DÍA VIII.
Santísimo
Patriarca San Ignacio: Confuso quede ayer considerando los danos que hacen a mi
alma los pecados veniales: mas hoy estoy pasmado al pensar en las penas intolerables
que me quedan que padecer por ellos después de mi muerte en el purgatorio, para
dar satisfacción a la divina justicia. Si ahora no puedo sufrir el tener un
dedo sobre el fuego por pocos instantes, como podre después estar sumergido en
el del purgatorio por el largo espacio de días, meses, ¿y tal vez años? Santo
Padre mío: yo sé el cuidado y deseo que tenéis de sacar de aquella terrible
cárcel las almas de vuestros devotos. Acordaos de mi cuando después de muerto,
como espero, en gracia de Dios, me halle encerrado en aquel calabozo de fuego.
Mas ¡ay de mí! ¿Como mereceré ser favorecido entonces de vuestra ardentísima
caridad, si hasta aquí he sido tan descuidado, y tan poco devoto de las
benditas animas del purgatorio, no cuidando de socorrerlas con frecuentes
sufragios? Vos, que todo fuisteis caridad, establecisteis, que, en Azpeitia,
vuestra patria, se hiciese todos los días señal con una campanilla, para que
los vivos se acordasen de socorrer con sus oraciones a los difuntos:
trabajasteis en alcanzar del Sumo Pontífice, que todos vuestros hijos tuviesen
el privilegio de sacar en cada Misa una alma de aquellas penas, y proveísteis al
grande San Francisco Javier en las Indias de muchas indulgencias, que se pudiesen
aplicar en beneficio de los difuntos. ¿Y qué he hecho yo por esas pobres almas?
Pero que mucho que yo no haya usado de caridad con los muertos, si tampoco la lie
tenido con los vivos, ¿ni aun conmigo mismo? Pudiera yo haberme proveído de muchas
indulgencias, y las he despreciado; pudiera haberme confesado con más exactitud
de mis culpas leves, y vivir con más cuidado de no añadir otras nuevas, y no lo
he hecho. Mas reconozco mis yerros, y propongo empezar desde ahora a vivir con
más cuidado, y de satisfacer en vida con la penitencia las deudas que debiera
pagar después de mi muerte en el purgatorio.
Padre
nuestro, Ave María, Gloria.
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