DIARIO GUADALUPANO
O
DEVOTAS SALUTACIONES A MARÍA SANTÍSIMA DE
GUADALUPE
PARA TODOS LOS DÍAS
Compuesto por el presbítero D. Luis
Becerra Tanco
México, 1866
ACTO DE
¡María
Santísima de Guadalupe! ¿para cuando son esas entrañas de Madre compasiva, sino
para cuando te busca un alma que, arrepentida de haber ofendido a tu Santísimo
Hijo, busca en ti el remedio de sus necesidades? Acuérdate, benignísima Señora,
de aquellas dulces palabras con que hablaste al venturoso Juan Diego: Hijo, le
dijiste, búscame en este puesto… pues aquí tienes a un hijo tuyo, que, aunque
indigno de tal nombre, lo es por tu elección, yo soy el que vengo a buscar tu
amparo, y que ¿ha de ser tal mi desgracia, que te hagas sorda a mis clamores? No,
Señora, registra mi corazón y veras cuanto le pesa haber ofendido a tu
Santísimo Hijo, y de haberle desagradado, y pues mi única esperanza, después de
Jesús, ere tú, amorosísima Madre mía, te suplico me alcances de la Santísima
Trinidad el perdón de mis muchas culpas, y la gracia de una muerte. Amén.
JACULATORIA
Mi corazón en amarte
Eternamente se ocupe,
Y mi lengua en alabarte
Madre mía de Guadalupe.
Se rezan tres Aves Marías
OFRECIMIENTO
Si, eres tú la más amada
Reina de alta Majestad
Pues la Augusta Trinidad
Te escogió por su morada.
Oh templo el más adornado
De gracias y de hermosura,
Mas que ninguna criatura
Tu Dios te ha privilegiado.
A los ángeles encanta,
Belleza tan singular
Y así dice sin cesar
Que eres Santa, Santa, Santa.
Dame tu gracia Señora, y haz que con ella me salve y con pureza te diga:
Dios
te salve, Reina y Madre…
JACULATORIA
Virgen Madre de la Gracia,
De misericordia fuente
Socórreme en esta vida
Y recíbeme en la muerte.
Tres credos a la Santísima Trinidad, pidiendo una buena muerte, y los males que ha de librar, de la siguiente forma:
A DIOS PADRE
Creo en Dios Padre…
Suplicóte
Dios Padre, me libres de muerte súbita y desapercibida, y de pecado mortal: haz
que sea auxiliado con los santos sacramentos y buena disposición.
A DIOS HIJO
Creo en Dios Padre…
Suplícote
Dios Hijo, Criador y Redentor mío, que, pues eres mi juez, ordenes mi vida de
manera que te dé buena cuenta, cuando me la pidas.
A DIOS ESPÍRITU SANTO
Creo en Dios Padre…
Suplícote Dios Espíritu Santo, me des gracia santificante hasta la hora de la muerte, y me libres de las penas del infierno. Amén.
Dios Padre, yo te ofrezco mis pensamientos buenos: haz que todos lo sean. Dios Hijo, yo te ofrezco mis palabras buenas: haz que todas lo sean. Dios Espíritu Santo, yo te ofrezco mis obras buenas: haz que todas lo sean. Bendita y alabada sea la Santísima Trinidad que crió a María Santísima para tanto bien y remedio nuestro. Amén.
ORECIMIENTO
Altísima
Trinidad, Dios y Señor: conozco que nada soy, que nada tengo, ni me es posible,
solo lo que tu Divina Majestad me ha dado y quiera concederme. De todo te doy infinitas gracias y alabanzas,
y me ofrezco todo tuyo y por tu esclavo, ahora y siempre, protestando estar a
tu voluntad santísima en esta vida, hasta ir a cantar tus misericordias en la
gloria. Amén.
Pues en Guadalupe se halla
Remedio en las aflicciones,
Líbranos, ¡Oh dulce Madre!
De pestes, guerra y temblores.
ORACIÓN
Madre
Santísima de Guadalupe ¿Qué fuera de nosotros Reina hermosísima, si en medio de
las penas que padecemos en este valle de lágrimas, cercados de aflicciones y
rodeados de enemigos, que pretenden destruirnos, no tuviéramos la firme
certidumbre de que has venido a este suelo para volver a nosotros tus piadosos
ojos? Por tanto, Madre nuestra, sola tu eres la estrella que nos conduce para
el puerto seguro de la bienaventuranza, sola tu eres el norte que nos guía a alabar
a la infinita bondad de nuestro Dios, y así, amorosísima Madre, ruégale a la
Santísima Trinidad por nosotros, para que nos conceda ir a bendecir al cielo,
en que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Madre virgen de Dios Hombre
Dale oídos a mi oración,
Por tu sacra aparición
Y tú sagrado nombre.
Dios
te salve María Santísima de Guadalupe, Hija de Dios Padre, llena eres de gracia…
María en gracia concebida
Mujer sobre todas pura
Milagrosa criatura,
Mar de gracias sin medida,
Por la luz esclarecida
De aquel dichoso momento
Hasta mi entendimiento,
Con luz tan pura de fé
Que siempre en Dios solo esté,
Fijo mi conocimiento.
Dios
te salve María Santísima de Guadalupe, Madre de Dios Hijo, llena eres de gracia…
Alba que al cielo amaneces
Aurora que al mundo naces,
Ave que anuncia las paces,
Arco que al mundo aparece,
Desde el templo le ofreces
El seguro a mi esperanza,
Pues tu gran poder alcanza
De Dios todo cuanto quiere,
Para cuando yo pidiere
Tengo en abierta libranza.
Dios
te salve María Santísima de Guadalupe, Esposa de Dios Espíritu Santo, llena
eres de gracia…
¿A quién podré con razón
Mis afectos ofrecer,
Mis cariños, mi querer,
Mi vida y mi corazón?
A quien pido protección
En lo que más interesa?
¿a quién mi lengua confiesa
Objeto de mis anhelos?
A ti, Reina de los cielos,
A ti, celestial Princesa.
Dios
te salve María Santísima de Guadalupe, Templo y Sagrario de la Santísima
Trinidad, Virgen concebida en gracia, sin la culpa original. Amén.
L/: En tu Concepción ¡Oh Virgen María! Fuiste
Inmaculada
R/: Ruega por nosotros al
Padre, cuyo Hijo diste a luz.
Aurora del cielo,
Estrella del Mar
Líbranos Señora,
De la culpa mortal.
¡Oh Trinidad Beatísima, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero! Yo criatura tuya, te adoro y amor con todo mi corazón, te presento y ofrezco humildemente estas tres Aves Marías para honor, alabanza y gloria tuya, y hacimiento de gracias, porque criaste a María Santísima, y porque la escogiste para Madre del Verbo, y para esto la preservaste del pecado original, la adornaste de gracia, de virtudes y dones sobre toda criatura, por ella Señor, por el consentimiento que dio para la Encarnación del Divino Verbo en sus purísimas entrañas, por las gotas de sangre que estiló su amantísimo corazón para la formación del Santísimo Cuerpo de Cristo, por la leche de sus pechos con que le crió y alimentó, por el amor ardientísimo con que hizo todo esto, y por la voluntad con que le ofreció a la pasión y muerte para redimir al mundo, por la compañía que le hizo en ella, por los dolores que sintió viéndole padecer, y finalmente, por los servicios que le hizo en toda su vida, y por la voluntad con que por último quiso morir, por conformarse con su Santísimo Hijo, y por imitarle, por el agrado que te dio en esto, te pido Señor, tengas misericordia de mí, y no me condenes al infierno como lo merezco por mis culpas, sino que me valga tu misericordia, y la preciosísima Sangre de nuestro Redentor Jesucristo y sus infinitos méritos, y por ellos me des un verdadero dolor de mis pecados en vida, y en la muerte el perdón de ellos y la salvación de mi alma, para que en tu gloria eternamente te ame, te goce y alabe tus misericordias. Amén.
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