DIA CINCO CONSAGRADO AL GLORIOSO SANTO SAN
FELIPE DE JESUS.
Y también a la expiación nacional y al
Apostolado de la Cruz.
Impreso en la Tipografía Testamentaria de
Antonio Vanegas Arroyo,
2da calle de Santa Teresa, Núm. 40,
México, año 1918.
A LOS DEVOTOS CATOLICOS DE SAN FELIPE:
Siendo un nuevo Templo dedicado a la
expiación nacional de los males que nos aquejan y a toda nuestra República,
dedicamos este día 5, en honra y gloria de su martirio.
UN POCO DE TIEMPO CON NUESTRO SANTO
FELIPE.
Dobladas las rodillas ante Su Majestad y
hecha la Señal de la Cruz, se dirá con todo fervor:
Dulcísimo
Redentor mío, que por nuestras miserables culpas derramaste tu preciosísima
sangre en el Santo madero de la Cruz, pidiéndole al Padre Eterno la Redención
de todo el género humano, lo cual alcanzaste; y que al recibir la lanzada que
te dio Longinos en tu sagrado costado, con la sangre que recibió en los ojos
recobró la vista y lo hiciste Santo. Haz, Señor, que también yo lo sea y que
contrito de todo corazón me perdones para no ofenderte más y alcance el ir a tu
gloria a hacerte compañía. Por los siglos y de los siglos. Amén.
Padre
nuestro y Ave María
¡Oh
queridísimo Santo Felipe de Jesús, ilustre y valeroso adalid de la Religión
Cristiana! ¡Oh! Santo mártir del Japón, que por predicar la verdad del
Evangelio y la doctrina de nuestro Señor Jesucristo recibiste por premio el
martirio, muriendo con la consignación de un verdadero soldado e hijo de Dios
en unión de tus otros santos compañeros. Tú Santo Felipe a quien no te arredró
una muerte afrentosa, porque te consagraste al servicio de tu Dios y Señor
hasta imitarlo en su muerte, pues fuiste crucificado como él en una Cruz.
¡Cuánta dicha tuviste y alcanzaste por tu mansedumbre y paciencia! ¿Qué dicha
no ha sido la tuya alcanzando el aprecio de nuestro Dios y Señor y lo que es
más la gloria en desde hoy eres un santo de los escogidos del Señor? ¿Quién
pudiera imaginarte? ¿Quién pudiera ir a verte en el cielo en donde estás, en
compañía de los Bienaventurados, entre los patriarcas, entre los Apóstoles, los
Profetas, los Confesores y por último, entre sus compañeros los Santos
mártires? ¿Quién pudiera como tú ver de cerca a la Madre Santísima del Criador
y hacerle compañía? ¡Qué dicha la tuya tan grande e incomparable! ¡Oh! Felipe
de Jesús, Santo mío, sé mi intercesor para con Dios nuestro Señor. Sé el
medianero de todas nuestras necesidades que nos aquejan, que nos las mitigue y
nos las endulce. Que vea por el bien y prosperidad de nuestra amada Patria,
pues eres nuestro compatriota. Que nos mire con los ojos de su santa piedad, y
que nos mande el auxilio de su gracia que esperamos alcanzar por tu mediación y
tu Santidad.
HIMNO AL GLORIOSO MÁRTIR SAN FELIPE DE JESÚS
Canten los coros celestes
Donde es radiante la luz,
Las glorias del digno mártir,
San Felipe de Jesús.
¡Oh! Santo, Santo bendito,
Santo querido de Dios,
Hoy te encuentras en el cielo
Ante el Trono del Señor.
Tu mansedumbre, tu fe
El Señor te la aumentó,
Y al predicar su doctrina
Con el Cielo te premió.
El martirio te mandó,
Pues moriste en una cruz;
Pero la gloria ganaste,
Tú, Felipe de Jesús.
Allí en ese cielo hermoso
Donde existe ese gran Dios,
Ruega por los pecadores
Que también tienen su cruz.
Ruega por tu Patria ¡Oh! Santo,
A nuestro Dios y Señor,
Que remedie nuestros males
Y sé nuestro intercesor.
A LA CRUZ DEL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN
Cruz Santa, sálvanos.
Cruz digna, defiéndenos.
Cruz en la que murió nuestro Señor Jesucristo,
ampáranos.
En
este madero Santo, Jesucristo vida nuestra, alcanzó de tu Padre Eterno, la
salvación del género humano y por esa cruz triunfó de las acechanzas del
demonio y de la carne. La Cruz del apostolado será siempre nuestra defensora,
en donde encontraremos la expiación de nuestras culpas, y abrazada de ella con
una verdadera contrición, nos volverá a la gracia y nos llevará a gozar de la
vida eterna. Invoquémosla con todo el corazón y por la mediación de Felipe de
Jesús iremos a gozar de la gloria eterna. Amén.
Un
credo a la Santa Cruz.
Con fe de todo un cristiano
Miraste brillar la luz
Y en ese mar proceloso
Se te apareció la Cruz
Ese símbolo sagrado
El martirio te anunció
Como soldado de Cristo
Tu vida diste por Dios.
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