OBSEQUIO PARA CELEBRAR MENSUALMENTE EN EL
DÍA DIEZ Y SEIS LA GLORIOSA MEMORIA DEL GRAN SAN ATENÓGENES, Y DE SUS SANTOS
COMPAÑEROS
Dispuesto por el Br. D. José Manuel
Sartorio, Presbítero de este Arzobispado.
México, Oficina de Don Alejandro Valdés,
año 1819.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Yo creo en vos, alabo y adoro
vuestro santísimo nombre. Admiro en vos toda la grandeza, toda la gran
magnificencia que poseéis. Nada es comparable, por inmenso que sea a vuestra
divina clemencia y misericordia. ¡Oh!, qué dichoso fuera si pudiera comprender
mi corazón tanto como comprendió el glorioso Obispo y mártir, San Atenógenes
respecto de vuestra Sagrada Pasión y Muerte. Pero Dios mío, estoy a vuestras
plantas arrojando con firmeza mis pasadas culpas, y proponiéndome al mismo
tiempo morir verdaderamente contrito y arrepentido. Así os lo prometo en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN A SAN ATENÓGENES
¡Oh
gran San Atenógenes!, que, llegando al lugar de tu suplicio, levantando al
cielo tus ojos, encomendando al Señor tu alma y todo penetrado de caridad y de
gratitud, le diriges tiernas plegarias a favor de todos aquellos que en los
tiempos futuros hicieran memoria de ti y de tus Santos compañeros. Socorro
pronto en sus peligros, remedio en sus necesidades, un juicio misericordioso,
perdón cumplido de sus pecados, protección contra todo mal y concesión de todo
bien; tanto es, ¡oh piadosísimo Atenógenes!, lo que ya próximo a morir pediste
para tus devotos; ¡dichosos éstos!, pues una voz bien clara bajó de los cielos,
se oyó que dijo. “Alégrate, valeroso luchador Atenógenes, elector mío, hoy te
verás conmigo en el Paraíso en compañía de tus discípulos; te otorgaré todas
tus súplicas y en conmemoración de ti, sean libres de toda aflicción y necesidad,
y pondré en olvido todos sus pecados, siempre que ellos se arrepientan”. La
espada entonces atraviesa y tu alma bienaventurada vuela hasta un altísimo
trono. Ahora, pues que esta anegado en un piélago de delicias, mira desde allí
a los que hacemos tierna memoria de ti y de tus santos compañeros. Acuérdate de
tus peticiones; ten presente el despacho que se les dio, y ruega con instancia
que gocemos el fruto de aquellas tus plegarias, y nos hagamos dignos de las
promesas del Señor.
Un
Padre nuestro y un Ave María por la persona que solicitó la impresión de esta
oración
OTRA ORACIÓN
¡Oh
gran mártir y gloriosísimo obispo San Atenógenes!, a ti, que fuiste perseguido
en tiempo de la tiranía del Imperio Romano, bajo la impía dirección del
Emperador Diocleciano y por quien fuiste sacrificado en medio de un irresistible fuego y devoradoras
llamas, en unión de tus fieles compañeros, a ti repito, con todo el fervoroso
aliento de mi alma, seas intercesor con su Divina Majestad, a fin de que al
llegar el último trance de mi vida, pueda entregarle mi alma con toda la pureza
y santidad que deseo, para ocupar un lugar digno en sus divinas regiones.
Espero, ¡oh, Santo mío!, San Atenógenes, que por tu intercesión será salvada mi
alma, invocando conmigo Jesús, María y José, me acompañen a la hora de mi
muerte. Amén.
Nueve Padre nuestros y nueve Ave Marías
ALABANZAS A SAN ATENÓGENES
Sois alabado y bendito
En la corte de los Santos,
Porque entre duros quebrantos
Venciste al genio maldito.
Tus grandes virtudes marcó
En el tiempo y en la historia,
Pues fue sagrada tu gloria
Al peso de Filomares.
Esta vil te torturó
Con mala e inicua asechanza
Y por eso en tu alabanza
Himnos el mundo cantó.
El bárbaro Diocleciano
Del mundo te arrebató,
Y tu cuerpo destrozó
Como traidor inhumano.
Alabado sea tu nombre
Atenógenes bendito,
Y que tu nombre sea escrito
En la frente de cada hombre.
Cual rosas de Jericó
A mil mártires formaste,
Pues a todos conquistaste
Que para eso dios te crió.
Alabado sea este santo
Que triste y enflaquecido,
Y contrito y conmovido
Sufrió el más duro quebranto.
Entre los viles sayones
Fuiste a un triste monasterio,
Por mandato de un imperio
Lleno de difamaciones.
Como devorantes fieras
Tu cadáver destrozaron
Y más te martirizaron
Por ser cristiano de veras.
Alabado sea tu nombre,
Santo digno idolatrado,
Que tu nombre venerado
A todo el mundo le asombre.
ÚLTIMA ORACIÓN
Señor
San Atenógenes, por los innumerables beneficios que el Señor te concedió en el
largo transcurso de tu vida, y por los Prodigiosísimo milagros que por todo el
mundo hiciste, te suplico que seas mi medianero, para con su Divina Majestad, a
fin de alcanzar una tranquila y feliz muerte, y que al implorar tu santo nombre
te acompañe la familia Sagrada de Jesús, María y José, en unión de mi glorioso
Patriarca San Camilo de Lelis, abogado eficaz para la hora de la muerte. Oh
glorioso San Atenógenes, no olvides que mi alma se encomienda con todas veras
de mi corazón. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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