jueves, 18 de junio de 2020

CORONILLA A SANTA TERESA DE JESÚS


CORONA DE ALABANZAS A SANTA TERESA DE JESÚS

PARA PEDIRLE GRACIA DE IMITAR SUS VIRTUDES

 

Postrado ante la imagen de nuestra Seráfica Madre Santa Teresa, y persignado devotamente, se dirá el Acto de Contrición y la oración que sigue:

 

ORACIÓN PREPARATORIA

Extática Madre Santa Teresa de Jesús, dignísima fundadora de la Descalcez Carmelitana; mujer fuerte en los trabajos y persecuciones con que intentó el Infierno impedir la insigne obra de vuestra reforma; contentísima en llevar con indecible tolerancia la pesadísima de los ejercicios espirituales, con que el Señor os probé por espacio de veinte años, mereciendo ser regalada con prodigiosos éxtasis y favores; Santa ajustadísima a las perfectas máximas del Evangelio, hasta prometerá Dios con voto el no ofenderle ni aun levemente; sapientísima en la ciencia de los santos, habiendo dejado a la posteridad doctrina celestial en vuestros escritos. Suplicad por mí a vuestro Divino Esposo Jesucristo que, a imitación vuestra, destierre de mi corazón la tibieza, sea constante en los ejercicios de piedad, sufrido en las adversidades, y generoso en vencer todo cuanto impida el aprovechamiento de mi alma. Espero me alcancéis esta gracia, así como la práctica de las virtudes que en esta vuestra Corona voy a implorar del Altísimo por medio de vuestra poderosísima intercesión, en la que tanto confío y de la que tanto espero, aun ti pesar de mi indignidad, a fin de que, ejercitándome en ellas en esta vida, pueda gozar con Vos algún día de la bienaventuranza eterna. Amén.

 

 

I. ¡Amado Señor nuestro Jesucristo! Gracias os damos por el eminente don de fe y devoción al Santísimo Sacramento que concedisteis a vuestra muy amada Virgen Teresa. Por vuestros méritos y por los de vuestra fiel Esposa, os rogamos nos concedáis la gracia de una firme fe y de una ferviente devoción al Santísimo Sacramento del Altar, en donde Vuestra Divina Majestad quiere permanecer hasta el fin de los siglos, y en el cual os entregáis ti nosotros con un amor tan grande.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

¡Oh Vos, que de un ardiente rayo de amor habéis inflamado el corazón de Santa Teresa! ¡Oh Divino Jesús! Inflamad también el nuestro, y haced que os amemos con un amor sin límites.

(Esta oración se repite después de cada demanda.)

 

 

II. ¡Oh misericordiosísimo Señor Jesucristo! Gracias os damos por el eminente don de esperanza que concedisteis ti vuestra muy amada Virgen Teresa. Por vuestros méritos y por los de vuestra Santa Esposa, os rogamos nos concedáis una grande confianza en vuestra bondad, en virtud de la preciosa sangre que habéis derramado por nuestra salvación.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

III. ¡Oh muy amado Señor nuestro Jesucristo! Gracias os damos por el eminente don de amor que concedisteis ti vuestra muy amada Virgen Teresa. Por vuestros méritos y por los de vuestra amada Esposa, os rogamos nos concedáis el mayor don, el don principal de vuestro puro amor.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

IV. ¡Oh dulcísimo Señor nuestro Jesucristo! Gracias os damos por el eminente don de deseo y resolución que concedisteis a vuestra muy amada Virgen Teresa. Por vuestros méritos y por los de esta generosa Esposa vuestra, os rogamos nos concedáis un verdadero deseo y una resolución verdadera de seros gratos lo mejor que podamos.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

V. ¡Oh bondadoso Señor nuestro Jesucristo! Gracias os damos por el eminente don de humildad que concedisteis a vuestra muy amada Virgen Teresa. Por vuestros méritos y por los de esta humilde Esposa vuestra, os rogamos nos concedáis la gracia de una humildad verdadera, que siempre nos haga hallar alegría en las humillaciones, y preferir los menosprecios a todos los honores.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

VI. ¡Oh libérrimo Señor nuestro Jesucristo! Gracias os damos por el eminente don de devoción a vuestra dulce Madre y a San José, que concedisteis a vuestra amada Virgen Teresa. Por vuestros méritos y por los de esta amable Esposa vuestra, os rogamos nos concedáis la gracia de una tierna especial devoción a vuestro Padre nutricio San José y a María nuestra Madre.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

VII. ¡Oh amantísimo Señor nuestro Jesucristo! Gracias os damos por el extraordinario don de tener herido el corazón, que concedisteis a vuestra muy amada Virgen Teresa. Por vuestros méritos y por los de esta fervorosa Esposa vuestra, os rogamos nos concedáis también la herida del amor divino, a fin de que, de aquí en adelante, no pensemos en amar más que a Vos.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

VIII. ¡Oh muy amado Señor nuestro Jesucristo! Gracias os damos por el eminente don de desear la muerte que concedisteis vuestra muy amada Virgen Teresa. Por vuestros méritos y por los de esta vuestra fiel Esposa, os rogamos nos concedáis la gracia de desear la muerte, a fin de poseeros eternamente en la patria de la bienaventuranza.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

IX. ¡Oh muy caro Señor nuestro Jesucristo! Gracias os damos, en fin, por el eminente don de una muerte preciosa que concedisteis a vuestra muy amada Virgen Teresa, haciéndola morir dulcemente y a fuerza de adoraros. Por vuestros méritos y por los de esta afectuosa Esposa vuestra, os rogamos nos concedáis también una buena muerte. Si no morimos de amor, muramos cuando menos con vuestro amor, y esta muerte nos abra las puertas del Cielo, en donde podamos amaros con un amor perfectísimo.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

L/: Rogad por nosotros, Santa Madre nuestra Teresa.

R/: A fin de que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 

ORACIÓN: Oídnos, Señor, Autor de nuestra salvación, a fin de que, celebrando con alegría la memoria de vuestra muy amada Virgen Teresa nuestra Madre, nos alimentemos con su doctrina celestial, quedando inflamados por los piadosos sentimientos de su devoción. Por Jesucristo Señor nuestro. Amén.

 

ORACIÓN: Señor Dios nuestro, que traspasasteis el corazón puro de la bienaventurada Virgen Teresa, Esposa vuestra y Madre nuestra tiernísima, con un dardo de fuego divino, y la consagrasteis víctima de la caridad. Concedednos, por su poderosa intercesión, que nuestros corazones ardan con el fuego del Espíritu Santo y os amen siempre sobre todas las cosas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

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