VISITA A SAN ANTONIO DE PADUA
Puesto delante de una imagen del santo, y hecho un acto de contricción verdadera, dirás lo siguiente:
ORACIÓN
Gloriosísimo y poderoso San Antonio de Padua, vengo a visitarte, venerando esta tu santa imagen, vengo a decirte que te amo, como el amigo más querido y como el protector mas excelente que me ha dado el cielo. Yo sé que escuchas con gusto mis quejas, recoges mis suspiros, enjugas mis lágrimas y socorres con largueza todas mis necesidades, por eso vengo al pie de tus altares con frecuencia a referirte mis necesidades y recibir tus consuelos y tus gracias, necesito decirte que te amo con el tierno cariño del hijo agradecido, y que de aquí en adelante nada podrá negarte mi cariño, así como tu nada me niegas de cuanto necesito siempre que te lo pido con la oración del corazón humilde. Hoy también amargado y afligido, y he venido a saludarte y pedirte nuevos favores, pues me aflige otra necesidad. Te ruego que por el amor del Niño Dios que lograste tener en tus brazos y estrechar en tu pecho, escuches compasivo mis quejas y remedies con largueza mi necesidad. Yo te ofrezco evitar las ocasiones del pecado y no ofender más a este Dios bueno, que tantas gracias te concede para tus devotos. Yo procuraré observar los mandamientos de Dios, y puesto que tu aborreces el pecado, yo te ofrezco también aborrecerlo y trabajar desde hoy por conseguir la enmienda de mi vida para ser bendecido por Dios aquí en la tierra y premiado con gloria allá en el cielo. Amén.
Se
pide la gracia que se desea conseguir, y luego se rezan tres padres nuestros,
aves María y Glorias y la siguiente:
ORACIÓN
Oh
glorioso San Antonio, lirio suave y cándido de virginidad, perla preciosa de
pobreza, columna de la Iglesia, predicador de la gracia, azote de los vicios,
plantel de virtudes, martillo de los herejes, antorcha luminosa de España,
nueva luz de Italia, astro refulgente de Padua, luz de la fé católica y
taumaturgo evangélico, Vos Santo bendito, merecisteis estrechar en vuestros
brazos al Hijo del Altísimo, el Niño Jesús, vos, con vuestra ardiente palabra
encendisteis en las tenebrosas almas de los pecadores la llama de la caridad y
del amor divino. En atención a tantos méritos y tantas virtudes, yo miserable
pecador, os ruego humildemente que me recibáis bajo vuestra protección y me
alcancéis un verdadero dolor de mis pecados, el conocimiento de mi mismo, el
don de lágrimas y el ejercicio de la Santa oración y contemplación, Antonio
glorioso, ya que sois llama ardiente del divino amor, encended mi corazón tibio
y frío en el fuego de la caridad divina, para despreciarme a mi mismo, y
adelantar de día en día en la perfección y en las virtudes, a fin de que
viviendo santamente, muera con la muerte de los justos, y merezca por vuestros
méritos e intercesión, llegue a unirme con los santos en la gloria. Amén.
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