DÍA ANGÉLICO
DÍA VEINTE Y NUEVE DE CADA MES AL GLORIOSÍSIMO PRÍNCIPE SAN MIGUEL ARCÁNGEL
PARA IMPLORAR EL PATROCINIO Y FAVOR DEL SANTÍSIMO ARCÁNGEL, Y DE LOS NUEVE COROS ANGÉLICOS.
Compuesto por el P. francisco Javier Lazcano, de la Compañía de Jesús
México. 1803
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Altísimo y Supremo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Uno en esencia y Trino en persona, a cuya Majestad inefable reconozco, adoro y reverencio con el más humilde y afectuoso rendimiento, dando a vuestra excelsa soberanía, fervorosísimas gracias, por los infinitos beneficios con que ensalzó vuestra divina mano a las tres Angélicas Jerarquías, limpísimos espejos, que representan vuestro inmenso poder, sabiduría y amor, especialmente por haber levantado al Arcángel Miguel a tan suprema dignidad, que sea general entre los Ángeles, y Vicario de la Santísima Trinidad: Yo te suplico, Omnipotente y Eterno Dios, que me hagáis digno de vuestra gracia. Por Jesucristo, el cual alaban los Ángeles, adoran las Dominaciones, respetan las Potestades y las racionales Virtudes del Cielos de los Cielos, en compañía de los bienaventurados Serafines, celebran con triunfantes júbilos, para que, en la dichosísima compañía de estos elevados espíritus, cante por la eternidad a vuestra mayor honra y gloria: Santo, Santo, Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Aquí se rezan tres Credos, con Gloria Patri, en honra de la Santísima Trinidad.
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Inmaculada
Virgen, Gloriosísima María, Madre del Unigénito del Padre, Cristo Jesús, que
por tu incomparable dignidad, aventajas en gracia y gloria a todos los
Espíritus Angélicos, y te coronas jurada Reina de los Ángeles todos, yo me
congratulo de esta tu sin igual exaltación, yo te doy parabienes, ofreciéndote
los gustosísimos obsequios, con que el Arcángel San Miguel, el hermosísimo San
Gabriel, y los nueve coros de los Soberanos Espíritus te sirven, alaban,
ensalzan y estiman por la mayor corona al dedicarse a tus plantas. Yo te
suplico Misericordiosísima María, que me concedas el singularísimo patrocinio
del Arcángel San Miguel en lo temporal, y en lo eterno, en la vida y en la
muerte, en el tiempo y la eternidad, para que, por medio de los santos ángeles,
alabe a tu Unigénito Hijo, al Padre y al Espíritu Santo, por los siglos de los
siglos. Amén.
Aquí se rezan nueve Aves Marías a honor de los nueve coros de los Ángeles, y al terminar, el Gloria al Padre y luego esta, que se variara en cada mes:
VEINTINUEVE DE ENERO
ORACIÓN
Gloriosísimo
San Miguel Arcángel, Soberano Príncipe y Emperador de los Ángeles, que te
levantas superior al elevado coro de las Dominaciones: postrado ante tu
presencia, te suplico con la más profunda humildad, que nos sujetes a estos
excelentísimos espíritus, para que dominen en mi persona, en esta casa, todas
mis acciones, favoreciéndome como esclavo de Jesucristo, para que se cumpla en
mí, todo y por todo, la voluntad de Dios en el tiempo y la eternidad. Amén.
Aquí
se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria, y se pide lo que se desea
alcanzar.
ALABADO
Alabemos para siempre
Al Glorioso San Miguel,
Porque es espejo de Dios,
Muy parecido a su Ser.
Es maravilloso en todo,
Especialmente en poder
Porque Dios Omnipotente,
En poder, premió su fé.
Bien merecido, por cierto,
Por ser un ministro fiel,
Que arrojó a los infiernos
A el más soberbio e infiel.
Válganos pues la clemencia
Y válganos el poder,
En la vida y en la muerte,
De este hermoso Rosicler.
Bello pensil del Empíreo
Y matizado clavel,
Estrella la más fulgente
Sol hermoso como ves.
Amén Jesús y María,
Amén Glorioso Miguel,
Amén Príncipe Supremo,
Amén siervo humilde y fiel.
ANTÍFONA: ¡Oh glorioso príncipe, arcángel San Miguel, que os acordáis de nosotros aquí y en todo lugar, rezad siempre al Hijo de Dios por nosotros! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
L/: A los ojos de los ángeles cantaré a
Ti, oh Dios.
R/: Y adoración hacia tu Santo Templo y confesaré Tu nombre.
ORACIÓN: Omnipotente y Eterno Dios, que por tu sola clemencia, y para salud de los hombres, admirablemente has señalado al Glorioso Arcángel San Miguel, concédenos que por su ayuda saludable, seamos amparados y defendidos eficacísimamente de todos nuestros enemigos y contrarios, y libres en la hora de nuestra muerte, y presentados ante tu Divino Acatamiento y Majestad, en gracia de tu Santísimo Hijo Jesucristo nuestro Señor y Dios, que contigo y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
DEPRECACIÓN
¡Oh Soberano Arcángel! ¡Oh excelentísimo Príncipe de la Corte Celestial! ¿Quién no podría ser vuestro devoto, pagando así a vuestros devotos? ¿Quién no os servirá con mucho cuidado si de esta manera pagáis los servicios que os hacen? Mas para que yo os ame, basta saber el amor que me tenéis y al cual no puedo corresponder con igual amor. Para que os sirva no es necesario prometerme nuevos favores, con los ya otorgados me tenéis más que obligado de lo que podré jamás pagar ni reconocer. Pero ya que no puedo con obras responder a tantas mercedes, recibid palabras y afectos. Gracias os doy excelso y sublime Espíritu, porque defendisteis la Honra y la Gloria de mi Señor Jesucristo y por todos los servicios que en toda la vida le hicisteis a Él y a su Santísima Madre. Gracias os doy por el ángel que habéis destinado a mi guarda y por los otros servicios generales y particulares que por vos mismo o por medio de vuestros ángeles me habéis otorgado, los cuales no conozco bastantemente en esta vida, ni los puedo dignamente agradecer y por ello pido y suplico al ángel de mi guarda, que en mi nombre os lo agradezca y también lo que habéis hecho a la humanidad y a la Santa Iglesia, de la cual soy miembro. Me alegro de todos los privilegios, gracias, prerrogativas, dignidades y dones naturales y sobrenaturales con que el Señor os ha honrado y enriquecido y doy al Señor eternas gracias por ello, porque así os quiero exaltaros. Defendedme oh valerosísimo Capitán de los Ejércitos de Dios, enviad en mi socorro a vuestros soldados para que me defiendan de los demonios y no me rinda a sus combates y tentaciones. Mandad a vuestros ángeles que me guíen para que no ande errado y que me alumbren para que no ande ciego y que pongan sus manos para que no tropiecen mis pies en el camino peligroso de la vida. Asistidme con vuestros ángeles en el momento de mi muerte y alcanzadme del Señor contrición verdadera de mis culpas, para que, presentada mi alma ante vuestro tribunal, merezca ser presentada por vuestras manos ante el Tribunal de la Santísima Trinidad y entrar en la posesión de la Gloria donde alabe al Señor para siempre y os dé eternas gracias de haber conseguido con vuestra intercesión la bienaventuranza. Amén.
DÍA ÚLTIMO DE FEBRERO
ORACIÓN
Excelentísimo Arcángel, Coronado Príncipe del Empíreo, Santísimo Miguel, en cuyo espíritu descansa como en Trono de tu inefable gloria la Santísima Trinidad, y te levantas superior al sagrado coro de los Angélicos Tronos: humildemente postrado de tu adorable presencia, te suplico con el mayor afecto, que encomiendes a los celestiales Tronos la felicidad de esta casa, para que solo reine en ella el temor de Dios y descanse el Espíritu Santo, como en trono y Tálamo de sus amores en los corazones que le habitan, para que por medio de esos benignísimos espíritus, triunfen después de esta vida delante del Trono del Cordero por la interminable eternidad de la Gloria. Amén.
VEINTINUEVE DE MARZO
ORACIÓN
Portentosísimo Arcángel, lleno de la Divina Sabiduría y Doctor de los Ángeles, que iluminando al Sapientísimo Coro de los Querubines, confundiste los errores de Lucifer y sus secuaces: postrado humildemente a tus plantas, te suplico con el más puro deseo, el que por tu medio sea enseñada por los Ángeles de este sapientísimo coro en la ciencia de los Santos, para que en esta tu casa, se cierren los oídos a los falsos dogmas del demonio y el mundo, y no sepan sus individuos otra facultad, ni lean otro libro, que el de Jesucristo, nuestra vida crucificado, y con el magisterio de tan eminentes doctores, consigan la clara vista de la eterna sabiduría, en que consiste la Bienaventuranza de la Gloria. Amén.
VEINTINUEVE DE ABRIL
ORACIÓN
Nobilísimo y fidelísimo Arcángel, Deífico San Miguel, que amaste desde el primer instante de tu creación, con tan finísimos ardores al Padre de las hermosuras, Dios, que aventajaste en el amor a los mas amantes Serafines, abrasándolos con tu ejemplo, en fogosísimos incendios de caridad y amor Divino: humillado a tu vista, te suplico millares de veces, con el afecto más fervoroso, que arda toda esta casa en ardientes llamas de caridad cristiana, y en cada una de las que la habitan, encienda en su pecho un volcán del amor purísimo de su Dios, y que por la intercesión de estos inflamados espíritus, crezcan sin medida en el amor de Dios, gozando después de esta mortal vida, del amor más limpio en la posesión de la Gloria. Amén.
VEINTINUEVE DE MAYO
ORACIÓN
Príncipe Milagrosísimo, obrador de portentos, admirable Arcángel San Miguel, que gobiernas el maravilloso coro de la angélicas Virtudes, obradoras de insignes maravillas: arrodillado ante tu presencia, imploro tu poderosísimo patrocinio, para que las angélicas Virtudes, hagan los mayores milagros en esta casa, que son las transformaciones espirituales, para que todos y cada uno de los que la habitan, experimenten los más privilegiados favores de las celestiales virtudes, y que por su intercesión consigan de la benignidad misericordiosa de Dios, la gracia máxima que es la predestinación de la gloria. Amén.
VEINTINUEVE DE JUNIO
ORACIÓN
Invicto General de los Ejércitos de Dios, terrible a los demonios, fortísimo Arcángel San Miguel, que infundiste valor al soberano coro de las Angélicas Potestades, para que peleasen contra los ángeles rebeldes, hasta precipitarlos al abismo: humillado delante de tu acatamiento, te suplico confiado, el que jamás dejes entrar en esta casa, demonios, duendes, fantasmas, ni permitas espantos, para que todos los habitantes sirvan debajo de tu sombra, con quietud y sosiego a su Dios, dándose por seguros de que aquel celestial coro de las Angélicas Potestades, ahuyentarán a los demonios en vida, y en la hora de su muerte, para que sin miedo, entreguen el alma en manos de su Creador, glorificando sus misericordias por la infinita duración de la Gloria. Amén.
VEINTINUEVE DE JULIO
ORACIÓN
Clementísimo y dulcísimo Arcángel San Miguel, que te aventajas al Sagrado Coro de los Angélicos Principados en la vigilancia, solicitud y disposición sobre el humano linaje, salud y felicidad de los hombres, y especialísimamente te desvelas sobre el gobierno de la Santa Iglesia Católica Romana: arrojado delante de tu Trono, te ofrezco mi vida, alma, honra y cuanto tengo y poseo, todo lo que deseo y espero, y todo el gobierno de esta casa, para que todas y cada una de las personas que la habitan, gocen de la salud en el cuerpo de fortuna en sus justos deseos, de consecución en sus pretensiones, arreglado todo a la voluntad de Dios, y que por el auxilio del celestial coro de los angélicos Principados, alcancen el fin último para que fueron criadas, que es la Gloria. Amén.
VEINTINUEVE DE AGOSTO
ORACIÓN
Gloriosísimo y Admirable Arcángel, dichosísimo San Miguel, Padre de los Ángeles, nombre que te dan los Doctores, Presidente y Apóstol de la República Celestial, Gobernador del Empíreo y Emperador del Coro de los Ángeles: arrodillado a tus ojos, te suplico, confiado en el favor de estos beneficentísimos espíritus, y que gocen de su universal protección en los habitantes de esta casa, para que, imitando todas y cada una de las virtudes y excelencias de estos soberanos Príncipes, viva una vida de Ángeles, cumpliendo la voluntad de Dios en la tierra, para hacerla por toda la eternidad en la Gloria. Amén.
VEINTINUEVE DE SEPTIEMBRE
ORACIÓN
Santísimo y admirable espejo de la Santidad de Dios, bienaventurado San Miguel, Príncipe de los Arcángeles y compañero de los portentosos Señores Gabriel y Rafael: postrado delante de tu grandeza, imploro el poderosísimo patrocinio de estos grandes del Empíreo, para que en esta tu casa, ejerciten heroicísimos actos de toda virtud, a mayor honra y gloria de la Santísima Trinidad, y para que todas y cada de las personas que en ella vivieren y crezcan en innumerables grados de gracia, y consigan por el eficacísimo patrocinio de estos excelcísimos Príncipes, un aventajado lugar en las delicias de la Gloria. Amén.
VEINTINUEVE DE OCTUBRE
ORACIÓN
Dichosísimo Príncipe y Vicario de la Santísima Trinidad, ínclito Arcángel San Miguel, que asiste con fervorosa vigilancia a tu Señor y mío, Cristo Jesús, Hijo del Eterno Padre, y de la Inmaculada María Señora nuestra, destinado a su servicio millares de Ángeles, para que adorasen y glorificasen al humano verbo: sumergido en lo profundo de mi nada, solicito de tu grande benignidad, el amparo de los dichoso Ángeles, que asisten a Jesús nuestra vida en el mundo, para que florezca en esta casa, un amor fervorosísimo para con Jesucristo, nuestro Señor, devota frecuencia de el Pan de los Ángeles en su cuerpo sacramentado, suma reverencia en el Santo Sacrificio de la Misa, entrañable afecto a la humildad, extraordinaria caridad fraterna, aborrecimiento de la ociosidad y desprecio de todo lo mundano, para que todos y cada uno sean vivo ejemplo de su esposo Jesús, logren por medio de su preciosísima Sangre, las suspiradas bodas de la Gloria. Amén.
VEINTINUEVE DE NOVIEMBRE
ORACIÓN
Dulcísimo Príncipe, excelente sobre todos los Ángeles, adorable San Miguel, que resplandeces en el mas inexplicable amor para con la Inmaculada Virgen María, Madre de Jesús, Señora tuya y nuestra, y no solo te dedicaste a todos sus obsequios, sino que, también le destinaste legiones de Ángeles para su consuelo y custodia, abatida a tus plantas encarecidamente te ruego, en esta tu casa, domine una devoción sin igual a María, Señora nuestra, especialmente en su Purísima Concepción, a quien se el dedica el Rosario, celebran sus festividades, que se le ayune en los sábados y que el único imán de los corazones de todos y cada uno de los habitantes de esta casa, sea el dulcísimo Nombre de María, miel en los labios, luz en el entendimiento, fuego en el pecho, gracia en la muerte y corona en la gloria. Amén.
VEINTINUEVE DE DICIEMBRE
ORACIÓN
Incomparable
Espíritu, digno de eternos elogios, protector nuestro, San Miguel Arcángel,
amantísimo del género humano, un tanto extremo, que señalas un ángel de la
guarda para cada uno de los hombres, Reinos, Provincias y Ciudades, sumamente
agradecido a tan inexplicable favor, imploro tu protección, para que en esta
casa asistan gozosamente los Santos Ángeles, que nos guardan, y que no se haga
cosa indigna de su angelical pureza, y que todos y cada uno de sus habitantes,
piensen, hablen y obren como quienes están en presencia de tan excelentes
espíritus, y que sean continuos los sufragios por las benditas Almas del Purgatorio,
y las oraciones por la conversión de los pecadores, herejes e infieles, para
que, por la poderosa intercesión de estos Sacratísimos Príncipes, que nos
acompañan en la tierra, reinemos dándoles inmortales gracias por sus beneficios
con ellos mismos en la Gloria. Amén.
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