísima Reina ruega por mí para que me obtengas
a mí también esa misma gracia, para que con ayuda de su intercesión y de la
vuestra, con lágrimas de verdadera contrición yo limpie de toda impureza y de
cualquier mancha el alma mía.
II.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
Bendita
sea, oh San Cayetano, la Santísima Trinidad, que os dio la gracia de tan gran
celo y sed por la salvación del Alma. Vos, por tanto, junto con el Coro de los
Santos Arcángeles y con su Santísima Reina, obtened esta gracia para mí
también, para que por intercesión suya y vuestra, yo alcance la Divina Gracia y
sirva para ejemplo y edificación de mi Prójimo.
III.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
Bendita
sea, oh San Cayetano, la Santísima Trinidad, que os dio la gracia de poder con
el ejemplo de vuestra penitencia y aspereza de vida, reformar las costumbres de
los hombres. Y por tanto Vos, junto con el Coro de los Santos Tronos y con su
Reina Santísima, obtenedme esta gracia prontamente para mí, para que yo por
intercesión suya y vuestra reforme y cambie mis sentidos internos y externos, y
pueda conquistar almas para Dios.
IV.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
Bendita
sea, oh San Cayetano, la Santísima Trinidad, que os dio la gracia de renovar el
culto de la Iglesia y la frecuentación del Santísimo Sacramento. Por esto Vos,
junto con el Coro de las Santas Dominaciones, y con su Santísima Reina, obtened
prontamente para mí esta gracia, para que por intercesión suya y vuestra yo
permanezca siempre con la debida reverencia y devoción en la Iglesia y reciba
en vida y en la muerte con el debido respeto la Santa Comunión.
V. Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
Bendita
sea, oh San Cayetano, la Santísima Trinidad, que os dio la gracia de enarbolar
la insignia de la Santísima Cruz, y guiarte por las pisadas del Salvador. Y
Vos, junto con el Coro de los Santos Principados, y con su Santísima Reina,
obtened esta gracia para mí también, a fin de que por intercesión suya y
vuestra, yo mortifique mis sentidos, tolere con paciencia toda cosa contraria;
y que no me aparte de las huellas de Cristo ni de su Divina Presencia.
VI.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
Bendita sea, oh San Cayetano, la Santísima Trinidad, que os dio la gracia de excitar al pueblo en la devoción a la Virgen María. Así Vos, junto con el Coro de las Santas Potestades, y con la misma Gran Señora su Santísima Reina, obtened para mí esta gracia prontamente, para que así yo por Su piedad y por vuestra intercesión, sea digno de ser protegido por Ella en la vida y en la muerte.
VII.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
Bendita sea, oh San Cayetano, la Santísima Trinidad, que os dio la gracia de hacer reconocer al Mundo cuanta confianza se debe tener en la Divina Providencia. Y vos, junto con el Coro de las Santas Virtudes, y con su Santísima Reina, rogad por mí para obtener esta gracia yo también, para que por intercesión suya y vuestra, yo elimine de mi vida toda preocupación por las cosas del mundo y ponga todas mis esperanzas en Dios.
VIII.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
Bendita
sea, oh San Cayetano, la Santísima Trinidad, que os dio la gracia de encender
en el pecho de los hombres el fuego del Divino Amor. Y vos, junto con el Coro
de los Santos Querubines, y con su Santísima Reina, obtened para mí esa misma
gracia, para que por intercesión suya y vuestra, libre de los afectos mundanos
yo arda solamente en amor celestial.
IX.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
Bendita sea, oh San Cayetano, la Santísima Trinidad, que os concedió la gracia de imitar el Coro de los Serafines y resplandecer hoy como nuestro Abogado, gloriosamente en todo el cristianismo con tantos milagros. Por lo tanto, Vos, junto con todo este Coro Seráfico, y con su Santísima Reina, rogad por mí para que obtenga yo también esta gracia, a fin de que por intercesión suya y vuestra, pueda salvar mi alma.
RESPONSORIO
Si quaeris beneficia,
Quae Cajetanus depluit;
Morbos, Dolores, Ulcera
Miranda curat Manus.
Araeque, flore, et oleo
Procellae, Mors, et Doemones
Fugantur, atque pristinae
Menti redit Insanus.
Si quidpiam amiseris,
Vel premieris inopia,
Confide, et opem postula,
Nec labor erit vanus.
Araeque, flore, et oleo
Procellae, Mors, et Doemones
Fugantur, atque pristinae
Menti redit Insanus.
Dicat, et ista celebret
Quaecumque Gens Mortalium,
Gallos, Hispanus, Italus,
Dicat Neapoletanus.
Araeque, flore, et oleo
Procellae, Mors, et Doemones
Fugantur, atque pristinae
Menti redit Insanus.
Gloria Patri, et Filio, et
Spiritui Sancto.
Araeque, flore, et oleo
Procellae, Mors, et Doemones
Fugantur, atque pristinae
Menti redit Insanus.
ANTIPHONA
Quaeritu primum Regnum Dei, et justitiam Ejus, et haec
omnia adjicentur Vobis.
L. Ora pro nobis Sancte Pater Cajetane.
R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
OREMUS: Omnipotens,
sempiterne Deus, qui Beatum Cajetanum Confessorem mirabiliter in tua
Providentia confidentem terrena fecisti despicere, et donis coelestibus
abundare; concede propitious, ut qui Ejus commemorationem collimus, coelestis
ejusdem Providentiae praesidia sentiamus, et ad sempiterna jugiter aspiremus.
Per Dominum nostrum Jesum Cristum, etc.
AFECTUOSA PLEGARIA A SAN CAYETANO
Oh
santo y glorioso Patriarca Cayetano, gran despreciador de todos los bienes
mundanos y de todas las riquezas terrenales. Vos que tuviste un tan gran deseo
de reformar las costumbres de los hombres, y convertir a Dios todos los
corazones de los pecadores, y por procurar la salvación de las almas, a menudo
convivías con los pobres en los hospitales, y serviste también en el Lazareto a
las personas infectadas; Vos, que para hacer conocer mayormente al mundo la
gran piedad y maravilla la Divina Providencia, prescribiste a vuestros hijos
una nueva norma de vivir, sin apoyo humano, esperando todo recurso
cotidianamente del Cielo; y moriste atravesado por el gran dolor de ver las
ofensas que se cometen contra Dios; por lo cual pediste que cesaran éstas para
tener paz. Vos que hoy benignamente escucháis las oraciones de todos vuestros
devotos, y con pronta mano obtenéis para los fieles copiosísimas gracias;
recíbeme a mi también y a toda mi familia bajo vuestra protección, y se desde
hoy en adelante mi particular Abogado para obtenerme la liberación de todo
pecado mortal en el alma, y de cualquier peligro y adversidad en el cuerpo;
obteniéndome diariamente de Dios todo aquello que es necesario al sustento de
mi casa. Vos guiarás mis pasos, regularás mis pensamientos y todas mis
potencias, y me inflamarás de tal modo el corazón en amor celestial, que
despreciando todas las cosas terrenales, yo arda en el sólo deseo de unirme a
Dios, y siguiendo los pasos de vuestra virtud, haz que obtenga una buena muerte
por vuestra intercesión, y salve junto con toda mi familia el alma mía. Amén.
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