SÚPLICAS A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO
SOCORRO EN ALIVIO DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO
¡Oh
Madre del Perpetuo Socorro! tan grande es vuestra bondad, que no podéis
descubrir miserias sin compadeceros. Mirad, os suplicamos, con caritativos ojos
las afligidas almas que sufren en el purgatorio, sin poderse procurar alivio
alguno en sus tremendas penas y moveos a compasión. Por vuestra piedad y por el
amor que tenéis a Jesús, os pedimos, mitiguéis sus sufrimientos, y les
procuréis eterno descanso. Pero ¡ah! ¡cuán dolorosa debe ser para vuestro
maternal corazón, la conducta de innumerables cristianos, que dejan en el
olvido las pobres almas del purgatorio! ¡Esperan nuestros sufragios y apenas
hay quien se acuerde de ellas! ¡Oh María! dignaos inspirar a todos los fieles
una tierna y viva compasión por nuestros hermanos difuntos; comunicadles un
ardiente deseo de ofrecer por ellas obras satisfactorias, y ganar, en su favor,
cuantas indulgencias les sean aplicables, a fin de que pronto vayan a gozar de
Dios. Oíd ahora las súplicas que por ellas os hacemos:
Para
que salgan de aquella tenebrosa cárcel. R/: imploramos tu perpetuo
socorro, o Madre de bondad.
Para
que Dios les perdone la pena de sus pecados,
Para
que se abrevie el tiempo de sus sufrimientos,
Para
que se apaguen sus llamas abrasadoras,
Para
que un rayo de luz celestial ilumine sus horrendas tinieblas,
Para
que sean consoladas en su triste abandono,
Para
que alcancen alivio en sus penas y amargas angustias,
Para
que su tristeza se cambie en perpetua alegría,
Para
que se mitigue su ardiente sed de los bienes eternos,
Para
que se llenen pronto sus deseos vivísimos de entrar en la gloria,
Por
las almas de nuestros padres o hijos,
Por
las almas de nuestros hermanos,
Por
las almas de nuestros parientes,
Por
las almas de nuestros amigos,
Por
las almas de nuestros bienhechores,
Por
las almas que sufren en aquellas llamas por culpa nuestra,
Por
las almas de aquellos, que en su vida nos hicieron sufrir,
Por
las almas más desamparadas,
Por
las almas que sufren mayores tormentos,
Por
las almas que están más cerca de entrar en el cielo,
Por
las almas que durante su vida te han amado más a ti y a tu divino Hijo,
Por
las almas de aquellos, que sufren hace más tiempo,
Por
todas las benditas almas del purgatorio,
Por
tu inefable misericordia,
Por
tu inmenso poder,
Por
tu maternal bondad,
Por
tu incomparable maternidad,
Por
tus preciosas lágrimas,
Por
tus acerbos dolores,
Por
tu santa muerte,
Por
las cinco llagas de tu amado Hijo,
Por
su sangre divina derramada por nosotros,
Por
su dolorosísima muerte en el árbol de la Cruz,
Por
qué se apliquen con abundancia a los difuntos las súplicas de los vivos,
Para
que la gloriosa legión de los santos las socorra sin cesar,
Para
que los nueve coros de los ángeles las reciban con regocijo,
Para
que tus ojos maternales les echen una mirada de compasión,
Para
que las haga felices la vista de tu divino Hijo,
Para
que por la contemplación de la Santísima Trinidad sean bienaventuradas,
Para
que se haga cada día más fervorosa nuestra devoción a las almas.
Para
que se ofrezcan siempre más y más oraciones, indulgencias y obras
satisfactorias para ellas,
Para
que nosotros recibamos el premio eterno de nuestra devoción a las almas,
Para
que las almas, que hayamos librado del purgatorio, hagan un día lo mismo con
nosotros,
ORACIÓN
O
Madre compasiva del Perpetuo socorro, mirad, os ruego, a esas afligidas almas
que la justicia de Dios tiene sumergidas en las llamas del purgatorio. Ellas
son caros objetos del amor de vuestro divino Hijo; ellas lo han amado durante
su vida, y al presente se abrazan en deseos de verle y poseerle; pero no pueden
romper sus cadenas por sí mismas, ni salir del fuego terrible que las devora. ¡Conmueva
vuestro tierno corazón la vista de su dolor! Dignaos consolar esas almas que os
aman y suspiran sin cesar por Vos; son hijas vuestras, mostrad que sois para
ellas Madre del Perpetuo Socorro. Visitadlas, mitigad sus penas, abreviad sus
sufrimientos y apresuraos a librarlas alcanzando de vuestro divino Hijo les
aplique los méritos infinitos del santo sacrificio que por ellas se celebra.
Amén.
Un credo por los devotos
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