martes, 23 de junio de 2020

DÍA VEINTICINCO AL BEATO SEBASTIÁN DE APARICIO


DEVOCIÓN EN HONOR DEL BEATO SEBASTIÁN DE APARICIO PARA EL DÍA 25 DE CADA MES

 

Devocionario para celebrar el día veinticinco de cada mes, el felicísimo tránsito del Beato Sebastián de Aparicio. Y alcanzar por sus ruegos, con una santa vida una dichosa muerte.

 

Dispuesto por el Dr. Don Joseph Ignacio Basurto, Clérigo Presbítero de Michoacán.

Impreso en México por D. Marino Ontiveros y Zúñiga, calle del Espíritu Santo. Año de 1795.

Reimpreso en la ciudad de Puebla de los Ángeles, mayo de 1952.

 

Purificada el alma por los Santos Sacramentos de la Penitencia y Comunión y hecha la señal de la Cruz, dirás el siguiente:

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo que me creaste de la nada para hacerme eternamente feliz y que me redimiste a expensas de tu propia existencia, derramando por mi hasta la última gota de tu Sangre ¡con cuanta exactitud, encendido mi corazón en la dulce hoguera de tu amor, debería yo obedeceré, sin apartar mi vida de tu Santísima voluntad con regla de mi conducta! Mas ¡ay de mi!, que volviéndote las espaldas he pisado tu ley cubriéndome con la horrorosísima librea del Dragón infernal he despreciado aquella sangre derramada por mi rescate. Quisiera llorar, Dios mío este agravio hecho a tu infinita bondad, con unas lágrimas vertidas a impulso de un dolor que me quitase la vida. Me pesa, mi Padre amorosísimo, de haberte ofendido por ser vos quien eres, propongo apartarme de las ocasiones de ofenderte, y espero de tu infinita misericordia que me has de perdonar y me has de dar auxilios, por la intercesión de tu querido Sebastián de Aparicio para vivir únicamente para ti, sirviéndote con fidelidad hasta en lo mínimo y la gracia especial de la perseverancia final, para terminar la carrera de mi vida con una muerte preciosa en tus divinos ojos. Amén.

Tres Padre nuestros y tres Aves Marías con el Gloria Patri a la Santísima Trinidad, y la siguiente:

 

ORACIÓN

Santísimo Dios uno en esencia y trino en personas que para excitarnos a la santidad, hiciste brillasen todas las virtudes con que enriqueciste y adornaste a tu escogido fidelísimo Siervo Aparicio y que para demandarle las honras que quiere le hagas en sus cultos, le acreditaste Amigo tuyo por medio de innumerables milagros y la sujeción y obediencia que le rindieron aún los brutos, yo te doy gracias por el singular beneficio que nos has hecho, presentándonos este modelo de virtudes y te ruego con todo el afecto de mi corazón me concedas la gracia de imitarle perfectamente, honrarlo con una sincera devoción y lograr de tu inefable bondad, por sus ruegos y valimientos, el don de la perseverancia que mi vida y mi muerte sean conforme a tan admirable ejemplar. Amén.

 

Aquí interpondrás los méritos de nuestro santo, haciendo oración por las necesidades de nuestra Santa Madre Iglesia, y concluyamos con la siguiente:

 

SÚPLICA

Sapientísimo Aparicio, que reconociendo la alteza de tu fin, hiciste de todos los placeres del mundo el más insigne desprecio, siendo el Cielo el blanco de tus suspiros y el objeto de tu atención, y donde fija siempre tu vista lograba tu alma por la contemplación de las delicias de una unión íntima con Dios, pues yo nací con el mismo destino y tú, encendido en las llamas de la caridad, quieres que su Majestad sea honrada y servido y reverenciado, alcánzame Santo mío aquellos auxilios con que le sirva y honre y reverencie, dirigiéndome a él, como centro de mi alma, todas mis intenciones, para que cuando llegue la hora de mi muerte lejos de sobresaltarme a su presencia, lo reciba lleno de regocijo, experimente con afecto de tu protección, aquella dulcísima serenidad y paz que logró tu alma, y que publicaste con el Crucifijo en las manos y muriendo al mundo desde ahora y por todo el tiempo de mi vida, entre al número de aquellos bienaventurados muertos que mueren en el Señor.

 

GOZOS

Pues de virtud ejemplar,

Te nos da el Señor propicio,

Alcánzanos Aparicio

Te lleguemos a imitar.

 

De la gracia la blancura,

Con que el señor te bañó,

Siempre ilesa conservó,

Tu vigilante cordura,

Y pues tan grande hermosura,

Así supiste apreciar.

 

Postrado en el duro suelo

Un mortal tumor te hería,

Cuando a tu remedio envía,

Un Lobo propició el Cielo,

Porque quiso en ti un modo

De virtudes presentar.

 

La horrible voracidad

De aquella serpiente brava,

Destrozar solicitaba

La flor de tu castidad

Más de su ferocidad

Supiste también triunfar.

 

Por suprema inspiración

De España al reino viniste

En una nave en que fuiste

Del marinero irrisión,

Al fin la tripulación,

Tu virtud llegó a admirar.

 

Y pues con esto el Señor

Que te honremos ha querido,

Como tú esclavo rendido

Yo me consagro a tu honor,

Esperando tu favor,

Siempre hayan de resonar.

 

A tu vista es repelida

Toda desgracia, el mal huye,

Y la muerte restituye

Diez difuntos a la vida:

Pues tu protección ceñida

La honra que te debe dar.

 

Del cielo los moradores

Hizo el Señor descendiesen,

Y que a tu ayuda ocurriesen

Cual rendidos servidores,

Comprendiendo en tus labores

Fuiste pauta singular.

 

El Señor que se recreó,

En tu admirable inocencia,

Los frutos de tu obediencia

Y elementos sujetó.

Así el hombre demandó,

El objeto sin cesar.

 

Después del cielo inspirar

Renunciaste en el afecto,

Jamás se vio dedicado,

En el religioso estado

Mas todo el emolumento

Fue a los pobres remediar.

 

Dos veces con la intención,

De ser virgen rara empresa,

Te casaste y tu pureza

Se conservó sin lesión,

Siendo de la admiración,

No está aún bien particular.

 

Con tu trabajo el sustento

Por servir a Dios buscaste,

Y en su bendición lograste

De la riqueza el sustento:

Se tú, en todo momento

Mi Abogado y Tutelar.

 

O.S.C.S.R.E.

 

El Excmo. Y Revmo. Sr. Arzobispo Dr. D. Octaviano Márquez y Toriz, nuestro Dgmo. Prelado, en acuerdo de este día, ha tenido a bien conceder a cada Oración de las contenidas en el Devocionario en honor de San Sebastián de Aparicio, 200 días de indulgencia.

Puebla, 17 de mayo de 1952.


Colaboración de Carlos Villaman

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