JUEVES CONSAGRADO AL PATRIARCA SAN FELIPE NERI
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío amabilísimo, por ser Vos quien sois, digno de ser amado sobre codas las cosas: me pesa, Señor, de haberos ofendido, propongo firmemente la enmienda de mi vida, y espero de vuestra infinita bondad, que me daréis la gracia necesaria para emprenderla, y continuar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.
DEPRECACIÓN
Glorioso Padre y Patriarca San Felipe Neri, Apóstol de Roma, modelo de perfección, espejo de santidad, luz clarísima de la Iglesia; por aquel fervorosísimo celo, ardiente llama dé caridad con que a mayor gloria de Dios y bien de las Almas, empleasteis todo el tiempo de vuestra laboriosa vida en procurar el provecho espiritual y temporal del prójimo, os suplico humildemente, que desde esté instante hasta el último de mi vida me dispenséis vuestra poderosa protección, para que por ella alcance yo la rectitud de mis pasos en el camino de la virtud: la reforma de mis costumbres, pureza de Conciencia, enfrenamiento de mis desordenadas inclinaciones, el perdón de mis pecados, que arrepentido detesto con todo mi corazón: los auxilios necesarios para mi sucesiva universal enmienda; y también la particular gracia, que por vuestra mediación solicito en este día, si ha de ser para honra del Señor, y utilidad de mi Alma. Amén.
Se solicita la gracia que se desea alcanzar, y luego se dice lo siguiente:
PRECES
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios
Padre Celestial
Dios
Hijo, Redentor del mundo
Dios
Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Santa
María R/: ruega por nosotros.
Santa
Madre de Dios
Santa
Virgen de las vírgenes
San
Felipe
Vaso
del Espíritu Santo
Hijo
de María
Apóstol
de Roma
Consejero
de los Papas
Voz
de la profecía
Hombre
de los tiempos antiguos
Santo
amable
Héroe
del retiro
Padre
suavísimo
Flor
de pureza
Mártir
de caridad
Corazón
flamígero
Discernidor
de espíritus
Gema
de los sacerdotes
Espejo
de la vida divina
Modelo
de simplicidad
Ejemplo
de sencillez
Luz
de santa alegría
Imagen
de la infancia
Retrato
de la ancianidad
Director
de almas
Pescador
de los vacilantes
Guía
de la juventud
Patrón
de tu propiedad,
Anfitrión
de los Ingleses
Tú
que observaste la castidad en tu juventud
Tú
que buscaste a Roma por divino consejo
Tú
que por largo tiempo te escondiste en las Catacumbas
Tú
que recibiste al Espíritu Santo en tu corazón
Tú
que experimentaste tan admirables éxtasis
Tú
que tan amablemente serviste a los pequeños
Tú
que lavaste los pies de los peregrinos
Tú
que tuviste sed de martirio
Tú
que distribuiste diariamente la palabra de Dios
Tú
que volviste tantos corazones a Dios
Tú
que conversabas tan dulcemente con María
Tú
que resucitaste a los muertos
Tú que estableciste tus casas en toda región
Cordero
de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo, escúchanos.
L/: Ruega por nosotros, San Felipe.
R/: Para que seamos dignos
de las promesas de Cristo.
ORACIÓN: Oh Dios, que elevaste a tu Confesor el bienaventurado San Felipe a la gloria de tus santos, concédenos propicio, que cuantos nos alegramos por su conmemoración, aprovechemos el ejemplo de sus virtudes. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
RESPONSORIO
Si buscas prodigios, luego
Los tendrás, si estando en gracia
Tu devoción y eficacia,
Dirige a Felipe el ruego.
R/: El nuestras dolencias sana,
Del mar, y viento el rigor,
Mitiga, y es protector
De la religión cristiana.
Cuidados, y adversidades
De los ánimos serena,
El fuego aplaca, y enfrenta
Granizos y tempestades.
Reprime los terremotos
Los energúmenos cura;
Y en la pobreza procura
Socorrer a sus devotos.
Su intercesión cada día
Restituye vida al muerto,
Y es el camino más cierto,
Para el favor de María.
Oh gran Felipe, consuelo
Y esperanza de salud,
Oh espejo de la virtud,
Solicítanos el Cielo.
A Dios Trino y Uno en tanto
Sea el honor y por memoria
De tus Prodigios y gloria
Danos tu auxilio, gran Santo. Amén.
GOZOS
Felipe, si es tu blasón
Que el Cielo de almas se llene,
Pedid lo que más conviene
Para nuestra salvación.
Fénix del amor divino
Que en sacro fuego abrasado
Os advertís transformado
En Serafín peregrino:
Como que Dios os previno
Para su grata mansión.
Vuestro cuerpo virginal
Un templo a Dios le prepara,
Donde el corazón es el ara,
Y el pecho el arco triunfal:
El rito el más celestial
Y todo vos la oblación.
Elevado entre esplendores
Cuando la Misa decíais,
Siempre al encuentro salíais
Al Dios de vuestros amores:
De aquí los grandes temores
Y sacra palpitación.
Al que se os lamenta helado,
De su amor mal satisfecho,
Aplicado a vuestro pecho
Lo despedís abrasado.
¡Oh contacto que has formado
Tanta santificación!
De Roma Apóstol glorioso,
Que aspirando a su reforma,
Os hacéis espejo y norma
De su Clero numeroso,
Y así lograsteis dichoso
Tan divina pretensión.
Al Orbe tenéis atento
Viendo en vos tan familiares
Los milagros a millares,
Las profecías sin cuento.
Para el triste sois contento,
Para el pobre protección.
Por la Palma suspiráis,
Y ya que no se os permite,
Ofrecéis como en desquite
La penitencia que usáis:
Y tanta sangre arrojáis
Cuanta os vertiera el Japón.
Venera tanta virtud
El mar y se consolida,
Los muertos recobran vida,
Los moribundos salud:
Su regla la juventud,
La ancianidad perfección.
Vuestra voz llave del Cielo,
Terror fue para el abismo,
Que atropellado en sí mismo
Huye de aceptar el duelo:
Y en eterno desconsuelo
Publica su confusión.
Por caridad noche y día
Tenéis las puertas patentes
Para cuantos penitentes
Vienen a vos a porfía:
Pues para maestro y guía
Lográis particular don.
Morador feliz del Cielo,
Que mantenéis soledad
Entre la publicidad,
Que os pide audiencia y consuelo,
Formado para modelo
De la mental Oración
Llevando a un pobre el sustento
En noche muy tenebrosa,
En una profunda fosa
Caéis con golpe violento:
Mas un Ángel al momento
Os extrajo sin lesión.
En parto el más arriesgado,
Terremoto o tempestad,
Quien os clama con verdad
Halla en vos un abogado
Que piadoso, de contado,
Empeña su intercesión.
Vuestra angélica pureza
Azucena fue fragante,
Que a la Iglesia militante
Por sus dotes embelesa:
Pues discernís con destreza
El candor y la infección.
Nobleza condecorada,
Hacienda, Mitras, Capelos,
Como amante de los Cielos,
Son para vos polvo y nada:
Conociendo a una mirada
Los que les tienen pasión.
Enfermo de amor un día,
Por premiar vuestro cariño,
Os dio su divino Niño
La misma Virgen María.
Los favores que os haría
No admiten explicación.
Tomáis con amor filial
De Jesús la lección propia,
Y vino a salir la copia,
Conforme al original:
Dulce, inocente, jovial,
Y humilde de corazón.
ANTÍFONA: Este
es el que obró grandes virtudes ante Dios, y repleto su corazón con la llama
celestial alabó al Señor: que interceda por los pecados de todas las gentes, y
nos proteja de todo peligro de alma y cuerpo.
L/: Ruega por
nosotros, Santo Padre Felipe.
R/: Para que, ardiendo en amor divino, seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN:
Oh Dios, que admirablemente dilataste el corazón de tu confesor el
bienaventurado San Felipe, movido agitadamente en el amor divino, fracturando
las costillas, te suplicamos por su intercesión que crees en nosotros un
corazón puro, y renueves un espíritu recto en nuestras entrañas, para que, con
temor y temblor de la magnitud de tu brazo, y amándote con perfecta caridad,
merezcamos ser libres de las conmociones de la tierra y de toda adversidad. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Se rezan cinco Padres Nuestros, Aves María y Glorias
DEPRECACIÓN
Amabilísimo
Protector mío San Felipe Neri, que, penetrado siempre de la Caridad más
intensa, fuisteis durante vuestra admirable Vida, intercesor poderoso en favor de
los pecadores: director infatigable de las Almas: consuelo universal de los
afligidos: recurro de los necesitados, y promotor del santo ejercicio de
Oración. Yo, Santo mío, os elijo desde este día por mi especial, y perpetuo
Abogado: pongo en vuestras manos todas mis necesidades espirituales, y
temporales, y principalmente la que en la hora, y articulo de mi muerte tendré
de un apoyo eficaz para resistir valerosamente las tentaciones, y asechanzas
con q te mis enemigos procurarán asaltarme en el último y decisivo combate: y
pues tantas veces experimentaron los moribundos el gran valor de vuestra asistencia
en aquel apurado trance: de ahora para entonces imploro vuestro socorro: y para
no desmerecerle, os ruego me alcancéis los auxilios necesarios para santificar
el resto de mi vida y también el particular favor a que aspiro en este
ejercicio, si es del agrado de mi Dios, y Señor, y conviene al provecho de mi
Alma. Amén.
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